Mosquitos contra las instituciones nazis

Organización y despliegue de las fuerzas aéreas. Aviones de combate

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Joseph Porta
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Mosquitos contra las instituciones nazis

Mensaje por Joseph Porta » Vie Oct 28, 2005 8:52 pm

Una de las curiosidades de la guerra fue una especia de "guerra privada" que existió entre los Mosquitos (De Havilland Mosquito) y dos de las organizaciones básicas del régimen nazi: la siniestra Gestapo, y el propio Partido Nacionalsocialista. Estos rápidos aviones se convirtieron en un auténtico incordio para estas organizaciones durante la guerra. Veamos las acciones de los Mosquitos dirigidas puntualmente contra las mismas:

- El 25 de septiembre de 1942, Vidkun Quisling, primer ministro del gobierno títere colaboracionista de Noruega tení previsto efectuar una visita al cuartel general de la Gestapo en Oslo. Se le encargó a cuatro Mosquitos B IV del 105 Escuadrón que aguaran la fiesta. Volando bajo, los cuatro aviones lograron alcanzar con cuatro bombas el edificio del cuartel general, de las que tres detonaron, destruyendo el edificio. Uno de los Mosquitos fue derribado por cazas FW-190. Aunque Quisling no fue alcanzado, la misión se consideró un éxito, a pesar de la pérdida de uno de los cuatro Mosquitos.

-El 30 de Enero de 1943, los Mosquitos del 105 Escuadrón realizaron una nueva misión para "incordiar" a los nazis. En este caso, el objetivo fue la celebración del décimo aniversario del ascenso de los nazis al poder. Esa máñana del 30 de Enero, los Mosquitos, en una incursión a plena luz del día, cronometrada al milímetro, lograron interrumpir la parada de celebración presidida por el Reichsmarschall Hermann Goering. Y más tarde, en el mismo día, los Mosquitos del 139 Escuadrón interrumpieron un discurso del ministro de Propaganda Joseph Goebbels por el mismo motivo. Estas dos incursiones fueron realizadas básicamente por motivos psicológicos y propagandísticos, dado que no causaron grandes destrucciones.

- El 18 de Febrero de 1944, 18 Mosquitos de los escuadrones 21, 464 y 481 realizaron un nuevo ataque a bajo nivel. En este caso, el objetivo era la prisión de Amiens, en Francia. El objetivo de este ataque, cuyo nombre en clave era "Operación Jericó", era derrumbar los muros de la prisión para permitir a los combatientes de la Resistencia Francesa encarcelados escapar. El ataque tuvo bastante éxito en su ejecución, ya que 250 prisioneros lograron escapar, aunque, como aspecto negativo hay que señalar que cerca de 100 prisioneros murieron durante el ataque (por la explosión de las bombas), y que la mayoría de los evadidos fueron posteriormente recapturados. El líder de la incursión, el Group Captain Charles Pickard fue derribado por cazas FW-190 durante la acción. Actualmente, él y su navegador tienen un pequeño memorial en la ciudad de Amiens.

-El 11 de Abril de 1944, los Mosquitos volvieron a poner a la Gestapo en su punto de mira. Ese día, seis Mosquitos FB VI, del 613 Escuadrón atacaron el cuartel general de la Gestapo en La Haya (Holanda) logrando alcanzar con varias bombas al edificio (de las cuales 2 impactaron de lleno cerca de la puerta de entrada) matando a varios de sus ocupantes y destruyendo gran parte de los archivos y registros alemanes referentes a la Resistencia Holandesa.
http://forum.12oclockhigh.net/showthread.php?t=19541

-El 31 de Octubre de 1944, 18 Mosquitos FB VI repitieron el ataque, esta vez contra el cuartel general de la Gestapo situado en unos edificios de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca. El edificio fue alcanzado de lleno, y destruido. Los aviones volaban tan bajo, que uno de ellos se llevó parte de las tejas del edificio en su fuselaje!

- El 21 de Marzo de 1945, los Mosquitos realizaron su última misión de estas características. Esta vez, atacaron el cuartel gneral de la Gestapo situado en el centro de Copenhague, también en Dinamarca. La misión fue un éxito también, y el edificio resultó prácticamente destruido. Sin embargo, hubo una nota trágica en esta acción, cuando uno de los Mosquitos, volando muy bajo, chocó contra un puente, y se estrelló contra una escuela primaria cercana, provocando la muerte de muchos civiles, la mayoría de ellos niños de la citada escuela.
Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes!

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Mensaje por Francis Currey » Vie Oct 28, 2005 11:40 pm

Felicidades estimado amigo, sin duda muy bueno este sensancional post.

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Mensaje por pby5 » Dom Oct 30, 2005 11:23 pm

Viene bastante detalladas algunas de estas incursiones en uno de los libros de Osprey Aviation de Aviones en Combate (Planes in Combat)
¡¡¡CITEN LAS FUENTES!!!
ImagenImagenImagenImagenImagenImagen
Blog de Sandglass Frikináutico
www.salvemoscuatrovientos.com
«La juventud de hoy en día es decadente e indisciplinada. Los jóvenes no respetan a a los mayores y desoyen sus consejos; el fin de los tiempos está próximo»
Anonimo caldeo 2000ac.

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Mensaje por beltzo » Lun Oct 31, 2005 2:31 am

Quizas esto explique en parte que la obsesion de Goering por el mosquito ingles llegara a tales dimensiones hasta el punto de intentar desarrollar su propio avion de madera el TA-154 denominado tambien "moskito" (este escrito con k).
Cuando los aliados destruyeron en Wuppertal la unica fabrica del adhesivo Tego-Film, al ser este un componente vital para este aparato Kurt Tank cancelo la produccion siendo acusado de sabotaje por Goering lo cual estuvo a punto de causarle un serio disgusto.

Saludos

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Mensaje por Mariscal Zhukov » Vie Dic 30, 2005 9:48 am

Saludos.
El mosquito era un avion realmente increible. El Mk IV alcanzaba una velocidad de 614 km/h. esta era la vercion de bombardeo, por lo que no necesitaba armas. sus utilidades eran:
-Bombardero ligero
-caza nocturno
-reconocimiento fotografico
-apoyo directo
-remolcador de blancos y planeadores
-(no estoy seguro) caza V-1
este tenia dos homologos: el Ju-88 aleman y el Pe-2 ruso.
"...Y el hombre, en su orgullo, creo a Dios a semejanza suya" Nietzsche.
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Mensaje por Audie Murphy » Vie Dic 30, 2005 11:18 pm

Si acuden a su programa favorito de descargas por internet y buscan
Mision.Imposible .La.Maravilla.de.Madera.(BBC)

tendrán la historia de fabricación del Mosquito y un metraje amplio con la planificación y ejecución de tales misiones contra la Gestapo

THE SHELL HOUSE RAID - The story of the low-level Mosquito raid on the Gestapo headquarters in Copenhagen in March 1945 is described by Douglas Hinton

En octubre del 2011, la BBC ha emitido un documental en busca de las verdaderas razones del raid sobre la prisión. ¿Fue un encargo de la Resistencia francesa a través del MI-6? ¿Es verdad que corrían riesgo de fusilamiento 120 franceses? ¿Se trató simplemente de salvar la vida de 1 o 2 personas presas en Amiens?Incluyen una entrevista a Maxwell Sparks, el último piloto vivo de Mosquito que puede testimoniar sobre esta misión de 1944
También hay discrepancias sobre el nombre real de la operación, algunos dicen que el nombre de Jericó salió a relucir en las décadas posteriores, puesto que entonces se conoció como operación Ramrod 564, aunque el cuaderno de vuelo de alguno de los participantes como el flight Sergeant Lucas del 21 squadron sí incluye la palabra Jericó


Operation Jericho
http://www.bbc.co.uk/iplayer/episode/b0 ... n_Jericho/
https://www.docdroid.net/d4sQzJY/myths- ... 017-09-pdf
http://www.bbc.co.uk/news/uk-england-15367827
http://www.bbc.co.uk/news/uk-england-15383939
http://ba-k.com/showthread.php?t=2472147

actualmente hay una placa recordando los hechos en la entrada de la cárcel
Imagen
fuente http://i240.photobucket.com/albums/ff96 ... 009266.jpg


aarhus university
Imagen
fuente http://ww2today.com/wp-content/uploads/ ... r_1944.jpg

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¡Destruyan los archivos de la Gestapo!

Mensaje por Shindler » Sab Jul 21, 2007 7:24 pm

¡Destruyan los archivos de la Gestapo!

Testimonio de Christen Lyst Hansen
A los 70 años de edad, oficial retirado del cuerpo de policía danés, fue condecorado por el Rey de Dinamarca con la ambicionada Medalla de Actos Honrosos, en premio a su heroica abnegación en el ático de la Casa Shell.


Parte 1 de 4

El primero de la serie de improbables acontecimientos de aquel día ocurrió cuando rechinó la llave en la cerradura de mi diminuta celda del ático; se abrió crujiendo la maciza puerta de madera y apareció en persona Trappart , el jefe de los guardias de la prisión nazi.
-Líe los bártulos (me djo). Se marcha de aquí.
¿Marcharme? Me parecía mentira. Cuatro meces llevaba preso en el extenso edificio en forma de U donde tuvo sus oficinas de Copenhague la Shell Petroleum Company antes que lo confiscasen para destinarlo a cuartel general de la Gestapo en Dinamarca. En esta misma cárcel se hallaban conmigo otros 35 líderes de la resistencia danesa. Había acabado yo temiendo que no saldría vivo de ese cautiverio.
-Irá usted al campo de concentración de Froeslev. El coche sale dentro de 15 minutos (dijo Trappart, y se largó cerrando tras sí la puerta)

Miré incrédulamente la hora en mi reloj. Las 8:10 de la mañana del 21 de Marzo de 1945. Por un instante me pareció que el porvenir se aclaraba inmensamente para mí. Sabía que en Froeslev no era rigurosa la disciplina. Allá tendría más probabilidades de escapar con vida que en esta cárcel de la Casa Shell. Era evidente que a los nazis había cesado de imponerles que yo hubiese organizado en contra suya una fuerza de policía secreta.
Ahora les interesaban mucho más los "interrogatorios" a los daneses inspiradores y directores del sabotaje que estaba costándoles la destrucción de fábricas y de ferrocarriles. Por lo visto, acabaron con siderándome un sujeto relativamente inofensivo, muy poco importante para que valiese la pena tenerme preso en el ático de la Casa Shell, reservado para los dirigentes a quienes tenían por más peligrosos.
Caí preso cuando aún era temprano para llevar a cabo operaciones de sabotaje. En el momento de que hablo, la segunda guerra mundial y la última ocación de asestar un golpe eficaz en favor de mi patria parecían haber quedado por completo fuera de mi campo de acción.

Comprender esto con tan absoluta claridad despertó en mí un tumulto de encontradas emociones. Como era natural, me sentía muy contento (¿y quien no se habría sentido?) de irme de la infame Casa Shell. Pero dejar en ella, aguardando la muerte, tantos amigos y compañeros de armas me causaba una angustia que era casi un remordimiento. Mi buena suerte era lo único bueno que alcanzaba a ver esa mañana en que todo lo demás aparecía terriblemente desconsolador.
Desde la sala del quinto piso, situada inmediatamente debajo de mi celda, llegaban hasta mí los alaridos que arrancaban mis compañeros daneses los "interrogatorios". Cada día era mayor el número de los que caían presos. Y como muchos se veían forzados a hablar, los voluminosos expedientes del archivo de información de la Gestapo, que ocupaban los tres primeros pisos del edificio, estaban casi completos. Muy pronto, cualquier día, en cualquier momento, darían los nazis con la solución del rompecabezas que hasta entonces había sido para ellos y en que forma lo hicimos. A muchos de mis amigos del ático los fusilarían; a otros les condenarían a una muerte más lenta. Peor aun: muchos líderes de la resistencia danesa que todavía vagaban libres por Copenhague caerían presos, los ajusticiarían; y nuestro movimiento clandestino regional habría fracasado.


Continúa...



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Mensaje por Shindler » Dom Jul 22, 2007 6:53 pm

Parte 2 de 4

8:30 de la mañana-
Conducido por Wiesmer, el hosco guardia alemán de movimientos de autómata, atravesé el corredor para mi última ida al lavabo. Al entrar nosotros salía de allí rengueando el profesor Poul Brandt Rehberg. Era impresionante el estado en que se hallaba a causa de las palizas recibidas. El eminente fisiólogo danés que en más de una ocasión había arriesgado la vida para ayudar a que escapasen de Dinamarca la mayor parte de los 7000 judíos que hallaron asilo en Suecia, pagaba en forma desgarradoramente lastimosa su abnegada valentía.

De vuelta por el corredor me crucé con el joven Poul Bruun, activo colaborador en los planes de sabotaje. Por lo que en apagados cuchicheos nos habíamos comunicado de celda en celda a través de las rendijas dejadas en las paredes por los soldados alemanes que las construyeron, los demás presos y yo estábamos al tanto de la suerte que le esperaba a Bruun. "Hemos averiguado que usted nos ha mentido" , le había dicho el día anterior por la noche Rudolf Wiese, oficial de las SS."Pero mañana cantará usted de plano, aunque haya que arrancarle la verdad a pedazos". Y para Bruun , hombre apacible y de constitución delicada, esa "mañana" había llegado ya.
Otra vez sentí una mezcla de angustia y remordimiento. ¿Por qué había de ser yo el que escapaba de este infierno, mientras que otros, que hicieron mucho más que yo por nuestra causa, quedaban condenados a perecer aquí?.

8:40 de la mañana-
De nuevo en mi celda. Oía los silbidos cada vez más furiosos del viento. Afuera debía de estar oscuro y frío. Mal tiempo para los aviadores. No vendrán hoy, me dije. Y al instante sonreí amargamente al considerar las fantásticas esperanzas que nos hace alimentar la desesperación, porque ningún fundamento racional había para esperar que "ellos" vinieran ni hoy ni ningún otro día. "Mientras tengamos bajo este techo a traidores de su calaña, sus amigos de la RAF no atacarán este edificio. Saben que ustedes, los rehenes, serían las primeras víctimas de sus bombas", nos habían asegurado nuestros carceleros. Y a esto se añadía lo que en son de provocativa mofa nos dijeron los de las SS. "Sus amigos los Aliados tienen demasiado que hacer en Europa para que pueda interesarles un asunto tan baladí como el suyo. Se han olvidado por completo de ustedes".
Muy desalentador, y también muy lógico, todo esto. Pero el desesperado se agarra de un clavo ardiendo. Y en nuestra desesperación, los prisioneros del ático cifrábamos la última esperanza en el siguiente modo de pensar: Si los dirigentes de nuestra resistencia deciden destruir la Casa Shell, cueste lo que cueste... Si logran convencer a la RAF para que acometa la empresa... Si los aviadores localizan el edificio de empinado techo de tejas entre los muchos iguales que hay en el centro de Copenhague...Al destruir la Casa Shell destruirían los acusadores expedientes... nuestro movimiento clandestino se habría salvado... habría concluido la terrible prueba por la que nosotros, el material humano "gastable" preso en el ático, estábamos pasando.
Bien, pensé yo ahora, ninguna falta me hace ya esa esperanza a mí, que pronto estaré fuera de este lugar.

Continúa...


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Mensaje por Stormbringer » Jue Jul 26, 2007 2:20 pm

Shindler me tienes en ascuas con este tema desde el domingo, excelente ´trabajo y narración. :wink:
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Seis honrados servidores me enseñaron cuanto sé. Sus nombres son cómo, cúando, dónde, qué, quién y por qué.

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Mensaje por Shindler » Dom Jul 29, 2007 2:20 am

Gracias amigo Stormbringer, HORROR desde el Domingo!!!!! Necesito un clon, con tanto artìculo y trabajo no doy :lol:
Aquì la tercera parte y mañana la última 8)

Parte 3 de 4

8:55. El hosco Wiesmer se presentó con dos guardias para conducirme fuera del edificio. Al pasar por el segundo y el primer piso reparé en las salas en que repiqueteaban las máquinas de escribir y se alineaban los archivadores que contenían los fatales expedientes, amenaza mortal para mis compañeros. ¡Cuánto habría dado yo por tener en ese momento una o dos granadas de mano!

Al llegar a la puerta de la calle, Wiesmer paró en seco y dijo enfurecido:"¡Maldita sea! Se ha ido ya el coche de la mañana y habrá que esperar el de la una de la tarde". Con lo cual dimos media vuelta y a las 9:02 estaba yo denuevo encerrado en el ático.

No le di importancia al retraso en la salida; ni tampoco a que, en vez de volverme a mi celda, la número 10, me hubiesen dejado en la número 6. ¿Que importaban unas horas más hasta que llegase la de viajar sin que me dejasen decirles adiós a los amigos de quienes me separaban para siempre? Traté de ahuyentar tan triste pensamiento con la lectura de una novela de aventuras que alguien se había dejado olvidada encima del catre. No era muy interesante que digamos; a las pocas páginas miraba yo a cada momento mi reloj, en que las manecillas avanzaban lentamente hacia la 1:30, hora de mi viaje.

Las 10:00...las 11:00... las 11:15... De fijo que, no ya poco interés, sino absolutamente ninguno, habría tenido para mí la novela si hubiese sabido yo que estaba a punto de efectuarse el "imposible! ataque aéreo, tan largamente esperado, porque, aprovechando el elemento de sorpresa que le proporcionaba el mal tiempo reinante, una formación aliada compuesta de 46 unidades (18 bombarderos Mosquito de la RAF y 28 cazas Mustang de la aviación militar estadounidense) volaba en esos momentos rumbo a la Casa Shell.

11:18. Pegué un respiro al sentir que irrumpía en la celda el escalofriante silbido de los bombarderos en picado y el estallido de las bombas. Poca duda cabía de la suerte que nos esperaba a quienes nos hallábamos directamente bajo el tejado del ático. A la primera explosión el suelo se elevó de golpe, mientras del enlucido de las paredes se desprendía una asfixiante y cegadora nube de polvo. El catre salió despedido a través de la celda; cuanto objeto había en ella rodó bamboleándose en torno mío. Caí luego en la cuenta que esta era la primera pasada del bombardeo. ¿Alcanzaría éste su objetivo (los acusadores expedientes de la Gestapo, que quedaban 9 metros más abajo del ático) sin aplastarnos también a nosotros?
Echando mano al taburete de madera de haya (había uno en cada celda) lo lancé con todas mis fuerzas contra la puerta. Me sorprendió ver que la plancha de madera contrachapada de tres y medio centímetros de espesor saltaba hecha astillas. Otros prisioneros estaban golpeando también, pero sin resultado, las puertas de sus celdas. ¿Era la puerta de la mía menos sólida que las demás? ¿Sería que las chapas de que estaba hecha se aflojaron con la onda del bombardeo? Nunca lo sabré a punto fijo. Lo cierto y casi milagroso del caso fue que, por alguna razón, hubiesen acertado a encerrarme en la única celda cuya puerta resultó lo bastante endeble para que se rompiese de un taburetazo.

Al salir al corredor me ví frente a Wiesmer que me cerraba el paso. Agarrándole por los hombros le sacudí lo mismo que un costal vacío, a la vez que le gritaba: "¡Las llaves! ¡Dame las llaves de las celdas".
Wiesmer quedó un instante junto a mí, aterrado e inmóvil, mientras ambos mirábamos el boquete que acababa de abrir en el techo una bomba. Allá arriba rugían los bombarderos; salían rojas lenguas de fuego de los cazas que ametrallaban las piezas antiaéreas emplazadas en lo alto de los edificios vecinos. Al estallar las bombas más abajo de donde estábamos y también en derredor nuestro, se desprendían del techo y las paredes rociones de polvo blanquecino que nos daban a Wiesmer y a mí aspecto de fantasmas. Wiesmer balbucía frases incoherentes.
"¡Las llaves!" le grité de nuevo. Tiró despacio de la cadena del llavero que tenía en su bolsillo. Se la arrebaté de un manotazo. Mientras él, sin salir de su estupor, repetía en un murmullo "Se acabó, esto se acabó", corrí a abrir las puertas de las celdas.


Continùa...


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Mensaje por Shindler » Dom Jul 29, 2007 7:35 pm

Parte final

¡Había llegado para mí el gran momento... la ocación que tanto temía que no llegara a presentarse! En un instante quedaron abiertas las celdas números, 7,8 y 9. La 10, donde me tuvieron a mí, estaba de par en par, y vacía. Cuando corrí hacia la 11 se bamboleó el edificio, sacudido por una serie de explosiones; pero alcancé a abrir la 11, la 12; y hasta la 13, la 14 y la 15 a la vez que las llamas que consumian la derruida ala oeste de la Casa Shell se extendían hacia el vestíbulo del edificio.

Entre los prisioneros que, abiertas las celdas, salieran a la atmósfera polvorienta y casi irrespirable del corredor, se hallaban algunos prohombres de la resistencia danesa: el profesor Brandt Rehberg; el Dr. Mogens Fog, notable organizador, miembro del Consejo de Liberación, organismo al que correspondía la dirección general del movimiento clandestino; Ove Kampmann, que soportó tormento a fin de salvarnos a nosotros con su silencio; y varios más heroicos patriotas. Algunos (como el Dr. Brandt Rehberg) se hallaban en tan deplorable condición después de los "interrogatorios", que apenas podían dar paso sin ayuda ajena. Esto no obstante, en pocos minutos, nos habíamos agrupado en el corredor todos los prisioneros del ala sur del ático, esto es, la que miraba a Kampmannsgade, donde estaban las celdas números 6 a 22.

Algunos nos encaminamos hacia las celdas del ala oeste, pero no pudimos llegar allá. Precisamente al doblar la esquina del corredor nos detuvo el enorme agujero abierto en el piso por una bomba. Era tan ancho que no había modo de saltar al otro lado.
La última celda que abrí fue la de Aage Schoch. El humo era ya asfixiante. Pero al empujar la puerta encontré a Schoch, el gran periodista del Consejo de Liberación, tranquilamente de pie, con su inseparable pipa en la mano, como si hubiese tenido cita conmigo para que fuésemos a cenar y estuviera esperándome.
-Yo sabía que las cosas iban a cambiar (me dijo.
- ¡Andando! ¡No hay tiempo que perder! (le grité) mientras, seguido por los otros prisioneros, corría hacia las escaleras de la parte de atrás del edificio, la del nordeste.
Suerte fue que así lo hiciese. ¡Eran las únicas que quedaban en pie! Según supimos después, en el frente y en el ala sur todos los suelos y las paredes interiores, del tercer piso para abajo, se desplomaron. El no haberse derrumbado los tres últimos pisos, y nosotros con ellos, fue una suerte fantástica.

Los pocos prisioneros que quedaban con vida en la incediada ala oeste del edificio se salvaron en forma aún más espectacular que nosotros. Uno de ellos, Poul Bunn, pasó ese día por trances peores que los que la Gestapo le tenía preparados. Cayó, con celda y todo, del sexto al quinto piso. En tal situación, miró al destrozado reloj de pulsera y se dijo: Para la falta que has de hacerme, lo mismo da". Se había fracturado el cráneo. Notó vagamente que las llamas no tardarían en llegar a donde él estaba. La alternativa era morir abrasado o saltar por la ventana de un quinto piso. Saltó. Dando volteretas en el aire sufrió una nueva fractura del cráneo al tropezar en la pared del edificio. Cayó por fin encima de una alambrada. De allí le recogerían los nazis para volverlo a la prisión. Habría que amputarle una pierna. Pero, caso increíble, escapó con vida de la Casa Shell.

A todas estas, el grupo de que yo formaba parte había bajado corriendo las escaleras y salió al patio a espaldas del edificio. No se nos ocurrió pensar en los guardias que seguramente nos impedirían seguir adelante; pero unos eran cadáveres y los otros habían huido de allí. La puerta de la cerca rematada con alambre de púas, estaba abierta. Pasamos al otro lado. Nueva casualidad de nuestra buena suerte fue que nos dejase paso la alambrada que hubiésemos tenido que salvar, pues quedó destruida por el bombardeo y precisamente en la dirección que necesitábamos tomar.

Podíamos ahora internarnos en las calles, por fortuna desiertas, en que el humo tendía una densa cortina. Casi todo el mundo estaba a esas horas en los refugios antiaéreos. (En uno de ellos se hallaban, según supe después, mi mujer Ingeborg y mi hijo Jorgen, de 15 años de edad, a los cuales sorprendió el bombardeo en una tienda de modas distante a 600 metros). Durante un momento nos pareció que toda la ciudad estaba a nuestra disposición. Sólo al cesar las últimas sacudidas del suelo, ocacionadas por las explosiones se nos ocurrió mirar hacia atrás. La Casa Shell, de la cual haría unos 90 segundos que salimos, se derrumbaba envuelta en llamas. Nos dispersamos inmediatamente para tomar cada cual por su lado. Fog y Schoch entraron en el restaurante El Pequeño Corneta. Yo me alejé a buen paso y a los siete minutos estaba en la calle Peder Hvitfeldts, en casa de un amigo. De allí telefoneé a otro leal amigo para decirle: "Avisa a Ingeborg que salí de la Casa Shell y estoy a salvo".

Esa noche quedé mejor enterado del bombardeo, uno de los más atrevidos y peligrosos de la aviación. Lo concertaron con la resistencia danesa, gracias a cuyas operaciones de sabotaje no tuvo Inglaterra que llevar a cabo muchas y muy costosas incursiones aéreas contra fábricas de los nazis en Dinamarca. Traía el mando de la incursión nada menos que de Sir Basil Embry, vicemariscal de la RAF. El ataque en vuelo rasante cuyo objetivo era la planta baja de la Casa Shell costó a la RAF la vida de nueve aviadores y la pérdida de cuatro bombarderos y dos cazas. Una trágica desviación de los bombarderos en la tercera y última pasada ocasionó la muerte de un centenar de civiles daneses.

Pero el objeto de la incursión se había logrado: los acusadores expedientes de la Gestapo quedaron reducidos a cenizas. Docenas, acaso cientos de vidas de los militares de la resistencia en Copenhague se hallaban a salvo del terror nazi. Más de 70 hombres de la Gestapo habían muerto.
Por último, la extraordinaria precisión del ataque en las dos primeras pasadas de los bombarderos fué la salvación misma para nosotros, los exprisioneros del ático. Hubo ocho muertos, pero la mayoría de los sobrevientes logramos burlar a los nazis hasta el día en que conluyó la guerra, que fué más o menos al cabo de un mess. Para nosotros, nuestras familias y nuestros amigos, la noche de ese día fue de regocijo desbordante y, a ratos, incrédulo.

A la altura del año 1968 (año de la publicación de éste artículo) los sobrevivientes de la Casa Shell (21 en total) se reunían una vez al año para volvera referir los sucesos de la guerra, contar las vivencias a sus nietos. Muchos de los sobrevivientes siguieron con su vida en Dinamarca luego de la guerra, muchos de ellos desempeñándose como, doctores, maestros, mantenimiento del orden y demás.


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Mensaje por TMV » Lun Jul 30, 2007 6:29 pm

Gracias por compartirlo con nosotros
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Mensaje por José Luis » Lun Jul 30, 2007 7:33 pm

Igualmente, gracias.
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

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¡Destruyan los archivos de la Gestapo!

Mensaje por Nxk » Lun Feb 01, 2010 11:40 pm

Al igual qe TMV gracias por compartir

El 31 diciembre 1944 hubo otro raid contra el cuartel general de la Gestapo en Oslo pero esta vez fallaron en el lanzamiento
http://ww2today.com/31-december-1944-os ... gestapo-hq

Only the first six of the twelve aircraft on the raid dropped their bombs, the smoke obscuring the target for the second wave. The RAF at first believed the raid had been successful but it later transpired that the Victoria Terrasse building that housed the Gestapo was undamaged. Instead other civilian buildings had been hit and one bomb had bounced off the ground and hit a crowded tram, killing 44 civilians. In total 78 Norwegians were killed and 27 Germans. It was the worst single incident in Oslo during the war


Imagen
fuente http://ww2today.com/wp-content/uploads/ ... 95x434.jpg
Aviones tanques infanteria
6 de Junio el desembarco en Normandia
Grandes sabios inventaron cosas muy impresionantes
desde las bombas V2 hasta armas antitanque


RIMA PROPIA NO ROBAR

http://www.facebook.com/Lasegundaguerra

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Re: Mosquitos contra las instituciones nazis

Mensaje por Audie Murphy » Vie Mar 04, 2016 3:26 pm

Imagen
fuente https://upload.wikimedia.org/wikipedia/ ... 210345.jpg

Operation Carthage, ataque del 21 marzo 1945 contra la sede de la Gestapo en Copenhagen (Shellhus)
https://en.wikipedia.org/wiki/Operation_Carthage

reportaje al respecto en el nº113 de la publicación "After the battle"
https://www.docdroid.net/PaOvVKi/after- ... d.pdf.html
"El mal existe cuando las personas buenas no hacen lo que es correcto"

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