LA VIDA EN LOS CAMPOS
En la Europa ocupada por los Nazis hubo innumerables campos de todo tipo, categoría y tamaño: los de trabajo, tránsito, prisioneros de guerra y los campos de concentración con sus incontables subcampos donde estaban recluidos presos políticos de todos los países europeos.
Los nombres de Dachau, Sachsenhausen, Buchenwald, Flossenbürg, Mauthausen, Natzwailer, Neuengamme, Stutthof y Gross-Rosen, se convirtieron en sinónimos del terror.
A los antes mencionados se sumaron los de exterminio, donde no vivía nadie aparte del personal de guardia alemán y ucraniano y una cuadrilla de trabajo judía.
Existieron dos campos combinados de concentración y exterminio:
- Majdanek (cerca de Lublin)
- Auschwitz
La selección de personas, no decidía entra la vida y la muerte, sino el momento de morir.
Unos eran asesinados de inmediato, mientras que otros eran explotados antes en el trabajo hasta su agotamiento físico total.
En el lenguaje de la SS, esto se denominaba “exterminio por el trabajo”.
El Reich alemán, alquilaba sus esclavos por 3 o 4 Reichsmarks al día, a numerosas empresas de la gran industria alemana de la época.
A finales de 1944, los ingresos por ese concepto se cifraron en más de 50 millones de Reichsmarks mensuales.
La vida cotidiana en los campos se caracterizó por la total insuficiencia de alimentación y vestimenta, el alojamiento en barracas más que precarias, unas condiciones higiénicas escalofriantes y catastróficas, la formación de filas a cualquier hora y cualquier tiempo y, el trato inhumano que les fue infringido por los guardianes.
Los crueles castigos disciplinarios, que fueron desde la privación de la comida hasta la horca, pasando por azotes y celdas que eran tan estrechas que solo permitían estar de pie, crearon un ambiente de terror permanente. Dentro de la jerarquía de los presos, los judíos ocuparon el escalafón más bajo.
Al cabo de 3 o 6 semanas como máximo, el preso se hallaba al final de sus fuerzas. Si no perecía o se suicidaba por desesperación, era clasificado como no apto para el trabajo en una de las temidas “post-selecciones”.
Entonces el preso moría por la aplicación de una inyección de fenol o era enviado a las cámaras de gas.
Sólo quien era capaz de conseguir un puesto de trabajo en la administración del campo, en la enfermería o en la cocina tenía laguna posibilidad de sobrevivir.
Los médicos SS en los campos, no sólo seleccionaban transportes enteros con destino a las cámaras de gas y supervisaban los castigos y ejecuciones, también realizaban series de ensayos médicos en seres humanos vivos, para fines militares, en el marco de la investigación sobre “higiene racial”, y por encargo de la industria farmacéutica. Para muchos estos experimentos también era el camino a la muerte.
La vida en los campos
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La vida en los campos
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La Llegada.
El recién llegado al campo entraba en un mundo extraño que se regía por leyes propias. Era privado de su indumentaria civil y de todas sus pertenencias personales, rapado y obligado a llevar un uniforme de preso.
Se le tatuaba un número en el brazo, que de ahí en adelante substituía su nombre.
La vida que llevaba un preso hasta ese momento dejaba de existir. Ya no poseía derechos, quedaba sometido a las férreas normas y reglamentos del campo, al terror de los guardianes, y expuesto sin protección al hambre y frío.
Comenzaba una lucha sin tregua por la supervivencia, que muy pocos resistieron.
Trabajos forzados
Noack Treister, preso de Auschwitz, dijo:
“Una cuadrilla de 100 personas perdía aproximadamente 10 presos al día. Éstos morían por desnutrición, como consecuencia de accidentes de trabajo,… La alimentación era mala y la vestimenta insuficiente. […].
No había donde asearse, ni jabón para mantener limpia la ropa. La vestimenta que yo distribuía provenía de los que habían sido gaseados en Birkenau”.
Robert Levy, preso de Auschwitz dijo:
“¿Por cuánto tiempo podía aplazarse la muerte?.
En Birkenau, un preso que formaba parte de una cuadrilla de trabajo, podía contar con dos o tres meses de vida. […].
Un puñetazo de un SS o un golpe con el bastón del guarda, bastaban para dejarlo tan maltrecho que sería inevitablemente tomado en la siguiente “selección”.”
El recién llegado al campo entraba en un mundo extraño que se regía por leyes propias. Era privado de su indumentaria civil y de todas sus pertenencias personales, rapado y obligado a llevar un uniforme de preso.
Se le tatuaba un número en el brazo, que de ahí en adelante substituía su nombre.
La vida que llevaba un preso hasta ese momento dejaba de existir. Ya no poseía derechos, quedaba sometido a las férreas normas y reglamentos del campo, al terror de los guardianes, y expuesto sin protección al hambre y frío.
Comenzaba una lucha sin tregua por la supervivencia, que muy pocos resistieron.
Trabajos forzados
Noack Treister, preso de Auschwitz, dijo:
“Una cuadrilla de 100 personas perdía aproximadamente 10 presos al día. Éstos morían por desnutrición, como consecuencia de accidentes de trabajo,… La alimentación era mala y la vestimenta insuficiente. […].
No había donde asearse, ni jabón para mantener limpia la ropa. La vestimenta que yo distribuía provenía de los que habían sido gaseados en Birkenau”.
Robert Levy, preso de Auschwitz dijo:
“¿Por cuánto tiempo podía aplazarse la muerte?.
En Birkenau, un preso que formaba parte de una cuadrilla de trabajo, podía contar con dos o tres meses de vida. […].
Un puñetazo de un SS o un golpe con el bastón del guarda, bastaban para dejarlo tan maltrecho que sería inevitablemente tomado en la siguiente “selección”.”
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Himmler en Auschwitz
fuenet www.ushmm.org/lcmedia/photo/lc/image/50/50742.jpg
En 17 de julio de 1942 Himmler visitó Auschwitz por segunda vez.
En Monowitz inspeccionó las obras de la fábrica Buna de la IG Farben, donde se informó sobre el progreso de los trabajos, a través del ingeniero jefe Faust.
Antes, en Birkenau, en presencia del comandante del campo Rudolf Höss, asistió a la selección, gaseado e incineración de un transporte de deportados, para conocer el procedimiento completo.
Himmler en Monowitz
http://idamclient.ushmm.org/PUBLICIMAGE ... id=1036445
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En 17 de julio de 1942 Himmler visitó Auschwitz por segunda vez.
En Monowitz inspeccionó las obras de la fábrica Buna de la IG Farben, donde se informó sobre el progreso de los trabajos, a través del ingeniero jefe Faust.
Antes, en Birkenau, en presencia del comandante del campo Rudolf Höss, asistió a la selección, gaseado e incineración de un transporte de deportados, para conocer el procedimiento completo.
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IG Farben
Fábrica Buna, Monowitz
http://www.scrapbookpages.com/Auschwitz ... nowitz.jpg
Dr. Otto Ambros, miembro de la junta directiva de la IG Farben, a la dirección del Grupo (12 de abril de 1941):
“Le adjunto los informes de las reuniones que mantuvimos para discutir los trabajos de construcción. […]. Con motivo de una cena ofrecida por la dirección del campo de concentración, definimos, así mismo, todas las medidas destinadas a permitir que las fábricas Buna se beneficien del funcionamiento realmente excelente del campo de concentración.”
SS-Obersturmbannführer Kart Sommer, Oficial Central para la Economía y la Administración de la SS.
“Por lo que recuerdo, se emplearon presos de los campos de concentración en casi todas las empresas industriales alemanas que podían emplearlos en masa.
[…].
En total, en la época de mayor empleo, hubo unos 500.000 reclusos de los campos de concentración empleados en la industria alemana en su conjunto”.
Traducción del texto:
“Objeto: Retribución de los presos (…)
Le hago saber que los ingresos provenientes del empleo de los presos en los campos de concentración alcanzaron la suma de 13.265.232,-- Reichsmarks en el ejercicio de 1942.”
Fábrica Buna, Monowitz
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Dr. Otto Ambros, miembro de la junta directiva de la IG Farben, a la dirección del Grupo (12 de abril de 1941):
“Le adjunto los informes de las reuniones que mantuvimos para discutir los trabajos de construcción. […]. Con motivo de una cena ofrecida por la dirección del campo de concentración, definimos, así mismo, todas las medidas destinadas a permitir que las fábricas Buna se beneficien del funcionamiento realmente excelente del campo de concentración.”
SS-Obersturmbannführer Kart Sommer, Oficial Central para la Economía y la Administración de la SS.
“Por lo que recuerdo, se emplearon presos de los campos de concentración en casi todas las empresas industriales alemanas que podían emplearlos en masa.
[…].
En total, en la época de mayor empleo, hubo unos 500.000 reclusos de los campos de concentración empleados en la industria alemana en su conjunto”.
Traducción del texto:
“Objeto: Retribución de los presos (…)
Le hago saber que los ingresos provenientes del empleo de los presos en los campos de concentración alcanzaron la suma de 13.265.232,-- Reichsmarks en el ejercicio de 1942.”
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Krubb, Siemens-Schuckert, Rhinmetall Borsig…
Alfred Krupp von Bohlen und Halbach, en 1945 dijo:
“La nación entera estaba a favor de los lineamientos principales seguidos por Hitler.
Nosotros de Krupp jamás nos preocupamos mucho por la vida.
Sólo queríamos un sistema que funcionara bien y que nos diera la posibilidad de trabajar sin estorbos..
La política no nos interesaba. […].
Cuando me preguntaron acerca de la política antijudía de los Nazis y qué sabía al respecto, dije que no sabía nada del exterminio de los judíos y añadí:
“cuando se compra un buen caballo, hay que aceptar unos pocos defectos””.
Alojamiento
barracas de Auschwitz http://blog.newscom.com/wp-content/uplo ... 142400.jpg
Extracto del acta de acusación del primer juicio de Auschwitz.
“En el campo de hombres de Birkenau había sólo tres barracas de letrinas para 32 barracas de alojamiento. Dado que, en promedio, alrededor del 30% de los presos padecía diarreas provocadas por el hambre, ese pequeño número de letrinas era absolutamente insuficiente.
Los guardianes velaban por que las instalaciones de letrinas sólo fueran utilizadas durante un poco tiempo. […]. No había papel higiénico.”
Extracto de la sentencia del jurado de Frankfurt en el primer juicio de Auschwitz.
“Los techos de las barracas no eran impermeables. Cuando hacía mal tiempo la lluvia se filtraba por muchos lugares.
Las literas de madera de tres pisos sólo se encontraban guarnecidas de paja, que estaba sucia, llena de tierra o mojada. A veces ni siquiera había paja, entonces los prisioneros dormían directamente sobre las tablas.”
Alfred Krupp von Bohlen und Halbach, en 1945 dijo:
“La nación entera estaba a favor de los lineamientos principales seguidos por Hitler.
Nosotros de Krupp jamás nos preocupamos mucho por la vida.
Sólo queríamos un sistema que funcionara bien y que nos diera la posibilidad de trabajar sin estorbos..
La política no nos interesaba. […].
Cuando me preguntaron acerca de la política antijudía de los Nazis y qué sabía al respecto, dije que no sabía nada del exterminio de los judíos y añadí:
“cuando se compra un buen caballo, hay que aceptar unos pocos defectos””.
Alojamiento
barracas de Auschwitz http://blog.newscom.com/wp-content/uplo ... 142400.jpg
Extracto del acta de acusación del primer juicio de Auschwitz.
“En el campo de hombres de Birkenau había sólo tres barracas de letrinas para 32 barracas de alojamiento. Dado que, en promedio, alrededor del 30% de los presos padecía diarreas provocadas por el hambre, ese pequeño número de letrinas era absolutamente insuficiente.
Los guardianes velaban por que las instalaciones de letrinas sólo fueran utilizadas durante un poco tiempo. […]. No había papel higiénico.”
Extracto de la sentencia del jurado de Frankfurt en el primer juicio de Auschwitz.
“Los techos de las barracas no eran impermeables. Cuando hacía mal tiempo la lluvia se filtraba por muchos lugares.
Las literas de madera de tres pisos sólo se encontraban guarnecidas de paja, que estaba sucia, llena de tierra o mojada. A veces ni siquiera había paja, entonces los prisioneros dormían directamente sobre las tablas.”
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Llamada para formar en fila
Marie Claude Vaillant-Couturier, ex presa de Auschwitz
“A las tres y media de la madrugada nos despertaban los gritos de los guardas. Nos hacían bajar a bastonazos de las literas y salir para formar filas. Nada en el mundo podía dispensarnos de ello. Incluso a las moribundas había que arrastrarlas hasta allí. Permanecíamos paradas en filas de cinco hasta el amanecer”.
SS-Unterscharführer Perry Broad, Sección política, Auschwitz.
“El recuento que se llevaba a cabo dos veces por día, significaba para los prisioneros, tener que estar parados durante horas, en la humedad, el frío y el fango.
Si había llovido de día. Por la noche los presos tenían que acostarse en las literas con la ropa mojada.
No era de extrañar que cientos de ellos murieran todos los días”.
Experimentos en seres humanos
Exposición a agua helada, Dachau
http://si.wsj.net/public/resources/imag ... 163830.jpg
El SS-Hauptsturmführer Dr. Sigmund Rascher y el director del Instituto de Medicina de la Aviación, Siegfried Ruff, realizaron experimentos en presos del campo de Dachau, por encargo de la Fuerza Aérea. 170 presos murieron a consecuencia de sus ensayos.
Uno de esos experimentos consistió en la exposición a agua helada.
SS-Hauptsturmführer Dr. Sigmund Rascher a Himmler (17 de febrero de 1943)
“Auschwitz es, bajo todo punto de vista, más apropiado que Dachau para un ensayo en serie de esa naturaleza, dado que allí hace más frío que, por la extensión del pedido, se llama menos la atención con el campo (las personas que ensayo gritan cuando tienen mucho frío).”
En otro ensayo en serie, el Dr. Rascher encerraba a los presos en cámaras de baja presión, especialmente construidas a tal efecto, en el que se simulaban altitudes de hasta 20.000 m.
De nuevo, no sólo se acepta conscientemente la muerte de las personas del ensayo, sino que la misma forma parte del experimento.
Otros médicos de la SS infectaros a sus víctimas con malaria, tifus y gangrena gaseosa, les inflingían quemaduras con fósforo y realizaron ensayos de transplantes de huesos.
Los médicos
En Auschwitz y Ravensbrück, el profesor Dr. Carl Clauberg, médico jefe de la clínica ginecológica de Königshütte, ensayó un procedimiento de esterilización en mujeres judías y gitanas, por encargo de Himmler. Muchas de ellas murieron.
El ejemplo del Instituto de Antropología, Genética Humana y Eugenesia Kaiser Wilhelm de Berlín ilustra la relación de casualidad entre una ciencia misantrópica y las prácticas criminales.
A partir de 1933, su director, el profesor Eugen Fischer, uno de los precursores teóricos de la política racial nazi, colaboró estrechamente con la SS y la oficina de Genealogía del Reich.
En 1942, su discípulo, el profesor Otmar Freiherr von Verschuer, que se dedicaba a la investigación de gemelos, lo sucedió en su cargo.
Un año después, su antiguo asistente, el Dr. Josef Méngüele, se trasladó a Auschwitz donde trabajó como médico.
Con autorización de Himmler, méngüele colaboró en Auschwitz en un proyecto de investigación de Verschuer, financiado por la Asociación Alemana de Investigación.
Infectó a niños gemelos con fiebre tifoidea y luego los hizo matar. Las preparaciones de los órganos las envió a su director de tesis en Berlín.
Estos son sólo algunos ejemplos de la barbarie de los médicos nazis en los campos de concentración.
Marie Claude Vaillant-Couturier, ex presa de Auschwitz
“A las tres y media de la madrugada nos despertaban los gritos de los guardas. Nos hacían bajar a bastonazos de las literas y salir para formar filas. Nada en el mundo podía dispensarnos de ello. Incluso a las moribundas había que arrastrarlas hasta allí. Permanecíamos paradas en filas de cinco hasta el amanecer”.
SS-Unterscharführer Perry Broad, Sección política, Auschwitz.
“El recuento que se llevaba a cabo dos veces por día, significaba para los prisioneros, tener que estar parados durante horas, en la humedad, el frío y el fango.
Si había llovido de día. Por la noche los presos tenían que acostarse en las literas con la ropa mojada.
No era de extrañar que cientos de ellos murieran todos los días”.
Experimentos en seres humanos
Exposición a agua helada, Dachau
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El SS-Hauptsturmführer Dr. Sigmund Rascher y el director del Instituto de Medicina de la Aviación, Siegfried Ruff, realizaron experimentos en presos del campo de Dachau, por encargo de la Fuerza Aérea. 170 presos murieron a consecuencia de sus ensayos.
Uno de esos experimentos consistió en la exposición a agua helada.
SS-Hauptsturmführer Dr. Sigmund Rascher a Himmler (17 de febrero de 1943)
“Auschwitz es, bajo todo punto de vista, más apropiado que Dachau para un ensayo en serie de esa naturaleza, dado que allí hace más frío que, por la extensión del pedido, se llama menos la atención con el campo (las personas que ensayo gritan cuando tienen mucho frío).”
En otro ensayo en serie, el Dr. Rascher encerraba a los presos en cámaras de baja presión, especialmente construidas a tal efecto, en el que se simulaban altitudes de hasta 20.000 m.
De nuevo, no sólo se acepta conscientemente la muerte de las personas del ensayo, sino que la misma forma parte del experimento.
Otros médicos de la SS infectaros a sus víctimas con malaria, tifus y gangrena gaseosa, les inflingían quemaduras con fósforo y realizaron ensayos de transplantes de huesos.
Los médicos
En Auschwitz y Ravensbrück, el profesor Dr. Carl Clauberg, médico jefe de la clínica ginecológica de Königshütte, ensayó un procedimiento de esterilización en mujeres judías y gitanas, por encargo de Himmler. Muchas de ellas murieron.
El ejemplo del Instituto de Antropología, Genética Humana y Eugenesia Kaiser Wilhelm de Berlín ilustra la relación de casualidad entre una ciencia misantrópica y las prácticas criminales.
A partir de 1933, su director, el profesor Eugen Fischer, uno de los precursores teóricos de la política racial nazi, colaboró estrechamente con la SS y la oficina de Genealogía del Reich.
En 1942, su discípulo, el profesor Otmar Freiherr von Verschuer, que se dedicaba a la investigación de gemelos, lo sucedió en su cargo.
Un año después, su antiguo asistente, el Dr. Josef Méngüele, se trasladó a Auschwitz donde trabajó como médico.
Con autorización de Himmler, méngüele colaboró en Auschwitz en un proyecto de investigación de Verschuer, financiado por la Asociación Alemana de Investigación.
Infectó a niños gemelos con fiebre tifoidea y luego los hizo matar. Las preparaciones de los órganos las envió a su director de tesis en Berlín.
Estos son sólo algunos ejemplos de la barbarie de los médicos nazis en los campos de concentración.
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Castigo en el campo
Grégorie Afrine, preso de Auschwitz dijo:
“Siempre había ahorcamientos públicos, un promedio de 2 o 3 por semana.
Los pretextos eran insignificantes.
Recuerdo el caso de un joven francés a punto de cumplir 17 años. Para tener una especie de celebración, intentó conseguir un trozo de pan y media lata de mermelada. Los SS le sorprendieron y lo ahorcaron”.
Los SS enviaron vagones enteros llenos de personas a las cámaras de gas, sin preguntar por sus nombres. El poder absoluto de los guardianes sobre los presos permitió todo tipo de arbitrariedades. Sin embargo, los archivos burocráticos de los campos confieren incluso al terror abierto una apariencia de corrección y legalidad.
Egresos
Leon Staischak, ex preso
“En Monowitz había selecciones cada tres o seis semanas, salvo en la enfermería, que se hacían en la plaza donde había que presentarse cuando se tocaba llamada y en la puerta del campo, cuando los presos salían a trabajar.
Los presos seleccionados eran echados a un camión abierto (totalmente desnudos, sin zapatos), incluso en invierno”.
El Dr. Gustav Herzog, expreso, en los juicios de Nuremberg dijo:
“El fichero de los muertos era mucho más grande que el de los vivos.
Yo estimo (reitero que durante mucho tiempo fui jefe de la oficina), que al final en Buna (Monowitz) el número de vivos era de aproximadamente 10.000, frente a un número de muertos de aproximadamente 120.000, y que el número total en los subcampos era de 35.000 frente al número aproximado de muertos aproximadamente a 250.000”.
Fuentes:
Auschwitz. Els nazis i la Solució Final.Traducción de Josefina Caball.
Memoria del camps. ISBN 2-8234-319-6
Casa de la Conferencia de Wannsee. ISBN 3-8908517-1-0
Grégorie Afrine, preso de Auschwitz dijo:
“Siempre había ahorcamientos públicos, un promedio de 2 o 3 por semana.
Los pretextos eran insignificantes.
Recuerdo el caso de un joven francés a punto de cumplir 17 años. Para tener una especie de celebración, intentó conseguir un trozo de pan y media lata de mermelada. Los SS le sorprendieron y lo ahorcaron”.
Los SS enviaron vagones enteros llenos de personas a las cámaras de gas, sin preguntar por sus nombres. El poder absoluto de los guardianes sobre los presos permitió todo tipo de arbitrariedades. Sin embargo, los archivos burocráticos de los campos confieren incluso al terror abierto una apariencia de corrección y legalidad.
Egresos
Leon Staischak, ex preso
“En Monowitz había selecciones cada tres o seis semanas, salvo en la enfermería, que se hacían en la plaza donde había que presentarse cuando se tocaba llamada y en la puerta del campo, cuando los presos salían a trabajar.
Los presos seleccionados eran echados a un camión abierto (totalmente desnudos, sin zapatos), incluso en invierno”.
El Dr. Gustav Herzog, expreso, en los juicios de Nuremberg dijo:
“El fichero de los muertos era mucho más grande que el de los vivos.
Yo estimo (reitero que durante mucho tiempo fui jefe de la oficina), que al final en Buna (Monowitz) el número de vivos era de aproximadamente 10.000, frente a un número de muertos de aproximadamente 120.000, y que el número total en los subcampos era de 35.000 frente al número aproximado de muertos aproximadamente a 250.000”.
Fuentes:
Auschwitz. Els nazis i la Solució Final.Traducción de Josefina Caball.
Memoria del camps. ISBN 2-8234-319-6
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