UN BOMBARDERO DE LA RAF DERRIBADO.

Organización y despliegue de las fuerzas aéreas. Aviones de combate

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Kurt_Steiner
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UN BOMBARDERO DE LA RAF DERRIBADO.

Mensaje por Kurt_Steiner » Mar Feb 21, 2006 2:09 am

Este artículo, escrito por el capitán Albert Price, que fue instructor en el mando de bombarderos de la RAF, lo leí cuando aún era un crío, y me impresionó por lo poco que significa el derribo de un avión en el contexto de la guerra, y, sin embargo, por lo mucho que afectaría a las famílias de los muertos en acción
UN BOMBARDERO DE LA RAF DERRIBADO.

LA TRIPULACIÓN Y SU OBJETIVO
La ciudad alemana de Krefeld se encuentra a escasa distancia de la frontera holandesa, en el extremo más occidental de la gran cuenca industrial del Ruhr. Famosa desde el siglo XVII por sus sederías -industria introducida por los hugonotes franceses que habían abandonado su país para escapar de las persecuciones religiosas-, en Krefeld había además talleres mecánicos y fábricas de jabón y de productos químicos. En los años de la guerra contaba con más de 150.000 habitantes. Esta ciudad, la noche del 21 al 22 de junio de 1943 sufrió un ataque por parte de 705 aviones del mando de bombarderos de la RAF.
Se trató de una incursión típica en muchos de sus aspectos. La señal para el comienzo del bombardeo la dio un Mosquito de la unidad Pathfinder (aviones guías), que volaba a alta cota. Este avión empleó la denominada técnica de bombardeo Oboe, método de gran precisión, cuya línea de ataque se controlaba constantemente desde las estaciones de radar especiales situadas en Inglaterra. El Mosquito llevaba a bordo únicamente cuatro de las nuevas bombas iluminadoras para la delimitación del objetivo, dispositivo muy reciente y eficaz que se había adoptado hacía tan sólo una semana. Se soltaban como bombas explosivas corrientes, con la diferencia de que estallaban a 300 metros del suelo, lanzando 60 bengalas de un rojo brillante. Las bengalas se esparcían por el aire y luego caían, formando en el terreno un círculo de fuego de un diámetro de 90 metros. Como ardían durante tres únicos minutos, en la incursión sobre Krefeld, que según los planes debía durar 53 minutos, otros aviones guías lo relevarían, como en las antiguas postas, a fin de renovar el lanzamiento de bengalas sobre los objetivos: en total, llevarían a cabo esta misión 85 aviones.
A la 1,32 horas, cinco minutos exactos después del lanzamiento de las primeras bengalas, la oleada inicial de bombarderos, compuesta por 104 Lancaster, confiados a tripulaciones muy seleccionadas, lanzó su carga explosiva sobre las vívidas manchas rojas que ardían en el suelo. Los otros 516 bombarderos los seguirían en cuatro oleadas distintas.
Con el fin de contrarrestar eficazmente la reacción de la caza alemana a lo largo de la ruta de aproximación, las tripulaciones de los bombarderos atacantes habían recibido la orden de hacer lo posible para mantener los aparatos unidos, de manera que formasen una «riada» compacta. En efecto, el paso de 705 aviones en 53 minutos significaba una media de 14 aparatos por minuto sobre el objetivo. Y como un caza alemán, guiado por el radar necesitaba unos diez minutos para la interceptación y una estación de radar terrestre sólo podía guiar un caza cada vez, la táctica de mantener los bombarderos concentrados era muy útil para los atacantes.
Los 98 bombarderos Stirling de la 3ª División aérea debían sobrevolar el objetivo desde la 1,49 a la 1,57, en el transcurso de la tercera oleada. El subteniente W. Skillinglaw, que formaba parte de dicha división, despegó con su Stirting BK-712, del 218 Escuadrón, del aeródromo de Downham Market, cerca de King's Lynn, a las 00,15. El avión llevaba más de 6 toneladas de bombas rompedoras e incendiarias, lo que constituía su carga máxima, que no había sido preciso reducir para dar cabida al carburante de reserva puesto que el recorrido hasta Krefeld y su retorno era inferior a los 800 km de autonomía.
Mientras el supercargado Stirling iba ganando altura, el navegante, sargento McArdle, estaba muy ocupado en su misión específica. El punto de reunión establecido para los aviones de la tercera oleada era Aldeburgh, en la costa de Suffolk, al sur de Lowestoft. Desde allí, los bombarderos debían dirigirse hacia el Este-Sudeste, ruta uno-cero-cinco grados, en línea recta hacia Krefeld.

LA CAZA Y EL FINAL
Aquella noche prometía ser una desilusión para el subteniente Kühnel y para los hombres de la 13ª compañía del Regimiento de transmisiones 211 de la Luftwaffe. La estación de radar en la que prestaban servicio, designada con el nombre convencional de «Herrerillo» y situada a 24 km de Bruselas, en dirección Nordeste, había recibido la alarma; pero esta vez las oleadas de los bombarderos británicas pasaban a más de 64 km al norte de la estación, fuera del alcance de su instalación radar de precisión Würzburg gigante. A la 1,10 horas, todas las estaciones de radar situadas más al Norte, «Hamster», «Mariposa», «Avispa», «Gorila», «Castor» y «Petirrojo», estaban bien ocupadas en dirigir a sus cazas contra los bombarderos que llegaban, mientras para la «Herrerillo» parecía que no había nada que hacer.
Poco después los servicios de Freya, el radar de largo alcance de «Herrerillo», descubrieron un aparato aislado: si éste mantenía la ruta que seguía en aquel momento, no tardaría en acabar dentro del alcance de su radar de precisión. Pero los hombres que tripulaban el Stirling BK-712 lo ignoraban. Se desconoce el motivo por el cual Skillinglaw y su tripulación se habían desviado, sobre Bélgica, de la ruta establecida, y ahora, a la 1,15 horas, se dirigían a Krefeld en dirección Este. Pero entre ellos y el objetivo se interponía la estación de radar «Herrerillo».
Y sobre la mencionada estación de radar estaba dando vueltas, a bordo de un Messerschmitt-11O, el subteniente Heinz Wolfang Schnaufer, un piloto de veinte años que pertenecía al 2º Grupo de la 1ª División de cazas nocturnos. Schnaufer había despegado del aeródromo de Saint-Trond, cerca de Bruselas, a las 00,54. A al 1,20 horas, Kühnel le informó por radio de que se estaba aproximando un objetivo por el Oeste.
Una de las instalaciones de radar Würzburg, de la estación «Herrerillo», comenzó a seguir imnediatamente a Schnaufer, quien ya se dirigía al Oeste para interceptar al enemigo. Mientras tanto, el suboficial Deller y sus seis hombres, encerrados en la cabina del segundo Würzburg, trataban de localizar al intruso en sus pantallas. A la 1,26 establecieron contacto con el Stirling: «objetivo a 34 km de distancia, 4300 m de altura, rumbo 285º». En la pantalla de vidrio esmerilado de la estación de radar «Herrerillo», la luz roja que representaba la posición de Schnaufer, se le aproximaba lenta e inexorablemente. Medio minuto antes de que los dos aparatos, que volaban en direcciones casi diametralmente opuestas, se encontrasen, Kühnel ordenó a Schnaufer que virase a la derecha, describiendo casi un semicírculo. El piloto del Messerschmitt siguió rigurosamente las instrucciones, colocándose así a la cola del Stirling, cuya tripulación permanecía totalmente ajena al peligro.
En la cola del fuselaje del Messerschmitt, el operador de radar de Schnaufer, el subteniente Baro, inclinado sobre las pantallas, percibió finalmente lo que estaba buscando: una pequeña mancha luminosa, al principio apenas localizable, pero que luego se fue haciendo cada vez mayor y que surgía del revoloteo en la línea de base del osciloscopio: «Contacto a estribor, distancia 2500 metros». Baro comenzó a transmitir a Schnaufer las informaciones respecto de los movimientos del bombardero y así continuó, sin interrupción, hasta la 1,30 horas, cuando el joven piloto alemán pudo distinguir, a 450 metros a la derecha y por encima de él, las llamas que salían de los tubos de descarga de gases del Stirling. Uno de los ametralladoras del bombardero inglés vio entonces al aparato alemán mientras se aproximaba desde abajo y, en un intento por librarse del perseguidor, Skillinglaw lanzó bruscamente su avión en barrena. Pero todo fue inútil. El piloto alemán se aproximó hasta 45 metros, disparando con su potente armamento cada vez que podía tener al adversario en su punto de mira. El Stirling se estremeció al impacto de los disparos; luego, el fuselaje y las alas empezaron a arder.
El suboficial Scheflenburg, de guardia en la 13ª compañía, en la terraza de la estación «Herrerillo», había seguido el combate que se desarrolló a 4000 metros por encima de él. También los siguió, en las pantallas de radar, el suboficial Deffer. Mientras el bombardero caía, anotó con cuidado la posición en la cual la señal luminosa había desaparecido del radar: en aquel punto, con las primeras luces del alba, empezaría la búsqueda de los restos.

EL FIN: UN CONCISO TELEGRAMA
Apenas despuntó el día el subteniente Kuhnel fue en busca de dichos restos, como era, desde luego, su deber, para verificar la exactitud del informe de Schnaufer. No fue una búsqueda difícil. Y cuando regresó al mando Kühnel comunicó a sus superiores:
«Los restos se encuentran a 3 km al nordeste de Aarschot, referencia en la carta topográfica NK 31B. Los siete hombres de la tripulación enemiga están muertos, encontrándose sus cadáveres entre los restos del avión, algunos completamente carbonizados. El Short Stirling ha quedado totalmente destruido en la caída que siguió al incendio. Los planos y timón de cola y la torreta posterior se encuentran a unos 1500 metros del lugar de la caída.»
El Stirling de Skillinglaw era la decimotercera «víctima» de Schnaufer. En el curso de la incursión sobre Krefeld el mando de bombarderos británico perdió otros 41 aviones, alrededor del 6 por ciento de las fuerzas empleadas; lo que quería decir que a la noche siguiente participarían en su primer ataque aéreo unas 40 nuevas tripulaciones. Sin embargo, también Krefeld sufrió duramente aquella noche del verano de 1943. Skillinglaw y sus compañeros no llegaron a su objetivo; pero sí llegaron los demás aparatos, y casi la mitad de Krefeld quedó reducida a un montón de escombros bajo un bombardeo extraordinariamente concentrado, en el que perdieron la vida más de 1000 de sus habitantes. Era aquella una guerra larga y dolorosa para todos; para los bombarderos de la RAF y para el pueblo alemán.

Imagen

El subteniente Heinz Wolfang Schnaufer.
Fuentes:
- History of the Second World War (1966); Purnell and Sons Ltd, volumen 4º, págs 345-347
- http://us.geocities.com/zotrek/bombardero.htm

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Re: UN BOMBARDERO DE LA RAF DERRIBADO.

Mensaje por Kurt_Steiner » Sab Nov 23, 2013 8:14 pm

Imagen
El mayor Heinz-Wolfgang Schnaufer, 121 victorias en 164 salidas.
fuente http://www.nordisk.nu/showthread.php?t=9198

Falleció en 1950, en un lamentable accidente de tráfico, a los 28 años de edad.


[img]http://tinyp
Messerschmitt Bf 110C 5./NJG 1, Sint-Truiden (Belgica), verano de 1942
[img]http://tinypic.com/4zk
Messerschmitt Bf 110G-4, 12./NJG 1, Sint-Truiden (Belgica), febrero de 1944
[img]http://tinypic.com/4p
Messerschmitt Bf 110G-4, IV./NJG 1, Sint-Truiden (Belgica), octubre de 1944
[img]http://tinypic.com/5
Messerschmitt Bf 110G-4, NJG 4 Sleswig (Alemania), Marzo de 1945

fuentes http://www.nordisk.nu/showthread.php?t=9198

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