Hola a todos,
En relación a la manera que tenemos de ver la guerra ... quizá idealizada, quizá cómoda, quizá lejana, quizá imposible, quizá tranquila u olvidada o como un cuento o novela, a lo mejor con sentimientos encontrados, o bien con rencor o sentimiento de injusticia quizá un poco de todo ...
En relación a dicho tema, el otro día, antes de acostarme estuve leyendo uno de los varios libros que suelo leer, (suelo tener varios empezados), el cual os recomiendo encarecidamente: El soldado olvidado de Guy Sajer
Escrito en primera persona.
Pues bien, me llamaba la atención la siguiente digresión que hacía en relación a cómo leemos los acontecimientos de la guerra. Siendo algo sobre lo que suelo reflexionar: Las penalidades por las que pasaron tantos miles de soldados, (no ya los civiles), que se nos hacen levemente presentes al leer sus memorias...
A la vez es una llamada de atención a que no desesperemos por los trances del día a día.
Es interesante los que dice el autor al respecto:
Demasiadas personas traban conocimiento con la guerra sin ser incomodados por ella. Se lee tranquilamente en un sillón o en la cama la historia de Verdún o de Stalingrado, con las nalgas bien caldeadas, cin comprender, y al dia siquiente se reanuda el apacible quehacer ... no, estos libros hay que leerlos en la incomodidad, forzándose, considerándose felíz de no verse obligado a escribir a los suyos desde el fondo de una trinchera, con las nalgas en el barro. Hay que leer esto en las peores situaciones, cuando todo parece ir mal, a fin de darse cuenta que lor tormentos de la paz no son más que cosas futiles por las cuales es un error que le salgan a uno cabellos blancos. Nada es verdaderamente grave en la paz confortable y hay que ser muy tonto para preocuparse por una subida de sueldo. La guerra hay que leerla de pie, velando hasta muy tarde, aunque se tenga sueño. Como la escribo yo, hasta que amanezca, y que mi ataque de asma haya soltado su presa antes que yo. Entonces Dios mío, aunque la fatiga me pese, !qué suave me parecerá el trabajo de la paz!
Los que leen Verdún o Stalingrado y de ello sacan una disertación entre amigos en torno a una taza de café, no han comprendido nada. los que saben leerlo conservan una sonrisa silenciosa, sonríen al caminar y se consideran felices.
Voy, pues, a reanudar el curso de nuestra vida en el poblacho que he citado más arriba, allí donde comenzámos a revivir y a tranquilizarnos pese al lejano ruído del cañón.
Op. cit. Ed. Altaya pp. 291
Me parece muy bonito todo esto ...
Nota: No posteo este tema en Reseñas porque me refiero a una reflexión. no al comentario de un libro ... el cual no dejo de recomendar.
Jawohl !
Acerca de cómo vemos o sentimos la lectura de guerra...
Moderador: Francis Currey
Acerca de cómo vemos o sentimos la lectura de guerra...
Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro;
si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra;
si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla.
(El Arte de la Guerrra, Sun Tzu)
si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra;
si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla.
(El Arte de la Guerrra, Sun Tzu)
Acerca de cómo vemos o sentimos la lectura de guerra...
¡Hola a todos!
La propuesta me parece realmente interesante.
En lo que a mí concierne, las reflexiones de mis lecturas, en leyendo, dependen fundamentalmente del tema que leo. Desde luego, no me pongo en la situación crítica que propone Sajer, lo que no quiere decir que algunas de mis lecturas no discurran o hayan discurrido en situaciones personales infelices. Supongo que este estado de ánimo o circunstancias, como su contrario, no es un impedimento para leer, al menos en mi caso (es más bien una necesidad). De todas formas, al concentrarme en una lectura suelo olvidar casi por completo lo que me rodea.
Las sensaciones, reflexiones, sentimientos, lecciones........., en otras palabras todo lo que entraña el proceso de conocer depende en gran medida, como digo, del tema central de la lectura. Si estoy leyendo una historia de una operación militar -una batalla, una campaña-, mis reflexiones suelen tender hacia cuestiones tácticas, doctrinales, estratégicas, hacia la viabilidad o dificultades de las operaciones y sus objetivos, pero también hacia las bajas y las terribles penalidades de las tropas. Dependiendo del teatro de la guerra y de si el autor de la historia se detiene más en este último aspecto de la misma, mis reflexiones y sensaciones en este último sentido son mucho más prolongadas. Y por supuesto, leer una cuenta del frente oriental ya me predispone a saber que el grado de crueldad, miseria y muerte estará flotando continuamente en la traspuerta de mis reflexiones, algo que no me ocurre, por ejemplo, leyendo operaciones del frente africano, aun sabiendo que aquí ocurrían igualmente las miserias de toda guerra.
De todas formas, y por no alargarme, nada me produce tanta desazón y tristeza -y no pocas veces un estado de ánimo que oscila entre la rabia y el escepticismo sobre nosotros los humanos- que los crímenes terribles que se cometieron especialmente a la retaguardia del frente oriental, y en particular por los genocidios nazis. A los inimaginables padecimientos de esos millones de víctimas y de sus familias y conocidos, sumo mi compasión por la de esos otros millones de víctimas de todos los bandos, militares y civiles, que sufrieron igualmente las otras miserias de la guerra, y a los que sobrevivieron para enfrentar las miserias de la posguerra. Todas las demás reflexiones y sensaciones en multitud de temas de la guerra, aun tan diferentes superficialmente entre sí, siempre están en mi mente unidas, en diferente grado según la temática, a esa terrible realidad. Para mí, leer una guerra es, ante todo, leer sobre el horror. Y saber que todo lo que supuestamente aprendemos de ellas no sirve ni basta para no repetirlas.
Saludos cordiales
JL
La propuesta me parece realmente interesante.
En lo que a mí concierne, las reflexiones de mis lecturas, en leyendo, dependen fundamentalmente del tema que leo. Desde luego, no me pongo en la situación crítica que propone Sajer, lo que no quiere decir que algunas de mis lecturas no discurran o hayan discurrido en situaciones personales infelices. Supongo que este estado de ánimo o circunstancias, como su contrario, no es un impedimento para leer, al menos en mi caso (es más bien una necesidad). De todas formas, al concentrarme en una lectura suelo olvidar casi por completo lo que me rodea.
Las sensaciones, reflexiones, sentimientos, lecciones........., en otras palabras todo lo que entraña el proceso de conocer depende en gran medida, como digo, del tema central de la lectura. Si estoy leyendo una historia de una operación militar -una batalla, una campaña-, mis reflexiones suelen tender hacia cuestiones tácticas, doctrinales, estratégicas, hacia la viabilidad o dificultades de las operaciones y sus objetivos, pero también hacia las bajas y las terribles penalidades de las tropas. Dependiendo del teatro de la guerra y de si el autor de la historia se detiene más en este último aspecto de la misma, mis reflexiones y sensaciones en este último sentido son mucho más prolongadas. Y por supuesto, leer una cuenta del frente oriental ya me predispone a saber que el grado de crueldad, miseria y muerte estará flotando continuamente en la traspuerta de mis reflexiones, algo que no me ocurre, por ejemplo, leyendo operaciones del frente africano, aun sabiendo que aquí ocurrían igualmente las miserias de toda guerra.
De todas formas, y por no alargarme, nada me produce tanta desazón y tristeza -y no pocas veces un estado de ánimo que oscila entre la rabia y el escepticismo sobre nosotros los humanos- que los crímenes terribles que se cometieron especialmente a la retaguardia del frente oriental, y en particular por los genocidios nazis. A los inimaginables padecimientos de esos millones de víctimas y de sus familias y conocidos, sumo mi compasión por la de esos otros millones de víctimas de todos los bandos, militares y civiles, que sufrieron igualmente las otras miserias de la guerra, y a los que sobrevivieron para enfrentar las miserias de la posguerra. Todas las demás reflexiones y sensaciones en multitud de temas de la guerra, aun tan diferentes superficialmente entre sí, siempre están en mi mente unidas, en diferente grado según la temática, a esa terrible realidad. Para mí, leer una guerra es, ante todo, leer sobre el horror. Y saber que todo lo que supuestamente aprendemos de ellas no sirve ni basta para no repetirlas.
Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)
Re: Acerca de cómo vemos o sentimos la lectura de guerra...
He movido el hilo a este subforo por considerarlo más adecuado.
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)
Re: Acerca de cómo vemos o sentimos la lectura de guerra...
La lectura de guerra me produce invariablemente una sensación de gratitud por lo que tenemos, por nuestras comodidades, las seguridades de nuestras casas y vehículos, el no pasar frío ni calor. El podernos sentir seguros y guarecidos en nuestras casas, sabiendo que nadie va a bombardearla o aplastarla con artillería pesada.
Me hace sentir confortable y cómodo.
Dicha lectura me retrotrae a una circunstancia en la que me intento hacer una vaga idea de las calamidades por las que debieron pasar civiles y soldados en la época en las naciones en liza.
Pienso en el dolor, el desasosiego, la pena, las pérdida de los seres queridos, el no poder acudir a estamentos que defiendan tus intereses, en la ley del más fuerte, en las violaciones, en no ver a los hijos, en las horas de tensión, en los trastornos psicológicos como el trastorno por estrés postraumático, en el padecimiento, en la falta de medios médicos o simplemente la falta de aseo o simplemente el no poder usar cremas para la piel quemada...
En la incertidumbre, en el tedio, en la desazón, en el malestar acumulado, en el miedo a la muerte, en el miedo a encontrarte cercado ...
En fin, creo que la lectura de la guerra nos debe hacer reflexionar para no ya aprender, que también, sino para saber valorar nuestra sociedad y lo afortunado que somos por todo lo que tenemos, incluido internet.
Me hace sentir confortable y cómodo.
Dicha lectura me retrotrae a una circunstancia en la que me intento hacer una vaga idea de las calamidades por las que debieron pasar civiles y soldados en la época en las naciones en liza.
Pienso en el dolor, el desasosiego, la pena, las pérdida de los seres queridos, el no poder acudir a estamentos que defiendan tus intereses, en la ley del más fuerte, en las violaciones, en no ver a los hijos, en las horas de tensión, en los trastornos psicológicos como el trastorno por estrés postraumático, en el padecimiento, en la falta de medios médicos o simplemente la falta de aseo o simplemente el no poder usar cremas para la piel quemada...
En la incertidumbre, en el tedio, en la desazón, en el malestar acumulado, en el miedo a la muerte, en el miedo a encontrarte cercado ...
En fin, creo que la lectura de la guerra nos debe hacer reflexionar para no ya aprender, que también, sino para saber valorar nuestra sociedad y lo afortunado que somos por todo lo que tenemos, incluido internet.
Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro;
si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra;
si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla.
(El Arte de la Guerrra, Sun Tzu)
si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra;
si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla.
(El Arte de la Guerrra, Sun Tzu)
Re: Acerca de cómo vemos o sentimos la lectura de guerra...
En mi caso el tema del Holocausto Judío ocupa un importante lugar entre mis lecturas sobre la IIGM, muchas son las veces que me pregunto por la razón de este “gusto” tan peculiar, y siempre acabo respondiéndome que todas esas víctimas merecen que alguien se acuerde de ellas y que no se olvide su terrible desgracia. Leer este tipo de relatos sentadito en el sofá de casa es un arma de doble filo, por una parte, trasladas este desasosiego producto de esta lectura a ese lugar donde murieron tantos seres humanos, por otra, no puedes por más que alegrarte ante el hecho de no haber pasado por una circunstancia tan horrible como fue la masiva matanza de seres humanos desvalidos.
Un saludo.
Un saludo.
Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra... elegisteis el deshonor y tendréis la guerra.
Winston Churchill a Chamberlain.
Winston Churchill a Chamberlain.
TEST