Distorsión del concepto "Geopolítica" por los nazis.

Cuestiones generales relativas a la Segunda Guerra Mundial

Moderador: Francis Currey

Responder
maxtor
Colaborador económico
Mensajes: 325
Registrado: Vie Dic 03, 2010 3:12 pm

Distorsión del concepto "Geopolítica" por los nazis.

Mensaje por maxtor » Jue Abr 09, 2015 8:41 pm

Saludos cordiales a todos.

En términos geográficos los rusos, al igual que los alemanes, han pensado y orientado más hacia el poder terrestre, a lo largo de la historia, que los estadounidenses y británicos herederos del poder naval. Para los rusos la geografía simplemente significa que sin expansión, existe el peligro de ser conquistado y por lo tanto nunca se posee suficiente territorio. La necesidad de Rusia de erigir un imperio de satélites europeos orientales durante la guerra fría tuvo el mismo fundamento que el pacto nazi-soviético previo al inicio de la Segunda Guerra Mundial, pero aún así los alemanes a mediados del s. XX otorgaron mayor importancia a la geografía que los rusos.

La configuración de los territorios de habla germana en el mapa europeo ha cambiado desde la Alta Edad Media hasta los tiempos modernos con la unificación en la década de 1860 de Otto von Bismarck. Las victorias de Alemania frente a Dinamarca, la Austria de los Habsburgo y Francia fueron en última instancia, el resultado de la brillante mente estratégica de Bismarck dotado de una fina intuición geográfica basada en saber dónde estaban los límites, es decir, las regiones eslavas que quedaban al este y el sudeste en las que Alemania no se aventuraba. La renuncia a dicha cautela condujo a Alemania a su derrota en la Primera Guerra Mundial, hecho que trajo que los germanos fuesen más conscientes de su vulnerabilidad y sus posibilidades geográficas.

Alemania desarrolló el concepto de geopolítica (Geopolitik en alemán), el estudio del dominio política o militar de un espacio, y fueron estas teorías geográficas, que tanto debieron a Mackinder en la primera mitad del s. XX las que acabarían conduciéndoles a la perdición y contribuyó a que la geografía y la geopolítica se ganaran el descrédito de los alemanes durante generaciones a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial.

El auge y caída de la Geopolitik comenzó de forma gradual con Friedrich Ratzel, geográfo y etnógrafo alemán de finales del s. XIX, que acuñó la idea del Lebensraum o “espacio vital”. En realidad el concepto le debe su origen a un alemán de principios del s. XIX emigrado a EEUU, Friedrich List, profesor de Ciencias Políticas, quién se inspiró en la doctrina Monroe y la idea de un área geográfica extensa y prácticamente soberana. Ratzel también estaba profundamente influenciado por Charles Darwin y de ahí que desarrollara un sentido orgánico de la geografía, según el cual las fronteras evolucionan de manera constante dependiendo del tamaño y composición de las poblaciones humanas circundantes. Nosotros consideramos las fronteras de forma estática, como la representación última de la pertenencia, la legalidad y la estabilidad, pero Ratzel solo veía en ellas una expansión, contracción e impermanencia graduales de las relaciones entre naciones. Para él, el mapa respiraba como un ser vivo, y de ahí se deriva la idea del Estado orgánico – biológico cuya expansión venía refrendada por la ley natural.

Uno de los estudiantes de Ratzel, el sueco Rudolf Kjellén, ya como profesor de Ciencias Políticas de las universidades de Uppsala y Göteborg, acuñaría el término Geopolitik. Kjellén, nacionalista sueco a ultranza temía el expansionismo ruso hacia el Báltico, por lo que abogaba por que una Suecia y una Finlandia expansionistas hicieran frente a los planes de Rusia, dicho autor encontró apoyos entre los miembros de la aristocracia y la clase media alta, aunque sus ideas apenas calaron entre el público general ante la falta de ambición de Finalndia, Kjellén acabó depositando todas sus esperanzas en una Gran Alemania que hiciera frente a Rusia y GB, naciones que detestaba especialmente.

El imperio alemán del futuro que Kjellén tenía en mente, comprendía todo el centro y este de Europa, así como los puertos del canal que recorren la costa francesa y las provincias bálticas de Rusia, Ucrania, Asia menor y Mesopotamia (que estarían conectadas a Berlín con una gran línea ferroviaria). Apoyándose en las ideas de Ratzel, Kjellén catalogó las sociedades humanas sirviéndose de paradigmas raciales y biológicos, y concebía el Estado en términos de Volk, el cual para ser lo suficiente dinámico y vigoroso necesitaría una gran cantidad de espacio vital. Ya se percibe una grandilocuencia en dicho pensamiento que preñaría el pensamiento de una generación posterior de asesinos. Las ideas son importantes, para bien o para mal, y las confusas pueden ser especialmente peligrosas. Lo que postulan Ratzel y Kjellén es un concepto ilegítimo de la geografía aplicada a la política que aniquila al individuo y lo sustituye por la vasta multitud racial.

Sirva lo anterior como introducción a la vida de Karl Haushofer, el geopolítico del nazismo y admirador entusiasta de Mackinder. La perversión trágica de la obra de Mackinder a manos de Haushofer, así como el peligro que representó la Geopolitik nazi, se explica con elegancia en una obra clásica de ciencia política, “Geopolítica: la lucha por el espacio y el poder”, de Robert Strausz-Hupé, publicada en 1942. Strausz-Hupé, austríaco que emigró a EEUU, fue miembro del profesorado de la Universidad de Pensilvania y embajador de EEUU en cuatro países (Turquía entre ellos) durante los años de la guerra fría, y en 1955 fundó en Filadelfia el Foreign Policy Research Institute. El libro de Strausz, escrito antes de que la guerra empezara a presentarse favorable a los aliados en la Segunda Guerra Mundial, fue un claro intento de advertir a los ciudadanos de su país de la adopción del peligro que representaba el concepto geopolítico nazi, y también fue un intento pedagógico de explicar qué es la geopolítica y el porqúe de su importancia si se hacía un buen uso de la misma.

El general de división y catedrático Karl Haushofer nació en Munich en 1869, se alistó en el ejército bávaro y en 1909 fue designado instructor de artillería del ejército japonés, luchó en la Primera Guerra Mundial como comandante de brigada y tuvo como asesor al nazi Rudol Hess. Tras la guerra fue nombrado catedrático de Geografía y Ciencia Militar en la Universidad de Múnich, adonde Hess lo siguió como discípulo, y fue mediante dicha persona como Haushofer conoció a Hitler, a quien visitaría y con quien tuvo reuniones informativas sobre geopolítica cuando Hitler estuvo encarcelado en la prisión de Landsberg. Hitler estaba escribiendo Mein Kampf, y es posible que el capítulo 14 donde se define la política exterior y el ideal nazi del Lebensraum, estuviera inlfluido por Haushoger, quien a su vez bebía de las fuentes de Ratzel y Kjellén, entre otros, y especialmente de Mackinder, quien había escrito que la historia de la humanidad siempre había estado promovida por los grandes avances hacia el exterior de los pueblos que no tenían salida al mar y que se situaban cerca de Europa oriental y el conrazón continental de Eurasia ( Robert Strausz-Hupé, Geopolítica: la lucha por el espacio y el poder, México, Hermes, 1945).

Mackinder, a pesar de su obsesión con el poder terrestre, en realidad nunca menospreció la importancia del poder marítimo, pero no albergaba buenas expectativas con respecto a la capacidad del poder marítimo británico para impedir una incursión en el corazón continental llevada a cabo por el poder terrestre alemán. Una vez en posesión del corazón continental, Alemania podría construir una gran armada de la que valerse para la conquista de la Isla Mundial. Mackinder defendía, que sobre todo en el s. XX, el poder marítimo necesitaba adentrarse más en tierra para aprovechar la industrialización. La era industrial se tradujo en un mundo de Estados de grandes dimensiones en que los fuertes se comían a los débiles. Haushofer adoptó esta teoría de Mackinder “desde el punto de vista alemán y contrario – escribe Strausz – Hupé – y concluyó que el camino hacia la dominación mundial alemana pasaba por lo que los ingleses habían temido, es decir, la consolidación de las “grandes áreas” alemana y rusa”. Haushofer se vuelve místico y confuso al describir el corazón continental de Mackinder. Es “la cuna de los conquistadores del mundo”, una “ciudadela gigantesca que se extiende desde el Elba hasta el Amur”, es decir, desde Alemania central hasta Manchuria y el extremo oriental de Rusia, a cuyo interior Alemania puede retirar su industria de guerra, de vital importancia, lo que permite a su ejército y su armada avanzar hacia el exterior en cualquier dirección. (Strausz-Hupé, “Geopolítica: la lucha por el espacio y el poder “, pp. 59 – 60 ).

Mackinder, influenciado por el Wilsonianismo y la necesidad de conservar el equilibrio del poder en Eurasia, recomendó en 1919 la constitución de una franja de Estados independientes en Europa oriental, mientras que Haushofer por su parte invirtió la tesis de Mackinder y unos años más tarde defendió la “exclusión de dichos Estados”, Haushofer los llama “pedazos de Estados…. Fragmentos”, cuyos habitantes poseen una mentalidad de “espacios limitados” y síntoma “inequívoco de decadencia”. Strausz-Hupé prosigue hasta dejar al descubierto la “lógica impecable” de Haushofer con respecto a la disolución del Imperio británico y a la necesidad de descomponer la Unión Soviética en las unidades étnicas que lo componen, lo cual llevará a la creación de una Gran Alemania, que en opinión de Haushofer es el único estado con derecho a una autodeterminación nacional.

La Geopolitik alemana, nos advierte Strausz-Hupé es un mundo de “acrobacias en el trapecio ideológico”, con conclusiones de una “simplicidad sorprendente”. El nuevo orden mundial alemán presupone una Gran Asia Oriental bajo la hegemonía japonesa, una “Panamérica” dominada por EEUU y un corazón continental eurasiático controlado por los germanos, con una “subregión mediterránea-norteafricana bajo el gobierno encubierto de Italia”. Pero esto no es más que un paso encubierto para Haushofer, ya que, según Mackinder, el corazón continental domina la Isla Mundial, y por lo tanto, el mundo (Strausz-Hupé, Geopolítica: la lucha por el espacio y el poder, pp. 60 – 61, 68 – 69).

Strausz discrepa de la idea de Mackinder acerca del corazón continental, para la generación de Mackinder, Rusia llevaba cerca de un siglo siendo la antagonista de GB y, los estadistas británicos vivían con el temor a la posibilidad de que Rusia controlara los Dardanelos, redujera a cenizas el Imperio Otomano y cayera sobre la India. De ahí la fijación de Mackinder con la franja de Estados barrera independientes entre Rusia y la Europa marítima, a pesar de que también consideraba que el corazón continental dentro de la propia Rusia representaba un instrumento visual estratégico. En la visión de Mackinder se encuentra la lógica filosófica de la dominación mundial o la perdición y explica muy bien su influencia en la doctrina patológica alemana, se respira en su obra un aroma de mentalidad wagneriana, sin embargo, Strausz termina rehabilitando la obra de Mackinder:

“Una imparcialidad absoluta dignifica la obra de Mackinder- escrita cuando los ejércitos todavía no habían regresado de los campos de batalla -, que nunca pierde de vista el amplio horizonte de la historia. Es su fe en el individuo de lo que lamentablemente carece su admirador alemán. Aunque a Haushofer le guste hacer hincapié en la contribución del heroísmo a la conformación de la historia, en realidad está pensando en el sacrificio colectivo en el campo de batalla, en lugar de en la lucha anónima de hombres y mujeresnormales y corrientes…. (Strausz-Hupé, Geopolítica: la lucha por el espacio y el poder, pp. 142, 154 – 155).

Strausz y Mackinder, creen en el factor humano, en la inviolabilidad del individuo, mientras que los Gepolitikers alemanes no. El concepto del corazón continental, en manos de Haushofer se convierte en una ideología delirante, sin embargo, Strausz le otorga gran importancia ya que para los nazis, Hauhofer, transmitía algo que las vagas elucubraciones de Hitler no habían conseguido proporcionar: una doctrina coherente de imperio. En contraposición a Mackinder, que veía el futuro en función de un equlibrio del poder que garantizaría la libertad, Haushofer estaba decidido a desestabilizar dicho equilibrio por completo, tergiversando así la geopolítica. Haushofer, distorsionó, a su vez, las teorías de lord George Nathaniel Curzon. Curzon dio una conferencia en 1907 con el nombre de “Frontiers”. Haushofer, inspirado en Curzon, escribió un libro en cuyo título también se mencionan las fronteras, aunque en realidad trataba sobre cómo romperlas. Según Haushofer, solo las naciones en declive ambicionan fronteras estables, y solo las que se encuentran en decadencia persiguen protegerlas con fortificaciones permanentes, puesto que las fronteras son organismos vivos. Por el contrario, las naciones vigorosas construyen carreteras. Las fronteras no eran más que obstáculos temporales para las naciones dominantes. Sin duda, la Geopolitik alemana era una guerra perpetua por el espacio y afín al nihilismo.

Haushofer, incluso dentro de los límites de su violenta visión del mundo,tenía pocos principiso inamovibles. En 1939, en el quincuagésimo aniversario de Hitler, lo describió como un estadista que aunaba en su persona la “sangre de Clausewitz y el espacio y la tierra de Ratzel” (Holger H. Herwig, “Geopolitik: Haushofer, Hitler and Lebensraum”, en Geopolitics: Geography and Strategy, publicado por Colin S. Gray y Geoffrey Sloan – Londres, Frank Class, 1999 – pp. 233). Haushofer celebró el pacto nazi- soviético de no agresión en 1939 con entusiasmo en una editorial, en el que hizo hincapié en la necesidad de que Alemania uniera sus fuerzas, como poder terrestre, con las de Rusia. Sin embargo, después de que Hitler invadiera Rusia en 1941, escribió otro editorial en el que elogiaba la invasión por considerarla un modo de hacerse con el corazón continental.

Hay razones para pensar que se exageraron los vínculos que supuestamente unían a Haushofer y Hitler, si bien es cierto que Haushofer acabó representando una típica visión estratégica nazi (Brian W. Blouet, Halford Mackinder: A Biography – College Station, Texas A & M Press, 1987), pp. 190 – 191). En cualquier caso cuando la guerra empezó a torcerse para Alemania, Haushofer perdió el favor del Führer y fue enviado al campo de concentración de Dachau en 1944. Ese mismo año, el hijo de Haushofer, Albrecht, también geopolítico, había sido ejecutado por su participación en el complot militar contra Hitler, después de que Haushofer y su familia hubieran sido encarcelados. Tampoco hemos de olvidar que la esposa de Haushofer tenía sangre judía, y Hess hasta su encarcelamiento en GB en 1941 en su vuelo solitario, había protegido a la pareja de las leyes raciales nazis. Las contradicciones de la vida de Haushofer debieron de acabar siendo demasiado difíciles de soportar a medida de que él mismo fue haciéndose consciente de la magnitud de los estratos y la destrucción resultado de una guerra mundial que él había contribuido “ideológicamente” a provocar. La vida de Haushofr es una lección ejemplar acerca de los peligros que acechan a los hombres de ideas que ambicionan desesperadamente congraciarse con quienes ostentan el poder. Poco después de la derrota de Alemania y de la investigación que llevaron a cabo los aliados de su vinculación con los crímenes de guerra que se cometieron, Haushofer y su mujer se suiciaron.

Strausz- Hupé no concibió su obra solo para desacreditar a Haushofer y restituir la reputación de Mackinder, como realista a ultranza expuso algunos de los apuntalamientos ideológicos del programa de conquista de un Estado totalitario y es consciente de la verdad incómoda que se ocultaba tras el pensamiento de Haushofer ya que se fundamentaba en aspectos reales, a pesar del modo en que la tergiversa. De ahí que el libro de Strausz fuera el de infundir a los norteamericanos – que vivían en un aislamiento perfecto gracias a dos océanos que los rodean – una mayor conciencia sobre la importancia que tiene la disciplina geográfica.

En cuanto a la tesis del corazón continental, con la que se muestra extremadamente escéptico, Strausz – Hupé defiende que el poder aéreo – tanto comercial como militar - podría acabar vaciándolo de contenido. Sin embargo, cree que la tecnología de la era industrial ofreció mayores ventajas a los Estados grandes que, gracias a las distancias y la extensión de su territorio, fueron capaces de sacar mayor provecho a las fábricas de grandes dimensiones, las líneas de ferrocarril, los tanques y los portaviones. “La historia de nuestros tiempos parece reflejar, con una fatalidad maligna, la tendencia hacia la construcción de los imperios y los superestados que prefijeron los Ratzels, Sprenglers y Mackinders”( Strausz-Hupé, Geopolítica: la lucha por el espacio y el poder, pp. 91).

Hoy en día, esto se ha visto diluido con la era post-industrial, la miniaturización, microchips, móviles, explosivos plásticos, bombas tácticas nucleares de tamaño reducido, guerra biológica, que han investido de poder no solo a Estados de grandes dimensiones sino a individuos y grupos apátridas, lo cual solo ha añadido mayor complejidad y tensión a la geopolítica. No obstante, Strausz intuye parte de todo esto en su propuesta sobre las fronteras, que retoma a causa del uso indebido que hace Haushofer de la teoría de Curzon. La existencia misma de fronteras muestra un mundo acosado por las divisiones políticas y militares. “El Estado soberano es, al menos en sus orígenes, una fuerza organizada. La guerra da inicio a su historia y de ahí que sus fronteras – sean buenas o malas – resulten fronteras estratégicas” – afirma Strausz. De manera certera escoge una cita de Curzon en la que este último apunta que las guerras fronterizas aumentarán en número e intensidad a medida de que “el planeta habitable se reduzca”, momento en “que las ambiciones de un Estado entran en colisión frontal e irreconciliable con las de otro”( Strausz-Hupé, Geopolítica: la lucha por el espacio y el poder, pp. 196, 218).

Hoy en día esta visión pesimista de la evolución de la historia parece hacer bueno el pensamiento de Haushofer de conflicto perpetuo. Incluso después de la guerra, la tragedia de la condición humana apenas concederá una tregua al planeta. La superpoblación de las décadas recientes, junto con los avances en tecnología militar – para la que el tiempo y la distancia han desaparecido – auguran una crisis de “espacio” en el mapa mundial (Paul Bracken, “Fire in the East: The Rise of Asian Military Power and the Second Nuclear Age” – Nueva York, Harper Collins, 1999, pp. 30).

Esperemos por el bien de nuestros hijos que alguna vez aprendamos del pasado.... :cry:

Fuente: Robert D. Kaplan - "La venganza de la geografía. Cómo los mapas condicionan el destino de las naciones" - Cap. 5º "La distorsión nazi".


Saludos desde Benidorm.

Avatar de Usuario
Chepicoro
Miembro
Miembro
Mensajes: 321
Registrado: Dom Ago 24, 2014 8:20 pm

Re: Distorsión del concepto "Geopolítica" por los nazis.

Mensaje por Chepicoro » Vie Abr 10, 2015 9:23 pm

Gracias por el aporte maxtor

Pienso que la geografía inevitablemente condiciona el desarrollo de los países. sin embargo la geografía no es destino,ni conduce la historia a un curso inevitable. Ahora bien esto no fue un invento de los alemanes y el ir a la guerra o buscar la expansión por motivaciones geopolíticas de ninguna forma fue exclusivo de ellos.

Desde la guerra del Peloponeso que puedo citar ejemplos en los que tanto Atenas y Esparta buscaban expandirse, arrebatarse aliados o influir en ciudades neutrales por motivos geográficos y seguramente si me pongo a buscar ejemplos más antiguos podría encontrarlos. El caso es que razones geopolíticas para definir la política exterior de un país, en muchos casos para justificar guerras de agresión, no son algo nuevo, ni fueron una particularidad de Alemania, todas las grandes potencias de principios del siglo XX tenían sus propios objetivos de expansión o de asegurar su zona de influencia. Lo que si me parece una diferencia, con los gobiernos de otros estados, fue el fuerte racismo del nacionalsocialismo y no es que no hubiera racismo en la URSS hacia las minorías o en Estados Unidos hacia los negros asiáticos y latinos, o en Japón hacia los chinos o en Francia e Inglaterra hacia las poblaciones subyugadas de sus colonias, pero Alemania fue mucho más lejos en su racismo que los demás al punto de intentar abiertamente el exterminio de grupos raciales que consideraba perjudiciales o competidores.
En términos geográficos los rusos, al igual que los alemanes, han pensado y orientado más hacia el poder terrestre, a lo largo de la historia, que los estadounidenses y británicos herederos del poder naval.
Consecuencia natural de su geografía. Tanto Alemania como Rusia se desarrollaron con otros vecinos terrestres con los que han tenido conflictos o rivalidades, luego entonces si quieren tener una política independiente necesitan de unas fuerzas armadas terrestres competitivas en su entorno. Inglaterra y Estados Unidos en cambio no tienen vecinos capaces de amenazarlos, ni Canadá ni México han supuesto un peligro para Estados Unidos al menos desde mediados del siglo XIX y este recurrió a la guerra para evitar la secesión de los estados del sur, mientras que Inglaterra tiene el canal de la mancha entre ella y los poderes continentales de Europa y ambas naciones han dedicado enormes esfuerzos a que no haya una potencia hegemónica en Europa, por razones geopolíticas, porque si un Estado controlara Europa hasta los Urales, sus recursos serían mayores que los que pudiera movilizar ya fuera el Imperio Británico o Estados Unidos y en cuanto este estado asegurando su frente terrestre se pusiera a construir una marina donde en el largo plazo tendría ventaja, se haría con el control de la economía internacional, o al menos impondría sus reglas.

«Desde hace cuatrocientos años, la política de Inglaterra ha consistido en oponerse a la más fuerte de las potencias continentales. Nunca le importó cual fuera esa potencia: le bastaba con que pareciese querer dominar. Por tanto, no tengamos miedo ahora a que nos acusen de ser profranceses o antialemanes. Si las circunstancias cambiaran, seríamos proalemanes y antifranceses. La cuestión que hoy se nos plantea consiste en saber cuál es la potencia europea más fuerte, la que intenta dominar».
Churchill

La agencia de inteligencia privada Stratfor, mantiene en repetidos artículos que un resumen de la política exterior norteamericana desde 1914 hasta la actualidad, es que esta ha consistido en impedir que Rusia o Alemania se hagan con la hegemonía de Europa.
de ahí que desarrollara un sentido orgánico de la geografía, según el cual las fronteras evolucionan de manera constante dependiendo del tamaño y composición de las poblaciones humanas circundantes. Nosotros consideramos las fronteras de forma estática, como la representación última de la pertenencia, la legalidad y la estabilidad, pero Ratzel solo veía en ellas una expansión, contracción e impermanencia graduales de las relaciones entre naciones. Para él, el mapa respiraba como un ser vivo, y de ahí se deriva la idea del Estado orgánico – biológico cuya expansión venía refrendada por la ley natural.
Kaplan se equivoca, esto no es una distorsión nazi, las fronteras cambian y el error es considerarlas inmutables o que es el derecho internacional el que rige el trazado de las fronteras. En última instancia lo que define una frontera es si un estado tiene la voluntad y la fuerza para fijar esa frontera y el último ejemplo lo vimos el año pasado en Crimea y aun lo vemos con los separatistas pro rusos en Ucrania o con los asentamientos judíos en Israel, al margen de consideraciones morales, la comunidad internacional puede decir lo que quiera mientras un estado tenga la voluntad y la fuerza de imponer las fronteras que crea convenientes.
Lo que postulan Ratzel y Kjellén es un concepto ilegítimo de la geografía aplicada a la política que aniquila al individuo
De acuerdo, pero no hay que olvidar en que los alemanes se inspiraron en la expansión al oeste de Estados Unidos exterminando a cuanto indígena se encontraron y con una guerra contra México que aun es el ejemplo de conquista armada más grande en tiempos modernos. Y si este fue un concepto ilegítimo en que se basa para decirlo?? Es ilegítimo porque lo aplicaron los alemanes y estos perdieron? Esta búsqueda de espacio vital hacia el este es más o menos ilegitima que la propia expansión rusa?? o que la esfera de copospreridad de los japoneses? o que los muy injustos y racistas imperios inglés y francés? o como anexión el Tíbet por China??

la “lógica impecable” de Haushofer con respecto a la disolución del Imperio británico y a la necesidad de descomponer la Unión Soviética en las unidades étnicas que lo componen, lo cual llevará a la creación de una Gran Alemania, que en opinión de Haushofer es el único estado con derecho a una autodeterminación nacional.
Y en efecto, el Imperio británico dejó de existir, al menos en la forma en que existió en el siglo XIX, la URSS se dividió en 15 repúblicas y es posible que continúe su fragmentación y es innegable que la economía más grande del continente y su centro de gravedad es la de Alemania... pero esta no tiene poder militar real y depende en última instancia de una organización colectiva la OTAN cuyo socio más importante e influyente siguen siendo los Estados Unidos.
En palabras del primer secretario general de la OTAN, el británico Lord Ismay, diría: “La OTAN se creó para mantener dentro a los norteamericanos, fuera a los rusos y abajo a los alemanes”
Strausz y Mackinder, creen en el factor humano, en la inviolabilidad del individuo, mientras que los Gepolitikers alemanes no. El concepto del corazón continental, en manos de Haushofer se convierte en una ideología delirante, sin embargo, Strausz le otorga gran importancia ya que para los nazis, Hauhofer, transmitía algo que las vagas elucubraciones de Hitler no habían conseguido proporcionar: una doctrina coherente de imperio.
No solo los "geopolitikers" alemanes pensaban así, tengo la impresión de que todas las grandes potencias tienen su cuota de "geopolitikers" que piensan parecido y sobre Hitler además por lo que escribió en "Mi Lucha" y su segundo libro respecto a cuestiones de geopolítica me parece que tenía sus ideas muy claras.

No soy ingenuo, entiendo que hay y habrá países con más recursos que otros y por lo tanto con más influencia y que habrá estados que favorecen el status quo mientras que habrá estados revisionistas. La relativa estabilidad en las fronteras nacionales después de la segunda guerra mundial a la que hace alusión el autor, no es tal, basta con mirar un mapa de áfrica en los 50´s y ver uno actual o la fragmentación de Yugoslavia y la URSS en los 90´s que responden a las mismas razones por las que las fronteras han cambiado en los últimos miles de años, que un centro de poder pierde la habilidad de ejercer su autoridad sobre un territorio, por falta de fuerza o voluntad y es un proceso que no se ha detenido, lo vemos todos los días en las noticias.

Además hay conflictos fronterizos latentes que no llegan a un conflicto abierto por la presencia de una potencia hegemónica que sirve de árbitro, la mediación entre Rumanía y Hungría por parte de Alemania es un buen ejemplo, pero si hipotéticamente no hubieran existido Alemania ni Rusia o estas no hubieran tenido fuerzas armadas, entonces seguramente Hungría y Rumanía hubieran resuelto sus diferencias en una guerra.

Finalmente sobre el autor del artículo Rober D. Kaplan, asegura que un conflicto armado entre China y Estados Unidos es inevitable y su último libro lo titula "Soldados imperiales: la milicia norteamericana en terreno", honestamente no veo como tiene autoridad moral para criticar a sus contrapartes alemanas, es como un ladrón criticado a otro.
"No creas todo lo que se escribe en internet" Abraham Lincon

Responder

Volver a “Historia general”

TEST