Draganovic y el Counterintelligence Corps (CIC)

Los juicios de Núremberg, las nuevas fronteras

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Draganovic y el Counterintelligence Corps (CIC)

Mensaje por 27Pulqui » Mié Jul 01, 2009 9:13 pm

En otros temas fue mencionado el rol que desempeñó Krunoslav Stjepan Draganovic en la fuga de criminales de guerra y ex-colaboracionistas con los regímenes fascistas europeos. Este monseñor fue uno de los principales organizadores de la vía Vaticana, la que se servía de los monasterios radicados en Zagreb, Lijubliana, Trieste, Venecia, Roma y Grumo. El teólogo del Colegio Irílico San Jerónimo, también representante dentro de la Comisión Papal de Socorro, recibió en Roma a los refugiados croatas a fin de facilitarles la salida del continente europeo. Draganovic y el obispo Alois Hudal coordinaron los trabajos con el equipo de colaboradores de la Cruz Roja que otorgaba pasaportes para así obtener los documentos correspondientes tanto a través de la Cruz Roja Internacional como de la Cruz Roja de Génova. Estas dos posibilidades permitieron que se mezclaran alemanes entre los croatas y viajaran con documentos falsos. Un aspecto menos conocido de la vía Vaticana es su enlace con los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, pues a medida que la Guerra Fría fue cambiando de forma acelerada la relación de los países vencedores con los actores de los derrotados regímenes nazifascistas, no sólo se aplacó el proceso de desnazificación o se disparó el interés en la cooptación de científicos de los antiguos enemigos, también pasaron a ser “activos útiles” para los Estados Unidos ex-miembros de la SS y la Gestapo frente a un posible conflicto con la Unión Soviética.

El investigador alemán Holger Meding, autor de Flucht vor Nürnberg? Deutsche und Österreichchische Einwanderung in Argentinien 1945-1955, le dedica atención a este enlace. El libro es la publicación de su tesis doctoral presentada en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Colonia en 1991. En la Argentina fue editado por Emecé en el año 1999 con el título La rutas de los nazis en tiempos de Perón. Pese al título de la edición castellana, la investigación de Meding se centra en un fenómeno más amplio que la dimensión argentina: el reclutamiento competitivo de científicos y técnicos alemanes más o menos comprometidos con el nazismo. Al extender el tema al mencionado enlace, Meding toma los aportes de Tom Bower, Chistopher Simpson y Alan Ryan Jr. respecto de la complicidad norteamericana.

A continuación copio párrafos de la edición castellana del trabajo de Meding relativos a la conexión de Draganovic con el Cuerpo de Contrainteligencia del ejército estadounidense, en inglés Counterintelligence Corps (el CIC):

Las aspiraciones expansionistas de la Unión Soviética no constituían sólo una amenaza externa. La ideología comunista se expandía de manera creciente dentro de los Estados de Europa Occidental orientados por los Estados Unidos. En los años inmediatos de posguerra, Italia amenazaba con caer en el comunismo, como primer país de estilo democrático. Esa visión aterradora y el temor de un efecto dominó, determinaron a los Estados Unidos a hacer llegar al país de los Apeninos, durante la lucha electoral de 1948, cerca de trescientos cincuenta millones de dólares en ayuda civil y militar. Con la campaña de propaganda pro occidente y anticomunista –un primer caso de ensayo de política de contención- los norteamericanos impidieron la toma del poder por el Partido Comunista (PCI). La Iglesia Católica del país había apoyado con toda energía la iniciativa y hecho valer toda su influencia. Los dos socios en la guerra fría trabajaron en estrecho contacto contra la ideología atea.

También en Alemania los militares y los servicios secretos habían renunciado a aplicar las viejas medidas. En vista de la aguda situación de amenaza, se recurrió a probados luchadores contra el comunismo. Como por ejemplo el antiguo jefe de la Gestapo en Lyon, Klaus Barbie, que ocupaba una posición prominente en las listas de criminales de guerra en Francia. En 1947, lo tomó a su cargo la unidad de contraespionaje del Ejército de los Estados Unidos, el Counterintelligence Corps, CIC. Proporcionó informaciones al servicio de inteligencia, para las que se recurrió a las redes de espionaje de la Gestapo y del servicio de seguridad nazi todavía con capacidad de funcionamiento.

Continúa en el próximo mensaje
Editado en fecha 3/7 para corregir el apellido Bower
Última edición por 27Pulqui el Vie Jul 03, 2009 4:22 pm, editado 1 vez en total.
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Re: Draganovic y el Counterintelligence Corps (CIC)

Mensaje por 27Pulqui » Jue Jul 02, 2009 4:04 pm

Seguimos con el texto de Meding

En el régimen de espionaje no son ninguna rareza los casos de agentes desenmascarados por la parte contraria y deben estar preocupados para esto. Como en el caso de Barbie, sucedió repetidas veces en la posguerra que se formularon reproches contra agentes alemanes del CIC por su pasado y en algunos casos hasta circularon pedidos internacionales de captura. En una situación semejante, el servicio secreto se veía obligado a poner a salvo al hombre que ya no podía emplear. Después de todo había servido en sus propias filas y había que evitar la situación embarazosa de una declaración judicial sobre el particular.

En 1947, el CIC había organizado una vía de escape, que en la jerga del servicio secreto llamaron la línea de las ratas (rat line), al principio para transportar a los agentes estadounidenses de la zona de ocupación soviética de Austria al sector norteamericano, y después, como recompensas por los servicios prestados, proveerlos de una nueva identidad, llevarlos fuera de Europa y establecerlos en diferentes partes del mundo.

En Salzburgo, el organizador de la línea de las ratas, Jim Milano, y su equipo alojaban a la persona (body) en cuestión en un edificio seguro (rat house). Allí tenían a disposición del laboratorio, en el que los expertos cambiaron o falsificaban documentos, pasaportes y cédulas personales de cualquier nacionalidad. También era posible obtener la documentación original de determinadas personas mediante la compra en el Ministerio de Relaciones Exteriores en Roma.

Para excluir cualquier posibilidad de que tuviera un efecto retroactivo sobre el gobierno de los Estados Unidos, la ruta de traslado se preparaba y examinaba con la mayor meticulosidad en cada caso. El individuo a transportar clandestinamente recibía un uniforme militar norteamericano y en un jeep del ejército, con tres hombres del CIC que no lo perdían de vista ni un segundo, lo llevaban hasta Badgastein. Desde allí, el camino seguía a través de la frontera italiana –el personal de control de frontera estaba informado- hasta Génova o Nápoles, según de dónde zarpara el primer vapor al Atlántico.

En el próximo mensaje la conexión Draganovic-CIC.
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Draganovic y el Counterintelligence Corps (CIC)

Mensaje por 27Pulqui » Vie Jul 03, 2009 4:27 pm

Los organizadores de la línea de las ratas habían podido ganar para sus filas a Krunoslav Draganovic, como hombre de enlace para Génova. El monseñor puso sus servicios a disposición de los norteamericanos con manifiesto placer, ya que con ello ganaba un respaldo inestimable para sus acciones de ayuda a favor de sus compatriotas croatas y se convertiría casi en intocable. Aparte de eso, el CIC retribuía la salida clandestina de su propia gente con verdadera generosidad para aquellos tiempos: entre mil y mil cuatrocientos dólares por persona. Como contraprestación, Draganovic debía velar por el mantenimiento del secreto de la operación y, si todavía fuese necesario, conseguirles una documentación a las personas involucradas –por regla general un pasaporte de la Cruz Roja- y un visado de entrada para un país sudamericano. Draganovic cumplió con las expectativas puestas en él a entera satisfacción de sus mandantes. De 1951 a 1960 , la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (Central Intelligence Agency, CIA), fundada pocos años antes, se hizo cargo de la línea de las ratas de Draganovic para su propio consumo.

Como las demoras de salida de los barcos eran cosa corriente en Génova, para la operación secreta se eligió un hotel donde no se formularan preguntas de ninguna naturaleza. Los hombres del CIC acompañaban a las personas que les habían encomendado hasta el barco, donde un hombre de enlace a bordo se hacía cargo de la asistencia ulterior y le entregaba una suma de dinero para empezar de nuevo. El ex espía abandonaba entonces Europa. El servicio secreto norteamericano tenía ahora un “durmiente” en Sudamérica, un agente que, por regla general en caso necesario, se podía volver a activar. La única condición era que su identidad y su pasado no se hicieran públicos. Sin embargo, este fue el caso de Klaus Barbie, que en 1951 había sido enviado a Bolivia, vía la Argentina, con el nombre de Klaus Altmann. Un asunto que a principios de los años 80 adquirió dimensiones de verdadero escándalo internacional, y que encontró una solución a nivel oficial sólo cuando el gobierno de los Estados Unidos se disculpó públicamente ante el gobierno francés.

Aquí termina el fragmento referente a las operaciones de la inteligencia norteamericana. Para ahondar al respecto, en la bibliografía figuran los siguientes estudios:

Bower, Tom, Klaus Barbie. The butcher of Lyons, Nueva York, 1984
Bower, Tom, Bind eye to murder. Britain, America and the purging of Nazi Germany – a pledge betrayed, Londres, 1981
Ryan jr., Alan, Klaus Barbie and the United States Government. The report with documentary appendix to the Attorney General of the United States, Frederick (Maryland), 1984 (1983)
Ryan jr., Alan, Quiet neighbors. Prosecuting Nazi war criminals in America, San Diego, Nueva York, Londres, 1984
Simpson, Christopher, Blowback: America’s Recruiment of Nazis and its Effects on the Cold War, Nueva York, 1988 (Meding nombra la edición alemana Der amerikanische Bumerang: NS-Kriegsverbrecher im Sold der USA)

En el próximo mensaje agregaré algunos datos complementarios sobre Draganovic
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Draganovic y el Counterintelligence Corps (CIC)

Mensaje por 27Pulqui » Lun Jul 06, 2009 4:54 pm

Este tema es una derivación de mi crítica a un artículo publicado en esta sección. En ese tópico se enfatizaba el vínculo de Draganovic con el gobierno argentino. Meding explica como se estableció esa relación, a su parecer la urgencia de la administración platense en contratar a expertos alemanes, concretamente al grupo de ingenieros de la Focke-Wulf, dio lugar a la salida de los croatas, el principal interés del monseñor:

Como el gobierno argentino tenía interés en reunir al grupo de Tank lo más rápido posible, se utilizaron las opciones existentes a través de monseñor Krunoslav Draganovic. El teólogo e historiador, que ante todo pensaba en poner a salvo a su clientela croata, llegó a un acuerdo con los emisarios argentinos. Draganovic ponía a disposición sus conexiones y experiencias en la salida clandestina de refugiados y en pago de ello pedía la admisión, sin trámites burocráticos, de un número determinado de croatas junto con la financiación de la travesía a cargo de la república del Río de la Plata.

El libro continúa con el detalle de la emigración de tres alemanes (a modo de fuga debido a las restricciones impuestas por los vencededores), en donde la participación croata fue decisiva:

Los ingenieros Eyting, Starke y Schöffel fueron de los primeros en tomar este camino. El colega de la Focke-Wulf que les había presentado la oferta argentina y que los siguió más adelante, nombró como primera dirección de contacto a un tal doctor Bonhe en Munich. El grupo recibió allí el nombre de una taverna croata en Munich, como lugar de reunión conspirativa. A la hora convenida, los esperaba en ese lugar un hombre en abrigo de cuero que los acompañaría. Este hombre de enlace, que se presentó como un croata de nombre Lavic, había sobornado a los militares de ocupación, de manera que –así se escribió a finales de 1948- el grupo fue llevado a través de la frontera hasta Salzburgo con jeeps del ejército norteamericano y conductores norteamricanos. Es evidente que la policía aliada de frontera (Constabulary Forces) estaba enterada y no controló. Los funcionarios austríacos de frontera recibieron una dura reprimenda de los militares.

En Salzburgo, Lavic había reservado habitaciones en un hotel y se ocupó de la manutención del grupo. La documentación estaba lista: pasaportes de la Cruz Roja para displaced persons, rubricados personalmente por Draganovic, y adentro un permiso de residencia (soggiorno) para Italia, expedido por la embajada italiana en Viena. Los candidatos a emigrar sólo necesitaban pegar una foto en el documento y a partir de ese momento pasaban por croatas. Hans-Gerd Eyting viajó como Antonio Kohavic.
(...)
Un segundo hombre de contacto croata que hablaba alemán, Ivo Omrcanin, mantuvo el contacto durante las siguientes semanas de permanencia y atendió las cuestiones organizativas del grupo. (...) El hombre de enlace del grupo Tank siguió siendo Lavic, que llevó a salvo hasta su destino a los técnicos y sus familias.

Aquí termina el texto de Meding. El autor recogió los datos de su entrevista con Eyting. La presunta corrupción de los militares norteamericanos también puede entenderse como parte de los acuerdos implícitos o explicitos en marcha. Como dato significativo, el agente Omrcanin finalmente se dirigió a los Estados Unidos, según el testimonio del propio interesado. Meding da como fuente del destino de Omrcanin a: Giefer, Rena/Giefer, Thomas, Die Rattenline. Flutchwegde der Nazis. Eine Dokumentation, Francfort/Meno, 1991

Fin
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