Gracias por la respuesta, fermat. Déjame comentar lo siguiente.
Ya tenía muy claro que el inicio de la investigación hacia una bomba nuclear pasaba forzosamente por el uranio. No me refería, con lo de las dos vías (uranio y plutonio), a eso. Es evidente que sin irradiar U-238 no podrían llegar finalmente al plutonio. Mi comentario surgió a raíz de la siguiente frase tuya:
Fue al leer lo “desde un principio” lo que me llevó a plantearte esta cuestión, pues desde un principio (1939, Bohr), el único isótopo que se creyó fisionable era el U-235. De hecho, los dos primeros objetivos fundamentales que buscaron fue separar U-235 y conseguir una reacción en cadena de fisión nuclear (este último era el objetivo inicial de la pila de Fermi), y eso fue también lo que persiguieron, sin éxito, los científicos del Uranverein. Ahora bien, los primeros indicios fundados de que el plutonio-239 podía ser fisionable mediante neutrones lentos se obtuvieron en la primavera de 1941 (Seaborg, Berkeley, marzo; confirmado en mayo), por lo que prácticamente hubo dos años de diferencia entre la confirmación de la fisionabilidad del U-235 y la del Pu-239. Y a eso era a lo que yo me refería en lo que te planteé, quizás expresándome mal.fermat escribió:
Para producir un explosivo de fisión, es decir una bomba atómica, lo primero es disponer de un material fisible en cantidad suficiente. Los materiales que desde un principio se revelaron como los más adecuados eran el U235 y el Pu239...
Aclarado el significado de tu expresión “sencillos” (lo que ya suponía), creo que, de cualquier forma, no hubo nada “sencillo” (ni comparativamente, en su conjunto, con el uranio) en la investigación del plutonio, y hubo tantos problemas que superar (química, estructura, densidad, implosión, metalúrgica, montaje) que Oppenheimer consideró dimitir como director de Los Alamos en 1943. En mi modesta opinión -salvando que la separación del Pu-239 era económicamente menos gravosa que la del U-235, y que, una vez construido el reactor, era más rápida la producción de Pu-239-, la investigación de todo lo concerniente con el plutonio y el diseño y construcción de su bomba fueron empresas más complicadas que en el caso del U-235. Naturalmente, es sólo mi impresión.
Finalmente, una última cuestión sobre Roosevelt y Hitler en este asunto. La carta de Szilard firmada por Einstein a Roosevelt fue de agosto de 1939, y Sachs, su portador, no la pudo entregar a Roosevelt hasta octubre. Su resultado práctico fue sólo la creación del comité del uranio y unos fondos de 6.000$, pero Roosevelt no firmó la orden autorizando el proyecto nuclear hasta el 19 de enero de 1942, probablemente cuando conoció el informe MAUD de los británicos (como consecuencia del memorando de Frisch y Peierls) en el otoño de 1941, donde se afirmaba la viabilidad de construir una bomba de uranio.
Ahora bien, la situación en el campo alemán fue bien distinta. El programa nuclear alemán se creó mucho antes que el americano, en el otoño de 1939 bajo los auspicios del ejército (en septiembre se creó el segundo Uranverein, bajo el ejército, y en diciembre Heisenberg entregaba la primera parte de su informe, con la segunda en febrero de 1940). Estoy de acuerdo contigo en que Hitler no habría reparado en gastos de haber tenido claro -ya desde que intuyó durante agosto de 1941 que la guerra iría para largo- la viabilidad de una bomba atómica. Hasta entonces tengo claro que no le interesaba gran cosa el proyecto nuclear, pues confiaba en derrotar a los soviéticos con Barbarroja. Por tanto, también coincido contigo en que los científicos del Uranverein no supieron (o no quisieron) hacerle ver a Hitler la posibilidad, aunque fuese remota, de conseguir armas atómicas y las consecuencias decisivas que su empleo tarería a la guerra, de llegar a tiempo. Si, por ejemplo, Heisenberg hubiera ido directamente a Hitler para convencerlo de la conveniencia de apoyar a tope el proyecto de una bomba nuclear, y lo hubiera hecho cuando el objetivo estratégico de Barbarroja comenzó a evaporarse, es muy probable que Hitler no dejara escapar la oportunidad. Tengo un ejemplo que apoya mi hipótesis.
El 20 de agosto de 1941 Hitler recibió en su cuartel general al SS-Sturmbannführer Werner von Braun, a quien unas semanas antes le habían cortado los fondos de su proyecto “Vergeltungswaffe” (armas de represalia)*. Es de suponer que este corte de fondos vino motivado por la convicción existente entonces de la victoria sobre los soviéticos. Pero von Braun no se resignó y fue a ver a Hitler como última esperanza para seguir con su proyecto. Y salió de allí con el beneplácito de Hitler. Escribió:
“El Führer subrayó que este desarrollo era de importancia revolucionaria para la conducción de la guerra por el mundo. El despliegue de unos cuantos miles de cohetes al año era así poco sensato. Cuando llegara el despliegue, tendría que ser posible construir y disparar cientos de miles de cohetes al año”.
Esta fantasía casi era mayor que la viabilidad práctica de una bomba atómica a tiempo para la guerra. Pero von Braun convenció a Hitler. Los del Uranverein no lo intentaron, y tuvieron buena ocasión cuando Hitler estaba desesperado en el otoño de 1941. Lo que se produjo en ese otoño, irónicamente, fue la decisión del ejército de dejar la financiación del programa.
*Tobias Jersak, “Decisions to Murder and to Lie: German War Society and the Holocaust”, en Germany and the Second World War. Volume IX/I: German Wartime Society 1939–1945: Politicization, Disintegration, and the Struggle for Survival (Oxford university Press, 2008), p. 320.
Saludos cordiales
JL