Las lineas que siguen son un extracto de la obra "La guerra que habia que ganar" de Williamson Murray y Allan R. Millet, booket Ed. critica nov-2005 pag.376-377-378.
SaludosLa Batalla del Atlántico en retrospectiva
Los alemanes hubieran podido mejorar sus probabilidades de ganar la guerra si nunca hubiesen librado la Batalla del Atlántico y en su lugar, hubieran dedicado todos sus recursos a las campañas en el aire y en tierra. El Tercer Reich carecía de los recursos que se necesitaban para hacer frente a una guerra mundial en tantos frentes y la guerra exige decisiones difíciles.
[…]Más que los éxitos y los fracasos de los sumergibles, los efectos indirectos de la ofensiva submarina fueron el factor que contribuyó a que la guerra empezara a ser desfavorable para Alemania. De no haber sido por las terribles pérdidas que infligieron los submarinos en el verano y otoño de 1940, tal vez los EEUU nunca hubieran emprendido su gran programa de construcción de buques mercantes. Los exitos alemanes ante la costa oriental de EEUU a principios de 1942 hicieron que Roosevelt apoyara dicho programa con más ímpetu todavia. En 1945, 99 astilleros debian su existencia al patrocinio del gobierno federal.
[…]Pero hizo falta algo mas que nuevos astilleros para inclinar la balanza, los hombres de negocios norteamericanos aplicaron los procesos de producción en serie a la construcción de barcos mercantes. […]Los más famosos fueron los cargueros tipo Liberty, el primero de los cuales se botó en Baltimore en septiembre de 1941. Al terminar la guerra, los astilleros llevaban construidos más de 2700 barcos de éstos. Durante el sombrío año 1942, la producción americana estuvo a la altura de las tremendas pérdidas que sufrieron los aliados. Pero la derrota de los submarinos en 1943 y el consiguiente descenso de las pérdidas dió por resultado una expansión enorme de la flota mercante entre 1943/44. Sólo en 1943, la produccion aliada casi compensó la suma de las pérdidas sufridas en los 3 primeros años de contienda. Casi fué insuficiente: la proyección del poderío militar americano en el Pacífico y en Europa, asi como el apoyo económico a sus aliados británicos y soviéticos, estiró la flota al máximo. Sin el arranque de la industria americana que provocó Donitz, la producción norteamericana de buques mercantes quizá no hubiese alcanzado los niveles necesarios con la prontitud suficiente para apoyar estos fines.