Stalin sondea a Hitler

Partidos políticos, actuaciones gubernamentales

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beltzo
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Stalin sondea a Hitler

Mensaje por beltzo » Mié Ene 03, 2007 5:22 pm

Hola a Todos:

Andreas Hillgruber en su libro "La segunda guerra mundial, objetivos de guerra y estrategia de las grandes potencias" menciona que cuando entre el 12 y el 16 de agosto de 1942 Churchill confirmó en Moscú que los aliados no desembarcarían en Francia y en su lugar lo harían en el norte de África, Stalin en lugar de tranquilizarse por las razones expuestas por Churchill vio confirmada su impresión de que los aliados temían y a la vez evitaban intervenir con todas sus fuerzas contra Alemania. Si continuaban con esa estrategia, no importaba cuales fueran los motivos concretos, la victoria del ejército rojo en el frente principal se conseguiría con sacrificios tan elevados que al concluir la guerra, la URSS se hallaría totalmente agotada, mientras los EEUU serían con gran diferencia la potencia imperialista más fuerte y se hallaría en condiciones de dictar la paz. Así pues, a pesar de la guerra de exterminio de los nazis contra la URSS, Stalin movido de nuevo por su pragmatismo, y porque no decirlo, en este caso por unas ideas bastante realistas y sensatas, decidió explorar la vía del acuerdo con Alemania para volver a la composición de fuerzas existente en 1939/41. Estos fueron sin duda los motivos fundamentales para los sondeos de paz intentados por Stalin desde diciembre de 1942, hasta septiembre de 1943.

No deja de ser irónico que mientras los aliados formulaban en Casablanca su fórmula de rendición incondicional, que en parte estaba destinada a aplacar la desconfianza de Stalin, éste estuviese intentando negociar con Hitler e incluso tras su adhesión a esta fórmula en mayo de 1943 prosiguiera con sus sondeos.

Helmut Heiberr, H. von Kotze y H. Krausnick en su libro "Hitler habla el führer" manifiestan que los rusos exploraron el terreno para la negociaciones con Alemania, en el invierno de 1942/43, y nuevamente en el verano de 1943. Los rusos querían salir cuanto antes del conflicto para prepararse al inevitable enfrentamiento con las potencias capitalistas y por otro lado veían con creciente temor una posible amenaza china a sus fronteras orientales, finalmente todo quedó en nada porque Hitler pensaba más en los riesgos que en los beneficios derivados de una negociación.

Liddell Hart en su libro "historia de la II guerra mundial" dice que en la primavera de 1943 se reunieron Ribbentrop y Molotov en Kirovograd para discutir un final del conflicto. Los militares alemanes presentes en la reunión en calidad de consejeros técnicos afirman que Ribbentrop exigía que la frontera rusa se extendiera a lo largo del Dnieper, mientras Molotov no aceptaba nada que no fuera el retorno a las antiguas fronteras, lo que dio al traste cualquier negociación ulterior, y cuando la reunión se filtró a los aliados occidentales el asunto quedó olvidado.

Joachim Fest en "Hitler una biografía" tras ofrecer las mismas razones que Andreas Hillgruber para el acercamiento de Stalin nos dice que la propuesta se concretó por parte rusa en septiembre de 1943, sobre la base de las fronteras de 1941, manos libres en los asuntos de los estrechos y una amplia base de cooperación económica, manteniendo en Estocolmo al antiguo embajador en Berlin, Vladimir Dekanozov, desde el 12 al 16 de septiembre para un intercambio de ideas. Hitler se negó a cualquier posibilidad de negociación viendo en ello sólo una maniobra táctica por parte de Stalin, aunque las intenciones reales de Moscú siguen sin haber sido clarificadas hasta hoy día. A Ribbentrop que era partidario del acercamiento le contestó: "Sepa usted, Ribbentrop, que si hoya llegase a un acuerdo con Rusia, mañana volvería a atacarla; yo no puedo ser de otra forma". A mediados de septiembre le dijo a Goebbels que el momento escogido para los contactos políticos era sumamente desafortunado y que sólo podría negociar con posibilidades de éxito tras una victoria militar decisiva. ¿Quizás si Kursk hubiese salido medianamente bien?

David Irving en "la guerra de Hitler", nos cuenta que Ribbentrop había vuelto a efectuar sondeos ante los rusos durante el mes de agosto, y que su enviado Peter Kleist informó el día 10 de septiembre a Ribbentrop en la guarida del lobo, que había sabido a través de su contacto en Suecia, Edgar Klaus, que Vladimir Dekanozov acudiría el 12 de septiembre a Estocolmo con intención de entrevistarse con un enviado alemán. Según Ribbentrop, Hitler se mostró propicio a ello, llegando a trazar sobe un mapa una posible línea de demarcación, pero al anochecer tenía dudas, y al día siguiente cambió de opinión.

De lo visto anteriormente parece que Hitler dejó pasar el que bien pudiera haber sido su último tren, donde le llevaría es algo que no podemos saber, pero es difícil que fuese peor, (al menos para él), de lo que en realidad fue.


Saludos
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Mensaje por David L » Dom Mar 09, 2008 7:53 pm

Liddell Hart en su libro "historia de la II guerra mundial" dice que en la primavera de 1943 se reunieron Ribbentrop y Molotov en Kirovograd para discutir un final del conflicto. Los militares alemanes presentes en la reunión en calidad de consejeros técnicos afirman que Ribbentrop exigía que la frontera rusa se extendiera a lo largo del Dnieper, mientras Molotov no aceptaba nada que no fuera el retorno a las antiguas fronteras, lo que dio al traste cualquier negociación ulterior, y cuando la reunión se filtró a los aliados occidentales el asunto quedó olvidado.
Vaya sorpresa me he llevado al leer este comentario de Liddell Hart. ¿Será cierta esta afirmación? A mí me suena un poco raro que Hitler accediera a un contacto tan directo entre ambos ministros de AAEE. No sé, creo que sí que hubo algún intento de acercar posturas, pero una reunión entre Molotov y Ribbentrop en la primavera de 1943 me sigue resultando algo extraño.

Un saludo.
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Mensaje por josan » Dom Mar 09, 2008 8:24 pm

Desde luego,si es cierto que existieron esos contactos,en septiembre de 1943,es decir,fracasada ya kursk,Hitler me demostraria,que ademas de fanatico y loco,era simplemente idiota.Un saludo.

josan
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Mensaje por josan » Dom Mar 09, 2008 8:26 pm

Como se entendera,me pareceria idiota,por rechazar la negociacion,claro.

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Mensaje por Hernando » Dom Mar 09, 2008 8:38 pm

Idiota no creo, asumo que algo muy profundo en su interior le movia a no aceptar tal negociación, muchas variables en la personalidad de Hitler y en su entorno historico le llevarian a tal decisión.


Saludos.

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Mensaje por David L » Vie Abr 11, 2008 11:34 am

Si una cosa me llamó la atención al leer las memorias de Von Ribbentrop, fue su insistencia a lo largo de las mismas de asegurar que había intentado con todas sus fuerzas convencer a Hitler de que llegara a algún tipo de acuerdo de paz con Stalin. Desde luego sus memorias son una visión subjetiva, pero creo que si esa reunión hubiera existido el propio Ribbentrop la hubiera reflejado en sus escritos como ejemplo de lo dicho anteriormente...¿no os parece?

Un saludo.
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Grossman
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Mensaje por Grossman » Lun Nov 24, 2008 12:09 am

Hola a todos:

Según Weinberg* la razón principal de Stalin para considerar un armisticio fue la gran capacidad alemana de recuperarse de la debacle de Stalingrado, algo que en primavera de 1943 lo tenía preocupado. Sopesó entonces la necesidad de un respiro para que el país pudiera recuperarse, y le atraía la posibilidad de liberar el territorio soviético y poder dominar la Europa Oriental sin necesidad de continuar con la sangría de nuevos esfuerzos de guerra. Otra ventaja añadida sería el desgaste que esa situación supondría para ingleses, norteamericanos y alemanes al enfrentarse, lo que dejaría a la Unión Soviética después en una posición mas segura y fuerte, independientemente de quien ganara.

El autor apunta que la sola expectativa de este acuerdo suponía ventajas como arrancar mayores concesiones de sus aliados y adelantar el esperado ataque en el Oeste.

Hubo contactos en Suecia entre primavera y otoño de 1943. Japón estaba necesitada de una reconciliación ruso-alemana, Von Ribbentrop tenía cierto interés y Goebbels estaba a favor de un acuerdo con Stalin. Este estaba dispuesto a negociar a partir de territorios previos a 1941, en cambio Hitler no quería ni oír hablar de ceder Ucrania.

Solo quedaba la posibilidad –sigo con Weinberg- de un cambio de gobierno en Alemania, pero cuando los rusos comprobaron que ni la masa obrera se iba a levantar contra el régimen y que tampoco los militares iban a quitar a Hitler de en medio, dejaron correr el asunto.

Después de leer lo expuesto en el hilo hasta ahora, pienso que, a pesar de que las ventajas para la Unión Soviética de un armisticio parecen claras, en síntesis:
  • 1. Evitar un agotamiento que daría hegemonía a los Estados Unidos
    2. Prevenir una hipotética amenaza china
    3. Favorecer el control de Europa Oriental
    4. Coger un respiro para la recuperación económica
    5. Alcanzar una posición de mayor seguridad y fuerza respecto a las otras potencias
un nuevo tratado de paz tendría importantes contrapartidas que había que sopesar:
  • 1. El respiro también sentaría muy bien a una Alemania que, mientras estuviera dominada por Hitler sería una amenaza grave
    2. El desgaste interno que iba a suponer un segundo pacto con los nazis
    3. La posibilidad de que un éxito aliado les quitara mas “pastel” europeo
Se me hace muy difícil pensar que este acuerdo haya sido alguna vez viable por ser unos contendientes que
-por sus antecedentes y el cariz que había tomado el enfrentamiento- no tenían capacidad de darse garantías para cumplir promesa alguna, lo que llevaría a que ninguno podría retirar del frente fuerzas en cantidad significativa para que el acuerdo tuviera repercusiones prácticas. Hitler ya se lo dejó claro a Ribbentrop, como recoge beltzo del libro de Fest, y de Stalin nadie iba a esperar menos.

Un saludo cordial

*WEINBERG, GL (1994) “Un mundo en armas”. Grijalbo (p.734-7).
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Stalin sondea a Hitler

Mensaje por cv-6 » Lun Nov 24, 2008 10:42 am

Otra ventaja añadida sería el desgaste que esa situación supondría para ingleses, norteamericanos y alemanes al enfrentarse, lo que dejaría a la Unión Soviética después en una posición mas segura y fuerte, independientemente de quien ganara.
Tal vez Hitler también pensó en esto y por eso rechazó la propuesta.
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Grossman
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Stalin sondea a Hitler

Mensaje por Grossman » Sab Oct 17, 2009 1:50 pm

¡Hola!

Los otros socios del Eje, con muchas ganas ya de salir de la guerra, estaban muy interesados en una paz entre Alemania y la Unión Soviética pero dado el grave deterioro que adolecía esa alianza, con una cúpula del Reich que los tildaba –con la excepción de Finlandia- de ‘bultos cobardes’ después de Stalingrado y que tampoco antes los había tenido en cuenta, sus posibilidades de influir para que dicho pacto viera la luz eran remotas (más sobre esto en viewtopic.php?f=27&t=11355). Sin embargo hubo intentos, que es lo que vamos a ver a continuación.

La oposición venía, no tanto de la cúpula nazi, como de Hitler en persona. Aunque este no rechazaba la posibilidad de algún tipo de acuerdo con Gran Bretaña, esta no sería posible con el gobierno de Churchill tras haber planteado con los aliados la exigencia de rendición incondicional. Hitler era consciente de que no dispondría ya de la posición de fuerza de antaño pero se negaba en redondo a negociar desde una postura de inferioridad. Y menos con los soviéticos después de perder Stalingrado y el Cáucaso.

Ya antes de la Operación Urano, el 6 de noviembre, Mussolini había sugerido, por medio del enlace del cuartel general italiano, Enno von Rintelen, la idea de una segunda paz Brest-Litovsk, que Hitler ignoró.

Rintelen con Mussolini
Imagen
Fuente. http://www.bundesarchiv.de/aktuelles/au ... &id=1&nr=1#

Y el 18 de diciembre de 1942, cuando ya se vislumbraba el fracaso de la operación de rescate de Hoth y la debacle en el Frente Oriental, el Ministro de Asuntos Exteriores italiano, Galeazzo Ciano (yerno de Mussolini) presentó al Führer una nueva propuesta del Duce, con una variante respecto a la anterior. En el caso de que fuese demasiado difícil llegar a un acuerdo político con Rusia, podía ser bueno llegar a una posición de equilibrio que permitiera trasladar en un plazo breve fuerzas del este al oeste.

Hitler rechazó la propuesta, que Ciano había presentado precavidamente como una hipótesis, por inconcreta y dio tres argumentos básicos por los que una paz con la Unión Soviética no era viable.

En primer lugar porque ya en invierno de 1940/41 tras haber intentado infructuosamente desviar los intereses imperiales de Rusia de Europa a Asia, se vio que las ambiciones de Moscú estaban en los territorios entre Finlandia y los Dardanelos, el mismo que interesaba a Alemania. Dada esa coincidencia, un alto el fuego con los soviéticos se convertiría en un paréntesis aprovechado por estos para reorganizar sus fuerzas para lanzarlas después de nuevo contra Alemania en unas condiciones que entonces serían muy desfavorables para esta.

En segundo lugar, explicó a Ciano, no existía una línea sobre la que Alemania y Rusia pudiese ponerse de acuerdo, dadas las necesidades alimentarias y de materias primas de ambas. Con solo Polonia y los estados bálticos el Reich no podía darse por satisfecho y su existencia, así como los estados de la Europa continental, dependían en un alto grado del abastecimiento de los territorios rusos ocupados por el Eje, en particular el petróleo del Cáucaso. No iba a ser posible hallar una línea de demarcación que permitiera una base de subsistencia a la vez para Rusia y para el Eje.

Finalmente estaban las consideraciones estrictamente militares que se oponían a la propuesta de Mussolini. La mera existencia del Ejército Rojo era una amenaza permanente y era de esperar, tarde o temprano, una ruptura del acuerdo por parte de Stalin. Alemania tardaría en esa situación no menos de 8 meses en establecer en el Frente Oriental una fuerza suficiente, por lo que, aunque llegaran a un acuerdo, nunca podría retirar una cantidad de tropa significativa al oeste, ni tan siquiera la Luftwaffe.

A lo largo de los siguientes meses, Hitler repetiría ante Ciano estos argumentos y algunas variantes. Explicó, por ejemplo, que no podía confiar únicamente en un Ostwall para retirar tropas porque en invierno los obstáculos antitanque, cubiertos de hielo y nieve, iban a dejar de serlo.

Galeazzo Ciano
Imagen
Fuente: http://images.google.es/imgres?imgurl=h ... _AbG8KnJDA

En los siguientes post resumiré lo que en la fuente que cito figura sobre los intentos de Japón de influir en Hitler, y de la postura de la cúpula nazi al respecto.

Saludos cordiales
Grossman

WEGNER B “II. Bundnispolitik und Friedensfrage” en MGFA “Das Deutsche Reich und der Zweite Weltkrieg. Bd.8. Die Ostfront 1943/44”. Deutsche Verlags-Anstalt (2007) p.51-3.
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Mensaje por Grossman » Sab Oct 17, 2009 11:11 pm

(continuo)

A Japón no le fue mucho mejor. Había sugerido a Alemania, desde casi el principio de su guerra con la Unión Soviética, en octubre de 1941, que sería deseable una conciliación entre ambos para favorecer una alianza transcontinental contra las potencias anglo-americanas, ofreciéndose como mediadora llegado el caso.

No se consideraron sus recomendaciones y cuando las repitieron en febrero de 1942, fueron rechazadas con contundencia, lo que no desanimó a los japoneses para repetir sus esfuerzos diplomáticos.

Japón estaba al tanto del transcurso de la guerra en Europa no solo por medio de su embajador en Berlin, Hiroshi Oshima, sino sobre todo a través de su embajada en Kuibyshev, por lo que sabía de la creciente superioridad militar de la Unión Soviética, lo que reforzó su idea de mantener la neutralidad. No es de extrañar, con ese panorama, que cuando Alemania le exigió, en la fase final de la debacle de Stalingrado, atacar a la Unión Soviética para ver así reducida la presión sobre su Frente Oriental, se encontrara con una negativa y nuevos intentos japoneses para tender cables entre Berlín y Moscú.

Hiroshi Oshima con Hitler
Imagen
Fuente: http://images.google.es/imgres?imgurl=h" onclick="window.open(this.href);return false; ... _Aaz8qzWDA

La intención de Hitler de volver a atacar a la Unión Soviética incrementó la preocupación del Japón, que juzgaba con gran escepticismo el análisis alemán sobre el estado de la guerra en ese frente, y valoró la decisión de reanudarla como un peligroso despilfarro de fuerzas.

No es por azar que fuesen Italia y Japón los que tomaron iniciativas para una salida diplomática a la guerra germano-soviética. Sus intereses estratégicos coincidían. Su preocupación no era el poder soviético sino el naval anglo-americano, y el teatro que les importaba no era la Europa del Este sino el Mediterráneo; de ahí sus intentos de persuadir a Alemania para desplazar allí su ‘Schwerpunkt’. La posesión de la cabeza de puente de Túnez daba la oportunidad de un ataque concéntrico sobre las fuerzas anglo-americanas en Argelia. Su pérdida, en cambio, se valoró en Tokio -al igual que el fracaso del proyecto germano-italiano de apoderarse de Malta- por sus consecuencias en el teatro asiático. Los aliados podían ahora navegar sin prácticamente sufrir molestias por el Mediterráneo, lo que les permitiría abastecer -desde Casablanca, pasando por Suez y Basora por tierra- el frente birmano.

Japón hacía cálculos no solo con la mayor disponibilidad de fuerzas para la lucha contra los aliados que saldría de un pacto entre alemanes y soviéticos, sino incluso la posibilidad de incluir a estos en un gran bloque transcontinental contra aquellos.

Los intereses de Japón e Italia diferían de los de Alemania en su base y resultaban determinantes para que fracasaran los intentos diplomáticos de aquellos. Para Hitler, Alemania no había querido inicialmente, ni le interesaba, la guerra contra ingleses y norteamericanos. Y por su situación geográfica solo podía continuar la guerra con los recursos de un fuerte imperio oriental (Ucrania y Cáucaso). Ceder a las propuestas de sus aliados hubiese significado para Hitler una vuelta a 1939, con una guerra en las fronteras equivocadas que solo en 1941 se corrigió, con el ataque a la Unión Soviética.

WEGNER B Ibid. p.53-5
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Stalin sondea a Hitler

Mensaje por Grossman » Dom Oct 18, 2009 7:33 pm

(sigo y acabo)

La brusquedad con la que Hitler rechazaba las propuestas de sus aliados no debe verse, según Wegner, como un indicador del radicalismo de su convicción sino como una actitud deliberada en el trato personal con la que buscaba impresionar a sus interlocutores y transmitir una postura de firmeza cuando estaba sobre la mesa el tema que tratamos. Hitler estaba muy atento a la incontrolable dinámica que en la diplomacia internacional podía derivarse de cualquier gesto en la “cocina de la rumorología”.

Si puede darse crédito al diario de Goebbels, aunque Hitler estaba en contra de un fin político de la guerra, en sus encuentros se manifestaba de forma menos dogmática, más conciliador. El diario dice incluso que tenía mejor disposición a llegar a un acuerdo con Stalin que con Churchill, pero sin descartar la posibilidad de conversar con este. “No deben existir en Política axiomas de tipo personal” afirmaba, considerando por otra parte que al pueblo de la conservadora Inglaterra, la guerra le producía tan poca alegría como al alemán, por lo que estaría dispuesto a acabar con la misma “hoy antes que mañana”. Una vez acordada la paz podrían pasar 20 años sin tener que volver a tomar la espada. Hitler insinuó incluso -antes del verano de 1943- que en otoño, una vez estabilizado el frente, podía haber algún cambio en la disposición política.

Aunque Wegner manifiesta dudas sobre la credibilidad de Goebbels, señala que, en su declaración en el Proceso de Núremberg y después en sus memorias, Ribbentrop viene a ratificar sus afirmaciones al explicar que tras abandonar Italia el Eje, Hitler “estaba abierto a una paz [con Moscú] y que había hecho incluso el esbozo de una eventual línea de demarcación”.

Se desprende de ahí que Hitler no operaba siempre en clave de pensamiento ilusorio sino que podía estar abierto también a una reflexión estratégica racional, lo que abriría la cuestión de si el fracaso de un acuerdo de paz radicó en exclusiva en su personalidad.

La necesidad de sondear las posibilidades de un acuerdo no solo la alentaban los aliados del Eje sino que era reconocida por la mayor parte de políticos, funcionarios y militares que lo rodeaban. Entre aquellos de los que se sabe que estaban a favor de una salida política de la guerra –con un acuerdo bien con las potencias occidentales, bien con Moscú- estaban, de los personajes civiles, Ribbentrop, Weizsäcker, Todt, Goebbels, Borman y Himmler, y en el generalato, Milch, Fromm, Fellgiebel, Canaris y más tarde Rundsted y Rommel.

Sin embargo, en el círculo íntimo de los consejeros Hitler no surgió ningún intento de plantear una salida pacífica, aunque después de Stalingrado disipar definitivamente cualquier resto de sueño en la victoria final, una iniciativa política hubiese sido recibida con gran alivio.

En vista de esa realidad resulta sorprendente que Hitler no hubiera estado sometido a presiones significativas para firmar un acuerdo de paz. Ni desde el interior ni desde el exterior, donde las tímidas sugerencias de sus socios no representaban, por ese tema, un riesgo de salida de la coalición.

Las conversaciones de Hitler con el exterior eran oficialmente tabú en el interior. Lo que al respecto habían anotado Fromm y Ribbentrop desapareció; se hablaba de ello solo en la mayor intimidad. Zeitzler, por ejemplo, afirmó no saber que Mussolini hubiese sugerido a Hitler acordar la paz con Moscú hasta después de la guerra.

En eso radicaba, precisamente, la naturaleza del gobierno nacionalsocialista: la cuestión del fin de la guerra se descartó sin haber sido jamás discutida en los círculos dirigentes del partido, del estado o del ejército. Dado que no existía una dirección independiente de este, y que de lo único que se hablaba era de aspectos operativos, no había foro alguno donde se tratase la cuestión más importante para la supervivencia del régimen y la continuidad del Reich. Las sucesivas reestructuraciones del ejército habían dado lugar a una dilución de responsabilidades y faltaba una figura capaz de presionar a Hitler para una salida política. Además de una relación impregnada de rivalidad y desconfianza, y de hallarse lejos y absorbidos por el frente, no existía entre los altos mandos de la Wehrmacht alguien que por convicción e independencia pudiera haber jugado ese papel. Los que hubiesen valido habían sido apartados hacía mucho tiempo de toda responsabilidad, o habían pasado a la oposición o –caso de la mayoría- se habían resignado.

En abril de 1943 el disidente conservador Ulrich von Hassel describió así a los generales de la Wehrmacht: “Tienen sin duda conocimientos técnicos y valor físico, pero poco coraje civil, ninguna visión general o del mundo, y ninguna independencia interna espiritual basada en la cultura auténtica, ni capacidad de oponerse. De ahí que estén completamente sometidos y entregados a un hombre como Hitler”.

Ulrich von Hassel en el juicio en que sería condenado a muerte (septiembre 1944)
Imagen
Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Ulrich_von_Hassell

Pues eso es lo que hay sobre el tema en el texto del MGFA.

Un saludo
Grossman

WEGNER B Ibid. p.56-60
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Re: Stalin sondea a Hitler

Mensaje por Eriol » Vie Jun 10, 2011 11:05 pm

Hola!!

Recien leo este magnifico tema y quiero aportar mi opinion.

La supuesta complicidad de ambos lideres(Hitler y Stalin) en lograr una paz entre ellos antes de Kursk me parece que no seria otra cosa sino un respiro antes de un segundo asalto.Como dijo Hitler no descansaria mucho tiempo antes de volver a lanzarse a por la URSS y dudo que Stalin se quedase quieto en cuanto ,pasado un tiempo,viese como los aliados occidentales empezasen a ganar territorios de Europa.Asi pues veo la cosa que ,aunque se hubiera logrado llegar a un acuerdo sobre la demarcacion de la frontera,solo se hubiera tratado de un paz tensa que hubiera absorvido enormes recursos de Alemania en una zona que no estaba en conflicto.

Logicamente con un escaso año de paz Alemania hubiera repuesto sus desgastadas divisiones pero eso mismo se podia aplicar al ejercito rojo...asi pues la cosa hubiera sido la perdida de Stalin de una buena temporada de territoris ganados.

Saludos
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Re: Stalin sondea a Hitler

Mensaje por roberto magaña » Sab Jun 11, 2011 2:39 am

Eriol escribió:Hola!!

Recien leo este magnifico tema y quiero aportar mi opinion.

La supuesta complicidad de ambos lideres(Hitler y Stalin) en lograr una paz entre ellos antes de Kursk me parece que no seria otra cosa sino un respiro antes de un segundo asalto.Como dijo Hitler no descansaria mucho tiempo antes de volver a lanzarse a por la URSS y dudo que Stalin se quedase quieto en cuanto ,pasado un tiempo,viese como los aliados occidentales empezasen a ganar territorios de Europa.Asi pues veo la cosa que ,aunque se hubiera logrado llegar a un acuerdo sobre la demarcacion de la frontera,solo se hubiera tratado de un paz tensa que hubiera absorvido enormes recursos de Alemania en una zona que no estaba en conflicto.

Logicamente con un escaso año de paz Alemania hubiera repuesto sus desgastadas divisiones pero eso mismo se podia aplicar al ejercito rojo...asi pues la cosa hubiera sido la perdida de Stalin de una buena temporada de territoris ganados.

Saludos
Concuerdo contigo Eriol. Una tregua por un año simplemente hubiera provocado que ambos bandos repusieran a las divisiones que habian perdido en las campañas anteriores a la guerra, pero tambien hay que ver que Alemania se hubiera podido haber preparado de mejor manera a cualquier desembarco en el frente Occidental.

Saludos.
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Antonio Machado
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Cita confirmada por otro autor (Re: Stalin sondea a Hitler)

Mensaje por Antonio Machado » Dom Ago 14, 2011 8:12 pm

Muy interesante tópico, sin duda un episodio curioso de la SGM que pudo haber dado otros frutos.

Lo que menciona Beltzo en el planteamiento del tema, incluyendo las palabras de Joachim Fest en "Hitler una biografía", es confirmado por el escritor británico Michael Bloch en su biografía "Ribbentrop", la cual he leído recientemente en idioma inglés, no sé si existe versión en idioma Castellano.

Saludos cordiales desde Nueva York, Antonio Machado.
Con el Holocausto Nazi en contra de la Raza Judía la inhumanidad sobrepasó a la humanidad.

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