En los diferentes campos de concentración, los detenidos que llevaban un triangulo violeta cosido en el pecho o en el muslo eran todos de origen alemán. Miembros de diferentes “sectas religiosas”.
Los testigos de Jehová, los seguidores de la Biblia, los fundamentalistas y los estrictos seguidores de la Biblia, habían rehusado hacer el servicio militar y prestar juramento.
Estas comunidades nacidas la mayoría de ellas en Estados Unidos a finales del siglo XIX, habían mandado misioneros a todos los países de Europa. Tras la PGM, únicamente Alemania había sido invadida por el “nuevo mensaje”. El nacionalsocialismo, a la búsqueda de esos “brujos de todas clases”, hizo arrestar a los dirigentes (1934) y los encerró en Magdeburgo. Para facilitar la redacción de los expedientes de las diferentes sectas fueron agrupadas bajo el titulo de “Fundamentalistas”.
La primera ola de arrestos comenzó en 1936. Tras una orden publicada en 1937 por el ministro del interior, todos los fundamentalistas fueron entregados a la Gestapo, que los hizo encerrar en campos de concentración. Hasta el otoño de 1937 su número en Buchenwald, por ejemplo, era de unos doscientos setenta poco más o menos, el mayor número se alcanzo en otoño de 1938 y fue de cuatrocientos cincuenta. Había un número poco más o menos igual en todos los campos de cierta importancia. Las mujeres eran enviadas a Ravenstrück. Los fundamentalistas tuvieron que soportar una vida muy dura en ciertas épocas, pero ayudados en su paciente fe fueron siempre unos magníficos trabajadores, tanto para las S.S. como para sus compañeros de cautiverio.
Al principio en todos los campos, los violetas fueron llevados a compañías disciplinarias excepto algunos trabajadores especializados. No podían escribir ni comprar nada. A partir de 1939, se les permitió enviar sólo una vez por semana una carta de veinticinco palabras a sus familiares. El 6 de septiembre de 1938, la S.S. les ofreció la ocasión de reconquistar su libertad si firmaban una declaración en la que repudiaban sus principios, mejor dicho si consentían en prestar juramento y llevar armas Sólo un pequeño número no consiguió resistir la tentación. A partir de aquel momento una opresión terrible aplastó a los otros para hacerlos mas dóciles. El domingo de Pascua de 1939, el inspector del campo de Buchenwald hizo una nueva tentativa para convencer a los fundamentalistas de que reconocieran “el Estado y el Fuher”. Se les daba una serie de nombres a cual mas despectivo tales como “cómicos celestes”, “roedores de biblias” o “jeques del Jordán”. El resultado fue nulo. El día de Pentecostés, todo block de los fundamentalistas fue convocado en la plaza. Tras una alocución de Hackmann, se les impuso un terrible ejercicio punitivo en dos secciones. Tuvieron que echarse al suelo, saltar, trepar, correr durante una hora y cuarto bajo la amenaza de los puntapiés de los jefes de block.
El 6 de septiembre de 1939, los fundamentalistas fueron convocados de nuevo. El primer jefe del campo Rold, les dijo:
Ya sabéis que la guerra ha estallado. El pueblo alemán esta en peligro. Si uno sólo de vosotros se niega a combatir contra Francia o Inglaterra moriréis todos.
Dos compañías de S.S. completamente equipadas esperaban cerca de la puerta grande. Ni un solo fundamentalista, al contestar al interrogatorio del inspector del campo, se declaró dispuesto a combatir por Alemania. Tras un momento de silencio se oyó pronunciar la siguiente orden:
¡Arriba las manos! ¡Vaciadles los bolsillos!
Inmediatamente los S.S. se precipitaron sobre los “violetas” y les quitaron hasta el último pfenning.
Los fundamentalistas fueron enviados al Kommando de las canteras y, durante ese periodo, no fueron admitidos en la enfermería.
El año nuevo de 1942, todos los fundamentalistas fueron llamados de nuevo a la gran puerta por que habían rehusado, de común acuerdo, dar algo a la colecta a favor de las tropas alemanas que combatían en el frente del este. La decisión entonces del inspector del campo fue la siguiente:
¡Criminales de estado y cerdos creyentes! Trabajareis a 20ª bajo cero hasta la noche! Desnudaos inmediatamente!
Así lo hicieron. Cuando la gente del block volvió por la noche, tuvieron que dar hasta sus zapatos de cuero y cambiarlos por pesados zuecos de madera.
El 15 de febrero de1942, el inspector jefe leyó delante del os fundamentalistas, de nuevo reunidos cerca de la puerta del campo, una verdadera acta de acusación.
Veinte de vosotros habéis sido acusados de rebelión por no haber respetado el reglamento del campo, haber sobornado al jefe del block y haber cortado la transmisión de radio cuando tenían lugar las alocuciones por el representante del gobierno del Reich.
Resultado: Nada de ejecuciones sino “deporte” de invierno con veinte centímetros de nieve cenagosa hasta que todos los hombres estuvieran sudando y completamente agotados.
Una operación semejante tuvo lugar en mayo de 1944. Representantes de la Gestapo llegaron a Buchenwald. Todos los fundamentalistas fueron reunidos como siempre en la plaza y se les cacheo para descubrir hojas de propaganda hostiles al régimen (¡en un campo de concentración!) fueron registrados también de arriba abajo todos los lugares donde trabajaban. Resultado después de varios días de espera: nada.
Los brujos de cielo .Christian Bernadac
Editions France. Empire 1969
Circulo de amigos de la historia, S.A.
ISBN. 84-225-01414-4(Volumen X)
D.L. SE-81-1977
Saludos.
Los testigos de Jehová, los seguidores de la Biblia, los fundamentalistas y los estrictos seguidores de la Biblia, habían rehusado hacer el servicio militar y prestar juramento.
Estas comunidades nacidas la mayoría de ellas en Estados Unidos a finales del siglo XIX, habían mandado misioneros a todos los países de Europa. Tras la PGM, únicamente Alemania había sido invadida por el “nuevo mensaje”. El nacionalsocialismo, a la búsqueda de esos “brujos de todas clases”, hizo arrestar a los dirigentes (1934) y los encerró en Magdeburgo. Para facilitar la redacción de los expedientes de las diferentes sectas fueron agrupadas bajo el titulo de “Fundamentalistas”.
La primera ola de arrestos comenzó en 1936. Tras una orden publicada en 1937 por el ministro del interior, todos los fundamentalistas fueron entregados a la Gestapo, que los hizo encerrar en campos de concentración. Hasta el otoño de 1937 su número en Buchenwald, por ejemplo, era de unos doscientos setenta poco más o menos, el mayor número se alcanzo en otoño de 1938 y fue de cuatrocientos cincuenta. Había un número poco más o menos igual en todos los campos de cierta importancia. Las mujeres eran enviadas a Ravenstrück. Los fundamentalistas tuvieron que soportar una vida muy dura en ciertas épocas, pero ayudados en su paciente fe fueron siempre unos magníficos trabajadores, tanto para las S.S. como para sus compañeros de cautiverio.
Al principio en todos los campos, los violetas fueron llevados a compañías disciplinarias excepto algunos trabajadores especializados. No podían escribir ni comprar nada. A partir de 1939, se les permitió enviar sólo una vez por semana una carta de veinticinco palabras a sus familiares. El 6 de septiembre de 1938, la S.S. les ofreció la ocasión de reconquistar su libertad si firmaban una declaración en la que repudiaban sus principios, mejor dicho si consentían en prestar juramento y llevar armas Sólo un pequeño número no consiguió resistir la tentación. A partir de aquel momento una opresión terrible aplastó a los otros para hacerlos mas dóciles. El domingo de Pascua de 1939, el inspector del campo de Buchenwald hizo una nueva tentativa para convencer a los fundamentalistas de que reconocieran “el Estado y el Fuher”. Se les daba una serie de nombres a cual mas despectivo tales como “cómicos celestes”, “roedores de biblias” o “jeques del Jordán”. El resultado fue nulo. El día de Pentecostés, todo block de los fundamentalistas fue convocado en la plaza. Tras una alocución de Hackmann, se les impuso un terrible ejercicio punitivo en dos secciones. Tuvieron que echarse al suelo, saltar, trepar, correr durante una hora y cuarto bajo la amenaza de los puntapiés de los jefes de block.
El 6 de septiembre de 1939, los fundamentalistas fueron convocados de nuevo. El primer jefe del campo Rold, les dijo:
Ya sabéis que la guerra ha estallado. El pueblo alemán esta en peligro. Si uno sólo de vosotros se niega a combatir contra Francia o Inglaterra moriréis todos.
Dos compañías de S.S. completamente equipadas esperaban cerca de la puerta grande. Ni un solo fundamentalista, al contestar al interrogatorio del inspector del campo, se declaró dispuesto a combatir por Alemania. Tras un momento de silencio se oyó pronunciar la siguiente orden:
¡Arriba las manos! ¡Vaciadles los bolsillos!
Inmediatamente los S.S. se precipitaron sobre los “violetas” y les quitaron hasta el último pfenning.
Los fundamentalistas fueron enviados al Kommando de las canteras y, durante ese periodo, no fueron admitidos en la enfermería.
El año nuevo de 1942, todos los fundamentalistas fueron llamados de nuevo a la gran puerta por que habían rehusado, de común acuerdo, dar algo a la colecta a favor de las tropas alemanas que combatían en el frente del este. La decisión entonces del inspector del campo fue la siguiente:
¡Criminales de estado y cerdos creyentes! Trabajareis a 20ª bajo cero hasta la noche! Desnudaos inmediatamente!
Así lo hicieron. Cuando la gente del block volvió por la noche, tuvieron que dar hasta sus zapatos de cuero y cambiarlos por pesados zuecos de madera.
El 15 de febrero de1942, el inspector jefe leyó delante del os fundamentalistas, de nuevo reunidos cerca de la puerta del campo, una verdadera acta de acusación.
Veinte de vosotros habéis sido acusados de rebelión por no haber respetado el reglamento del campo, haber sobornado al jefe del block y haber cortado la transmisión de radio cuando tenían lugar las alocuciones por el representante del gobierno del Reich.
Resultado: Nada de ejecuciones sino “deporte” de invierno con veinte centímetros de nieve cenagosa hasta que todos los hombres estuvieran sudando y completamente agotados.
Una operación semejante tuvo lugar en mayo de 1944. Representantes de la Gestapo llegaron a Buchenwald. Todos los fundamentalistas fueron reunidos como siempre en la plaza y se les cacheo para descubrir hojas de propaganda hostiles al régimen (¡en un campo de concentración!) fueron registrados también de arriba abajo todos los lugares donde trabajaban. Resultado después de varios días de espera: nada.
Los brujos de cielo .Christian Bernadac
Editions France. Empire 1969
Circulo de amigos de la historia, S.A.
ISBN. 84-225-01414-4(Volumen X)
D.L. SE-81-1977
Saludos.
