¿Una invasión de Portugal?

[Castellano]

A finales de 1941 la situación diplomática entre Alemania y España era muy tensa. La Operación "Félix" seguía entre los planes del Ejército alemán. Se pensaba en en el papel que representaría Portugal, aliado de Gran Bretaña, en esta operación. Para evitar complicaciones y asegurar el dominio de toda la península en caso de guerra, el Alto Estado Mayor español planificó, en diciembre de 1941 y bajo el nombre "Plan de Campaña nº1" un estudio sobre una posible invasión de Portugal. Las tropas españolas accederían al país vecino por una ruta entre el Guadiana y el Duero que asegurara un rápido avance hacia la capital portuguesa, Lisboa, antes de producirse una movilización de reservistas, que se calculaban en 300.000. Sin embargo, se estudió que, frente a la falta de armamento pesado y artillería, tal acción no podría producirse hasta el año 1946.

[carmona]

hace unos dias asistía aunas conferencias sobre la sgm y el protectorado en Melilla y este tema se tocó de pasada, aunque se decía por aquí que los planes del EM del ejercito eran una chapuza.

[Mac_aco]

(Contexto: octubre de 1940, después de Hendaya)

Entretanto, existía la posibilidad de que España, como Italia, pudiera actuar por su cuenta. La invasión del Marruecos francés barajada durante meses había sido vetada por Hitler; además, las fuerzas galas en la zona eran numerosas y estaban mucho mejor pertrechadas que las españolas. El principal objetivo de Franco era Gibraltar, pero los españoles no podían actuar a este respecto hasta no contar con el total acuerdo de Alemania y su masiva asistencia. Aún quedaba Portugal, que, al tener un ejército pequeño y débil ahora podría convertirse en la Grecia de España. En Berlín, Serrano Suñer había insinuado varias veces sus ideas respecto a Portugal. No hay constancia de lo dicho al respecto en Hendaya, que puede que no fuera mucho, pero quizá Hitler aludiera a los planes alemanes del momento, que, sin implicar necesariamente la invasión de Portugal, si destinaban al menos unidades alemanas a la vigilancia de sus fronteras. A pesar de su especial relación con España, Portugal era aliado de Gran Bretaña y los alemanes no habían vetado su invasión. Además, sus fuerzas eran tan débiles que cabía imaginarse que España conquistaría el país con sus propias armas.

A juzgar por el Estudio para el Plan de Campaña nº 1, preparado por el Alto Estado Mayor (AEM), en diciembre (se entiende de 1940), sin fecha, Franco ordenó a los oficiales del mismo que redactaran un plan de contingencia para la invasión de Portugal, que podría preceder, acompañar o seguir a la operación contra Gibraltar. Se podría decir que dicha invasión, equivalente a la de Grecia por parte de Mussolini, formaba parte de la propia “guerra paralela de Franco”.
El estudio se refería a Portugal calificándolo de “el enemigo” y comienza estudiando brevemente diversas invasiones de Portugal realizadas desde España a lo largo de la historia, entre ellas las campañas francesas registradas entre 1807-1810. Hacía hincapié en la utilización para la invasión de una ruta central situada entre el Duero y el Guadiana, porque “siendo Lisboa el centro general de resistencia, no admite dudas que las invasiones decisivas serán siempre las que se dirijan al dominio de la región central”. El informe calculaba que las tropas estacionadas en el Portugal metropolitano llegaban a los 20.000 hombres, aunque si el país disponía de tiempo podría movilizar a 300.000 de los cuales la mitad podrían situarse en las líneas de frente.

“La conquista de Portugal sólo debía abordarse dentro de una estrategia global, porque, dada su íntima conexión con Inglaterra, representa uno de los aspectos de la lucha contra esta última nación”. Esto conllevaba el problema de defender las costas portuguesas, y también las comunicaciones con las islas y con Marruecos, de las represalias británicas, y, si España actuaba por su cuenta, también se enfrentaría al problema de cómo “conquistar o al menos neutralizar Gibraltar”. El AEM juzgó que el arsenal español era adecuado en lo tocante a ametralladoras y morteros ligeros, pero que su artillería principal estaba “muy deteriorada” y que no siquiera era útil para defenderse, mientras que en total, sólo había cuatro regimientos con baterías antiaéreas de poco calibre, “a todas luces insuficientes”. Puede que la cantidad de munición fuera apropiada, pero los últimos ejercicios prácticos demostraban que “en cartuchería, hay muchos fallos”. No había suficientes caballos, ni radios, ni tiendas cónicas, ni siquiera mantas. El ejército disponía de 12 mil camiones de diversas calidades, pero no contaba con reservas o repuestos para los cuatro exiguos regimientos de carros. En consecuencia, “según el estudio hecho por el Ministerio del Ejercito para la realización de un plan de armamentos, se calcula que hasta el año 1946 no se estará en condiciones de disponer del armamento necesario para todas las unidades que resulten” necesarias para la movilización “del primer desdoblamiento de unidades permanentes”. Para llevar a cabo la movilización se necesitarían quince días, después de los cuales cada uno de los batallones del Regimiento de Automóviles podría proporcionar medios para trasladar al frente a una división de infantería. Todo esto resultaba desalentador, pero el AEM apuntaba que “la penosa y dolorosa impresión que se deduce de lo expuesto ha sido soslaya para la redacción del estudio propuesta de un plan de operaciones, porque suponemos que aún en el caso que tuviera que realizarse en las condiciones actuales, seríamos ayudados en el material por un grupo de países aliados (es decir, principalmente Alemania) puesto que, hoy día, las guerras se desarrollan entre grupos de naciones”, o al menos así se esperaba. En total, para una invasión se utilizarían diez divisiones de infantería, la única división de caballería existente, los cuatro regimientos acorazados y varias unidades menores apoyadas por una división de reservas, las dos que cubrían Gibraltar y las siete que había en Marruecos.
La magnitud de todos estos contingentes sería por los menos del doble de la que Portugal podía situar en los frentes, aunque el país declararía la movilización general “y los habitantes no serán hostiles”, por decirlo de forma suave. Se pretendía llegar a Lisboa y la costa atlántica tan pronto como fuera posible, de manera que, para acometer el conjunto de la operación sería deseable aumentar el Ejército Español en la Península hasta llegar aproximadamente a 25 divisiones. Además de las 11 que serían utilizadas para la invasión, cinco más podrían apoyar el operativo y otras nueves quedarían a la defensiva. Sería clave actuar con rapidez y decisión, porque un ejército portugués totalmente movilizado podría alinear quince divisiones –aunque no se explicaba de donde sacarían las armas-.

Se realizaría una resuelta invasión en dos fases, la segunda de las cuales desataría la gran movilización en España – aunque no estaba claro cómo se iba a hacer esto rápidamente-. Las dos rutas principales de la invasión hacia el oeste partirían, una de Ciudad Rodrigo a través del valle de Mondego y otra de Extremadura e irían acompañadas de dos ataques de distracción, uno en el norte y otro en el extremo sur. No se proponía una agenda exacta, aunque se hacía hincapié en la velocidad, que permitiría que “las resistencias podrían ser fácilmente arrolladas”. No obstante, se calculaba que Lisboa sólo podría tomarse durante la segunda operación, la más amplia, de manera que las dos maniobras de distracción tendrían lugar durante esta fase. Además, se estaba redactando un proyecto de “neutralización u ocupación de Gibraltar” para el que como mínimo se precisarían dos divisiones, ya que no se había llegado a ningún acuerdo militar concreto con Alemania. Uno de los peores problemas era que la “consecuencia inmediata de una guerra con Inglaterra será la pérdida absoluta de las comunicaciones marítimas atlánticas y la incomunicación con Canarias, el territorio del Sahara y Guinea”. Cabía esperar que EEUU ayudara a UK, mientras que “la acción que con nuestros buques de superficie podíamos ejercer” contra los buques británicos “es nula”. Se expresaba la piadosa pero inverosímil esperanza de que la escasa flota submarina española y su pequeña y obsoleta fuerza aérea pudieran contener a las fuerzas británicas. Sin embargo, esas unidades apenas tenían refuerzos y suministros, y su avituallamiento sólo llegaba para el ataque inicial. Cómo los británicos podría reforzar a Portugal, “nuestros aliados” tendrían que abastecer a España con no menos de seis grupos de bombarderos, tres de cazas y tres escuadrones de reconocimiento. Sería una prioridad vital “tener aseguradas la protección de las comunicaciones entre la península y la Zona del Protectorado, teniendo en cuenta que siempre será posible el paso de submarinos por el Estrecho”. Lo que España importaba entonces del hemisferio occidental tendría que suministrárselo Alemania por vía férrea o a través del Mar Negro, aunque la segunda ruta probablemente fuera bloqueada por la flota mediterránea británica, a la que habría que neutralizar primero, aunque no se decía cómo.
(…)
¿Era éste un plan serio?

Todos los mandos militares redactan planes de contingencia, pero una importante distinción entre los cinco planes de ese tipo concebidos para España y los tres más tarde redactados por Alemania era que todos éstos eran operaciones fundamentalmente defensivas, que sólo una incursión enemiga en España desataría, mientras que los planes de ésta contemplan la comisión de un acto de agresión gratuito. Parece que el propio tiempo que costó preparar este estudio de 130 páginas determinó la posibilidad de ponerlo en práctica, porque en Diciembre estaba claro que la invasión de Grecia por parte de Mussolini era un desastre total y que, al menos por el momento, la entrada de España en la guerra debía quedar totalmente en suspenso.
“Franco y Hitler, España, Alemania, La Segunda Guerra Mundial y el Holocausto”
La esfera de los libros, pág 155- 159

(…)
Por parte alemana, para el supuesto de la operación Félix, un informe del Estado Mayor Alemán consideraba que habría que evitar en la medida de lo posible la invasión de Portugal, debido a las complicaciones que generase, al tiempo que llegaba a la conclusión de que la “capacidad económica bélica de España no le permite por ahora mantener una guerra con sus propias fuerzas, ni siquiera por un corto periodo de tiempo de tiempo”, por lo cual no se debería esperar asistencia militar por parte de las fuerzas españolas.

“Franco y Hitler, España, Alemania, La Segunda Guerra Mundial y el Holocausto”
La esfera de los libros, pág 162- 163

“Canaris, que tenía buenas relaciones personales con el Caudillo se reunió con él (Franco) el 7 de diciembre (de 1940) y le dijo que Hitler quería comenzar a introducir en España fuerzas alemanas el 10 de enero (de 1941) y que, tan pronto como se hiciera ese movimiento, grandes cantidades de suministros germanos comenzarían a entrar en España. Por primera vez, Franco se cerró en banda. Además de todos sus problemas económicos y de abastecimiento militar, y de no contar con garantías firmes respecto a la cuestión de Marruecos, España se vería al menos temporalmente inundada de tropas alemanas, algo que nunca había sido la intención de Franco. Aunque la gran fuerza de asalto alemana no fuera necesariamente la razón principal de sus objeciones, si constituía un problema. Franco no se lo dijo así a Canaris, pero afirmó algo que venía mas al caso: que España no podía entrar en la guerra mientras la marina británica se mantuviera tan fuerte, las Canarias siguieran estando tan expuestas y los propios problemas económicos y militares fueran tan graves. Cuando Canaris le preguntó que otra fecha sería aceptable, Franco se negó a darle una respuesta concreta. Cuando por telegrama le pidieron que tratara una vez más de arrancar una fecha definitiva, Canaris contestó el día 10 que había hecho lo que había podido, pero que el autentico problema era que Franco no entraría en guerra mientras UK estuviera en situación de causarle daños. Ante esta situación, Hitler arrojó la toalla y ordenó que los preparativos para la operación Felix se interrumpieran por el momento.

“Franco y Hitler, España, Alemania, La Segunda Guerra Mundial y el Holocausto”
La esfera de los libros, pág 166- 167

[Schwerpunkt]

¡ Saludos a tod@s !

Muy interesante la información posteada por Mac_Aco. Conocía la menesterosa situación del ejército español -y de la economía en general- pero es interesante ver hasta que punto los datos subrayan la terrible situación de las fuerzas armadas. El propio AEM reconocía implícitamente que se podría con Portugal aunque a duras penas y que desde luego la segunda fase de la invasión, o sea la mínima protección de las costas lusoespañolas quedaba totalmente al albur de la ayuda que llegara desde Alemania.

pero el AEM apuntaba que “la penosa y dolorosa impresión que se deduce de lo expuesto ha sido soslaya para la redacción del estudio propuesta de un plan de operaciones, porque suponemos que aún en el caso que tuviera que realizarse en las condiciones actuales, seríamos ayudados en el material por un grupo de países aliados (es decir, principalmente Alemania) puesto que, hoy día, las guerras se desarrollan entre grupos de naciones”, o al menos así se esperaba. En total, para una invasión se utilizarían diez divisiones de infantería, la única división de caballería existente, los cuatro regimientos acorazados y varias unidades menores apoyadas por una división de reservas, las dos que cubrían Gibraltar y las siete que había en Marruecos.

Como se ha comentado se hacía hincapié en la necesidad de ayuda extranjera (alemana e italiana fundamentalmente) y desde luego no había plan B caso que la anunciada ayuda no llegara o no lo hiciera en la cantidad necesaria.

Se realizaría una resuelta invasión en dos fases, la segunda de las cuales desataría la gran movilización en España – aunque no estaba claro cómo se iba a hacer esto rápidamente-. Las dos rutas principales de la invasión hacia el oeste partirían, una de Ciudad Rodrigo a través del valle de Mondego y otra de Extremadura e irían acompañadas de dos ataques de distracción, uno en el norte y otro en el extremo sur. No se proponía una agenda exacta, aunque se hacía hincapié en la velocidad, que permitiría que “las resistencias podrían ser fácilmente arrolladas”. No obstante, se calculaba que Lisboa sólo podría tomarse durante la segunda operación, la más amplia, de manera que las dos maniobras de distracción tendrían lugar durante esta fase. Además, se estaba redactando un proyecto de “neutralización u ocupación de Gibraltar” para el que como mínimo se precisarían dos divisiones, ya que no se había llegado a ningún acuerdo militar concreto con Alemania. Uno de los peores problemas era que la “consecuencia inmediata de una guerra con Inglaterra será la pérdida absoluta de las comunicaciones marítimas atlánticas y la incomunicación con Canarias, el territorio del Sahara y Guinea”. Cabía esperar que EEUU ayudara a UK, mientras que “la acción que con nuestros buques de superficie podíamos ejercer” contra los buques británicos “es nula”. Se expresaba la piadosa pero inverosímil esperanza de que la escasa flota submarina española y su pequeña y obsoleta fuerza aérea pudieran contener a las fuerzas británicas. Sin embargo, esas unidades apenas tenían refuerzos y suministros, y su avituallamiento sólo llegaba para el ataque inicial. Cómo los británicos podría reforzar a Portugal, “nuestros aliados” tendrían que abastecer a España con no menos de seis grupos de bombarderos, tres de cazas y tres escuadrones de reconocimiento. Sería una prioridad vital “tener aseguradas la protección de las comunicaciones entre la península y la Zona del Protectorado, teniendo en cuenta que siempre será posible el paso de submarinos por el Estrecho”. Lo que España importaba entonces del hemisferio occidental tendría que suministrárselo Alemania por vía férrea o a través del Mar Negro, aunque la segunda ruta probablemente fuera bloqueada por la flota mediterránea británica, a la que habría que neutralizar primero, aunque no se decía cómo.

Desde luego da una pobre imagen de los altos mandos del Ejército español de la época. Se puede entender la carencia y pobreza de medios pero desde luego este plan operativo es casi de risa... Ningún tipo de estudio serio de la movilización, de los elementos de transportes necesarios, equipo, munición, combustible y pertrechos mas que una especie de acto de fé en que la resistencia portuguesa sería rápidamente arrollada y la ayuda germana compensaría las carencias de las fuerzas armadas españolas.

Todo indica que mental y materialmente el ejército español se encontraba a años luz del desafío que suponía una contienda mundial contra el Reino Unido y supuestamente la ayuda norteamericana que éste recibiera.

[Mac_aco]

Desde luego da una pobre imagen de los altos mandos del Ejército español de la época. Se puede entender la carencia y pobreza de medios pero desde luego este plan operativo es casi de risa... Ningún tipo de estudio serio de la movilización, de los elementos de transportes necesarios, equipo, munición, combustible y pertrechos mas que una especie de acto de fé en que la resistencia portuguesa sería rápidamente arrollada y la ayuda germana compensaría las carencias de las fuerzas armadas españolas.

Todo indica que mental y materialmente el ejército español se encontraba a años luz del desafío que suponía una contienda mundial contra el Reino Unido y supuestamente la ayuda norteamericana que éste recibiera.

Al principio, cuando lo leí por primera vez hara cosa de año y pico, pense lo mismo, pero hoy día, después de leer los sucesivos informes presentados en esa epoca al ministerio de la guerra, me da mas la sensación qué es la forma que tenían los autores del plan de expresar que o bien no se podía hacer, o bien era mejor no hacerlo.

Saludos

[Chipper]

Yo pienso, que Portugal, no podria detener el ataque de las fuerzas españolas - en el caso, de que el ataque se hiciera como dios manda, respetando unas pautas y una estrategia precisa -. De haber estado en la piel de los generales o del mismo Franco, el plan no hubiera procedido, "almenos de momento", ya que como se dice, hasta el 46, no se podia atacar sin estar "seguros" de una buena ofensiva, y de tener la parte de Gibraltar bien cubierta. Además, la marina Británica, hubiera hecho añicos cualquier ataque de la marina española, y ya no hablemos de la aviación.
Creo, que la invasión a Portugal y la Operación Felix, no era más que un "What Iff" de la epoca.
SALU2 Chipper

[Schwerpunkt]

¡ Saludos a tod@s !

Hay una página web con excelente información sobre todos los contendientes y países neutrales de la II Guerra Mundial que posteo a continuación:

http://www.orbat.com/site/ww2/drleo/000 ... 000oob.htm

El OOB del Ejército español de la época según esa página era el que viene a continuación:

Cada región militar contaba con unas dos divisiones de infantería a excepción de las Canarias y las Baleares que contaban con menos. Como fuerzas móviles tan sólo se contaba con una división de caballería y algunos batallones de carros formados básicamente con carros rusos capturados en la guerra civil y Pz-I.

Las fuerzas aéreas se articulaban de la siguiente manera:

La aviación estaba formada por una colección de aparatos italianos, alemanes e incluso soviéticos capturados en la guerra. Según la misma fuente se contaba con un total de 541 aparatos aunque la tasa de operatividad debía de ser bastante baja a juzgar por los comentarios de los contemporáneos. Era una fuerza importante aunque lastrada por problemas de mantenimiento al ser aparatos de tan diversas procedencias y con el agravante que tendrían en caso de guerra que hacer frente a múltiples compromisos: defender el Marruecos español, las islas Canarias, Baleares y un perímetro costero interminable.

Se infiere que era un ejército básicamente de infantería con muchos problemas de material, movilización y mantenimiento y que incluso contra un adversario tan débil como Portugal no hubiera sido una campaña relámpago a no ser claro que se hubiera tenido el auxilio de unidades motorizadas alemanas. La debilidad española en tierra era especialmente preocupante en el terreno de la artillería de campaña, antiaérea así como motorización. Incluso las débiles unidades existentes hubieran tenido una operatividad y rendimiento muy baja debido a la falta de repuestos entre un equipo tan heterogéneo. Y de la marina mejor ni hablar en el caso de un enfrentamiento hipotético contra la Royal Navy...