Conspiradores en el Día D

La guerra en el oeste de Europa

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Conspiradores en el Día D

Mensaje por José Luis » Sab Nov 26, 2005 10:25 pm

¡Hola a todos!

Estoy convencido de que el grupo de conspiradores anti-Hitler contribuyó con su actitud al éxito del desembarco aliado. Una cosa es cierta: si el jefe de estado mayor de Rommel, general Hans Speidel, hubiese telefoneado al mariscal a su casa de Herrlingen en algún momento entre las 01:00 y las 04:00 horas del 6 de junio de 1944, es muy probable que Rommel pudiera conseguir esquivar la prohibición del OKW de mover a las divisiones “Hitler Jugend” y “Panzer-Lehr” para que, junto con la 21ª División Panzer, contraatacaran a los aliados esa misma noche o a lo largo del día siguiente. Pero Speidel no llamó a Rommel hasta las 10:00/10:30 horas del 6 de junio. A las 16:45 horas, Rommel, camino de Roche-Guyon, telefoneó a Speidel al castillo para enterarse de las últimas noticias. Los aliados habían abierto una brecha de unos 32 kilómetros en el Muro del Atlántico y habían desembarcado 7 divisiones en su cabeza de puente; habían lanzado dos divisiones aerotransportadas británicas en la zona de Caen y dos americanas en la península de Cherbourg. El OKW había liberado por fin a la “Hitler Jugend” y a la “Panzer-Lehr”, pero la primera no llegaría hasta la mañana del 7, y la segunda no lo haría hasta el día 8. Speidel comentó a Rommel su creencia de que podía haber otra invasión mayor en cualquier otra parte. Rommel preguntó a Speidel cómo progresaba su contraataque. Speidel respondió que la 21ª DP estaba esperando refuerzos. Rommel le respondió con aspereza ordenándole que contraatacara inmediatamente con la 21ª DP, sin pararse a esperar refuerzos. Pero la historia ya había comenzado hacía mucho tiempo.

La clave está en el coronel Oskar Reile, jefe del contraespionaje alemán en Francia en la época de la invasión. Fue entrevistado por David Irving en enero de 1969, y lo que le contó no tiene desperdicio.

Desde finales de 1943, Reile tenía agentes infiltrados en las células clandestinas francesas de sabotaje, y desde febrero de 1944 sabía que una parte de esas células sería avisada de la invasión aliada mediante dos mensajes radiados por la BBC. El primer mensaje sería indicativo de que la invasión tendría lugar a las dos semanas de emitirlo; el segundo supondría que el desembarco se produciría dentro de las 48 horas siguientes.

El 1 de junio, los agentes de Reile captaron el primer mensaje destinado a las células de Bretaña, Normandía y la zona de Lille-Amiens. Reile informó inmediatamente a Rundstedt en París y a la Gestapo en Berlín. La Gestapo informó al OKW advirtiéndole de que la invasión se produciría antes del día 15. Hitler fue informado el día 2, y el OKW pasó la información al estado mayor general de la agencia de Ejércitos Extranjeros del Oeste, organismo encargado de instruir a los escalones inferiores del ejército sobre asuntos de inteligencia. El coronel Alexis von Roenne, jefe de la agencia, no hizo nada con la información de Reile. La información de inteligencia que ordenó a su estado mayor pasar a Rommel fue que la invasión aliada tendría lugar con toda probabilidad en el estrecho de Dover. Su jefe de sección inglesa, el mayor Roger Michael, era hijo de madre británica, llevó uniforme del ejército estadounidense después de la guerra y desapareció finalmente tras la Cortina de Acero. Dice Irving que las informaciones suministradas por Roenne al ejército sobre la fuerza e intenciones de los aliados eran tan falsas que resulta imposible creer que se debiera a un error.

El estado mayor de Rundstedt, como ya se mencionó, fue informado del mensaje de Reile. Su pasividad fue igualmente sospechosa, aunque el coronel Wilhelm Meyer-Detring, oficial de inteligencia de Rundstedt, había instruido a sus escalones inferiores a finales de 1943 para que se ignoraran “las alertas” de la BBC. Cuando Reile informó al estado mayor de Rundstedt, Meyer-Detring estaba ausente y su sustituto ignoró la advertencia.

Por su parte, el coronel Staubwasser, oficial de inteligencia de Rommel, afirmó que él no fue enterado del mensaje de Reile. Aunque el 3 de junio escribió: “El incremento de transmisión de frases de alarma por la radio enemiga desde el 1 de junio a las células clandestinas francesas no debe ser interpretado, sobre la experiencia previa, como una indicación de que el comienzo de la invasión enemiga es inminente”. ¿A que no sabéis quién refrendó la firma de Staubwasser? Pues ni más ni menos que el general Hans Speidel, jefe de estado mayor de Rommel y metido hasta el cuello en todas las conspiraciones contra Hitler. Al día siguiente, 4 de junio, Rommel salió de viaje con el pretexto oficial de arreglar una visita con Hitler.

El 5 de junio por la mañana Speidel invitó a unos conspiradores del complot de Stauffenberg en París (grupo Stülpnagel) a una cena en el cuartel general de Rommel, el castillo que había sido de La Rochefoucauld en Roche-Guyon. A las 17:45 Speidel telefoneó al general Wagner, otro conspirador en Berlín, para decirle que Rommel estaría fuera seguramente varios días, puesto que su entrevista con Hitler estaba prevista para el día 8 ó 9.

Cuando estaba teniendo lugar la cena de los conspiradores en ausencia de Rommel, poco después de las 22:00 horas, sonó el teléfono interrumpiendo las conversaciones. Era el coronel Staubwasser llamando desde Tempelhoff. El oficial de inteligencia del 15º Ejército le había llamado desde Tourcoing para comunicarle que a las 21:15 horas, uno de los operadores de radio había descubierto el segundo mensaje de la BBC a las células de sabotaje francesas. No había duda alguna. Como este oficial le había comunicado a Staubwasser, el día D debía esperarse para la mañana siguiente. Staubwasser le dijo a Speidel que el general Salmuth ya había alertado a todo el 15º Ejército.

La cuestión era ahora si Speidel debía alertar al 7º Ejército de Dollmann. Speidel pasó la pelota al cuartel general de Rundstedt ordenando a Staubwasser que telefoneara con la historia. Al poco tiempo uno de los ayudantes de Rundstedt devolvió la llamada a Staubwasser; según éste, no se debía alertar al 7º Ejército. A las 01:00 horas Speidel se retiró a sus habitaciones; sus invitados habían salido para París poco después de medianoche.

El segundo mensaje también fue notificado telefónicamente por Reile al estado mayor de Rundstedt. Después copió un informe y se lo envió al mayor Reinhard Brink, oficial de enlace de contraespionaje de Rundstedt. Brink se lo entregó al oficial de operaciones de Rundstedt, coronel Bodo Zimmermann; éste no lo tomó en serio, aunque se pasó esa señal a todas las estaciones, y Speidel fue uno de los comandantes que también recibió la comunicación del estado mayor de Rundstedt.

La 716ª División de Infantería levantó la alarma a las 01:10 horas. El general Marks, único comandante en su puesto en esos momentos, alertó a su cuerpo un minuto más tarde. El 7º Ejército se puso en alerta finalmente a las 01:35 horas. En esos momentos su jefe de estado mayor, el general Max Pemsel, telefoneó al castillo de Rommel y habló con Speidel. Éste llamó al estado mayor de Rundstedt a París. A las 01:40 Speidel recibe otro informe de operaciones aerotransportadas en la zona del 15º Ejército. Comunicó a las 03:00 horas al 7º Ejército que las operaciones en su sector debían ser solamente un “ataque local” en Normandía.

Pemsel telefoneó nuevamente a Speidel para sacarlo de su error: “Es una operación mayor”, le repitió insistentemente. A las 03:30 se habían notificado cientos de planeadores sobre Caen. Los radares de la marina detectaron grandes masas de barcos acercándose a la costa de Normandía. A las 03:42 Pemsel volvió a la carga de Speidel insistiendo sobre la enormidad de la operación. A las 04:30 Pemsel informó que su artillería estaba disparando sobre los barcos. A las 05:15 se encontró un mapa de Caen entre los restos de un planeador estrellado que indicaban claramente las intenciones de los invasores.

Según su propia versión, Speidel llamó a Rommel a Herrlingen para enterarle de la invasión a las 06:00 horas. Pero todas las pruebas sitúan esa llamada entre las 10:00/10:30 horas de la mañana del 6 de junio.

Todo el meollo del asunto consiste en averiguar si efectivamente los conspiradores del Heer y el Abwehr realizaron adrede su negligencia de no saber valorar en su justa medida todos los informes de inteligencia recibidos antes del comienzo de la invasión aliada, y también consiste en saber si su pertinaz irresponsabilidad continuó en la madrugada del día 6 a medida que iban llegando los primeros informes serios de que estaba teniendo lugar una operación aliada de envergadura.

Porque una cadena de errores de valoración y pasividad tan grande no puede obedecer simplemente a una serie fatal de casualidades.

Paralela a mi hipótesis de la conspiración de elementos del Heer y el Abwehr para desbaratar las informaciones sobre el desembarco aliado, está una de las cuestiones que permanece poco clara y que gira en torno a la operación “Cicero”, la fuente de inteligencia alemana a través del ayuda de cámara del embajador británico en Turquía. No es mucho lo que yo sé al respecto. Cicero fue el nombre en clave que los alemanes dieron al ayuda de cámara, Elyesa Bazna, del embajador inglés, sir Hughe Knatchbull-Hugessen. Se dice que fue el espía mejor pagado de la historia hasta esos momentos. Se estima que Cicero recibió aproximadamente 1.2 millones de libras esterlinas (parece ser que dinero falsificado).

En 1950 Ludwig C. Moyzisch publicó [Operation Cicero (Wingate Ltd; London & New York)] El autor fue durante 1943-1944 agregado militar alemán en la embajada alemana de Ankara, y el encargado de realizar las transacciones con el valet del embajador inglés, quien fotografiaba documentos de su embajador y enviaba a los alemanes los negativos previo pago de grandes sumas. En 1999 Richard Wires publicó su [The Cicero Spy Affair: German Acces to British Secrets in Worm War Two. Perspectives on Intelligence History (Westport, CT: Praeger, 1999)]

Cicero desapareció sin dejar rastro en abril de 1944. Su papel en esta historia permaneció desconocido hasta que Ludwig Moyzisch publicó sus memorias en Alemania en 1950. Estas memorias, que también se publicaron en inglés en el mismo año, fueron seguidas por las propias memorias de Cicero [I Was Cicero (New York: Harper & Row, 1962)]

Yo no he leído ninguno de estos libros, y lo que he apuntado son simples reseñas apuntadas por la doctora Vera Laska del Departamento de Historia del Regis Collage de Weston para el libro de Richard Wires. Los documentos que filtraba Cicero contenían las conferencias de Moscú, El Cairo, Teherán, los planes estratégicos de la guerra, las presiones del gobierno británico para ganarse a Turquía como aliado, y –lo que más nos interesa- indicaciones vagas de los planes de invasión angloamericanos en Europa, aunque parece ser que no en concreto sobre Overlord.

Las informaciones de Cicero no fueron suficientemente aprovechadas por los alemanes, al parecer por la rivalidad existente entre los militares y el cuerpo diplomático, y porque algunos nazis sospechaban que su hombre era un cebo británico.

He leído que esta historia fue llevada al cine, con muchas licencias artísticas, bajo el título de “Five Fingers” y protagonizada por James Mason. Yo tengo idea de haberla visto, sobre todo por el asunto del dinero falso, pero no me alcanza la memoria.

Sea como fuere, Hitler comenzó a sospechar en la primavera de 1944 que los aliados no desembarcarían en Calais, como era la creencia extendida entre sus comandantes (Rundstedt y Rommel, principalmente), sino en los sectores de Normandía y Bretaña. Si la actitud de Hitler era consecuencia de las informaciones de Cicero es algo que no podemos saber*, pues Hitler jamás contó nada de ello a sus generales. Lo que sí es cierto es el cambio de previsiones operado en Hitler en esa época.

*Hay indicios, en cambio, para creer que sí se debió a Cicero. Un comentario de posguerra de Rundstedt dice:

“[…] Cuando se había conseguido en su adecuada escala el refuerzo del 15º Ejército y, a través de nuestros servicios de inteligencia, nos llegó la noticia de la posibilidad de un desembarco en Normandía, nos esforzamos por todos los medios para reforzar las fuerzas en ese sector” (Comentarios de von Rundstedt a “A Study in Command” de Zimmermann.

Con respecto a Cicero dice Moyzisch en su obra citada, página 166: “Parece una ironía que la última información inestimable proporcionada por Cicero hubiera sido tratada en Berlín con la misma falta de comprensión que todas las otras. Esta última información, con referencia a la operación Overlord, fue entregada a principios de marzo, y fue la última información que obtuvimos de Cicero”. Así pues, me he dedicado a indagar en las estimaciones alemanas sobre las intenciones de los aliados en marzo/mayo de 1944 para ver si hay alguna luz de lo anterior. Antes una simple cita a los planes previstos en diciembre de 1943.

El Wehrmachtsfuehrungsstab “WFSt” (Estado Mayor de Operaciones de la Wehrmacht) y el Oberbefehlshaber (Comandante en Jefe) del Oeste (OB West) prepararon el 20 de diciembre de 1943 las siguientes hipótesis de trabajo:

• Ataque en la costa del Canal (Blume 1)
• Ataque en la costa mediterránea francesa (Blume 2)
• Desembarco en la Noruega central o septentrional (Falke)
• Desembarco en Dinamarca (Hanna)
• Desembarco en la costa de Liguria (Marder 1)
• Desembarco en la costa adriática (Marder 2)
• Ataque en el archipiélago egeo en el caso de que Turquía rompiera su neutralidad a favor de los aliados (Getrud)

La mejor indicación de que Hitler había situado a Normandía como primer objetivo aliado para la invasión es una conversación telefónica de Jodl con Rundstedt, de acuerdo con el diario de guerra del WFSt, que tuvo lugar a las 19:00 horas del 6 de mayo de 1944. En ella Jodl indicaba a Rundstedt que el primer objetivo enemigo sería Cotentin, y le pedía, cumpliendo las instrucciones de Hitler, que utilizara los siguientes refuerzos: 91ª División Aerotransportada, 243ª DI y un regimiento de otra división (6º/2ª). Rundstedt, sin embargo, pidió que la aerotransportada fuera transferida al área de Nantes y no a Cotentin, pero la solicitud fue rechazada por Hitler, que incluso pidió más fuerzas para Normandía [(O.C.M.H., F.S.B., Schramm, “The West”,
1 Apr 44 - 16 Dec 44, (Preparado sobre la base de las notas de los documentos originales del WFSt), p. 13 (Photostat 981S0M (D102)]

El mismo 6 de mayo el OB West transmitió un mensaje de Rommel con respecto al Canal. Sugería fortalecer la península de Cotentin y Bretaña de acuerdo con las demandas de Hitler. El OB West y el WFSt recelaban del mensaje de Rommel, pero poco después vino la llamada telefónica de Jodl que se ha citado anteriormente.

A finales de mayo, el propio Rundstedt recelaba de Normandía como objetivo probable del enemigo. El día 22, Sección de Documentos Militares Alemanes, se anotó: [El OB West aprecia la situación como sigue: El punto focal de concentración enemiga para la invasión se encuentra en el sur y sudeste de Inglaterra. El área de la Isla de Wight (Portsmouth-Southampton) es el punto central de preparaciones. El principal frente amenazado es definitivamente el frente del Canal entre el Schelde y Normandía, así como la zona septentrional de Bretaña, incluyendo Brest…] [Photostat 981CW (D51)]

Pero el 29 de mayo ya apunta cautamente a Normandía: [OB West aprecia la situación como sigue: El bombardeo sistemático, especialmente en todas las instalaciones viarias en la zona del OB West, de la fuerza aérea enemiga….demuestra que la intención del enemigo es destruir e interrumpir la cadena de transportes y, por tanto, los movimientos de tropas y servicios de suministros (desde la costa) hasta las áreas más lejanas de retaguardia. Los exitosos ataques realizados recientemente sobre los puentes del Sena han interferido considerablemente el tráfico fluvial y aislado el frente del Canal al norte del Sena del contacto directo del estuario del Sena y Normandía. Esto debe indicar planes enemigos sobre Normandía (formación de una cabeza de puente)].

Bien, ¿a qué viene toda esta pesada información sobre las opiniones de los principales protagonistas alemanes sobre la invasión aliada en el topic que he abierto?

La razón de estas referencias es mostrar que habiendo bases suficientes para ponderar seriamente la amenaza de un desembarco aliado en Normandía, varios jefes y oficiales de estado mayor, oficiales de operaciones, comandantes de ejército y oficiales de inteligencia, todos ellos despreciaron los primeros indicios serios y pruebas contundentes de que estaba teniendo lugar una operación aliada de envergadura en Normandía en las primeras horas del día 6 de junio de 1944. Y, aunque no he hecho las cuentas, me arriesgo a vaticinar que el grueso de todos ellos estaba involucrado en la conspiración para asesinar a Hitler y provocar un golpe de estado.

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Mensaje por José Luis » Jue Nov 23, 2006 8:43 pm

Mensaje autoría de Álvaro:

Jose Luis, antes de nada muchas gracias por la lectura, se que te habrás pasado 1 hora escibiendo en el ordenador para tenerla lista, muchas gracias.
Quiero decir también que cuanto más se sobre la estructura del reich más creo que su sistema ideológico y político son imperfectos para la guerra que le tocó luchar, me explico:

Ideológico: La ideología Nazi impide pactar con los pueblos eslavos que habrían ayudado y podrían ser decisivos en la Operación Barbarroja.

Político: La paranoia de Hitler de que hay conspiraciones por todas partes le hizo configurar un Reich donde habían varios servicios de Inteligencia (Abwher, SS) y dónde como dices en tu lectura nadie manda, no hay un Mando Único como el de Einsenhower, sino que Goering manda en el Aire, la mitad de los tanques son de Rommel, la otra de Rundstedt, luego estaban las divisiones de las SS).

He leído a alguien aquí decir que el sistema económico de la Alemania Nazi también era inadecuada y creo que hasta Albert Speers lo era, pero eso es ya otra historia.
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Mensaje por José Luis » Jue Nov 23, 2006 8:45 pm

¡Hola a todos!

Así es, estimado Álvaro, el Tercer Reich no sólo era un régimen político abominable para cualquier amante de la libertad y el respeto a la vida y propiedad ajenas, sino que también era un sistema corrompido e ineficiente en el ámbito comparado de las economías de guerra. Y la mejor prueba de todo ello es el cataclismo absoluto en que falleció.

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Mensaje por José Luis » Jue Nov 23, 2006 8:46 pm

Mensaje autoría de José Antonio Azurza:

Jose Luis:Si todo lo que expones sucedio de esta manera-estoy seguro de que es asi-,a mi me parece que hubo grave negligencia en las altas esferas del mando aleman en francia.Pero,es mas,esa cena de Speidel con otros oficiales superiores,ausente Rommel,me suena claramente a traicion.Quiza este equivocado,pero lo veo asi.Otra cosa es que en mi corazon,este totalmente de acuerdo con los supuestos traidores.Un saludo.
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Mensaje por José Luis » Jue Nov 23, 2006 8:46 pm

Lo de la traición, estimado José Antonio, es asunto resbaladizo y depende mucho de las circunstancias en que querramos pincelarlo.

Veamos. Pongámonos, por ejemplo, en el mes de mayo de 1944. A esas alturas de la guerra (por no remontarme más atrás), ¿qué quedaba realmente en Alemania que se aproximara a un Estado de Derecho? ¿Adónde caminaba el pueblo alemán arrastrado con cadenas de acero por su dictador Adolf Hitler sino a su destrucción total? ¿Había alguien -más allá de los fanáticos, los cínicos, los que disfrutaban del poder, los que estaban enfangados hasta el cuello de actos criminales, o, por acabar, los aletargados en una estúpida candidez- en Alemania que no supiera que la guerra estaba rematadamente perdida y que continuarla no sólo era la mayor de todas las traiciones, sino el mayor de todos los crímenes? ¿Qué ley y qué moral podían justificar la continuación absurda e inútil de un inmenso derramamiento de sangre de gente inocente? ¿Cómo seguir obedeciendo a esos líderes inhumanos que mentían a su nación con falsas esperanzas de armas milagrosas que no existían, mientras al mismo tiempo seguían ordenando el asesinato masivo de centenares de miles de vidas inocentes? ¿Cómo seguir manteniendo un juramento de lealtad hacia un asesino brutal que, en realidad, ya había perdido todo significado desde el mismo momento en que él, Adolf Hitler, a su vez había incumplido mucho tiempo atrás su propio juramento de lealtad al pueblo alemán?

¿Cómo obedecer a un asesino ególatra que había decidido hacía mucho tiempo unir el destino del pueblo alemán al suyo propio? Después de mí, la nada. Eso había dado a entender Hitler en repetidas ocasiones a quien quisiera escucharle. Y estaba claro que después de Hitler, en Alemania sólo quedaría una ruina monumental, sembrada de millones de crímenes, de millones de corrupciones, de millones de injusticias, de millones de sufrimientos.....Para imaginarse el paisaje de un infierno, sólo había que vivir en la Alemania de 1944-45.

Así pues, ¿qué persona con cierto sentido de la justicia y de la moral se atrevería a llamar traidores a los "conspiradores del 20 de julio de 1944", o a cualquier alemán que, tras conocer el verdadero rostro del Tercer Reich, no intentara acabar con él?

¿Cómo se puede traicionar a quien te ha estado traicionando todo el tiempo?

Alemania ha aprendido, afortunadamente. Aunque para ello haya tenido que hacerlo en el dolor y bajo una conciencia atormentada. Pero hoy, allí, en esa nación hermosa y habitada por gentes generalmente trabajadoras y competentes, no son las estatuas y demás edificios o monumentos conmemorativos de Hitler, Himmler, Göring y otros nazis asesinos, las que simbolizan la nobleza y la valentía del pueblo alemán y su historia en pueblos y ciudades, sino las de los que fueron finalmente leales a la nación alemana, los Rommel, Stauffenberg, Scholl y demás héroes que sacrificaron sus vidas por una causa, esta vez sí, justa y noble.

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Mensaje por José Luis » Jue Nov 23, 2006 8:47 pm

Mensaje autoría de Beltzo:
Así pues, ¿qué persona con cierto sentido de la justicia y de la moral se atrevería a llamar traidores a los "conspiradores del 20 de julio de 1944", o a cualquier alemán que, tras conocer el verdadero rostro del Tercer Reich, no intentara acabar con él?
A mi juicio, lo más triste del caso es que en aquellos momentos se les considerara traidores tanto dentro como fuera de Alemania, y aún hoy día, mucha gente sigue pensando de igual manera. En mi modo de entender las cosas, oponerse en cualquier manera contra un régimen de esas características, no sólo no es traición, sino que es como mínimo una obligación moral, pueden hacerse todas la matizaciones que se quieran, pero yo seguiré viéndolo de igual forma.

Saludos
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Mensaje por beltzo » Dom Nov 26, 2006 3:06 pm

Mensaje autoría de José Luis

Ciertamente, Beltzo. Sólo la ignorancia puede justificar que se les considerara traidores. Porque el conocimiento, en uno u otro sentido, desde dentro del nazismo como desde fuera, impediría tal calificativo.

Dejo una frase del propio Hitler que empleo como firma en otro foro:

“La autoridad del Estado no puede existir como un fin en sí mismo, ya que en tal caso todas las tiranías de la Tierra serían inatacables y quedarían consagradas. Si un Gobierno recurre a la fuerza para llevar a un pueblo a la ruina, la rebelión no es sólo un derecho, sino un deber para cada ciudadano de ese pueblo” (Adolf Hitler, “Mi Lucha”).

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Mensaje por beltzo » Dom Nov 26, 2006 3:07 pm

Mensaje autoría de JOSE ANTONIO AZURZA

Totalmente de acuerdo con vosotros.Yo me referia a que desde el punto de vista nazi,se acercaria mucho a la traicion,a ellos naturalmente.Por lo demas ,para que quede claro,los autenticos heroes del asunto fueron sin duda los que conspiraban contra el monstruo.Un saludo a todos.
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Mensaje por Erich Hartmann » Vie Dic 01, 2006 10:25 pm

Al hilo de la teoría conspiratiora del Día D, resulta bastante curioso cómo los oficiales de Rommel, uno tras otro, abandonaron el frente en la víspera misma de la batalla. Lo siguiente es un extracto del libro El día más largo, de Corneluis Ryan:

Marcks tenía que salir hacia la ciudad de Rennes, en Bretaña, al amanecer. En compañía de los demás oficiales superiores en Normandía, iba a tomar parte en un ejercicio táctico sobre un gran mapa, ejercicio que comenzaría a hora temprana en la mañana del martes. A Marcks le divertía el papel que le había tocado desempeñar: representaría a los «Aliados». El supuesto táctico había sido preparado por el general Eugen Meindl y, tal vez por ser él paracaidista, el ejercicio sería fundamentalmente una «invasión» que comenzaría con un «asalto» de paracaidistas, al que seguirían «desembarcos» por mar. Todos creían que el Kriegsspiel sería interesante: partía del supuesto de que la teórica invasión tendría lugar en Normandía.

El Kriegsspiel preocupaba al jefe del Estado Mayor del 7° Ejército, mayor general Max Pemsel. Durante toda la tarde, en el Cuartel General de Le Mans, había estado pensando en el ejercicio. No le gustaba que sus comandantes en Normandía y la península de Cherburgo abandonaran sus comandancias simultáneamente. Podría ser extremadamente peligroso si pasaban toda la noche fuera. Para la mayoría de ellos Rennes estaba lejos, y Pemsel temía que alguno dejara el frente antes del amanecer. Lo que preocupaba a Pemsel era la madrugada; creía que, en caso de invasión de Normandía, el ataque se lanzaría a primera hora de la mañana. Decidió avisar a todos los que iban a participar en el ejercicio táctico. La orden que envió por teletipo decía así: «Se recuerda a los comandantes generales y demás oficiales que van a participar en el Kriegsspiel que no salgan hacia Rennes antes de la madrugada del día 6 de junio.» Pero llegaba demasiado tarde. Algunos ya habían salido.

Y así fue cómo, uno tras otro, los oficiales de Rommel abandonaron el frente en la víspera misma de la batalla. Todos tenían razones para hacerlo; sin embargo, no deja de parecer que un capricho del destino había fraguado sus salidas. Rommel estaba en Alemania, al igual que von Tempelhof, oficial de operaciones del Grupo de Ejércitos B. El almirante Theodor Krancke, comandante naval en el oeste, después de informar a Rundstedt que las patrulleras no podían salir del puerto debido al mal estado de la mar, partió hacia Burdeos. El teniente general Heinz Hellmich, al mando de la 243a División, que defendía un lado de la península de Cherburgo, salió hacia Rennes. Lo mismo hizo el teniente general Karl von Schlieben, de la 709a División. El mayor general Wilhelm Falley, de la 9a División de Desembarco Aéreo, que acababa de ser llevada a Normandía, se preparaba para el viaje. El coronel Wilhelm Meyer-Detring, oficial del servicio de inteligencia de Rundstedt, estaba en ruta, y el jefe del Estado Mayor de una de las divisiones estaba de caza con su querida francesa.

En ese mismo momento, con los oficiales a cuyo cargo corrían las defensas de las playas dispersos por toda Europa, el Alto Mando alemán decidió trasladar fuera de alcance de las playas los escuadrones de combate de la Luftwaffe que quedaban en Francia. Los pilotos estaban estupefactos.

La principal razón de la retirada de los escuadrones era que se necesitaban para la defensa del Reich, que desde hacía meses estaba siendo atacado incesantemente por los bombarderos aliados. Por este motivo el Alto Mando no creyó oportuno dejar estos vitales aviones en aeródromos de Francia, donde podrían ser destruidos por los ataques aéreos aliados.


En una nota a pie de página de la misma página, Ryan escribe lo siguiente:

Después del Día D, las coincidencias de estas múltiples salidas del frente impresionaron tanto a Hitler que se habló de hacer una investigación para ver si el servicio secreto inglés tenía algo que ver con ellas.

La verdad es que el mismo Hitler no estaba mejor preparado que sus generales para el gran día. El Führer estaba en su refugio de Berchtesgaden, en Baviera. Su ayudante naval, el almirante Karl Jesko von Puttkamer, recordaba que Hitler se había levantado tarde, había celebrado su acostumbrada conferencia militar al mediodía y comió a las cuatro de la tarde. Además de su querida, Eva Braun, había un número de dignatarios nazis acompañados de sus esposas. El vegetariano Hitler, haciendo su acostumbrado comentario, se excusó ante las señoras por la falta de carne: «El elefante es el animal más fuerte y tampoco soporta la carne». Después de la comida, el grupo se trasladó al jardín, donde el Führer bebió té. Durmió la siesta de seis a siete, celebró otra conferencia militar a las once y, poco antes de medianoche, hizo volver a las señoras. Según recordaría Puttkamer, el grupo tuvo que escuchar cuatro horas de música de Wagner, Lehar y Strauss.



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Conspiradores en el Día D

Mensaje por gerkamp » Dom Abr 10, 2011 5:58 am

Hola a todos!

Voy a ampliar un poco el tema de la operacion ciceron con un relato que se incluye en el libro ''Historias secretas de la segunda guerra mundial'', impreso por T. G. Arte y publicado por la revista Selecciones del Reader's digest, España 1960.
El espía mejor pagado de la historia
por Robert M. W. Kempner

Las conferencias secretas de Moscú, Teherán y El Cairo del año 1943 no fueron tan secretas como se creyó. Gracias a un espía que estaba emplazado en la embajada britanica de Ankara, Hitler supo buena parte de lo tratado en aquellas conferencias, para él fatales, los pocos dias de haberse celebrado. La ''operacion Cicerón'', nombre designado para tratar el trabajo de Ankara, fue la hazaña maxima del servicio secreto alemán en la segunda guerra mundial. Probablemente fue tambien el trabajo mejor pagado de la historia del espionaje.
Me enteré de la ''Operación Cicerón'' por casualidad. Como acusador principal de los diplomaticos nazis en los juicios de Nuremberg tuve que examinar, entre ingentes masas de otros documentos, la correspondencia secreta del ministerio de relaciones exteriores germano con la embajada del mismo pais en Ankara. Las muchas referencias que en dicha correspondencia se hacia a la Operacion Ciceron despertaron mi curiosidad. Traté de buscar mas informacion y el señor Horst Wagner, agente de enlace del ministerio de relaciones exteriores con el servicio de espionaje, me dijo que la operacion cicerón habia sido el ''trabajo cumbre'' desempeñado por su departamento. El general de la SS Walter Schellenberg, jefe supremo de la inteligencia civil y militar, reconoció que su ''exito culminante'' se habia debido a la ''Operación Cicerón''. Pero hasta que conseguí encontrar a Ludwig Moyzisch no logré saber por completo la fantastica historia.
Moyzisch, hombrecillo delgado e insignificante, era un ex periodista vienés que ingresó en el partido nazi y recibió el nombramiento de agregado comercial en Ankara. Uno de sus cometidos era la direccion de las operaciones regionales del espionaje alemán. Se le sospechó criminal de guerra a causa de una carta escrita por Franz Von Papen, embajador aleman en Turquía, al jefe de la Gestapo, Heinrich Himmler, en la cual ensalzaba los ''excelentes servicios'' prestados por Moyzisch. Despues de ser interrogado por los ingleses habia ido a ocultarse en la zona francesa de su Austria nativa. Cuando mi oficina dió con él se mostró ansioso por dejar su nombre limpio de toda sospecha. La declaración que hizo ante mi parecía al principio increible, pero despues de comprobada y vuelta a comprobar resultó ser completamente verídica.
En la noche del 26 de octubre de 1943 el repiqueteo del telefono despertó a Moyzisch, que ocupaba una casa en la serie de edificios de la embajada alemana en Ankara. Lo llamaba Frau Jenke, esposa del jefe inmediato inferior al embajador Von Papen, para decirle que su marido quería verlo inmediatamente en su domicilio particular.
Jenke recibió a Moyzisch en la puerta de su casa y dijó:
-En la sala hay un sujeto que va a decirle algo de interes en la especialidad de usted. No habla alemán, pero creo que puede confiar en él. Es albanés y se llama Elieza. Cuando hayan terminado de hablar acompañelo hasta la calle y cierre la puerta con llave. Buenas noches.
Moyzisch encontró en el salon a un hombre bajito, de cabellos grises, facciones pronunciadas y un tanto antipático, que le dirigió la palabra en correcto inglés:
-Estoy en condiciones de prestar a su gobierno un valioso servicio- dijo-. Pero quiero que me lo paguen bien. Puedo entregar a usted fotografías de los documentos más importantes que se guardan en la embajada británica. El precio es de 5.000 libras esterlinas por cada documento.
Moyzisch me dijo que su primer impulso fue mostrar al visitante la puerta de calle. Sin embargo, su arrojo de pedir tan absurdo preció le picó el interes.
-¿Como puedo saber que no es usted un agente británico?- preguntó Moyzisch.
-Otros me pagarán si usted no quiere- dijo Diello señalando con impaciente ademan en la direccion de la embajada rusa-. Tiene usted que creer bajo mi palabra que lo que le ofrezco vale el precio que pido.
Rehusó hablar mas del asunto.
-- dijó -que no puede usted contestarme hasta hablar con el embajador. Le doy de plazo hasta la tarde del 28 para que decidan.
El plazo no llegaba a dos días y Moyzisch dijo que necesitaría mas tiempo, pero Diello insistió en que telefonearía a las cinco en punto de la tarde del día fijado. Si la respuesta era ''Yes'' se encontraría con Moyzisch en determinado parque a las 10:00 de la noche de ese mismo dia y le entregaría fotografias sin revelar de cuatro documentos secretos de suma importancia, a cambio de los cuales Moyzisch le daría 20.000 libras. Dicho esto, Dellio se marchó.
-¿Que le pareció mi antiguo mayordomo?- le preguntó Jenke a Moyzisch la mañana siguiente. Moyzisch hizo un gesto de asombro.
-Diello es ahora mayordomo del embajador britanico- dijo Jenke sonriendo -. Creo que en un tiempo quiso ser cantante de ópera. De todos modos es demasiado listo para mayordomo. Por eso dejé que se marchara.
Jenke estuvo de acuerdo con Moyzisch en que pagar 20.000 libras por una cosa desconocida era algo arriesgado. Pero hizo notar que si los documentos eran importantes, como Diello parecía creer, dificilmente podían pasarlos por alto. Siguiendo el consejo de Jenke, Moyzisch envió al embajador un memorandum donde exponía el asunto. Aquella misma mañana Von Papen dictó un radiograma urgente para Ribbentrop en el cual le pedía que, si aprobaba la propuesta, enviase 20.000 libras sin perdida de tiempo. El dinero llego por avion la tarde siguiente.
Cuando sonó el telefono de su oficina a las 5 de la tarde del dia 28, Moyzisch observó que su nueva secretaría parecia estar muy curiosa. Era una linda muchacha llamada Nelly Kapp, hija de un ex consul aleman en Bombay.
Cuando Moyzisch encontró aquella noche a Diello, este acpto el dinero sin decir palabra e hizo entrega de una cajita de aluminio que contenía la pelicula fotografica. Moyzisch corrió a su oficina y llamó al fotografo que la Gestapo habia asignado para trabajos secretos. Von Ppen y Jenke acudieron a su oficina.
Cuando estuvieron listas las ampliaciones fotograficas, el trío vio que los documentos valían realmente lo que habian pagado por ellos. Uno era la lista de los agentes del servicio de espionaje britanico en Turquia. Otro era la condensacion de un informe norteamericano sobre las clases y cantidades exactas de armamento estadounidense suministrado hasta entonces a la URSS. Otro era la copia de un memo que Sir Hugo Knatchbull-Hugessen, el embajador britanico, acababa de enviar a Londres. Este documento daba detalles completos de su ultima conferencia con Numan Menemencioglu, el ministro turco de relaciones exteriores, a quien estaba tratando de persuadir para que Turquia declarase la guerra a Alemania. El ultimo documento eran las copias fotostaticas de un informe preliminar sobre los acuerdos a los que se llegó en la conferencia de los ministros de relaciones exteriores (Hull, Eden, Molotov) que se celebraba en Moscú.
Los ojos de Von Papen se iluminaron.
-Segun parece- dijo -hemos empleado a un hombrecillo muy elocuente. No podemos llamarlo Elieza porque da la casualidad de que asi se llama. Cicerón era tambien elocuente. Vamos a llamrlo Cicerón.
Las copias fotostaticas se enviaron a Berlin por correo especial. Ribbentrop se las mostró inmediatamente a Hitler y este dijo que queria ver todo el material que Ciceron pudiera obtener. Ribbentrop envió instrucciones a Von Papen para que le diese empleo permamente... pero, si era posible, a precios mas razonables.
Tras muchos regateos, Cicerón acordó recibir 15.000 libras por cada veinte cuadros de pelicula que dieran positivos legibles. Este precio fue reducido mas tarde a 10.000 libras. Pero en conjunto, durante los 5 meses siguientes, el espía cobró un total de 500.000 dolares en libras esterlinas.
En respuesta a reiteradas preguntas, Cicerón contó un día a Moyzisch como le habia sido posible fotografiar tantos documentos secretos. Knatchbull.Hugessen era muy aficionado a la musica. Cuando Cicerón le dijo que sabia de memoria varias óperas italianas, Sir Hugo se mostró altamente complacido. Desde entonces le pedía con frecuencia que le cantara ciertas arias. De ese modo Cicerón fue ganado la confianza del embajador y no solo llego a ser su mayordomo, sino su ayuda de camara. Un día, cuando le limpiaba un par de pantalones, encontró una llave en uno de los bolsillos, la llave de la caja fuerte del embajador. Comprendiendo que el olvido de su amo podia valerle una fortuna, mandó hacer inmediatamente un duplicado de la llave.
Cicerón compró una camará y aprendió a manejarla fotografiando periodicos. Luego empezó a sacar fotos de los documentos guardados en la caja fuerte del embajador que le parecían mas importantes. Por lo general, tomaba las fotos cuando Knatchbull-Hugessen estaba fuera de la ciudad, pero algunas veces lo hacía por las noches, cuando Sir Hugo dormía.
A Moyzisch le fascinaba y a la vez le repugnaba la personalidad de Cicerón. Su unico interes era ganar el mayor dinero posible. Jamas mostraba emocion alguna. El resultado de la guerra no le importaba en lo mas minimo. Era espia aleman sencillamente pensó que estos le pagarian mas que nadie por los secretos ingleses.
Los informes de Cicerón fueron de incalculable valor para los alemanes. Sus copias fotostaticas de la conferencia de Teherán revelaron la discusion sobre el segundo frente. Por las fotografias de los apuntes de Sir Hugo sobre la conferencia de El cairo, Hitler supo que tanto los ingleses como los rusos estaban decididos a forzar la entrada de Turquia en la guerra; los ingleses, porque esperaban hacer necesaria por aquel medio la invasion de los Balcanes, con lo cual impedirian que los rusos dominaran a Europa; los sovieticos, porque esperaban no solo debilitar a Alemania, sino tambien debilitar a Turquia hasta el punto de que no podria ofrecer resistencia a su dominacion despues de la guerra.
La labor de Von Papen consistio en utilizar la amenaza para que Turquia se mantuviese neutral. Para cumplir este cometido confió tanto en las informaciones de Cicerón, que llegó a excederse. Numan Menemencioglu, el ministro turco de relaciones exteriores, que era antinazi, fue poniendose cada vez mas sospechoso, y por fin dijo a Knatchbull-Hugessen que en la embajada britanica debia haber un espia.
Sir Hugo envió inmediatamente un telegrama en clave, cuya copia Cicerón fotografió y entregó sin perder tiempo a la embajada alemana. El telegrama iba dirigido a Londres y daba cuenta de las sospechas de Menemencioglu. Sin perdida de tiempo enviaron por avion un complicado sistema de alarma antiladrones, que Cicerón ayudó a instalar. Al hacerlo aprendió el modo de desactivarla, lo cual le permitiría abrir la caja fuerte del embajador sin riesgos.
Repentinamente, el 6 de abril de 1944, las cosas hicieron explosion en la embajada alemana. La secretaria Nelly Kapp desapareció. Tiempo despues se averiguó que era antinazi y que habia estado trabajando para el servicio secreto britanico. Ella fue la que denuncio las andanzas de Cicerón a Knatchbull.Hugessen, quien despidió inmediatamente a su ayuda de camara.
Poco despues de la invasion de Normandia los turcos cortaron relaciones diplomaticas con Alemania y se prepararon por fin a entrar en la guerra del lado de los aliados. Von Papen regresó a Berlin... en desgracia, segun se creyó. Pero al poco tiempo fué condecorado... como lo fue su agregado Moyzisch.
Moyzisch me dijo que solo una vez vió a Cicerón despues de haber sido expulsado de la embajada britanica. Se rumorea que emigro a un pais de America Latina donde, bajo nombre falso, vive actualmente con la comodidad de un rico caballero retirado.
Ludwig Moyzisch, que se limitó a las practicas de espionaje generalmente aceptadas, quedó libre de toda sospecha de participacion en crimenes de guerra y volvió a su aldea de los Alpes tiroleses. Lo ultimo que supe de él fue que se ganaba la vida modestamente como fotografo.
FIN

Elieza ''Cicerón'' Bazna
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Saludos cordiales
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Paulaner
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Re: Conspiradores en el Día D

Mensaje por Paulaner » Mar Abr 03, 2012 10:21 am

Hay quien hace chollos de la guerra.

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