La economía de guerra japonesa 1937-1945

Historia económica

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Re: La economía de guerra japonesa 1937-1945

Mensaje por Schwerpunkt » Mar Dic 13, 2016 1:07 am

¡ Saludos a tod@s !

Leyendo el otro día un artículo sobre las dificultades de la Confederación sudista en la Guerra Civil de 1861-1865 al intentar mantener la red ferroviaria no pude evitar evocar el paralelismo con el Japón 80 años después. El caso es el siguiente: el Sur privado casi de base y recursos industriales fue capaz a pesar de las enormes dificultades de dotarse de la nada de una industria bélica de importancia que en los dos últimos años de la guerra a pesar del bloqueo nordista logró asegurar el suministro a trancas y barrancas de los ejércitos confederados. Asi pues se logró la casi autosuficiencia en producción de pólvora, artillería y un suministro si no suficiente al menos de importancia en armas cortas y munición. El área en que la Confederación fue incapaz de producir fue en el mantenimiento de los ferrocarriles, vitales para una guerra librada en un territorio muy vasto. Los confederados se vieron reducidos a "canibalizar" sus ferrocarriles, desmontando tramos de líneas de poca importancia para mantener las vitales o conseguir empalmes entre un sinfín de redes ferroviarias independientes pero con pocas líneas de intercomunicación. La paradoja es que aunque los confederados lograran producir gran parte de lo que necesitaban en la segunda mitad de la guerra, no estaban en condiciones de transportarlo y distribuirlo lo que explica las terribles escaseces de víveres, vestuario o suministros sufridos por los confederados. El problema fundamental no era una escasez de alimentos en un país predominantemente agrario y con abundante ganado sino la dificultad de hacerlos llegar a los centros urbanos y a los ejércitos en lucha contra la Unión.

Bueno, pues el Japón en 1942 que había conquistado un imperio vastísimo tuvo que desmontar líneas ferroviarias de las Indias Orientales neerlandesas o de Malasia para poder aportar el material tanto en railes como material rodante del famoso ferrocarril de Birmania que tantísimas vidas consumió. Los japoneses fueron incapaces de fabricar casi material ferroviario y como a diferencia de los soviéticos no tenían ayuda de aliados tuvieron que canibalizar líneas para poder acometer un proyecto que en lo tocante al flete transportado no pasaba de ser una línea de bajo rendimiento aunque fuera vital por no haber otra cosa.

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Re: La economía de guerra japonesa 1937-1945

Mensaje por Schwerpunkt » Vie Jul 28, 2017 7:32 pm

Influencia de la guerra en China en la situación económica japonesa 1937-1941. Parte I

Es importante comprender que la gran mayoría de los problemas políticos y económicos del Japón surgían de un único hecho. La guerra en China.

La invasión de China era la que debía de proporcionar el espacio económico y las materias primas a un Japón pobre en ellas. Lo que los militares japoneses no parecían comprender es que además de conquistar territorios había que explotarlos y para ello era necesario realizar una tremenda inversión en países muy retrasados del Extremo Oriente. Y además de realizar toda la infraestructura, había que contar con una flota mercante que transportara las materias primas o bienes semielaborados al Japón. Debido a su pobreza el Japón no contaba ni con una cosa ni con otra.

Recordemos que la guerra en China se planteó como una aventura bélica a corto plazo: tres divisiones japonesas con un gasto no mayor de 100 mill . de ¥ en dos o tres meses obligaría a China a acatar el “diktat” japonés. La resistencia china, la vastedad del país, las limitaciones de la logística y economía japonesas conducirían a un conflicto interminable.

Aunque los japoneses lograran imponerse en casi todos los enfrentamientos bélicos, se verían frustrados ante un adversario que cedía terreno, que sufría cientos de miles de bajas pero que no se rendía. Las bajas japonesas aunque fueran varias veces menores que las sufridas por las poco pertrechadas y peor mandadas tropas chinas aumentaban sin cesar. La vastedad del territorio forzarían al máximo a una logística equipada tan sólo para una breve y pequeña operación militar. A medida que se adentraban en el territorio chino, los japoneses se veían forzados a crear guarniciones para custodiar las comunicaciones y las principales ciudades.

Las bajas aun siendo menores que las chinas, aumentaban igualmente. Entre 1937 y 1941 unos 185.000 japoneses murieron en China y unos 520.000 fueron heridos. Debido a los espartanos cuidados médicos y dificultades logísticas unos 430.000 estarían enfermos en el mismo periodo y un buen porcentaje tuvieros que ser evacuados.

La realidad es que al poco tiempo los japoneses se vieron obligados a movilizar a una veintena de divisiones. Dos años después del supuesto “incidente en China”, en septiembre de 1939 los japoneses habían comprometido nada menos que 28 divisiones, 15 brigadas de infantería, 2 brigadas de caballería y multitud de unidades menores con un más de un millón de hombres, un millar de aviones, un millar de carros y miles de cañones. Pero estos efectivos no habían existido previamente, hubo que movilizarlos y equiparlos. El problema es que la débil economía del Japón no podía fabricar todo el equipo, munición y combustible consumidos en estas grandes operaciones. La breve empresa militar que debía de haber constituido un gasto de 100 mill. de ¥ pronto se transformó en un presupuesto de 2.500 mill. de ¥ en 1938 con más “derramas” en el horizonte.

La paradoja es que la guerra que debía de haber proporcionado la base para la independencia económica había agravado la dependencia del Japón frente al exterior en especial de los EE.UU.

Veamos cuales fueron los efectos en las materias primas:

1) POL: Petróleo, gasolinas, lubricantes y derivados: el hecho de tener grandes efectivos militares, aéreos y navales en acción multiplicó el consumo de POL y en especial de gasolinas de alto octanaje. Aunque no aumentara mucho el consumo total de POL, la parte consumida por el Ejército y la Marina Imperial se disparó y el déficit se cubrió simplemente racionando el combustible a la economía civil. Aumentó de manera sensible el consumo de gasolina de alto octanaje para la aviación. Veamos como aumentó el consumo militar debido a la guerra en China en las cifras entre paréntesis:

1935 4.54 mill. t (0.81 mill t ó 18% consumo militar) Unas 0.36 mill. de t eran producidas domésticamente en el Japón, o sea el 8% del total.

1940 4.54 mill. t (1.45 mill. t ó 32% consumo militar y de ellas unas 1.08 mill. de t consumidas por la Marina Imperial) Unas 0.45 mill. t eran producidas domésticamente en el Japón, o sea un 10% de sus necesidades.

En cuanto comenzara la guerra del Pacífico las necesidades militares japonesas se dispararían como demuestran las cifras y en particular el consumo de la Marina Imperial:

1941 5.08 mill. t (no se dispone de cifras sobre el consumo militar pero las estimaciones indican que rondaba el 40-50% de la cifra total)

1942 6.75 mill. t (5.48 mill. t ó 81% consumo militar) De ellas nada menos 4.21 mill. de t ó 62% del total serían consumidas por la Marina Imperial)

Tanto durante la guerra en China hasta el comienzo de la guerra del Pacífico, los militares consiguieron cubrir su creciente demanda y la creación de reservas de seguridad sencillamente reduciendo al mínimo el consumo de la economía civil. Pero esto venía al precio de paralizar prácticamente la industria civil de la que provenían las divisas con las que surtirse de todos los materiales necesarios. Y eso por no hablar de la tremenda dislocación provocada en la sociedad civil y en la economía. La sociedad japonesa experimentó una bajada drástica en su nivel de vida.

El intento de crear una industria de combustible sintético quedó en nada: a pesar de los ambiciosos objetivos el Japón era deficitario en las gigantescas cantidades de acero y no poseía la tecnología para conseguir siquiera una fracción de los volúmenes necesarios. Procesando alcohol de residuos vegetales e incluso productos agrícolas se consiguió producir algo de alcohol que se adicionaba al combustible. Así y todo serían cantidades ínfimas y sin ninguna influencia en el cuadro general de dependencia total.

El mix de productos experimentó un cambio drástico al aumentar el consumo de gasolinas de alto octanajes. La particularidad es que el Japón tenía una insuficiente capacidad de refino y por si fuera poco una tecnología atrasada lo que le hacía depender más si cabe de EE.UU. para el suministro de agentes químicos, catalizadores, gasolina de alto octanaje y productos craqueados avanzados.

2) Metales no ferrosos: el Japón tenía una dependencia total en casi todos los metales (zinc, aluminio, plomo, estaño) con excepción del cobre en el que era autosuficiente. Sin embargo el gran consumo de munición y de material eléctrico llegó a que a partir de la guerra en China tuviera que importar el 50% de sus necesidades.

3) Metales ferrosos: ya hemos comentado la dependencia total del exterior en mineral de hierro o chatarra para conseguir acero y todo tipo de metales para aleaciones (manganeso, molibdeno, níquel, cromo, etc) Básicamente se consiguieron cubrir las necesidades militares a base de reducir al ralentí la economía civil hasta un nivel peligrosamente bajo.

4) Carbón: a pesar de que se consiguió un aumento de la producción de carbón del 15% entre 1937 a 1939, este aumento no llevó a un aumento proporcional en la producción de acero, que apenas creció un 7%. La razón era que en el intento de desarrollar la industria siderúrgica coreana y manchú se quemaba más carbón para obtener unas producciones de acero minúsculas. El proceso más eficiente era importar chatarra norteamericana para conseguir acero pero las dificultades con las divisas para comprarla así como la decisión política de llegar a la autarquía a todo trance imponían una serie de procesos productivos poco eficientes.

Fuentes:
1) Michael A. Barnhart: Japan Prepares for Total War: The Search for Economic Security, 1919-1941.
2) Leonard Heinz: Japan´s Oil Puzzle. 2014.

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Re: La economía de guerra japonesa 1937-1945

Mensaje por Chepicoro » Dom Jul 30, 2017 9:39 pm

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Muchísimas gracias por la información y en el caso de la segunda fuente que citas esta disponible en internet http://fireonthewaters.tripod.com/JapanOilPuzzle.pdf

Difiero en algunas cuestiones, para empezar que en 1930 la lógica de obtener un área económica autosustentable era un objetivo razonable para Japón... después de todo Estados Unidos, Inglaterra y Francia tenían sus propias colonias a las que negaban el acceso a manufacturas japonesas competitivas.

Si Japón no podía recurrir a vender manufacturas para obtener divisas con las cuáles poder comprar las materias primas necesarias para su industrialización acelerada... que otra salida le quedaba a Japón?. Intentaron la primera opción y las democracias occidentales ni los consideraron, normal que ante el fracaso de los gobiernos civiles de economía liberal, las fuerzas armadas propusieran una alternativa.
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Re: La economía de guerra japonesa 1937-1945

Mensaje por Schwerpunkt » Lun Jul 31, 2017 1:27 pm

¡ Saludos a tod@s !
Chepicoro escribió:Difiero en algunas cuestiones, para empezar que en 1930 la lógica de obtener un área económica autosustentable era un objetivo razonable para Japón... después de todo Estados Unidos, Inglaterra y Francia tenían sus propias colonias a las que negaban el acceso a manufacturas japonesas competitivas.
Eres libre de creerlo, pero la evidencia documenta lo contrario, que el Japón había sido bastante exitoso en su política de exportaciones -a la manera de la Alemania antes de Hitler- y que las exportaciones se hundieron por el efecto combinado de su política agresiva y el coste desmesurado de la carrera armamentística.
Chepicoro escribió:Si Japón no podía recurrir a vender manufacturas para obtener divisas con las cuáles poder comprar las materias primas necesarias para su industrialización acelerada... que otra salida le quedaba a Japón?. Intentaron la primera opción y las democracias occidentales ni los consideraron, normal que ante el fracaso de los gobiernos civiles de economía liberal, las fuerzas armadas propusieran una alternativa.
El segundo aspecto que pareces obviar es que la industrialización acelerada que citas fue casi EXCLUSIVAMENTE militar y no tenía ningún propósito de crecimiento de la economía civil y la mejora del nivel de vida de los japoneses. De hecho todos mis artículos dejan meridianamente claro que se estranguló sin piedad a toda la industria civil privándola de materias primas, combustible, flete marítimo y alienando a los clientes y proveedores como EE.UU.

Y la secuencia temporal de acontecimientos no fue así. Pintas un cuadro donde los gobiernos "liberales" japonesa intentaron razonar con las potencias anglosajonas y ante el fracaso de estas propuestas frente a la "cerrazón" occidental, los militares japoneses intentaron una alternativa.

La realidad es que los políticos liberales japoneses fueron apartados del poder -y en algunos casos asesinados- por parte de unos militares ultranacionalistas que fueron los que desde el principio impusieron sus políticas agresivas. En algunos casos provocaron directamente incidentes militares sin el conocimiento o autorización de su propio gobierno para desencadenar la espiral bélica y ocupación de un salvajismo sin igual.

En los próximos días hablaré de las otras consecuencias económicas de la guerra contra China...

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Re: La economía de guerra japonesa 1937-1945

Mensaje por Schwerpunkt » Lun Ago 28, 2017 5:33 pm

Influencia de la guerra en China en la situación económica japonesa 1937-1941. Parte II
Desde el momento en que comenzó la guerra contra China, el Japón se encontraría inmerso en una serie de problemas financieros y económicos irresolubles como veremos.

Recordemos que la operación militar inicial en julio de 1937 se presupuestó en 100 mill. de ¥. para lo que sería una rápida aventura. Cuando se empantanó la guerra hubo que revisar al alza los presupuestos de gasto militar en China. En pocos meses hubo que asignar una partida presupuestaria extraordinaria de nada menos que 2.600 mill. de ¥, suma que suponía prácticamente todas las importaciones del Japón, unos 2.800 mill. de ¥ en 1936. Y ni siquiera esa cifra sería suficiente, en el año fiscal de 1938 (abril de 1938 a marzo de 1939) se empezó a barajar un presupuesto descomunal de 8.360 millones de los cuales unos 4.860 millones de ¥ eran gastos militares. Y del resto de gastos presupuestados en realidad una gran parte eran gastos militares camuflados pues incluían la compra de materiales estratégicos, el combustible e incluso la compra de depósitos para hacer acopio de combustible. Como los ingresos anuales eran de unos 3.000 millones de ¥ no había más remedio que emitir bonos. Parte de la deuda suscrita lo sería forzando a muchas empresas y bancos a suscribir diversas cuotas.(1)

Para poner esas figuras en perspectiva es conveniente ver la evolución que habían tenido los gastos militares durante los años veinte y treinta.

Imagen
Fuente del gráfico: William D. O´Neill: Interwar U.S. and Japanese National Product and Defense Expenditure.

Se puede ver que los gastos militares en los años veinte hasta 1931 habían permanecido constantes alrededor de los 600 mill. de ¥ . La aventura en Manchuria motivó un aumento hasta los 1.000 a 1.100 mill de ¥. Pero es la guerra en China la que dispara el gasto hasta proporciones increíbles a partir de 1937.

Es interesante convertir esos gastos a $ y desglosarlos por partidas según los servicios (Marina y Ejército) La Marina Imperial siempre tuvo una posición superior en el reparto de recursos. A pesar de la prioridad dada a la Marina, los recursos financieros asignados al Ejército crecieron al mismo ritmo hasta 1939 en que el ritmo descendió frente a la Marina. Claramente se aprecia el cambio en las prioridades políticas y estratégicas. Se observa también un incremento importante en maquinaria y herramientas a partir de 1939 cuando se articula de manera significativa el programa de autarquía.

Imagen
Fuente del gráfico: William D. O´Neill: Interwar U.S. and Japanese National Product and Defense Expenditure.

El Japón conseguía gran parte de las divisas con las que compraba todo tipo de materias primas y maquinaria exportando productos textiles procesados del algodón que en gran medida importaba de los EE.UU. El comercio de la seda japonesa que había sufrido un golpe a partir de 1930 fue compensado con otros textiles. Lo interesante es que la economía exportadora japonesa fue muy dinámica y logró diversificarse. Paradójicamente y a pesar de la Gran Depresión y sus consecuencias de limitación de importaciones por parte de mercados anglosajones y la creciente competencia del rayón y otros tejidos sintéticos, el Japón había logrado aumentar sus exportaciones no sólo a EE.UU. hasta 1934 sino diversificando sus clientes, en particular en Latinoamérica.(2)

Ahora bien, si el flujo tanto de importaciones de algodón, cuero, etc como de bienes manufacturados se detenía o al menos se ralentizaba debido a los diversos controles de cambios, asignaciones de divisas a materiales considerados estratégicos –el algodón no lo era aunque luego se introdujeran unas cuotas mínimas- todo el sistema entraba en crisis y con ello la única fuente de divisas que tenía el Japón para comprar materias primas.

Se intentó compensar la falta de divisas pignorando las reservas de oro pero estas se vendían a tal ritmo que a finales de 1937 se habían vendido más de la mitad en menos de 5 meses.

Desde el punto de vista de las importaciones desde las potencias occidentales el Consejo de Planificación estimaba que se necesitarían para 1938 unos 4.100 mill. de ¥ en importaciones pero sólo se dispondría de unos 2.600 mill de ¥ en divisas –básicamente las exportaciones a Occidente- En definitiva se iba a dar una vuelta de tuerca adicional a la economía civil. Se detendrían todas las importaciones de alimentos no esenciales, de combustible, caucho, metales, etc para la industria civil para dirigir todas las divisas a la compra de combustible, chatarra, metales y máquinas herramienta para la industria bélica. El problema es que al importar menos algodón, yute, cueros y otros insumos para la industria de exportación, ésta iba a estar en dificultades para fabricar los bienes de los que dependían las necesarias divisas. Y la expropiación del flete marítimo para las necesidades militares amenazaba no ya a la industria exportadora sino a la propia existencia de toda la economía civil. La apropiación de flete marítimo para las operaciones militares significaba que toda la industria siderúrgica estaría en un brete al entrar en dificultades los transportes de carbón y mineral entre las islas del archipiélago nipón. Los cortes en los suministros no eran entelequias financieras sino terribles realidades. Así por ejemplo la industria pesquera de la que dependía la mayor parte de proteínas que consumían los japoneses no recibiría apenas combustible y tendría que hacerse a la mar a la vela. La industria civil que en los años de paz recibía el 90% de la producción de acero, sólo recibiría el 60%. Esto afectaría de forma brutal a los ferrocarriles, transportes, a la construcción naval y a un sinfín de sectores más.

Entretanto y al margen que se pudiera financiar la guerra la realidad es que el ejército japonés ya estaba sufriendo sobre el terreno graves limitaciones militares en especial de combustible y munición. En el otoño de 1937 el ejército japonés no tenía ya casi munición en el continente y los stocks en el Japón apenas serían suficientes para las operaciones en curso. De hecho se habían cancelado varias operaciones de importancia ante la falta de suministros. A pesar de la caída de Nanking y de las bajas chinas la realidad es que el ejército japonés seguía empantanado en China con más de la mitad de sus efectivos enzarzados allí.

Por si fuera poco, el reforzamiento militar soviético en Extremo Oriente provocaba gran preocupación en amplios sectores del ejército japonés que se veía incapacitado para reforzar el dispositivo militar en Manchuria y atender la guerra en China a la vez. Los incidentes que ya ocurrían desde 1936 ahora ya escalaron de simples escaramuzas hasta batallas campales como en el verano de 1938 en el lago Khasan. Desde luego el consumo masivo de munición de artillería y el envío de tropas adicionales a la zona no fue ninguna bendición para el gobierno japonés inmerso en dificultades económicas. Hasta 1932 todos los efectivos japoneses en Manchuria no pasaban de 2 divisiones y algunas unidades auxiliares con un total de 65.000 hombres. En 1939 ya había 8 divisiones, 2 brigadas de caballería y tanques, numerosas unidades menores con un total de 250.000 hombres. Además se procedió a erigir numerosas fortificaciones, emplazar alambradas con el consiguiente gasto y demanda de material. Esta escalada proseguiría y culminaría en la batalla campal de Khalkin-Gol o Nomonhan en el verano de 1939 concluyendo en una derrota nipona de grandes consecuencias políticas. Como prueba adicional del aventurismo de los militares japoneses, indicar que toda la batalla de Khalkin-Gol fue iniciada a instancias de los mandos locales del Ejército japonés en Manchuria, sin permiso del Alto Mando y sin el conocimiento del gobierno japonés al que incluso se ocultaron datos claves del incidente.(3)

Fuentes:
1) Michael A. Barnhart: Japan Prepares for Total War: The Search for Economic Security, 1919-1941
2) Nazli Choucri, Robert C. North & Susumu Yamakage: The Challenge of Japan before World War II & After. Routledge, New York 1992.
3) Charles Otterstedt: The Kwantung Army and the Nomonhan incident: Its Impact on National Security. U.S. War College 2000.

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Re: La economía de guerra japonesa 1937-1945

Mensaje por Schwerpunkt » Jue Sep 07, 2017 4:44 pm

Influencia de la guerra en China en la situación económica japonesa 1937-1941. Parte III
Tanto en la economía civil como en el desarrollo de operaciones bélicas el principal factor limitante además de la reducida capacidad industrial y la casi nula disponibilidad de materias primas era el flete naval.

Japón contaba con una de las mayores flotas mercantes del mundo. Esto era básico para una nación insular que además dependía del exterior para casi todas las materias primas. Pero la acumulación de compromisos, buenos de ellos autoimpuestos, hizo que a pesar del indudable crecimiento, esta flota no bastara para todas las necesidades. Cuando comenzó la guerra en China la flota contaba con unas 5.4 mill. de registro y en vísperas de la Guerra del Pacífico la flota mercante japonesa contaba con 6.3 mill. de t de desplazamiento. Hasta entonces una buena parte de las importaciones había sido realizada en navíos de otras banderas. En particular había una escasez de buques tanque con la que importar petróleo y combustibles.

El país importaba en 1940 unas 49 mill. de t de materias primas y productos semifacturados y hubiera necesitado unas 10 mill. de t de flete propio para no depender de buques bajo otra bandera.(4)

Pero ya desde los comienzos de la guerra en China tanto el Ejército como la Armada Imperial habían “movilizado” o sea aprehendido una parte importante del flete para sus operaciones bélicas. Esto suponía que una parte importante del flete disponible era desviado de sus tareas habituales para ser manejado por cualquiera de los servicios de las fuerzas armadas japonesas. Se utilizaba el flete mercante para transportar tropas, material y suministros. Tengamos en cuenta que el Japón no disponía de buques especializados en desembarcos anfibios.

Aunque los datos de la guerra en China sobre la cantidad de flete confiscado por las fuerzas armadas son fragmentarios, las cifras no dejan lugar a dudas, una gran proporción había sido puesta en manos de los militares. Así a finales de 1938 un tercio de la flota mercante japonesa estaba atendiendo las necesidades directas o indirectas de la guerra en China. De hecho algunas operaciones militares de importancia como la invasión de la isla de Hainan tuvieron que ser retrasadas ante la falta del flete necesario para afrontarlas. Incluso los militares reconocían que distraer mas flete de la economía sería fatal para el Japón. Tras la caída de Hankow y Canton se logró devolver una parte del flete a la economía civil. Aún así se tuvo que pagar mucho flete de flotas extranjeras con la consiguiente merma en las reservas de divisas. Y a pesar de la devolución parcial de flete en noviembre de 1940 todavía 1.4 mill. de t, o sea un 25% del flete estaba en manos militares.(5)

Por si fuera poco, el que gran parte del flete estuviera gestionado por militares no garantizaba que lo fuera de manera eficiente dado la rivalidad entre los dos servicios de las fuerzas armadas, el Ejército y la Marina. La guerra del Pacífico está llena de anécdotas de cómo buques de uno u otro servicio zarpaban a media carga para no tener que compartir flete con el servicio rival. A pesar de la intensa reglamentación era inevitable una cierta falta de coordinación entre las operaciones económicas y bélicas.

El problema del flete era el de la pescadilla que se comía la cola: sin flete suficiente era imposible aumentar la producción de acero y el transporte del carbón intrainsular para atender las necesidades militares –tanto del Ejército como la Marina- y construir más buques mercantes que permitieran salvar la brecha del flete. Como podemos ver en las cifras de abajo, la consecuencia de la imposición de cuotas de acero cada vez mayores por parte de los militares fue en la práctica la reducción de los programas de fabricación de buques mercantes de los que el Japón como hemos visto tenía una necesidad imperiosa. Tras la guerra en China la botadura de buques mercantes disminuyó sin cesar debido a la escasez de acero. La beneficiada fue la Armada Imperial que aumentó sus efectivos a pesar de la escasez general.

Imagen
Fuente de la tabla: H. P. Wilmott: The Last Century of Sea Power: From Washington to Tokyo, 1922–1945 (p. 456) Vol. 2. Indiana University Press 2010.

Así la marina mercante (“Merchant Tonnage”) que botaba unas 0.442 mill. de t en 1937 pasaría a botar tan sólo 0.237 mill. de t, una disminución del 40%. Esto era resultado directo del corte en las asignaciones del acero. Lo que es interesante reseñar es que a pesar del tremendo crecimiento en la botadura de buques de guerra (“Naval tonnage”) en 1941 el desplazamiento combinado de fabricación naval militar y mercante era un poco menor que en 1937. La correlación con la fabricación de acero es interesante. Este creció ligeramente de 5.6 mill. de t en 1937 a 6.1 mill. de t en 1938 y 1939 para caer a 5.9 mill. en 1940 y 5.6 mill. en 1941 a pesar de todos los esfuerzos por aumentarlo.

Si se analizan en porcentaje las asignaciones de acero según sectores vemos como la Guerra en China ocasionó una distorsión tremenda en la economía japonesa. Así en 1937 el 76% del acero era empleado en la industria pero en 1941 tan sólo el 41%. Las fuerzas armadas consumían ya más acero que toda la industria junta. Así y todo el problema fundamental fue la miríada de compromisos adquiridos por los militares japoneses que la industria y recursos existentes no podían atender.

A pesar de que una parte del flete se devolvió a la economía entre 1939 y 1940 no se consiguió devolverlo todo como hemos visto arriba. Y tanto en los sucesivos planes de reforzamiento contra la Unión Soviética como en la eventual aventura contra el Sudeste asiático que fue la estrategia escogida, se sabía que sólo se podrían realizar mediante la confiscación de cantidades adicionales muy grandes de flete civil.

Cuando se realizaron los cálculos iniciales para una eventual invasión del Sudeste asiático y parte de Oceanía había el consenso entre los planificadores militares de devolver el flete mercante aprehendido a la economía civil. Esta devolución se realizaría por fases pero en esencia se asumía que la economía no podría resistir más de un año sin ese flete disponible.

Las operaciones iniciales de la Guerra del Pacífico necesitarían de una enorme cantidad de flete. Como ejemplo la brigada japonesa que invadió la isla filipina de Jolo a finales de 1941 necesitó 9 buques con un total de 52.467 t de desplazamiento para el transporte de la fuerza y los suministros necesarios. Las dos divisiones que invadieron las Filipinas necesitaban 650.000 t de flete y las tres divisiones que invadieron Malasia unas 710.000 t. Las operaciones totales para la invasión del Sudeste asiático, Filipinas y diversas islas de Oceanía implicaban nada menos que la puesta en manos de la Marina y el Ejército de 3.7 mill. de t de las 6.3 mill. de t disponibles de flete, nada menos que el 60% de todo el flete mercante nipón. Era esencial que las operaciones fueran rápidas para poder devolver la mayor cantidad posible de flete a la economía civil y de rebote bélica. Como sabemos esto no ocurriría…

Notas:
(4) H. P. Wilmott: The Last Century of Sea Power: From Washington to Tokyo, 1922–1945 (p. 456) Vol. 2. Indiana University Press 2010.
(5) Michael A. Barnhart: Japan Prepares for Total War: The Search for Economic Security, 1919-1941 (pág. 150)
(6) John W. Whitman: Lifting the Japanese Military. Artículo en http://warfarehistorynetwork.com/
(7) James B. Wood: Japanese Military Strategy in the Pacific War: Was Defeat Inevitable ? (pág. 47) Rowman & Littlefield Pub. 2007.

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Re: La economía de guerra japonesa 1937-1945

Mensaje por Schwerpunkt » Mié Sep 27, 2017 1:17 pm

Influencia de la guerra en China en la situación económica japonesa 1937-1941. Parte IV

Debido a la guerra en China y al empeoramiento del clima político subsiguiente el Japón se embarcó en dos programas simultáneos: uno de acumulación de stocks de materiales estratégicos, en especial combustible, y otro tendente a conseguir la autarquía económica. Esta autarquía iba a conseguirse de la mano de varios proyectos simultáneos, por un lado la explotación de los recursos mineros, la creación de una industria en los territorios ocupados y la creación de una industria de carburantes sintéticos a la manera del III Reich.

En lo relativo al programa de autarquía, la mayoría de expertos económicos consultados señalaban que no era factible. Así el mismo Aikawa, presidente del complejo económico en Manchuria, señalaba que no tenía sentido crear múltiples empresas sectoriales sino concentrar todas las actividades industriales en un complejo (zaibatsu) Realmente cuando toda la industria automovilística japonesa no producía más de 30.000 vehículos al año no tenía sentido crear nuevas industrias automovilísticas, aeronáuticas y otras empresas de ingeniería en un país desprovisto de prácticamente toda industria y por ende de toda la red de subcontratistas necesaria para hacerlas funcionar.(8)

Además se creó mucha fricción entre proyectos industriales liderados por la Marina y el Ejército con independencia de estos conglomerados industriales actuando sin coordinación. La competencia entre los dos servicios alcanzó proporciones tragicómicas pero fue uno de los frenos mayores en la difusión de la tecnología autóctona o adquirida y en conseguir economías de escala. Literalmente el material bélico tenía dos especificaciones según fueran para el Ejército o la Marina haciendo imposible la estandarización de todo tipo de componentes, desde tornillos y remaches diferentes hasta el voltaje. Los propios servicios no compartían los diseños y tecnología.

Y aunque el Japón persiguiera de una manera disfuncional la investigación en nueva tecnología, lo cierto es que gran parte de la tecnología bélica seguía siendo importada. Así por ejemplo en la industria aeronáutica durante los años treinta se adquirieron licencias para fabricar hélices, fuselajes de duraluminio y motores aeronáuticos en los EE.UU. sobre todo. Claramente se cerraba la principal aportación de tecnología industrial en el momento más necesario.(9)

La dura realidad es que Alemania era un relativamente próspero país occidental con abundante carbón, industria, y una capacidad industrial subutilizada por efecto de la Gran Depresión, el Japón por el contrario era un país pobre, sin prácticamente materias primas, con una industria incipiente y trabajando a plena capacidad pero con importantes carencias en tecnología y sin los recursos necesarios para afrontar estos gigantescos programas en tan corto período de tiempo. Sin embargo dado el clima político imperante y las presiones de los militares, no se permitió que estos cálculos y análisis realistas se tradujeran en una política alternativa.

Analicemos brevemente varios de los objetivos planteados por la política imperial japonesa y veamos porque no tuvieron éxito:

El programa de combustibles sintéticos
El programa de autarquía en combustibles líquidos implicaba el gasto de 3.800 mill. de ¥ , 2.25 mill. de t de acero (el 40% de la producción anual japonesa) así como la disposición de tecnología avanzada. Los EE.UU. obviamente no querían licenciar tecnología punta a una potencia que se estaba convirtiendo en adversaria. Los alemanes intentaron justo antes de la guerra en Europa licenciar tecnología a través de la IG Farben pero la combinación de la oposición de la Marina japonesa que creía que su propio programa era suficiente –una vez más el increíble conflicto entre Ejército y Marina decidía la política industrial y la investigación tecnológica del Japón- y las demandas leoninas del combinado industrial alemán pusieron fin al proyecto.

Aunque sea una digresión es interesante el examinar el programa de síntesis de combustibles líquidos y la situación de la tecnología japonesa para craquear hidrocarburos. Tanto la Marina como el Ejército seguían programas propios y sin compartir información e investigación. La Marina insistió en mantener un programa de licuefacción de carbón que aunque había mostrado algunos resultados interesantes en laboratorio no había sido testado a nivel de planta piloto e industrial y que difería del sistema Bergius alemán que si lograba gasolinas de alto octanaje a partir de carbón por un sistema diferente. Se presionó a una de las empresas en Manchuria para construir una instalación industrial que sintetizara isooctano –gasolina de alto octanaje- a partir de carbón a pesar de que varios expertos químicos expusieron que sería muy complicado y que además llevaría mucho tiempo. Fue un fracaso absoluto pues el Japón necesitaba maquinaria e instalaciones muy avanzadas de hidrogenación, craqueo catalítico y térmico que sólo podía adquirir en EE.UU. o Alemania. Los resultados obtenidos en Alemania fueron en parte ignorados y se intentó adquirir tecnología en EE.UU. que el embargo impidió. Sólo más tarde y ya durante la guerra al constatar el fracaso del programa de síntesis de combustibles se intentó conseguir tecnología del III Reich. En paralelo los japoneses se apropiaron de los métodos de alquilación más avanzados al capturar la refinería de Palembang en las Indias Orientales Holandesas en el otoño de 1942. Se intentó replicar el sistema con una planta en el Japón metropolitano pero la guerra terminó antes de que estuviera lista. Durante el resto de la guerra la refinería de Palembang produjo isooctano hasta que el bloqueo submarino norteamericano impidió las entregas a las fuerzas japonesas. Se perdió la posibilidad de conseguir tecnología alemana aunque a la vista de la tremenda inversión en instalaciones industriales que hubiera sido necesaria es dudoso que el Japón hubiera producido mucho más de lo que consiguió.(10)

Aunque el Japón había desarrollado investigación propia y había logrado algunos resultados interesantes en la fase de laboratorio, no hubo prácticamente resultados a nivel industrial. La combinación de factores como la falta de comprensión por parte de los altos responsables militares de lo que suponía un programa de esas características junto a las limitaciones financieras y materiales hicieron el resto. Así en 1944 en el momento de máxima producción el Japón sólo logró fabricar unas 0,11 mill. de t de combustible sintético, un 1.6% de las necesidades lo cual prueba a las claras el absoluto fracaso del programa.(11) Tampoco se consiguieron gasolinas de alto octanaje sino combustibles aptos tan sólo para buques y vehículos de motor sin exigencias.

Los intentos de producir otros sustitutos sintéticos
En lo relativo a otros insumos o productos semielaborados estratégicos el resultado fue mínimo. Examinemos dos productos importantes: el caucho y el alcohol. A pesar de su intensa publicidad el programa de producción de caucho sintético no logró hasta 1939 producir más que 100 t de goma sintética de poca calidad. Este era otro apartado sin ninguna posibilidad de desarrollo a no ser que mediara una inversión enorme en instalaciones –acero- y tecnología extranjera.

El programa de síntesis de alcohol para adicionar al combustible fue logrado a un coste estratosférico y al precio de perder stocks de caña de azúcar, patatas y en general alimentos necesitados por el Japón, en momentos en que la población sufría ya de escasez. Los propios expertos de los departamentos agrícolas y forestales señalaron que era más caro sintetizar alcohol que fabricar hidrocarburos sintéticos.

El desarrollo industrial y económico de las zonas ocupadas
El desarrollo económico de China no era factible pues para desarrollar sus recursos mineros se necesitaba una inversión colosal en capital, que el Japón no disponía. Así por ejemplo se necesitaba una inversión inmensa en ferrocarriles en unos momentos que los japoneses languidecían por falta de acero e inversión. Lo mismo podemos decir de la marina mercante japonesa que hubiera necesitado de varios millones de t de desplazamiento adicional para atender todos estos compromisos. En cuanto a la industria en China, ésta era inexistente y habría que crearla de la nada sin prácticamente recursos para ello.

Lo mismo podemos decir de Manchuria y Corea. Estos eran territorios muy atrasados económicamente y en cuya explotación habría que comenzar casi de cero. De hecho para explotarlos, los escasos recursos materiales tendrían que competir con los proyectos industriales ya existentes en el Japón. Todo lo más se conseguiría algo de arroz, algunos minerales de interés como tungsteno y pequeñas cantidades de carbón y mineral de hierro. En cualquier caso la escasez de flete marítimo impedía una explotación seria de la zona y la integración económica con el archipiélago japonés. Se necesitaría una marina mercante mayor con una proporción mayor de buques tanque o petroleros. Sin embargo la Marina Imperial se había apropiado de la mayor parte del acero para su programa de construcción militar con lo que era imposible expandir la flota mercante.

Aunque se haya afirmado que la explotación económica japonesa de Manchuria fue un saqueo organizado la realidad demuestra que supuso una carga financiera importante para el Imperio japonés. Se consiguió un cierto desarrollo industrial y la producción de algunas cantidades de hierro colado y carbón y una pequeña producción de petróleo de esquistos bituminosos así como algo de soja y algunos suministros agrícolas pero fue al precio de una gran inversión en bienes de equipo y capital y de hecho la región sufrió un déficit comercial durante toda la ocupación japonesa, déficit comercial cubierto por las aportaciones de capital japonés. Las cantidades de materiales aportadas al Japón metropolitano en cualquier caso fueron pequeñas. Así en 1941 Manchuria tan sólo exportó 1 mill. de t de carbón al Japón –aproximadamente el 2% de las necesidades japonesas- y un 5% de su consumo de hierro. Desde el punto de vista económico el esfuerzo no valió la pena al menos durante la ocupación histórica japonesa.(12)

El caso de Corea es ligeramente distinto. El país había sido un productor de arroz y algunos productos agrícolas y exportador al Japón, que era deficitario. Gran parte del terreno cultivable cayó en poder de terratenientes y propietarios japoneses mediante una combinación de métodos coercitivos y compras. A pesar del crecimiento de producción agraria, las exportaciones de arroz al Japón fueron de tal calibre que el consumo per cápita de la población coreana descendió. A pesar de llevar ocupado desde 1910, no se había realizado ningún intento serio de industrialización al margen de la construcción de ferrocarriles y comunicaciones.(13)

La guerra en China en 1937 cambió esta política. Se decidió que Corea tenía que tener industrias de interés bélico y se comenzó una explotación minera de importancia (en especial menas de interés como tungsteno) El oro se venía explotando de manera artesanal desde finales del siglo XIX y hacia 1938 la producción superaba ya a la japonesa. Fue el oro coreano el que permitió mantener los desequilibrios de la balanza comercial japonesa durante varios años. Se fueron cerrando minas de oro excepto aquellas en las que como subproducto se conseguía cobre y plomo para dirigir los recursos y personal a la explotación de otros minerales. El tungsteno fue instrumental y atendió casi todas las necesidades japonesas de la Guerra del Pacífico si bien al comienzo de la guerra con China la súbita demanda sólo pudo ser atendida con importaciones desde Reino Unido y EE.UU. principalmente. Además del tungsteno, se consiguieron algunas cantidades de plomo, un poco de mineral de hierro y molibdeno.(14)

El caso de la industria tuvo menos éxito: se intentaron crear industrias siderúrgicas sobre todo, pero todo lo que se consiguió fue una pequeña producción de hierro colado de muy poca importancia en el total. Además a partir de 1937 se aprecia la reducción en la inversión en ferrocarriles como consecuencia de la escasez de acero. La producción de hierro y acero coreano no superaría el 1-2% de la producción total japonesa en todo el período 1937-1945.

Notas:
(8) Richard Samuels: Rich Nation, Strong Army: National Security and Technological Transformation of Japan. (pág. 102-103) Cornell University Press 1994.
(9) Ibid. (pág. 121-122)
(10) Munehiro Miwa: Aviation Gasoline Technology Transfer during the Second World War: Japan, Germany and the U.S.A.
(11) Akira Kudo: I.G. Farben´s Japan Strategy: The Case of Synthetic Oil
(12) Michael Smitka (artículo de Nakagane Katsuji): The Interwar Economy of Japan: Colonialism, Depression and Recovery 1910-1940. (pág. 96-97) Vol. 2. Garland Publishing 1998.
(13) Betty L. King: Japanese Colonialism and Korean Economic Development.
1910-1945
(14) Chad Denton: More Valuable than Gold:
Korean Tungsten and the Japanese War Economy, 1910 to 1945.

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Re: La economía de guerra japonesa 1937-1945

Mensaje por Schwerpunkt » Jue Ene 25, 2018 7:15 pm

Influencia de la guerra en China en la situación económica japonesa 1937-1941. Parte V

Acumulación de stocks de materiales estratégicos y materias primas
Ya hemos comentado el fracaso relativo en el intento de desarrollo de industria en las zonas ocupadas, en especial Manchuria y Corea y el fracaso casi absoluto en la implantación de industrias de sustitutos sintéticos. El tercer frente y en el que el Japón tendría un relativo éxito fue la acumulación de stocks.

Esto era en principio más fácil: tan sólo se necesitaban divisas para acometer las compras en el extranjero así como la acumulación de stocks manteniendo la economía civil al ralentí.

Ha sido increíblemente difícil conseguir las cifras de las materias primas principales debido al secretismo mantenido por el Japón en su momento que hizo que incluso los expertos norteamericanos se las vieran y desearan después de guerra para recopilar el material.

A continuación vienen las cifras de los stocks de materias principales y la duración en condiciones más o menos "normales"...

6.750.000 t de petróleo (15-18 meses de consumo)
1.207.000 t de mineral de hierro (4 meses de consumo)
254.000 t de bauxita (9 meses de consumo)
105.000 t de cobre (8 meses de consumo)
100.000 t de plomo (11 meses)
26.000 t de zinc (3 meses)
8.000 t de estaño (10 meses) (15)

El capítulo del petróleo es interesante. Se menciona frecuentemente la cifra de 43 millones de barriles (6.78 mill. de t) como suficiente para 15-18 meses pero esa cifra engloba todo tipo de productos petrolíferos. Así el 13 de marzo de 1941 el Japón contaba con 42.7 mill. de barriles (6.7 mill. de t) pero a partir del embargo virtual en el verano de 1941 comenzaron a disminuir lentamente debido al inevitable consumo y a la falta de reposición. El 1 de diciembre de 1941 la Marina Imperial contaba con 1.435 mill. de t de crudo, 3.634 mill. de t de fuel oil, 0.473 mill. de t de gasolina de aviación. Otros importantes derivados eran 27.000 t de isooctano, 6.400 t de lubricantes de aviación, 13.600 t de lubricantes ordinarios y unas 921.000 t de otros derivados petrolíferos. Esto debía de ser suficiente para el primer año y medio de guerra según los cálculos japoneses.

Se partía del consumo de 1940 con unas 4.54 mill. de t pero en realidad los transportes militares subirían esa cifra ya en 1941 a 5.87 mill. de t como consumo real, en 1942 a 6.64 mill. de t y en 1943 se llegó a 6.99 mill. de t. En 1944 bajó el consumo a 3.98 mill. de t debido a la destrucción de la flota japonesa. (16)

Como veremos fue una subestimación de las necesidades pues ya en el año 1942 se había consumido esa cantidad. El déficit fue enjugado mediante la afortunada conquista de las refinerías y yacimientos petrolíferos de las Indias Neerlandesas en relativo buen estado.

Otro problema fue el mix de productos petrolíferos pues aunque hubiera en general fuel oil para las operaciones navales, los japoneses no iban sobrados de gasolinas de alto octanaje y algunos lubricantes de alto grado de aviación. Una de las consecuencias que ya hemos comentado fue que aunque hubiera crudo en cantidad suficiente, no se produjeran derivados en cantidad suficiente. Así y todo la acumulación de stocks permitió el primer año de guerra sin la paralización de la industria y economía japonesa.

Notas:
(15) Cifras mencionadas en el United States Strategic Bombing Survey Summary Report: Pacific War. Washington, D.C. 1 July 1946
(16) The Pacific War Online Encyclopedia: Oil. http://pwencycl.kgbudge.com/O/i/Oil.htm

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Re: La economía de guerra japonesa 1937-1945

Mensaje por Schwerpunkt » Lun Ene 30, 2023 6:35 pm

Retraso de la industria radioelectrónica japonesa

Cableado eléctrico japonés
La calidad del cobre y plomo electrolítico japonés era bastante alta con valores muy buenos de conductibilidad, resistencia a la tracción, etc. En el capítulo del aislamiento, se encontraban aproximadamente al nivel técnico de los EE.UU. en 1937-38 y utilizando los mismos materiales (papel, cera, pintura, caucho, etc)
No obstante se encontraban retrasados en la aplicación de plásticos polimerizados para cableados especiales. La guerra provocó una escasez de varios materiales (caucho vulcanizado, cobre, plomo y sobre todo níquel) que se tradujeron en bajas prestaciones para los materiales fabricados. En particular la escasez de caucho y plásticos polimerizados fue un cuello de botella para la fabricación de cable aislante. El caso del níquel es muy ilustrativo: para conseguir cables resistentes a altas temperaturas el mejor material era una aleación de níquel y cromo (llamado nicromo) Dado la extrema escasez de níquel se utilizó una aleación de hierro y cromo que a partir de 400º C tenía unas prestaciones bastante inferiores y que no podían alcanzar las especificaciones exigidas.(1)

Equipos radioeléctricos
En general los equipos radioeléctricos eran copias de sistemas occidentales de mediados a finales de los años treinta. No se produjo ningún avance reseñable. El consenso de los técnicos norteamericanos que analizaron los equipos e instalaciones era que la mayor parte de equipos de radio eran lo que utilizaban los radioaficionados norteamericanos de mediados de los años treinta. Se operaban en bandas de frecuencia medias o bajas que eran fácilmente interceptadas.

Las soldaduras eran de pobre calidad y en general el control de calidad también lo era. Numerosos tubos de vacío no funcionaban adecuadamente, en parte por falta de materiales estratégicos pero también por una falta de control de calidad al final de la producción. Ya hemos comentado la escasez y falta de fiabilidad de cableado eléctrico para equipos sometidos a altas temperaturas. En general había algunos componentes cuya calidad también se resentía como resistencias, dinamos, transformadores, capacitores, etc.

Los materiales aislantes eran los comunes en la industria eléctrica de la época. Ahora bien, los equipos de radar necesitaban aislantes muy potentes y equipos de prestaciones superiores -en especial para frecuencias altas- que no estaban disponibles en la industria nipona. Como consecuencia los empleados hasta finales de 1942 presentaban absorción de humedad y alta pérdida dieléctrica a las altas frecuencias empleadas en los equipos de radiodetección. No fue hasta 1943 cuando se empezaron a fabricar aislantes de dióxido de titanio de prestaciones adecuadas aunque en pequeñas cantidades.(2) Los solenoides y los núcleos empleados en bobinas eran de materiales que daban prestaciones inferiores a los radares alemanes o americanos. Parte del problema era la falta de cobalto empleado en los núcleos o la escasez de cuarzo y mica utilizados en dieléctricos. Los materiales substitutivos no presentaban las prestaciones técnicas deseadas.(3)

Debido a que la guerra del Pacífico se desarrolló en climas tropicales no se disponían de equipos “tropicalizados” o sea aislados de la intrusión de agua, humedad, hongos, óxido, etc. Muchos equipos que fueron almacenados en cuevas al abrigo de los ataques enemigos cuando se sacaron no estaban operativos por esas causas. Por si fuera poco debido al secretismo inherente en el Japón de la época no se reportaban adecuadamente los problemas técnicos. Como consecuencia las fábricas proveedoras quedaban ignorantes de las mejoras necesarias. No fue hasta finales de la guerra cuando se empezó a realizar un esfuerzo para mejorar la comunicación y mejora entre las fuerzas armadas y los proveedores de material bélico que apenas tuvo resultado práctico.

Equipos de detección de radar
Los submarinos japoneses tendrían un retraso importante en detección de radar así como equipos de radar propiamente dichos. No hubo nada similar a los dispositivos Metox o Naxos presentes en los sumergibles alemanes a partir de 1942. El Metox era un dispositivo capaz de detectar el radar ASV aliado que operaba en longitudes de onda de 1.5 m. En el momento en que el dispositivo lo detectaba a una distancia de varias decenas de km el submarino se sumergía y evitaba el ataque enemigo. El Naxos fue un dispositivo mejorado que detectaba el radar centimétrico aliado. (4) Los japoneses no sería hasta abril de 1944 que lograron fabricar un sistema parecido al Metox. El problema es que para esas fechas los aliados ya funcionaban con radares centimétricos para los que estos dispositivos eran ya obsoletos.

El retraso de los japoneses en el desarrollo de radares centimétricos fue lo que en esencia condenó el esfuerzo japonés en radares. Sin el dominio de la emisión, recepción y análisis de microondas en ese espectro era prácticamente imposible conseguir determinaciones de cotas y azimuths con exactitud y por tanto direcciones de tiro efectivas. En términos generales los los radares podían detectar atacantes navales o aéreos a ciertas distancias pero eran incapaces de fijar coordenadas con exactitud suficiente para guiar el tiro o dirigir aviones. Los intentos de dotar a los aviones de caza nocturna con radares efectivos que los guiaran a su objetivo fueron un fracaso.

La Marina japonesa trabajó en equipos de radar para cazas nocturnos pero nunca logró ponerlos operativos. Los intentos de adaptar el radar centimétrico 10 cm / 4 GHZ Mark 2 Modelo 2 como radar de defensa antiaérea fracasaron igualmente. Puesto que los radares de detección Tachi 6 tenían poca capacidad de fijar cotas, la Marina intent desarrollar radares que fijaran la cota con exactitude, incluyendo el Tachi 20 y el Tachi 35 pero sólo unos pocos vieron acción.

Los alemanes proveyeron con tecnología del radar Würzburg por submarino. Las últimas versiones del radar alemán tenían una exactitud de 0.1 a 0.2 º en azimuth y elevación. Esas tolerancias eran más que suficiente para dirigir estaciones directoras de tiro pero los japoneses pasaron gran parte del resto de la guerra intentando reproducirlo. Tanto la Marina como el Ejército contaban con sus laboratorios trabajando en paralelo sin comunicación entre sí.

Parte del fracaso japonés en la tecnología de radar radica en el hecho de que los ingenieros de diseño eran bastante competentes desde el punto de vista teórico. Sin embargo la realización de prototipos era bastante mediocre. La industria sencillamente no podía producir componentes a partir de ideas o conceptos. A menudo se conseguía hacer un prototipo de laboratorio que no podía reproducirse en la planta industrial. Una de las razones fundamentales era la falta de personal especializado a nivel industrial ya que gran parte del personal era muy joven y sin competencias técnicas. El segundo problema era la baja calidad de componentes electrónicos, motivado en parte por falta de materias primas pero en mayor grado en la falta de controles de producción y calidad efectivos.(5)

Notas:
(1) Quality of Japanese Cables and Wires: Reportes técnicos de la Misión Naval Técnica EE.UU. en el Japón. Noviembre 1945.
(2) Japanese Insulation Materials: Reportes técnicos de la Misión Naval Técnica EE.UU. en el Japón. Enero 1946.
(3) Japanese Equipment Construction Materials: Reportes técnicos de la Misión Naval Técnica EE.UU. en el Japón. Diciembre 1945.
(4) https://uboat.net/technical/detectors.htm
(5) Japanese Radio, Radar and Sonar Equipment: Reportes técnicos de la Misión Naval Técnica EE.UU. en el Japón. Enero 1946.

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