KURSK. EL RELATO DE ERHARD RAUS

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Medina
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KURSK. EL RELATO DE ERHARD RAUS

Mensaje por Medina » Sab Dic 03, 2005 3:18 am

Saludos. El siguiente, es el Capítulo 2 de "Kursk. The German View", contiene el relato de la participación del Destacamento de Ejército Kempf en la batalla, realizado por el Coronel General Erhard Raus, comandante del XI Cuerpo de dicha unidad. Espero que les sea útil.
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Mensaje por Medina » Sab Dic 03, 2005 3:25 am

DESTACAMENTO DE EJÉRCITO KEMPF.
Por el Coronel General Erhard Raus.
Comandante del XI Cuerpo

Introducción del Editor.
Considerando la crítica naturaleza de su misión –cubrir el flanco derecho del avance del II Cuerpo Panzer SS hacia Oboyan- el Destacamento de Ejército Kempf sufrió posiblemente las mayores deficiencias de los tres grandes asaltos ordenados. El General de Tropas Blindadas Werner Kempf no solamente poseía la fuerza más débil (tres divisiones panzer y tres de infantería en el sector de ataque) sino que también había sido ensillado con el requerimiento de forzar tres cabezas de puente a través del río Donets en el día de comienzo de la ofensiva y penetrar de cinco a ocho kilómetros en el sistema defensivo soviético. Esto habría sido una tarea difícil bajo las mejores condiciones, pero el Destacamento de Ejército apenas poseía igualdad con su oponente inicial, el Séptimo Ejército de la Guardia del Teniente General Mikhail S. Shumilov. Bajo tales condiciones es apenas sorprendente que el Destacamento de Ejército fracasara en lograr los objetivos establecidos para él. Así, una clave principal para comprender la derrota alemana en la Operación Ciudadela es necesariamente una apreciación de la lucha del Destacamento de Ejército Kempf.

Cuando Theodor Busse reunió a su equipo de escritores para el estudio de Kursk en 1947, tenía cuatro opciones posibles para abordar el capítulo sobre el Destacamento de Ejército: Hans Speidel (jefe de estado mayor), Hermann Breith (comandante del III Cuerpo Panzer), Erhard Raus (comandante del XI Cuerpo) y Franz Mattenklott (comandante del XLII Cuerpo). Speidel aparentemente habría sido la primera opción como el oficial con el conocimiento más relevante de la operación. Busse y Speidel, sin embargo, no se llevaban bien, y –igualmente importante- el tiempo de Speidel estaba consumido con la preparación de estudios sobre la resistencia anti-Hitler en el Ejército Alemán, el Mariscal de Campo Erwin Rommel y la Batalla de Normandía. Entre los comandantes de cuerpo, Mattenklott produjo varios manuscritos para el programa histórico, aunque su XLII Cuerpo había tenido un papel tan periférico en la batalla de Kursk que habría aportado poco conocimiento de primera mano al proyecto.

Hermann Breith, al mando de la punta de lanza panzer del Destacamento de Ejército, parecería por lo tanto haber sido una opción natural como el autor principal, y es probable que el manuscrito que produjo para el Ejército Norteamericano (D-258) fuera de fondo una contribución preliminar al proyecto de la Operación Ciudadela. Este mismo trabajo, sin embargo, sugiere varias razones por las que Busse no habría querido que Breith desarrollara la narración para cubrir las operaciones de todo el mando. Como observé en mi introducción al ensayo de Breith, su “narrativa de la batalla es sucinta, en lugares hasta el extremo de degenerar en una lista de pueblos y movimientos de tropas diarios”. Además, como la investigación adicional sobre las operaciones del III Cuerpo Panzer desde 1994 ha mostrado, el relato de Breith del asalto inicial está plagado de inexactitudes, un hecho del cual Busse habría estado al corriente con incluso una lectura superficial.

Busse, entonces, se encontró con que le quedaba Erhard Raus, un oficial que –como Speidel- contribuyó con miles de palabras al programa histórico. A diferencia de Speidel, Raus había servido exclusivamente en el este desde 1941 a 1945 y prefería escribir detalladas narrativas tácticas más que rápidos análisis históricos. Una estrecha comparación de este capítulo del estudio de Kursk con otros escritos de Raus revela notables similitudes textuales (particularmente convincentes en la versión alemana de los textos), así como también varios lugares en los cuales el autor debe haber tenido un conocimiento especialmente detallado de las operaciones del XI Cuerpo.

La comparación entre este manuscrito y otros de Raus llevan también a un descubrimiento excitante. No es un secreto que el mismo Raus coordinó varios grupos de escritores que produjeron detalladas publicaciones sobre aspectos tácticos de la guerra en Rusia. Estos estudios, como David Glantz ha anotado, llegaron a ser excepcionalmente influyentes en los puntos de vista norteamericanos de la guerra ruso-alemana; éstos han sido recientemente reeditados. Los historiadores también se han dado cuenta de que partes significantes de estos estudios cubren acciones que el mismo Raus mandó, troceadas por los editores norteamericanos en pequeñas partes y piezas para ser esparcidas completamente. Lo que ha escapado al conocimiento general, incluso para el biógrafo de Raus, es que los borradores originales en alemán estaba bajo la última fase de edición y que los estudios revisados constituyen realmente una completa memoria narrativa que cubre la guerra en Rusia.

El manuscrito original permanece perdido, y puede que ya no exista, pero tomando los grandes fragmentos que quedan detrás del material ya publicado, combinándolos con los estudios no publicados totalizan casi cinco veces su extensión, y suplementándolos con los textos de varios artículos que Raus publicó en Allegemeine Schweizerische Militärzeitschrifle, casi todo el documento puede ser reconstruido. En su alcance y valor como fuente histórica, la memoria de Raus rivaliza con los libros de Guderian, von Manstein y von Mellenthin. En algunos aspectos es más valiosa porque Raus permaneció como comandante de campo a lo largo de la guerra, entrando en Rusia a la cabeza de una brigada motorizada y trabajando en su camino hacia el mando de un ejército.

Actualmente estoy en el proceso de editar y anotar todas las memorias de Raus para su publicación, y lo que aparecer a continuación y en el Capítulo 10 pueden ser considerados como un resumen adelantado, cubriendo el periodo entre febrero y agosto de 1943. Debe anotarse que el Capítulo 2 difiere algo del borrador originalmente incluido en el estudio de Busse en que es considerablemente más largo y, en sitios, más detallado. Todos los autores en el estudio de Kursk mencionaron la contraofensiva de von Manstein en febrero-marzo de 1943, y parece apropiado incluirlo en el relato más extenso que escribió Raus. De la misma manera, el material adicional que obviamente pertenece a este periodo en la memoria más larga ha sido entretejido con el borrador existente.

Como puede verse en ambos extractos de este libro, Erhard Raus era un escritor entretenido con un penetrante ojo táctico –su narración es mucho más fácil de leer y menos egoísta que la de Guderian. Su obra es mucho un pedazo de la Guerra Fría, en el que los alemanes lucharon duro pero honorablemente contra las malévolas hordas soviéticas. A veces es incorrecto en su cronología, y sus anécdotas ocasionalmente confunden igualmente acontecimientos, personas y unidades. Tales discrepancias son cubiertas en las notas y cuando se toma en cuenta que se hace poco para dañar la importancia histórica de sus recuerdos.

La limitación principal (y al mismo tiempo la mayor fuerza) en las memorias de Raus es su implacable enfoque del combate táctico Los lectores no encontraran bosquejos de caracteres o los amplios análisis de von Manstein o de Model, y a pesar de los mejores esfuerzos de este editor, muchos de los oficiales inferiores que libraron sus pequeñas e intensas batallas por anónimos pueblos rusos permanecen ellos mismos en el anonimato –conocidos solo por sus acciones. Esta parte del trabajo original hasta entonces irrecuperable parecer ser primariamente material de encuadre o de transición, en el que podía esperarse que Raus situara las operaciones que mandó en la perspectiva mayor de la guerra. Esta carencia no es un problema significativo con los segmentos presentados aquí y serán tratados en una publicación mayor con material de apoyo proporcionado por el editor.

Una nota final es apropiada. Aunque hay una significante superposición entre el material en las memorias de Raus y las secciones de las mencionadas publicaciones del Ejército Norteamericano, los lectores cuidadosos notarán diferencias en la sintaxis y en la traducción. Los oficiales norteamericanos que corrigieron a Raus para la publicación gubernamental hicieron una considerable cantidad de nivelación, homogeneización y saneamiento; a pesar de las protestas al contrario, algunas veces alteraron sus observaciones o conclusiones. Donde es posible, esta traducción vuelve a los materiales del manuscrito alemán e intenta recobrar el estilo original y el sentido de su escrito. Solamente cuando (y sí) alguien recupera el texto manuscrito completo de las memorias de Erhard Raus será posible un juicio final sobre la exactitud de ese proceso.
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Mensaje por Medina » Sab Dic 03, 2005 3:35 am

Defensa y Recuperación, Febrero-Marzo 1943.
El 23 de noviembre de 1942, el Ejército Rojo había cerrado el cerco alrededor de Stalingrado y comenzó la ofensiva de invierno más poderosa de la guerra. Avanzando rápidamente, los rusos aniquilaron en rápida sucesión a los ejércitos rumano, italiano y húngaro a lo largo de los ríos Chir y Don, abriendo una brecha de 500 kilómetros en el frente alemán. Esta brecha igualaba la longitud de todo el Frente Occidental en la I Guerra Mundial. Inicialmente, solamente divisiones alemanas aisladas, empleadas en el apoyo de las fuerzas aliadas y satélites, permanecieron en el camino de los rusos, como los puntales de un corsé. El grueso de las reservas alemanas, incluyendo cinco divisiones panzer completamente equipadas- permaneció retenida en Europa Occidental debido a la invasión aliada del Norte de África, aunque algunas de estas divisiones finalmente aparecieron en el Frente del Este. El Grupo de Ejércitos A, en el Cáucaso, se encontraba en peligro de ser aislado, viéndose obligado a una retirada inmediata. Las unidades motorizadas del grupo de ejércitos (principalmente el Primer Ejército Panzer) se redesplegaron a lo largo del río Donets con objeto de reforzar el ala sur del Grupo de Ejércitos Don, mientras que el Diecisiete Ejército permaneció por el momento en el área de Kuban y formó una cabeza de puente allí. Al norte de la brecha, el Segundo Ejército había sido forzado a evacuar Voronezh y el Frente del Don, con su ala sur hecha retroceder muy hacia el oeste. Gradualmente, dos tercios de todo el frente ruso comenzó a bambolearse y desmoronarse.

Las líneas del frente erigidas en el flanco sur y a lo largo del Donets no podrían resistir la presión rusa durante mucho tiempo, y la única solución era retirarse más y más hacia el oeste. La cabeza de puente de Kuban fue abandonada, el Diecisiete Ejército se retiró sin pérdidas a Crimea y –salvo dos cuerpos alemanes y uno rumano- lanzó sus divisiones en apoyo del nuevo Sexto Ejército (formado del Destacamento de Ejército Hollidt), combatiendo desesperadamente al norte de Crimea a lo largo del Mius. El Ejército Rojo siempre tuvo más unidades disponibles que el Grupo de Ejércitos Don de von Manstein, y éstas eran reforzadas y vueltas a equipado en caso de necesidad para alimentar el continuo avance hacia el oeste. A mediados de febrero de 1943, tres ejércitos soviéticos se afanaban en alcanzar Kharkov para tomar ese importante nudo ferroviario en una ofensiva concéntrica. Los rusos pretendían nada menos que superar el formidable obstáculo que representaba el río Dnepr antes de que tropas alemanes pudieran establecerse allí. Los signos de cansancio entre las formaciones de la punta de lanza soviética habían aumentado a tal grado, sin embargo, que fue posible para el Mariscal de Campo von Manstein destacar varias divisiones panzer desde el frente hacia el sur al mismo tiempo que el OKH enviaba varias más, completamente rearmadas y reequipadas, desde el Oeste (muy significativamente el II Cuerpo Panzer SS con las reforzadas divisiones de panzergranaderos Liebstandarte Adolph Hitler, Das Reich y Totenkopf).

En la estela del inminente desastre, el estado mayor del XI Cuerpo, que se había perdido en Stalingrado, fue reconstituido a partir de un estado mayor de cuerpo sin asignar que fue apresuradamente organizado a comienzos de febrero de 1943. Formado en el área norte de Kharkov, originalmente consistía en el Teniente General Hans Cramer y varios oficiales de Estado Mayor que acertaron a estar en el área en un viaje de inspección. El estado mayor tenía que asumir el mando sobre las 168, 298 y 320 Divisiones de Infantería, que habían sido empleadas para cubrir los sectores anteriormente defendidos por las fuerzas húngaras y rumanas. Estas divisiones carecían de un cuartel general superior tras el colapso de los aliados de Alemania en el frente de Stalingrado. Los escalones más bajos del estado mayor fueron escogidos de las unidades en campaña, y un batallón de comunicaciones húngaro (después reemplazado por una pequeña unidad alemana) se encargó de las comunicaciones. Las dificultades iniciales estaban siendo gradualmente superadas cuando yo tomé el mando el 10 de febrero, aunque llevó seis meses y requirió numerosas nuevas reparticiones y cambios organizativos para transformar el improvisado estado mayor de cuerpo en uno regular. El XI Cuerpo (conocido oficialmente como Cuerpo Provisional Raus hasta mediados del verano) y el II Cuerpo Panzer SS fueron asignados a otro cuartel general improvisado, el Destacamento de Ejército Kempf.

Algunas de las unidades asignadas al XI Cuerpo habían sido recientemente transferidas desde Francia, pero otras habían sido forzadas a luchar para abrirse paso de repetidos cercos. Por ejemplo, la 320 División de Infantería, que había defendido un sector en el Frente del Don con divisiones italianas en sus flancos, repentinamente se encontró detrás de las líneas rusas debido a la rápida desintegración de nuestros ejércitos aliados. El Mayor General Georg Postel, el comandante de la división, decidió luchar para abrirse paso hacia las líneas alemanas. En el camino, todos los vehículos motorizados de la 320 quedaron sin combustible y tuvieron que ser destruidos. Las baterías tiradas por caballos y los trenes de campaña también perdieron un número tremendo de animales en la batalla y por agotamiento. El poder de combate de la división y su movilidad fueron así severamente deteriorados. Para evitar el destino de tantas otras divisiones en Stalingrado y a lo largo del Don, el General Postel tuvo que recurrir a improvisaciones desesperadas. Lo que la división necesitaba tenía que ser arrebatado a los rusos o tomado de la tierra.

Primero, las tropas se procuraron cientos de los pequeños caballos campesinos panje para los vehículos ligeros. Los bueyes tiraron de la artillería media, mientras que otros animales de ganado y los bueyes sirvieron como animales de carga para el transporte de equipos de radio y de comunicaciones. Incluso el mismo General Postel decidió utilizar tal equipo como medios seguros de transporte. La pérdida de muchas ametralladoras, cañones antitanque y piezas de artillería pudieron ser solamente compensada con armas capturadas a débiles destacamentos del Ejército Rojo en incursiones esporádicas; la munición para estas armas también tenía que ser tomada al enemigo. Métodos similares fueron empleados para obtener raciones. Los equipos pequeños de radio y otros equipos sensibles tuvieron que ser llevados sobre literas. Soldados de infantería a lomos de caballos panje se encargaron del reconocimiento y de la seguridad. La difícil retirada de la 320 de Infantería llevó varias semanas y fue una serie ininterrumpida de marchas, acciones de combate e improvisaciones.

Según la división del General Postel se aproximaba a Kharkov el 13 de febrero, repentinamente hizo contacto por radio con el II Cuerpo Panzer SS, que defendía la ciudad, y solicitó ayuda en su intento de penetrar hacia las líneas amigas. El Obergruppenfuehrer Paul Hausser, comandante del II Cuerpo Panzer SS, coordinó un fuerte avance panzer desde sus propias líneas con un ataque simultáneo hacia el oeste de la 320 División de Infantería. Logrando la sorpresa táctica, esta ataque perforó las líneas rusas en el punto designado, y la división pudo deslizarse hacia las líneas alemanas.

La apariencia de la 320 División de Infantería a duras penas recordaba a la de una unidad del ejército alemán. Una extraña conglomeración de armas, equipos, vehículos y literas; pequeños y grandes caballos peludos, bueyes y vacas; todo ello acompañado por soldados con tal extraña variedad de ropa de invierno que la impresión global era la de un circo ambulante en desfile. A pesar de todo, lo que el General Postel condujo a Kharkov era una unidad fogueada en batalla con moral excelente que se había abierto paso combatiendo valientemente a través del territorio enemigo, había regresado a sus propias líneas y debía de ser considerada como una valiosa adición a los efectivos del Destacamento de Ejército. El 14 de febrero, la 320 División Infantería aguantó hombro con hombro con las Divisiones de Panzergranaderos SS Leibstandarte Adolf Hitler y Das Reich, así como con la División de Panzergranaderos Grossdeutschland, en las defensas de Kharkov, de cara al este. La fuerte voluntad de supervivencia y las hábiles improvisaciones demostradas por el General Postel y sus soldados habían permitido a la división evitar la destrucción.

Desafortunadamente, el 14 de febrero, la misma Kharkov había sido rodeada por tres ejércitos rusos y a sus defensores se les ordenó resistir en una situación desesperada. En su último mensaje telefónico, el Obergruppenfuehrer Hausser llamó la atención sobre la gravedad de la situación y afirmó enfáticamente que la única opción estaba entre perder solo la ciudad o perder la ciudad con todas las tropas en ella. La respuesta fue que “Kharkov debe ser mantenida hasta el último hombre”. A la mañana siguiente llegó una segunda orden a través del teletipo declarando que “Kharkov debe ser mantenida hasta el último hombre, pero los defensores no deben permitirse ser rodeados”. En virtud de esta ambigua orden, la segunda parte de la cual imposibilitaba la primera, el II Cuerpo Panzer SS, la División de Panzergranaderos Grossdeutschland y la 320 División de Infantería tomaron medidas inmediatas para una huida hacia la retaguardia sin el conocimiento o aprobación del Destacamento de Ejército. Tras dos días de duros combates, que finalizaron con la pérdida de varios cientos de vehículos a motor, Hausser se reincorporó a las líneas alemanas, habiendo salvado cinco divisiones. Su decisión de evacuar la ciudad pronto resultaría ser correcta.

La siguiente acometida soviética, teniendo como objetivo Poltava, se detuvo a unos cincuenta kilómetros escasos de esta ciudad ya que las tropas rusas estaban demasiado exhaustas para continuar. Ahora, los soviéticos situaron todas sus esperanzas en el Tercer Ejército de Tanques, mandado por su experto en tanques más capaz, el Coronel General Markian M. Popov. A todo lo largo de mediados de febrero, Popov había avanzado prácticamente sin resistencia en la dirección noroeste de Dnepropetrovsk con la intención aparente de alcanzar la curva del Dnepr. Su objetivo era cruzar el Dnper antes de que los alemanes pudiesen edificar sus defensas a lo largo del río. Pronto, sin embargo, llegó a ser obvio que sus fuerzas carecían del ímpetu necesario. El XI Cuerpo empleó improvisados transportes de camiones para situar regimientos de las 167 y 168 Divisiones de Infantería en posición para bloquear el intento enemigo de avanzar contra Poltava desde Zenkhov y Oposhnya; tras duros combates estos regimientos hicieron retroceder a los rusos a la otra orilla del río Vorskla.

Durante este combate sucedió un incidente que probó el hecho de que no era del todo inusual que las mujeres combatiesen en unidades de primera línea del Ejército Rojo. Un T-34 soviético fue aparentemente inmovilizado por un impacto directo, pero cuando los tanques alemanes se aproximaron, repentinamente volvió a abrir fuego e intento huir. Un segundo impacto directo lo inmovilizó, pero a pesar de su desesperada posición, el T-34 se defendió hasta que un equipo caza-tanques avanzó sobre él. Finalmente ardió por una carga de demolición y solamente entonces la escotilla de la torreta se abrió. Una mujer con uniforme de tanquista del Ejército Rojo saltó fuera. Era la esposa y miembro de la dotación del comandante de la compañía de tanques rusa quien, muerto por el primer impacto, yacía al lado de ella en la torreta. Así también como concernían a los soldados soviéticos, las mujeres eran superiores o camaradas a quienes se les respetaba.

Mientras tanto, estábamos concentrando efectivos para un contraataque frontal. Las divisiones procedentes del oeste fueron descargadas en Poltava detrás de la pantalla defensiva establecida por el XI Cuerpo. Mantuvimos esta línea con nuestras tres divisiones de infantería y el batallón de reconocimiento de la División de Panzergranaderos SS Totenkopf. Los otros elementos motorizados de la Totenkopf, así como también la División de Panzergranaderos Grossdeutschland y el Batallón de Panzergranaderos Fuehrer Begleit, se habían traslado a áreas de descanso al oeste de Poltava pero todavía próximas al frente. Estas unidades formaron una reserva móvil para ser empleada en el caso de que el Ejército Rojo intentara capturar Poltava mediante un avance en-volvente a través de la brecha al norte. Los rusos intentaron realmente flanquear Poltava a través del valle del Merla, pero nuestras divisiones de infantería, apoyadas por el batallón de la Totenkopf y unidades tácticas de la Luftwaffe, eliminaron este peligro. Durante estas acciones, el enemigo mostró signos definitivos de debilidad y cansancio, y el momento para un gran contraataque parecía aproximarse.
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Mensaje por Medina » Sab Dic 03, 2005 6:11 pm

Una acción rápida era indicada ya que la nieve estaba comenzando a derretirse. El barro se for-maría sobre el terreno, y pronto todos los movimientos se convertirían en imposibles. Pero el subsuelo todavía estaba solidamente congelado. Las frías noches evitaban un rápido deshielo y favorecían los movimientos durante las primeras horas de la mañana. Mientras tanto, a las agotadas tropas de primera línea del Destacamento de Ejército Kempf se les había sido concedido un corto período de respiro y la oportunidad de integrar a los recién llegados reemplazos y equipos. El 10 de marzo, las fuerzas de contraataque del Destacamento de Ejército estaban preparadas para irrumpir; su moral era excelente.

El principal esfuerzo del XI Cuerpo había sido situado en el ala sur de su frente, donde las condiciones del terreno favorecían el empleo de panzers. Allí, la Grossdeutschland fue reunida y se le dio la misión de atacar hacia Valki. Adyacente a la izquierda, la 320 División de Infantería debía de atacar tras una preparación artillera realizada por todos los cañones de las dos divisiones, apoyada por la artillería de cuerpo. Las dos divisiones se habían formado para un ataque de Schwerpunkrt, dejando en sus amplios sectores de frente solamente delgadas pantallas protectoras, que tras el comienzo de la ofensiva serían retiradas y seguirían al movimiento de vanguardia como reservas. Todavía muy débil, la 168 División de Infantería permanecería alrededor de Mirograd, reorganizándose.

Tras una formidable preparación artillera de diez minutos, los granaderos de la 320 División de Infantería penetraron las posiciones rusas, eliminaron un punto fuerte en la carretera principal Poltava-Kharkov, y echaron al enemigo más allá de un arroyo inundado en el otro lado de Valki. Esta curso de agua normalmente insignificante había crecido repentinamente en un furioso torrente, que llevó a detener el ataque tras una ganancia de menos de dos kilómetros. Los panzers de la Grossdeutschland intentaron superar la rápida corriente más arriba y finalmente lograron cruzarla varias horas después. Más de ochenta panzers penetraron la segunda posición rusa en la orilla este del arroyo y avanzaron hacia Valki. Pronto, nuestros ingenieros tendieron un puente improvisado a través del arroyo, y el ataque recobró su ímpetu.

Más al norte, las 16 y 168 Divisiones de Infantería también penetraron las posiciones soviéticas en su frente tras duros combates. Estas divisiones capturaron varios pueblos e intentaron establecer contacto con el LI Cuerpo del Segundo Ejército en el extremo izquierdo del Destacamento de Ejército. El reforzado batallón de reconocimiento Totenkopf, empleado entre la 320 y la 167 Divisiones de Infantería, se aproximó a las posiciones soviéticas situadas en los bosques y penetró profundamente en ellos. Los tanques ligeros del batallón avanzaron en duro combate a lo largo de la vía ferroviaria que corría en paralelo a los bosques. Por la tarde, el XI Cuerpo había progresado a lo largo de todo su frente y mantenía al desbaratado enemigo en movimiento.

El 11 de marzo, el XI Cuerpo empleó todas sus fuerzas en un ataque concéntrico sobre Bogodu-khov. Para este propósito, la zona del cuerpo había sido estrechada a dieciséis kilómetros (su anchura había sido ya reducida de noventa y cinco a cuarenta kilómetros al final del primer día). Los rusos que defendían Bogodukhov no pudieron resistir la acometida de nuestras tropas terrestres, que estaban estrechamente apoyadas por la Luftwaffe. Bogodukhov cayó tras un breve combate casa por casa, y el XI Cuerpo entonces estableció contacto con las puntas de lanza del II Cuerpo Panzer SS, que había justo entrado en Olshany, a veinticuatro kilómetros al sudeste. Tras aniquilar a las poderosas fuerzas soviéticas en el área de Olshany, el Obergruppenfuehrer Hausser giró el cuerpo que había salvado del cerco hacia el este, envolviendo Kharkov y cortando cualquier ruta de retirada rusa hacia el norte.

Mientras la fuerza principal del XI Cuerpo recibió órdenes de avanzar hacia el norte en un inten-to por establecer contacto con el LI Cuerpo y por lo tanto aislar al enemigo en el área de Akhtyrka, yo ordené a la 320 División de Infantería que ocultara el movimiento de pivote del II Cuerpo Panzer SS. El barro incesante y las inundaciones ralentizaron el avance a cada paso. Aunque todos los puentes que cruzaban los crecidos ríos Vorskla, Udy y Lopan habían sido destruidos, nuestras unidades de infantería y panzer continuaron no obstante para alcanzar sus objetivos diarios. Muchos vehículos a motor y piezas de artillería tiradas por caballos, sin embargo, quedaron atascadas a lo largo del camino. Por otro lado, la artillería considerablemente más ligera de los rusos y sus vagones panje se replegaron por todas partes y escaparon a nuestra persecución.

La Grossdeutschland llevó el esfuerzo principal y alcanzó el Vorskla superior, con la 167 División de Infantería siguiéndole muy de cerca. Ya que el LI Cuerpo en el ala sur del Segundo Ejército se había rezagado muy al oeste, no se pudo establecer contacto, y los rusos alrededor de Akhtyrka escaparon del cerco. Con objeto de continuar la operación mediante un avance sobre Tomarovka, nuestros elementos panzer tenían que pivotar hacia el este, cambiando la dirección de su ataque. Yo los reemplacé con elementos de la 167 División de Infantería, que formaron una línea cara al norte para proporcionar cobertura de flanco. El avance sobre Tomarovka fue retrasado debido a que las ganancias territoriales hacia el este llevaron automáticamente a una extensión del flanco abierto que nuestras limitadas fuerzas no podían fácilmente apoyar.

En el segundo día del avance hacia Tomarovka, la potente 167 División de Infantería había sido casi enteramente inmovilizada a lo largo del flanco. Decidí que tendríamos que esperar la llegada del LI Cuerpo antes de que el avance hacia el este pudiera ser reanudado. Desafortunadamente, el OKH –que era responsable de coordinar las operaciones de los dos grupos de ejércitos- estaba demasiado distante de la escena, y sus decisiones por consiguiente no podían continuar a la altura de los rápidos acontecimientos en el frente. Cuando el OKH finalmente ordenó al LI Cuerpo que relevara a la 167 División de Infantería, continuamos nuestro avance y la Grossdeutschland entró en Tomarovka. En su aproximación a la ciudad, la Grossdeutschland destruyó un número considerable de tanques rusos mientras que muchos otros indemnes que habían quedado atascados en el barro fueron retirados y vueltos a la acción contra el Ejército Rojo.

Fue en esta acción cuando los Pzkw VI Tigers se enfrentaron a los T-34 rusos por primera vez, y los resultados fueron más que gratificantes para nosotros. Por ejemplo, dos Tigers actuando como punta de lanza panzer destruyeron a todo un grupo de T-34. Normalmente, los tanques rusos permanecían emboscados a la hasta ahora segura distancia de 1.200 metros y esperaban a que los tanques alemanas se expusieran saliendo de un pueblo. Entonces dispararían a los tanques mientras nuestros Pzkw IV estaban todavía fuera de rango. Hasta ahora esta táctica había sido a toda prueba. Esta vez, sin embargo, los rusos calcularon mal. En lugar de abandonar el pueblo, nuestros Tiger tomaban posiciones bien camufladas y hacían completo uso del mayor alcance de sus cañones de 88 mm. En poco tiempo, destruyeron dieciséis T-34 que estaban situados en terreno abierto y, cuando los otros dieron media vuelta, los Tiger persiguieron a los rusos en retirada y destruyeron dieciocho tanques más. Nuestros proyectiles perforantes de 88 mm tenían un impacto tan terrorífico que separaron las torretas de muchos T-34 y las arrojaban a varias yardas de distancia. Los soldados alemanes testigos de este acontecimiento inmediatamente acuñaron la frase: “El T-34 inclina su sombrero cada vez que se encuentra con un Tiger”. La actuación de los nuevos Tigers provocó un gran estímulo para la moral.

Más al sur, Kharkov fue reconquistada por la División de Panzergranderos SS Leibstandarte Adolf Hitler tras cuatro días de combates callejeros en los cuales los Tigers jugaron de nuevo un papel decisivo. La División de Panzergranaderos SS Das Reich giró hacia el norte, avanzó sobre Belgorod, capturó la ciudad y enlazó con la Grossdeutschland, que ahora había avanzado más allá de Tomarovka. Entre estos dos puntos, dos divisiones alemanas de infantería luchaban lentamente a través del barro en su esfuerzo para alcanzar la orilla oeste del río. Cuando nuestra contraofensiva había comenzado había todavía algo de nieve sobre el terreno, pero justo antes de que el Destacamento de Ejército alcanzara el curso superior del Donets un repentino aumento de la temperatura provocó un serio deshielo. Todos los vehículos excepto aquellos en la única carretera pavimentada en el área, que llevaba desde Kharkov a Kursk, quedaron imposibilitados. Nuestra infantería todavía pudo avanzar con dificultad, pero las armas pesadas y la artillería quedaron atrás y finalmente trasladadas solamente con gran esfuerzo. Incluso los T-34 de las retaguardias rusas se habían atascados hasta tal grado que no pudimos recuperarlos hasta la llegada del buen tiempo.

Entrando en Zolochev, una pequeña ciudad a veinte millas al norte de Kharkov, nuestras tropas tuvieron ocasión de descubrir el grado al cual los rusos buscaron intimidar a su propia población mediante atrocidades. Los habitantes dijeron a la policía militar alemana que las tropas de seguridad rusas, antes de su retirada, había reunido y fustigado a una gran cantidad de muchachos locales entre los catorce y diecisiete años de edad desnudos a través de las calles bajo el intenso frío. Después, se dice que habían desaparecido en el cuartel de bomberos donde la NKVD [el aparato de seguridad soviético] tenía su cuartel general, nunca se les volvieron a ver. Durante una subsiguiente búsqueda, todos los muchachos desaparecidos fueron hallados en un profundo sótano del cuartel de bomberos, con un tiro en la nuca y cubiertos con abono de caballo. Los cuerpos fueron identificados y reclamados por sus parientes. Casi todos tenían las extremidades congeladas. La razón para esta particular atrocidad se asumió que había sido la pretendida ayuda prestada a las fuerzas de ocupación alemanas.

Los rusos aparentemente también buscaron impresionar a las tropas alemanas y bajar su moral cometiendo numerosas atrocidades directamente contra ellas. Uno de tales casos sucedió en el sector del Segundo Ejército Panzer, a varios cientos de kilómetros al norte. Durante los combates por el pueblo de Zhizdra a comienzos de marzo, un batallón del 590 Regimiento de Granaderos, 321 División de Infantería, fue asignado a la misión de limpiar un sector cubierto de maleza. El ataque fracasó. Cuando, el 19 de marzo, el sector pasó de nuevo a nuestras manos tras un contraataque, se encontraron cuarenta cuerpos de soldados con sus ojos arrancados, o sus orejas, narices y genitales cortados. Los cuerpos encontrados en otro sector del campo de batalla mostraban signos de mutilaciones similares.

A pesar de atrocidades como estas, tales elementos rusos a medida que escapaban cruzando el Donets estaban muy maltrechos, y nuestras unidades de reconocimiento que avanzaron más allá del río encontraron poca resistencia. Incluso aunque nuestras divisiones de ataque parecían completamente capaces de continuar su avance, la situación global y el barro prevaleciente hacían tal decisión desaconsejable. Además, el objetivo del contraataque frontal había sido logrado. La brecha en las líneas alemanas, abierta durante cuatro meses, había sido cerrada, y la mayor ofensiva rusa de invierno tuvo que detenerse. Tras sufrir una derrota de proporciones gigantescas en Stalingrado, el ejército alemán una vez más mantenía una línea continua anclada sobre el río Donets.
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Mensaje por Medina » Dom Dic 04, 2005 7:09 pm

Situación, 10 de abril de 1943.
Después de que el Grupo de Ejércitos Sur hubiese concluido su ofensiva de la primavera de 1943, el enemigo delante del Destacamento de Ejército Kempf permanecía principalmente a la defensiva. Los rusos, aunque generalmente tranquilos, demostraron una mayor actividad en el sector norte del frente, entre Belgorod y el límite del grupo de ejércitos. Vívidos esfuerzos de reconocimiento, refuerzos de artillería, la llegada de fuerzas de reservas, y la mejora de los accidentes naturales de terreno para la defensa sugerían que los soviéticos pretendían reforzar sus defensas en este nuevo sector del frente tan rápidamente como fuera posible. En las áreas de retaguardia, el vívido tráfico de toda clase indicaba una rápida e intensa reorganización de las fuertemente maltratadas unidades. Aunque la inteligencia no identificó nuevas unidades del Ejército Rojo en el frente, parecía enteramente posible que el tráfico ferroviario (en exceso para reemplazos normales de tropas y requerimientos de suministro) había entregado al menos tres nuevas divisiones de fusileros en el área de Kursk y dos en el área de Valuiki-N. Oskol-St. Oskol. Aparte de esta observación, recibimos indicaciones de que fuerzas significantes habían sido desviadas desde el sector opuesto al Sexto Ejército Alemán, así como del sector frente al Grupo de Ejércitos Centro, en el área N. Oskol-Korocha-St. Oskol. Resultó ser imposible determinar entonces si estas unidades estaban siendo concentradas para propósitos ofensivos o defensivos.

La línea principal de resistencia del Destacamento de Ejército Kempf y la disposición de fuerzas es indicada en el Mapa 2.2. Además de las 106, 167 y 320 Divisiones de Infantería y de la División de Panzergranaderos SS Totenkopf, ya empleadas en el frente, las siguientes unidades habían sido asignada al Destacamento de Ejército en ese momento para “reorganización y entrenamiento en áreas locales”: Cuartel General, III Cuerpo Panzer; Cuartel General, II Cuerpo Panzer SS; 6 y 7 Divisiones Panzer; División de Panzergranaderos Grossdeutschland; División de Panzergranaderos SS Das Reich; y División de Panzergranaderos SS Liebstandarte Adolf Hitler. Comenzando a finales de abril, llegaron las siguientes unidades: Cuartel General, XLVIII Cuerpo Panzer; 11 División Panzer; 168 División de Infantería; y tropas de Ejército (unidades blindadas y de cañones antitanques autopropulsados, antiaéreas, artillería, ingenieros, trenes de puente, batallones de construcción de carreteras, etcétera). El Destacamento de Ejército situó a las unidades en reorganización en la vecindad o al oeste de Kharkov. Las unidades empleadas en el frente rotaron un tercio de sus efectivos (un Grupo de Combate regimental reforzado) a la vez, para propósitos de reorganización cerca del frente. Debido a que la fecha original del ataque había sido establecida para el 4 de mayo, se hicieron máximos esfuerzos para trasladar el personal y el material requeridos.

Tan pronto como el Destacamento de Ejército se percató de que el Ejército Rojo había trasladado fuerzas adicionales al área noreste de Belgorod, un Grupo de Combate panzer –establecido con elementos rotatorios de las divisiones panzer reparando más a la retaguardia- fue situado en alerta al norte de Kharkov. Este despliegue nos preparó para enfrentarnos a cualquier intento soviético de lanzar un ataque sorpresa sobre Kharkov.

Durante este período de prolongada guerra de posiciones, la 106 División de Infantería, al sur de Belgorod, logró capturar un gran número de prisioneros. Estos prisioneros fueron tomados en incursiones de mediodía, ya que había sido averiguado por los desertores que a los rusos en este sector –que podían ser fácilmente observados desde la orilla oeste del río- solamente se les permitía moverse de noche y por consiguiente dormían durante el día. Los prisioneros admitieron que muchos de sus camaradas estaban descontentos y les gustaría desertar, pero temían ser dis-parados por nuestras propias tropas y que tendrían dificultades en cruzar el profundo río que les separaba de las líneas alemanas. El contacto con la compañía de descontentos fue pronto establecido y se hicieron los preparativos necesarios. Discretas señales luminosas en la noche señalada informó a la compañía rusa de que el equipo de trasbordo necesario estaba preparado y que las armas alemanas permanecían preparadas para cubrir su cruce. Todas las precauciones necesarias habían sido tomadas en caso de una treta rusa. Tal cual, la compañía en efecto se deslizó hacia las orillas del río y en varios viajes fue transportada a través del Donets en botes neumáticos. El comandante de la compañía, un primer teniente uzbeko, fue el primer hombre en alcanzar nuestras líneas. Parte de la compañía, desafortunadamente, cayó en campos de minas rusos, sufriendo bajas considerables por las minas explosionadas así como también del fuego de la artillería enemiga alertada. El resultado de esta empresa fue que, habiéndose convertido en poco de fiar, la 15 División Uzbeka de Fusileros fue inmediatamente retirada del frente, disciplinada y empleada en otro lugar.

La Situación en torno al 30 de junio de 1943.
Las fuerzas enemigas, trasladándose hacia áreas de reunión previamente identificadas desde mayo, habían sido aumentadas hasta tal punto que tuvimos que hacer planes para enfrentarnos a una fuerte concentración de reservas soviéticas en el área de Korocha-Voloknovka-N. Oskol, así como también en el área de Kursk. Aunque no observamos un movimiento general hacia vanguardia de las unidades rusas durante mayo, junio trajo un continuo reforzamiento del frente enemigo, particularmente en términos de artillería, armas pesadas, tanques atrincherados, etcétera. Concluimos que los soviéticos pretendían mantener una postura defensiva, sin embargo, porque indudablemente eran conscientes de las numerosas divisiones panzer en el área de Kharkov, mientras que el curso de nuestra línea del frente fuertemente sugería la potencialidad de un ataque a gran escala. Por otro lado, la perspectiva de una inminente ofensiva rusa no podía ser completamente descartada dada la manifestación de crecientes fuerzas enemigas durante todo junio.

La construcción a gran escala y bien planeada de fortificaciones de campaña acompañó la acumulación rusa, la cual la Luftwaffe monitorizó a través de fotografías aéreas tomadas durante vuelos diarios. Frente a Belgorod, donde caería el peso principal del ataque alemán, el sistema defensivo ruso, consistente en tres cinturones fortificados sucesivos, se extendía a finales de junio a una profundidad de cuarenta kilómetros. Documentamos en grandes cantidades las siguientes características: posiciones en laderas opuestas; posiciones alternadas; instalaciones falsas; posiciones alternativas de artillería (hasta cuatro por batería); y posiciones alternativas para tanques atrincherados. Las minas no solamente cubrían las aproximaciones sino que también habían sido depositadas a una profundidad sin precedentes. Los pueblos situados dentro y detrás del sistema defensivo soviético –a una distancia de sesenta kilómetros- habían sido evacuados y transformados en lo que eran prácticamente fortalezas, unidos con destacamentos de cobertura. La mayoría de las posiciones aparecían ya ocupadas, y las reservas habían acampado en refugios cerca de las áreas de vanguardia.

Ningún cambio había sucedido en la línea principal de batalla del Destacamento de Ejército desde el 10 de abril. Al oeste de Belgorod, el Cuartel General del Cuarto Ejército Panzer asumió el mando de los II SS y XLVIII Cuerpos Panzer, mientras que el Cuartel General del III Cuerpo Panzer; las 6, 7 y 19 Divisiones Panzer; y una cantidad de tropas de ejército habían sido destinadas al Destacamento de Ejército.

Después de que las unidades hubiesen sido reorganizadas y reequipadas, el Destacamento de Ejército se concentró en un entrenamiento intensivo para el ataque y en las instrucciones tácticas de los comandantes subordinados –en la práctica y en la teoría- con particular énfasis situado en los tipos de misiones que se esperaban que las tropas debían de realizar. Ejercicios de campaña con municiones reales, así como también demostraciones en las cuales la Luftwaffe y otros elementos participaban, contribuyeron al logro de un alto nivel de preparación de combate. Los ejercicios de mapas y los encuentros de orientación en el terreno sucedieron al mismo tiempo, con cursos especiales de enseñanza de construcción de puentes militares y limpieza de campos de minas. Simultáneamente, con objeto de engañar a los soviéticos con respecto a las intenciones alemanas, nuevas posiciones defensivas a gran escala fueron construidas en el frente y en las áreas de vanguardia.

En conexión con este esfuerzo de entrenamiento, el estado mayor del XI Cuerpo hizo un meticuloso estudio del problema de cruzar los extensos campos de minas en el lado este del Donets. El procedimiento usual de enviar destacamentos de ingenieros para limpiar estrechas sendas para el avance de las puntas de lanza de la infantería no fue considerado satisfactorio porque el terreno no ofrecía protección y el enemigo podía inflingir fuertes bajas a los ingenieros y a la infantería concentrando su fuego en estas sendas. Varios métodos improvisados para superar este obstáculo estaban por lo tanto bajo consideración.

La identificación del área minada era el primer requisito ya que la infantería tenía que conocer su exacta localización antes de los cruces. Esto fue posible debido a que la orilla oeste ocupada por los alemanes dominaba las posiciones rusas en el otro lado del río. Otro requisito fue que la infantería debería ser capaz de divisar a simple vista la posición de minas individuales a corta distancia. En muchos lugares pequeños montículos o depresiones, la hierba seca, diferencias en el color del terreno o algunos otros signos externos facilitaban la localización. Los ingenieros tuvieron que hacer varios experimentos en detección de minas. En los primeros días de la guerra, la infantería algunas veces cruzó estrechos campos de minas después de que ingenieros en solitario se echasen al lado de las minas como marcadores humanos, tomando gran cuidado en no activarlas por presión. Aunque ni los ingenieros ni las tropas de infantería sufrieron bajas durante estos anteriores experimentos, el procedimiento era arriesgado y solamente podía ser aplicado a pequeña escala. Era, por consiguiente, de escasa consecuencia en las etapas posteriores de la guerra.

Un segundo método más alentador que satisfacía las expectativas consistía en marcar las minas individualmente colocando pequeñas banderas u otros simples indicadores cerca de las minas. Esto era hecho por ingenieros o soldados de infantería que eran entrenados en el reconocimiento de minas. Este procedimiento fue aplicado repetidamente y mostraba mejores resultados que el primero, pero su uso a gran escala presentaba dificultades. El tercer y mejor método era una minuciosa instrucción de todos los soldados de infantería en las técnicas de sembrado de minas enemigas y en la localización de minas utilizando campos de minas enemigos capturados como campos de entrenamiento. Este procedimiento requería que todos los soldados de infantería fueran enviados a áreas de retaguardia en rotación y, por lo tanto, consumía mucho tiempo.

Estas exigencias pudieron ser afrontadas en el caso de la Operación Ciudadela ya que la fecha del ataque había sido pospuesto dos veces con un retraso consiguiente de varias semanas. Las divisiones empleadas en la zona estrecha de ataque tuvieron que trasladar dos tercios de sus fuerzas de combate a la retaguardia, donde el programa de instrucción diaria presentaba tanques pasando por encima de trincheras y el cruce de campos de minas de tipo ruso. Este entrenamiento valía la pena porque ayudaba a los soldados a vencer su miedo a los tanques y a las minas.
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Mensaje por Medina » Jue Dic 08, 2005 7:22 pm

La Misión del Destacamento de Ejército Kempf.
El plan de ataque asignaba al Destacamento de Ejército Kempf la misión de proporcionar una agresiva pantalla a lo largo del flanco este del Cuarto Ejército Panzer, que debía de avanzar a través de la línea Malino-Oboyan. Específicamente, el Destacamento de Ejército tenía que defender el Frente del Donets desde el límite derecho del Cuarto Ejército Panzer hasta la desembocadura del río Nezhegol mientras avanzaba hacia la línea Nezhegol-Korocha para ocultar a sus propios elementos panzer para un avance en la dirección general de Skordnoye. Tras penetrar la posición del Donets, el III Cuerpo Panzer tomaría la responsabilidad de una agresiva protección del flanco de toda la operación en el sector Korocha-río Seim.

El Destacamento de Ejército tenía que calcular enfrentarse a las siguientes fuerzas del Ejército Rojo:

Día Uno: cuatro divisiones de fusileros en la primera línea entre la desembocadura del río Nezhegol y Belgorod.

Día Dos: todas las otras divisiones situadas en las áreas de vanguardia (estimadas en cuatro divisiones de fusileros).

Día Tres y después: considerables fuerzas mecanizadas y de tanques desde la región de Ostrogozhsk.

Que el STAVKA pretendía sostener el flanco del saliente de Kursk con todas las fuerzas disponibles se hizo cada vez más evidente por la disposición de tropas y la magnitud del sistema defensivo en el área de Belgorod. Proyectamos que los soviéticos tenían tres alternativas a elegir para emplear sus reservas estratégicas:

1. Empleo fragmentado durante una batalla defensiva (esto habría sido lo mejor para nosotros).

2. Un contraataque concéntrico (comenzando el tercer o cuarto día).

3. Una contraofensiva de grandes proporciones.

Las siguientes unidades alemanas estaban disponibles para el Destacamento de Ejército:

1. Para la defensa a lo largo del sector del Donets: XLII Cuerpo con las 39, 161 y 282 Divisiones de Infantería (una división, compuesta por casi dos regimientos de infantería, tenía que ser extendida sobre una línea de frente de 145 kilómetros de longitud).

2. Para alcanzar la línea Nezhegol-Korocha: XI Cuerpo (también conocido como “Cuerpo Raus”) con las 106 y 320 Divisiones de Infantería.

3. Para el ataque panzer sobre Skordnoye: III Cuerpo Panzer con las 6, 7 y 19 Divisiones Panzer, así como también la 168 División de Infantería.

Considerando los dispositivos rusos, defensas y el terreno, los efectivos alemanes solamente podían ser considerados mínimamente suficientes para la misión asignada. Claramente, no podría haber grandes bajas al comienzo de la operación.

La ofensiva sucedería en tres fases. Primero, el Donets sería cruzado y el primer cinturón defensivo ruso penetrado. Dada la debilidad de nuestra fuerza, la sorpresa táctica al menos en términos de oportunidad y elección de los cruces del río sería esencial. Siguiente, el Destacamento de Ejército tendría que penetrar el segundo y tercer cinturones defensivos enemigos tan rápidamente como fuera posible para evitar dar a los soviéticos tiempo suficiente para emplear sus reservas estratégicas. Finalmente, las reservas estratégicas enemigas debían ser entabladas en terreno abierto. Con la gran cantidad de cuerpos de tanques del Ejército Rojo en servicio, podíamos razonablemente esperar grandes batallas blindadas, durante las cuales nuestras divisiones panzer tendrían la oportunidad de demostrar sus superiores armas y liderazgo.

Sin embargo, mucho antes de que las divisiones panzer pudieran entrar en lo que esperábamos sería la fase final y decisiva de la batalla, tenían que cumplir una misión estrictamente relegada a las divisiones de infantería en operaciones normales: atacar a través de un río contra un enemigo preparado y desplegado en profundidad. Una cabeza de puente con terreno seco, de apenas 100 metros de profundidad, solamente estaba disponible a las afueras oeste de Belgorod.

Debido a que la misión primaria del Destacamento de Ejército requería la salvaguarda del flanco este del avance del Cuarto Ejército Panzer, tenía que ser mantenido el contacto más estrecho posible entre ese ejército y el III Cuerpo Panzer. Esto significaba que el III Cuerpo Panzer tendría que ejecutar un avance casi inmediato hacia el noreste, haciendo caso omiso a cualquier amenaza hacia su flanco. Para el XI Cuerpo, desplegado a través de un sector de treinta y cinco kilómetros con simplemente dos divisiones reforzadas de infantería, no habría por consiguiente apoyo panzer disponible. En lugar de ello, el XI Cuerpo tendría que establecer su protección a lo largo del sector de Koremye formando estrechas cuñas. Un ataque de diversión del Ejército Rojo contra Kharkov desde la curva del Donets (en cada lado de Chuguev y a horcajadas de la carretera Chuguev-Kharkov) seguía siendo una amenaza para el éxito total de la operación; no teníamos reservas disponibles para enfrentarnos a tal ataque. Tras repetidas demandas del Destacamento de Ejército, el Grupo de Ejércitos Sur finalmente consintió en reunir algunas de sus propias fuerzas de reservas en el área.

En la medida de lo posible, el enemigo tenía que ser mantenido fuera del alcance de detectar el movimiento de las fuerzas alemanas hacia sus áreas de reunión. Espaciando las áreas de reunión muy lejos y ocupándolas en intervalos escalonados, el Destacamento de Ejército intentó engañar al enemigo sobre el momento del ataque y las ubicaciones de los lugares de cruce contemplados. El movimiento hacia delante en las áreas de reunión por las divisiones panzer tuvo que ser confinado a las horas de oscuridad. El movimiento en las áreas de reunión y en las posiciones de artillería había sido completado el 4 de julio.

En el área de Chuguev, extensas y adicionales medidas de engaño intentaron convencer a los rusos de que contemplábamos atacar en la curva del Donets hacia la línea Izyum-Kupiansk. Columnas motorizadas avanzaron hacia las líneas del frente a la luz del día, la artillería se puso en posición y realizó fuego de registro, y reservas simuladas practicaron cruces de río.

Teníamos que permanecer conscientes del hecho de que los rusos harían un considerable uso de la población civil para misiones de inteligencia. Una práctica favorita era el empleo de chicos entre ocho y catorce años de edad, que eran primero entrenados para esta tarea y luego se les permitía infiltrarse en sectores del frente convenientes. Inmediatamente antes de iniciarse la ofensiva, más de una docena de tales chicos fueron cogidos solo en el área de Belgorod. Dieron informes detallados sobre la clase de entrenamiento que recibieron y su modus operandi. El entrenamiento de estos chicos habían sido supervisado por oficiales rusos, había durado cuatro semanas, y habían sido sesenta participantes. Los jóvenes procedían de comunidades cercanas al frente en ambos lados de las líneas de batalla y por consiguiente estaban completamente familiarizados con el escenario local. Muchos se quedaban con parientes o amistades en localidades ocupadas por los alemanes y no [eran] por lo tanto fáciles de descubrir y apresar. Su talento para la observación y su habilidad en el espionaje eran notables. Por esta razón, los civiles en localidades cercanas al frente (entre seis y diez kilómetros de la línea del frente) tuvieron que ser evacuados, no solamente debido al peligro del fuego de la artillería enemiga sino también como medida preventiva contra el espionaje.
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Mensaje por Chuikov » Jue Dic 08, 2005 7:48 pm

Medina, eres un artista.

Gracias
Carpe Diem

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Mensaje por Medina » Jue Dic 15, 2005 8:41 pm

La Penetración, 5 de julio.
Los rusos estaban al tanto de la fecha del ataque, probablemente por una aventura de la unidad a la izquierda en la tarde del 4 de julio. Desde las 2:00 hasta las 2:20 horas, los soviéticos desencadenaron un destructor fuego sobre los sitios de cruce sospechosos alrededor de Belgorod, provocando considerables bajas alemanas. A las 2:25 horas, tras una corta concentración de artillería, el Destacamento de Ejército comenzó el cruce del Donets en un amplio frente. Este asalto tuvo éxito en todos los sitios de cruce en tiempo sorprendentemente corto, aunque en algunos parajes solamente tras un encarnizado combate cuerpo a cuerpo. El ataque tuvo lugar sin apoyo de la Luftwaffe, que había sido totalmente empleada para el Cuarto Ejército Panzer. Además de la artillería orgánica divisionaria, las siguientes unidades fueron empleadas para proporcionar fuego de apoyo (anotar que las unidades antiaéreas tenían la doble misión de fuego de apoyo y defensa aérea):

SECTOR DEL XI CUERPO.
153 Mando de Artillería
I Batallón, 77 Regimiento de Artillería (105 mm).
II Batallón, 54 Regimiento de Artillería (105 mm).
I Batallón, 213 Regimiento de Artillería (105 mm).
4 Regimiento Antiaéreo.
7 Regimiento Antiaéreo.
48 Regimiento Antiaéreo.
905 Batallón de Cañones de Asalto.
393 Batallón Antitanque Autopropulsado.

Los tres regimientos antiaéreos, desplegando un total de setenta y dos cañones antiaéreos de 88 mm y aproximadamente 900 cañones antiaéreos más pequeños, habían sido destinados al XI Cuerpo para servir como sustitutivo de la ausente artillería media. Según la política de la Luftwaffe, la subordinación de oficiales antiaéreos a comandantes de unidades del ejército estaba prohibida; el comandante de artillería del cuerpo por consiguiente dependía de la cooperación voluntaria del comandante superior antiaéreo. Esto condujo a repetidas fricciones menores pero trabajaron bastante bien en general.

La primera misión de los regimientos antiaéreos era tomar parte en la preparación artillera bajo la dirección del comandante de la artillería del cuerpo. Para este propósito, los regimientos antiaéreos fueron escalonados en profundidad y empleados en tres oleadas. El primer escalón estaba en posición en la línea principal de resistencia y estrechamente detrás de ella; su misión era realizar fuego directo sobre armas pesadas y fortines enemigos. Además, tenía que formar des-tacamentos de asalto de flanco para combate antitanque de apoyo cercano a la infantería en avance. Junto con la artillería de cuerpo, los otros dos regimientos debían de destruir la primera línea de defensa enemiga y paralizar a su infantería asestando concentraciones sostenidas. Después de esto, los elementos del primer escalón, con la excepción de los destacamentos de asalto, así como también todo el segundo escalón, debían de apoyar el avance de la infantería. El tercer escalón debía de ocuparse de la protección antiaérea de toda el área de la artillería y también debía de participar en misiones de contrabatería.

SECTOR DEL III CUERPO PANZER
3 Mando de Artillería.
Estado Mayor del 612 Regimiento de Artillería.
228 Batallón de Cañones de Asalto.
II Batallón, 71 Regimiento de Artillería (150 mm).
875 Batallón de Artillería Pesada (210 mm).
II Batallón, 62 Regimiento de Artillería (105 mm).
99 Regimiento Antiaéreo.
153 Regimiento Antiaéreo

La 6 División Panzer, sector del III Cuerpo Panzer, apoyaba el ataque de la 168 División de Infantería con sus armas pesadas y le fue asignada la misión de cruzar el río y avanzar más allá de las líneas de la 168 División de Infantería hacia St. Gorodische tan pronto como la 168 lograra ampliar la estrecha cabeza de puente en Belgorod.

Para propósitos de engañar a los rusos, el XLII Cuerpo realizó un ataque de finta a través del Donets, a lo largo de su ala norte aunque en realidad su artillería combinada (que había sido concentrada en el área) apoyaba el ataque del XI Cuerpo.

La inteligencia soviética averiguó que el ataque debía de comenzar el 5 de julio al amanecer.

Los rusos arrojaron un intenso fuego de hostigamiento sobre las posiciones de partida, pero esta interferencia cesó tan pronto como la concentración artillera alemana comenzó. En el área del XI Cuerpo, estas concentraciones de fuego fueron también situadas y el golpe inicial tan grande que la primera oleada de asalto pudo cruzar los campos de minas enemigos, penetrar su línea principal de resistencia sin retraso, y avanzar unos cientos de yardas más allá de ella. Las miles de trazadoras disparadas por los numerosos pequeños cañones antiaéreos resultaron ser particularmente efectivas.

El comienzo del ataque había sido establecido para el amanecer para que la infantería pudiera detectar las minas enemigas sin dificultad. Las 106 y 320 Divisiones de Infantería avanzaron rápidamente sus puntas de lanza a través de los campos de minas y no sufrieron prácticamente bajas. Solamente un batallón actuó contrariamente a las órdenes y atacó antes del amanecer, su comandante sentía temor que de otra manera pudiera sufrir fuertes bajas por el fuego enemigo mientras sus hombres estaban cruzando el extenso terreno abierto en su zona. En la oscuridad, el batallón fue a caer en campos de minas previamente descubiertos, y las dos compañías en avance sufrieron veinte bajas aproximadamente por las explosiones de minas. Cuando el batallón continuó su avance a la luz del día no tuvo más bajas.

Debido a que los rusos habían abandonado sus trincheras durante la concentración artillera y huido a sus profundos refugios, la infantería en avance los sorprendió y no tuvo dificultad en cazarlos. Pero cuando la infantería alcanzó las posiciones de la zona de batalla de tres a cinco kilómetros de profundidad preparadas en los meses anteriores, tuvo que hacer extensivo uso de granadas de mano con objeto de limpiar el laberinto de trincheras y búnkeres, algunos de los cuales estaban a una docena de pies o más de profundidad. Al mismo tiempo, la artillería y los antiaéreos dispararon misiones de contrabatería contra las armas pesadas enemigas que habían reanudado el fuego desde posiciones de retaguardia, y sobre las reservas que se infiltraban a través del sistema de trincheras, así como también contra la artillería media rusa. El tercer escalón de los regimientos antiaéreos estaba muy ocupado con defenderse contra los bombarderos soviéticos, que atacaron el área del XI Cuerpo incesantemente. Durante las dos primeras horas del ataque derribaron más de veinte aviones enemigos.

Encontramos potentes fuerzas enemigas ofreciendo una tenaz y encarnizada resistencia en su profundamente escalonado, ampliamente fortificado y fuertemente minado campo de batalla. Esto siguiendo siendo el caso a lo largo del proceso de ampliar las cabezas de puente iniciales así como también durante la batalla por el área entre el Donets y la línea ferroviaria, que estaba también situada dentro del primer cinturón defensivo. A lo largo de la mañana, la artillería, las armas automáticas y la aviación rusas, comenzaron a participar en la batalla con una intensidad cada vez mayor. Las reservas tácticas de las unidades de vanguardia y los elementos de las divisiones de fusileros y de las brigadas independientes de tanques situadas justo detrás del frente lanzaron contragolpes contra nuestras penetraciones. A primeras horas de la tarde, estos esfuerzos se habían convertido en contraataques sistemáticos. Aún así, tras un costoso combate de suerte alterna, el cuerpo principal del XI Cuerpo alcanzó la línea ferroviaria al anochecer, y algunos elementos incluso lo cruzaron.

Repentinamente, un fiero contraataque soviético, apoyado por cuarenta tanques, hizo retroceder a nuestra fuerza de cobertura desde los bosques en el flanco sur y alcanzó a la 320 División de Infantería, que estaba escalonada en profundidad en el ala derecha del cuerpo. El fuego defensivo de la artillería divisionaria y una concentración de todas las baterías antiaéreas medias detuvieron el contraataque enemigo al filo del bosque. Entonces, los antiaéreos medianos fueron dirigidos contra las concentraciones de tanques, que habían sido descubiertas en la maleza, y las dispersaron. Los repetidos intentos soviéticos de reanudar el ataque desde este área fracasaron sin excepción; la protección de flanco fue pronto restaurada y la amenaza eliminada.

Durante este contraataque, alrededor de 150 hombres de la 320 División de Infantería fueron hechos prisioneros. Poco después, interceptamos una conversación telefónica entre los cuarteles generales rusos inferior y superior (probablemente regimiento y división), que siguió como sigue:

Comandante de regimiento: “Tengo 150 Fritzes (término peyorativo para los soldados alemanes) aquí. ¿Qué debo hacer con ellos?”.
Comandante de división: “Mantenga a unos cuantos para interrogatorio, y haga liquidar a los otros”.

Esa noche, el supuesto comandante de regimiento informó que la orden había sido ejecutada, declarando que la mayoría de los Fritzes habían sido ejecutados inmediatamente, y que el resto después de haber sido interrogados.

En el sector del III Cuerpo Panzer, la 7 División Panzer cruzó el Donets en Solomino y logró efectuar una profunda penetración de las defensas enemigas, aunque sólo después de un encarnizado combate de tanques. Esta penetración se extendió hasta el terreno elevado al norte de Krivoy Log. Forzando el paso del Donets en la parte sur de Pushkarnoye, la 19 División Panzer se encontró con una fuerte resistencia y un terreno extremadamente desfavorable (pantanos y campos de minas) en el área boscosa al sudeste de Mikailovka. No obstante, tras rechazar un poderoso ataque de tanques rusos, la 19 logró cruzar la línea ferroviaria. Ni la 168 División de Infantería ni la 6 División Panzer lograron penetrar el principal cinturón defensivo enemigo en el área de Belgorod, lo cual significaba que la misión del Destacamento de Ejército para los siguientes días involucraría atacar a esta fortaleza desde el este.

Capitalizando el elemento de la sorpresa táctica, el Destacamento de Ejército fue lo bastante afortunado para romper el primer cinturón defensivo entre el Donets y la línea ferroviaria; tras un encarnizado combate fuimos incluso capaces de arrollar parcialmente esta línea. Solamente la 7 División Panzer logró una penetración del segundo cinturón defensivo; en todos los otros puntos el enemigo no cedió terreno, empleando una defensa ofensiva en muchas áreas.

Las amenazas para ambos flancos se hicieron aparente según el Destacamento de Ejército avanzaba hacia el noreste. La gran área boscosa al noroeste de Shevekino resultó ser un punto de partida bien camuflado para los contraataques rusos. Costosos combates en los bosques debían esperarse en cualquier intento por penetrar hacia el sector de Koremye. Tras las pérdidas en el primer día (casi 2.000 hombres sólo en el XI Cuerpo) parecía dudoso que este objetivo pudiera ser logrado sin la ayuda de fuerzas adicionales.

El bastión de Belgorod, la toma del cual debía de retener grandes fuerzas durante los días siguientes, se había expandido como resultado del avance continuado del Destacamento de Ejército hacia la línea Korocha-Skordnoye, hasta formar una profunda cuña apuntando hacia el sur y alojada entre el Destacamento de Ejército Kempf y el Cuarto Ejército Panzer. Fuerzas enemigas de refresco estaban ya vertiéndose sobre esta cuña, que representaría una amenaza cada vez mayor para nuestro flanco izquierdo.

Los cuarteles generales supremos habían estado esperando que las tropas encontrarían un enemigo debilitado en su poder de resistencia. Esto resultó ser una falsa ilusión. Los rusos parecían estar materialmente preparados (buenas raciones, equipamiento, y armas) así como también moralmente inoculados contra todos los síntomas de deterioramiento (alto grado de patriotismo; confianza en la victoria aumentada; fracaso de nuestros esfuerzos para inducir a las tropas enemigas a desertar).
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Mensaje por Medina » Vie Dic 16, 2005 11:20 pm

Penetración de las Segunda y Tercera Líneas, 6-7 de Julio.
El éxito inicial del primer día requería una explotación inmediata de la brecha en Kurtsoi Log, donde la 7 División Panzer había penetrado. Todas nuestras fuerzas se concentraron para este fin, e incluso el Destacamento de Ejército abandonó la costosa y no esencial cabeza de puente en Bezlydovka en el flanco sur. En la orilla oeste del Donets, elementos de la 106 División de Infantería asumieron la defensiva. La 6 División Panzer se redesplegó desde Stary Gorod para emplearse detrás de la 7 Panzer, con objeto de reforzar la punta de lanza del asalto. Tras encarnizados combates con los tanques rusos, la fuerza blindada combinada de estas dos divisiones fue suficiente para penetrar el profundo sistema defensiva, ganando el terreno elevado en Myasoyedovo e incluso avanzando hacia Melekhovo. Coordinando su ataque con elementos de la 7 División Panzer, el XI Cuerpo tomó las alturas dominantes entre Koren y el Donets, estableciendo luego una pantalla mirando al este. El Destacamento de Ejército asimismo ganó terreno con un ataque lanzado desde el sur y el sudoeste contra el área inmediatamente al este de Belgorod. La extremadamente tenaz resistencia soviética caracterizó la lucha en esta área, especialmente alrededor de la fortaleza enemiga de Kreida, que estaba fuertemente guarnecida y bien apoyada por armas automáticas y artillería.

Los rusos intentaron contrarrestar nuestro ataque de penetración lanzando numerosas acometidas y ataques desde los bosques al oeste de Koren, donde habían reunido a tres de sus divisiones de fusileros de la línea del frente, las cuales habían sido reforzadas con dos nuevas divisiones de fusileros y dos brigadas independientes de tanques. Atacando con potentes elementos de infan-tería y las dos brigadas de tanques, el enemigo centró su esfuerzo principal enfrente de la 106 División de Infantería. En los enfrentamientos resultantes, el XI Cuerpo se apuntó una victoria defensiva considerable, gracias primordialmente a la excelente actuación de nuestra infantería permitiendo que los tanques soviéticas pasaran sobre ella (un procedimiento que había sido especialmente acentuado durante el entrenamiento), lo cual lograba separar a los tanques enemigos de sus apoyos de infantería. Los tanques avanzaron hasta y más allá de la carretera Shevekino-Belgorod, pero el ataque de la infantería rusa se colapsó delante de nuestras líneas, que ahora se sostenían sin cambiar de lugar.

Los tanques enemigos atacaron el centro del cuerpo, detrás del cual varios destacamentos antiaéreos de asalto y numerosos cañones antitanque medios estaban situados en una formación de apoyo mutuo. Cuando los tanques rusos se precipitaron de cabeza en esta densa red de defensas antitanque, yo personalmente dirigí las reservas de la 106 División de Infantería, con el apoyo de treinta y dos cañones de asalto, cañones antitanque y destacamentos antiaéreos de asalto, para envolver y finalmente destruir a los sesenta tanques que habían penetrado el sector. El último tanque soviético, que había penetrado hasta el puesto de mando divisionario, fue sorprendido por un destacamento de asalto llevando latas de gasolina e incendiado. En general, aunque decididos, los ataques rusos carecieron de coordinación, y debido a que no tuvieron éxito, el enemigo se trasladó para concentrar sus fuerzas para un esfuerzo ofensivo principal entre Polyana y los bosques al este de Shcholokovo. Incluso aquí la pantalla pudo ser sostenida en encarnizado combate tras la llegada de un flujo continuo de grupos de combate reforzados de la 198 División de Infantería, que habían sido traídos desde Chuguev en columnas motorizadas.

Los soviéticos intentaron detener el avance panzer del Destacamento de Ejército hacia el noreste empleando dos divisiones de fusileros recién llegadas y elementos del II Cuerpo de Tanques contra el III Cuerpo Panzer. Simultáneamente, los rusos presionaron el flanco oeste en el área Blis, Igumenka-Hf. Postikov. Mientras rechazábamos los poderosos ataques desde Melekhova, logramos rodear a las fuerzas enfrente del flanco oeste, destruyendo a una división de fusileros y dejando muy maltrecha a otra; elementos de esta última se retiraron a lo largo del valle Syev Donets hacia el noreste tras abandonar su equipo pesado.

La posición enemiga había sido así penetrada a una profundidad de treinta kilómetros; seis divisiones de fusileros, dos brigadas de tanques y tres regimiento de tanques soviéticos habían sido destruidos. La evaluación de las fotografías aéreas revelaron un último cinturón defensivo a lo largo de la línea Ushakovo-Sheyno-Sobyshno. Al continuar su avance, el Destacamento de Ejército tenía que esperar un encuentro con tres agrupaciones adicionales de fuerzas rusas:

1. Cinco o seis maltrechas divisiones de fusileros y brigadas de tanques enfrente del flanco oeste.

2. Tres o cuatro divisiones de fusileros del Sesenta y Nueve Ejército (Ambos de estos grupos podían recibir potencialmente refuerzos desde el área de St. Oskol, incluyendo dos cuerpos de tanques y un cuerpo de caballería).

3. Un cuerpo de tanques y elementos de tres divisiones de fusileros localizados en el triángulo formado por el Syev Donets y el Lipovy Donets, que podrían operar contra el flanco oeste del Destacamento de Ejército o el flanco este del Cuarto Ejército Panzer.
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Medina
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Mensaje por Medina » Lun Dic 26, 2005 6:29 pm

El Avance sobre Prokhorovka, 11-16 de Julio.
Con objeto de que el III Cuerpo Panzer lograra libertad de movimiento hacia el noreste para cubrir el flanco derecho del Cuarto Ejército Panzer, teníamos que penetrar al Sesenta y Nueve Ejército Ruso entre Ushakovo y Sobyshno. Tras penetrar la última posición enemiga entre Razumnoye y Syev Donets, el avance sobre Skordnoye requeriría la fuerza concentrada del III Cuerpo Panzer. Tal maniobra sería solamente posible si las fuerzas enemigas en el triángulo del Donets (que amenazaban nuestro propio flanco) pudieran ser hechas retroceder o destruidas. Ninguna de estas maniobras podría permitirse que pusiera en peligro la ejecución de la otra, y no parecía ser posible atacar a ambas agrupaciones enemigas simultáneamente son la ayuda del Cuarto Ejército Panzer para limpiar el triángulo del Donets.

En este momento, sin embargo, el Cuarto Ejército Panzer se enfrentaba a un encarnizado combate con infantería soviética y poderosas fuerzas de tanques a lo largo de todo su frente. Puntos de cruce sobre el río Psel pudieron ser ganados solamente tras costosos combates, y los efectivos rusos delante de las cabezas de puente aumentaban por horas. Una penetración hacia Kursk, a la cual se vinculaba toda la operación, parecía dudosa al menos que el Cuarto Ejército Panzer pudiera ser reforzado, y desviar elementos para ayudar a limpiar el triángulo del Donets podría causar que el ataque del ala derecha del II Cuerpo Panzer SS cesara también.

En su preocupación sobre que el ataque del Cuarto Ejército Panzer se atascara, el Mariscal de Campo von Manstein consideró el siguiente curso de acción: el cese del ataque del Destacamento de Ejército y redespliegue del III Cuerpo Panzer en el ala este del Cuarto Ejército Panzer. Tal solución se convirtió en el tema de una conferencia entre von Manstein, Hoth y Kempf en Dolbino, en los cuarteles generales del Destacamento de Ejército, el 11 de julio. Enfatizando los menguantes efectivos de combate del Destacamento de Ejército, la amenaza en aumento al flanco este, y la ausencia de reservas, Kempf favoreció el cese del ataque. El Mariscal de Campo von Manstein pospuso su decisión final pendiente del resultado de una proyectada visita al General de Tropas Panzer Hermann Breith, comandante del III Cuerpo Panzer. Presumiblemente debido a los éxitos tácticos de los pasados días, Breith presentó a von Manstein una optimista visión de la situación, y el mariscal de campo ordenó que continuara el ataque del III Cuerpo Panzer.

El III Cuerpo Panzer penetró las posiciones rusas entre Ushakovo y Sobyshno, penetrando rápidamente en el área de Alexandrovka. Al mismo tiempo, el Destacamento de Ejército aseguró varias cabezas de puente sobre el Syev Donets en cada lado de Rehavel. “Terreno abierto” se pregonó: la libertad de movimiento para la operación contra Skordnoye había sido ganada, una posición de partida para el avance sobre Prokhorovka había sido obtenida, y –como resultado- la acción coordinada con el flanco del Cuarto Ejército Panzer se convirtió en posible.

El siguiente desafío incrementó la situación global. Los rusos emplearon poderosas fuerzas de tanques adicionales contra el flanco este del Cuarto Ejército Panzer, y se desencadenaron unas duras batallas defensivas. Ahora, el Destacamento de Ejército recibió la misión más importante dentro del alcance de la operación global: derrotar a las fuerzas de tanques soviéticas en el área sur de Prokhorovka y despejar a la fuerza la carretera hacia Kursk. Esto requeriría todavía que la resistencia enemiga en el triángulo del Donets fuera eliminada como prerrequisito.

La recientemente ganada penetración cerca de Alexandrovka tenía que ser mantenida con objeto de servir como punto de partida para el avance hacia Prokhorovka. La pantalla defensiva del XI Cuerpo, por lo tanto, tenía que ser extendida a lo largo del Razumnoye hacia el noreste, incluso aunque estábamos manteniendo las posiciones existentes solamente con elementos cuyos efectivos menguaban rápidamente. Solamente la 6 División Panzer podía estar disponible como fuerza de cobertura para la pantalla hacia el norte, lo cual se logró con tácticas agresivas. Que las otras dos divisiones panzer del III Cuerpo Panzer fueran capaces de mantener su ataque puede ser adscrito a la heroica posición defensiva del XI Cuerpo a lo largo de un sector peligrosamente ancho.

Enfrentados a fuertes defensas y contraataques rusos del II Cuerpo de Tanques de la Guardia, el Grupo de Combate panzer de las 7 y 19 Divisiones Panzer atacaron no obstante Shashovo desde sus cabezas de puente a través del Syev Donets (comenzando el 12 de julio). Elementos de cuatro divisiones de fusileros en la triángulo del Donets intentaron escapar del cerco y huir hacia el norte. Ayudado por la 167 División de Infantería (que había estado manteniendo la posición en el lado oeste de este bastión enemigo), el III Cuerpo Panzer limpió de enemigos la sección boscosa al sur de Gotishchevo –una acción que se saldó con alrededor de 1.000 prisioneros y gran-des cantidades de armas y equipamiento.

Nuestro avance continuado hacia el terreno elevado en ambos lados de la línea Ivanovka-Maloye-Tablonovo colisionó con potentes fuerzas de tanques soviéticas. Los panzers alemanes, sin embargo, demostraron su superioridad en el curdo de varias duras batallas de blindados. Sufriendo fuertes bajas, los rusos se retiraron al norte, y nosotros establecimos contacto con el ala oeste del Cuarto Ejército Panzer al norte de Teterevino. Las elevadas pérdidas en tanques habían debilitado tan a fondo a los soviéticos que el Grupo de Ejércitos Sur pudo ahora emprender el avance decisivo hacia Prokhorovka; las órdenes de campaña apropiadas fueron inmediatamente expedidas.

Mientras tanto, sin embargo, el Ejército Rojo atacó el extremo del ala sur del Grupo de Ejércitos Sur a lo largo del río Mius y en Izyum. Como resultado, la reserva estratégica que debía haber sido asignada al avance sobre Kursk –el XXIV Cuerpo Panzer con la División de Panzergranaderos SS Viking y la 17 División Panzer- nunca llegó. En el ala sur del Grupo de Ejércitos Centro, no solamente había sido infructuoso el asalto del Noveno Ejército, sino que los rusos habían lanzado un gran ataque contra el saliente de Orel. Simultáneamente, el XLVIII Cuerpo Panzer (en el flanco oeste del Cuarto Ejército Panzer) había sido detenido por potentes fuerzas de tanques enemigas (al menos un ejército de tanques). El Grupo de Ejércitos Sur tuvo la intención de responder a esta amenaza asumiendo temporalmente la defensiva en el flanco este del Cuarto Ejército Panzer con objeto de aplasta al ejército de tanques soviético y reanudar un avance coordinado sobre Kursk. Mientras tanto, después de que la 7 División Panzer hubiese sido sepa-rada, el Destacamento de Ejército Kempf solamente recibió a la debilitada 167 División de Infantería a cambio de ayudar a cubrir su largo flanco este (nombre en clave “Roland”). El punto crítico de toda la operación había sido alcanzado: no había reservas restantes que pudieran ser lanzadas a la batalla.

Finalmente, estaba el ataque del Ejército Rojo a lo largo del río Mius y en Uzyum que evitó que el pretendido ataque del Cuarto Ejército Panzer hacia el área Psel-Pena se materializara. Una vez que el XXIV Cuerpo Panzer había sido empleado allí, no le quedaban reservas estratégicas al Grupo de Ejércitos Sur, y los rusos mantuvieron la iniciativa. El ataque hacia Kursk fue cancelado, y ya el 17 de julio el II Cuerpo Panzer SS sería redesplegado desde el saliente de Kursk; una división panzer adicional le seguiría pocos días después. El Grupo de Ejércitos Sur, no obstante, pretendió dejar al Destacamento de Ejército Kempf y al Cuarto Ejército Panzer en sus líneas existentes ya que no se materializaron serios ataque enemigos o llegaron a ser conocidas nuevas concentraciones de fuerzas enemigas.

El ataque a gran escala, nombre en clave Operación “Ciudadela” no había logrado su objetivo estratégico. Durante el período del 5 al 20 de julio, el Grupo de Ejércitos Sur capturó o destruyó 412 tanques, 11.862 prisioneros, 132 piezas de artillería, 530 cañones antitanques y una gran cantidad de armas pesadas de todos los tipos. El Ejército Rojo pudo ciertamente haber utilizado estas tropas y armas en la gran ofensiva que justamente había iniciado.
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Mensaje por Medina » Lun Dic 26, 2005 6:34 pm

Retirada hacia la Ampliada Cabeza de Puente de Belgorod, 18-22 de julio.
Como consecuencia del retiro de la 19 División Panzer el 18 de julio, el frente del Destacamento de Ejército Kempf tuvo que ser retirado a una posición intermedia: los soviéticos le siguieron estrechamente de cerca. El 21 de julio, con objeto de enfrentarse a un amenazador ataque contra el ala oeste del Grupo de Ejércitos Sur, la 6 División Panzer y la 167 División de Infantería tuvieron que ser transferidas al Cuarto Ejército Panzer. El frente se retiró de nuevo, esta vez hacia la ampliada cabeza de puente de Belgorod. Esta posición tenía dos veces la extensión de la antigua posición del Donets y tenía que ser defendida solamente por los elementos restantes del XI Cuerpo. Las fuertes bajas desde el 5 de julio habían reducido el poder combativo del XI Cuerpo a menos de la mitad.

El Destacamento de Ejército Kempf realizó repetidas demandas de mover hacia atrás el frente hasta la línea de partida –lo cual habría recortado el frente considerablemente mientras que nos permitía tomar ventaja de las excelentes y fuertemente fortificadas posiciones sobre el Donets. Estas demandas fueron todas rechazadas, porque una retirada tal solamente estaba “pretendida” frente a un gran ataque ruso. En las siguientes semanas, esta decisión embrolló al XI Cuerpo en una serie de costosas batallas de suerte alterna por el control de la ampliada cabeza de puente de Belgorod, las cuales estuvieron marcadas por sectores defensivos excesivamente amplios; la disminución de la fuerza de combate; la desaparición de la fuerza moral y física de las tropas; la falta de reservas; la enorme superioridad soviética en personal y material; y por el hecho de que nuestra posición nunca había sido fortificada. Al XI Cuerpo finalmente se le permitió retirarse hacia el sistema defensivo fuertemente fortificado anclado sobre Belgorod el 22 de julio.

Conclusión.
La Operación Ciudadela tenía el propósito declarado de ganar el área de Kursk, destruir a las fuerzas enemigas en el saliente de cara al Segundo Ejército, y –por encima de todo- recortar nuestras líneas alrededor de 270 kilómetros. Con objeto de conservar los efectivos alemanes, el ataque fue concebido como una veloz operación de seguimiento y clímax de las exitosas batallas de antes de la primavera del Destacamento de Ejército Kempf y del Cuarto Ejército Panzer alrededor de Kharkov. La reconquista de Belgorod había creado un favorable punto de partida para este propósito. El Destacamento de Ejército Kempf entregó su primera propuesta para tal operación el 1 de abril, pretendiendo atacar a mediados de abril o comienzos de mayo a más tardar. Razonamos que la pausa de cuatro semanas en el combate necesitada por la estación de deshielo nos permitiría reorganizar nuestras tropas pero que sería demasiado breve para que los maltrechos rusos realizaran preparativos defensivos adecuados.

El Destacamento de Ejército expresó repetidamente su grave preocupación sobre las posposi-ciones resultantes de la operación. Por última vez, esta preocupación fue evidenciada por una manifestación particularmente urgente, en forma de un informe verbal del General Kempf al Coronel General Zeitzler, jefe del Estado Mayor del Ejército. Kempf sostuvo que el enemigo haría uso del tiempo no solamente para reagrupar sus unidades y fortificar sus defensas en profundidad sino también para reunir una reserva estratégica que pudiera ser utilizada para rechazar nuestro asalto, lanzar ataques de diversión, o incluso encabezar una contraofensiva planeada. No obstante, la operación fue repetidamente pospuesta. La razón dada para esta acción fue el hecho de que las nuevas armas (sobre todo los batallones de Pzkw V “Panther” y Pzkw VI “Tiger”) reforzarían mucho a nuestro poder ofensivo en lo que se refiere a contrarrestar los preparativos defensivos del enemigo.

El Destacamento de Ejército Kempf no recibió tales armas o unidades.

La repetida posposición del ataque es una de las razones principales que llevaron al fracaso de la operación. La eficiencia de combate de nuestras unidades pudo ser llevada a los niveles más altos pero no pudo mantener el mismo paso que la del enemigo, quien –en el mismo período de tiempo- fue capaz de realizar ganancias en fuerzas que excedían grandemente a las nuestras gracias a su potencial económico de guerra considerablemente mayor. El Ejército Rojo tuvo el tiempo y la oportunidad para llevar a sus medidas defensivas a un nivel hasta ahora desconocido. Detrás de esta cortina protectora, las reservas estratégicas pudieron ser reunidas sin interferencias.

Otras razones para el fracaso de la operación incluyen la adherencia a un plan de batalla que había sido formulado en anticipación de otros acontecimientos y condiciones. Este plan tenía previsto un ataque para ser lanzado desde los laterales del sector de Belgorod. Una vez supimos en mayo y en junio que esta era precisamente el área en la cual los rusos estaban preparándose para ofrecer su resistencia más tenaz, debimos haber modificado nuestros planes. O deberíamos habernos abstenido de atacar del todo, o la operación debería haber sido llevada a cabo para golpear al enemigo no en su punto más fuerte sino en el más débil: en este caso, el sector del frente al este de Sumy. Nuestras divisiones panzer habrían logrado la libertad de maniobra mucho antes a diferencia de la batalla real, en la cual estaban incapacitadas para combatir a través del sistema defensivo soviético contra un enemigo numéricamente superior.

Nuestros planes también sufrieron del empleo divergente de las fuerzas en los ejércitos atacantes. Esto llevó a la desintegración de la operación en una serie de batallas individuales y, combinado con la disparidad de fuerzas, provocó que nuestro mando perdiera libertad de acción. Lo que debió haber sido una “operación suave” degeneró en un “combate machacador”.

Esta disparidad de efectivos alemanes y rusos fue crítica por derecho propio. La inferioridad numérica alemana, particularmente en infantería, obligó a nuestras divisiones panzer, desde el comienzo, a gastar sus fuerzas en tareas que le eran extrañas antes de que tuvieran oportunidad de enfrentarse al enemigo en terreno abierto, haciendo completo uso de su movilidad.

Asimismo, las fuerzas alemanas asignadas a proteger los flancos de los ejércitos atacantes (que se volvieron más largos cada día) eran claramente insuficientes.

El fracaso de la operación no deber ser adscrito al mando en la línea de frente o a las tropas. En duros y continuos combates contra un enemigo terco y numéricamente superior, nuestros soldados sufrieron fuertes bajas pero probaron su espíritu superior en el ataque y en la defensa. La dificultad de esta lucha puede ser medida al menos en parte por las cifras de bajas de las divisiones del XI Cuerpo desde el 5 al 20 de julio:

106 División de Infantería 3.244 (46 oficiales)
320 División de Infantería 2.839 (30 oficiales)
168 División de Infantería 2.671 (127 oficiales)
Total 8.754

Es trágico que estas tropas no fueran exitosas, pero sería un error histórico reprocharles por su fracaso.
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