David contra Goliat

Flotas de superficie. Navíos de guerra.

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wilhelm heidkamp
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David contra Goliat

Mensaje por wilhelm heidkamp » Jue Jul 28, 2005 10:48 pm

Así es como he visto referirse varias veces a este curioso episodio naval acaecido en las frías aguas de Noruega en 1941.

Todo comenzó el dos de abril de aquel año, cuando la Kriegsmarine siguiendo órdenes de Hitler, zarpó de sus puertos hacia Noruega, cargada con gran cantidad de soldados y pertrechos que debían de ser desembarcados en diversos puntos estratégicos de la antigua tierra de los vikingos. Operación Weserübung.

Entre esos buques, se encontraba el Admiral Hipper, crucero pesado alemán, de construcción moderna, estilizada y equilibrada, de más de dosciento metros de eslora, con cuatro torres dobles de cañones de 203 mm. en su batería principal y 12 de 105mm. en la secundaria, además de lanzatorpedos y montajes antiaéreos, y tres aviones de exploración. Más de 14000 toneladas de puro acero germano con una potencia motriz de 132.000 CV. y capaz de desplazarse a 32 nudos de velocidad. Todo un Goliat.
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El Hipper tenía órdenes de trasladar 1.700 hombres de Gebirgsjäger y desembarcarlos en Trondheim. Iba escoltado por cuatro destructores.

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Pero como siempre ocurre, había un enemigo. La Home Fleet ya había previsto la ocupación de Noruega y había activado el plan "Wilfred". Los barcos de la Royal Navy zarpaban hacia Noruega para oponerse a su sempiterno enemigo, la Kriegsmarine. El plan R.4 de la Royal Navy preveía desembarcos Aliados en Stavenger, Bergen, Trondheim y Narvik.

Para apoyar las acciones sobre Trondheim, se envió al crucero de batalla Renown donde viajaba el Almirante Whithworth, junto con cuatro destructores: Hiperion, Hero, Greyhound y Gloworm. Éste último es nuestro pequeño David de hoy. Se trataba de un destructor clase G botado en 1935 con el numeral H92 cuyo comandante era Gerard Roope.

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El 8 de abril, uno de sus marineros había caído por la borda en medio de un fuerte oleaje que sacudía al pequeño buque como si de un corcho se tratara. Roope, decidió no abandonar a su marinero, y previa autorización, abandonó su puesto en la formación de Whithworth para intentar encontrar al tripulante perdido. En aquellas duras condiciones, no hacerlo, hubiera supuesto condenar a muerte al muchacho en sólo unos minutos.

El HMS Gloworm (nuestro pequeño David) se encontraba ahora destacado de la escuadra en condiciones de pésima visibilidad en un mar infestado de buques enemigos que también se dirigían a Noruega. Y de repente, aparecieron a escasa distancia del destructor británico dos Zerstörers alemanes que tras la sorpresa inicial empezaron a abrir fuego sobre el buque de Roope. El valiente Gloworm devolvió el fuego todo lo bien que pudo, ojo por ojo, diente por diente, durante varios minutos hasta que inesperadamente los dos rivales viraron y aumentaron la distancia que les separaba.

Lamentablemente para Roope y sus muchachos, no abandonaban su codiciada presa. Los ingleses fueron conscientes de ello en cuanto vieron levantarse a babor y estribor enormes columnas de agua que desde luego no procedían de proyectiles de destructores. En la distancia, en medio del temporal, se dibujaba la colosal silueta de un gran buque de guerra, la silueta de Goliat.

Los Zertörers alemanes habían dado paso al Hipper. Ahora eran sun torres de ocho pulgadas las que vomitaban fuego sobre el desdichado Gloworm.

La historia no es capaz de explicar a menudo las conductas de los hombres. Somos demasiado complicados e impredecibles. A pesar de que el sentido común hubiera llevado a Roope a intentar romper el contacto, decidió tomar una decisión muy diferente. Tras ordenar que se comunicara inmediatamente su posición y la del crucero alemán al HMS Renown, puso proa al Hipper disparando todos sus cañones, a toda máquina, saltando a cada ola a más de treinta nudos, desesperado por acortar la distancia y poder utilizar sus torpedos.

Recibió varios impactos certeros, uno de ellos arrancó una de sus torres de artillería y otros empezaron a cobrarse su peaje entre la marinería. Cuando la distancia y la posición relativo de ambos buques lo hizo posible, el Gloworm lanzó diez torpedos contra el crucero alemán. Sin embargo, la suerte había abandonado hacía ya tiempo a Roope y los suyos.

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Última edición por wilhelm heidkamp el Jue Jul 28, 2005 11:17 pm, editado 1 vez en total.

wilhelm heidkamp
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Mensaje por wilhelm heidkamp » Jue Jul 28, 2005 11:10 pm

En aquellas gélidas aguas, entre aquellas olas, se perdieron todos los ingenios submarinos. Ni uno sólo alcanzó al Hipper que hábilmente maniobró para esquivarlos mientras disparaba con saña contra su pequeño rival.

A estas alturas, el Gloworm ya estaba en llamas. El castigo era demasiado para lo que aquel destructor podía encajar. Roope, erguido en el puente, desesperado, con los ojos fijos en aquella mole oscura que vomitaba fuego, ordenó proa hacia el enemigo, avante máxima. Y David, arrastrando un gran palio mortuorio de humo, a toda velocidad puso proa al crucero, rumbo de colisión.

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Me imagino incrédula a la tripulación del Hipper, observando a aquel pequeño mentecato llameante dirigirse hacia sus cañones.

Este sería el último acto del Gloworm. Lanzado entre piques de agua y sucesivas explosiones, David se estrelló contra Goliat. Su proa se clavó en el gigante causándole una brecha de 120 pies y haciéndole embarcar 528 toneladas de agua que escoraron el crucero cuatro grados a estribor.

Sin embargo, este cuento no termina como la historia de David y Goliat. Los diseñadores alemanes habían hecho un buen trabajo (como casi siempre), y el Hipper no se hundió merced a su buena compartimentación y estanqueidad.

El Gloworm, se desprendió de su costado y se hundió entre grandes columnas de humo. Con él se fue al fondo la mayor parte de su heroica tripulación. De sus 149 tripulantes sólo sobrevivieron 31. Roope no estaba entre ellos.

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Hasta tal punto quedaron impresionados que fueron los alemanes quienes propusieron a Roope para la Cruz Victoria, que le fue concedida a título póstumo. Sólo había un precedente en la historia de un Cruz Victoria otorgada a propuesta del enemigo.

Como curiosidad, esta plaquita encontrada en el Hipper al final de la guerra en una de sus torres de proa:

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"En esta torre cayó Ord. Gunner Josef Ritter. Muerto por su patria el 8 de abril, cuando combatía al destructor británico Gloworm."

Autor: Wilhelm Heidkamp

Bibliografía:
- La Flota de alta mar de Hitler, Richard Humble 1977
- Cruceros de todo el mundo, Gino Galuppini, 1984
- http://www.submerged.co.uk/narvik%20overview.php
- http://groups.msn.com/TheHistoryPage/wa ... 1251501268

Crockett
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Lástima que no ganó David

Mensaje por Crockett » Mié Ago 10, 2005 8:08 pm

Es una excelente historia. Me impresionó el heroismo del comandante del pequeño destructor inglés. Lo único malo fue que esta vez no ganó David :cry: ...

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