La Campaña de los Apeninos Norte

La guerra en el oeste de Europa

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Medina
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La Campaña de los Apeninos Norte

Mensaje por Medina » Sab Ene 07, 2006 3:36 am

Saludos. El Centro de Estudios de Historia Militar del Ejército de Estados Unidos publicó una serie de folletos dedicados a las diferentes campañas en las que participó el Ejército Norteamericano durante la II Guerra Mundial titulada WWII CAMPAIGNS. El presente es el dedicado a la penúltima campaña en el Teatro de Operaciones Italiano, la campaña de los Apeninos Norte. El original se puede consultar en http://www.army.mil/cmh-pg/brochures/nap/72-34.htm.
Última edición por Medina el Sab Ene 07, 2006 3:58 am, editado 1 vez en total.
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Medina
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Mensaje por Medina » Sab Ene 07, 2006 3:56 am

APENINOS NORTE, 10 SEPTIEMBRE DE 1944-4 DE ABRIL DE 1945.
Al finalizar la primera semana de agosto de 1944, los miembros del Octavo Ejército Británico estaban en Ponte Vecchio, cruzando el río Arno en la recientemente liberada Florencia, Italia. El Octavo Ejército había completado una campaña, en conjunción con el Quinto Ejército Norteamericano, que había mantenido a las fuerzas del Eje en completa retirada, incapaces de detener el avance aliado hacia el norte de Roma que había comenzado con la Operación DIADEM el mayo anterior. Por primera vez desde que la campaña italiana había comenzado, los líderes aliados eran optimistas de que estaban al borde de arrojar a los alemanes fuera de los Apeninos Norte y barrerlos más allá del valle del Po. Luego, muchos esperaban un rápido avance hacia los Alpes, los Balcanes y quizás hacia Austria, antes de que el invierno y el enemigo pudieran contener su avance.

La Situación Estratégica.
La campaña italiana había sido hasta ahora larga, ardua y frustrante. En septiembre de 1943, los ejércitos de los Estados Unidos y de la Gran Bretaña y la Commonwealth, frescos por las victorias en el Norte de África y en Sicilia, invadieron el sur de la península italiana en tres lugares. Las predicciones aliadas de que el ejército alemán se retiraría rápidamente a los Alpes después que Italia abandonara la guerra el 8 de septiembre resultaron ser erróneas. Las fuerzas del Eje defendieron tenazmente cada cima de montaña y valle en medio de un recrudecido clima invernal desde detrás de una serie de líneas fortificadas que se extendían a lo largo de Italia desde el Mar Tirreno hasta el Adriático. Tras pasar el invierno de 1943-44 encallado en la Línea Gustav y dentro de una pequeña cabeza de playa en Anzio, al sur de Roma, el Quinto Ejército Norteamericano y el Octavo Británico lograron superar las defensas enemigas en mayo, avanzar por el valle del Liri y liberar Roma en junio. Luego, en una larga campaña de verano de dos meses que fue muy inusual en las operaciones italianas hasta el momento, las fuerzas aliadas empujaron al enemigo 150 millas hacia el norte, al río Arno, a mediados de agosto. Las fuerzas del Eje, sin embargo, comenzaron nuevos preparativos para frustrar cualquier continuación del avance aliado construyendo otro cinturón de fortificaciones, la Línea Gótica. La nueva línea consistía generalmente en una serie de pasos y cimas montañosas fortificados, de alrededor de quince a treinta millas de profundidad al norte del río Arno y que se extendía al este desde el Mar de Liguria a través de Pisa, Florencia, y más allá. Más al este, a lo largo de la costa adriática, donde los Apeninos Norte desembocaban en una ancha llanura costera, las defensas de la Línea Gótica estaban generalmente ancladas sobre numerosos ríos, corrientes y otras vías fluviales desde las montañas al mar. Una clave para la línea parecía ser la central ciudad italiana de Bolonia, un gran centro de comunicaciones ferroviarias y de carretera localizado sólo a unas pocas millas al norte del cinturón defensivo.

Las intensas operaciones de combate del verano no estaban destinada a continuar durante el otoño. Con la liberación de Roma el 4 de junio y la invasión de Normandía dos días después (Operación OVERLORD), los recursos aliados marcados para las operaciones italianas, ya consideradas de segunda importancia, disminuyeron firmemente. La invasión aliada del sur de Francia (Operación ANVIL-DRAGOON) el 15 de agosto redujo aún más los limitados recursos disponibles para el escenario italiano. Más importante, ANVIL-DRAGOON despojó a los ejércitos en Italia de 7 divisiones de primera clase, 3 norteamericanas y 4 francesas, confirmando en las mentes de muchos soldados aliados que Italia era una acción de contención de poca importancia.

Una vez que los aliados alcanzaron la Línea Gótica, deberían haber permanecido allí durante el resto de la guerra. Los planificadores, sin embargo, estaban convencidos de que los comandantes del Eje podían mantener sus posiciones con una mínima fuerza, liberando así unidades para el servicio en otro lugar, en particular el noroeste de Europa. Incluso supusieron que los alemanes estaban intentando realizar una acción de contención reversible en Italia sujetando a una cantidad mayor de tropas aliadas de las que ellos mismos estaban forzados a emplear. Además, el Primer Ministro Británico Winston S. Churchill estaba progresivamente alarmado por la velocidad de los avances soviéticos en el Frente Ruso, los cuales sentía que amenazaba los intereses occidentales en Europa Oriental y, en particular, los intereses británicos en el Mediterráneo.

Durante el verano de 1944, por lo tanto, llamó a los aliados a redoblar sus esfuerzos italianos, para presionar hacia el valle del Po, y avanzar al este hacia los Balcanes y al norte a través de la depresión de Ljubljana, alcanzando el valle del Danubio, Austria y Hungría antes que el Ejército Rojo. Los norteamericanos, sin embargo, permanecían centrados en el noroeste de Europa. Mientras que estaban de acuerdo en continuar las operaciones italianas con un compromiso mínimo de las fuerzas de los Estados Unidos, ni compartían las preocupaciones de Churchill sobre las intenciones soviéticas ni su celo por las campañas en la Europa Oriental. Los aliados planearon, sin embargo, continuar operaciones ofensivas en los Apeninos Norte con la esperan-za de abrirse paso a través de la Línea Gótica y avanzar hacia el norte de Italia. Una continuación de la ofensiva, esperaban, al menos evitaría que los alemanes transfirieran sus fuerzas en Italia a otro sitio.

Operaciones.
En agosto de 1944, el Mariscal de Campo Sir Harold R. L. G. Alexander mandaba el 15 Grupo de Ejércitos en Italia, una fuerza anglo-norteamericana que finalmente incluyó tropas de dieciséis naciones aliadas. Dentro del 15 Grupo de Ejércitos estaba el Quinto Ejército del Teniente General Mark W. Clark, compuesto por el IV Cuerpo Norteamericano, al mando del Teniente General Willis D. Crittenberger (tres divisiones), y el II Cuerpo Norteamericano, al mando del Mayor General Geoffrey Keyes (tres divisiones). Las fuerzas de Clark defendían la parte occidental de la línea aliada desde el Mar de Liguria a la desembocadura del Arno en un punto al oeste de Florencia. Al este el gran Octavo Ejército del Teniente General Sir Oliver Leese, consistente en el 2 Cuerpo Polaco (dos divisiones), el 1 Cuerpo Canadiense (dos divisiones), el 5 Cuerpo Británico (seis divisiones), el 10 Cuerpo Británico (dos divisiones) y el 13 Cuerpo Británico (tres divisiones), defendían la línea desde el área de Florencia hasta el sur de Fano, en la costa adriática.

Las fuerzas del Eje en Italia, designadas Grupo de Ejércitos C, estaban bajo el mando supremo del Mariscal de Campo de la Luftwaffe Albert Kesselring. Frente al Quinto Ejército de Clark estaba el 14 Ejército del Teniente General Joachim Lemelsen, que contenía diez divisiones per-tenecientes al I Cuerpo Paracaidista y al XIV Cuerpo Panzer. Al este, oponiéndose al Octavo Ejército Británico, estaba el 10 Ejército, al mando del General Heinrich von Vietinghoff. Este ejército consistía en doce divisiones pertenecientes al LXXVI Cuerpo Panzer y al LI Cuerpo de Montaña. Las otras dos fuerzas del Eje en el norte de Italia, el Ejército de Liguria y el Mando Adriárico, controlaban cuatro divisiones más y generalmente desarrollaban misiones antipartisanas y de reserva.

Poco tiempo después de que las fuerzas británicas alcanzaran el río Arno el 4 de agosto de 1944, el General Leese, dándose cuenta de la superioridad en blindados del Octavo Ejército y de la pérdida de siete divisiones del Quinto Ejército, incluyendo las experimentadas tropas de montaña del Cuerpo Expedicionario Francés, recomendó que su fuerza atacara en la costa adriática hacia Rimini. Una vez que este ataque hubiera retirado unidades del Eje del frente del Quinto Ejército, el General Clark podría atacar a la Línea Gótica en un asalto secundario desde Florencia directamente al norte hacia Bolonia con sus fuerzas más limitadas. El Quinto y el Octavo Ejércitos podrían entonces converger y capturar Bolonia y moverse para rodear y destruir a las fuerzas del Eje en el valle del Po, poniendo a las fuerzas del Octavo Ejército en una posición favorable para moverse hacia los Balcanes y el valle del Danubio.

La propuesta, de nombre en clave Operación OLIVE, apelaba a Alexander, quien había apoyado un ataque similar de “una-dos puntas” en el pasado. Clark, sin embargo, deseando un papel más independiente y decisivo para el Quinto Ejército, inicialmente estuvo de acuerdo pero solicitó el control del 13 Cuerpo Británico para realzar su esfuerzo principal. Su petición revivió el rencor contenido por antiguas diferencias con el General Leese, y éste último protestó vehemente la colocación de tropas británicas bajo mando norteamericano. Alexander, sin embargo, pasó por encima las objeciones de su compatriota y puso a los aliados a trabajar para depurar varios principales problemas operacionales.

El dilema más grande al que se enfrentaban los aliados concernía al engaño. Cuando las fuerzas británicas se movieran de sus posiciones en la Italia central para preparar la ofensiva costera, las unidades del Quinto Ejército tenían que mantener la presión sobre el enemigo para convencer a los comandantes del Eje de que el golpe principal estaba aún por llegar en el área de Florencia, mientras que simultáneamente extendía sus líneas para ocupar las posiciones dejadas por el Octavo Ejército sin llamar la atención. El envío de fuerzas británicas por rutas dañadas por la guerra y circuitos montañosos comenzó el 15 de agosto. Mientras que este movimiento se hizo fácilmente por la casi total carencia de reconocimiento aéreo enemigo, tomó al Octavo Ejército ocho días, hasta el 22 de agosto, el redistribuir once divisiones y nueve brigadas separadas en un frente de 25 millas de ancho anclado en el Adriático.

Para camuflar la verdadera naturaleza de la Operación OLIVE, Alexander decidió hacer parecer que el Quinto y el Octavo Ejércitos estaban haciendo una aproximación de rutina sin combatir hacia la Línea Gótica en vez de lanzar una ofensiva total. Cuando el 2 Cuerpo Polaco se aproximó a la Línea Gótica en la costa, las fuerzas de reserva de Alexander colocadas detrás de los polacos lanzarían un repentino ataque relámpago a través de las posiciones polacas y romperían la línea defensiva enemiga. Tan pronto como esto ocurriera, las fuerzas del Quinto Ejército, que ya habrían cruzado el Arno y aproximado a los abruptos Apeninos Norte, atacarían la Línea Gótica al norte de Florencia.

Las radiocomunicaciones y los informes de órdenes de batalla alemanes, interceptados y descifrados por los operadores que rompieron el código ULTRA en julio y agosto, revelaban a Alexander, Clark y a Leese que ni Kesselring ni ninguno de sus subordinados habían detectado el desvío al este de las unidades del Quinto y Octavo Ejércitos. Igualmente, el mando del Eje no se percató de que había sucedido un cambio en la estrategia operacional aliada o que un ataque a lo largo de la costa era inminente.

La Operación OLIVE comenzó el 25 de agosto de 1944 cuando el 5 Cuerpo Británico y el 1 Cuerpo Canadiense atacaron por medio de dos divisiones polacas en un frente de diecisiete millas de ancho a lo largo del Adriático. La ofensiva, apoyada por la Fuerza Aérea del Desierto Británica, ganó rápidamente terreno con la 5 División Blindada Canadiense avanzando contra una leve resistencia. Creyendo originalmente que el asalto del Octavo Ejército era una diversión para desviar tropas de la Italia central, Kesselring retrasó las etapas para reforzar a las unidades en la costa durante cuatro días, si bien los polacos y los canadienses habían penetrado la Línea Gótica cerca de la ciudad costera de Pesaro el 30 de agosto, amenazando con envolver a todo el frente del Eje. Aún, aprovechando las ventajas del tiempo proporcionado por la bien conocida propensión del Octavo Ejército por moverse lentamente, situar las piezas en la batalla, y tomar ventaja adicional de su fallo de proporcionar reservas blindadas adecuadas para explotar la inesperada ruptura, Kesselring pronto logró taponar la brecha con la 26 División Panzer, la 29 de Panzergranaderos y la 356 de Infantería. Maximizando las ventajas defensivas proporcionadas por el clima inclemente y los numerosos ríos y cordilleras, las unidades del Eje inflingieron un total de 8.000 bajas a los atacantes y estancaron a las fuerzas del Octavo Ejército a escasa distancia de sus objetivos de Rimini y de la llanura de Romagna el 3 de septiembre. A pesar del fracaso en explotar las ganancias del 1 Cuerpo Canadiense y de quizás finalizar la guerra en Italia, Alexander era optimista en que el segundo golpe del Quinto Ejército tendría éxito.

El General Clark planeó iniciar su fase de la Operación OLIVE el 10 de septiembre con un asalto de los tres cuerpos bajo su mando. En preparación, había extendido el frente de su IV Cuerpo (consistente en el Destacamento 45, la 1 División Blindada Norteamericana y la 6 División Blindada Sudafricana) al este desde la costa de Liguria hasta aproximadamente cinco millas al oeste de Florencia mientras que anclaba el ala este del 13 Cuerpo Británico (con la 1 y 8 Divisiones Blindadas Británicas y la 8 División Blindada India) al este de Florencia. En medio estaba el II Cuerpo Norteamericano, compuesto por las 34, 91, 85 y 88 Divisiones de Infantería Norteamericanas, concentrado en un estrecho frente de cinco millas.

Por las interceptaciones ULTRA, Clark sabía que el Alto Mando Alemán había ordenado a Kesselring que se preparara para un ataque en el Paso Futa en el centro de la línea defendida por el 14 Ejército. Así que el general norteamericano ordenó un avance inicial hacia el norte por sus dos cuerpos en los flancos a lo largo del río Arno hasta la Línea Gótica en la estela de las fuerzas del Eje ahora en retirada. Mientras tanto, las Divisiones 34, 91 y 85 del II Cuerpo Norteamericano le seguirían, moviéndose al norte a lo largo de la Carretera 65, la principal carretera a Bolonia a través del Paso Futa. Cuando la esperada resistencia fuera encontrada, la 34 División lanzaría un fuerte ataque de diversión al oeste del Paso Futa, mientras que las restantes unidades del II Cuerpo, dirigidas por la 91 División con apoyo de la 85 División rodearía el Paso Futa por el este y atacaría el escasamente defendido Paso Il Giogo en la Ruta 6524, cerca del límite entre el 14 y el 10 Ejércitos. Una vez que el Paso Il Giogo fuera tomado, presionarían sobre el flanco alemán en el Paso Futa, obligando al enemigo a retirarse. El II Cuerpo podría entonces reanudar el avance al norte de la Carretera 65 hacia Bolonia apoyado por todas las fuerzas del Quinto Ejercito que totalizarían ahora casi 250.000 hombres.

Como se esperaba, los alemanes comenzaron a retirarse a la Línea Gótica días antes de que el Quinto Ejército comenzara su avance el 10 de septiembre. La resistencia inicial fue así leve, pero conforme las fuerzas que avanzaban alcanzaron las montañas aumentó la intensidad del combate. El ataque del Octavo Ejército en el este había logrado desviar a muchas unidades enemigas de las áreas del Paso Futa y del Paso Il Giogo excepto tres regimientos de la 4 División Paracaidista del I Cuerpo Paracaidista. En el oeste, sólo las Divisiones de Infantería 362 y 65 se enfrentaban al IV Cuerpo Norteamericano, mientras que una sola división, la 715 de Infantería, se enfrentaba al ataque del 13 Cuerpo Británico.

Las Divisiones Norteamericanas 34 y 91, con el apoyo de la artillería del Cuerpo, asaltaron la Línea Gótica el 12 de septiembre. El combate fue típico de la campaña italiana. El terreno al que se enfrentaban las unidades del Quinto Ejército consistía en numerosos picos montañosos, corrientes, profundos valles, laderas pronunciadas y abruptas estribaciones, ofreciendo todas ellas excelentes posiciones defensivas al enemigo. Aunque un número significante de tropas se vieron envueltas por ambos bandos, predominaron las acciones de pequeñas unidades y raramente fueron empleadas unidades más grandes que un batallón a la vez. El terreno compartimentado tendía a erosionar la ventaja aliada de tres a uno en hombres, y si se obtuvieron logros se debie-ron en gran parte al valor, a la elasticidad y a la determinación de soldados individuales.

Aunque los alemanes habían fuertemente fortificado el Paso Futa, fueron sorprendidos por los ataques de la 91 y 85 Divisiones contra el Paso Il Giogo y en los cercanos Monticelli Ridge y Monte Altuzzo. Durante seis días de intenso combate entre el 12-18 de septiembre de 1944, la 91 División tomó el Paso Il Giogo y Monticelli Ridge, mientras que la 85 División aseguró Monte Altuzzo. Estos éxitos flanquearon el Paso Futa pero al coste de alrededor de 2.730 bajas del II Cuerpo. Viendo la futilidad de continuar defendiendo esta parte de la Línea Gótica, el 1 Cuerpo Paracaidista se retiró al siguiente conjunto de cordilleras para establecer otra línea defensiva. Animados por haber abierto brecha en la Línea Gótica al menos en un sector, los norteamericanos comenzaron un sostenido avance montaña por montaña, cordillera por cordillera y valle por valle hacia Bolonia. En respuesta, el enemigo defendió tenazmente cada posición en un serie de cortas e intensas acciones de pequeñas unidades.

En tales operaciones, el trabajo de pequeñas unidades de combate fue esencial. Por ejemplo, las acciones de la Compañía B, 363 de Infantería, 91 División Norteamericana, llevaron a la captura del Paso Il Giogo. Formando el flanco izquierdo del asalto de la 91 División, la Compañía B había avanzando lentamente hacia Monticelli Ridge sobrepasando el paso el 14 de septiembre, utilizando cada migaja de la escasa cobertura disponible. Los dos pelotones que encabezaban el ataque fueron pronto detenidos por el fuego enemigo al atardecer. Más tarde esa noche, un oficial y seis hombres avanzaron reptando, encontraron la posición del cañón enemigo, e información de su localización de vuelta a la Compañía B. A la mañana siguiente, 15 de septiembre, la artillería destruyó el punto fuerte, permitiendo a la compañía reanudar su avance hacia una posición cerca del cerro. Al tiempo la unidad se había adelantado a las unidades en sus flancos y, consecuentemente, recibió fuego enemigo de tres lados. Temiendo que el enemigo copara a su unidad si el asalto se retrasaba, el líder del pelotón en el flanco izquierdo decidió encabezar una carga a la bayoneta hacia la cima, a unas cincuenta yardas de distancia. Mientras la atención enemiga fue centrada momentáneamente en otro sitio, el pelotón cargó y capturó el extremo noroeste del cerro a los sorprendidos defensores alemanes. Sin embargo, cuando la compañía al completo había alcanzado la cima, sólo tenía setenta hombres y cantidad limitada de munición restante.

Los alemanes contraatacaron tres veces pero fueron rechazados con fuertes bajas por el fuego de la bien situada artillería y por la determinada resistencia de la Compañía B. Durante la noche, fuego esporádico de pequeñas armas enemigas acribilló la cima, hiriendo al comandante de la compañía pero no pudiendo detener las actividades de resuministro norteamericanas. Durante los dos siguientes días, los alemanes intentaron reconquistar el cerro por medio de repetidos contraataques sobre el flanco izquierdo de la Compañía B, un área defendida por menos de veinticinco hombres. De nuevo fracasaron.

De la terca defensa, buena parte del mérito fue del Soldado de Primera Clase Oscar G. Johnson. Situado en una posición avanzada con otros cinco soldados, Johnson dirigió un devastador fuego directo contra cada ataque enemigo con munición y armas recogidas de los muertos y heridos, utilizando las armas dañadas para reparar las que funcionaban mal. Aún después de que el fuego enemigo hubiera matado o herido a toda su escuadra y a otros enviados para ayudarle, Johnson mantuvo su posición. A primeras horas de la mañana del 17 de septiembre, los ataques enemigos pararon. Johnson recibió la Medalla de Honor por sus acciones. Pero la Compañía B, ahora reducida a cincuenta hombres con todos los oficiales de la compañía muertos o heridos, era demasiado débil para limpiar el resto del cerro y fue consolidada con la Compañía G. Por medio de tales acciones, las unidades del II Cuerpo atravesaron la Línea Gótica en un frente de siete millas, logrando el objetivo del Quinto Ejército de flanquear el Paso Futa.
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Mensaje por Medina » Sab Ene 07, 2006 5:48 pm

Cuando el Quinto Ejército reanudo su ofensiva, el Octavo Ejército Británico reanudó la Operación OLIVE el 12 de septiembre. En una clásica demostración de guerra de desgaste que tomaba plena ventaja de la abrumadora potencia de fuego, aviones, blindados e infantería aliada, el 5 Cuerpo Británico y el 1 Canadiense aplastaron las defensas de la 29 División de Panzergranaderos y de la 1 División Paracaidista para capturar Rimini, la puerta de entrada a la Llanura de Romagna el 21 de septiembre. Pero el Octavo Ejército sólo había avanzado treinta millas en veintiséis días frente a una tenaz resistencia, fuertes lluvias, inundaciones y barro. No obstante, a pesar de la tensión en sus tropas, el 22 de septiembre el Octavo Ejército apresuró su ataque hacia el norte comenzando una operación de tres meses de duración conocida como la “batalla de los ríos”. Durante esta serie de enfrentamientos, el Octavo Ejército, tomando de nuevo ventaja de su abrumadora superioridad material se movió de río a río, bajo condiciones meteorológicas extremadamente adversas, sólo para vencer gradualmente la fuerte resistencia del Eje.

En el frente del Quinto Ejército, la captura de los Pasos Il Giogo y Futa finalizó la fase norteamericana de la Operación OLIVE. Mientras tanto, el General Clark sopesó dos futuros cursos de acción. Podía seguir su plan original y atacar al norte de la Carretera 65 hacia Bolonia o explotar el límite del 14 y del 10 Ejército avanzando al nordeste hacia Imola con dos divisiones apoyadas por blindados y artillería. Se decidió por la última opción ya que explotaría la confusión organizativa alemana y el mejor apoyo de la continuada ofensiva del Octavo Ejército para amenazar con comprimir al enemigo entre las dos fuerzas aliadas.

Tras examinar la Ruta 6528 a Imola, sin embargo, Clark se percató de que la estrecha carretera no podía soportar a más de una sola división bajo condiciones de combate. Por lo tanto, decidió enviar a las Divisiones 34, 91 y 85 al norte por la Carretera 65 como planeó originalmente. Pero no queriendo dejar la posibilidad de lograr una ruptura entre los Ejércitos 14 y 10, también ordenó que la 88 División, apoyada por el Mando de Combate A (CCA) de la 1 División Blindada Norteamericana, avanzara a lo largo de la Ruta 6528 hacia Imola.

Reconociendo el avance sobre Imola como la amenaza más peligrosa, el mando alemán reforzó los elementos de las tres divisiones ya en el área con la 715 División de Infantería y la 44 División de Granaderos. Así, el avance norteamericano degeneró rápidamente en una serie de acciones de pequeñas unidades combatiendo por cada cima de montaña y línea de cerros. Sin embargo, la 88 División avanzó firmemente, y para el 27 de septiembre, los norteamericanos habían avanzado medio camino hacia Imola, capturando en el proceso todo el terreno alto que rodeaba sus posiciones con la excepción de un pico.

Pero la toma de terreno no siempre significaba que el territorio estaba permanentemente seguro. Por ejemplo, aunque el 2 Batallón, 350 de Infantería, 88 División Norteamericana, con la ayuda de partisanos italianos, había tomado la cima de 2.345 pies de altura de Monte Battaglia, al este de la Ruta 6528, en la tarde del 27 de septiembre, el enemigo inmediatamente bombardeó la posición del batallón y montó repetidos contraataques para reconquistar la montaña. Cuando un determinado ataque de tamaño regimiento de tropas de la 44 División de Granaderos amenazó con o desalojar al 2 Batallón de la cima o aniquilarlo, el comandante de la Compañía G del 350 de Infantería, Capitán Robert E. Roeder, proporcionó inspiración a los defensores. Moviéndose constantemente entre sus hombres, dándoles valor y dirigiendo su fuego contra el enemigo, mantuvo su unidad junta durante una serie casi continua de batallas. Durante el sexto contraataque, el enemigo, usando lanzallamas y tomando ventaja de la densa niebla, casi logró invadir la posición de la Compañía G. Pero Roeder condujo a sus hombres en una fiera batalla a corta distancia haciendo retroceder al enemigo con serias bajas. A la mañana siguiente, mientras rechazaba todavía otro contraataque, Roeder fue gravemente herido por fragmentos de bomba, quedando inconsciente y llevado a su puesto de mando. Allí, rechazó la atención médica y en lugar de ello se arrastró hacia la puerta del puesto de mando para defenderlo, disparando su arma contra el enemigo que avanzaba, y gritando palabras de ánimo y dando órdenes a sus hombres antes de ser muerto por fragmentos de bomba. El valiente liderazgo del Capitán Roeder galvanizó el espíritu de sus hombres y fue reconocido con la imposición a título póstumo de la Medalla de Honor.

Tras recibir refuerzos y masivo apoyo artillero que aplastaron a las unidades atacantes enemigas, el 2 Batallón finalmente aseguró la “Montaña de la Batalla”, como fue llamado Monte Battaglia. Aunque se produjeron más contraataques alemanes en los días siguientes, todos fueron rechazados, y los restos del 2 Batallón fueron finalmente relevados por la 1 Brigada de Guardias Británica el 5 de octubre.

Mientras la 88 División luchaba para abrirse paso a través de las unidades alemanes que bloqueaban la carretera hacia Imola, las restantes tres divisiones del II Cuerpo continuaron su avance a lo largo de la Carretera 65 hacia Bolonia. Tras asegurar el Paso Futa, la 81, 91 y 34 Divisiones, alineadas de este a oeste, avanzaron para capturar el Paso Radicosa, tomando finalmente los tres mayores picos de la cordillera. Estos logros, junto con la captura de la Montaña de la Batalla, forzaron a los alemanes a retirarse de sus posiciones flanqueadas.

Pero la travesía había sido difícil para las unidades norteamericanas. Del 22 de septiembre a finales de mes, las unidades del II Cuerpo sólo habían acercado entre seis y ocho millas al valle del Po. El clima inclemente que ya había ralentizado el avance del Octavo Ejército más al este ahora disminuía el ataque del Quinto Ejército. La niebla y la bruma disminuyeron drásticamente la visibilidad mientras que las lluvias torrenciales hicieron crecer las corrientes, inundaron los puentes y crearon barrizales que hacían los movimientos de tropas y suministros sobre los senderos montañosos difíciles y traicioneros. Cuando se enfrentó con los factores adicionales de una tenaz resistencia enemiga y la inmediata falta de reemplazos para cubrir las 2.105 bajas sufridas sólo por los tres regimientos de la 88 División, Clark decidió abandonar el ataque hacia Imola el 1 de octubre. Movió a la división hacia la Carretera 65, reemplazándola con elementos del 13 Cuerpo Británico.

Determinado a mantener constante presión sobre el enemigo, Clark luego ordenó al II Cuerpo que avanzara por la Carretera 65 con su fuerza completa de cuatro divisiones, con la 85 y 91 Divisiones a la cabeza seguidas por la 34 y la 88. La 6 División Blindada Sudafricana y Mando de Combate B (CCB), 1 División Blindada, apoyarían el flanco izquierdo del asalto, y la 78 División de Infantería Británica fue transferida del Octavo Ejército para apoyar el flanco derecho. El avance comenzó el 1 de octubre y ganó cuatro millas en tres días con la 91 División llevando la carga del ataque directamente a lo largo de la Carretera 65. Visitando el cuartel general de la 91 División el primer día del ataque, Clark contempló el valle del Po y los nevados Alpes más allá y creyó que ambos estaban ahora a su alcance.

Pero los alemanes aún resultaron ser tercos enemigos. Las tácticas, el terreno, el clima y la severidad de la resistencia enemiga a comienzos de octubre se parecían estrechamente a la mayoría de las anteriores batallas del Quinto Ejército. Los soldados de la 85 División debieron haber reconocido estas similitudes tan pronto como se encontraron con los defensores alemanes. Una escuadra, bajo el mando del Sargento Christos H. Karaberis, Compañía L, 337 de Infantería, 85 División, había acabado de despejar el camino para el avance de su compañía al este de los Montes Livergnano cuando su pelotón fue copado por un furioso fuego de morteros y de ametralladoras enemigas. Karaberis, moviéndose sólo durante el avance de su escuadra, eliminó rápidamente la primera ametralladora enemiga, tomando ocho prisiones en el proceso. Avistan-do una posición similar, Karaberis se situó a sus pies y corrió hacia ella, matando a cuatro de sus sirvientes y forzando a un quinto hombre a rendirse. Con su unidad todavía bajo el fuego de otras tres ametralladoras, Karaberis eliminó la primera con una certera ráfaga de disparos que obligó a los cuatro miembros de la estupefacta y asustada dotación a rendirse inmediatamente. Siguiendo adelante, Karaberis eliminó la siguiente ametralladora, matando a cuatro hombres y capturando a otros tres. Presenciado la rápida eliminación de sus camaradas y la temeridad de Karaberis, los seis miembros de la dotación de la última ametralladora enemiga se rindieron rápidamente. Por sus acciones solitarias en limpiar el cerro y permitir a su unidad continuar avanzando, el Sargento Karaberis fue condecorado con la Medalla de Honor.

A pesar de tales actos individuales de valentía, sin embargo, los factores combinados de terreno difícil, empeoramiento del clima, terca resistencia enemiga, y alrededor de 1.730 bajas norteamericanas sufridas en sólo cuatro días llevaron a detener el avance de la 91 División el 4 de octubre. Cuando la segunda fase del asalto comenzó al día siguiente, con la 85 División ahora en cabeza, la resistencia enemiga no disminuyó. Entre el 5-9 de octubre, las unidades del Quinto Ejército sólo avanzaron tres millas más, sufriendo otras 1.400 bajas más.

Las bajas enemigas fueron también elevadas, especialmente durante los frecuentes contraataques promulgados por la doctrina defensiva alemana. Andando peligrosamente corto de reservas, Kesselring ordenó a sus subordinados conservar sus efectivos minimizando los esfuerzos por reconquistar cimas perdidas y, en lugar de ello, atrincherarse y llevar a cabo una defensa en profundidad. Para apuntalar a sus desgastadas unidades de primera línea, transfirió a la no empleada previamente 65 División de Infantería del frente del IV Cuerpo Norteamericano al del II Cuerpo. El comandante del teatro de operaciones alemán sabía que si los norteamericanos avanzaban por los Apeninos y penetraban en el valle del Po antes del invierno, las fuerzas del Eje en Italia estarían condenadas.

La tercera y final fase del asalto del II Cuerpo comenzó el 10 de octubre contra Estribación Liverganano de diez millas de longitud, una pronunciada línea de picos montañosos solitarios de este a oeste que constituían la posición natural enemiga más fuerte en los Apeninos Norte. La 85 División encabezó el primer ataque con Monte delle Formiche en el centro de la estribación, mientras que la 91 y 88 División mantenían la presión sobre los flancos enemigos. Por primera vez en una semana, el tiempo se aclaró lo suficientemente para permitir al Quinto Ejército utilizar efectivamente a los cazabombarderos y bombarderos medios y pesados de las Fuerzas Aéreas Tácticas y Estratégicas Aliadas del Mediterráneo (MATAF y MASAF) contra las defensoras 4 División Paracaidista y 94, 362 y 65 Divisiones de Infantería en una serie de ataques aéreos llamados Operación PANCAKE. En las subsiguientes acciones terrestres, la 85 División logró tomar Monte delle Formiche el 10 de octubre, mientras que la 91 División flanqueaba la Estribación Livergnano desde el oeste, forzando a las unidades del Eje en el área a retirarse el 13 de octubre. Aquí, como en otros sitios, la sostenida resistencia del Eje, el cansancio de las tropas norteamericanas, el abrupto terreno y el mal clima detuvieron el avance del II Cuerpo a diez millas al sur de Bolonia.

El Mariscal de Campo Alexander decidió ahora realizar otro intento de captura Rávena y Bolonia utilizando al Quinto y Octavo Ejércitos en concierto. Bajo su plan, el Quinto Ejército de Clark saldría de los Apeninos y rodearía al 10 Ejército desde el noroeste, mientras que el Octavo Ejército de Leese continuaría la “batalla de los ríos” hacia el este a lo largo del Adriático. El éxito daba la apariencia de ser problemático, considerando las elevadas bajas sufridas durante anteriores operaciones que eran similares y las dificultades encontradas con las líneas de suministros que se extendía a lo largo del abrupto terreno, que serían adversamente afectadas por el clima invernal.

Entretanto, cruzando las líneas, el Estado Mayor de Kesselring presionó a su comandante para retroceder a los más fácilmente defendibles Alpes. Hitler, sin embargo, enfrentado a las ganancias del Ejército Rojo en el Frente del Este y a las crecientes presiones en el noroeste de Europa, era reacio a ceder cualquier territorio voluntariamente y ordenó a Kesselring que mantuviera su línea actual. El Mariscal de Campo, temiendo enfrentarse a Hitler, accedió y situó a dos unidades de su reserva, la 16 División de Panzergranaderos SS y la 94 División de Infantería, en el frente del II Cuerpo, dando a los defensores seis divisiones incompletas contra cuatro norteamericanas completas pero cansadas.

La 34 División Norteamericana lanzó la fase norteamericana del plan de Alexander continuando los intentos por abrirse paso hacia Bolonia el 16 de octubre de 1944. El ataque fue rápidamente frenado por una combinación del terreno abrupto y la tenaz resistencia enemiga. Entonces, mientras el 13 Cuerpo Británico sujetaba a las Divisiones de Infantería 334, 715 y 305, las uni-dades de la 91 División Norteamericana avanzaron en el flanco izquierdo del II Cuerpo, apoyadas por la 1 División Blindada Norteamericana. Pero de nuevo la intensidad de la resistencia enemiga detuvieron a ambas unidades. En otro sitio, sin embargo, la 85 División se movió adelante, dando a los norteamericanos una breve causa para el optimismo, pero el II Cuerpo no tenía reservas para explotar sus ganancias o para reforzar a las otras unidades estancadas. Toda esperanza de efectuar una rápida ruptura acabó finalmente cuando Kesselring comenzó a enviar a la 29 y 90 Divisiones de Panzergranaderos al frente amenazado.
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Medina
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Mensaje por Medina » Dom Ene 08, 2006 5:52 pm

Audaz, el General Clark ordenó otro intento de romper la línea del Eje el 19 de octubre. Las defensas alemanas al sur de Bolonia estaban ancladas, de este a oeste, en Monde Adone, Monte Belmonte y Monte Grande. El plan preveía que la 85 y 88 Divisiones del II Cuerpo lanzaran un ataque hacia Monte Grandes con el IV Cuerpo y el 13 Cuerpo Británico proporcionando presión en los flancos. Simultáneamente, la 91 y 34 Divisiones Norteamericanas reanudarían su avance en asaltos secundarios sobre Monte Belmonte y Savenna Creek. El ataque se iniciaría en la no-che del 19 de octubre con aguaviento y tras un intenso bombardeo artillero. La 88 División capturó Monte Grande, pero la 34 División fracasó en tomar Monte Belmonte. Clark, dándose cuenta de una acumulación enemiga en el flanco izquierdo del II Cuerpo, decidió atacar en el flanco derecho donde creía que la resistencia alemana sería más débil. El la noche del 22 de octubre, la 85 y 88 Divisiones atacaron desde Monte Grande, pero fueron detenidas por unidades alemanas fuertemente reforzadas. El 26 de octubre, las lluvias torrenciales inundaron los puentes, cortando las ya extendidas y agobiadas líneas de suministro del Quinto Ejército. Las apartadas líneas de suministro y la alta tasa de bajas apremiaron al General Keyes, el comandante del II Cuerpo, a ordenar a sus tropas que retrocedieran a posiciones más fácilmente sostenibles entre Monte Grande y el conjunto de colinas de Monterumici en el oeste.

Mientras los norteamericanos luchaban para abrirse camino de montaña a montaña, las unidades polacas, canadienses, indias y británicas del Octavo Ejército atacaron al norte de Rimini el 15 de octubre en una continuación de la “batalla de los ríos”. A pesar del penoso combate que duró hasta finales de mes, las unidades del Octavo Ejército fracasaron en atravesar cualquier lugar de su frente de 30 millas. Lograron, sin embargo, crear una nueva línea desde un punto al sur de Rávena en la costa del Adriático a través de Forliu y al oeste hasta Faenza en el flanco derecho del Quinto Ejército.

El 27 de octubre, el General Sir Henry Maitland Wilson, el Comandante Supremo Aliado en el Mediterráneo, ordenó un alto en estas ofensivas. Muchos factores jugaron un papel en su decisión, incluyendo la incesante tenaz resistencia enemiga, la escasez de municiones y de naves aliada, el cansancio de las tropas, la falta de reemplazos, y el deterioro aún más rápido de las condiciones climatológicas. Estando combinadas con el ímpetu continuado de las operaciones de combate en el noroeste de Europa y sur de Francia y la prioridad dada a estas áreas en términos de efectivos, municiones, y suministros, Wilson tenía poca elección.

La intensidad de los combates de septiembre y octubre de 1944 tuvo un efecto perjudicial en la moral, preparación y capacidad de las fuerzas aliadas en Italia. La ya crítica escasez de efectivos en el Quinto y Octavo Ejércitos llegaron a ser tan severa que sus comandantes predijeron que si continuaban perdiendo hombres en la misma proporción, ambos ejércitos tendrían que cesar las operaciones por falta de reemplazos. Entre el 10 de septiembre y el 26 de octubre, las cuatro divisiones del II Cuerpo habían sufrido alrededor de 15.000 bajas, con la 88 División perdiendo sólo alrededor de 5.000 hombres. Durante casi el mismo período, las bajas del Octavo Ejército se aproximaron a los 14.000 hombres. Las bajas fueron tan severas que el 10 de octubre, el Primer Ministro Churchill solicitó a los Estados Unidos que enviara al menos dos divisiones adicionales al frente italiano. Su solicitud fue rechazada por el Jefe del Estado Mayor del Ejército de los Estados Unidos, General George C. Mashall, quien prefería enviar nuevas unidades norteamericanas a Francia, donde se hacían progresos más significantes, que a Italia, para una campaña cada vez más sangrienta y estancada en un teatro de operaciones secundario. Aunque la 10 División de Montaña fue asignada al servicio en Italia y la 92 División de Infantería negra Norteamericana así como la Fuerza Expedicionario Brasileña había llegado en el sector del IV Cuerpo, todas ellas estaban aún en entrenamiento y no estaba aún listas para ser desplegadas en el frente.

El Mariscal de Campo Alexander, aún intentando lograr una ruptura de última hora antes del invierno, decidió que otro intento sobre las defensas alemanas debería ser hecho por ambos ejércitos con no importa qué fuerzas pudieran reunir. Bajo su plan, el Quinto Ejército rotaría unidades del frente para descansar y volver a equipar y luego regresarían al frente el 15 de noviembre en preparación para la nueva ofensiva. El General Clark cumplió rápidamente su parte de este plan tras recibir 3.000 reemplazos entre el 2-22 de noviembre. Incluso con estas tropas adicionales, las unidades del Quinto Ejército aún estaban faltas de alrededor de 7.000 hombres. Mientras tanto, los planificadores del Octavo Ejército esbozaron otro “golpe uno-dos”, ordenando a sus unidades que atacaran al noroeste hacia Imola y Budrio, y al norte hacia Rávena y más allá, al menos sacando unidades enemigas del área de Bolonia. Después del 7 de diciembre, o después de que el Octavo Ejército hubiera tomado Imola, lo que fuera primero, Clark lanzaría el asalto del Quinto Ejército con dos divisiones del II Cuerpo. Alexander ordenó que la ofensiva comenzara el 2 de diciembre de 1944, si el tiempo lo permitía.

Las fuerzas del Octavo Ejército atacaron según lo planeado con fuerte apoyo aéreo cercano, pero inmediatamente se toparon con una tenaz resistencia enemiga de la 90 División de Panzergranaderos y de la 98 División de Infantería. Aunque la 5 División Blindada Canadiense entró en Rávena, una ciudad liberada en gran parte por los partisanos italianos el 4 de diciembre, los alemanes lograron estabilizar su frente a lo largo del río Senio, diez millas más al norte, y rechazaron todos los ataques subsiguientes lanzados por las unidades canadienses, polacas, indias y neozelandesas. Al mismo tiempo, Wilson retiró varias unidades británicas y griegas del frente y las envió a Grecia, disminuyendo las capacidades ofensivas del Octavo Ejército. Cuando la parte británica de la ofensiva fracasó en producir más ganancias, así como las condiciones climatológicas invernales continuaban deteriorándose, y cuando se informó que los alemanes no habían reducido sus efectivos en el área del II Cuerpo como fue anticipado, Alexander, el 7 de diciembre, anunció el primero de varias posposiciones de más operaciones ofensivas aliadas por lo que el frente quedó temporalmente tranquilo.

El 15 de diciembre de 1944, sucedió una gran reorganización del Alto Mando Aliado debido a la muerte del Mariscal de Campo Sir John Dill, el jefe de la Misión Militar Británica en Washington. El Comandante Supremo Aliado en el Mediterráneo, General Wilson, fue elegido para reemplazar a Dill, y la posición de Wilson sería asumida por el Mariscal de Campo Alexander. Consecuentemente, el General Clark tomó el mando del 15 Grupo de Ejércitos en lugar de Alexander, mientras que el Mayor General Lucian K. Truscott Jr., regresó de Francia para dirigir al Quinto Ejército. El General Sir Richard L. McCreery, que había reemplazado al General Leese como comandante del Octavo Ejército el 1 de octubre, permaneció al mando de esta fuerza.

También sucedieron grandes cambios en el mando en las fuerzas del Eje durante el mismo período general de tiempo. El 23 de octubre de 1944, el Mariscal de Campo Kesselring había sido gravemente herido cuando su coche colisionó con una pieza de artillería remolcada en una abarrotada carretera de montaña; su subsiguiente recuperación finalizó virtualmente su mando efectivo de las fuerzas del Eje en Italia. Aunque regresó al servicio a finales de enero de 1945, a comienzos de marzo Hitler le dio el mando del Grupo de Ejércitos B en Europa Occidental, reemplazando al Mariscal de Campo Gerd von Rundstedt. El General Vietinghoff mandó el Grupo de Ejércitos C hasta que fue transferido al Frente de Este a finales de enero y después regresó a para reemplazar permanentemente a Kesselring en marzo de 1945. El General Lemelsen sustituyó a Vietinghoff en el 10 Ejército hasta el 17 de febrero de 1945, cuando fue reemplazado por el Teniente General Traugott Herr. En el 14 Ejército, el Mayor General Fridolin von Senger und Etterlin reemplazó a Lemelsen antes de renunciar al mando en el Teniente General Kurt von Tippelskirsch, quien a su vez devolvió a Lemelsen su antiguo mando en febrero. Los rápidos cambios entre los comandantes del Eje fueron obviamente más desconcertantes que los realizados en el campo aliado.

El General Truscott llegó a Italia el 15 de diciembre de 1944 e inmediatamente recibió informes de inteligencia, basados en las interceptaciones descifradas ULTRA del tráfico de radio alemán, de una acumulación del Eje frente al IV Cuerpo. La acumulación consistía en las Divisiones 148 de Infantería y 157 de Montaña Alemanas y las Divisiones Fascistas Italianas Monte Rosa y San Marco. La transferencia de las Divisiones 16 de Panzergranaderos SS, 26 Panzer y 5 de Monta-ña al frente del IV Cuerpo también se pensaba que eran inminente. Como precaución, Truscott destinó los Regimientos 339 y 337, 85 División, y la 2 Brigada, 8 División India, al IV Cuerpo el 23 de diciembre, donde estarían en posición de reforzar a la relativamente inexperta 92 División Norteamericana, que defendía entonces un sector de seis millas entre el Mar de Liguria y el valle del río Serchio.

Truscott completó estos cambios justo a tiempo. El 26 de diciembre de 1944, las fuerzas del Eje lanzaron la Operación WINTERGEWITTER, un ataque malogrado contra la 92 División a veinte millas al norte de Lucca. Utilizando ocho batallones de infantería apoyados por morteros y artillería, el enemigo esperaba destruir completamente la capacidad ofensiva de la 29 División mientras que simultáneamente aliviaba la presión que la Fuerza Expedicionaria Brasileña estaba ejerciendo sobre la División Fascista Italiana Monte Rosa al este en la parte superior del valle de Serchio. El General Crittenberger, el comandante del IV Cuerpo, reaccionó rápidamente al ataque despachando refuerzos de la 1 División Blindada Norteamericana, de la 34 División Norteamericana y de la 8 División India para rechazar la penetración del Eje en el frente de la 92 División cerca de Barga, un pueblo al este del valle, en la tarde del 26. Las fuerzas del Eje, sin embargo, sólo avanzaron unas pocas millas más allá de Barga, antes de comenzar a retirarse el 27 de diciembre. Los soldados de la 8 División India que avanzaban, apoyados por aviones del XXII Mando Aéreo Táctico, comenzaron entonces cuatro días de intensos combates en un clima pésimo y lograron hacer retroceder a las ahora agotadas fuerzas del Eje a sus posiciones originales.

A comienzos de enero de 1945, los aliados cesaron en Italia todas las operaciones militares a gran escala. Además del clima invernal, cinco divisiones del Octavo Ejército y un Cuerpo habían sido enviados al noroeste de Europa y a Grecia, disminuyendo aún más las capacidades aliadas en Italia. Alexander, Clark, Truscott y McCreery, por consiguiente, acordaron ir a la defensiva y utilizar los meses de invierno para preparar nuevas operaciones ofensivas programadas para el 1 de abril de 1945. A pesar de dos meses de ofensivas planificadas, limitadas y en su mayoría de maniobra, las unidades aliadas se detuvieron finalmente en una línea de invierno que había cambiado muy poco desde finales de octubre de 1944.

Las fuerzas del Eje, habiendo defendido exitosamente la Línea Gótica hasta el otoño y comienzos de invierno, también utilizó el momento de calma para descansar y volver a equiparse, enviando dos divisiones, la 356 de Infantería y la 16 de Panzergranaderos SS, a reforzar sus frentes húngaro y occidental, respectivamente. Otras dos unidades, las Divisiones de Infantería 278 y 710, reemplazaron a las unidades salientes. Mientras Kesselring esperaba asaltos limitados durante los meses invernales, calculó mal el momento de su oportunidad y su fuerza.

A comienzos de año, Clark decidió lanzar tres pequeños ataques para obtener los mejores pun-tos de partida posibles para la planeada ofensiva de primavera. Los canadienses del Octavo Ejército comenzaron el primer ataque el 2 de enero de 1945 a lo largo del Adriático, eliminando rápidamente dos cabezas de puente enemigas en el río Senio antes de consolidar sus ganancias y atrincherarse para el invierno.

El segundo asalto, un asalto de dos fases llamado Operación FOURTH TERM, duró del 4 al 11 de febrero de 1945 y contempló a la 92 División Norteamericana haciendo retroceder a las fuerzas fascistas italianas en el valle del río Serchio, área del IV Cuerpo. La operación probó a dos regimientos inexpertos de la 92 División, el 365 y el 366. Aunque lograron progresos contra los italianos, quienes se disolvieron frente al avance norteamericano, la ofensiva se ralentizó cuando se encontraron con fuerzas alemanas. Los campos de mina, la tenaz resistencia, y los fuertes contraataques, que derrotaron a varias unidades, provocaron finalmente que el asalto norteamericano se viniera abajo. Otra acción ofensiva de la 92 División era imposible, y la unidad retrocedió a su posición original, habiendo sufrido alrededor de 700 bajas en cuatro días.

El tercer ataque limitado, Operación ENCORE, era el resultado de un cambio en la estrategia operacional aliada que eliminaba la fuertemente fortificada ciudad de Bolonia como objetivo de primavera y, en lugar de ello, se enfocaba en asegurar salidas que fueran directamente de los Apeninos Norte al mismo valle del Po. La 10 División de Montaña Norteamericana comenzó a llegar a Italia el 27 de diciembre de 1944. Su misión era capturar el terreno alto en el ala derecha del IV Cuerpo y eliminar las posiciones enemigas que dominaban desde lo alto a las fuerzas aliadas a fin de que la ofensiva de primavera pudiera ser desviada hacia el oeste bordeando Bolonia. Aunque sólo una pequeña fuerza del Eje defendía el área, la 10 División de Montaña fue provista de refuerzos de artillería, blindados y armas antitanques, así como de apoyo de infantería de la Fuerza Expedicionaria Brasileña.

La primera fase del asalto comenzó el 19 de febrero de 1945 con un batallón de la 10 División de Montaña escalando con éxito la cara del acantilado de Riva Ridge, sorprendiendo a las fuerzas enemigas allí y forzándolas a retirarse. Continuando sus ataques hacia el nordeste, los norteamericanos capturaron Monte Belverede y Monde delta Torraccia el 23 de febrero. Un segundo ataque de la 10 División de Montaña contra las recientemente reforzadas posiciones alemanas en los montes más allá al nordeste comenzaron en medio de condiciones meteorológicas empeoradas el 3 de marzo, pero también tuvo éxito. Para el 5 de marzo, la 10 División de Montaña había ocupado una sólida línea de montes y crestas de montaña que situaban a las fuerzas aliadas en excelentes posiciones para las operaciones ofensivas de primavera.

Excepto por estos ataques limitados, los aliados se contentaron con descansar, recibir refuerzos y acumular municiones, especialmente proyectiles de artillería y otros suministros. Durante el mes de enero de 1945, una ronda completa de reemplazos de unidades en el Quinto Ejército dio a todo el mundo un breve descanso de las actividades del frente. A finales de marzo, el 442 Regimiento de japoneses-norteamericanos regresó de Francia y el Grupo de Combate Italiano Legnano se trasladó del control del Octavo al del Quinto Ejército. Un número adicional de unidades de artillería y antitanque aliadas también llegaron. Cuando se aproximó la primavera, el completamente descansado y reabastecido 15 Grupo de Ejércitos se preparó para reanudar la ofensiva en una campaña que la mayoría anticipaba que tomaría el valle del Po y marcaría el empujón final aliado de la guerra en Italia.

Análisis.
Los combates en los Apeninos Norte fueron la penúltima campaña en el escenario italiano. Aunque los aliados perdieron sostenidamente divisiones, material y naves para operaciones en otro lugar, que disminuyeron sus capacidades, sus ofensivas evitaron al Eje que reforzaran sustancialmente otros frentes con tropas de Italia. Aunque la transferencia de unidades del Quinto y del Octavo Ejércitos para su uso en el noroeste de Europa, sur de Francia y Grecia, tras la captura de Roma y durante la misma campaña de los Apeninos Norte, dejaron a los comandantes aliados con sólo las tropas suficientes para contener a las fuerzas del Eje en Italia pero sin fuerzas suficientes para destruir al enemigo o finalizar la campaña.

Los aliados atacaron la Línea Gótica en el otoño de 1944 con la esperanza de una rápida ruptura y de la rápida destrucción de los ejércitos del Eje en las llanuras del valle del Po. Dadas la profundidad de las defensas alemanas y del altamente compartimentado terreno, sin embargo, el progreso aliado tuvo que ser decepcionadamente lento. El tiempo retrasó el avance hacia el norte, especialmente con el inicio del invierno, pero más importante fue la falta de poderosas y móviles reservas capaces de explotar rápidamente los éxitos locales. Aunque los ejércitos aliados en Italia lograron mantener fuerzas del Eje que desesperadamente necesitaban en otras partes, no pudieron romper las posiciones del Eje o su moral hasta la ofensiva final en abril de 1945.

Como hicieron en 1943-44, los alemanes sacaron gran ventaja del abrupto terreno italiano y montaron una efectiva defensa que imposibilitó en gran medida la superioridad aliada en efectivos, aviones, blindados y artillería. Con la excelente red lateral de carreteras en el valle del Po, los defensores transferían fácilmente tropas desde partes diferentes de su frente para reforzar sectores amenazados. Los aliados, por otra parte, tenían que mover suministros y tropas por rutas indirectas de montaña. Aunque habían capturado Leghorn y habían comenzado a reconstruir su puerto antes del comienzo de la Campaña de los Apeninos Norte, los suministros descargados allí se movían lenta y tortuosamente a través de montañas hasta alcanzar a los hombres en la línea del frente.

El combate en los Apeninos Norte demostró el valor, coraje, elasticidad y determinación del soldado corriente aliado. El terreno compartimentado dio un gran valor al mando de unidades pequeñas y al espíritu de lucha del soldado individual. Batallando sobre terreno traicionero, a menudo bajo la lluvia con niebla o neblina, contra un a menudo nunca visto, altamente motivado y determinado enemigo, las tropas aliadas perseveraron. Su esfuerzo y su supervivencia como una fuerza de combate efectiva durante el invierno de 1944-45 puso el escenario para la ruptura y rápidos avances que tendrían lugar en el valle del Po en la primavera de 1945.
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