foto: fogonazos
4 de julio de 1957
El ejército americano se percata de que en los próximos meses es probable que desate una guerra nuclear contra el gobierno soviético
Y manda los chicos del primer batallón de la 12º de Infantería a maniobrar y ensayar tácticas nucleares en el desierto de Mojave. Al sur de nevada,
foto:fullcoll.edu
Allí aprenden de todo, como taparse los ojos y como rodar en medio de la onda expansiva
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En ese grupo se encuentra Darrell Robertson, son las 4 de la noche cuando es despertado y conducido a una zona llamada Camp Desert Rock donde por primera vez observara una explosión nuclear
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En un artefacto nuclear todas las reacciones de fisión nuclear y fusión nuclear se completan estando la bomba aún intacta. En una bomba típica de unos 20 Mt se alcanza una temperatura en su interior de unos 300 millones de ºC. Téngase en cuenta que el centro del Sol tan solo alcanza los 20 millones de grados. Para encontrar temperaturas de ese orden hay que ir a los núcleos de las gigantes rojas de helio. La temperatura alcanzada en cuestión de nanosegundos es enorme, pero ni siquiera esto representa el grueso de la energía de la bomba. La mayor parte de esta energía se libera en forma de radiación.
Conviene destacar que existen considerables diferencias entre el rango y la calidad de los efectos si la bomba es detonada a ras de suelo (groundburst) o a una cierta altitud sobre el objetivo (airburst
Equipados con un chaleco especial, guantes y gafas protectoras los neófitos (recién llegados) operaban cerca de esta explosión, relativamente pequeña, ecucharon la explosión y la onda expansiva les sorprendió
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Recuerda Robertson que sus compañeros y el rodaban como pelotas de fútbol
Pero aquí viene lo sorprendente de la historia:
Cuando le alcanzaron las radiaciones, Robertson, pudo ver, por un instante, sus propios huesos debajo de los guantes y de la carne
Pero al no encontrar explicación lo callo hasta pasados unas años vio que todos sus compañeros relataban cosas similares, Y dio a la luz su secreto
Foto:flickr 3326
El gobierno americano quiso investigar y volvió a mandar el mismo batallón a realizar experimentos
Fueron sometidos a unas 15 explosiones y aguantar 2 horas por la radiación para medir que producían
El gobierno se invento que la radiación se lavaba y que pasados por agua o rascados ya no tendrían efectos, y todos los soldados confiaron en ello
foto:brookings
Siempre le preguntan a Robertson si los utilizaron de conejillos de indias a lo que responde con un Si rotundo
Durante los siguientes años sirvió en muchos test nucleares, la bomba mas grande que vio fue la llamada “smoky” 44 kilotones, aproximadamente tres veces la fuerza de la bomba dejada caer sobre Hiroshima. Era suficiente para convertir en arena todo lo que tocaba
A Robertson, el cáncer le devoró parte de los riñones, el páncreas, el hígado y la próstata, y se extendió por algunos puntos de los pulmones. Muchos de sus compañeros no tuvieron tanta suerte. No llegaron a viejos para contarlo
Ahora vive en una granja junto a su esposa Bárbara y sus dos hijos, y sueña con que Barack Obama, Vladimir Putin, Angela Merkel y otros dirigentes políticos, vean por una vez en la vida una explosión nuclear para que así no la utilicen jamás
Hay varias teorías sobre porque se vieron sus huesos pero la mas probable según expertos es que la radiación emitía luz y veían como rodeaba sus huesos
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