¡Hola a todos!
¡Hola, Martin!
1) Dunkerque. Coincidirás conmigo que entre la certeza (“si Rundstedt no lo hubiera hecho, lo hubiera ordenado Hitler, de eso no hay duda”) y la posibilidad (“es imposible saber a ciencia cierta que hubiera ocurrido si Rundstedt...”) hay una gran diferencia. Pero en este caso, saber lo que hubiera pasado no es importante; lo importante y decisivo es saber por qué. Y sabemos por qué Rundstedt detuvo los blindados alemanes y por qué Hitler apoyó su decisión: por el temor a los flancos expuestos. Como ya he contado la historia aquí
viewtopic.php?f=19&t=15340" onclick="window.open(this.href);return false; huelga repetirla. Ahora, si tú pretendes atribuir a esa decisión (el paro blindado) un supuesto motivo de sabotaje por parte de Hitler, entonces deberás aportar algún argumento sólido y no una especie de
wishful thinking para tejer tu teoría.
2) Wegner expone la “ideología de la auto-destrucción” de Hitler esceneficada en la derrota alemana. Podrá criticarse como cualquier otra teoría, pero los argumentos del autor y sus ejemplos son consistentes con lo que expone. Es algo en lo que abunda Kershaw en su último libro “The End...”. Desde julio de 1944, razona Kershaw, Alemania luchaba por evitar una derrota inevitable y que se sabía inevitable; aun así, el régimen, el partido, las fuerzas armadas y una gran parte de la sociedad civil se sumaron a esa lucha inútil y hacia la propia auto-destrucción. ¿Por qué? Tratar de responder a esa pregunta es el objetivo central del autor, quien cierra el último capítulo de su libro, el de conclusiones, con el sugerente título de “Anatomy of Self-Destruction” (“Anatomía de la Auto-Destrucción”), que bien evoca al artículo de Wegner.
3) Dices que en tu teoría, “el miedo al fracaso de Hitler....”, pero yo tenía entendido que tú hablabas del “miedo al éxito de Hitler”. Como ya dije, es claro que Hitler tenía miedo al fracaso (por otra parte, como cualquier persona), pero lo que importa, lo que debería importarte a ti para dar solidez a tu teoría, es sustentar ese supuesto miedo al éxito en el que descansa tu tesis.
4) La decisión de Hitler de invadir la URSS. Dices que explicaste bastante bien esa decisión, pero ese “bastante bien” es algo extraño a la realidad. Afirmas que la invasión “no era sustentable en lo más mínimo”, pero este aserto, demasiado radical, sólo tiene justificación desde la retrospectiva histórica, no desde la perspectiva de la época. Se cuentan con los dedos de una mano los generales alemanes que expresaron, antes del inicio de Barbarroja, dudas sobre la victoria de la proyectada campaña militar contra la URSS, y en cambio son multitud aquellos que expresaron plena confianza en la misma. Y no sólo se pensaba así en el campo militar alemán, sino también en los de otros países, como en el Estado Mayor General del ejército británico y en el del ejército americano. Y no sólo en el campo militar, sino también en el político. Por tanto, lo que dices de que “estaba condenada al fracaso” no se veía así entre los mayores protagonistas mundiales de la época, que pensaban casi todos ellos que la URSS sólo aguantaría unas semanas la embestida alemana.
El defecto que vicia este tipo de juicios que haces, Martin, es que los fundamentas exclusivamente desde la retrospectiva histórica, desde tu privilegiado conocimiento de toda esa historia de la IIGM. Hoy en día, con todo lo que sabemos de cómo estaban preparadas realmente la URSS y Alemania y cuáles eran sus potenciales, es razonable decir que Barbarroja estaba de antemano condenada al fracaso. Pero entonces este juicio estaba muy lejos de ser razonable. Los líderes políticos y militares de 1940, digamos, tenían un visión de la URSS y de sus estamentos institucionales (fuerzas armadas incluidas) muy basada en prejuicios ideológicos, escaso conocimiento profundo de la URSS, escasa información de inteligencia y, sobre todo, moldeada por las purgas de Stalin del liderazgo militar durante 1937-38, principalmente, y la pobre actuación del Ejército Rojo en la Guerra de Invierno de 1939-40 contra Finlandia. Si a eso añadimos que en el campo alemán esos líderes eran víctimas de su propio anti-bolchevismo radical, estaban embriagados de victorias recientes y consideraban a los eslavos unos “sub-humanos”, es más fácil entender, desde nuetras perspectiva actual, el porqué o los porqué de su confianza en la victoria contra la URSS.
Ya te expliqué en otra intervención cuáles fueron las razones objetivas que llevaron a Hitler a su decisión de invadir la URSS. Fueron motivos razonables, fríos, de pura estrategia. Si alguna razón subjetiva puede añadirse, que sí se puede, está entre las que acabo de señalarte en el último párrafo y en la propia ideología hitleriana sobre la raza y el “espacio vital”. Pero la razón que decidió, en ese preciso momento histórico, a Hitler a atacar a la URSS fue fundamentalmente estratégica.
Podrás seguir exponiendo ejemplos militares (Moscú, Stalingrado, Kursk....), pero me atrevo a vaticinar que adolecerán del mismo vicio que te he señalado aquí.
Saludos cordiales
JL