Publicado: Mié Nov 23, 2005 6:14 pm
La entrada en escena de un tal Eichmann
Pero de los testimonios sobre el exterminio emerge poco a poco otro personaje que no está sentado en el banquillo de los acusados y que parece haberse esfumado en el aire, como tantas otras eminencias grises del Reich. El comandante de Auschwitz lo ha evocado, atribuyéndole una función macabra. Es un tal Eichmann, ha dicho Hoss, que tenia la misión de contar las victimas. Era, en suma, el contable del exterminio.
Pero antes de Hoss, ha hablado de él en el proceso otro testigo creíble: el capitán de las SS Dieter Wisliceny, representante de Eichmann en Bratislava, y luego en Grecia y Hungría hasta enero de 1945. Eichmann, revela Wisliceny, era el jefe del departamento IV-A-4 del Negociado Central de Seguridad del Reich (RSHA), mandado primero por Heydrich y luego por Kaltenbrunner. Es, en suma, una división de la GESTAPO teóricamente a las órdenes de Müller, pero en la práctica bastante autónoma, tanto que Eichmann para cuestiones de especial importancia podía consultar directamente a Kaltenbrunner o a Himmler. Su competencia eran las relaciones con las confesiones religiosas y la cuestión judía.
Wisliceny no se muerde la lengua. Declara el 3 de enero y le interroga el teniente coronel Brookhart, uno de los sustitutos del fiscal americano. Es un largo interrogatorio que arroja luz sobre la organización de la Gestapo, sobre las responsabilidades de Kaltenbrunner y sobre las varias fases de la "solución fnal". Pero lo que impresiona más a los presentes es el retrato despiadado del personaje Eichmann.
Pocos rasgos bastan para evocarlo.
Brookhart: "¿Preguntó a Eichmann qué significaba la expresión 'solución final en la orden de Himmler?".
Wisliceny: "Eichmann acabó explicándome qué se pretendía. Me dijo que 'solución final' significaba el exterminio biológico y total de los judíos en los territorios del este...".
Brookhart: "¿Dijo alguna cosa a Eichmann a propósito del poder que le daba esa orden?".
Wisliceny: "Eichmann me dijo que él estaba personalmente encargado de cumplir esa orden dentro del RSHA. Con tal fin había recibido completa autoridad del mismo jefe del SD, Himmler. Era responsable también de la perfecta ejecución de la orden".
Brookhart: "¿Hizo comentarios sobre los poderes de Eichmann?".
Wisliceny: "Sí, me daba perfectamente cuenta de que esa orden era la condena a muerte de millones de personas. Dije a Eichmann: 'Dios quiera que nuestros enemigos no tengan nunca la posibilidad de hacer lo mismo con el pueblo alemán '. Por toda respuesta, Eichmann me dijo que no fuera sentimental. Era una orden del Führer y debía ser cumplida".
Pero. ¿cómo era Eichmann? Wisliceny dice: "Desde lodos los puntos de vista era un perfecto burócrata. Cada vez que se reunía con un superior tomaba inmediatamente notas que incluía en sus 'dossiers'. Me hacía notar siempre que para él lo más importante era estar 'cubierto' por los superiores. Evitaba toda responsabilidad personal y cuidaba de ocultarse Iras los superiores, sobre todo Müller y Kaltenbrunner...".
Cuando Brookhart le pide que recuerde su último encuentro con Eichmann, Wisliceny tiene ocasión de completar el retrato de su jefe. Lo vio por última vez en febrero de 1945, y el "contable del exterminio" le dijo que si Alemania perdiera la guerra, él se suicidaría. Pero, añade el testigo, "me dijo que saltaría riendo a la tumba, porque la idea de tener sobre la conciencia cinco millones de personas seria para él fuente de especial satisfacción".
Las reacciones de los acusados ante la revelación de la "solución final" muestran las diferencias notables que la derrota del Tercer Reich y la condena del mundo habían creado entre los ex dueños de la Europa nazi.
Continuando el examen de los testigos de cargo, es llamado a declarar un hombre de treinta y ocho años, de aspecto de intelectual, ex jefe de la división III del Negociado Central de Seguridad del Reich. Se llama Otto Ohlendorf y morirá en la horca el 8 de junio de 1951, en la cárcel del Landsberg, después de un proceso ante un Tribunal americano.
En la guerra mandó uno de los cuatro Einsatzgruppen que acompañaron a los ejércitos alemanes a Rusia con la misión de "colaborar" en la ejecución de la "solución final".
"¿En qué sentido", le pregunta el americano Amen. "las misiones oficiales de los Einsatzgruppen concernían a los judíos y los comisarios comunistas?".
Ohlendorf: "En las zonas de operaciones de los Einsatzgruppen en territorio ruso, los judíos y los comisarios políticos soviéticos debían ser liquidados...".
Amen: "Cuando dice liquidados, ¿quiere decir eliminados?".
Ohlendorf: "Quiero decir asesinados".
A las preguntas siguientes, el testigo responde aclarando mejor las relaciones entre la Wehrmacht y el Negociado Central de Seguridad del Reich. "... Durante esta liquidación en la zona de operaciones de un grupo de ejércitos o de un ejército, los jefes militares habían recibido orden de prestar toda la ayuda. Por lo demás, sin estas instrucciones al ejército, las actividades de los Einsatzgruppen habrían sido imposibles...".
Ohlendorf no tiene escrúpulos en confesar que bajo su mando fueron enviadas a la muerte noventa mil personas. No sólo hombres, sino también mujeres y niños.
"¿Por qué razón eran muertos los niños?", pregunta el juez ruso, general I. T. Nikitchenko.
Ohlendorf: La orden era de que la población judía debía ser enteramente exterminada".
Nikitchenko: "¿Comprendidos los niños?".
Ohlendorf: "Sí".
Nikitchenko: "¿Todos lo niños judíos fueron exterminados?".
Ohlendorf: "Si"'.
El testigo, respondiendo al coronel Amen, evoca todos los macabros detalles de las ejecuciones confiadas a los pelotones especiales que había mandado. Con precisión e indiferencia, y sin revelar ningún tipo de emoción. Forma parte, con Höss y tantos otros que se han sucedido en la tribuna de testigos, de aquel universo nazi en el que se arriesgaban a ser tachados de sentimentalismo los que dudaban un solo instante ante la orden de eliminar a un pueblo entero de la superficie de la Tierra.
Otto Ohlendorf
Saludos cordiales
Pero de los testimonios sobre el exterminio emerge poco a poco otro personaje que no está sentado en el banquillo de los acusados y que parece haberse esfumado en el aire, como tantas otras eminencias grises del Reich. El comandante de Auschwitz lo ha evocado, atribuyéndole una función macabra. Es un tal Eichmann, ha dicho Hoss, que tenia la misión de contar las victimas. Era, en suma, el contable del exterminio.
Pero antes de Hoss, ha hablado de él en el proceso otro testigo creíble: el capitán de las SS Dieter Wisliceny, representante de Eichmann en Bratislava, y luego en Grecia y Hungría hasta enero de 1945. Eichmann, revela Wisliceny, era el jefe del departamento IV-A-4 del Negociado Central de Seguridad del Reich (RSHA), mandado primero por Heydrich y luego por Kaltenbrunner. Es, en suma, una división de la GESTAPO teóricamente a las órdenes de Müller, pero en la práctica bastante autónoma, tanto que Eichmann para cuestiones de especial importancia podía consultar directamente a Kaltenbrunner o a Himmler. Su competencia eran las relaciones con las confesiones religiosas y la cuestión judía.
Wisliceny no se muerde la lengua. Declara el 3 de enero y le interroga el teniente coronel Brookhart, uno de los sustitutos del fiscal americano. Es un largo interrogatorio que arroja luz sobre la organización de la Gestapo, sobre las responsabilidades de Kaltenbrunner y sobre las varias fases de la "solución fnal". Pero lo que impresiona más a los presentes es el retrato despiadado del personaje Eichmann.
Pocos rasgos bastan para evocarlo.
Brookhart: "¿Preguntó a Eichmann qué significaba la expresión 'solución final en la orden de Himmler?".
Wisliceny: "Eichmann acabó explicándome qué se pretendía. Me dijo que 'solución final' significaba el exterminio biológico y total de los judíos en los territorios del este...".
Brookhart: "¿Dijo alguna cosa a Eichmann a propósito del poder que le daba esa orden?".
Wisliceny: "Eichmann me dijo que él estaba personalmente encargado de cumplir esa orden dentro del RSHA. Con tal fin había recibido completa autoridad del mismo jefe del SD, Himmler. Era responsable también de la perfecta ejecución de la orden".
Brookhart: "¿Hizo comentarios sobre los poderes de Eichmann?".
Wisliceny: "Sí, me daba perfectamente cuenta de que esa orden era la condena a muerte de millones de personas. Dije a Eichmann: 'Dios quiera que nuestros enemigos no tengan nunca la posibilidad de hacer lo mismo con el pueblo alemán '. Por toda respuesta, Eichmann me dijo que no fuera sentimental. Era una orden del Führer y debía ser cumplida".
Pero. ¿cómo era Eichmann? Wisliceny dice: "Desde lodos los puntos de vista era un perfecto burócrata. Cada vez que se reunía con un superior tomaba inmediatamente notas que incluía en sus 'dossiers'. Me hacía notar siempre que para él lo más importante era estar 'cubierto' por los superiores. Evitaba toda responsabilidad personal y cuidaba de ocultarse Iras los superiores, sobre todo Müller y Kaltenbrunner...".
Cuando Brookhart le pide que recuerde su último encuentro con Eichmann, Wisliceny tiene ocasión de completar el retrato de su jefe. Lo vio por última vez en febrero de 1945, y el "contable del exterminio" le dijo que si Alemania perdiera la guerra, él se suicidaría. Pero, añade el testigo, "me dijo que saltaría riendo a la tumba, porque la idea de tener sobre la conciencia cinco millones de personas seria para él fuente de especial satisfacción".
Las reacciones de los acusados ante la revelación de la "solución final" muestran las diferencias notables que la derrota del Tercer Reich y la condena del mundo habían creado entre los ex dueños de la Europa nazi.
Continuando el examen de los testigos de cargo, es llamado a declarar un hombre de treinta y ocho años, de aspecto de intelectual, ex jefe de la división III del Negociado Central de Seguridad del Reich. Se llama Otto Ohlendorf y morirá en la horca el 8 de junio de 1951, en la cárcel del Landsberg, después de un proceso ante un Tribunal americano.
En la guerra mandó uno de los cuatro Einsatzgruppen que acompañaron a los ejércitos alemanes a Rusia con la misión de "colaborar" en la ejecución de la "solución final".
"¿En qué sentido", le pregunta el americano Amen. "las misiones oficiales de los Einsatzgruppen concernían a los judíos y los comisarios comunistas?".
Ohlendorf: "En las zonas de operaciones de los Einsatzgruppen en territorio ruso, los judíos y los comisarios políticos soviéticos debían ser liquidados...".
Amen: "Cuando dice liquidados, ¿quiere decir eliminados?".
Ohlendorf: "Quiero decir asesinados".
A las preguntas siguientes, el testigo responde aclarando mejor las relaciones entre la Wehrmacht y el Negociado Central de Seguridad del Reich. "... Durante esta liquidación en la zona de operaciones de un grupo de ejércitos o de un ejército, los jefes militares habían recibido orden de prestar toda la ayuda. Por lo demás, sin estas instrucciones al ejército, las actividades de los Einsatzgruppen habrían sido imposibles...".
Ohlendorf no tiene escrúpulos en confesar que bajo su mando fueron enviadas a la muerte noventa mil personas. No sólo hombres, sino también mujeres y niños.
"¿Por qué razón eran muertos los niños?", pregunta el juez ruso, general I. T. Nikitchenko.
Ohlendorf: La orden era de que la población judía debía ser enteramente exterminada".
Nikitchenko: "¿Comprendidos los niños?".
Ohlendorf: "Sí".
Nikitchenko: "¿Todos lo niños judíos fueron exterminados?".
Ohlendorf: "Si"'.
El testigo, respondiendo al coronel Amen, evoca todos los macabros detalles de las ejecuciones confiadas a los pelotones especiales que había mandado. Con precisión e indiferencia, y sin revelar ningún tipo de emoción. Forma parte, con Höss y tantos otros que se han sucedido en la tribuna de testigos, de aquel universo nazi en el que se arriesgaban a ser tachados de sentimentalismo los que dudaban un solo instante ante la orden de eliminar a un pueblo entero de la superficie de la Tierra.
Otto Ohlendorf
Saludos cordiales