Selling the past, artículo de The Times

Los juicios de Núremberg, las nuevas fronteras

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gableleig
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Selling the past, artículo de The Times

Mensaje por gableleig » Vie Nov 14, 2008 1:13 pm

Hola a todos. Hace poco me tropecé con un artículo de The Times, escrito por un tal Michal Pinto-Duchinsky, profesor de Política de la Universidad de Brunel (Inglaterra). El artículo, publicado en 1998, se titula Selling the past, y trata sobre cómo las grandes empresas alemanas contratan los servicios de historiadores para limpiar sus nombres y sus actividades durante el periodo del Tercer Reich (colaboracionismo, empleo de mano de obra esclava, etc.).
El objetivo de este hilo es traducir el artículo (lo que me llevará varios días). Aquí os dejo el enlace del artículo completo: http://www.timesonline.co.uk/tol/incomi ... 777803.ece. Y aquí, la primera parte de la traducción (las notas son mías):

VENDIENDO EL PASADO. Los peligros de la financiación externa para la investigación histórica.

¿Es cierto que algunos historiadores aceptan remuneraciones de instituciones privadas, bancos o agencias gubernamentales cuyos hechos pasados están sujetos a investigación? El reto para la integridad académica existe cuando aquellas compañías alemanas que actualmente están afrontando acciones legales en los Estados Unidos por aprovecharse del trabajo esclavo y por saquear durante el Holocausto, financian historias de sus actividades durante la guerra.

Los problemas éticos son mayúsculos cuando, como práctica habitual, las empresas seleccionan, pagan y dan acceso exclusivo a sus archivos a comisiones de historiadores “independientes”. Y es que el poder de la cartera tiene un amplio efecto sobre el modo en que la Historia está siendo estudiada, enseñada y publicada. Tradicionalmente, la historia de la guerra ha sido escrita por las naciones victoriosas. La batalla sobre la memoria colectiva está lejos de ser ganada por los vencedores. Frecuentemente, se escribe en beneficio de aquellos con los bolsillos más grandes o con mayores motivos para surtir su parte de la historia.

La campaña de las empresas privadas alemanas para proteger a sus empleados de cargos de crímenes de guerra y justificar su participación en la Solución Final nazi empezó en fecha tan temprana como 1946. Con fondos privados, un archivo fue abierto en la Universidad de Göttingen (Gotinga); el objetivo declarado: “la reunión de documentos legales, históricos y políticos que ayudarían a la rehabilitación de industriales alemanes dentro y fuera del país. Poco después, tres series de juicios a industriales tuvieron lugar en Nürnberg (Núremberg), dieron lugar en los EE. UU. a movimientos activos en las relaciones públicas a su favor. Aunque miembros importantes de Flick, Krupp e I. G. Farben fueron encarcelados, estos movimientos públicos aseguraron su pronta liberación y rehabilitación.
Otras figuras punteras de los negocios, tales como Hermann Abs, del Deutsche Bank, escaparon por los pelos de la acusación, porque los Aliados desearon reclutar a la industria alemana para luchar en la Guerra Fría contra la Unión Soviética. Habiendo evitado los cargos criminales en Occidente, Abs usó su posición como negociador de Konrad Adenauer para asegurar, en la Negociación para la Deuda de Londres de 1953 (1) , que los antiguos trabajadores esclavos tendrían unos mínimos derechos a la hora de reclamar compensaciones de las firmas que les habían oprimido. Cuando las principales firmas alemanas se vieron bajo presión política (generalmente de grupos de los Estados Unidos), algunas veces realizaban pagos voluntarios a algunas de sus antiguas víctimas.

En 1985, un escándalo de corrupción llevó a la adquisición de Flick por el Deutsche Bank tras el pago de 5 mil millones de marcos alemanes. Temiendo efectos negativos en la Bolsa de New York, el Deutsche Bank accedió a pagar un total de 5 millones de marcos alemanes (aproximadamente, un millón de libras esterlinas) a pequeños grupos de antiguos esclavos de Flick. Esto representaba una milésima parte del precio de venta.

(1) London Debt Settlement de 1953. No estoy del todo seguro de haber traducido correctamente estas palabras. Agradecería cualquier comentario al respecto.

Continuará...
Última edición por gableleig el Mar Nov 18, 2008 11:18 am, editado 2 veces en total.
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Luciano
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Selling the past, artículo de The Times

Mensaje por Luciano » Vie Nov 14, 2008 2:43 pm

Interesante artículo gableleig, no creo que haya una sola empresa alemana que no haya utilizado mano de obra esclava durante el Tercer Reich, además pienso que si las empresas quieren "borrar" o "distorsionar" el pasado es porque detrás de eso hay clientes de peso a los que sí les importará lo que hayan hecho hace 65 años.
Saludos.
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Jan7
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Selling the past, artículo de The Times

Mensaje por Jan7 » Vie Nov 14, 2008 10:14 pm

Querido Gableleig:

En primer lugar, darte la bienvenida a este Foro SGM :wink: .

Sobre tu interpretación/traducción que has hecho, mi opinión es favorable.

Y comprendo que te asalten las dudas, como me ha ocurrido a mí en ocasiones al traducir textos en Inglés Británico. Muchas veces ocurre que, debido al que el proceso de traducción tiene varias fases sucesivas, no es la traducción literal de las frases, sino la reescritura de los pensamientos del escritor original en nuestro idioma, lo que se plasma en la traducción final.

:sgm64: La expresión "La Deuda del Tercer Mundo", que habrás oído/leído muchas veces es similar y tu expresión, te repito, me parece totalmente adecuada.

Al buscar tu expresión dudosa en Google, he encontrado un artículo, que una vez leído, me ha dado la impresión que te resulte de interés para comprender tu artículo en The Times de Londres, proporcionado por la Universidad de Yale: http://www.econ.yale.edu/growth_pdf/cdp880.pdf

¡¡¡Ánimo!!! Mi experiencia personal, me dice que estás :sgm64: una buena fuente.....




Jan.
73 y buenos DX de Jan7

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gableleig
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Mensaje por gableleig » Sab Nov 15, 2008 11:13 am

Jan7 escribió:Querido Gableleig:

En primer lugar, darte la bienvenida a este Foro SGM :wink: .

Sobre tu interpretación/traducción que has hecho, mi opinión es favorable.

Y comprendo que te asalten las dudas, como me ha ocurrido a mí en ocasiones al traducir textos en Inglés Británico. Muchas veces ocurre que, debido al que el proceso de traducción tiene varias fases sucesivas, no es la traducción literal de las frases, sino la reescritura de los pensamientos del escritor original en nuestro idioma, lo que se plasma en la traducción final.

:sgm64: La expresión "La Deuda del Tercer Mundo", que habrás oído/leído muchas veces es similar y tu expresión, te repito, me parece totalmente adecuada.

Al buscar tu expresión dudosa en Google, he encontrado un artículo, que una vez leído, me ha dado la impresión que te resulte de interés para comprender tu artículo en The Times de Londres, proporcionado por la Universidad de Yale: http://www.econ.yale.edu/growth_pdf/cdp880.pdf

¡¡¡Ánimo!!! Mi experiencia personal, me dice que estás :sgm64: una buena fuente.....




Jan.
¡Muchas gracias, Jan! Me anima a seguir un post como el tuyo. En realidad no soy nuevo del todo, suelo entrar mucho por aquí, aunque aporte poco :oops:

En cuanto al tema de las traducciones, como bien has dicho es una tarea harto complicada, porque no consiste en traducir literalmente palabra por palabra, o frase por frase. Hay que poseer un mínimo de conocimientos sobre el tema del que se está traduciendo para no cometer errores de bulto (algún post hay en este foro sobre la traducción errónea de libros de editoriales importantes).

Desconocía por completo la celebración de estos acuerdos para la deuda de Alemania. Gracias por el documento que me has puesto en el enlace, Jan, lo que he leído hasta ahora es muy instructivo.

De tal modo, animo a todo el que disienta de la traducción a que lo haga saber, para que el artículo tenga al final un cuerpo útil y atractivo para todo aquel que no sepa (o no quiera) leer el artículo en inglés.
Saludos.
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Mensaje por gableleig » Sab Nov 15, 2008 12:18 pm

A pesar de la irrisoria cantidad de esta compensación, otras empresas tomaron conciencia de que también ellas podían verse presionadas por sus ex-esclavos.

Volkswagen contrató a uno de los principales historiadores alemanes, Hans Mommsen, para redactar un informe sobre la actividad de la empresa durante la guerra. Mientras tanto, un equipo de la Society for Business History (Sociedad para la Historia de la empresa) editó un volumen en 1986 para celebrar el centenario de Daimler-Benz. Como informó Michael Burleigh en History Today (2) (noviembre de 1992) el equipo había prometido en un memorándum confidencial que demostraría que la empresa automovilística “apoyó al régimen nacionalsocialista sólo como expansión inevitable de una compañía de su importancia”. En medio de las críticas de eruditos radicales, Daimler-Benz dio a su equipo de historiadores oficiales acceso privilegiado a sus archivos.

La historia oficial de Volkswagen causó un escándalo mayor. Su publicación llevó diez años. El retraso tuvo los efectos de restringir el acceso a los archivos de VW y permitir que un considerable número de víctimas murieran. Eventualmente, VW usó el informe provisional de Mommsen para justificar su rechazo a realizar pagos individuales a sus antiguos trabajadores esclavos. El historiador apoyó esta acción, en parte debido a que sus investigadores habían fracasado al desenterrar los “nombres y direcciones” de todos los “trabajadores forzados” y porque los recursos de la industria alemana eran “limitados”.

Finalmente, cuando el libro de Mommsen apareció en 1996, tuvo críticas variadas. Un radical lo condenó como “un lavado de cara” (Persil-shine) (3). La explicación de Mommsen sobre las atrocidades en la “granja de bebés” de la compañía en Ruehen fue tirada por tierra. Cientos de recién nacidos murieron allí tras arrebatárselos a sus madres, para que éstas pudieran seguir trabajando. El análisis de Mommsen coincidía en gran parte con el de la defensa en los juicios por crímenes de guerra que tuvieron lugar después de la guerra; los jueces británicos rechazaron la queja de que las muertes habían sido el resultado de una epidemia y sentenciaron a muerte al doctor nazi empleado por VW. La benigna obra de Mommsen relataba que los trabajadores extranjeros de VW habían formado una “sociedad multicultural” durante la guerra, lo cual difiere considerablemente de los informes presentados en acciones contra VW que han sido llevadas en los Estados Unidos por el abogado Mel Weiss.

(2) History Today es una famosa revista de historia con sede editorial en Londres, que sale al mercado desde 1951.
(3) Traduzco Persil-shine como “lavado de cara”. Por lo que he encontrado, Persil es un tipo de detergente.

Continuará...
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Mensaje por gableleig » Sab Nov 15, 2008 1:59 pm

Las presiones sobre bancos alemanes, compañías de seguros y empresas industriales han crecido al amparo de revelaciones sobre el oro nazi en bancos suizos. El acuerdo reciente de aquellos bancos suizos para otorgar compensaciones por valor de 1.250 millones de dólares (sobre 700 millones de libras esterlinas) a las víctimas del Holocausto, ha aumentado las perspectivas de que la gran empresa alemana entable negociaciones. Compañías y bancos han respondido al alimón reclutando historiadores oficiales. Esta táctica ha permitido ganar algo de tiempo para estas empresas y les ha otorgado la excusa para cerrar sus archivos a investigadores independientes.

Degussa, la compañía implicada en la fundición de los dientes de oro de los judíos gaseados en los campos de la muerte nazis, informó en The Times (25 de agosto de 1998) que había restringido a un investigador independiente, Hersch Fischler, un mayor acceso a sus archivos, después de que éste se tropezara con los detalles de la antigua implicación de la empresa en el truculento asunto de los dientes. A su vez, Degussa “permitió a otros historiadores empezar investigaciones, pero advirtiendo que los resultados no estarían listos antes del fin de 1999”.

El Dresdner Bank y el Deutsche Bank, que afrontan reclamaciones legales en los Estados Unidos por una cantidad de 18 mil millones de dólares por sus actividades durante la guerra, también han iniciado estudios históricos. El Deutsche Bank ha agradecido su relación con sus historiadores: los acuerdos alcanzados entre el Deutsche Bank y los historiadores son confidenciales. Esto incluye los honorarios, encuentros de la comisión y protocolos, etc. El Deutsche Bank se reserva su derecho a decidir qué investigadores pueden acceder a la documentación de Abs. El banco también decide qué académicos puede citar para una comisión y quién prepara los estudios detallados.
A pesar de lo anterior, los resultados provisionales de la investigación acerca de la implicación del Deutsche Bank en el asunto del oro nazi, publicados a finales de Julio (de 1998), llegaron más allá que en ocasiones anteriores, reconociendo prácticas culpables del banco y admitiendo al final lo que había sido obvio durante años para los investigadores externos: que Abs (el principal responsable de las operaciones del Deutsche Bank en la Europa ocupada) tiene que haber estado implicado en el asunto del oro (4) , a pesar de la aparente ausencia de pruebas documentales.

(4) Must have been in the picture
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Mensaje por gableleig » Lun Nov 17, 2008 11:32 am

Este último estudio, llevado por cinco respetados historiadores de universidades punteras en Gran Bretaña, Alemania, Israel y los Estados Unidos, sin embargo ilustra los problemas de la esponsorización empresarial de tales investigaciones.

En primer lugar, su trabajo estaba basado en gran parte en los archivos del banco mismo. No obstante, los dirigentes del banco tuvieron motivos suficientes para eliminar archivos cuando la guerra se acercaba a su fin; y hubo más oportunidades para destruir o esconder evidencias embarazosas durante el siguiente medio siglo. Por tanto, no sorprendió que la mayor de las evidencias incriminatorias, que relacionan a una sucursal del Deutsche Bank durante la guerra, el Credit Anstalt de Viena, haya aparecido sólo como resultado de investigaciones independientes a la realizada de manera oficial por los historiadores del Deutsche Bank y publicada en su informe.

En segundo lugar, el estudio de 1998 sobre el papel del Deutsche Bank en el tema del oro nazi elimina partes clave de un volumen oficial anterior publicado en una fecha tan cercana como 1995. En vista de la coincidencia entre los investigadores implicados en los proyectos de 1995 y 1998, resulta difícil explicar este aspecto. Si la historia oficial de 1995, escrita por cinco historiadores de renombre y aprobada por un comité de doce historiadores, había estado exenta de quejas de voces autorizadas sobre su contenido, ¿por qué los recientes cambios en la interpretación? ¿Por qué no estaba reflejada la información sobre los movimientos del banco en el asunto del oro nazi en el informe de 1995? Las pruebas centrales, tales como la implicación del banco en la construcción de Auschwitz, su papel protagonista en el Círculo de Amigos de Himmler, la condena in absentia de Abs por crímenes de guerra en Zagreb en 1945, y la inclusión de Abs en una lista de sospechosos como criminales nazis en los Estados Unidos en 1990, fueron encubiertas o ignoradas a lo largo de las 967 páginas del volumen de 1995.

Como indicación de las prioridades de este oficial, aunque independiente, informe, la presencia de Abs en el consejo supervisor de I. G. Farben durante la guerra ocupa sólo seis líneas. Fue en este periodo cuando, financiado principalmente por el Deutsche Bank, I. G. Farben construyó el campo de trabajadores esclavos de Buna. Primo Levi estuvo entre los afortunados supervivientes. Muchos miles fueron explotados hasta el límite y seguidamente conducidos a las cámaras de gas. Incluso la locacización del campo dentro del complejo de Auschwitz está equivocada en el volumen del Deutsche Bank. La fábrica de I. G. Farben en Buna estaba en Monowitz (Auschwitz III), no en Birkenau. El libro incluye una larga descripción sobre un viaje en tren desde Berlín a Hamburgo, realizado en Febrero de 1948, por el economista jefe del banco, E. W. Schmidt (5). Fue obligado a viajar en un atestado y oscuro vagón: “No es una exageración describir el viaje bajo tales condiciones como una tortura humana”.
Algunos de los historiadores que han aceptado comisiones de empresas alemanas para estudiar sus actividades en la guerra pueden haber pecado de ingenuos acerca de los peligros de esta actividad. Otros implicados en estos proyectos informan que han sido sumamente conscientes sobre la necesidad de mantener su independencia. En el caso del estudio de 1998 para el Deutsche Bank, el equipo histórico llegó a preparar un protocolo escrito que expusiera las “reglas del juego” (este protocolo, también, es confidencial). Igualmente existe un seminario privado en el que los temas éticos alcanzados en sus investigaciones son consideradas por unos quince historiadores actualmente empleados por diferentes compañías y bancos ex-nazis.

A pesar de estas buenas intenciones, la investigación de este tipo que está patrocinada está abierta al abuso. Las presiones sobre los profesionales que acceden a participar son sutiles pero profundas, debido a las siguientes razones:
1.- Desde que son las empresas las que seleccionan a los historiadores, es poco probable que entre los participantes se incluyan historiadores conocidos por mantener posturas críticas con estas empresas. Tom Bower, cuya magnífica obra Blind Eye to Murder había expuesto los hechos de Hermann Abs, no fue incluído en el equipo de revisión histórica del Deutsche Bank.
2.- Los académicos invitados a unirse a estas comisiones históricas muy bien remuneradas no necesitan ser advertidos de que deben mantenerse dentro del tiesto. La esperanza de un trabajo lucrativo en el futuro puede bastar para tentarles a la hora de alterar sus formulaciones y énfasis. Bower ha hecho hincapié en el lenguaje eufemístico empleado en la historia oficial del Deutsche Bank de 1995.
3.- Cuando se ven presionados por el tiempo, los historiadores externos tenderán a relajarse en la selección de documentos de los archivistas de la compañía.
4.- Los historiadores “oficiales” están demasiado a menudo cubiertos por una red de secretismo.
5.- Catedráticos y administradores académicos tienen motivos diversos para evitar ofender a empresas gigantescas como Volkswagen, Siemens y el Deutsche Bank, cuyas fundaciones educativas financian las investigaciones y becas de la universidad.

(5) Supongo que está contrastando el poco espacio dedicado a Abs como delegado de Farben con el espacio dedicado al viaje del alto cargo Schmidt en 1948.
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Mensaje por gableleig » Lun Nov 17, 2008 2:04 pm

Lo más importante de todo es la potencial distorsión que causa el efecto de la financiación a la investigación, la redacción de esta y su enseñanza. Supongamos que un académico tiene que elegir entre dos temáticas. Para una de ellas, los costes de la investigación serán pagados, las becas concedidas y los puestos para su enseñanza estarán disponibles; para la segunda, no habrá tales provisiones. Naturalmente, incluso los más devotos de entre los historiadores de mayor prestigio tenderán a ir donde vaya el dinero.

El elemento propagandístico en el trabajo de instituciones tales como la Sociedad Alemana para la Historia de la Empresa y el Instituto para la Investigación Histórica de la Banca (6) pone el énfasis sobre temáticas diferentes a la Segunda Guerra Mundial.

Análogamente, la Fundación anglo-alemana para el Estudio de la Sociedad Industrial, cuyo principal mecenas desde 1973 ha sido el Ministerio de Exteriores Alemán, ha concedido becas totalizando alrededor de 10 millones de libras esterlinas; entre ellas no había ninguna destinada a la investigación o para proyectos sobre las actuaciones de la industria alemana en relación al trabajo esclavo o sobre sus políticas de compensaciones económicas. Según la Fundación, “no entra dentro de las prioridades actuales de nuestra línea investigadora”.
La historia de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra en Alemania son temáticas donde la predominancia de fondos provenientes de instituciones gubernamentales y el sector privado alemán es acusada. Los problemas de la financiación desigual son encontrados también en otras áreas.

(6) German-based Society for Business History and Institute for Bank Historical Research
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Mensaje por gableleig » Mar Nov 18, 2008 11:14 am

Las universidades son un importante campo de batalla en el conflicto sobre la identidad nacional británica. La Comisión Europea ha hecho grandes inversiones en confabulaciones diseñadas para implantar la enseñanza de lo políticamente correcto en los cursos universitarios sobre las emergentes instituciones europeas. Los departamentos de Política e Historia Contemporánea han sido generosamente dotados con cátedras y lectureships (7) de la Fundación Jean Monnet (8). ¿Cuántos de los beneficiados serán euroescépticos? Los profesores de la Jean Monnet deben participar en “grupos de reflexión” con temáticas tales como el euro. Tal como dice la Comisión Europea, “gracias a la contribución de estos grupos, la comunidad científica y la sociedad civil han sido animadas a participar en el debate sobre los retos de la agenda europea”.

La escala del Proyecto Jean Monnet es inmensa. Hay 409 sillas Jean Monnet en las universidades de la Unión Europea, incluyendo 90 en Gran Bretaña. Desde 1990, el programa ha apoyado 1.722 “nuevas actividades de enseñanza”, incluyendo cursos y módulos universitarios sobre Estudio Europeos. Ciento cuarenta y seis iniciativas (incluyendo 39 sillas) han sido sobre la historia de la integración europea, y 348 sobre estudios políticos europeos. Existen fondos especiales para la investigación sobre la “memoria de la gente que construyó Europa”.

El “Europaeum”, que une Oxford con un grupo de universidades europeas, fue establecido con fondos privados y el objetivo confeso de crear una élite pro-europea. Aparecen como el equivalente de la financiación anti-federalista.
Existe un conflicto financiero entre los proeuropeos y los atlanticistas, en cuya retaguardia ha sido disputada una acción para financiar Estudios Americanos. La Comisión Fullbright realizó una serie de cursos sobre los Estados Unidos que fueron impartidos en las universidades británicas. Con la ayuda monetaria las becas Mellon (9) , un nuevo centro para Estudios Americanos está siendo construido en Oxford.

Los Estudios sobre Oriente Medio están dominados por académicos pro-árabes y pro-israelíes, metidos en una especie de carrera entre ambos. Existe cierto número de universidades en Gran Bretaña y los Estados Unidos donde académicos financiados por fondos árabes, o por fondos israelíes o judíos, imparten cursos rivales en la misma universidad acerca del conflicto árabe-israelí. Hace algunos años, estudiantes de Georgetown (Washington, D.C.), admitieron francamente que realizaban sus exámenes finales bajo la presunción de que sus notas dependerían de que realizaran una interpretación adecuada sobre los orígenes de la Guerra de los Seis Días según si el profesor estaba financiado por fondos árabes o israelíes. Tal diversidad evidentemente proporcionaba una experiencia educativa cuando menos interesante. No obstante, ilustraba cómo los cursos ofrecidos iban en función de dónde tenían su origen los fondos que los mantenían, y no se organizaban solamente siguiendo criterios académicos.
Algunos rectores de universidad han demostrado habilidad a la hora de enriquecer sus instituciones “jugando” a dos bandas entre un lado y otro. El problema académico estriba en que importantes campos de estudio que no se benefician de financiación o de determinados patrocinadores externos, probablemente sean rechazados. La pobreza de Europa del Este, combinada con el fin de la Guerra Fría, ha hecho que sea difícil encontrar financiación para estudios de los antiguos satélites soviéticos. En contraste, estudios de ciertos países de Oriente Medio están creciendo, y preciosos edificios están siendo construidos para albergar los institutos dedicados a tales estudios.
Los fondos extranjeros y la esponsorización empresarial han llegado para quedarse. Apropiadamente administrados, se añaden al pluralismo y la prosperidad de la vida académica. Pero es necesario salvaguardar determinados campos, especialmente aquellos donde existen campos contradictorios que conciernen a la Historia Contemporánea y Política.

Aunque las becas externas son bienvenidas, no deberían convertirse en la principal fuente monetaria para financiar estudios. Los gobiernos británicos han tendido a desatender sus propias responsabilidades financieras. Esto es aplicable tanto a la Historia Contemporánea como a la investigación científica.
También en el campo político se necesita una apertura a fuentes de dinero. El Comité para la Regulación de la Vida Pública (10) (Comité Neill) ha propuesto la revelación y regulación de las donaciones a los partidos políticos británicos. Las donaciones para la investigación políticamente relevante en las universidades, o para los think-tanks (11), presumiblemente tienen al menos un impacto tan grande sobre la vida pública como los regalos a los partidos. Es razonable demandar un paquete paralelo de normas para las contribuciones económicas a las instituciones académicas. Si un historiador ha recibido dietas o cuantiosos honorarios de una institución patrocinadora es relevante a la hora de que sus lectores evalúen el producto.

Finalmente, la comunidad académica necesita establecer códigos de conducta para el bien de sus miembros y del interés público. Igualmente deberían estar disponibles, siempre que fuese posible, las condiciones de los nombramientos de comisiones históricas (incluyendo los acuerdos financieros). Donde esté implícito el acceso exclusivo a documentos o a datos científicos, deberían existir reglas para que los descubrimientos puedan ser comprobados o replicados de manera independiente. Los códigos de conducta no deberían ser únicamente responsabilidad de las administraciones universitarias, sino de grupos independientes con miembros que procedan tanto del sector académico como del público.

“La historia en venta” es una frase emotiva y simplista. Pero solamente afrontando los peligros expuestos será posible luchar contra ellos.
El ensayo de Michael Pinto-Duchinsky, Fundraising and the Holocaust: Gert Rudolf Flick’s contribution to Oxford University, aparecerá íntegramente, editado por Alan Montefiore y David Vines, el próximo enero (12).

(7) No he encontrado una traducción satisfactoria para esta palabra. Puede que tenga el sentido de “conferencia” o “lectura académica”.
(8) Fundación financiada por la Unión Europea, con el nombre del economista francés Jean Monnet (1888-1979), considerado uno de los padres de la Unión Europea y firme defensor de la democracia.
(9) Concedidas por la Fundación Andrew W. Mellon para las Ciencias del Hombre.
(10) Committee on Standards in Public Life es un cuerpo público independiente que aconseja al gobierno británico sobre aspectos éticos relativos a la vida pública.
(11) Instituciones o grupos de expertos que aconsejan acerca de materias políticas, económicas o sociales a otras instituciones o gobiernos.
(12) Enero del año 1998.

... y hemos llegado al final del artículo. Espero que haya sido de vuestro agrado. Un saludo.
Última edición por gableleig el Mar Nov 18, 2008 4:47 pm, editado 1 vez en total.
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Mensaje por José Luis » Mar Nov 18, 2008 11:39 am

Muy interesante y una buena aportación al foro :wink: Gracias.

Saludos cordiales
José Luis
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sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

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Mensaje por gableleig » Mié Nov 19, 2008 12:29 am

José Luis escribió:Muy interesante y una buena aportación al foro :wink: Gracias.

Saludos cordiales
José Luis
¡Muchas gracias! Seguiremos aportando lo que buenamente se pueda a este estupendo foro y lugar de reunión :-D
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