Anécdotas, curiosidades y mitos de la SGM

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Moderador: Francis Currey

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Leta
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Mensaje por Leta » Mié Ago 31, 2005 6:47 pm

Los últimos soldados de la Whermacht que se rindieron pertenecían a un pequeño grupo destacado en la diminuta isla de Minquiers, una de las llamadas Islas del Canal, en el Canal de La Mancha. Un pequeño pesquero francés, capitaneado por Lucian Marie, se aproximó a la isla y lanzó el ancla cerca de ella. Un soldado alemán, con su armamento al completo, se aproximó a la orilla y pidió ayuda a Lucian diciendo "Hemos sido olvidados por los británicos. Quizá nadie les dijo en Jersey que estábamos aquí. Queremos que nos lleve a Inglaterra para rendirnos." Esto ocurrió el 23 de mayo de 1945, tres semanas después de la rendición.

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Kurt_Steiner
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Mensaje por Kurt_Steiner » Mié Ago 31, 2005 9:04 pm

Los alemanes que se rindieron los últimos fueron los destacados en las Spitzbergen:

Operación "Haudegen": En agosto de 1944 un equipo de metereólogos fueron enviados a las Spitzbergen, a la isla “Nordostland” -al menos así la llamaban los alemanes. Dr. Wilhelm Dege estaba al mando. En agosto de 1945 contactaron por radio para rendirse. El 4 de septiembre de 1945 un barco noruego les recogió, pero Dege tuvo que firmar un documento de capitulación antes de subir al barco. Esta fue la última unidad alemana que se rindió.

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Erich Hartmann
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Mensaje por Erich Hartmann » Jue Sep 08, 2005 3:17 am

Las rendiciones de Pantelleria y Lampedusa.

Estas islas italianas situadas entre África y Sicilia fueron tomadas en Junio de 1943. La primera de ellas, que contaba con una guarnición de 11000 italianos, se rindió a soldados británicos que habían desembarcado en ella. La única baja inglesa fue un soldado mordido por un chacal. El almirante Pavesi al rendirse afirmo que lo hacia por falta de agua, a pesar de que los ingleses encontraron cisternas llenas de agua. Lampedusa se rindió 24 horas mas tarde, a un sargento americano que tuvo que hacer un aterrizaje forzoso allí.


Saludos cordiales

Lamarmora
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Mensaje por Lamarmora » Jue Sep 08, 2005 4:06 am

E' vero

Fu una vergogna e un tradimento di dimensioni immense.
Purtroppo in Italia non funzionava una cosa che in tempo di guerra è più necessaria del pane: Il Plotone d'Esecuzione.

Max

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Francis Currey
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Mensaje por Francis Currey » Mar Sep 13, 2005 4:00 pm

En Inglaterra los sindicatos, guiados por el viejo y tenaz Walter Citrine, no quisieron que el estado de guerra fuera pretexto para intensificar la producción y protestaron por la entrada de mujeres en las fábricas, oponiéndose al intento de hacer trabajar a los obreros más de siete horas al día.

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Mensaje por Kurt_Steiner » Mar Sep 13, 2005 4:41 pm

Extraido del libro Las cien mejores anécdotas de la Segunda Guerra Mundial de Jesús Hernandez.

El ingenio ruso, contra la técnica alemana

Los sovieticos se destacaron en la Segunda Guerra Mundial por su pragmatismo a la hora de fabricar armas de todo tipo. Las palabras de un oficial alemán del III Cuerpo Panzer de las SS ilustran genialmente esta tendencia.

Durante el sitio de Leningrado, el generador de electricidad instalado cerca del cuartel de esta unidad dejó de funcionar. Por lo tanto, se solicitó que se enviase a los especialistas encargados de su reparación y, de este modo, volver a conseguir electricidad.

<< El jefe del batallon -explica el oficial- llegó con algunos de sus técnicos, pero cuando vieron la máquina de vapor tan deteriorada, y más vieja que la mauina de Fulton, no hicieron mas que sacudir la cabeza. Debido a que su arreglo parecía imposible a los técnicos alemanes, se intentó probar de otra manera. Entre los prisioneros rusos tomados por el Regimiento Danmark se encontraba un grupo de técnicos, electricistas,mecanicos,etc.>>

<< El regimiento - prosigue -, con mucho gusto, le presto al comando de la agrupación una media docena de estos hombres. Después de una semana de trabajo, la máquina funciono irreprochablemente y produjo la que tanto se necesitaba. Con medios primitivos : troncos y cuerdas, repararon la maquina e hicieron contacto con la dinamo. Aunque hacia un ruido espantoso, funcionó a la perfección. >>

<< Este ejemplo , como muchos otros , mostraba como los rusos , con elementos sencillos, podían manejar cosas que una tecnica superior se veia a desistir de hacerlo
Los tecnicos rusos gozan de un ingenio que perdieron los hombres con una instrucción superior >>

<< Lo mismo se presentaba con toda la tecnica rusa. Una vez, inspeccionando un avion ruso derribado por el fuego alemán, observamos que el aparato era muy simple; tenia lo estrictamente necesario para volar y carecía de la multitud de instrumentos que llenaban el tablero de los aviones alemanes .>>

<< Preguntamos al aviador ruso : ¿ Como es posible volar con estos medios tan arcaicos ?

EL piloto contestó : Nosotros calculamos que un avion ruso vuela,por termino medio, siete veces antes de ser derribado.... ¿ Para qué gastar tanto dinero por siete vuelos? ¿ No es preferible construir el doble de aparatos primitivos que la mitad de aparatos perfectos ? >>

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Mensaje por ignasi » Lun Sep 19, 2005 11:05 pm

Es por todos conocida la foto en que la cúpula de la catedral de San Pablo de Londres emerge entre el humo de los incendios del Blitz. Pues bien, esta foto fue usada propagandísticamente por los dos bandos: para los alemanes significaba la destrucción de Londres, y para los británicos la voluntad de resistir todo lo que les echaran encima.

Imagen
Última edición por ignasi el Jue Nov 03, 2005 2:57 am, editado 1 vez en total.

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Mensaje por ignasi » Lun Sep 19, 2005 11:11 pm

La película favorita de Hitler era... "The Lives of a Bengal Lancer" (aquí "Tres Lanceros Bengalíes"), protagonizada por Gary Cooper.
El motivo era que mostraba como pocos miembros de una raza superior (los 3 lanceros británicos) podían someter a miembros de razas inferiores (en este caso, los hindues)

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Mensaje por ignasi » Mar Sep 20, 2005 5:06 am

El final de la Entrevista de Hendaya

Pese a que la entrevista entre Franco y Hitler fue un fracaso, y ambos personajes quedaron muy defraudados de su interlocutor, al despedirse, el general Franco quiso quedar en la puerta, saludando con el brazo en alto al dictador alemán.
Por ello, la entrevista pudo acabar peor, puesto que cuando el tren arrancó, lo hizo de modo tan violento que sólo la intervención del General Moscardó evitó que el Caudillo cayera de cabeza sobre el andén.
Última edición por ignasi el Mar Sep 20, 2005 3:57 pm, editado 1 vez en total.

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Mensaje por ignasi » Mar Sep 20, 2005 5:22 am

Durante la batalla de las Ardenas, un sargento paracaidísta americano llamado Hale fue herido en el esófago por un oficial de las SS. Cuando fue evacuado, le consiguieron salvar la vida, pero le dejaron el esófago torcido.
Debido a ello, el doctor le entregó una orden médica en la que constaba que no debía usar corbata.
Mas tarde, Hale fue abordado por un airado general Patton, quien le recriminó que no llevase la corbata reglamentaria. Hale extrajo con aire triunfal el papel, dejando por una vez sin palabras al famoso general.
Más tarde, en marzo del 45, la 101 División recibió la visita de Eisenhower. El sargento Hale recibió una Estrella de Bronce de manos del propio Ike por sus acciones en Bastogne, y el general quiso saber porqué no llevaba corbata. Hale se lo explicó. Cuando la historia fue confirmada, Ike lanzó una de sus famosas carcajadas y dijo que Hale era el único hombre en todo el teatro de operaciones europeo que había conseguido librarse de la corbata.

(Citado porStephen E. Ambrose en "Hermanos de sangre")

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Mensaje por Eckart » Mar Sep 20, 2005 6:56 am

19 de Febrero de 1942, por la tarde. Hitler se dirige a Bormann:

"Bormann, ya sabe usted que siempre odié la nieve; siempre la he aborrecido. Ahora ya sé por qué. Era un presentimiento."

Sobran los comentarios...

Fuente: "Las conversaciones privadas de Hitler"

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Erich Hartmann
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Mensaje por Erich Hartmann » Mar Sep 27, 2005 7:06 pm

EL GATO OSCAR (1939-1955)

Las mayores tragedias siempre contienen algún aspecto, si no cómico, si capaz de aligerar momentáneamente la pena por la muerte y la destrucción. El caso del hundimiento del acorazado alemán Bismarck el 27 de Mayo de 1941 no fue una excepción. El poderoso buque había sido alcanzado al anochecer del día anterior por un pequeño torpedo aéreo en el punto más delicado y vulnerable del casco; los timones que por efecto de la explosión quedaron trincados a babor hacia donde viraba a toda máquina tratando de esquivar a los demás torpedos del resto de la escuadrilla atacante. El resultado fue que el Bismarck fue ya imposible de gobernar. Tras una noche de angustia y combates contra los destructores enemigos, con el barco a merced del viento que embravecía la mar, los alemanes vieron aparecer en el horizonte a dos poderosos acorazados, el Rodney y el King George V acompañados por tres cruceros pesados, los Nordfolk, Dorsetshire y Sheffield y su correspondiente escolta de destructores. Bajo el horizonte el portaaviones Ark Royal protegía con sus aparatos, los mismos que habían lisiado al acorazado alemán el día anterior, la operación.

Durante hora y media los cinco barcos británicos dispararon todo lo que tenían sobre el inmóvil enemigo. A las 10 h. 39 m. el Bismarck dio la voltereta y se hundió.

Fueron recogidos un centenar largo de supervivientes pero una alarma antisubmarina hizo que los británicos suspendiesen los trabajos de salvamento retirándose a toda maquina. Sobre el agua centenares de marinos alemanes quedaron abandonados a su suerte, poco a poco fueron desaparecieron todos.

EL BISMARCK

Horas después el destructor británico Cossack husmeaba a poca velocidad la zona del hundimiento en busca de algún resto interesante o algún superviviente más. Al cesar por la mañana el estruendo de los cañones pareció como si Eolo y Neptuno hubiesen decidido también descansar, el viento cesó y la mar quedó calma. Esto facilitaba la búsqueda del Sheffiel que de vez en cuando se detenía para recoger algo del agua, un cajón, bolsas o cualquier otro objeto que pudiese contener algún tipo de información sobre el enemigo.

En una de esas paradas, tras recoger algo del mar, reemprendía la marcha cuando un marino creyó oír un grito de auxilio o algo parecido, por la banda contraria a la que trabajaba. Suspendida la orden de marcha los británicos escudriñaban el mar en la dirección señalada en busca del origen del grito. Nada veían, restos de petróleo, maderas, un trozo de algo flotante como de 50 centímetros con algo negro encima…¡espera! El “algo negro” se mueve, ¡es un gato negro! Y lo que se había oído era su maullido. Debía haber estado esperando a que le recogieran desde el buque pero solo cuando vio que éste se ponía en marcha se decidió a hacerse notar.

¿De donde había podido salir aquel gato? ¿Del Bismarck?, imposible tras el castigo que había sufrido. Pero, sin embargo, ningún otro buque había sido hundido por aquellas latitudes así que necesariamente tenía que pertenecer a la tripulación del acorazado, así que era un gato alemán y por lo tanto enemigo. Informado el capitán del Cossack ordenó inmediatamente subir al animal y hacerlo prisionero. Un marinero se ofreció voluntario para bajar colgado de una eslinga hasta el agua para subirlo a bordo. El gato no se opuso en absoluto a la maniobra, al contrario, cuando lo tuvo a tiro dio un gracioso salto y se encaramó a los hombros del salvador como la cosa más natural del mundo. Una vez a bordo saltó a la cubierta, se sacudió enérgicamente y comenzó a lamerse el cuerpo tratando de eliminar las manchas de petróleo sin prestar demasiada atención a los divertidos marineros que observaban sus maniobras.

Alguien trajo un plato de leche para el minino que interrumpió su aseo para dar unos displicentes lametazos e inmediatamente seguir con su tarea. Lleva un collar que confirma los peores temores, es alemán y además, nazi pues se lee su nombre; Oscar, su graduación; Capitán de Corbeta y a su lado aparece una cruz gamada y otro nombre; Bismarck. Así que perteneció a la oficialidad del acorazado y de alguna forma misteriosa había conseguido escapar del destrozado buque. Habrá que interrogarle, la idea fue del oficial jefe de máquinas. Si, había que interrogarle pero también tratarlo dignamente como un oficial que era. Se le encerrará en un camarote para él solo y se le permitirá salir dos veces al día para que tome el aire.

De repente el gato dejó su limpieza y se sentó majestuosamente. Deslizó una mirada circular sobre los presentes, las conversaciones cesaron. Era negro con un collar natural de pelo blanco y grande, muy grande, con enormes bigotes canos y unos ojos amarillo oro divididos verticalmente de una forma simétrica por una fina línea negra como la noche. Tras el regio vistazo Oscar venteó en varias direcciones hasta que se incorporó y ni deprisa ni despacio se dirigió elegantemente hacia un portillo desde donde una escala daba acceso a las cubiertas interiores. Con pasmosa facilidad el felino bajo por la escala para continuar su paseo. Se paraba a olisquear aquí y allá, bajó otra escala. Parecía llegar a su destino pues aceleró levemente su marcha, al poco entraba en la cocina con el gran rabo erecto en demanda de su rancho reglamentario. El roast beef fue de su agrado pero despreció la guarnición de verduras cocidas. Una vez satisfecho se encaminó al pasillo para sentarse con displicencia frente a una portezuela que dejaba escapar por las rendijas un cierto olor que denunciaba lo que había detrás. Intrigado, uno de los cocineros abrió la portilla y el pequeño inodoro quedo a la vista. Con naturalidad Oscar saltó a la taza y adoptando una postura apropiada alivió sus necesidades fisiológicas.

Nuevamente marchó hacia la cocina seguido por su corte de marineros para, sin dudarlo, dirigirse a una pequeña pila de sacos vacíos a la que se encaramó de un elástico salto. Poco después, tras otra breve sesión de higiene, dormía beatíficamente. El rey había tomado posesión de su nuevo palacio, parecía complacido.

Herr Oscar se adaptó sin traumas a la nueva situación. Poco a poco fue ampliando sus exploraciones por el buque. Un mes más tarde el barco ya no tenía secretos para él. Solía pasar revista una vez al día de proa a popa, sin omitir el puente de mando donde el capitán le daba novedades. La comida no era un problema. No aceptaba alimentos sino que en los descuidos de los cocineros Oscar tomaba de las gavetas y pucheros lo que le parecía más conveniente. Cuando estaba de buen humor, generalmente al anochecer, jugaba con los cocineros, como consecuencia; todos tenían los brazos llenos de cariñosos arañazos. En tres o cuatro ocasiones se presentó en la cocina con ratones muertos que depositaba orgullosamente a los pies del cocinero jefe, desde luego sin hacer el más mínimo ademán de comérselos. El cazaba por deporte no por necesidad, como los reyes franceses en los jardines de Versalles. Cuando sonaban los timbres de alarma corría disciplinadamente hacía su puesto de combate en la pila de sacos, cambiados periódicamente por cuestión de higiene, donde esperaba serenamente el final de la batalla.

Pocos días después se corrió el rumor por el barco de que Oscar, sin duda influido por el nuevo ambiente, había apostatado del nazismo y había solicitado la nacionalidad británica para poder ingresar en la Royal Navy. Hubo discusiones, unos dudaban de su sinceridad, otros achacaban su pasado fascista a las malas compañías, incluso alguno aseguró que todo era mentira y que en realidad era un espía de Berlín con un alto grado de entrenamiento, pero la mayoría creían en la honestidad de Oscar. Tras un breve consejo de guerra se decidió concederle la nacionalidad y el empleo de guardia marina aspirante con antigüedad desde el 1 de Enero 1939, fecha de su nacimiento oficial ya que un marino estudiante de veterinaria había sentenciado que el gato tenía un año y medio de edad o así. Con el nombre no hubo problema, si se hubiere llamado Adolf, Heinrich o Hermann habría habido que cambiárselo pero Oscar era perfectamente asimilable a su nuevo status de ciudadano británico. En cualquier caso esto no era importante, nunca acudía cuando le llamaban por su nombre. Ahora tenía un nuevo collar en el que podía leerse: Oscar, Royal Navy, 1941.

http://idd02gsh.eresmas.net/oscar.html

Verdaderamente, un gato con 7 vidas...

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Mensaje por Audie Murphy » Sab Oct 15, 2005 8:03 am

los ingleses con la ingente cantidad de vehículos que usaron frente al Afrika Korps tuvieron que camuflar con colores de arena, para economizar o ante la falta de suficiente pintura tuvieron que improvisar con más ingredientes como MOSTAZA Y EXCREMENTO DE CAMELLO


en la ruptura de las líneas del eje en Stalingrado también tuvieron mucho que ver unos pequeños mamíferos, todo el mundo habrá oído hablar de los fuegos debajo del motor para mantener la operabilidad del carro de combate, pero resulta que también se usaba la paja para tal menester pero en este caso ¡¡ estaba llena de ratones que royeron los cables de más de 200 tanques !!

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Hitler y el Cancer

Mensaje por Enrique Contreras » Lun Oct 17, 2005 5:55 am

Como complemento a la anterior anedocta "Hitler Mudo", puedo decir que Hitler tenia un pavor hasta ridiculo al cancer, incluso al sufrir de los polipos de la garganta, pensaba en la posibilidad de que este llegase a ser un cancer de garganta. Este terror hacia todo lo relacionado al cancer, podria explicarse no solo en su caracter Hipocondriaco, sino mas que todo a la dolorosa muerte de su madre en su juventud a causa de esta terrible dolencia que es el cancer de mama.
Última edición por Enrique Contreras el Dom May 07, 2006 3:54 am, editado 1 vez en total.

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Mensaje por Erich Hartmann » Mié Oct 19, 2005 4:06 am

1943, campaña de Monte Cassino para sacar a los alemanes de Italia. El general de división Kippenberger se adelanta, solo, en misión de reconocimiento. La "tierra de nadie" está en silencio, y solamente se escuchan disparos aislados. Nadie lo acompaña, y si aparece el enemigo, está prácticamente indefenso, porque sus compañeros están a muchos metros. Pero alguien tiene que reconocer el terreno.

Luego de arrastrarse varios metros, decide que el terreno es seguro, porque una colina lo cubre. Se pone de pie y, a los pocos metros, una explosión lo estremece. Ha pisado una mina. Vuela varios metros; su pierna derecha ya no existe. Sin perder la serenidad ni gritar por ayuda, con su cinturón Kippenberger intenta detener la hemorragia haciendo un torniquete alrededor del muslo. Con gran dolor, al borde de la conciencia, se pone de pie e intenta volver saltando con su otra pierna, con tan mala suerte que nuevamente pisa otra mina y vuelve a volar algunos metros.

Sus hombres, que venían a socorrerlo luego de escuchar la primera explosión, se acercan con precaución al campo minado y escuchan sus palabras, antes de desvanecerse:

-¡Maldición! ¡Ahí va la otra pierna!


Fuente: Casus belli

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