El juicio contra el mariscal Manstein, 1949
Publicado: Sab Ene 22, 2011 2:29 pm
Liberación y muerte.-
En Alemania, entre los defensores de Manstein estaban sus antiguos camaradas de armas los generales Heusinger, Speidel, Westphal y su siempre fiel Theodor Busse; pero también había una amplia variedad de políticos y periodistas. Tanto el presidente de la República Federal (que había sido establecida por el Consejo Parlamentario el 23 de mayo de 1949), Theodor Heuss, como el presidente del Bundestag (formado el 7 de septiembre de 1949 como sucesor del Consejo Parlamentario) (1), Hermann Ehlers, solicitaron que fuese revisada la sentencia de Manstein. Y nada menos que el canciller Konrad Adenauer puso ante los aliados como condición indispensable para el rearme de la RF de Alemania (para hacer frente a la amenaza soviética) la liberación de Manstein (y todos los oficiales alemanes en prisiones aliadas). A mediados de 1950 había declarado que dos de las condiciones necesarias para el rearme alemán eran “el cese de la difamación del soldado alemán y un acuerdo satisfactorio de las sentencias por crímenes de guerra” (2). También los partidos políticos de centro (FDP) y centro-derecha (CDU) presionaron para la revisión o liberación (3).
En Inglaterra nadie se movió tanto para la liberación de Manstein como Liddell Hart y Reginald Paget. Durante 1950 Hart viajó a Alemania para sondear la opinión de ex militares con respecto a los juicios por crímenes de guerra establecidos por los aliados; llegó a la conclusión de que la única manera de lograr un consenso público en Alemania sobre su rearme pasaba por “solucionar” el problema de los generales alemanes convictos (4).
Cuando en octubre de 1951 los conservadores británicos bajo Churchill regresaron al gobierno, la cuestión de la liberación de Manstein (y de todos los oficiales alemanes bajo custodia británica) cobró un nuevo impulso. La autoridad para una recomendación de clemencia para la sentencia de Manstein descansaba en el Secretario de Exteriores (5), Anthony Eden, quien recalcó que sólo podía ejercer ese poder únicamente en casos donde estuviese justificado. Sin embargo, en diciembre de 1951 Eden persuadió al gobierno británico para que aceptara su recomendación de que el tiempo de custodia antes del juicio fuese descontado de las sentencias impuestas por los tribunales británicos a los criminales de guerra alemanes. Este principio aparentemente equitativo podía significar en algunos casos que se doblase una reducción de sentencia ya hecha; tal era el caso de Manstein y su reducción de condena ya hecha el 24-2-1950.
No obstante, el tribunal que condenó a Manstein ya había establecido al final del juicio que la sentencia de Manstein “contará desde hoy (19 de diciembre de 1949). El periodo durante el cual el acusado ha estado custodiado ha sido tenido en cuenta [taken into account]”. Eden argumentó que en tales casos la calificación judicial “taken into account” no significaba necesariamente que la custodia previa al juicio hubiera sido plenamente “calculada en la sentencia”. Bajo este asidero semántico era legítimo, según Eden, restar del total de años decretados en la sentencia el tiempo de custodia que el condenado había servido antes del juicio (6).
En el verano de 1952, cuando cobró relevancia la ratificación alemana del Tratado de la Comunidad de Defensa Europea, Liddel Hart informó a sus “confederados parlamentarios” (Paget, Hankey y el nuevo ministro de Defensa, mariscal Alexander) de sus conversaciones mantenidas con Adenauer en junio de ese año. Paget le respondió por carta que remitiría toda su información a Churchill y le expresó su confianza de que el gobierno conseguiría un pretexto para liberar a Manstein (y Kesselring). A tal fin, el gobierno estaba preparando un informe médico sobre Manstein que posibilitara, en base a sus problemas de cataratas y su estado de “melancolía”, su salida de Werl. De esta forma, Manstein fue examinado por un psiquiatra en junio, pero -quizás como comentó Alexander, porque no había sido bien preparado sobre los aspectos del prisionero en que debía concentrarse- no encontró ningún problema físico o mental que justificara la puesta en libertad por razones médicas. El propio Manstein dijo al respecto: “Yo no era el tipo ideal para un psiquiatra y no era realmente un candidato adecuado para pretender que había sufrido un colapso nervioso” (7).
Como Manstein, no obstante, se quejó de que precisaba tratamiento médico, en agosto de 1952 fue puesto temporalmente en libertad para una intervención de cataratas. No regresó jamás a prisión, pues tras su operación se le concedió libertad indefinida por convalecencia, un plan que ya había sido urdido por la Oficina de Exteriores con el conocimiento de Churchill y Kirkpatrick. Este último aseguró a Adenauer que nadie temporalmente liberado por problemas de salud regresaría a prisión (8).
Ahora ya todo estaba listo para su liberación final. En 1950 se le había reducido la condena a 12 años; luego tenía un tercio de remisión por buena conducta, y finalmente estaba la deducción, acordada por el gobierno, del periodo que estuvo bajo custodia antes del juicio. Así las cosas, Manstein debía ser formalmente liberado el 7 de mayo de 1953; de hecho, fue liberado en febrero de 1953 cuando se le permitió ampliar el periodo de convalecencia (que desde el final de la operación de cataratas en octubre de 1952 disfrutaba en Kiel) en Allmendingen, zona americana, donde el 7 de mayo de 1953 recibió la noticia de su liberación oficial (9).
En 1958 Manstein se instaló en Irschenhausen (actualmente Icking), cerca de Munich, donde murió el 10 de junio de 1973 a los 86 años de edad, víctima de una apoplejía cerebral. Junto con su mujer fue enterrado con plenos honores militares en el cementerio de Dorfmark, cerca de Bad Fallingsbostel, en la Baja Sajonia.
(1) Para su historia véase: http://www.bundestag.de/htdocs_e/artand ... index.html" onclick="window.open(this.href);return false;
(2) Bloxham, 167.
(3)) Melvin, 491.
(4) Ibid.
(5) Con anterioridad, también estaba investido de este poder por el estatuto Royal Warrant el Alto Comisionado Aliado para Alemania del Oeste, entonces Sir Ivone Kirkpatrick, un diplomático de carrera, pero pronto le fue retirado por el gobierno laborista en mayo de 1951. Véase Bloxham, 167.
(6) Bloxham, 168-169. En su original: "In anticipation of the need for clarity, the Court had decreed at the end of the trial that Manstein’s sentence ‘will date from today (19 December 1949). The period during which the accused has been in custody has been taken into account.’ This was drawn to Eden’s attention, yet he argued that in such cases the judicial qualification ‘taken into account’ did not necessarily mean that pretrial custody had been fully ‘reckoned towards [the] sentence’. Despite instances such as Manstein’s when the intention of the court had been obvious and unequivocal, if the judgement had not stated explicitly the formula that time previously served would be ‘set off in its entirety’, it was considered legitimate to subtract this time from the total number of years decreed".
(7) Bloxham, 169; Melvin, 494.
(8) Bloxham, 169.
(9) Para más detalles, en especial la controvertida remisión de un tercio de la condena por buena conducta, véase Bloxham, 170-171.
Saludos cordiales
José Luis
En Alemania, entre los defensores de Manstein estaban sus antiguos camaradas de armas los generales Heusinger, Speidel, Westphal y su siempre fiel Theodor Busse; pero también había una amplia variedad de políticos y periodistas. Tanto el presidente de la República Federal (que había sido establecida por el Consejo Parlamentario el 23 de mayo de 1949), Theodor Heuss, como el presidente del Bundestag (formado el 7 de septiembre de 1949 como sucesor del Consejo Parlamentario) (1), Hermann Ehlers, solicitaron que fuese revisada la sentencia de Manstein. Y nada menos que el canciller Konrad Adenauer puso ante los aliados como condición indispensable para el rearme de la RF de Alemania (para hacer frente a la amenaza soviética) la liberación de Manstein (y todos los oficiales alemanes en prisiones aliadas). A mediados de 1950 había declarado que dos de las condiciones necesarias para el rearme alemán eran “el cese de la difamación del soldado alemán y un acuerdo satisfactorio de las sentencias por crímenes de guerra” (2). También los partidos políticos de centro (FDP) y centro-derecha (CDU) presionaron para la revisión o liberación (3).
En Inglaterra nadie se movió tanto para la liberación de Manstein como Liddell Hart y Reginald Paget. Durante 1950 Hart viajó a Alemania para sondear la opinión de ex militares con respecto a los juicios por crímenes de guerra establecidos por los aliados; llegó a la conclusión de que la única manera de lograr un consenso público en Alemania sobre su rearme pasaba por “solucionar” el problema de los generales alemanes convictos (4).
Cuando en octubre de 1951 los conservadores británicos bajo Churchill regresaron al gobierno, la cuestión de la liberación de Manstein (y de todos los oficiales alemanes bajo custodia británica) cobró un nuevo impulso. La autoridad para una recomendación de clemencia para la sentencia de Manstein descansaba en el Secretario de Exteriores (5), Anthony Eden, quien recalcó que sólo podía ejercer ese poder únicamente en casos donde estuviese justificado. Sin embargo, en diciembre de 1951 Eden persuadió al gobierno británico para que aceptara su recomendación de que el tiempo de custodia antes del juicio fuese descontado de las sentencias impuestas por los tribunales británicos a los criminales de guerra alemanes. Este principio aparentemente equitativo podía significar en algunos casos que se doblase una reducción de sentencia ya hecha; tal era el caso de Manstein y su reducción de condena ya hecha el 24-2-1950.
No obstante, el tribunal que condenó a Manstein ya había establecido al final del juicio que la sentencia de Manstein “contará desde hoy (19 de diciembre de 1949). El periodo durante el cual el acusado ha estado custodiado ha sido tenido en cuenta [taken into account]”. Eden argumentó que en tales casos la calificación judicial “taken into account” no significaba necesariamente que la custodia previa al juicio hubiera sido plenamente “calculada en la sentencia”. Bajo este asidero semántico era legítimo, según Eden, restar del total de años decretados en la sentencia el tiempo de custodia que el condenado había servido antes del juicio (6).
En el verano de 1952, cuando cobró relevancia la ratificación alemana del Tratado de la Comunidad de Defensa Europea, Liddel Hart informó a sus “confederados parlamentarios” (Paget, Hankey y el nuevo ministro de Defensa, mariscal Alexander) de sus conversaciones mantenidas con Adenauer en junio de ese año. Paget le respondió por carta que remitiría toda su información a Churchill y le expresó su confianza de que el gobierno conseguiría un pretexto para liberar a Manstein (y Kesselring). A tal fin, el gobierno estaba preparando un informe médico sobre Manstein que posibilitara, en base a sus problemas de cataratas y su estado de “melancolía”, su salida de Werl. De esta forma, Manstein fue examinado por un psiquiatra en junio, pero -quizás como comentó Alexander, porque no había sido bien preparado sobre los aspectos del prisionero en que debía concentrarse- no encontró ningún problema físico o mental que justificara la puesta en libertad por razones médicas. El propio Manstein dijo al respecto: “Yo no era el tipo ideal para un psiquiatra y no era realmente un candidato adecuado para pretender que había sufrido un colapso nervioso” (7).
Como Manstein, no obstante, se quejó de que precisaba tratamiento médico, en agosto de 1952 fue puesto temporalmente en libertad para una intervención de cataratas. No regresó jamás a prisión, pues tras su operación se le concedió libertad indefinida por convalecencia, un plan que ya había sido urdido por la Oficina de Exteriores con el conocimiento de Churchill y Kirkpatrick. Este último aseguró a Adenauer que nadie temporalmente liberado por problemas de salud regresaría a prisión (8).
Ahora ya todo estaba listo para su liberación final. En 1950 se le había reducido la condena a 12 años; luego tenía un tercio de remisión por buena conducta, y finalmente estaba la deducción, acordada por el gobierno, del periodo que estuvo bajo custodia antes del juicio. Así las cosas, Manstein debía ser formalmente liberado el 7 de mayo de 1953; de hecho, fue liberado en febrero de 1953 cuando se le permitió ampliar el periodo de convalecencia (que desde el final de la operación de cataratas en octubre de 1952 disfrutaba en Kiel) en Allmendingen, zona americana, donde el 7 de mayo de 1953 recibió la noticia de su liberación oficial (9).
En 1958 Manstein se instaló en Irschenhausen (actualmente Icking), cerca de Munich, donde murió el 10 de junio de 1973 a los 86 años de edad, víctima de una apoplejía cerebral. Junto con su mujer fue enterrado con plenos honores militares en el cementerio de Dorfmark, cerca de Bad Fallingsbostel, en la Baja Sajonia.
(1) Para su historia véase: http://www.bundestag.de/htdocs_e/artand ... index.html" onclick="window.open(this.href);return false;
(2) Bloxham, 167.
(3)) Melvin, 491.
(4) Ibid.
(5) Con anterioridad, también estaba investido de este poder por el estatuto Royal Warrant el Alto Comisionado Aliado para Alemania del Oeste, entonces Sir Ivone Kirkpatrick, un diplomático de carrera, pero pronto le fue retirado por el gobierno laborista en mayo de 1951. Véase Bloxham, 167.
(6) Bloxham, 168-169. En su original: "In anticipation of the need for clarity, the Court had decreed at the end of the trial that Manstein’s sentence ‘will date from today (19 December 1949). The period during which the accused has been in custody has been taken into account.’ This was drawn to Eden’s attention, yet he argued that in such cases the judicial qualification ‘taken into account’ did not necessarily mean that pretrial custody had been fully ‘reckoned towards [the] sentence’. Despite instances such as Manstein’s when the intention of the court had been obvious and unequivocal, if the judgement had not stated explicitly the formula that time previously served would be ‘set off in its entirety’, it was considered legitimate to subtract this time from the total number of years decreed".
(7) Bloxham, 169; Melvin, 494.
(8) Bloxham, 169.
(9) Para más detalles, en especial la controvertida remisión de un tercio de la condena por buena conducta, véase Bloxham, 170-171.
Saludos cordiales
José Luis