Ruta de escape para los nazis
Publicado: Mié Mar 15, 2006 3:00 am
RUTA DE ESCAPE PARA LOS NAZIS
A continuación les transcribo parte de un capítulo del libro “Perón y los alemanes” (Uki Goñi – Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1998) donde cuenta quiénes estaban involucrados en el escape de ex jerarcas nazis hacia la Argentina.
Dice Uki Goñi en su libro:
Pero fue por Italia y con la ayuda del Vaticano que la mayor cantidad de fugitivos llegó a la Argentina. En diciembre de 1946 Perón había puesto a un hombre de la iglesia a cargo de la flamante DAIE (Delegación Argentina de Inmigración en Europa) cuya oficina central se ubicaba en Roma. El presbítero José Clemente Silva, hermano del General ultranacionalista y amigo de Perón, Oscar Silva, partió de inmediato a Italia con instrucciones de organizar el cruce de cuatro millones de europeos a la Argentina a razón de 30.000 por mes.
El presbítero portaba además una encomienda secreta de Perón, encargarse del traslado clandestino de personalidades especiales carentes de documentación. Así fue como en Italia el ex espía del Abwehr en Yugoslavia, Bulgaria y Albania, Reinhard KOPPS* (conocido luego en Bariloche como Juan Maler), comenzó su colaboración con el obispo Alois HUDAL, rector de la Iglesia alemana Santa María dell’Anima en Roma, para enviar contingentes de nazis hacia la Argentina.
*para más datos de Reinhard Kopps ver:
http://wwwsegundaguerr.superforos.com/v ... php?t=1843
El austríaco Hudal logró salvar cientos de criminales que deberían haber sido juzgados por actos cometidos durante el régimen nazi. El sistema era relativamente simple. Kopps recibía las solicitudes de los deseosos de emigrar. Para cumplir las instrucciones de Hudal de doordinar su transporte hacia Sudamérica, Kopps trabó un acuerdo con el consulado argentino en Génova a través del sudtirolés Franz RUFFINENGO, secretario de la Comisión Argentina de Inmigración en esa ciudad, contratado por el consulado porque hablaba alemán y para facilitar los trámites.
Los permisos de entrada eran provistos por la Dirección de Migraciones de Buenos Aires, los pasaportes por la Cruz Roja, las visas por el consulado argentino y los barcos de la línea Dodero transportaban la preciosa carga de Génova a Buenos Aires.
Los consulados argentinos tenían la ventaja adicional que eran de los pocos que estampaban visas en pasaportes de la Cruz Roja. Estos documentos suplían los supuestamente perdidos por personas obligadas a abandonar su hogar durante la guerra, pero le calzaban como anillo al dedo también a muchos que deseaban viajar ocultando su verdadera identidad. La Cruz Roja desbordada por la gran cantidad y la urgencia de las solicitudes hacía un examen muy superficial de antecedentes personales. Los consulados argentinos hacían menos preguntas todavía.
Pronto se acoplaba también a la red de Hudal el sacerdote croata Krunoslav DRAGANOVIC del Instituto San Girolamo en Roma, cuyas espaciosas instalaciones servíande refugio a los fugitivos. Un sacerdote con un oscuro pasado ligado a los campos de concentración del régimen pro nazi del ustasha Ante PAVELIC, que superabann en crueldad si es posible a los campos del Tercer Reich, Draganovic proveería un servicio de valor incalculable para sus compatriotas croatas y sus aliados nazis.
La conexión entre Draganovic y Buenos Aires funcionó aceitadamente desde el inicio. Una primera lista de 250 croatas redactada en Europa y enviada a la filial de Caritas Croata en Argentina fue aprobada sin revisión por la Dirección de Migraciones el 27 de noviembre de 1946 (Expediente Nro 72.513/1946). Una segunda lista de otros 250 recibió más tarde igual trato preferencial.
El embudo croata escondió también a alemanes deseosos de abandonar Europa. Draganovic inclusive ponía su red a disposición de los nazis que Estados Unidos deseaba esconder en Sudamérica, cobrando por este servicio 1.000 dólares por persona (1.400 dólares para candidatos VIP). Así, por ejemplo, se hizo cargo del “Carnicero de Lyons”, el oficial SS Klaus BARBIE, a quien recibió de la mano de oficiales de inteligencia norteamericanos en la estación de tren de Génova.
Draganovic acompañó a Barbie a Via Albaro 38, donde fue recibido con un vigoroso “¡Heil Hitler!” por los diplomáticos del consulado argentino. El desconfiado Barbie pensó que se trataba de una trampa pero luego se dio cuenta que el saludo era sincero. Una vez con la visa argentina en la mano Barbie obtuvo documentos de la Cruz Roja bajo el apellido Altmann para él y toda su familia. Barbie y varios otros nazis abordaron el barco “Corrientes” en Génova el 22 de marzo de 1951, permaneciendo poco tiempo en Buenos Aires antes de establecerse en Bolivia. Cuando Barbie preguntó a Draganovic por qué lo auydaba a fugar, el sacerdote dijo: “Debemos preservar una especie de reserva de la que podamos nutrirnos en el futuro”.
Por las expertas manos de HUDAL, DRAGANOVIC y KOPPS pasarían por aquellos años los peores criminales de la guerra, incluyendo Adolf EICHMANN y su ayudante Franz STANGL.
A continuación les transcribo parte de un capítulo del libro “Perón y los alemanes” (Uki Goñi – Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1998) donde cuenta quiénes estaban involucrados en el escape de ex jerarcas nazis hacia la Argentina.
Dice Uki Goñi en su libro:
Pero fue por Italia y con la ayuda del Vaticano que la mayor cantidad de fugitivos llegó a la Argentina. En diciembre de 1946 Perón había puesto a un hombre de la iglesia a cargo de la flamante DAIE (Delegación Argentina de Inmigración en Europa) cuya oficina central se ubicaba en Roma. El presbítero José Clemente Silva, hermano del General ultranacionalista y amigo de Perón, Oscar Silva, partió de inmediato a Italia con instrucciones de organizar el cruce de cuatro millones de europeos a la Argentina a razón de 30.000 por mes.
El presbítero portaba además una encomienda secreta de Perón, encargarse del traslado clandestino de personalidades especiales carentes de documentación. Así fue como en Italia el ex espía del Abwehr en Yugoslavia, Bulgaria y Albania, Reinhard KOPPS* (conocido luego en Bariloche como Juan Maler), comenzó su colaboración con el obispo Alois HUDAL, rector de la Iglesia alemana Santa María dell’Anima en Roma, para enviar contingentes de nazis hacia la Argentina.
*para más datos de Reinhard Kopps ver:
http://wwwsegundaguerr.superforos.com/v ... php?t=1843
El austríaco Hudal logró salvar cientos de criminales que deberían haber sido juzgados por actos cometidos durante el régimen nazi. El sistema era relativamente simple. Kopps recibía las solicitudes de los deseosos de emigrar. Para cumplir las instrucciones de Hudal de doordinar su transporte hacia Sudamérica, Kopps trabó un acuerdo con el consulado argentino en Génova a través del sudtirolés Franz RUFFINENGO, secretario de la Comisión Argentina de Inmigración en esa ciudad, contratado por el consulado porque hablaba alemán y para facilitar los trámites.
Los permisos de entrada eran provistos por la Dirección de Migraciones de Buenos Aires, los pasaportes por la Cruz Roja, las visas por el consulado argentino y los barcos de la línea Dodero transportaban la preciosa carga de Génova a Buenos Aires.
Los consulados argentinos tenían la ventaja adicional que eran de los pocos que estampaban visas en pasaportes de la Cruz Roja. Estos documentos suplían los supuestamente perdidos por personas obligadas a abandonar su hogar durante la guerra, pero le calzaban como anillo al dedo también a muchos que deseaban viajar ocultando su verdadera identidad. La Cruz Roja desbordada por la gran cantidad y la urgencia de las solicitudes hacía un examen muy superficial de antecedentes personales. Los consulados argentinos hacían menos preguntas todavía.
Pronto se acoplaba también a la red de Hudal el sacerdote croata Krunoslav DRAGANOVIC del Instituto San Girolamo en Roma, cuyas espaciosas instalaciones servíande refugio a los fugitivos. Un sacerdote con un oscuro pasado ligado a los campos de concentración del régimen pro nazi del ustasha Ante PAVELIC, que superabann en crueldad si es posible a los campos del Tercer Reich, Draganovic proveería un servicio de valor incalculable para sus compatriotas croatas y sus aliados nazis.
La conexión entre Draganovic y Buenos Aires funcionó aceitadamente desde el inicio. Una primera lista de 250 croatas redactada en Europa y enviada a la filial de Caritas Croata en Argentina fue aprobada sin revisión por la Dirección de Migraciones el 27 de noviembre de 1946 (Expediente Nro 72.513/1946). Una segunda lista de otros 250 recibió más tarde igual trato preferencial.
El embudo croata escondió también a alemanes deseosos de abandonar Europa. Draganovic inclusive ponía su red a disposición de los nazis que Estados Unidos deseaba esconder en Sudamérica, cobrando por este servicio 1.000 dólares por persona (1.400 dólares para candidatos VIP). Así, por ejemplo, se hizo cargo del “Carnicero de Lyons”, el oficial SS Klaus BARBIE, a quien recibió de la mano de oficiales de inteligencia norteamericanos en la estación de tren de Génova.
Draganovic acompañó a Barbie a Via Albaro 38, donde fue recibido con un vigoroso “¡Heil Hitler!” por los diplomáticos del consulado argentino. El desconfiado Barbie pensó que se trataba de una trampa pero luego se dio cuenta que el saludo era sincero. Una vez con la visa argentina en la mano Barbie obtuvo documentos de la Cruz Roja bajo el apellido Altmann para él y toda su familia. Barbie y varios otros nazis abordaron el barco “Corrientes” en Génova el 22 de marzo de 1951, permaneciendo poco tiempo en Buenos Aires antes de establecerse en Bolivia. Cuando Barbie preguntó a Draganovic por qué lo auydaba a fugar, el sacerdote dijo: “Debemos preservar una especie de reserva de la que podamos nutrirnos en el futuro”.
Por las expertas manos de HUDAL, DRAGANOVIC y KOPPS pasarían por aquellos años los peores criminales de la guerra, incluyendo Adolf EICHMANN y su ayudante Franz STANGL.