¡Hola a todos!
Mariscal Von Oli escribió:
¿Que libro me recomendáis sobre la GCE?
Busco una obra general, la única que he leído es La guerra civil española de Preston y no me gustó mucho por lo partidista que resulta el autor.
Pues resulta un poco chocante, si me lo permites. Si
La Guerra Civil Española (1987) de Paul Preston es la única historia general que has leído sobre este conflicto, entonces ¿qué otra referencia bibliográfica tienes para decir que Preston te resultó partidista en dicho libro? Para que un autor te resulte partidista tendrías que haber leído antes o después otros libros de otros autores sobre la GCE para llegar a esa conclusión o impresión. Supongamos que un lector lego en la materia haya leído un único libro generalista sobre la GCE. Salvo que el autor sea un descarado propagandista de tomo y lomo de un grado tal que hasta el lector más lego e ignorante se percate de ello, ¿cómo puede ese lector, sin previa referencia alguna, extraer de su lectura una impresión de que su autor es partidista? La única explicación que se me ocurre es que nuestro hipotético lector tenga ya unas ideas prestablecidas de naturaleza ideológica o política, y que los argumentos e interpretaciones de ese autor no coincidan con los suyos.
En otras palabras, un individuo de ideología afín al franquismo que no haya leído ninguna obra sobre la GCE seguramente opinará que la obra de Paul Preston (y no sólo su libro citado) sobre la II República y la GCE es totalmente partidista, si alguna vez se toma la molestia de leer un libro suyo. Sin embargo, este mismo individuo, ante la misma situación, llegará a una conclusión muy diferente, si se toma el trabajo de leer un libro de Stanley G. Payne. Aquí dirá seguramente que este historiador es objetivo y no partidista. En cambio, otro individuo de ideología totalmente opuesta, que tampoco haya leído nada sobre ambos temas, llegará a concluir que Payne es el partidista y Preston el neutral. Y así podríamos continuar con el resto de los historiadores hispanistas y españoles.
Tengo para mí que la lectura popular (no la literatura popular) sobre la IIR y la GCE sigue estando dominada por las obras clásicas y no tan clásicas de los historiadores hispanistas (Gerald Brenan, Hugh Thomas, Herbert Rutledge Southworth, Ian Gibson, Gabriel Jackson, Stanley G. Payne, Pierre Vilar, Michael Alpert, Burnett Bolloten, etc.) que, una vez finalizada la dictadura franquista, se impusieron a la de los historiadores españoles que habían escrito y publicado en vida del dictador. Herbert Rutledge Southworth, en el prólogo de una reedición (1986) de su
El Mito de la Cruzada de Franco (1963), escribió:
Durante cuarenta años los españoles fueron obligados a tragarse una falsa historia de su país, y los efectos secundarios de una dieta tan asquerosa difícilmente pueden desaparecer en unos meses. La derecha española, ahora obligada a compartir la palabra oral y escrita con aquellos a quienes hace solo unos pocos años arrojaron a la cárcel por desafiar a los escritos oficiales de gente como Ricardo de la Cierva, todavía defiende una interpretación reaccionaria de la Historia Contemporánea.
Dicen que “lo bueno si breve, dos veces bueno”. Y esas palabras de Southworth son un buen y breve resumen de lo que sucedió al respecto en España durante el régimen político del dictador Francisco Franco. Por otra parte, fue algo obvio y comprensible, pues una dictadura no acepta puntos de vista publicados diferentes o contrarios a lo establecido en su propaganda oficial.
Ahora bien, desde la década de 1980 hasta hoy se ha publicado una obra ingente sobre la IIR y la GCE. Tan sólo en los últimos 18 años (esto es desde que comenzó el siglo XXI) se han escrito más de 300 obras. Y desde 1975 hasta la fecha se han publicado más de 4.000 títulos (Juan Andrés Blanco Rodríguez, «El registro historiográfico de la Guerra Civil, 1936-2004» en Julio Arostegui y François Godicheau (eds.) 2006:
Guerra Civil. Mito y memoria. Madrid: Marcial Pons/Casa de Velázquez, 405-406, citado en Miguel Íñiguez Campos, Nuevos Enfoques, Nuevas Perspectivas.
Studia historica. Historia contemporánea, 32 (2014), p. 322, nota 2.
En mi primera intervención en este hilo recomendé que se accediera a la web de la Universidad de la Rioja para conocer el estado reciente de la historiografía sobre la GCE, facilitando su enlace. Comprendo que son más de 500 páginas y quizá no se tenga tiempo e interés necesarios para acometer una lectura tan compleja por la multitud de referencias. Por ello recomendé seguidamente el libro bibliográfico editado por Ángel Viñas y Juan Andrés Blanco,
La Guerra Civil Española. Una Visión Bibliográfica (Marcial Pons Historia, 2017), que es un compendio, y algo más, de lo publicado en la citada
Studia Historica. Historia Contemporánea. Este libro de Viñas y Blanco no sólo recoge la historiografía española, sino también la historiografía de la GCE en países tan distantes y dispares como Reino Unido, Italia, Francia, Checoslovaquia, Polonia, México, Australia, Japón, Rusia, Bulgaria, etc. Como resume Julio Prada Rodríguez en una reseña del libro de Viñas y Blanco (aquí:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/art ... go=6228702 ):
Como quiera que fuese, aunque es verdad que muchas de las discusiones, sean académicas o de tertulia radiofónica o televisiva, han ido evolucionando en el tiempo, ganando o perdiendo intensidad y relevancia, lo cierto es que ocho décadas después algunas de las preguntas esenciales no difieren en exceso de las que se hacían nuestros padres y nuestros abuelos: ¿Cuáles fueron sus causas? ¿A quién cupo la mayor responsabilidad en su desencadenamiento? ¿A qué deben unos su victoria y los otros su derrota? ¿Cuál es su relación y su papel en el contexto de la convulsa Europa de los años treinta? ¿Qué diferencia o aproxima a la violencia política desatada en ambas zonas tras el golpe militar? ¿Existe relación y/o continuidad entre la guerra civil y la larga dictadura que le sucedió?…
Que entre nuestras preocupaciones se hayan hecho un hueco otros interrogantes, no puede ocultar que los enfoques y las respuestas dadas a todas esas cuestiones siguen siendo diversos y objeto de encendida polémica. De hecho, que entre aquellas ocupe ahora un lugar estelar en el debate público -y no solo académico- la cuestión de cómo debemos enfrentar nuestro pasado traumático desde nuestra sociedad actual y desde los más diversos ámbitos (educativo, cultural, memorialístico…), lo que pone de manifiesto es la inexistencia de una visión compartida sobre el significado y la actualidad de aquella.
[…] Sin duda, como advierten sus directores, ningún trabajo es perfecto, pero desde luego el que nos ocupa sirve con solvencia a los propósitos para los que fue concebido. En primer lugar, para convertirse en una obra de consulta obligada para todos los estudiosos de los múltiples aspectos relacionados con la Guerra Civil española que continúan siendo objeto de polémica entre la historiografía y para aquellos otros que comienzan a aventurarse por nuevos caminos con la intención de contribuir a enriquecer las lecturas cada vez más complejas y matizadas de una parte de nuestro pasado que todavía se resiste a pasar. Y también para un espectro social más amplio, alejado de los foros de discusión académica y de las aulas universitarias, que muestre alguna preocupación por alcanzar un juicio crítico y fundado, alejado de las tradicionales interpretaciones maniqueas que suelen abundar en tantos y tantos ámbitos de mayor proyección mediática pero escasas preocupaciones intelectuales.
Saludos cordiales
JL