Heidegger, el nazi
Publicado: Mar Oct 31, 2006 7:25 pm
Martin Heidegger es considerado hoy indiscutidamente como uno de los filósofos más grandes del siglo XX. Grande en el sentido de su erudición, su solidez intelectual, su innovación y la huella que su obra ha dejado hasta hoy.
Básicamente, Heidegger es “existencialista” y, por lo tanto, se le engloba, a nivel pedagógico, en el mismo grupo que Sartre, Kierkegaard e incluso Nietzsche.
El existencialismo de principios del siglo XX es, por encima de todo, una filosofía atea (Kierkegaard era un cristiano angustiado ante la idea de volverse ateo). Muchos filósofos anteriores eran ateos o escépticos, pero son los existencialistas los primeros que harán una especia de teología del ateísmo, es decir, que fundamentarán sus principios de conocimiento en la desaparición del concepto de Dios y en la condición mortal del ser humano.
Como buenos filósofos avanzados, estos autores son difíciles de leer, manejan conceptos difíciles mediante una continua sofisticación e innovación del lenguaje a fin de establecer métodos de conocimiento.
La filosofía existencialista de Heidegger, cuya obra más significativa es “Ser y tiempo” (de 1927), se basa en el concepto de Dasein, equiparable a un “yo” reducible a la capacidad del individuo de relacionarse con el mundo exterior. Lo exterior sólo existe en cuanto que podemos aprehenderlo y el yo –el Dasein- es meramente la circunstancia, los mecanismos mentales por los que intentamos aprehenderlo, algo imposible en el fondo. El resultado es una descorazonadora impotencia, una angustia que acaba en la muerte física. No hay esencia, en tanto que naturaleza y destino humanos comprensibles, sino sólo mera existencia, meros actos que no tienen por qué tener sentido, sino, apenas, significados. Lo que queda, es la voluntad. Muy tristón.
¿Qué moral?, ¿qué enseñanza de filosofía práctica nos ofrece la filosofía de Heidegger? Siguiendo bastante a Nietzsche, claro precedente del existencialismo, lo que Heidegger considera “vida auténtica” es precisamente la voluntad, la capacidad de actuar.
Pero este gran profesor, académico, catedrático, decano, rector (no un brillante literato como Sartre) no pretendía ir de moralista. Desmenuzando lo que sabía sobre la existencia humana dejaba a cada cual que sacase sus propias consecuencias. Mientras Sartre proclamaba que el existencialismo es un humanismo, se comprometía políticamente con la extrema izquierda y escribía conmovedoras novelas, Heidegger se dedicaba a sus clases y a sus libros.
Pero el caso es que Heidegger militará en el partido nazi a partir de 1933, como nazi será elegido rector de su universidad, cuyo mandato comenzará con un tremendo y hoy controvertido discurso, y como rector seguirá una política claramente nazi (apoyo público al Estado y al Führer, antisemitismo, quema de libros…) y hasta el fin de la guerra expresará por activa y pasiva su apoyo al nazismo. No fue tibio ni ambiguo. Fue nazi, y hay indicios de que se sintió decepcionado de que el régimen no reconociera su talento, no permitiéndole tener una participación más destacada en el régimen.
Al acabar la guerra fue sometido a un proceso no penal de depuración tras el cual quedó durante bastante tiempo marginado de la enseñanza y la vida académica. No hubo unanimidad en los medios intelectuales acera de su “culpabilidad”. Su amiga Hanna Arendt, impresionante pensadora contraria a todo totalitarismo, lo apoyó, el filósofo Jaspers lo condenó.
Lo que interesa saber es qué podía tener que ver su complicada metodología filosófica con el nazismo, ya que Heidegger, independientemente de su inequívoca actitud personal a favor del nazismo, no era un moralista práctico, ni mucho menos un pensador político.
He intentado concluir algo a partir del resumen de un resumen del libro de Tom Rockmore, “On Heidegger´s Nazism and Philosophy”
http://www.friesian.com/rockmore.htm
El autor, del libro intenta demostrar la conexión posible entre la teoría del Ser de Heidegger y el apoyo de éste al nazismo. Hay al menos cuatro formas en las que existiría esta conexión:
a) el aquí y ahora del Dasein.
La original concepción de Heidegger acerca del Ser consiste en que éste se manifiesta en el “aquí” y “ahora” –Dasein-. Esto lleva a un aspecto positivista con respecto a cualquier guía moral. El “aquí y ahora” de 1933 era Hitler. La verdad y grandeza del III Reich era una auténtica revelación del Ser. En su discurso rectoral Heidegger diría: “El mismo Führer, y sólo él, es hoy y en el futuro la realidad de Alemania y su Ley”. Si el Dasein es sobre todo, intención factual, Heidegger, el existencialista, encuentra en Hitler una formidable fuerza de voluntad humana.
b) El elemento revolucionario, que es un componente imprescindible del fascismo.
La revelación del Ser es un proceso violento, irracional y revolucionario. Esto invocaba el irracionalismo de los fascismos y su intenso romanticismo. El antirracionalismo de Heidegger está ya evidente en Ser y Tiempo, por ejemplo en la insistencia del análisis del Dasein como previo y separado de las ciencias. Las concepciones de verdad como revelación y voluntad son irracionales ya que no hay criterios para discernir su certeza, pero sí para reconocer el valor de la vida humana en acción. Para averiguar en qué podemos convertirnos tenemos que ser arrebatados por el furor del Ser. Hay dos características básicas del Dasein “la prioridad de la existencia sobre la esencia y el hecho de que el Dasein siempre me pertenece”. El Dasein, a diferencia de los objetos, siempre está dirigido hacia el futuro.
c) el conservadurismo de la idea de que esta revelación es un retorno a un pasado más puro.
El fascismo dispone tanto de componente revolucionario como de conservador. Si el “aquí y ahora” heideggeriano se refiere a Alemania, tiene, por tanto, que hacer una referencia a su historia y tradición. En Heidegger la bondad de la tradición hace posible la autenticidad que se trasmite en voluntad. La autenticidad se comprende como realización de la posibilidad en la que consiste la naturaleza más íntima del individuo. Heidegger es en extremo conservador al considerar que la autorrealización como la libre elección de uno mismo equivale a extender la tradición del pasado. La autenticidad que la voluntad hace posible es de carácter repetitivo, no innovador. No se trata de la realización de lo nuevo y sin precedentes, sino de la repetición de una tradición previa que da cuerpo a lo auténtico. Puesto que el nazismo comprendía los valores de la auténtica Alemania, habría un profundo paralelo entre los principos básicos filosóficos de Heidegger y el nazismo. La actividad revolucionaria, radical, es de carácter revitalizadora, de renacimiento o “revival”. El conservadurismo de Heidegger se refleja también en su hostilidad a la modernidad, y no sólo en cuanto a la democracia liberal, sino también contrario a la ciencia y tecnología y la cultura comercial. Heidegger rechaza el punto de vista de la Ilustración (ciencias, tecnología, liberalismo, ascenso burgués) que a través de la razón pretende alcanzar el dominio sobre el mundo. Para Heidegger, las acciones humanas dependen del don del Ser, lo que supone el abandono de la idea de la responsabilidad ética. La hostilidad a la tecnología, riqueza y desarrollo es un área clave donde Heidegger esperaba ayuda de los nazis.
d) el autoritarismo colectivista de las nociones de Heidegger de libertad y autenticidad.
La revelación del ser es algo que habría de ser obra de unos pocos, pero que se daría a muchos que hallarían su propia voluntad y autenticidad en el proceso. La identidad de los alemanes sería algo revelado por individuos dotados, como podría ser el político Hitler, el poeta Hölderlin o el filósofo Heidegger, y sólo entonces tomado por las masas. Esta visión es colectivista, autoritaria, elitista, antiliberal y antidemocrática. Heidegger hace uso de su noción de autenticidad plural para decir que un pueblo sólo es uno cuando recibe una idea que la unifique y le permite retornar al Ser.
Heidegger mantuvo su punto de vista de que la filosofía puede considerar la política como una condición necesaria para la buena vida, como la presuposición real del radiante futuro. La concepción de libertad sería la sumisión a la autoridad, ya que la libertad no tiene nada que ver con la voluntad. Uno se haría libre al pertenecer a su área de destino,como alguien que escucha no tanto como alguien que obedece.
Quede finalmente como intento de moraleja que las formas tan complejas de la filosofía moderna se diría que, por su alto grado de sofisticación del lenguaje y el tecnicismo de su método, parecen susceptibles de las interpretaciones más ambiguas…
Y que la peligrosidad del nazismo estuvo, quizá, en que, aunque sus dirigentes eran poco menos que una banda de neuróticos criminales pretenciosos, fue capaz de atraer y entusiasmar a hombres y mujeres de indiscutido talento, ante quienes Hitler hizo su impecable papel de Satanás del siglo XX. Filósofos como Heidegger, científicos como Heisenberg, escritores como Hamsun o artistas como Leni Riefenstahl. Por no hablar de los generales…
http://es.wikipedia.org/wiki/Martin_Heidegger
http://www.wsws.org/articles/2000/apr20 ... -a03.shtml
Básicamente, Heidegger es “existencialista” y, por lo tanto, se le engloba, a nivel pedagógico, en el mismo grupo que Sartre, Kierkegaard e incluso Nietzsche.
El existencialismo de principios del siglo XX es, por encima de todo, una filosofía atea (Kierkegaard era un cristiano angustiado ante la idea de volverse ateo). Muchos filósofos anteriores eran ateos o escépticos, pero son los existencialistas los primeros que harán una especia de teología del ateísmo, es decir, que fundamentarán sus principios de conocimiento en la desaparición del concepto de Dios y en la condición mortal del ser humano.
Como buenos filósofos avanzados, estos autores son difíciles de leer, manejan conceptos difíciles mediante una continua sofisticación e innovación del lenguaje a fin de establecer métodos de conocimiento.
La filosofía existencialista de Heidegger, cuya obra más significativa es “Ser y tiempo” (de 1927), se basa en el concepto de Dasein, equiparable a un “yo” reducible a la capacidad del individuo de relacionarse con el mundo exterior. Lo exterior sólo existe en cuanto que podemos aprehenderlo y el yo –el Dasein- es meramente la circunstancia, los mecanismos mentales por los que intentamos aprehenderlo, algo imposible en el fondo. El resultado es una descorazonadora impotencia, una angustia que acaba en la muerte física. No hay esencia, en tanto que naturaleza y destino humanos comprensibles, sino sólo mera existencia, meros actos que no tienen por qué tener sentido, sino, apenas, significados. Lo que queda, es la voluntad. Muy tristón.
¿Qué moral?, ¿qué enseñanza de filosofía práctica nos ofrece la filosofía de Heidegger? Siguiendo bastante a Nietzsche, claro precedente del existencialismo, lo que Heidegger considera “vida auténtica” es precisamente la voluntad, la capacidad de actuar.
Pero este gran profesor, académico, catedrático, decano, rector (no un brillante literato como Sartre) no pretendía ir de moralista. Desmenuzando lo que sabía sobre la existencia humana dejaba a cada cual que sacase sus propias consecuencias. Mientras Sartre proclamaba que el existencialismo es un humanismo, se comprometía políticamente con la extrema izquierda y escribía conmovedoras novelas, Heidegger se dedicaba a sus clases y a sus libros.
Pero el caso es que Heidegger militará en el partido nazi a partir de 1933, como nazi será elegido rector de su universidad, cuyo mandato comenzará con un tremendo y hoy controvertido discurso, y como rector seguirá una política claramente nazi (apoyo público al Estado y al Führer, antisemitismo, quema de libros…) y hasta el fin de la guerra expresará por activa y pasiva su apoyo al nazismo. No fue tibio ni ambiguo. Fue nazi, y hay indicios de que se sintió decepcionado de que el régimen no reconociera su talento, no permitiéndole tener una participación más destacada en el régimen.
Al acabar la guerra fue sometido a un proceso no penal de depuración tras el cual quedó durante bastante tiempo marginado de la enseñanza y la vida académica. No hubo unanimidad en los medios intelectuales acera de su “culpabilidad”. Su amiga Hanna Arendt, impresionante pensadora contraria a todo totalitarismo, lo apoyó, el filósofo Jaspers lo condenó.
Lo que interesa saber es qué podía tener que ver su complicada metodología filosófica con el nazismo, ya que Heidegger, independientemente de su inequívoca actitud personal a favor del nazismo, no era un moralista práctico, ni mucho menos un pensador político.
He intentado concluir algo a partir del resumen de un resumen del libro de Tom Rockmore, “On Heidegger´s Nazism and Philosophy”
http://www.friesian.com/rockmore.htm
El autor, del libro intenta demostrar la conexión posible entre la teoría del Ser de Heidegger y el apoyo de éste al nazismo. Hay al menos cuatro formas en las que existiría esta conexión:
a) el aquí y ahora del Dasein.
La original concepción de Heidegger acerca del Ser consiste en que éste se manifiesta en el “aquí” y “ahora” –Dasein-. Esto lleva a un aspecto positivista con respecto a cualquier guía moral. El “aquí y ahora” de 1933 era Hitler. La verdad y grandeza del III Reich era una auténtica revelación del Ser. En su discurso rectoral Heidegger diría: “El mismo Führer, y sólo él, es hoy y en el futuro la realidad de Alemania y su Ley”. Si el Dasein es sobre todo, intención factual, Heidegger, el existencialista, encuentra en Hitler una formidable fuerza de voluntad humana.
b) El elemento revolucionario, que es un componente imprescindible del fascismo.
La revelación del Ser es un proceso violento, irracional y revolucionario. Esto invocaba el irracionalismo de los fascismos y su intenso romanticismo. El antirracionalismo de Heidegger está ya evidente en Ser y Tiempo, por ejemplo en la insistencia del análisis del Dasein como previo y separado de las ciencias. Las concepciones de verdad como revelación y voluntad son irracionales ya que no hay criterios para discernir su certeza, pero sí para reconocer el valor de la vida humana en acción. Para averiguar en qué podemos convertirnos tenemos que ser arrebatados por el furor del Ser. Hay dos características básicas del Dasein “la prioridad de la existencia sobre la esencia y el hecho de que el Dasein siempre me pertenece”. El Dasein, a diferencia de los objetos, siempre está dirigido hacia el futuro.
c) el conservadurismo de la idea de que esta revelación es un retorno a un pasado más puro.
El fascismo dispone tanto de componente revolucionario como de conservador. Si el “aquí y ahora” heideggeriano se refiere a Alemania, tiene, por tanto, que hacer una referencia a su historia y tradición. En Heidegger la bondad de la tradición hace posible la autenticidad que se trasmite en voluntad. La autenticidad se comprende como realización de la posibilidad en la que consiste la naturaleza más íntima del individuo. Heidegger es en extremo conservador al considerar que la autorrealización como la libre elección de uno mismo equivale a extender la tradición del pasado. La autenticidad que la voluntad hace posible es de carácter repetitivo, no innovador. No se trata de la realización de lo nuevo y sin precedentes, sino de la repetición de una tradición previa que da cuerpo a lo auténtico. Puesto que el nazismo comprendía los valores de la auténtica Alemania, habría un profundo paralelo entre los principos básicos filosóficos de Heidegger y el nazismo. La actividad revolucionaria, radical, es de carácter revitalizadora, de renacimiento o “revival”. El conservadurismo de Heidegger se refleja también en su hostilidad a la modernidad, y no sólo en cuanto a la democracia liberal, sino también contrario a la ciencia y tecnología y la cultura comercial. Heidegger rechaza el punto de vista de la Ilustración (ciencias, tecnología, liberalismo, ascenso burgués) que a través de la razón pretende alcanzar el dominio sobre el mundo. Para Heidegger, las acciones humanas dependen del don del Ser, lo que supone el abandono de la idea de la responsabilidad ética. La hostilidad a la tecnología, riqueza y desarrollo es un área clave donde Heidegger esperaba ayuda de los nazis.
d) el autoritarismo colectivista de las nociones de Heidegger de libertad y autenticidad.
La revelación del ser es algo que habría de ser obra de unos pocos, pero que se daría a muchos que hallarían su propia voluntad y autenticidad en el proceso. La identidad de los alemanes sería algo revelado por individuos dotados, como podría ser el político Hitler, el poeta Hölderlin o el filósofo Heidegger, y sólo entonces tomado por las masas. Esta visión es colectivista, autoritaria, elitista, antiliberal y antidemocrática. Heidegger hace uso de su noción de autenticidad plural para decir que un pueblo sólo es uno cuando recibe una idea que la unifique y le permite retornar al Ser.
Heidegger mantuvo su punto de vista de que la filosofía puede considerar la política como una condición necesaria para la buena vida, como la presuposición real del radiante futuro. La concepción de libertad sería la sumisión a la autoridad, ya que la libertad no tiene nada que ver con la voluntad. Uno se haría libre al pertenecer a su área de destino,como alguien que escucha no tanto como alguien que obedece.
Quede finalmente como intento de moraleja que las formas tan complejas de la filosofía moderna se diría que, por su alto grado de sofisticación del lenguaje y el tecnicismo de su método, parecen susceptibles de las interpretaciones más ambiguas…
Y que la peligrosidad del nazismo estuvo, quizá, en que, aunque sus dirigentes eran poco menos que una banda de neuróticos criminales pretenciosos, fue capaz de atraer y entusiasmar a hombres y mujeres de indiscutido talento, ante quienes Hitler hizo su impecable papel de Satanás del siglo XX. Filósofos como Heidegger, científicos como Heisenberg, escritores como Hamsun o artistas como Leni Riefenstahl. Por no hablar de los generales…
http://es.wikipedia.org/wiki/Martin_Heidegger
http://www.wsws.org/articles/2000/apr20 ... -a03.shtml