Pornografia nazi

La vida cotidiana en la Alemania del Reich

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Francis Currey
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Pornografia nazi

Mensaje por Francis Currey » Lun Nov 26, 2007 1:37 am

PORNOGRAFIA NAZI

En 1941 hedonistas de las clases altas del nazismo se dedicaron a rodar filmes de porno duro para consumo privado. Pese a su cruzada contra el arte degenerado, el régimen las usó para comprar petróleo extranjero. El autor alemán de este reportaje Thor Kunkel investigó este tema durante dos años

No están en la colección del Bundesfilmarchiv, el Archivo Cinematográfico
Federal de Alemania, y ni siquiera sus títulos constan en él.En Alemania no
se ha escrito hasta ahora una sola línea de ellas.Y, sin embargo, las «películas de Sachsenwald», como se conocen los filmes pornográficos producidos en la Alemania nazi en alusión al lugar donde fueron rodados, no son una invención.

De hecho, y esto es aún menos conocido, tales películas pudieron ser objeto de una serie de intercambios entre 1941 y 1943 para paliar la escasez de materias primas. películas porno alemanas a cambio de hierro sueco y petróleo tunecino.

La primera vez que oí hablar de las películas de Sachsenwald fue por casualidad, a mediados de la década de 1990. Un amigo estaba enfrascado en la contemplación de un antiquísimo ejemplar de la revista Playboy cuando dio con un artículo bastante interesante: La historia del sexo en el cine, de Arthur Knight y Hollis Alpert.

En él se decía: «El más peculiar de los negocios de cinematografía pornográfica fue el que emprendió el Tercer Reich. De 1936 a 1939, los nazis rodaron en Hamburgo las llamadas "películas de Sachsenwald". Se trataba de un porno blando [el posterior visionado del material permite afirmar que blando no es la palabra más adecuada] destinado a Suecia, donde se cambió por el hierro utilizado en la construcción del tejado de la sala de congresos de Nuremberg».

Las primeras investigaciones no dieron resultados. Los buscadores de Internet no recogían nada. Los neonazis no parecían saber nada, algo increíble considerando que los artículos más insignificantes de la época son objeto de culto.
Tampoco se podía encontrar información en los organismos oficiales. Ronny
Loewy, del Fritz-Bauer-Institut, dudaba abiertamente de la existencia de las
películas.

Ni siquiera una autoridad en la materia, como Helmut Regel,del Bundesfilmarchiv, había oído hablar nunca de las películas de Sachsenwald: «¿Se refiere a tomas de penetraciones?», se preguntaba sacudiendo la cabeza.
«Hubo películas algo subidas de tono, como Die Nacht der Amazonen, una obra de desnudos. Pero, ¿películas verdaderamente pornográficas? Eso no habría encajado con el puritanismo de los nazis».

A pesar de las numerosas entrevistas con cámaras jubilados de los estudios
Riefenstahl y antiguas actrices de la Ufa, no averiguaba nada nuevo. Yo mismo empezaba a albergar serias dudas sobre su existencia.

No me puse sobre la pista correcta hasta que di con un documental de Alexander Kluge que mostraba breves secuencias de las películas de Sachsenwald. El maestro de la ficción documental alemana se alegró enormemente cuando lo abordé en una sala de montaje del Arri, en Múnich, y me proporcionó la dirección y el teléfono de un coleccionista. Kluge no tenía ningún dato concreto sobre los intercambios. Tres días después me encontraba en compañía de Werner Nekes, rodeado de visores yproyectores.

«Empezaré con Frühlingserwachen.» Mientras introducía la película, Nekes me
habló de los vendedores de las películas de Sachsenwald.
Al parecer, un diplomático y miembro de la nobleza de un país báltico había
conducido las negociaciones con los propietarios de las minas suecas.
También en Suecia se habían desatado los rumores sobre la pornografía nazi.

Tras la valoración del crítico cinematográfico Gösta Werner, las películas
empezaron a copiarse en la embajada alemana de Estocolmo. Sin embargo, no existía nada que pudiera probar estos hechos.

Mientras veía las películas supe que debía escribir una novela. Dediqué un
año y medio a seguir las huellas de tres películas -Der Fallersteller (Cazador con trampas), Frühlings Erwachen (El despertar de la primavera) y Waldeslust
(El bosque del placer)- por fax, Túnez, Roma, Copenhague, Kiruna, Malmberget, Wiesbaden y Boston. Entrevisté a un total de 57 personas. Gracias a la mediación de un fotógrafo de Hamburgo llegué incluso a localizar a la última de las protagonistas que quedaba con vida en una residencia de ancianos.

«Creía que todo eso había caído en el olvido hace mucho tiempo», me dijo.
«Me pagaron 220 marcos; en aquella época era mucho dinero».Se avergonzaba de su «pecado de juventud», como lo llamaba.
En resumen, la investigación aportó los siguientes datos:

-Las películas de Sachsenwald se rodaron en 1941. Alexander Kluge ha confirmado la autenticidad de las copias en blanco y negro que aún se conservan.

-Según la declaración de la actriz erótica H. S., cuyo nombre no mencionaremos para respetar sus deseos, las películas Der Fallersteller y Frühlings Erwachen se rodaron en Sachsenwald, en las inmediaciones de Aumühle, y es probable que la película en color Waldeslust se rodara en un lago de los Alpes de la Alta Baviera.
Los actores eran miembros de la asociación naturista Bund für Leibeszucht (Asociación para el Cultivo del Cuerpo).

-Según declaraciones de la testigo, los productores no pertenecían a ninguna
organización militar, sino que eran civiles bien vestidos con «buenos modales y una expresión muy cuidada».

-Las declaraciones de Fritz Hippler, el antiguo intendente de cinematografía del Reich, apuntan a un entorno extraoficial de la clase alta del nacional -socialismo, tal vez incluso a la Sociedad Hedonista Swing, que se reunía en Berchtesgaden. Compuesta por miembros de la nobleza, artistas famosos, deportistas y actores, durante los años de guerra este grupo «vivía a lo grande en la Alta Baviera», en palabras del ministro Goebbels.

-Aunque al menos una de las películas de Sachsenwald se proyectó en un estableci miento público de la empresa sueca Bolaget, en Kiruna, en 1942, no se han hallado pruebas determinantes de que se produjera un negocio de intercambio con la compañía minera LKAB, con sede en Kiruna.

-Existe una pista inequívoca que permite seguir las películas hasta el norte de África,al Mineralölkommandos (comando petrolífero) del Afrika-Korps. Las películas de Sachsenwald, igual que las postales de desnudos, eran unos objetos de intercambio muy cotizados entre los beréberes. Como explica un testigo presencial, es probable que no se cambiaran «por alimentos, sino por concesiones».

-Dentro de la campaña de erradicación del nazismo emprendida por los
Estadounidenses, las películas de Sachsenwald también acabaron en la lista de obras prohibidas del Gobierno militar.Esto explicaría por qué se conserva un número tan reducido de copias.

Ningún ser vivo puede separarse de la Historia, de sus orígenes.¿De qué se me acusa, pues? ¿De haber intentado reproducir un periodo de nuestra Historia demonizado por todo el mundo? ¿De haber representado el Tercer Reich desde el aspecto de la seducción y la ceguera? ¿Del nihilismo de los nazis?

THOR KUNKEL es escritor alemán. Su última novela, «Endstufe» (Fase final), basada en las películas de Sachsenwald, debería haber sido publicada a principios de año por la editorial Rowolth, pero en el último momento la obra no vio la luz por «diferencias estéticas y de contenido» entre el autor y los editores. Tras una intensa polémica, «Endstufe» saldrá en abril de la mano de la editorial Eichborn Berlín

PORNO DURO. Las cintas analizadas por Kunkel, son todo un catálogo de
pornografía extrema: penetraciones, sexo oral entre más de dos personas, una mujer atada a un árbol, palizas, escenas de sadomasoquismo. Rodadas en 1941, nunca fueron exhibidas en público en Alemania. En los archivos oficiales no existen copias ni referencias a los títulos.

Fuente: Artículo de Thor Kunkel

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Mensaje por vikingo-0001 » Vie Dic 28, 2007 3:12 am

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Cuando todo sobre el nazismo parecía estar escrito, en Alemania de pronto se ha desatado una copiosa tormenta de críticas en torno a Thor Kunkel y a su libro Endstufe, título que podría traducirse como La escena final. Por ejemplo, hace unas semanas la revista Der Spiegel acusó al escritor de trivializar el Tercer Reich y de soslayar la pesadilla del Holocausto, y Alexander Fest, cabeza de la editorial Rowohlt y ex editor de Kunkel, no ha tenido reparos en hacer públicos los motivos que tuvo para cancelar el contrato de edición de Endstufe, una novela de 622 páginas en la que, adelantan quienes la han leído, el sexo es esencial y los oficiales de la SS son protagonistas de muchas orgías.
¿Fantasías delirantes de un escritor desesperado por consagrarse a través del escándalo en las listas de los libros más vendidos? Lo de la ambición es posible; en cuanto a los delirios, Kunkel ha explicado con detalle que la trama de Endstufe está basada en una investigación histórica, y de paso ha rechazado todas las acusaciones en su contra.
Luego de ganar el "Ernst Willner", un prestigiado premio alemán, con su primera novela (Das Schwarlicht Terranium), este escritor, nacido en Fráncfort en 1963, se sumergió en la investigación de una curiosidad histórica del periodo nazi: la producción y comercialización clandestina de cine pornográfico filmado y actuado por improvisados.
En una entrevista reciente para el periódico inglés The Guardian, Kunkel relata que, tras un intenso rastreo dentro y fuera de Alemania, pudo localizar dos cintas en blanco y negro tituladas Deseo en los bosques y El cazador, que los historiadores del cine reconocieron como parte de los tan buscados "Sachsenwald films", llamados así porque había indicios de que en la región de Sachsenwald (los bosques de la Baja Sajonia), cerca de Hamburgo, se rodaban películas clandestinas a principios de los años cuarenta.
Con los rollos en la mano, Kunkel comprobó que, antes de que Alemania fuera bombardeada por los aliados en la Segunda Guerra Mundial, anónimos oficiales del ejército nazi produjeron películas porno que no sólo fueron vistas por la jerarquía militar en campaña por distintas partes de Europa y África, sino también por comerciantes prósperos y gente influyente de los países ocupados o por colaboracionistas, quienes llegaron a intercambiar productos muy codiciados por los alemanes, como repelentes de insectos y manjares, por aquellas cintas literalmente excitantes para la época.
En Deseo en los bosques, los rostros de los actores de la orgía edénica son tan claros que, gracias a los detalles, un fotógrafo entrevistado por el escritor durante la investigación pudo reconocer sin problemas a la quinceañera que aparece desnuda y atada a un árbol en una escena decididamente candorosa frente a lo que hoy puede verse en cualquier película del género bondage. Además, aquel fotógrafo le confió a Kunkel algo más impactante: que hacía sesenta años él mismo había retratado desnuda a aquella adolescente, y que incluso recordaba su nombre. Lo siguiente fue el colmo de la buena suerte para el novelista: la improvisada actriz porno aún vive en un un asilo en Hamburgo.
Kunkel relata a The Guardian que, cuando fue a conocerla, la anciana de 83 años quedó desconcertada al oír los motivos de la visita, pero al final aceptó ayudarlo, revelándole la historia detrás de las escenas que la inmortalizan como inconsciente precursora de la industria pornográfica alemana.
Para The Guardian, el novelista resumió así las evocaciones de la mujer: "Ella pudo recordar sólo a dos 'hombres amables y encantadores' que la abordaron afuera de una tabaquería en Berlín. Los hombres las llevaron a ella y a su hermana en un Opel Admiral negro (el coche preferido por la Gestapo) a la zona boscosa en las afueras de Hamburgo. Me dijo que ella y su hermana hicieron un trío con un hombre, y que esto le había parecido un poco sorprendente..."
Más allá de este testimonio, y de otros datos aportados por 57 veteranos del ejército alemán a quienes Kunkel también entrevistó, el escritor no pudo conocer información importante, como el nombre del director de las películas, por ejemplo, pero eso lo dejó para los historiadores. Con suficiente material para documentar su historia, entonces comenzó a escribir Endstufe, cuya trama comienza en 1941 y sigue hasta la derrota nazi y la invasión aliada de Alemania, asuntos que, al parecer, el autor aborda desde una perspectiva poco ortodoxa en la literatura alemana contemporánea. Según la crítica del semanario Der Spigel, que ya conoce el texto, en la obra los alemanes son retratados como víctimas y los aliados como criminales de guerra, especialmente los soviéticos, cuyas violaciones a las alemanas son descritas con lujo de detalle. "No soy político, soy un artista", "hemos aprendido del pasado, pero esto no se puede reflejar siempre en la literatura y el arte con la misma fórmula", ha declarado recientemente Kunkel en The New York Times, defendiendo su derecho de crear literatura por encima de los embates de la corrección política.

Tomado de:
http://www.letraslibres.com/index.php?art=9619

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Juan M. Parada C.
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Re: Pornografia nazi

Mensaje por Juan M. Parada C. » Sab Sep 03, 2016 12:50 am

En la actualidad tal tema sigue siendo un tabú en la sociedad germana.Dado que el contenido de tales filmes es en extremo muy dado al sadomasoquismo y demás perversiones sexuales,como lo asevera el historiador teutón Thor Kunkel que ha tenido la suerte de verlas en sesiones privadas.Resumiendo así uno de los aspectos más depravados de la era nazi en ser explotado con fines comerciales para el esfuerzo bélico.

Saludos y bendiciones a granel.
"¡Ay,señor! Tú sabes lo ocupado que tendré que estar hoy.Si acaso te olvido por un instante,tu no te olvides de mi". Sir Jacob Astley antes de la batalla de Edge Hill el 23 de octubre del año de nuestro señor de 1642

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