Y mañana el mundo...

Cuestiones generales relativas a la Segunda Guerra Mundial

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maxtor
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Y mañana el mundo...

Mensaje por maxtor » Mié Jul 11, 2012 8:44 pm

Saludos cordiales.

En la madrugada del 7 de noviembre de 1942 dio comienzo la ocupación estadounidense del Marruecos francés que junto con los desembarcos angloamericanos en Argelia formaron la operación militar conocida como Antorcha. En su mensaje del 8 de noviembre al jefe del Estado francés, el mariscal Henri Philippe Pétain, el presidente Franklin Delano Roosevelt justificó así la intervención angloamericana:

“Hoy, con los ojos cegados por la avaricia (…), Alemania e Italia se proponen invadir y ocupar el norte francés de África para poder llevar a cabo sus planes de dominio y conquista de todo este continente (…) Su conquista de África (…) sería el preludio de ulteriores intentos de amenaza por parte de Italia y Alemania de conquistar amplias zonas del hemisferio americano (…) La invasión y ocupación del territorio francés en el norte y el oeste de África supondría la más grave afrente a la seguridad de los EEUU y de todas las repúblicas americanas – del mismo modo que anunciaría el fin del Imperio francés” ( Roseman, S.I, The Public Papers and Addresses of Franklin Delano Roosevelt – Humanity on the Defensive, 1942), Harper & Brothers, N.Y, 1938 – 1950, pp. 455 – 457).

Pétain se puso rojo de ira, al igual que Pétain los historiadores de la Segunda Guerra Mundial han sostenido que el presidente norteamericano exageraba, que la Alemania de Hitler no tenía más que un interés efímero en África noroccidental y que carecía de planes globales contra los EEUU.

El libro de Norman J.W. Goda, “Y Mañana el Mundo… Hitler, África noroccidental y el Camino hacia America” analiza la cuestión y cuestiona la falta de un plan global de Hitler que se parara únicamente en su campaña contra la URSS. El autor intenta demostrar que desde la rendición de Francia en 1940 hasta los desembarcos aliados de 1942 en el noroeste de África, los límites cronológicos del contenido del libro, la Alemania de Hitler intentó firmemente desarrollar bases en el noroeste francés de África y en las islas españolas y portuguesas adyacentes. Las bases estaban destinadas a ser utilizadas en la futura confrontación contra los EEUU, el éxito aliado en 1942 no fue fruto de la falta de interés de Berlín sino de su fallida política en dicha área geográfica.

Dicha cuestión y el debate sobre los objetivos alemanes en el norte de África se enmarcan en un debate más amplio, ¿tenía Hitler estrategias y objetivos, o actuó únicamente guiado por el oportunismo?. ¿Perseguían una mera revisión del Tratado de Versalles?, ¿Acaso la Alemania de Hitler luchaba en última instancia por un “espacio vital” en el Este mientras creaba una posición militarmente inatacable en el continente europeo?, ¿O el objetivo final era nada menos que una hegemonia mundial del Tercer Reich?. El autor en todo el libro con un amplio manejo de archivos intenta demostrar que si el objetivo por parte de Alemania de usar la costa noroccidental de África como base de operaciones incluso antes de la entrada de los EEUU en el conflicto fue debido a que los objetivos del Tercer Reich eran realmente de ámbito global.

El argumento de que Hitler era un oportunista carente de todo principio, obra de Allan Bullock, ha tenido sus seguidores, no obstante la mayor parte de los historiadores de las políticas exterior y estratégica alemanas han atribuido a Hitler el objetivo de dominar por lo menos el continente europeo. Andreas Hillgruber elaboró en la década de los sesenta un paradigma para los futuros debates: los propósitos de Hitler constituían un plan escalonado coherente, un Stufenplan coherente, esto es, un programa para conquistar Europa paso a paso, según el cual Alemania eliminaría a sus enemigos continentales uno por uno mediante una serie de campañas relámpago. En primer lugar Alemania obtendría una poderosa situación estratégica en Europa central, a continuación debeía despejar su flanco occidental aplastando para siempre el poder militar francés. Por último tenía que pulverizar a la URSS para obtener el “espacio vital” alemán en Europa oriental. ( Hillgruber, A., Hitlers Strategie).

Hillgruber y sus seguidores por supuesto que conocen las discusiones que se dieron a alto nivel en el Tercer Reich sobre una estrategia global, como en la Armada, la aviación o la posibilidad de lograr bases en la costa occidental de África, pero para esos historiadores son cuestiones secundarias o muy limitadas, o le atribuyen a dichas materias aspectos defensivos y no ofensivos y subordinados siempre a la estrategia europea. Inciden en los aspectos defensivos en cuanto a lograr bases que sirvieran de futura defensa ante el incipiente y creciente poder de los EEUU.

El historiador norteamericano Gerhard L. Weinberg, uno de los mayores expertos estadounidense en política exterior nazi, efectúa otra valoración diferente. La tosca valoración basada en criterios raciales que Hitler hacía de los pueblos del mundo, combinada con su idea de que la lucha interracial era el motor hegeliano que impulsaba la historia, venía a significar que las consecuencias geográficas de la agresión alemana eran, en principio, ilimitadas. Además Hitler transformó su concepto de los EEUU desde 1929, viendo a partir de entonces la sociedad estadounidense con más repugnancia que respeto – (Weinberg, G. L., Germany, Hitler an World War II: Essays on Modern German and World History, Cambridge University Press, N.Y, 1995, pp. 30 – 56. Se pueden encontrar puntos de vista contrarios en otras como las de Schröder, H.-J., Deutschland und die Vereinigten Staaten, 1933 – 1939: Wirtschaft und Poltik in der Entwicklung desdeutsch-amerikanischen Gegensatzes.).

La investigación de los historiadores alemanes Jost Dülffer y Jochen Thies de las empresas contratistas de la Armada alemana y la Luftwaffe muestra que los líderes alemanes consideraban el poder global como algo más que castillos en el aire. El gobierno alemán, así como las compañías navales y aeronáuticas que trabajaban para él, invirtieron importantes recursos financieros y mano de obra en barcos de guerra gigantes y bombarderos de largo alcance – que no son armas defensivas – incluso antes de que se iniciara la guerra en Europa. (Thies, J., op. Cit, pp. 136 – 147, y para los encargos de buques Dülffer, J., Weimar, Hitler und die Marine: Reichspolitik und Flottenbau, 1920 – 1939), Droste, Düsseldorf, 1973).

Aunque Hitler habló de la lucha racial mundial desde fecha temprana, su concepto de los EEUU involucionó de forma lenta. En 1928 Hitler consideraba con respeto a los EEUU, y llegó anotar en su segundo libro “Los EEUU se están convirtiendo (…) en el más astuto competidor de las naciones exportadoras europeas en los mercados mundiales. (…) Sería imprudente (…) pensar que la lucha entre Europa y América va a ser siempre de naturaleza económica y pacífica”. (citado en Weinberg, G.L, Hitlers zweites Buch, pp. 131 -132). Pero el juicio de Hitler cambió radicalmente a principios de los años 30 debido a su percepción de la incapacidad norteamericana de paliar los efectos de la depresión mundial, y llegó a la conclusión de que los EEUU estaban dominados por los judíos y que finalmente había sido víctima de la deshonrosa contaminación de la sangre, aún consideraba a los EEUU poderosos y una potencia industrial pero la corrupción racial que Hitler apreciaba claramente en los EEUU los convertía para él en una bestia desdentada.
Hitler ya nunca cambió de opinión, e incluso en 1942 comentó que no le veía mucho futuro a los EEUU, “un país en decadencia” con “un problema de raza y con muchas desigualdades sociales”, “ el americanismo me produce sentimientos de odio y de intensa repugnancia. Me siento más emparentado con cualquier país europeo. Lo relacionadon con America está la mitad judaizado, y la otra mitad ennegrecido, ¿Cómo puede un Estado así mantener su integridad? (citado en Trevor – Roper, H, Hitler`s Table Talk, 1941 – 1944).

Cuando Hitler llegó al poder prestó poca atención a los EEUU, consideraba sus leyes inspiradas por el espíritu judeo-pacifista que prohibieron los préstamos y la venta de armas a los países beligerantes; su lamentable falta de preparación militar; y su vacilante desgana a la hora de intervenir por la fuerza en los campos de batalla mundiales de Manchuria, Etiopía o España, significaban para la mentalidad de Hitler en los años 30 que los EEUU no era un factor a tener en cuenta. Incluso dicha ambivalencia y desprecio hacia los EEUU se mantuvo cuando dicho país empezó a inicios de 1940 a rearmarse en serio, el Congreso americano aprobó dicho año el aumento de la producción aeronáutica y un presupuesto de cuatro millones de dólares para construir una Armada para los dos océanos, y en Berlín todo ello se percibió como una gran fanfarronada.

La inteligencia militar alemana confirmó entre 1940 y 1942 que cualquier intervención que EEUU pudiera organizar en el futuro inmediato supondría en el mejor de los casos una molestia y en el peor, un inconveniente, la verdadera preocupación de los alemanes eran que los EEUU se apoderaran de las bases del Atlántico oriental en las que estaba interesada Alemania.

Dentro de los historiadores hay muchos críticos de la tesis de la existencia de un plan global de Hitler para lograr el predominio mundial y que no existía un claro plan operativo diseñado para una guerra premeditada contra los EEUU, y que sugerir lo contrario es dar pávulo a cavilaciones concretas de Hitler y de ciertos contratos militares (aéreos y navales) que Hitler ordenó. Norman Rich, autor del libro “Los objetivos bélicos de Hitler” – 2 vol – hablaba de dicho asunto de forma escéptica y que el historiador dependía en última instancia de las propias declaraciones de Hitler para acercarse a sus intenciones.

Las afirmaciones de Hitler no son desechables por el mero hecho de que las hiciera Hitler ya que tienen un significado histórico por sí mismas, por muy generales o fanáticas que nos puedan parecer, es cierto que el plan operativo de la Alemania nazi no dejó un documento claro como les gusta a los historiadores, y por fortuna los EEUU no fueron bombardeados por aviones de largo alcance desde las bases del noroeste de África, pero Hitler siempre mantuvo una gran libertad táctica dentro de sus concepciones estratégicas más amplias, pero si aceptamos dicha falta de coherencia táctica, también hay que aceptar que no existía un plan lógico y estructurado de guerra contra Polonia cuando Hitler demandó Danzing; ni de atacar a Francia mientras se luchaba contra Polonia; ni de invadir GB y la URSS mientras que las tropas alemanas estaban en Francia.

El régimen nazi era agresión pura, tal y como decía Goebbels en abril de 1940: “el nacionalismo nunca ha tenido una doctrina quue entre en pormenores. (…) Si hay alguien que hoy se pregunte cómo vemos la nueva Europa, tenemos que decir que no lo sabemos. Claro que tenemos una idea. Pero si la arropamos con palabras, nos traerá enemigos enseguida y hará que crezca la resistencia. Una vez que tengamos el poder, todos veremos claramente lo que se puede hacer con él. Si es necesario se intentará llegar a la meta por etapas. Los aspectos individuales son más fáciles de comprender porque parece que se pueden lograr y todo el mundo ve que se pueden conseguir. Hoy decimos “espacio vital” y cada uno puede hacer lo que quiera con ello. Seguro que a su debido tiempo sabremos lo que queremos” – ( Hillgruber, Strategie, p. 22).

Las intenciones disperas se deben atar en los cimientos de la realidad y para eso resulta de vital importancia saber hasta dónde quería llegar Alemania con sus nuevas armas navales y aéreas, Alemania no disfrutaba de un fácil acceso al mar ni a bases estratégicas, la zona más adecuada para la instalación de bases alemanas era África noroccidental, una región que el historiador Goda acota desde el Marrueco francés hasta Senegal y que incluye las islas Canarias españolas y los archipiélagos portugueses de Azores, Cabo Verde y Madeira. Si el Reich adoptaba una política clara y coherente de adquisición de bases estratégicas en esa región, sería a costa de aquellos estados que ejercían un dominio sobre las zonas en cuestión (Francia de Vichy, España y Portugal), y lógicamente dicha política chocaba con las aspiraciones diplomáticas y de expansión tanto española como italiana.

La victoria alemana sobre los ejércitos aliados en Francia, en junio de 1940 hizo que la obtención de bases en el noroeste africano se convirtiera en una verdadera posibilidad, los franceses derrotados y excluidos a sus colonias, Italia había entrado en la guerra en el bando alemán al objeto de lograr su propio imperio colonial, y España estuvo sometida a tremendas presiones para entrar en la guerra o ceder bases a Alemania. En 1940 Alemania estaba más cerca de cumplir sus objetivos en Occidente que los aliados en lograr los suyos en 1943, así pues pensar que el gobierno alemán iba a planificar los pasos siguientes al objeto de lograr dichas bases no resulta descabellado. Hitler y el alto mando de la Marina discutieron las líneas maestras del porvenir estratégico y territorial de Alemania en el Oeste y alcanzaron un amplio acuerdo respecto a dichas necesidades estratégicas en el futuro. Alemania dispondría de un gran imperio de materias primas en África central, y debería preparse para una posible guerra contra los EEUU, y para dicha guerra las bases en el noroeste africano resultarían de esencial importancia.

La inflexible diplomacia de Hitler de todo o nada, y de no compartir dichas bases finalmente supuso la pérdida de una ventaja y afectó el curso de la guerra en detrimento de Alemania, y finalmente el norte de África fue el primer punto de entrada del poder norteamericano en su lucha contra Hitler.

El historiador Goda argumenta en su libro que la cuestión del noroeste de África, en relación con una futura guerra contra los EEUU no fue efímera, fue clave en el pensamiento estratégico alemán desde el colapso de Francia en 1940, hasta la pérdida definitiva de la zona dos años después.

Saludos desde Benidorm.

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Antonio Machado
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Re: Y mañana el mundo...

Mensaje por Antonio Machado » Jue Jul 12, 2012 3:31 am

Hola Maxtor, estimado amigo:


Excelente tema el que has planteado, gracias por compartir.


Buen tema de reflexión, con diversos subtemas, citas interesantes y obras relacionadas. Veamos los aportes y perspectivas de los compañeros foristas.


Benidorm debe de ser una ciudad muy hermosa, Maxtor, con mucha historia, hace mucho tiempo que vives en ella ?


Saludos cordiales desde Nueva York,


Antonio Machado.
Con el Holocausto Nazi en contra de la Raza Judía la inhumanidad sobrepasó a la humanidad.

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mark
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Re: Y mañana el mundo...

Mensaje por mark » Jue Jul 12, 2012 11:51 pm

Hola.

Pues yo me posiciono bastante más en la línea de Norman Rich y creo que las intenciones alemanas, al menos a medio y corto plazo son suficientemente conocidas y no daban gran importancia al dominio del norte de África en comparación a la invasión y derrota de la URSS, que fue siempre el objetivo fundamental. Ni siquiera le dieron la suficiente atención con la finalidad de eliminar a Gran Bretaña, mucho menos se me ocurre con el objeto de luchar contra EEUU. La declarada filosofía hitleriana, sus movimientos políticos de los años 30 e incluso el tipo de armamento que promovió y que se produjo hablan claramente de sus intenciones: unificación de territorios del Reich alemán, anulación de la amenaza de las potencias europeas occidentales, derrota militar de la URSS y el Lebensraum.

Con relación al discurso de Roosevelt que citas, desde mi modesto punto de vista, es más una justificación política que un discurso sobre una realidad en la práctica. La decisión de realizar "Antorcha" no fue bien vista por muchos generales americanos que hablaban de intervenir directamente en Francia, ya en 1942, para socorrer cuanto antes a la URSS. En este caso Churchill se salió con la suya, y probablemente la opinión pública norteamericana necesitaba una justificación de su Presidente sobre este extremo, es decir, por qué se enviaban a sus tropas a salvar las colonias francesas y británicas en el norte de África en lugar de enviarlas directamente a Francia. Evidentemente, por razones obvias no se podía explicar públicamente que el ejército angloamericano no estaba preparado para dicha empresa en 1942. Esto, insisto, es una opinión personal.

Saludos.
"La tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad"
(Thomas Mann)

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maniakes
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Re: Y mañana el mundo...

Mensaje por maniakes » Lun Jul 16, 2012 3:59 am

Hola a todos,

Pues básicamente estaría de acuerdo con lo que expone Mark.

Me atrevería a decir que sí hay un documento donde se exponen las intenciones programáticas de Hitler, se llama "Mein Kampf", en general se suele ver como una desgracia que un político no sea coherente con lo que dice, pero en el caso de Hitler la desgracia deriva de que sí fue coherente con lo que dijo.

Sus objetivos estratégicos quedan claros aquí:

"Nosotros, los nacionalsocialistas, hemos puesto deliberadamente punto final a la orientación de la política exterior alemana de la anteguerra. Comenzaremos ahora allí donde hace seis siglos se había quedado esta política. Detendremos el eterno éxodo germánico hacia el Sur y el Oeste de Europa y dirigiremos la mirada hacia las tierras del Este. Cerraremos al
fin la era de la política colonial y comercial de la anteguerra y pasaremos a orientar la política territorial alemana del porvenir.

El destino mismo, parece querer mostrarnos el derrotero. El haber abandonado a Rusia en manos del bolchevismo, despojó al pueblo ruso de aquella clase pensante que, hasta entonces, había creado y garantizado su existencia como Estado (...)

Confieso francamente, que ya en la época de la anteguerra, me habría parecido más conveniente que Alemania, renunciando a su insensata política colonial y, consiguientemente, al incremento de su flota mercante y de guerra, hubiese pactado con Inglaterra en contra de Rusia y pasado así de su trivial política cosmopolita, a una política europea resuelta, de tendencia territorial en el continente (...)

Velar por que la potencialidad de nuestro pueblo no resida en dominios coloniales, sino en el suelo patrio del continente mismo. No considerar jamás asegurado el Reich, mientras éste no sea capaz de darle a cada nuevo descendiente de nuestro pueblo, a través de los siglos, la parcela que le corresponde."


Adolf Hitler, Mein Kampf.

Resulta evidente que para llegar a Rusia había que pasar primero por Polonia..., diría que eso también se hizo. El enfrentamiento con Inglaterra siempre fue considerado por Hitler como evitable dado que presuponía que sus intereses geopolíticos y los británicos eran, cuando menos, conciliables sino complementarios. Francia más que rival a batir era enemigo a neutralizar, más allá de Alsacia-Lorena Alemania no tenía reivindicaciones en suelo francés y, como en el caso inglés, el que Francia poseyese dominios coloniales no se veía como cosa que estorbase a los designios geopolíticos alemanes.

Entrando en situación de la guerra en 1942 opino que no había ningún peligro real -ni ningún interés- por parte de Alemania respecto a las colonias francesas que estaban en manos de Vichy -alguna se había pronunciado a favor de la aventura de De Gaulle-. Es más, hasta ese momento Alemania había actuado de garante de facto de las colonias francesas frente a las aspiraciones de Mussolini e incluso las de la España de Franco -de hecho España no entró en guerra en 1940 simplemente porque Hitler estimó más conveniente hacerse con el apoyo diplomático de Vichy que no con el teórico apoyo militar de Franco, dado que el precio de la intervención, además de una ingente cantidad de material era parte de las colonias francesas del norte de África-, lo cierto es que la parte del Imperio colonial francés al alcance de la mano de Hitler nunca fue molestado y diría que... nunca peligró por lo que a Alemania concernia -repito que los designios italianos eran otros, pero dada la ineficacia de la colaboración militar italiana sus posibilidades de poder imponerlos eran escasas-.

El discurso de Roosevelt se explica porque la operación "Antorcha" resulta diplomáticamente incomoda para los aliados, por una sencilla razón: por primera vez estos intervienen sobre un territorio teoricamente neutral -el de las colonias de la Francia de Vichy- y, naturalmente, existe la preocupación de pasar por "agresores", en consecuencia se presenta un discurso que pretende argumentar una amenaza alemana sobre esos territorios e, incluso yendo más allá, decir que se interviene para "protegerlos" de la misma -amén de para evitar amenazas transatlánticas-.

Desde un punto de vista estratégico a Alemania le interesaba mantener a Vichy bajo su dominio político, teóricamente independiente, y, respecto a la guerra, "neutral". Porque esa neutralidad -con especial en el norte de África- dejaba fuera de juego militarmente unos territorios que en manos enemigas -como se vió después de "Antorcha"- eran el preludio de una acción sobre Italia. Si se hubiese mantenido esa neutralidad de las colonias francesas la opción aliada sobre Italia era a partir de Egipto, muchísimo más compleja de orquestar.

Las bases marinas alemanas más o menos "secretas" que existieron estaban destinadas a apoyar a la Kriegmarine en la guerra submarina y en las operaciones de corso, su papel era ese, no eran en absoluto bases de "asalto" hacia América.

Pienso que Hitler concebía que el peso de Alemania en el mundo como "superpotencia" derivaría de su peso en Europa, en la medida que pudiera haber una influencia o un área de influencia alemana a nivel mundial ésta se debería al potencial del "Reich" alemán con base en Europa. De hecho, en las "Conversaciones de sobremesa", Hitler alude en algunas de sus reflexiones -a veces divagaciones- sobre geopolítica sobre que el choque de intereses -que nunca se produjo, y se ignora en que podía basarse Hitler para suponerlo, más allá de mirar un mapa- que podía derivar en guerra trasantlántica era entre el Imperio británico y los Estados Unidos. Esa era otra razón -además de un sentimiento de "cercanía racial"- que le hacia suponer que a medio o largo plazo Gran Bretaña se daría cuenta que sus intereses se defendían mejor con los alemanes que contra los alemanes.

En cuanto a la "pista" del material bélico diría que al margen de prototipos lo que pesa es la orientación del que se utilizó masivamente, el modelo de guerra alemán era la "blitzkrieg" lo que implicaba una fuerza aérea diseñada para actuar sobre el terreno, en cooperación con las unidades terrestres, y no diseñada para misiones estratégicas. La operatividad de los Stukas lo era para bombardeo en picado combinado con la acción de los blindados, en la concepción de ese modelo no están presentes, de entrada, las operaciones de bombardeo estratégico -incluso me atrevería a decir que la ausencia de armamento adecuado para el mismo pesó en el resultado de la Batalla de Inglaterra-, sin embargo, tanto la aviación británica como la estadounidense sí diseñan dentro de su arma del aire unidades adecuadas para esas operaciones. Cosa lógica por cuanto la concepción militar británica y estadounidense debía prever posibles operaciones de largo alcance -volviendo al factor geopolítico, estas corresponderían a la naturaleza del Imperio británico y de la posición geográfica estadounidense-.

Un saludo

maxtor
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Re: Y mañana el mundo...

Mensaje por maxtor » Mié Jul 18, 2012 9:32 pm

Saludos cordiales.

Tanto Mark como Maniakes estableceis argumentos que en buena medida comparto, pero el libro de Goda me ha parecido interesante en cuanto a la posibilidad de una estrategia mundial de Hitler que abarcaría lógicamente un enfrentamiento final contra los EEUU, y aunque finalmente fue así no fue como lo había planeado o pensado Hitler.

El historiador Goda no menosprecia en ningún momento o minusvalora como no podría ser de otra forma, el que el objetivo final en Europa de Hitler era la invasión de la URSS, y en buena medida ante la resistencia británica y ante la imposibilidad de vencerla vía aérea y por la imposibilidad técnica de invadir las islas inglesas, Hitler pensó que otro motivo de invadir la URSS era porque pensaba que los ingleses únicamente les quedaba la URSS o los EEUU.

Alemania hizo esfuerzos claros tras la caída de Francia en 1940 para obtener enclaves en África noroccidental para construir bases navales y aéreas. Estas bases – según el historiador Goda – debían de ser de utilidad a Alemania en su lucha trasatlántica contra los EEUU. Hitler empezó a desarrollar sus ideas sobre una guerra mundial cuando se publicó el primer tomo de Mein Kampf en 1924, a medidados de los años 30 comenzó a impulsar la construcción y el diseño de una Marina y de unas Fuerzas aéreas necesarias para una guerra mundial. Empezó a pensar en los requisitos geográficos que necesitaría Alemania en su futura lucha mundial contra los EEUU inmediamente después de firmar el alto el fuego con Francia. A la espera de un final rápido de la guerra en el frente occidental, Hitler se negó a expresar sus reivindicaciones territoriales en el imperio francés durante las negociaciones del armisticio: las reservaba para la conferencia de paz que tenía que celebrarse meses más tarde.

La conquista de Gibraltar hubiera sido un modo efectivo de lograr dichas reivindicaciones territoriales alemanas y sobre todo hubiera dificultado en extremo o incluso hecho inviable cualquier invasión de los aliados por el norte de África. Hitler empezó a hablar de la toma de Gibraltar la primera semana del mes de julio, más de dos semanas antes de que firmara la directiva de guerra en la que se insertó la operación Lobo Marino, y más de dos meses antes de que la Marina incluyera Gibraltar como objetivo naval de su estrategia periférica mediterránea contra los británicos.

Para Alemania la caída de Gibraltar hubiera permitido la ampliación del poder alemán en el África noroccidental y hubiera podido preparar allí un puesto estratégico. Poco después del armisticio de 1940 con Francia, Alemania intentó lograr sus objetivos de otra forma; a mediados de julio Hitler se refirió a un intercambio con España en el que ésta conseguiría el Marrueco francés – o parte – a cambio de entregar a Alemania una de las Islas Canarias. También le exigió a Francia la entrega de ocho aeropuertos en la zona de Casablanca. Es en estos intentos diplomáticos donde el historiador Goda cree que Hitler no planteaba estos objetivos como continuación de la guerra contra GB. En principio Hitler pidió una de las islas más pequeñas y menos evolucionadas de las Canarias, y en Casablanca los aeródromos que los alemanes querían construir iban a ser completamente nuevos, por lo tanto habida cuenta del tiempo necesairo para construir dichas instalaciones militares en dichas regiones, tanto navales como terrestres, y por la suposición alemana de que la batalla contra GB acabaría pronto – en dos semanas – sugiere poderosamente que estos planes alemanes se dirigían contra un enemigo atlántico completamente nuevo.

La pretensión alemana de construir bases en África noroccidental tenía un carácter ofensivo y no defensivo. Hitler emprendió la tarea de crear una posición estratégica en la zona a mediados de 1940, dos años antes de que los EEUU amenazaran el nuevo orden en Europa. En septiembre de 1940 Hitler comentó a sus generales que los EEUU no supondrían amenaza alguna hasta 1945 y para entonces pensaba que la guerra llevaría ya tiempo acabada, por lo tanto, de esos datos Goda interpreta que no era posible que Hitler concibiera la idea de crear bases en África con el objeto de contrarrestar la amenaza estadounidense. Es cierto que tras el acuerdo de Bases para Destructores, de septiembre de 1940, y a expedición británico – gaullista contra Dakar de aquel mismo mes, a Hitler le fue preocupando cada vez más la posibilidad de que los estadounidense se le adelantaran a Alemania e invadieran el noroeste de África y las islas atlánticas.

Ni una sola vez a principios del otoño de 1940, Berlín ofreció su ayuda a los españoles y portugueses para que reforzaran sus propios sistemas defensivos insulares, ni una sola vez, Alemania ofreció a Francia un plan de defensa conjunto de África noroccidental, parece más bien que Alemania quería sus propias bases para desarrollarlas después de la guerra en la tranquilidad de los tiempos de paz, Hitler no vió una amenaza inmediata de los norteamericanos en el norte de África.

Las iniciativas diplomáticas que se tomaron respecto a Francia y a España para conseguir enclaves en el litoral del África noroccidental tuvieron un carácter agresivo. El requerimiento alemán a los franceses para que les cedieran ocho bases aéreas en Casablanca hizo creer a Vichy que si se negaba provocaría la ocupación de todo el territorio francés. El ministro de exteriores alemán planeó deliberadamente la visita de Serrano Súñer a Berlín en septiembre de 1940, de tal modo que los alemanes pudieran obtener de inmediato el consentimiento español a la instalación de bases permanentes en Marruecos y en las islas Canarias. El plan “Brenner” de Hitler, de octubre de 1940, fue uno de los planes diplomáticos más inspirados del Tercer Reich y el intenso deseo de ejecutarlo empujó a Hitler a hacer un viaje en tren de más de 6000 km hasta la frontera española. La política alemana de hacer el vacío a Vichy respecto a sus necesidades defensivas en el África se debió fundamentalmente a la firme sospecha de que el general Weygand había sido el culpable de la salida del gobierno francés de Laval. Esta preocupación también provocó la tremenda presión alemana sobre Madrid para que España entrara en guerra y que las tropas alemanas pudieran adentrarse en el noroeste de África. Durante aquellos meses los alemanes fueron usurpando lentamente a los italianos las responsabilidades sobre los asuntos militares y políticos del Marrueco francés.

Los planes militares alemanes para una posible invasión de determinados puntos del área noroccidental del continente africano no llegaron a ejecutarse, pero las causas fueron más políticas que militares, en muchos casos los planes estaban cuidadosamente trazados y Alemania los hubiera ejecutado si se hubiesen dado las condiciones políticas necesarias. Las tropas alemanas que estaban destinadas a la operación de Gibraltar estaban completamente prepardas para atacar Gibraltar en diciembre de 1940, pero el día 7 del mismo mes, Franco se retiró de dicha participación, además la Marina alemana planeó muy detalladamente la logística del traslado de tropas alemanas al Marruecos español a través del estrecho de Gibraltar. Ese mes, el alto mando de la Marina también proyectó con precisión la operación de envio de baterías motorizadas a Canarias para defender el archipiélago. En cada caso la deficiente política alemana hizo que dichos preparativos y planificación militar quedara en nada. Posteriormente con el fracaso de la operación Barbarroja se terminó de olvidar dichos preparativos e intenciones estratégicas.

Durante el periodo del armisticio germano – francés, Hitler y el alto mando de la Marina alemana estaban completamente de acuerdo en cuanto a la necesidad de desarrollar bases en el Atlántico oriental para utilizarlas en un futuro conflicto armado contra los EEUU, pero la resistencia británica hizo que entre Hitler y las Fuerzas Armadas surgió una vital diferencia de opinión; Hitler estaba cada vez más convencido de que Alemania había derrotado a GB y que el gobierno inglés en un acto aislado de desafío estaba actuando como agente de la política imperialista norteamericana en la zona atlántica, por lo tanto, el objetivo de Hitler era derrotar a los EEUU en los puntos con importancia estratégica para su futura lucha mundial. Incluso, el alto mando de la Marina coincidía con Hitler en que estadounidenses y británicos estaban dando paso para crear un Imperio mundial anglosajón, pero creían que la mejor forma de combatir esa amenaza era forzar a los británicos a la rendición inmediata, en aras a dicha visión el Alto Mando de la Marina presionó para que el esfuerzo bélico del Eje se volcara en el Mediterráneo, donde Alemania podría luchar contra GB sin correr los riesgos asociados de una invasión por el Canal de la Mancha.

El historiador Goda interpreta todos esos hechos – creo que con imaginación – y con abundante datos de archivos inéditos, y plantea que la cuestión del África noroccidental repercutió en las consideraciones política y estratégicas alemanas, y que es una pieza más del puzzle de la Segunda Guerra Mundial, es cierto que la principal condición de la superviviencia nacional alemana fue la campaña del Este, y a la vez que prepararon Barbarroja también planearon sus movimientos en otras zonas como el África noroccidental, pero donde tuvo tremendo impacto fue en el frente oeste. Es claro que desde el verano de 1940 hasta la visita de Serrano al Berghof, que se produjo en el mes de noviembre, España estuvo preparada para entrar en guerra en el bando alemán. La pérdida de Gibraltar hubiera sido un desastre para los intereses de GB, tanto en el Atlántico central como en Oriente Próximo. Si Hitler hubiera aceptado la idea de Franco de una alianza cooperativa entre Berlín y Madrid, el Peñón hubiera estado a disposición de Hitler, y Hitler creyó que a Francia una vez eliminada la URSS le podría exigir sus condiciones sin problema alguno, pero de la URSS Alemania salió derrotada.

La operación Antorcha fue de más de gusto de Churchill que de buena parte de los generales americanos, pero en 1942 no era posible un ataque directo a Francia por el Canal de la Mancha, técnicamente no se podía todavía transportar todos los recursos necesarios y Alemania no estaba ni mucho menos todavía tan debilitada como en 1944. Las carreteras europeas desde Berlín hacia Francia eran mucho mejores que en la URSS y hubieran permitido el traslado rápido de muchas divisiones que paralizaran el desembarco aliado, y en 1942 no había superioridad aérea total ni mucho menos que paralizase la economía alemana e impidiera un desastre en el desembarco, y ni mucho menos los submarinos alemanes fueron derrotados en 1942. Técnicamente y siguiendo la lógica de Churchill había que golpear a los alemanes y pronto, y creo que el norte de África tuvo esa virtud, se abrió un segundo frente que alivió en divisiones el frente soviético y por otro lado se comenzaron los tremendos preparativos para Overload.

La mejor forma de socorrer a la URSS, no era precepitar un desembarco aliado en Francia y sí en mi modesta opinión Antorcha que se presentó como una opción lógica en esos años.
Respecto a lo que comenta Maniakes es cierto que el ideario de Hitler viene en buena medida en Mein Kampf, pero en cuanto a geoestratégia militar son importantes otros documentos como sus directivas de guerra y en algunas de ellas deja claro la conveniencia de dotarse de bases en el Norte de África, en algunas ocasiones en consonancia con el Alto Mando de la Marina en cuanto a centrar la lucha contra GB en el Mediterráneo y en otras el historiador Goda interpreta que hay voluntad de establecer bases de ataque futuras.

Es muy interesante lo que comentas Maniakes respecto a la Francia de Vichy, la cómodo victoria alemana sobre Francia despejó su flanco occidental, de manera que el Reich podía embarcarse en su guerra en el Este – objetivo principal – para conseguir su espacio vital. Pero el derrumbe francés también implicó algo más: se daba la posibilidad de establecer las bases alemanas en el noroeste africano francés e incluso en las islas adyacentes. Las cuestiones relacionadas con las posesiones ultramarinas de Francia debían reservarse a ulteriores tratados.
No estoy de acuerdo en la concepción de Francia como mero rival a eliminar, en el propio Mein Kampf II, pp. 666, Hitler veía a Francia como la eterna enemiga mortal de su nación, para ver las ideas generales de Hitler sobre los franceses ver Jäckel, E.k, Frankreich in Hitlers Europa: Die Deutsche Frankreichpolitik im zweiten Weltkrieg, Deutsche Verglags – Anstalt, Stuttgart, 1966, Cap. I.

Yo creo que desde un punto de vista militar a Alemania le interesaba más que dejar fuera de la guerra a la Francia de Vichy, era disponer de bases militares en la zona del norte de África occidental al objeto de haber podido obstaculizar o impedir la operación Antorcha o cualquier movimiento de entidad de los aliados en dicha zona, dado que era una puerta clara hacia Europa por el Mediterráneo.

El gobierno de Petain aceptó su derrota y se trasladó a la ciudad de Vichy, y como mal menor lógicamente defendieron su imperio colonial como única salida honorosa a la derrota y como posiblidad de resurgimiento nacional futuro, y para lograrlo sabían que debían colaborar con los alemanes en materias como la economía, ingienería racial y las políticas exterior y militar. A Francia, no se le planteó un armisticio draconiano al objeto de convencer y dar un mensaje a Londres de que la paz era mejor para sus intereses, además la Marina francesa todavía estaba intacta y el gobierno francés podía huir de Francia rumbo GB o al norte de África para continuar la guerra si los términos del armisticio redactado por Keitel y Jodl fueran inaceptables. El gobierno francés de Petáin mantuvo la soberanía de la zona no ocupada de Francia y en el Imperio, aunque lógicamente tuvo que desarmarse, su Marina no sería capturada sino neutralizada, eufenimo que no convenció a Churchill que ordenó su destrucción, y por parte de Alemania, mientras tanto no haría reclamación territorial en la metrópoli ni en el Imperio.

Hitler siempre había considerado el Mediterráneo como un área natural de expansión italiana, sin embargo no estaba dispuesto a que los italianos arruinaran la posibilidad de alcanzar una paz rápida con las democracias occidentales, y tampoco que abortaran sus planes en el Norte de África. En las conversaciones que Ciano y Roatta tuvieron con Hitler y con Ribbentrop en Munich, el 18 de junio, éstos recortaron las exigencias italianas a Francia, y Hitler y Ribbentrop anunciaron ambos su intención de alcanzar un acuerdo rápido con GB por lo que dicho país tendría que aceptar las conquistas continentales de Alemania. El Ministro de Exteriores alemán le comentó a Ciano que Alemania tenía reivindicaciones históricas en Marruecos, y pese a la petición española sobre el protectorado marroquí recibida recientemente nada sugiera que Hitler deseara que Marruecos fuese reunificada bajo la protección española, Alemania no se tomó en serio la entrada en guerra de España hasta mediados de julio. Es más probable que los alemanes persiguieran sus objetivos tras la cortina de humo de las reivindicaciones españolas y no que actuaran como grandes protectores de sus intereses en Munich. En cualquier caso, Hitler echó el pestillo a la ventana italiana en el Atlántico y empezó a abrir la de Alemania, y Hitler comenzó a consultar con expertos navales sobre la necesidad de las bases alemanas en la región noroccidental del África.

El alto mano de la Marina alemana estaba ya familiarizado con la idea de bases en el Atlántico occidental ya que submarinos alemanes ya utilizaban en secreto puertos españoles para repostar, según el historiador Burdick, C.B, los submarinos de la marina alemana repostaron en 23 ocasiones en Vigo, Cádiz, El Ferrol y las Palmas entre enero de 1940 y septiembre de 1942 ( “Moro: The resupply of German Submarines in Spain, 1939 – 1942, pp. 256-284). Cuando la guerra ya parecía ganada en mayo de 1940, el almirante Raeder ordenó que se realizaran estudios para decidir cuáles serían los puertos que necesitaría la Armada para proteger Europa y el futuro imperio alemán en el África central, dichos estudios pusieron de relieve que la Marina necesitaría un gran número de bases y que se esperaba que el futuro enemigo de Alemania fueran los EEUU.

El almirante general Rolf Carls, mencionó especialmente en su estudio un número alto de islas como futuras bases, tanto en Europa, Mediterráneo como en África, y Océano Índico, el tono del estudio tiene realmente presente la posibilidad de un enfrentamiento contra los EEUU, y aboga porque la ratio de la flota de guerra entre Alemania, Italia, GB y Francia fuera de 4-2-2-1, y habló de la “necesidad de bases para iniciar una guerra ofensiva”.

Todo esto eran estudios técnicos y planes que entran dentro de la lógica de cualquier jefatura militar tanto en guerra como en tiempos de paz, y hay que darles su justa valoración ya que todos sabemos que las reivindicaciones de cualquier rama de las Fuerzas Armadas alemanas dependendían en última instancia de Hitler, Raeder presentó a Hitler un memorándum en el que se resumían todas las reivindicaciones de las bases de la Marina para un mundo de posguerra, lo presentó un día antes de que empezaran las negociaciones de alto el fuego con Francia en Compiégne.

El memorándum afirmaba que dicho sistema de bases eliminaría para siempre la amenaza británica contra Alemania y contra sus nuevas posesiones ultramarinas en el periodo de posguerra, aunque era deseable una paz rápida con GB y un acercamiento, parecía claro que la Marina no veía claro un noviazgo sólido entre ambos países y solicitó bases en Trondheim, en Islandia y a lo largo de la costa del canal para proteger a la propia Alemania. En África occidental solicitaban por instalar bases en Madagascar y en lo archipiélagos franceses adyacentes a la costa, y recomendaba dicho memorándum que se desarrollaran instalaciones en el área colonial del África occidental, región que comprendía entre Dakar, Point Noire y Duala. En el África noroccidental la Marian solicitaba que se llegara a acuerdos con España y Portugal para adquirir y desarrollar bases en las Azores o en las Canarias y en las islas de Cabo Verde.

Hitler persiguió en poco tiempo que se crearan las bases alemanas en Canarias, Cabo Verde y en las Azores, pero no mostró interés por las sugerencias de la Armada que afectaban al Océano Índico, le dijo a Raeder que Madagascar se convertiría en una reserva para los judíos europeos pero no en una base naval, Hitler pensaba que o alcanzaba un acuerdo con los británicos o los destruiría completamente. Su interés por las bases atlánticas y su desinterés por establecer bases en el Índico sugieren que, por lo que respecta a Hitler, el futuro enemigo no era ni GB ni una alianza formada por ambos países, sino exclusivamente los EEUU.

En esos días a Hitler le preocupaba que hubiera una persistente resistencia francesa en las colonias liderado por Charles de Gaulle, si los términos del armisticio con Francia fueran demasiados duros y especialmente para los intereses ultramarinos de Francia, las colonias francesas podían sumarse al llamamiento de De Gaulle del 18 de junio y podrían cuestionarse los objetivos alemanes para con el imperio francés, por lo tanto, Hitler manipuló personalmente las cláusulas relativas a la marina francesa, introdujo las solemnes promesas de que Alemania no trataría de utilizar la flota francesa en beneficio propio y de que tampco las reivindicaría cuando se firmara la paz. Hitler también añadió al borrador del tratado la posibilidad de que el gobierno francés pudiera regresar a París en un futuro próximo. Hitler calculó correctamente que las cuestiones clave para el gobierno francés serían la flota y el Imperio colonial, y bajo dichas premisas partió hacia Compiégne la delegación francesa que iba a firmar el armisticio con los alemanes.

Asimismo Mussolini y su Estado mayor italiano estaban planeando coupar la parte de Francia al este del Ródano, Túnez, la Somalia francesa e incluso Argelia, pero el día 21 de junio el dictador italiano suavizó mucho sus peticiones ante la posibilidad y rumor de que los franceses se trasladaran a Argelia ya que si el gobierno francés hubiera desplazado su sede al norte de África, junto con la Armada y la Aviación, Italia se hubiera enfrentado a un indudable desastre en el Mediterráneo y el Ejército italiano destacado entonces en Libia, al mando del mariscal Italo Balbo, hubiera tenido que encarar una guerra en dos frentes. Al final en sus negociaciones con los franceses, los italianos fueron muy flexibles sobre todo respecto a África, no se impuso una fecha para la desmovilización francesa y los franceses conservaron toda la fuerza armada que precisaran para mantener el orden en ultramar.

Dado el interés que tenían alemanes e italianos en el imperio africano francés, la falta de severidad de los tratados del armisticio resulta sorprendente, los tratados ataron las fuerzas francesas ultramarinas con gomas, en lugar de grilletes. Muchas de las cuestiones de interés alemán en las colonias o futuras bases se dejaron para después de la guerra que ellos creían que iba a ser corta, si Hitler hubiera pensado que la guerra se iba a prolongar durante aquel año, es indudable que hubiera protegido mejor sus intereses en África. Tal y como sucedieron los hechos, sus objetivos en África quedaron vinculados a los precipitados acuerdos y desacuerdos del armisticio de los que Hitler era personalmente responsable.
La aviación alemana nazi desde el principio pensó en dotarse de una fuerza de bombardeo estratégico, pero en 1934 su industria no estaba en condiciones de construirla, pero el pensamiento militar alemán iba en esa dirección dado las conclusiones que los alemanes habían sacado de la Primera Guerra Mundial, a pesar de las condiciones del Tratado de Versalles, el general Hans von Seeckt, comandante en jefe del Reichsheer, mantuvo un número considerable de oficiales del aire enterrados en la estructura de mando del ejército. En el periodo anterior a la guerra la Luftwaffe creó una fuerza de bombarderos más amplia y capacitada que sus rivales.

El manual doctrinal básico de la Luftwaffe recalcaba que las principales misiones de la Luftwaffe serían la conquista y la conservación de la superioridad aérea, el apoyo estrecho al ejército y la marina, la inhabilitación del campo de batalla y el bombardeo de las industrias del enemigo. Durante los últimos años 30 los alemanes trabajaron para mejorar estas capacidades y proporcionar el apoyo tecnológico recibido. Para los alemanes el primer blanco de la guerra sería la aviación aérea enemiga y para cumplir esta misión la Luftwaffe tenía uno de los mejores cazas del mundo, el BF 109, incluso crearon un gran caza de escolta que tenía una gran autonomía de vuelo, el Bf110 aunque menos veloz y maniobrable que el anterior para salir airoso de combates contra cazas de primera categoría.

Para el supuesto del bombardeo estratégico los alemanes estaban mejor preparados que sus rivales la RAF y el Cuerpo Aéreo del Ejército norteamericano; los alemanes nunca dieron por sentado que los bombarderos llegarían a sus blancos sin el apoyo de aparatos de caza o que podrán encontrar e identificar los blancos y acertar en ellos de noche o con mal tiempo, en vez de ello cuando los informes de las operaciones en España durante nuestra Guerra Civil se pusieron a trabajar para resolver dicho problema, y al empezar la guerra la fuerza de bombarderos de la Luftwaffe ya poseía aparatos de radio-navegación, aparatos para bombardear sin ver el objetivo y una fuerza de reconocimiento. La RAF no emplearía dicha tecnología y conocimientos hasta 1942. Los alemanes también construyeron una importante flota de bombarderos medianos (1176 al estallar la guerra) que podían atacar las capitales de la Europa central y occidental, aunque fueron insuficientes para derrotar a GB en 1940 aún aventajaban a todas las fuerzas aéreas del mundo en aquel tiempo. Detrás de los éxitos alemanes de aquellos años en buena medida estuvo su aviación detrás.

Por lo tanto, Alemania no sólo estaba preparada para apoyar a sus tropas de tierra en las conocidas maniobras de sus panzers sino que a nivel de bombardeos estratégicos era de lo mejor que había, y como ha comentado el historiador Goda habían intentos serios para construir un superbombardero que pudiera llegar a la costa oeste de los EEUU, si bien por problemas económicos no se realizó finalmente dado que las prioridades marcaban otra cosa.

Saludos desde Benidorm.

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