Gobierno militar argentino
Publicado: Sab Oct 31, 2009 4:27 pm
7. EL CÉSAR PROGRESISTA
La Segunda Guerra Mundial encontró bloqueado al proceso político, social y económico de la Argentina debido a dos causas:
a) Las viejas estructuras agroexportadoras se encontraban en un empate con las nuevas de la industrialización sustitutiva de importaciones. Conviene agregar que también había un grupo de relevancia con implantación multisectorial, pero no existía una fusión de clases que diera solución al problema.
b) El régimen fraudulento estaba en una encerrona. A partir de la presidencia de Justo el conservadurismo emprendió una modernización parcial sin apertura política, pero al llegar la sucesión presidencial de 1943 se encontraba en un aislamiento peligroso, las clases dominantes habían tomando distancia de su mejor representante y las Fuerzas Armadas habían ganado autonomía.
El golpe de Estado de 1930 y el régimen conservador que lo sucedió por casi trece años empleando el fraude evidencian que existía una crisis de hegemonía. En esto hay extendido consenso. Ante la indefinición y el enredo en sus propias contradicciones del régimen conservador, los militares, un actor social en ascenso, toman el control del Estado y dan un corte cesarista. En el capítulo 2 anotamos la caracterización que formula Campione del gobierno militar en su momento inicial, un caso bonapartista de acuerdo con la definición original de Marx. En la misma línea, el autor introduce categorías del análisis gramsciano, más precisamente las relativas al cesarismo. No es el primero en hacerlo, pero lo plantea en términos claros muy útiles para el lector.
Antonio Gramsci en Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno sostuvo que el cesarismo expresa siempre la solución “arbitraria”, confiada a una gran personalidad, de una situación histórico-política caracterizada por un equilibrio de fuerzas de perspectiva catastrófica, entendiendo por tal el debilitamiento recíproco de dos rivales que abre paso a una tercera fuerza que interviene desde el exterior, dominando a lo que queda de las fuerzas en pugna. Pero el cesarismo no siempre tiene el mismo significado histórico, puede existir uno progresista y otro regresivo. El cesarismo es progresista cuando su intervención ayuda a las fuerzas progresistas a triunfar aunque sea con ciertos compromisos y temperamentos limitativos de la victoria; en cambio es regresivo cuando su intervención ayuda a triunfar a las fuerzas regresivas, también en este caso con ciertos compromisos y limitaciones, aunque con una importancia y un significado diferente que en el caso anterior. El análisis gramsciano trata de ver en la dialéctica “revolución-restauración” cual elemento es el que predomina: por ejemplo, César y Napoleón I representan el cesarismo progresivo, Napoleón III y Bismarck son dos casos de cesarismo regresivo [*].
De acuerdo con Campione, (33 y ss.), al régimen militar podemos dividirlo en cuatro períodos. Hasta octubre de 1943 hay una etapa de indefinición en donde las prohibiciones y los manotazos con represión es lo más saliente. En ese mes terminan por ser desplazados los ministros identificados con el “liberalismo” como ideología (nos referimos al “liberalismo” conservador o antipersonalista). Esto da lugar a un período de mayor predominio del tradicionalismo nacional-católico y de tendencias filofascistas (el nacionalismo restaurador del capítulo 4, agrego yo). El desplazamiento de Ramírez a finales de febrero de 1944, más la salida de su círculo cercano y la poco posterior caída en julio de Perlinger y sus colaboradores, comienzan a darle otro tono al gobierno, donde las políticas novedosas en el terreno social y económico ganan espacios más amplios y sólidos (bajo el influjo del nacionalismo populista, vuelvo a añadir yo). A partir de enero de 1945 se abre un lapso de reacciones abiertas contra estas políticas, impulsadas por sectores medios, partidos de oposición y las dirigencias empresarias, y la correlativa respuesta de radicalización de las mismas, en busca de una alianza más estrecha con los trabajadores y los consumidores urbanos (es decir, populismo radicalizado). Esta etapa culmina con un emprendimiento político tendiente a asegurar la incipiente coalición. Después de la victoria del frente peronista en febrero de 1946, el gobierno prepara el traspaso del mando al nuevo presidente constitucional con todo el aparato estatal orientado en esa dirección. En el último período, la transición está marcada por la creación de un sistema de regulaciones y organismos destinados a dotar de mayor fortaleza a la próxima gestión gubernamental.
En la dialéctica revolución-restauración, el cesarismo había adquirido un matiz claramente regresivo en cuanto al predominio del término restauración. Pero el predominio ulterior de Perón y sus aliados en el gobierno vuelca el proceso hacia un cesarismo progresivo. Y es allí que pierde el apoyo inicial de las clases dominantes, y avanza rápidamente hacia un choque frontal con ellas. Se da la situación paradójica de que el momento de éxito de la “recomposición hegemónica” que constituye el sustrato del proceso de “revolución pasiva” al lograr el apoyo del movimiento obrero y otros sectores populares, vaya acompañado por la ruptura con esas mismas clases dominantes a la que se aspira a convertir en “dirigentes”.
No estaba en los propósitos del tema (ni pertenece a la temática del sitio) una interpretación de la ideología de Perón o de la doctrina del peronismo original, tópicos trillados que siguen siendo interesantes. Tampoco era el motivo averiguar hasta dónde llegaban los contactos del coronel con elementos de la restauración, si eran o no solamente instrumentales. La intención era mostrar un proceso dándole su espacio a la política internacional, la que sin duda tuvo un rol importante. También fue una excusa para escribir sobre los orígenes del peronismo, un movimiento que ya no existe como tal, pero que sigue siendo sinónimo de política argentina.
[*] Las publicaciones de Antonio Gramsci en http://www.gramsci.org.ar/index.htm
La tapa de una publicación evocativa registra el voto de Perón.
La parte superior expone las dos consignas del frente peronista:
la victoria contra la oligarquía y el embajador Braden.
Fuente: http://www.encuentro.gov.ar
Fin.
La Segunda Guerra Mundial encontró bloqueado al proceso político, social y económico de la Argentina debido a dos causas:
a) Las viejas estructuras agroexportadoras se encontraban en un empate con las nuevas de la industrialización sustitutiva de importaciones. Conviene agregar que también había un grupo de relevancia con implantación multisectorial, pero no existía una fusión de clases que diera solución al problema.
b) El régimen fraudulento estaba en una encerrona. A partir de la presidencia de Justo el conservadurismo emprendió una modernización parcial sin apertura política, pero al llegar la sucesión presidencial de 1943 se encontraba en un aislamiento peligroso, las clases dominantes habían tomando distancia de su mejor representante y las Fuerzas Armadas habían ganado autonomía.
El golpe de Estado de 1930 y el régimen conservador que lo sucedió por casi trece años empleando el fraude evidencian que existía una crisis de hegemonía. En esto hay extendido consenso. Ante la indefinición y el enredo en sus propias contradicciones del régimen conservador, los militares, un actor social en ascenso, toman el control del Estado y dan un corte cesarista. En el capítulo 2 anotamos la caracterización que formula Campione del gobierno militar en su momento inicial, un caso bonapartista de acuerdo con la definición original de Marx. En la misma línea, el autor introduce categorías del análisis gramsciano, más precisamente las relativas al cesarismo. No es el primero en hacerlo, pero lo plantea en términos claros muy útiles para el lector.
Antonio Gramsci en Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno sostuvo que el cesarismo expresa siempre la solución “arbitraria”, confiada a una gran personalidad, de una situación histórico-política caracterizada por un equilibrio de fuerzas de perspectiva catastrófica, entendiendo por tal el debilitamiento recíproco de dos rivales que abre paso a una tercera fuerza que interviene desde el exterior, dominando a lo que queda de las fuerzas en pugna. Pero el cesarismo no siempre tiene el mismo significado histórico, puede existir uno progresista y otro regresivo. El cesarismo es progresista cuando su intervención ayuda a las fuerzas progresistas a triunfar aunque sea con ciertos compromisos y temperamentos limitativos de la victoria; en cambio es regresivo cuando su intervención ayuda a triunfar a las fuerzas regresivas, también en este caso con ciertos compromisos y limitaciones, aunque con una importancia y un significado diferente que en el caso anterior. El análisis gramsciano trata de ver en la dialéctica “revolución-restauración” cual elemento es el que predomina: por ejemplo, César y Napoleón I representan el cesarismo progresivo, Napoleón III y Bismarck son dos casos de cesarismo regresivo [*].
De acuerdo con Campione, (33 y ss.), al régimen militar podemos dividirlo en cuatro períodos. Hasta octubre de 1943 hay una etapa de indefinición en donde las prohibiciones y los manotazos con represión es lo más saliente. En ese mes terminan por ser desplazados los ministros identificados con el “liberalismo” como ideología (nos referimos al “liberalismo” conservador o antipersonalista). Esto da lugar a un período de mayor predominio del tradicionalismo nacional-católico y de tendencias filofascistas (el nacionalismo restaurador del capítulo 4, agrego yo). El desplazamiento de Ramírez a finales de febrero de 1944, más la salida de su círculo cercano y la poco posterior caída en julio de Perlinger y sus colaboradores, comienzan a darle otro tono al gobierno, donde las políticas novedosas en el terreno social y económico ganan espacios más amplios y sólidos (bajo el influjo del nacionalismo populista, vuelvo a añadir yo). A partir de enero de 1945 se abre un lapso de reacciones abiertas contra estas políticas, impulsadas por sectores medios, partidos de oposición y las dirigencias empresarias, y la correlativa respuesta de radicalización de las mismas, en busca de una alianza más estrecha con los trabajadores y los consumidores urbanos (es decir, populismo radicalizado). Esta etapa culmina con un emprendimiento político tendiente a asegurar la incipiente coalición. Después de la victoria del frente peronista en febrero de 1946, el gobierno prepara el traspaso del mando al nuevo presidente constitucional con todo el aparato estatal orientado en esa dirección. En el último período, la transición está marcada por la creación de un sistema de regulaciones y organismos destinados a dotar de mayor fortaleza a la próxima gestión gubernamental.
En la dialéctica revolución-restauración, el cesarismo había adquirido un matiz claramente regresivo en cuanto al predominio del término restauración. Pero el predominio ulterior de Perón y sus aliados en el gobierno vuelca el proceso hacia un cesarismo progresivo. Y es allí que pierde el apoyo inicial de las clases dominantes, y avanza rápidamente hacia un choque frontal con ellas. Se da la situación paradójica de que el momento de éxito de la “recomposición hegemónica” que constituye el sustrato del proceso de “revolución pasiva” al lograr el apoyo del movimiento obrero y otros sectores populares, vaya acompañado por la ruptura con esas mismas clases dominantes a la que se aspira a convertir en “dirigentes”.
No estaba en los propósitos del tema (ni pertenece a la temática del sitio) una interpretación de la ideología de Perón o de la doctrina del peronismo original, tópicos trillados que siguen siendo interesantes. Tampoco era el motivo averiguar hasta dónde llegaban los contactos del coronel con elementos de la restauración, si eran o no solamente instrumentales. La intención era mostrar un proceso dándole su espacio a la política internacional, la que sin duda tuvo un rol importante. También fue una excusa para escribir sobre los orígenes del peronismo, un movimiento que ya no existe como tal, pero que sigue siendo sinónimo de política argentina.
[*] Las publicaciones de Antonio Gramsci en http://www.gramsci.org.ar/index.htm
La tapa de una publicación evocativa registra el voto de Perón.
La parte superior expone las dos consignas del frente peronista:
la victoria contra la oligarquía y el embajador Braden.
Fuente: http://www.encuentro.gov.ar
Fin.