KURSK. EL RELATO DE THEODOR BUSS

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KURSK. EL RELATO DE THEODOR BUSS

Mensaje por Medina » Jue Sep 22, 2005 4:50 pm

¡Saludos! Una de las obras imprescindibles para todo aquel interesado en la Batalla de Kursk, en particular, y en el Frente del Este, en general, es "Kursk. The German View", de Steven H. Newton. Se trata de una recopilación de estudios por altos mando alemanes participantes en la Batalla de Kursk realizadas en la posguerra para el Servicio Histórico Militar del Ejército de los Estados Unidos. Desgraciadamente, esta obra no está disponible en nuestro idioma, como tantas y tantas relativas a la Segunda Guerra Mundial. En el presente hilo, insertaré el Capitulo I del libro, obra de Theodor Busse, jefe del Estado Mayor del Grupo de Ejércitos Sur durante la batalla. Espero que sea del agrado de todos.
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Mensaje por Medina » Jue Sep 22, 2005 5:01 pm

VISIÓN DE CONJUNTO DE LA OPERACIÓN CIUDADELA.
Por General de Infantería Theodor Busse
Jefe de Estado Mayor, Grupo de Ejércitos Sur

Introducción del Editor.
A pesar del hecho de que el Mariscal de Campo Erich von Manstein distinguió a Theodor Busse como “mi más estrecho colaborador” y que ascendió al mando de los últimos ejércitos que defendían Berlín, apenas ha atraído la atención de los historiadores o de los oficiales alemanes al componer sus memorias. La razón primaria para esta negligencia parecer ser el hecho de que Busse, capaz como indudablemente era, dio la impresión de ser arrogante, excesivamente optimista, celosamente protector de su relación con von Manstein y demasiado estrechamente vinculado con miembros del cortejo personal de Hitler para la comodidad de cualquiera. Puesto simplemente, a nadie le gustaba.

Alexander Stahlberg capta mejor los sentimientos de los otros oficiales hacia Busse. Simplemente habiendo arrojado su billete como ayudante de von Manstein en los críticos días cuando el Sexto Ejército todavía resistía en Stalingrado, Stahlberg realizó las requeridas llamadas de cortesía –“en orden preciso de antigüedad, según la costumbre- al jefe de estado mayor del Gru-po de Ejércitos Don, Mayor General Friedrich Schulz, y a Busse, el oficial de operaciones. “De inmediato sentí confianza y simpatía por el General Schultz”, recuerda Stahlberg, pero “las cosas fueron bastante diferentes” con Busse. “Cuando fui a su oficina, me ofreció una silla frente a él, volvió la luz de una lámpara de pie sobre mí y me preguntó acerca de todo sobre lo que estaba interesado sin ser capaz yo de ver su cara”, el joven ayudante finalmente escribió, anotando que como resultado “hubo una pared entre nosotros desde el principio”.

Theodor Busse era prusiano, nacido en Frankfort del Oder (la ciudad que más tarde defendería como un comandante de ejército) el 15 de diciembre de 1897. Entró en el ejército como oficial cadete en diciembre de 1915 y recibió su despacho como teniente en el 12 Regimiento de Granaderos en diciembre de 1917. El joven Busse debió de haber impresionado a alguien durante el año final de la I Guerra Mundial, ya que recibió uno de los 4.000 apreciados puestos de oficial permitidos en el Reichswehr (Ejército Alemán) de posguerra. En julio de 1937, el Mayor Busse había ascendido hasta convertirse en Ia (Oficial de Operaciones) de la 22 División de Infantería, puesto en el cual obtuvo el ascenso a teniente coronel en febrero de 1939. Durante la campaña polaca, la 22 División de Infantería se encontró relegada a un papel de reserva pero jugó una parte mucho más activa en la conquista de Holanda en mayo de 1940. Aunque Busse parecer haber actuado bien, también irritó al General de Artillería Franz Haider, jefe del Estado Mayor del Ejército, circulando un indiscreto informe en el que duramente criticaba la cooperación interservicios de la Luftwaffe (fuerza aérea de Alemania) incluso antes de que finalizara la campaña. Este desafortunado error probablemente contribuyó a que Busse desapareciera de la gran ronda de promociones y condecoraciones que siguió a la derrota de Francia.

En la seguridad de que él no podría permitirse que sus pares fueran demasiado delante de él, Busse se apresuró a aceptar la oportunidad de convertirse en oficial de operaciones del recién formado Once Ejército en septiembre de 1940. El Once Ejército había sido activado para entre-nar a las nuevas divisiones formadas para la invasión de la Unión Soviética, y cuando Busse se unió al estado mayor no había planes para utilizarlo en la campaña. Afortunadamente para Busse, su nuevo comandante, el Coronel General Eugen Ritter von Schobert, era un comprometido nacionalsocialista (Nazi) y prefería a hombres del mismo parecer en torno a él. Aunque Busse no era nazi, apoyaba firmemente el liderazgo de Hitler y su aparente éxito como comandante en jefe. Aún más crítico para la carrera de Busse fue el hecho de que el cuartel general del Doce Ejército, a raíz de la exitosa campaña de los Balcanes durante finales de la primavera de 1941, no pudo ser relevado de las tareas de guarnición para participar en la Operación Barbarroja. Con poco tiempo de aviso, el cuartel general del Once Ejército fue enviado a Rumania para controlar a las fuerzas alemanas allí.

Discutiblemente, el mayor cambio de la vida de Busse llegó el 12 de septiembre de 1941, cuando el avión que transportaba a von Schobert se estrelló, muriendo todo el personal a bordo. Su sucesor –y el hombre a quien Busse estaría unido a lo largo del resto de la guerra- fue Erich von Manstein. Buss sirvió a von Manstein como oficial de operaciones durante la conquista de Crimea por el Once Ejército y mantuvo el mismo puesto en el Grupo de Ejércitos Don durante la campaña de Stalingrado. En marzo de 1943, von Manstein eligió a Busse por encima de Henning von Tresckow (otro dotado oficial de estado mayor que resultó ser uno de los cabecillas en la conspiración contra Hitler dentro del Ejército) para convertirlo en jefe de estado mayor, una posición que mantuvo a través de las batallas de Kursk, la línea del río Dnepr, el desastre de Cherkassy, y el cerco del Primer Ejército Panzer a comienzos de 1944.

Las relaciones entre los dos hombres no comenzaron amigablemente. Busse admitió ante R. T. Paget, abogado defensor de von Manstein en la posguerra y su primer biógrafo, que “durante las dos primeras semanas odié sus agallas, nunca dejé su presencia sin dar punzadas. Pero a pesar de mí mismo admiraba su asombroso control de las situaciones estratégica y operacional”. Finalmente, Busse halló la clave para trabajar con su nuevo comandante, como Paget escribió, von Manstein “odiaba el papeleo y raramente leía los documentos que eran puestos delante de él. Esperaba que sus oficiales le informaran concisamente sobre sus contenidos y luego firmaba los documentos para indicar que le habían sido informados. Sus oficiales no se animaban a ser habladores”. Busse también aprendió que von Manstein prefería el optimismo a la tristeza, y aunque otros oficiales de estado mayor ridiculizaban su marcada seguridad (“¿Es un mal asunto, señor, pero lo manejaremos de alguna forma!”) los jóvenes prusianos apreciaban más por completo al mariscal de campo que ellos.

El optimismo infalible y las peculiaridades de personalidad representaban solamente la parte más pequeña de la razón por la que muchos oficiales compañeros de Busse recelaban de él. Busse se había casado con una mujer cuya hermana se había casado con el Teniente General Wilhelm Burgdorf, quien ascendió hasta convertirse en uno de los ayudantes de Hitler y finalmente en jefe de la oficina de personal del ejército. Si los oficiales cercanos al frente veían a Busse con desdén, sus sentimientos hacia Burgdorf alcanzaban el nivel de la revulsión. Bebedor y políticamente ambicioso sin estar constreñido por ningún indicio de conciencia, Burgdorf rutinariamente destrozaba carreras, rechazaba alegremente a los oficiales acusados a las indulgencias del Tribunal Popular, y se ganó a si mismo una espantosa anotación en la historia como el hombre enviado para asegurar que el Mariscal de Campo Erwin Rommel se suicidaba en 1944 tras el fracasado intento de asesinato contra Hitler. Heinz Guderian caracterizó a Burgdorf como un “torpe”, lo cual era la descripción más educada aplicada a él. Fue una medida de la ineptitud social de Busse de la que nunca se dio cuenta que su práctica de pasar una hora o más al teléfono con Burgdorf cada tarde añadía más ladrillos al muro entre él y sus pares. Irónicamente, Busse no parece haber utilizado estas conversaciones con Burgdorf para adelantar cualquier orden del día en particular. De hecho, Busse apoyaba activamente la idea del ejército de forzar a Hitler a nombrar a von Manstein o a Gerd von Rundstedt como Comandante en Jefe efectivo para el frente ruso, algo que él obviamente no comunicó a su cuñado.

Busse recibió la Cruz de Caballero en enero de 1944, fundado en su trabajo como jefe de estado mayor del Grupo de Ejércitos Sur, y cuando Hitler despidió a von Manstein en marzo, Busse permaneció en el puesto para proporcionar continuidad cuando el Coronel General Walter Model asumió el mando. Fue transferido para mandar a la 112 División de Infantería el 20 de julio de 1944 –irónicamente el mismo día en que Hitler sobrevivió al famoso intento de asesinato. En las purgas de la jefatura superior del ejército que siguieron al fracasado complot, un oficial in-discutiblemente leal y apolítico como Busse (especialmente uno cuyo cuñado controlaba ahora la oficina de personal) disfrutó de excelentes expectativas profesionales. Tras comandar su división durante menos de dos semanas (pudo o realmente no pudo haber acudido al servicio), Theodor Busse recibió el mando del I Cuerpo en el Grupo de Ejércitos Norte. La promoción al mando del Noveno Ejército delante de Berlín le siguió seis meses después.

En los días finales del Tercer Reich, Busse demostró una aptitud para el mando operacional y una firmeza de determinación que asombró a sus críticos. Inicialmente, Busse creyó que si podía sostener la línea del río Oder lo bastante, los norteamericanos tomarían Berlín y salvaría al grue-so de Alemania de la ocupación soviética. Cuando esa idea resultó ser quimérica, Busse cubrió resueltamente la retirada de refugiados alemanes tanto como pudo, luego se abrió paso hacia el oeste para unirse con las tropas del Doce Ejército del General de Blindados Walter Wenck, logrando salvar a 40.000 de sus 200.000 hombres iniciales a sus órdenes del holocausto final. Lograr estas proezas requirió que Busse ignorase o incluso desafiase las órdenes de Hitler, del Alto Mando del Ejército Alemán (OKH), y de su comandante del grupo de ejércitos, solamente el patrocinio de Burgdorf, el inquebrantable apoyo de Heinz Guderian (el jefe actual del Estado Mayor del Ejército), y la habilidad de Busse para establecer una relación informal con el Reichminister Joseph Goebbels le permitieron mantenerse al mando lo suficiente como para hacer eso.

Busse, quien finalmente saldría flote como director de defensa civil en Alemania Occidental, contribuyó a solamente tres proyectos bajo los auspicios del programa histórico del Ejército Norteamericano. Fue uno de los seis coautores del estudio P-143 (a) (II) (“Operaciones Seleccionadas del [Noveno] Ejército en el Frente del Este”) y uno de los treinta y tres participantes en el ampuloso estudio P-211 (un trabajo de 315 páginas titulado “Información Meteorológica para Operaciones Tácticas Militares”) para el cual escribió apenas quince páginas. El logro primordial de Busse implicó la coordinación del estudio de la Operación Ciudadela: seleccionó a los cinco coautores, creó la pauta general, y, habiendo leído los capítulos individuales, escribió la visión de conjunto y la introducción. Completamente consciente de los impedimentos para investigar (carencia de mapas, informes, etcétera), Busse admitió que el estudio no podía “reclamar ser un trabajo de primer orden de historia analítica militar”, pero obviamente había tomado empeño en verificar su información tan a fondo como fue posible.

El capítulo introductorio del estudio de Ciudadela es distintivo de Busse y proporciona algunas compenetraciones no intencionadas en su personalidad. Solamente Theodor Busse, tres años después de la caída de Berlín, podría referirse a la batalla de Kursk como una “victoria” mientras simultáneamente admitía que la ofensiva “ni había negado a los soviéticos una base de operaciones alrededor de Kursk ni destruido fuerzas enemigas considerables, o incluso eliminado la intención del STAVKA [el Cuartel General Supremo Ruso] de realizar una gran ofensiva en 1943”. Escribiendo mucho antes de que la posterior mitología con respecto la operación de Kursk hubiera sido desarrollado, Busse apoyaba la idea de que la mayoría de los comandantes de campo favorecían el llamado golpe al revés en vez de un asalto preventivo de una sola pieza. Esto último se convertiría en el mantra estándar de las memorias alemanas –la insistencia de Hitler en golpear primero. Pero Busse sutilmente menoscaba muchos de los relatos de posguerra de los protagonistas (incluyendo los de Guderian y von Manstein) con su argumentación de que esos generales había estado de acuerdo con Hitler de que Alemania no podía permitirse renunciar a la iniciativa táctica en Rusia, algo de lo que la mayoría de ellos más tarde tuvieron quebranto en negar. Busse inconvenientemente afirmó que “todo el mundo, incluyendo a Hitler, el OKH y los comandantes de grupos de ejércitos y ejércitos, estaban completamente de acuerdo sobre este punto”.

De paso (porque no tenía ni idea de que ello se convertiría más tarde en un punto de debate), Busse también refutó la idea de que el comandante del Cuarto Ejército Panzer, Coronel General Hermann Hoth, había cambiado fatalmente el eje de su ataque alrededor del 9 de julio, cuando envió al II Cuerpo Panzer SS hacia Prokhorovka en lugar de continuar avanzando directamente hacia Oboyan y luego Kursk. La compresión de Busse de los planes tácticos de Hoth (obviamente influenciado por el ensayo de Friedrich Fangohr, aunque no discrepante de ello) fue que el general panzer tenía desde el principio la intención de enfrentarse a las reservas blindadas soviéticas cerca de Prokhorovka. Este punto clave será desarrollado en el Capítulo 12.

Pero este Capítulo 1 también representa algo más que una visión general y un sumario de las operaciones detalladas en los análisis que siguen. Busse proporciona una gran perspectiva estratégica y comprensión en las conclusiones (y limitaciones) de la inteligencia militar alemana durante la fase de planificación de la ofensiva. Es también de Busse del que recibimos los primeros indicios del grado al que las decisiones de Manstein durante la batalla fueron influenciadas por sus subordinados, especialmente el comandante del III Cuerpo Panzer, Hermann Breith. En total, este capítulo proporcionar un sólido resumen de la Operación Ciudadela desde la perspectiva alemana y logra alzar varias cuestiones históricas importantes.
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Mensaje por Medina » Jue Sep 22, 2005 6:09 pm

Introducción.
No hubo mapas de situación o archivos disponibles para la preparación de este estudio. Los diversos colaboradores tuvieron solamente su memoria y algunas notas personales sobre las cuales confiar. Este estudio, por consiguiente, no reclama ser un trabajo de primera clase de historia militar analítica. En muchos casos, su tratamiento debe permanecer desafortunadamente superfluo. Dentro del material que ofrece, sin embargo, este trabajo es históricamente preciso, aunque pueden haber sucedido errores menores en detalle.

Esta visión general esboza el principio y el desarrollo globales de la Operación Ciudadela. Debido a que las operaciones de los ejércitos en campaña y de la Luftwaffe son discutidos individualmente, la descripción de la batalla en sí ha sido mantenida breve y confinada a aquellos acontecimientos que afectaron decisivamente el curso de toda la operación. Las actividades de la Luftwaffe no son discutidas en esta visión de conjunto, ya que serán examinadas en detalle en capítulos subsiguientes. Sea suficiente en este punto prestar un tributo especial a la gran parte en la victoria de la Luftwaffe. Considerando la relativa disparidad en efectivos terrestres, esta victoria no podría haber sido obtenida sin los valientes esfuerzos de los hombres de la Luftwaffe.

En organización y contenido, el estudio de la acción librada por el Noveno Ejército parte del patrón establecido en los estudios del Destacamento de Ejército Kempf (comandado por el General de Tropas Panzer Werner Kempf) y el Cuarto Ejército Panzer. La razón para esta diferencia es la ausencia de un escritor que pudiera haber descrito detalles echando mano de sus experiencias personales. El estudio, sin embargo, sigue siendo valioso debido a su descripción de la batalla dentro del saliente de Orel (el cual estaba contiguo al área abarcada por la Operación Ciudadela) muestra cuán justificados estaban el Mariscal de Campo Günther von Kluge y el Coronel General Walter Model cuando desaprobaron la decisión de programar la operación para una fecha tan tardía como fue la realmente establecida.

Según lo dictado, todos los autores que han colaborado escribiendo los capítulos sobre las operaciones de ejércitos de campaña y de la Luftwaffe han expresado sus opiniones con respecto a las razones del fracaso de la operación. Lo hicieron con objeto de ilustrar la perspectiva de cada comandante principal participante.

Los mapas disponibles para la preparación de este estudio fueron inadecuados. Los siguientes mapas estuvieron disponibles:

A. Mapa alemán, escala 1:3.000.000, reducido desde 1:1.000.000
B. Mapa norteamericano, escala 1:2.000.000.
C. Mapas alemán y norteamericano, escala 1:1.000.000
D. Mapas diversos del Ejército y de la Luftwaffe alemanes, escala 1:300.000

La Situación en el Frente del Este, Primavera 1943.
La victoria alemana en la batalla de Kharkov (5-31 de marzo) llevó a la gran ofensiva de invierno soviética a una parada completa y despojó al enemigo de libertad de acción. Los efectos de esta victoria fueron sentidos a lo largo de todo el Frente del Este, aunque fueron notados pri-mordialmente en el sector del Grupo de Ejércitos Sur y en la parte sur del sector del Grupo de Ejércitos Centro. Una línea defensiva –continua, aunque hasta ahora no enteramente consolidada- había sido de nuevo establecida por ambos grupos de ejércitos. El cansancio del enemigo y el principio de la estación de lluvias proporcionaron el tiempo necesario para eliminar las diferencias existentes en efectivos y equipos. Las operaciones potenciales en el Frente del Este para 1943 habían sido, por consiguiente, retornadas a una sólida base militar a pesar de la derrota alemana en Stalingrado y la pérdida resultante de territorio que siguió.

La situación estratégica y política del Tercer Reich, por otra parte, era extremadamente desfavorable en esta época, habiendo tomado un giro general para lo peor por primera vez desde el comienzo de la guerra. La creciente superioridad de los Aliados Occidentales se convirtió inicialmente evidente en el curso de los duros bombardeos sobre Berlín. Las potencias del Eje había perdido Túnez; el impacto de esta derrota sobre Italia y sobre la posición de Mussolini no fue hasta ahora claramente perceptible, pero debió de tener un efecto negativo. Rumania había perdido a dos ejércitos de campaña durante las batallas del invierno de 1942-1943. La posición del Mariscal Antonescu [de Rumania] (que derivaba su poder solamente de las fuerzas armadas) había sido severamente estremecida. El límite de las capacidades militares de su país había sido indudablemente alcanzado. Así, los principales aliados europeos del Tercer Reich se habían convertido en factores muy inciertos. Alemania por consiguiente necesitaba una victoria tangible si esta situación debía de tomar un giro favorable, lo cual significaba que la situación política influiría necesariamente en las decisiones de mando en el proceder de operaciones militares en el Frente del Este.

La fuerza militar soviética había sido agotada por el momento por la ofensiva de invierno y por el contraataque alemán en Kharkov. La ofensiva de invierno rusa, no obstante, logró una medida mayor de éxito de la que el STAVKA quizás había anticipado al comienzo, aunque las pérdidas en hombres y material –particularmente en tanques- fueron graves. Ciertamente tomaría bastan-te más tiempo que la duración de la estación de lluvias restaurar a las unidades de frente del Ejército Rojo a la plena capacidad combativa. El OKH calculó que los soviéticos no iban a estar preparados para lanzar una nueva ofensiva hasta quizás finales de junio.

A finales de abril era imposible pronosticar un cuadro claro de las intenciones soviéticas. Estaba por verse si los soviéticos iban a tomar la iniciativa de nuevo lanzando una ofensiva total en el momento mas pronto posible, o si el Ejército Rojo permanecería a la defensiva hasta que el esperado ataque alemán hubiera sido rechazado, y entonces inaugurar una contraofensiva. Una cosa era cierta: los soviéticos no permanecían pasivamente a la defensiva. Esta suposición fue confirmada por las demandas de los aliados y por los éxitos soviéticos durante la ofensiva de invierno.

A comienzos de mayo ciertas disposiciones de las reservas estratégicas soviéticas y los puntos potenciales del esfuerzo principal se aclararon (ver Mapa 1-1):

1. Tres agrupamientos frente al flanco derecho y centro del Grupo de Ejércitos Sur, en las áreas A, B y C.

2. Una gran agrupación (cinco o seis ejércitos), conteniendo numerosas unidades de tanques, localizada frente al flanco norte del Grupo de Ejércitos Sur y frente al flanco sur del Grupo de Ejércitos Centro, en el área D.

3. Una fuerte agrupación frente a los sectores este y norte del saliente de Orel, en el área E.

4. Una agrupación frente al centro del Grupo de Ejércitos Norte, en el área F.

5. Una agrupación de reservas estratégicas controlada por el STAVKA, situada en las proximidades de Moscú, en el área G.

Ejércitos Extranjeros del Este [Fremde Heer Ost –Inteligencia militar alemana] evaluó los efectivos de las fuerzas del Ejército Rojo en cada una de estas áreas, concluyendo que el principal esfuerzo soviético se podría esperar contra el Grupo de Ejércitos Sur. El objetivo del STAVKA era aparentemente penetrar entre los Grupos de Ejércitos Centro y Sur con objeto de hacer retroceder a los Grupos de Ejércitos Sur y A hacia el mar. En conjunción con esta ofensiva, se esperaba que el enemigo atacara al Grupo de Ejércitos Centro desde el área E. El objetivo de esta operación subsidiaria era probablemente aislar el saliente de Orel y después crear una ruptura final y conclusiva del frente alemán. En contraste, cualquier operación que pudiera esperarse de las restantes áreas de reunión era de menor importancia.

Hitler estaba decidido a recobrar la iniciativa en el Frente del Este completamente. La contraofensiva en Kharkov representó el primer paso en esta dirección. Mantener la iniciativa contra la Unión Soviética en 1943 se había vuelto crítico, ya que este debía ser el último año que el Tercer Reich podría razonablemente esperar ser operativo sin trabas por la amenaza de un segundo frente establecido en el Oeste. Todo el mundo, incluyendo Hitler, el OKH y los comandantes de grupos de ejércitos y de ejércitos, estaban completamente de acuerdo sobre este punto, aunque las opiniones sobre la solución del problema a mano naturalmente diferían. Lo siguiente se presumía que serían las alternativas:

1: Acción ofensiva-defensiva, que significaba permitir que los soviéticos atacaran primero, y luego pasar al contraataque. Esta solución era apoyada por el Coronel General Kurt Zeitzler, el jefe del Estado Mayor del Ejército; por el Teniente General Adolf Heusinger, jefe del destacamento de operaciones en el OKH; y por los Mariscales de Campo Günther von Kluge y Erich von Manstein, los comandantes de los Grupos de Ejércitos Centro y Sur. Estos oficiales enfatizaban que la cuestión no era mantener terreno sino derrotar al Ejército Rojo en una acción ofensiva-defensiva. Creían que este curso de acción conduciría más probablemente al éxito, en vista de la existente proporción de fuerzas entre los combatientes. Una vez que las fuerzas soviéticas hubieran sido irrevocablemente empleadas en el ataque, el contraataque golpearía al enemigo mientras estuviera en movimiento, después de un período de defensa elástica. La calidad superior del liderazgo y de tropas alemanes, que habían sido de nuevo probados en la batalla de Kharkov, neutralizaría muy probablemente la superioridad numérica soviética y daría una victoria más que la perspectiva de mantener toda la longitud de un frente demasiado extendido mientras simultáneamente se atacaba y penetraba un cinturón de fortificaciones enemigas antes de que los ejércitos pudieran llegar a enfrentarse en terreno abierto.

2: Lanzar el primer golpe con objeto de aplastar los preparativos de ataque soviéticos decisivamente en una fecha temprana, lo cual por consiguiente imposibilitaría al Ejército Rojo para lanzar una gran ofensiva durante 1943.

Hitler optó por la segunda solución, descartando una y otra vez la primera solución porque rotundamente rechazó la idea de cualquier pérdida voluntaria de territorio. Siempre sospechoso cuando esta cuestión surgía, temía que la acción defensiva-ofensiva comenzaría con una pérdida calculada de territorio que iniciaría en todo el frente un movimiento retrógrado que nunca podría ser detenido de nuevo. Además, sostenía que él no tenía tiempo para esperar a Stalin para complacerle lanzando una ofensiva, especialmente en vista de la próxima invasión en el Oeste.

Así, la decisión de asestar el primer golpe había sido hecha. La cuestión luego se convirtió en dónde golpear. Los siguientes factores asumieron importancia decisiva en la solución de este problema:

1. ¿Dónde podíamos atacar más eficazmente los preparativos de ataque soviéticos?
2. ¿Dónde podíamos encontrar un área/objetivo que correspondiera al limitado tamaño de las fuerzas que tendríamos disponibles para el ataque?
3. ¿Cuándo debería tener lugar el ataque?

Nuestra apreciación de las concentraciones del Ejército Rojo en aquel entonces sugerían fuertemente que el punto del principal esfuerzo debería ser situado en las proximidades de Kharkov y al norte de allí. Aquello estaba donde ser ía posible atacar los preparativos ofensivos soviéticos más efectivamente, con la mejor perspectiva de arruinar los propios planes ofensivos enemigos. El saliente de Kursk abarcaba un área limitada que correspondía a los efectivos de las fuerzas a nuestra disposición. Una vez que este saliente hubiera sido aplastado, se podía considerar que el objetivo había sido logrado mientras simultáneamente se conservaba efectivos alemanas como resultado de un recorte de la línea del frente.

En lo que se refiere a la oportunidad del momento de la operación, todo el mundo estuvo de acuerdo que tenía que ser lanzada tan pronto como fuera posible. Solamente podíamos esperar asestar un golpe exitoso mientras las fuerzas soviéticas aún no hubieran recuperado su pleno poder de combate –mientras sus concentraciones estratégicas fueran incompletas y el terreno permaneciera insuficientemente fortificado. Un ataque temprano también podría asegurar un cierto grado de sorpresa, aunque otros factores eventualmente arruinarían abrigar esperanzas sobre esto.

Durante la estación de lluvias era imposibles grandes operaciones por ambos bandos, y no podíamos esperar atacar inmediatamente tras su fin. Se esperaba que la estación de lluvias durara solamente hasta finales de abril o comienzos de mayo, incluso en el caso de clima desfavorable. En vista de nuestras fuertes bajas durante las batallas de invierno, sería imposible reorganizar a las divisiones alemanas consignadas para el ataque para esa época. El mayor quebradero de cabeza era la velocidad a la cual las divisiones panzer podían ser reacondicionadas con tanques. Así, la fecha de inicio para la operación fue provisionalmente establecida para la fecha más temprana considerada practicable: el 25 de mayo. Los retrasos sucedieron inmediatamente en la provisión de nuevos tanques para las divisiones panzer, particularmente los nuevo Pzkw V Panthers. Cuando se hizo necesario posponer la primera fecha provisional, el OKH y los cuarteles generales de primera línea acordaron que la operación tendría que ser lanzada a mediados de junio a más tardar con objeto de retener los prerrequisitos esenciales de éxito. Hitler, no obstante, pospuso la fecha tope de nuevo durante comienzos de mayo, primordialmente por consideración de los argumentos realizados por el Coronel General Model, comandante del Noveno Ejército. Los soviéticos habían reforzado persistentemente sus fortificaciones frente al sector del Noveno Ejército y trasladaron nuevas fuerzas a la profundidad de la zona proyectada de ataque. Model demandó más unidades de infantería y panzer para igualar a estos incrementos enemigos, así como más tanques para las divisiones panzer ya a su disposición. Además, como resultado de la falta de adecuación de la red de comunicaciones y de la amenaza partisana en sus áreas de retaguardia, el Noveno Ejército también había quedado considerablemente por detrás del Destacamento de Ejército Kempf y del Cuarto Ejército Panzer con respecto a incremento estratégico, reorganización, entrenamiento de tropas y acopio de suministros. El Mariscal de Campo von Manstein, con la aprobación del OKH, expresó firmemente su oposición a cualquier aplazamiento ulterior de la operación. Creía que el retraso adicional desharía los prerrequisitos esenciales para el éxito del ataque, pero Hitler finalmente designó el 5 de julio como la fecha de comienzo para la Operación Ciudadela.
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Mensaje por Medina » Jue Sep 22, 2005 8:56 pm

Fuerzas y Misiones.
El plan de operaciones del OKH tenía previsto un ataque concéntrico contra Kursk por el Grupo de Ejércitos Sur (surgiendo desde la espalda en ambos lados de Belgorod) y por el Grupo de Ejércitos Centro (surgiendo desde el sector oeste de Maloarkhangel’sk). El objetivo era sellar el saliente a lo largo de la línea Belgorod-Kursk-Maloarkhangel’sk; establecer una nueva y más corta línea defensiva; destruir a las fuerzas del Ejército Rojo aisladas en el saliente, y enfrentar-se y derrotar a las posibles fuerzas soviéticas más potentes de las reservas estratégicas del STAVKA.

Las siguientes fuerzas estaban disponibles:

GRUPO DE EJÉRCITOS SUR
Cinco Cuerpos de Ejército.
Ocho Divisiones de Infantería.
Nueve Divisiones Panzer/Panzergranaderos.
Tropas Varias de Ejército.
Luftflotte Seis.

GRUPO DE EJÉRCITOS CENTRO.
Cinco Cuerpos de Ejército.
Quince Divisiones de Infantería.
Seis Divisiones Panzer.
Una División de Panzergranaderos.
Tropas Varias de Ejército.
Luftflotte Cuatro.

TOTAL.
Veinticinco Divisiones de Infantería.
Dieciséis Divisiones Móviles.

Seis de las divisiones de infantería (dos con el Grupo de Ejércitos Sur, cuatro con el Grupo de Ejércitos Centro), todavía estaban defendiendo sectores del frente en el momento en que el ataque comenzó. Sólo pudieron ser liberadas para su empleo después de que la ofensiva hubiera comenzado.

Los grupos de ejércitos recibieron las siguientes misiones dentro del alcance de este plan:

Grupo de Ejércitos Sur: penetrar las posiciones enemigas en la línea Belgorod-Gertsovka (dieciséis kilómetros al norte-noreste de Boriovka); avanzar en una cuña profunda hacia Kursk vía Oboyan; proteger agresivamente el flanco este; y buscar contacto con el Noveno Ejército en las alturas al norte de Kursk. Todas las fuerzas disponibles serían concentradas para la destrucción de las unidades del Ejército Rojo aisladas en el saliente, tras el establecimiento de una nueva línea principal de batalla como sigue: curso de los ríos Koreniyo y Rayevka –orilla oeste del Don Simina hasta su desembocadura; a lo largo de las alturas al este del río Seim hasta un punto al este de Kursk.

Grupo de Ejércitos Centro (Noveno Ejército): penetrar entre la carretera Orel-Kursk y la línea ferroviaria (y en ambos lados del ferrocarril); penetrar hacia Kursk mientras las puntas de lanza avanzaban más hacia el este para que el nuevo frente establecido garantizara el uso del ferrocarril. La toma de Maloarkhangel’sk aseguraría el contacto entre los Ejércitos Noveno y Segundo Panzer. Tras lograr estos objetivos, los Ejércitos Noveno y Segundo Panzer serían empleados en un ataque concéntrico con el propósito de erradicar a las fuerzas soviéticas restantes en el saliente.

Estimaciones de la Situación Soviética a lo largo de comienzos de Julio.
A comienzos de julio, la situación enemiga en la parte sur del Frente del Este se había aclarado significativamente. El cuadro de reservas estratégicas agrupadas, que primero había emergido en abril, había sido confirmado en su contorno básico. Esas áreas de reunión parecían haberse trasladado más cerca del frente, indicando que muchas unidades habían completado su reorganización y que estaban preparadas para el combate.

Ejércitos Extranjeros del Este proporcionó la siguiente apreciación de la situación y efectivos de agrupamientos individuales en las reservas estratégicas soviéticas:

ÁREA A
Dos Ejércitos.
Dos Cuerpos de Fusileros.
Trece Unidades de Fusileros.
Cinco Unidades de Tanques/Mecanizadas.

ÁREA B
Tres Ejércitos.
Cinco Cuerpos de Fusileros.
Cinco Cuerpos de Tanques/Mecanizados.
Veinticuatro Unidades de Fusileros.
Veinticinco Unidades de Tanques/Mecanizadas.

ÁREA C
Un Ejército.
Un Ejército de Tanques.
Seis Cuerpos de Fusileros.
Veintiséis Unidades de Fusileros.
Siete Unidades de Tanques/Mecanizadas.

ÁREA D
Un Ejército.
Un Ejército de Tanques.
Dos Cuerpos de Fusileros.
Dos Cuerpos de Tanques/Mecanizados.
Veintiocho Unidades de Fusileros.
Diecisiete Unidades de Tanques/Mecanizadas.

ÁREA E
Dos Ejércitos.
Un Cuerpo de Fusileros.
Cinco Cuerpos de Tanques/Mecanizados.
Cinco Unidades de Fusileros.
Veinticinco Unidades de Tanques/Mecanizadas.

ÁREA F
Un Ejército de Tanques.
Dos Cuerpos de Tanques/Mecanizados.
Siete Unidades de Fusileros.
Catorce Unidades de Tanques/Mecanizadas.

ÁREA G
Cinco Unidades de Fusileros.
Ocho Unidades de Tanques/Mecanizadas.

ÁREA H
Un Ejército de Tanques.
Dos Cuerpos de Fusileros.
Un Cuerpo de Tanques/Mecanizado.
Cinco Unidades de Fusileros.
Ocho Unidades de Tanques/Mecanizadas.

ÁREA I
Seis Ejércitos.
Dos Cuerpos de Fusileros.
Un Cuerpo de Tanques/Mecanizado.
Treinta y tres Unidades de Fusileros.
Ocho Unidades de Tanques/Mecanizadas.

TOTAL
Quince Ejércitos.
Cuatro Ejércitos de Tanques.
Veinte Cuerpos de Fusileros.
Diecisiete Cuerpos de Tanques/Mecanizados.
146 unidades de fusileros.
121 unidades de tanques/mecanizadas.

Un sistema defensivo bien construido y fuertemente minado, escalonado en profundidad, había sido desarrollado a lo largo de todo el frente. En algunos sectores, como en el área de Belgorod y el saliente sur de Orel, este sistema defensivo había logrado una profundidad de veinticinco kilómetros; estos sectores en particular estaban fuertemente minados y contenían numerosos obstáculos antitanques. La fuerza del Ejército Rojo en estos sectores había, además, aumentado sustancialmente desde abril y mayo. La misma ciudad de Kursk estaba fuertemente fortificada. Los detalles de las defensas soviéticas en las áreas avanzadas de cada uno de los ejércitos en campaña son contenidas en los capítulos individuales.

El OKH dedujo la siguiente estimación de la estrategia soviética:

1: Los soviéticos estaban listos para la acción.

2: Esperaban un ataque alemán teniendo como meta aislar el saliente de Kursk.

3: Planeaban esperar a que este ataque fuera lanzado y solamente contraatacarían tras determinar su completa magnitud.

4: Querían sostener el saliente de Kursk bajo todas circunstancias, pues tendría que servir como el trampolín para los ataques principales de su propia ofensiva. Además del empleo aumentado de tropas hacia el frente y la febril construcción de posiciones defensivas, el agrupamiento de reservas estratégicas detrás de esta sector podía ser alegado como evidencia para esta conclusión. Estas reservas estaban tan desplegadas como se permitía el Ejército Rojo para contrarrestar el ataque alemán en las mitades norte y sur del saliente de Kursk. Los soviéticos se habían posicionado para hacer esto, teniendo al Frente Estepa atacando desde el este mientras que los Frentes Central y Voronezh atacaban desde el oeste.

5: Una vez que los soviéticos consideraran que habían contenido el ataque alemán, comenzarían operaciones ofensivas contra la Cuenca del Donets y el saliente de Orel. A juzgar por los preparativos enemigos, era razonable asumir que los soviéticos lanzarían su ataque contra el saliente de Orel primero. Frustrar este plan requeriría que el ataque del Noveno Ejército se abriera paso con tal impacto que el Ejército Rojo se viera forzado a emplear elementos considerables de su Frente Bryansk y de las reservas del STAVKA para contener el ataque alemán.

6: Si las fuerzas del Frente Sudoeste fueran a atacar al sur de Kharkov o contraatacaran el flanco sur de la fuerza de ataque del Grupo de Ejército sur permanecería determinada, en el análisis final, por el curso del ataque alemán.

El OKH y los cuarteles generales en el frente esperaban que el ataque tuviera éxito, previendo que podría ser lanzado antes de mediados de junio. Esto permitiría a la ofensiva alemana atacar y derrotar a elementos sustanciales de las reservas soviéticas que ciertamente aún no habían recobrado su fuerza de combate completa. Si las fuerzas del Ejército Rojo en el saliente de Kursk podían ser rápidamente aisladas y destruidas mediante una serie de penetraciones de asalto de las divisiones panzer, los soviéticos también serían privados de su base de operaciones más importante en Kursk, lo cual desorganizaría completamente sus planes ofensivos.

Esta confiada esperanza cambió junto con la situación del enemigo y la posposición de la fecha del ataque más allá del 10 de junio. Hacia finales de junio, este cambio en el punto de vista general, junto con la imposibilidad del fluctuante Hitler con respecto a asestar el primer golpe, llevó a deliberaciones sobre la conveniencia de reagruparse rápidamente para lanzar un ataque sorpresa desde el oeste, posiblemente sobre ambos lados de Rylsk. Este ataque tenía el potencial para dividir el saliente en dos, seguido por la reducción de cada segmento individualmente. El OKH y los grupos de ejércitos rechazaron finalmente esta solución debido a factores del terreno tales como las conexiones de carreteras en el área de reunión; los numerosos desfiladeros y cursos de agua que corrían perpendicularmente a la dirección del ataque; y a la creencia de que el tiempo requerido para redesplegar a las tropas y suministros necesitaría una ulterior posposición del ataque. Tal solución habría constituido una operación muy artificial y ciertamente no habría llevado al deseado acortamiento de las líneas del frente. Además, esta operación habría requerido un asalto frontal, lo cual habría puesto casi imposible aplastar y eliminar a un número deseable de fuerzas soviéticas. Esta opción no avanzó más allá del estado de deliberación, y el plan original de ataque fue mantenido a pesar de las dudas que habían surgido en muchos lugares.

Durante el período de descanso anterior a la ofensiva, el estado de entrenamiento, equipamiento y moral de las unidades consignadas para participar alcanzaron el punto más alto jamás obtenido hasta ahora y después durante toda la campaña rusa. Las divisiones de asalto y las tropas de ejército se trasladaron rápidamente y eficientemente hacia sus zonas de reunión.

Dentro del sector del Grupo de Ejércitos Sur, el XI Cuerpo del Destacamento de Ejército Kempf (320, 106 y, posteriormente, 198 Divisiones de Infantería) fue asignado para defender agresivamente a lo largo del flanco derecho del esfuerzo principal del Cuarto Ejército Panzer una vez que la ofensiva comenzara. Para este fin, el Destacamento de Ejército Kempf tenía que avanzar su ala derecha hacia el río Koren, con el punto céntrico de este movimiento siendo localizado al sur de la Estación Toplinka. Si los acontecimientos se desarrollaban favorablemente, el avance del XI Cuerpo se extendería hacia el río Korocha, permitiendo al Destacamento de Ejército defender a sus propias fuerzas panzer contra la concentración enemiga en Kuplansk.

Después de abrir brecha en las defensas soviéticas, el III Cuerpo Panzer del Destacamento de Ejército Kempf (6, 7 y 19 Divisiones Panzer) penetrarían en dirección a Korocha tan rápidamente como fuera posible. Estas divisiones se enfrentarían y derrotarían a la potente fuerza de reserva localizada e identificada allí con objeto de ganar libertad de movimiento para futuras operaciones. Según el desarrollo de la batalla, éstas llegarían en la forma de una acometida hacia el noreste o hacia el norte en conjunción con el ala derecha del Cuarto Ejército Panzer. En anticipación de tal oportunidad, el III Cuerpo Panzer desplegaría inicialmente su ala derecha a caballo entre el sector de Razumnaya y su izquierda hacia el oeste de la carretera Belgorod-Kursk.

El ataque principal contra Kursk y la responsabilidad de establecer rápidamente contacto con el Noveno Ejército compitieron al Cuarto Ejército Panzer. Anticipamos que reservas enemigas (principalmente unidades de tanques) se esperaban que se aproximaran rápidamente desde el este antes de que el enlace pudiera suceder. Que estas fuerzas tendrían que ser combatidas en las proximidades de Prokhorovka había sido reconocido como un prerrequisito para el éxito global de la operación. Así, el II Cuerpo Panzer SS en el flanco derecho del Cuarto Ejército Panzer (consistente en elementos de la 167 División de Infantería y de las Divisiones de Panzergranaderos SS Liebstandarte Adolf Hitler, Das Reich y Totenkopf) fue desplegado en un escalón paralelo a la derecha sobre ambos lados de Volkhovets, preparado para avanzar hacia Prokhorovka.

El XLVIII Cuerpo Panzer del Cuarto Ejército Panzer (consistente en elementos de las 167 y 332 Divisiones de Infantería; las 3 y 11 Divisiones Panzer; la División de Panzergranaderos Grossdeutschland; y la 10 Brigada Panzer) tenía que penetrar las posiciones enemigas en ambos lados de Butovo y ejecutar un rápido avance hacia la orilla sur del río Pena mientras mantenía el contacto con el II Cuerpo Panzer SS. La misión primordial del XLVIII Cuerpo Panzer, al alcanzar el río Pena, era cubrir el flanco izquierdo del II Cuerpo Panzer contra las potentes fuerzas de tanques soviéticas que se presumía que estarían en las proximidades de Oboyan.

Además de escenificar un ataque de diversión en el flanco izquierdo del Cuarto Ejército Panzer, el LII Cuerpo (consistente en las 255 y 57 Divisiones de Infantería) tenía que cubrir el flanco oeste del XLVIII Cuerpo Panzer en el día anterior al ataque. Tras retirar a sus elementos del sector del XLVIII Cuerpo Panzer, el LII Cuerpo seguiría luego la estela del ataque blindado, escalonado a la izquierda.

En el área del Grupo de Ejércitos Centro, el XLVII Cuerpo Panzer (consistente en la 6 División de Infantería y las 2, 9 y 20 Divisiones Panzer) había sido desplegado para asestar el golpe principal del Noveno Ejército. El cuerpo penetraría entre la carretera y la línea ferroviaria que llevaban a Kursk, luego avanzaría velozmente hacia el terreno elevado al sur de la ciudad, estableciendo allí contacto con el Grupo de Ejércitos Sur.

Los flancos de esta estrecha cuña estaban protegidos de la siguiente manera:

Flanco derecho: XLVI Cuerpo Panzer, consistente en las 7, 31, 102 y 258 Divisiones de Infantería; y el Grupo von Mantueffel.

Flanco izquierdo: XLI Cuerpo Panzer, consistente en las 86 y 292 Divisiones de Infantería; 10 División de Panzergranaderos, y 18 División Panzer.

El XLVI Cuerpo Panzer, manteniendo estrecho contacto con el ataque principal del XLVII Cuerpo Panzer, tenía que avanzar su flanco izquierdo hacia la línea Chern Criik-Patesh. Después, el ala derecha del XLVI Cuerpo Panzer avanzaría hacia su primer objetivo –el sector Svapa- junto con el XX Cuerpo tan pronto como el ataque hubiera progresado lo bastante para permitir tal acción.

De modo semejante, el XLI Cuerpo Panzer, con su esfuerzo principal colocado a horcajadas de la línea ferroviaria, avanzaría al sur aproximadamente a las proximidades de Olkhovatka. Virando bruscamente hacia el este, el XLI Cuerpo Panzer tenía que alcanzar las alturas al este del sector Snova, estableciendo una nueva línea cuando se detuviera.

A buena distancia del flanco izquierdo del Noveno Ejército, el XXIII Cuerpo (consistente en la 78 División de Asalto, y las 216 y 386 Divisiones de Infantería) debía de tomar Maloarkhangel y establecer una nueva línea al este de la línea ferroviaria, dejando sin embargo su ala izquierda en su posición existente.

Situado a distancia del flanco derecho del Noveno Ejército, el XX Cuerpo (45, 72, 137 y 251 Divisiones de Infantería) inicialmente sólo tenía que mantener su posición. Tan pronto como las fuerzas soviéticas comenzaran a retirar delante de su sector como resultado del ataque principal, el XX Cuerpo debía de formar tres grupos y atacar hacia Dmitriy-Lgovski, Deryugino y Mikhaylovka.

La 36 División de Infantería y la 12 División Panzer permanecerían en la reserva del Grupo de Ejércitos, detrás del sector del XLVII Cuerpo Panzer.
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Standartenführer
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Mensaje por Standartenführer » Vie Sep 23, 2005 11:19 am

Excelente camarada, jor jor jor

saludos
Manuel González Ramírez

"Mi honor es mi lealtad" waffen SS
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Medina
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Mensaje por Medina » Sab Sep 24, 2005 1:04 am

El Curso de la Batalla, 5-9 de julio.
El Cuarto Ejército Panzer inició la batalla con un ataque preliminar a las 15:00 horas del 4 de julio, con objeto de tomar ciertos puestos de observación absolutamente necesarios para utilizarlos durante la preparación artillera anterior al ataque principal. El ataque tomó estos puntos en cada instancia. La ofensiva misma comenzó en la mañana del 5 de julio, aunque la hora real de ataque difirió en varios sectores.

El ataque penetró en toda la línea enemiga excepto en unos pocos puntos. En abrirse paso a través del sistema defensivo enemigo, las tropas alemanas experimentaron grandes dificultades. Aferrándose tenazmente a sus posiciones, los rusos se defendieron en todas partes obstinadamente. La falta de un número suficiente de divisiones de infantería en el ataque –lo cual había sido repetidamente señalado por los cuarteles generales de ejército y de grupo de ejércitos- se hizo dolorosamente evidente en el mismo primer día cuando nuestras tropas comenzaron a abrirse paso por la fuerza a través de las defensas soviéticas.

Las contramedidas enemigas el 5 de julio fueron limitadas a contragolpes de las reservas tácticas. El 6 de julio, el Ejército Rojo lanzó poderosos contraataques con reservas situadas cerca del frente (divisiones de fusileros y brigadas de tanques). Estas tácticas confirmaron que los soviéticos pretendían mantener el saliente de Kursk a toda costa para utilizarlo como una base operacional. Esta determinación se manifestó particularmente delante del Noveno Ejército.

Rechazando numerosos contraataques mientras estaba comprometido en una fiera batalla el 7 de julio, el XI Cuerpo del Destacamento de Ejército Kempf alcanzó la terraza a seis kilómetros al oeste de la línea ferroviaria Belgorod-Volchansk. En algunos lugares, las puntas de lanza del XI Cuerpo habían penetrado en el cinturón boscoso en la orilla oeste del arroyo Koren antes de que los ataques rusos repetidos y apoyados por tanques forzaran al cuerpo ha ponerse a la defensiva. En esta línea, el XI Cuerpo permaneció como un muro de rocas, cumpliendo con su misión aunque sosteniendo una posición más al oeste que la designada en sus órdenes de ataque.

Durante la noche del 5 al 6 de julio, el III Cuerpo Panzer trasladó sus elementos a la orilla oeste del Donets, con la 6 División Panzer trasladándose detrás de la 7 Panzer. El cuerpo principal de la 168 División de Infantería lanzó un ataque combinado con la 19 Panzer contra las posiciones soviéticas en las alturas al noreste de Belgorod, desde donde hasta ahora había sido imposible desalojar al enemigo. Este ataque fue asimismo infructuoso; las alturas no fueron aseguradas hasta el 9 de julio, cuando las 6 y 19 Divisiones Panzer combinadas arremetieron directamente hacia las alturas en las proximidades de Melekhovo. Esta acometida, llevada a cabo desde el noroeste, dio como resultado la completa captura de las alturas de Belgorod, arrasando a dos divisiones del Ejército Rojo. Empleando tácticas defensivas móviles durante este período, la 7 División Panzer –adjuntada al XI Cuerpo- rechazó fuertes ataques desde el este en el área sudeste de Melekhovo; aunque exitosa, la división fue así sujetada en esta área.

Así, el Destacamento de Ejército Kempf todavía estaba luchando dentro del sistema defensivo ruso a finales del 9 de julio. La posición final de este sistema corría aproximadamente a lo largo de una línea que se extendía al este y al norte de Melekhovo hasta la Estación Sasnoye, a través de la cual el Destacamento de Ejército no había logrado alcanzar terreno abierto antes de que las reservas soviéticas comenzaran a participar en la acción. Los alemanes habían estado enfrentándose a estas reservas fuera del área de Korocha desde el 7 de julio.

El 5-6 de julio, el II Cuerpo Panzer SS, desplegado en el ala derecha del Cuarto Ejército Panzer, batalló contra dos cinturones defensivos rusos en un encarnizado combate. El avance SS fue especialmente obstaculizado por la amenaza de ser flanqueado desde el este que se había des-arrollado cuando el ala derecha del Destacamento de Ejército Kempf había sido detenida. Los continuos ataques enemigos –primero, por la infantería, y, comenzando el 7-8 de julio, por tanques- retuvieron a la División de Panzergranaderos SS Totenkopf hasta que llegó la 167 Divi-sión de Infantería, deteniendo el programa del cuerpo. Desde el 8 de julio, el II Cuerpo Panzer SS se había estado enfrentando con dos o tres cuerpos de tanques rusos recién llegados (el II Cuerpo de Tanques de la Guardia y los XVIII y XXIX Cuerpos de Tanques). En la tarde del 9 de julio, la SS Leibstandarte Adolf Hitler y la SS Das Reich estaban solamente al norte y noreste de la Estación Belenikhino, abriéndose paso a la fuerza lentamente en cada lado de la línea ferroviaria que llevaba a Kursk, mientras que la Totenkopf les seguía lentamente a lo largo de su flanco izquierdo.

El XLVIII Cuerpo Panzer tuvo que superar aguaceros, un lecho de arroyo enlodado, y un terreno empapado mientras libraba encarnizados enfrentamientos individuales en el sistema defensivo enemigo. El 6 de julio, el cuerpo finalmente penetró el primer cinturón de defensas enemigo y penetró en un punto el segundo cinturón. Al día siguiente, el XLVIII Cuerpo Panzer encontró sus esfuerzos finalmente coronados por el éxito, mientras que la 11 División Panzer y la División de Panzergranaderos Grossdeutschland avanzaban a lo largo de cada lado de la carretera hacia Oboyan hasta un punto a solamente once kilómetros al sur de la ciudad. La 3 División Panzer se movía por detrás de las unidades de punta de lanza mientras que la 332 División de Infantería, escalonada en profundidad, avanzaba hacia el noreste en ambos lados de Zavidovka.

Los poderosos contraataques soviéticos lanzados desde el noreste, el norte y el oeste alcanzaron a las puntas de lanza del XLVIII Cuerpo Panzer en la mañana del 8 de julio. Estos ataques continuaron con furia no disminuida a lo largo del 9 de julio, requiriendo que la 11 Panzer y la Grossdeutschland hicieran los máximos esfuerzos para rechazarlos. Simultáneamente, infantería soviética atrincherada apoyada por tanques se mantenía tenazmente en el recodo del río Pena al norte de Zavidovka, forzando a los alemanes a realizar un asalto deliberado. Elementos del LII Cuerpo relevaron a la 332 División de Infantería de sus posiciones a ambos lados de Zavidovka, permitiéndola realizar un ataque coordinado con la 3 División Panzer desde el 8-10 de julio que expulsó a los rusos del recodo del río Pena aunque no pudo eliminarlos completamente. En la tarde del 9 de julio, por consiguiente, la posición del XLVIII Cuerpo Panzer había mejorado algo.

El Noveno Ejército logró efectuar una penetración de catorce kilómetros en su punto de esfuerzo principal durante el asalto inicial. Este ataque llevó a los XLVII y XLI Cuerpos Panzer a la línea Zaborovka-Ponirts-Poniri el 6 de julio. Desafortunadamente, el XLVI Cuerpo Panzer ganó poco terreno, y el ataque del XXIII Cuerpo sobre Maloarkhangel’sk fracasó. Las recién llegadas fuerzas rusas (un cuerpo de tanques, tres divisiones de fusileros) se enfrentaron a las puntas de lanza panzer el 6 de julio. La furia de estos contraataques se intensificó, su número se multiplicó, y los soviéticos finalmente golpearon a lo largo de la cuña del Noveno Ejército el 7 de julio. No obstante, el ataque alemán continuó ganando terreno hacia el sur, donde lentamente avanzó en un frente de diez kilómetros de ancho antes de detenerse el 9 de julio delante de una nueva y fuertemente ocupada posición en el terreno elevado alrededor de Olkhovatka.
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Mensaje por Medina » Sab Sep 24, 2005 3:20 am

El Curso de la Batalla, 10-17 de julio.
El Coronel General Model quiso completar su penetración del cinturón defensivo enemigo el 12 de julio intercambiando el esfuerzo principal de ataque hacia el XLVI Cuerpo Panzer, el cual debía recibir a la 36 División de Infantería y a la 12 División Panzer de la reserva del Grupo de Ejércitos Centro. Los soviéticos frustraron este plan el 11 de julio atacando al Segundo Ejército Panzer en la cara este del saliente de Orel, alcanzando un éxito considerable. La situación resultante forzó al Mariscal de Campo von Kluge a interrumpir el ataque sobre Kursk del Noveno Ejército con objeto de hacer disponibles elementos para utilizarlos en la batalla defensiva dentro del saliente de Orel.

Mientras tanto, por la tarde del 11 de julio, la situación en el sector del Grupo de Ejércitos Sur se había desarrollado como sigue:

1: En el frente del Destacamento de Ejército Kempf, el XI Cuerpo había logrado un gran éxito defensivo al destruir a todos los sesenta tanques rusos que habían penetrado en su sector. El cuerpo tenía un firme agarre en su posición.

2: El III Cuerpo Panzer se había atascado delante de la última posición enemiga a lo largo de una línea que corría al oeste y norte de Melekhovo hasta la Estación Sasnoye. La 198 División de Infantería finalmente relevó a la 7 División Panzer en la tarde del 10 de julio. Con la 168 División de Infantería ahora cerrando el flanco izquierdo del cuerpo, el mando estaba ahora en una posición para considerar la consolidación de todas sus fuerzas para un asalto sobre la línea enemiga.

En la mañana del 11 de julio, el Mariscal de Campo von Manstein mantuvo una conferencia con el General de Tropas Panzer Werner Kempf, comandante del Destacamento de Ejército, y con el Coronel General Hermann Hoth, comandante del Cuarto Ejército Panzer. El mariscal de campo propuso la siguiente cuestión: ¿Debería ser continuado el ataque, considerando la condición de las tropas, la fuerza en continuo aumento de los rusos, y –particularmente- el hecho de que el asalto del Noveno Ejército se había completamente detenido el 9 de julio? El General Kempf propició suspender el ataque. El General Hoth apoyó una continuación de la operación con el objetivo más limitado de destruir a las unidades del Ejército Rojo al sur del río Psel mediante un ataque coordinados de ambos ejércitos. Compartiendo la opinión de Hoth, von Manstein reservó su decisión final antes de una conferencia con el General de Tropas Panzer Hermann Breith, comandante del III Cuerpo Panzer, a fin de que el comandante del grupo de ejércitos pudiera estudiar personalmente la situación y observar la condición de las tropas. Esta visita confirmó el punto de vista de von Manstein, y ordenó que el ataque se reanudara sobre la base de la propuesta de Hoth.

De conformidad con esta orden, el III Cuerpo Panzer atacó las posiciones enemigas en la tarde del 11 de julio, penetrándolas y –al anochecer- avanzando hacia las proximidades de Oskotshnoye. En el flanco derecho, la 7 Panzer atacó al este de Razumnaya, mientras el flanco izquierdo (19 Panzer) estaba en el río Donets; la 168 de Infantería protegió el extendido flanco a lo largo del Donets contra unidades del Ejército Rojo apoyadas por tanques que atacaban el flanco este del Cuarto Ejército Panzer.

Las armas alemanas habían ganado una gran victoria, y el III Cuerpo Panzer estaba al fin sobre terreno abierto, preparado para poner en juego la maniobrabilidad de sus tres divisiones panzer.

Entretanto, el Cuarto Ejército Panzer había comenzado el 10 de julio reuniendo al II Cuerpo Panzer SS para el ataque sobre Prokhovka, mientras el XLVIII Cuerpo Panzer rechazaba con éxito los continuos duros ataques y limpiaba de enemigos el recodo del río Pena (lo cual fue cumplido el 11 de julio).

La Liebstandarte Adolf Hitler y la Das Reich ganaron muy poco terreno hacia Prokhorovka el 11 de julio, pero con la adición de la Totenkopf al ataque, el II Cuerpo Panzer SS logró establecer una cabeza de puente a través del recodo del río Psel, al sudoeste de Dmitriyeskoye. El XLVIII Cuerpo Panzer pasó el día en duro combate defensivo, rechazando todos los ataques, inflingiendo fuertes pérdidas, e incluso capturando alrededor de 100 tanques rodeados a pesar de los ímprobos esfuerzos del enemigo para evitar que lo hicieran.

Esa noche, sin embargo, el Mariscal de Campo von Manstein recibió información de los adversos acontecimientos en el sector del Grupo de Ejércitos Centro. Comprendió inmediatamente que toda la ofensiva estaba amenazaba cuando el ataque del Noveno Ejército quedó empantanado, permitiendo a los soviéticos girar hacia el sur con plena fuerza. Dejado a sus propios medios, el Grupo de Ejércitos Sur debía de esperar más días de encarnizado combate. No obstante, von Manstein se adhirió a la decisión de continuar el ataque con objetivo limitado. Este era el único medio que podíamos esperar para dañar a las fuerzas rusas con las que ya estábamos en contacto, así como también a esas que, según todos los informes de inteligencia, nos encontraríamos en los siguientes días. El mariscal de campo esperaba que continuando la batalla nuestras divisiones pudieran ganar la libertad de acción necesaria para retirarse a sus posiciones originales de partida –un movimiento que se convertiría ciertamente en necesario más tarde.

Así, nada se varió en la orden que ya había sido emitida: el Destacamento de Ejército Kempf giraría a la redonda y se movería contra el flanco y la retaguardia del Sesenta y Nueve Ejército Soviético, que estaba fuertemente comprometido con unidades alemanas en el flanco este del Cuarto Ejército Panzer. El Ejército Rojo empleó fuerzas de refresco (V Cuerpo Mecanizado contra el Destacamento de Ejército Kempf; XVIII y XXIX Cuerpos de Tanques, 13 División de Fusileros de la Guardia y 219 División de Fusileros contra el Cuarto Ejército Panzer) y lanzó un ataque coordinado contra ambos ejércitos en la mañana del 12 de julio. El Destacamento de Ejército Kempf rechazó todos los ataques el 12-13 de julio pero permaneció retenido en combates defensivos hasta tal punto que aún no podía considerar girar al noroeste; sin embargo, las necesarias cabezas de puente sobre el río Donets estaban aseguradas.

En la mañana del 14 de julio, las 6 y 7 Divisiones Panzer habían derrotado a los rusos en su frente, arrojándolos hacia el norte y abriendo la carretera hacia Korocha. En nuestro deseo por capitalizar este éxito, estuvimos tentados de tomar este importante centro de tráfico, pero consi-derando la situación global, el Mariscal de Campo von Manstein decidió que el avance hacia el noroeste sería llevado como originalmente se ordenó. Mientras que la 6 División Panzer permanecía detrás en el área al oeste de Novaya Sloboda, las 7 y 19 Divisiones Panzer afluyeron desde la cabeza de puente al sudeste de Oskochnoye, avanzando para tomar Zhilomostnoye y el terreno al este de la ciudad en la noche del 14 de julio. Esto reestableció el contacto con el ala derecha del Cuarto Ejército Panzer. Al mismo tiempo, la 168 División de Infantería retrocedió desde su posición a lo largo del Donets y debía moverse hacia Novaya Sloboda para relevar a la 6 Panzer.

El Cuarto Ejército Panzer rechazó todos los ataques el 12-13 de julio sin perder un palmo de terreno. Una crisis local en el flanco oeste, en el área de Bogaty –provocada por el ataque de un cuerpo de tanques ruso- fue también dominada. El 14 de julio, el II Cuerpo Panzer SS reanudó su ataque, avanzando hacia las afueras de Prokhorovka. Simultáneamente mientras perseguía al enemigo, el XLVIII Cuerpo Panzer forzó su ala izquierda bastante más hacia el norte con lo que se obtuvo puntos de observación que dominaban el valle del río Psel, al oeste de Oboyan.

Para el Grupo de Ejércitos Sur, el 14 de julio trajo un éxito completo a lo largo de todo el frente, y el poder ofensivo enemigo parecía haber sido roto. Los requisitos para despejar la orilla sur del Psel desde Prokhorovka hasta un punto al norte de Peny habían sido establecidos. Las órdenes pertinentes para esta operación habían sido emitidas, cuando la situación en el Grupo de Ejércitos Centro y –dentro del área de nuestro propio grupo de ejércitos- a lo largo de las líneas del Sexto Ejército y del Primer Ejército Panzer forzaron ahora el abandono del ataque. El Ejército Rojo había logrado un éxito tan grande en el saliente de Orel que el Grupo de Ejércitos Sur tuvo que transferir algunas de sus fuerzas hacia ese área. El 17 de julio, el enemigo también lanzó el largamente anticipado ataque contra el Sexto Ejército (Schwerpunkt en Kubyhevo) y el Primer Ejército Panzer (Schwerpunkt en Izyum). Con el éxito incompleto del 14 de julio, la Operación Ciudadela había llegado a su fin.
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Mensaje por Medina » Sab Sep 24, 2005 3:28 am

Conclusiones.
La Operación Ciudadela no produjo los resultados deseados por Hitler. La batalla ni negó a los soviéticos una base de operaciones en torno a Kursk ni destruyó considerables fuerzas enemigas, ni incluso eliminó la intención del STAVKA de realizar una gran ofensiva en 1943. El Ejército Alemán no logró libertad de acción, no pudo establecer una línea más corta diseñada para conservar su disminuida fuerza, y –muy al contrario- la operación utilizó casi todas las reservas en el Frente del Este.

Este fracaso no deber ser adscrito a las tropas o al mando en el frente; ambos dieron todo de sí y demostraron que podían hacer frente a cualquier situación. Particularmente, el espíritu, aguante y devoción desinteresada de los hombres estuvo más allá del elogio. Tranquilizados por las decisiones que afectaban a la estrategia más alta, nuestros soldados fueron confiadamente a la batalla, y –a pesar del resultado de la batalla- los hombres del Grupo de Ejércitos Sur salieron de la operación con una sensación de que habían permanecido victoriosos sobre un enemigo bastante superior en hombres y material. Las razones del fracaso se encuentran en otra parte.

Un hecho debe ser establecido. Hitler estaba en lo cierto al argumentar que 1943 sería el último año en el cual la ausencia de una amenaza real en el Oeste permitía un esfuerzo máximo en Rusia. Por lo que concierne al tiempo, ésta era la última oportunidad para asestar un golpe aplastante al poder ofensivo soviético antes de que sucediera una invasión en el Oeste. ¿Pero este plan tenía que ser realizado asestando el primer golpe, especialmente considerando la disparidad entre los efectivos alemanes y rusos?

Durante el invierno de 1942-1943, las severas batallas en el curso de la retirada desde Stalingrado y el Cáucaso habían demostrado la superioridad de nuestro mando operativo y de nuestras tropas en la guerra móvil. Sin embargo, forzar al enemigo en una batalla abierta por medio de una penetración fue una decisión errónea considerando nuestras limitadas fuerzas, y en particular nuestro número inadecuado de divisiones de infantería. No se tiene que esperar a las experiencias de esta guerra para apreciar la sangría sobre efectivos militares que supone cualquier penetración de posiciones bien fortificadas incluso si grandes cantidades de suministros están disponibles. Una y otra vez, los comandantes de los ejércitos y de los grupos de ejércitos, de acuerdo con el OKH, llamaron urgentemente la atención a este punto muy vulnerable de la operación. Las divisiones panzer y de panzergranaderos –diecinueve si se cuentan las reservas sin emplear de ambos grupos de ejércitos- habrían sido suficientes para obtener una gran victoria –pero solamente si lograban alcanzar terreno abierto.

Apreciando la situación en retrospectiva, hallamos que sin duda alguna podríamos haber empleado una acción defensiva-ofensiva como había sido urgentemente solicitada por el OKH y los comandantes de combate. El cuadro general estratégico (de hecho, solo la situación en el teatro de operaciones Mediterráneo) forzó al Ejército Rojo a atacar en el verano de 1943, independientemente de si nosotros les hicimos el favor de hacer el primer movimiento. El temor de Hitler de que quizás Stalin no podría obligarle a lanzar una ofensiva, y que él mismo perdería el último año en que la libertad de acción existía en el Frente del Este, nunca se habría materializado.

Comparados a las razones principales para el fracaso del ataque, otros factores son solamente secundarios por naturaleza. Estos factores son:

1: La falta de suficientes divisiones de infantería nos forzó a emplear a las unidades móviles desde el comienzo. Las divisiones panzer y de panzergranaderos, por lo tanto, gastaron su fuerza en el curso de un combate desacostumbrado en el sistema de fortificaciones antes de que pudieran desarrollar sus principales activos –movilidad y velocidad- en terreno abierto.

2: Además, las divisiones panzer y de panzergranaderos tenían que proteger sus extendidos flancos según progresaba el ataque, en lugar de tener infantería disponible para relevarlas de esta misión.

3: Reteniendo a las unidades panzer en los flancos, las cuñas de ataque de ambos grupos de ejércitos (que ya eran extremadamente estrechas debido a nuestras fuerzas inadecuadas) fueron mas reducidas en anchura según la operación progresó, disminuyendo críticamente por consiguiente el poder combativo de estas divisiones.

4: El retraso en el tiempo de la operación jugó un papel critico. Todos los oscuros presentimientos del OKH y de los comandantes de combate llegaron a ser ciertos. El tiempo trabajó para el Ejército Rojo en cada aspecto. Pudo reforzar las defensas locales, volver a equipar sus unidades (particularmente con tanques), y adivinar nuestras intenciones. Una operación que podría ser aventurada contra un enemigo sin preparar a finales de mayo o comienzos de junio se elevó a un error drástico a comienzos de julio frente a un enemigo completamente preparado.

5: Como resultado del retraso en el tiempo de la operación, cada elemento de sorpresa había sido eliminado. Si el ataque hubiera comenzado más pronto, bajo las circunstancias prevalecientes, la situación del esfuerzo principal difícilmente habría sido una sorpresa para el enemigo; ahora incluso el momento no era suficiente para una sorpresa. Mediante el empleo de un excelente sistema de espionaje en su propio país, el enemigo no solamente era consciente de nuestro plan operacional a comienzos de julio, sino que también había sido claramente informado sobre muchos detalles. Un desvío rápido en la concentración estratégica de tropas y en el despliegue habrían resultado en grandes desventajas sin asegurar una medida satisfactoria de sorpresa.

En resumen, se puede establecer lo siguiente:

La Operación Ciudadela fracasó porque fue llevada a cabo con fuerzas insuficientes, considerando el momento tardío de la operación. Además, los soviéticos habían anticipado nuestra línea de acción y se habían preparado completamente para la maniobra defensiva y ofensiva. El año 1943 podría haber tomado un giro diferente si el Ejército Rojo hubiese gastado sus fuerzas en un asalto directo sobre nuestro frente continuo, respaldado por poderosas reservas móviles. En lugar de ello, los soviéticos fueron capaces de realizar su propia ofensiva como un contraataque, con el esfuerzo principal dirigido contra nuestro infructuoso asalto –una maniobra que gastó todas nuestras fuerzas móviles.
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Mensaje por Iñigo. » Lun Sep 26, 2005 6:13 am

Dios mío, ¿Piensas traducir todo el libro?? Al final tendrás alguna oferta editorial, eso si no te roban la traducción! :roll:
Nunca interrumpas a un enemigo cuando esté cometiendo un error. Napoleón Bonaparte

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Medina
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Mensaje por Medina » Mié Sep 28, 2005 12:54 am

Pues en ello estoy, tengo ya traducido tres capítulos, de los 16 que consta la obra completa. En fin, creo que un día de estos lo terminaré. Todo se reduce a la enfermedad de nuestros días: la falta de tiempo.
ESPAÑA, MI NATURA.
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FLANDES, MI SEPULTURA.

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Vallejo
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Mensaje por Vallejo » Dom Ene 15, 2006 2:50 am

Pues me parece muy interesante que este tipo de libros lo puedan ahora leer aunque sea en internet la gente de habla hispana...
Para cuando el tercer capitulo, ehhh??

PD: AAHH!! me olvidaba, Hola. Interesante superforo....
"Hay, hermanos, muchisimo que hacer"

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V.Manstein
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Mensaje por V.Manstein » Dom Ene 15, 2006 3:42 am

Estimado Medina, merece usted nuestro mayor agradecimiento. Siga con estas traducciones tan fundamentales.
Soldat im 20.Jahrhundert

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fangio
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Mensaje por fangio » Dom Ene 22, 2006 3:56 am

Medina escribió:Todo se reduce a la enfermedad de nuestros días: la falta de tiempo.
Totalmente de acuerdo.
Y gracias por la traducción, muy valiosa e interesante.
Saludos,

FANGIO

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