En todo caso, estimado Jesús, la naturaleza de la confesión de Grass debe ser evaluada en función de sus manifestaciones de toda la vida, de lo que siempre ha defendido este excelente escritor. A modo de ejemplo veamos una entretenida conversación que mantenía con Goytisolo hace 9 años:
http://www.revistanumero.com/17grass.htmExistía esa especie de consenso, ese pacto de silencio tácito de no hablar de ello, de ocultarlo, de taparlo, de dejarlo todo como estaba, de remover el pasado lo menos posible. La joven generación literaria alemana buscó preferentemente la respuesta a esta cuestión, es decir, habló y escribió acerca de ello de manera crítica. Y esta postura la he seguido manteniendo hasta hoy. Contra ese silenciamiento oficial de esta especie de statu quo y contra la historia oficial que posteriormente se escribió, y que intentaba correr un tupido velo sobre esa realidad y mantener a las generaciones jóvenes alejadas de la verdad. Esa fue, precisamente, una de las tareas que se impuso la literatura. Heinrich Böll y yo nos hemos referido siempre a ello de una manera muy crítica, y se nos llegó a tildar de conciencia de la nación, lo cual es una solemne tontería. En todo caso el escritor puede erigirse, como mucho, en memoria de un pueblo. Nosotros recordamos esta cuestión que se intenta apartar de nuestra memoria ocultándola y disfrazándola con mentiras. Esta es la tarea, aunque, como es lógico, nunca se sabrá cómo será el final de este proceso.
Dejo a tu criterio la calificación que hay que otorgar a alguien que ha inculcado estas ideas de forma brillante y sincera a una generación de alemanes desde hace más de 50 años y ahora repentinamente recuerda haber estado destinado en una división de las Waffen SS....