Vigilancia en el Rhin: la genesis del Plan

La guerra en el oeste de Europa

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Von Kleist
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Vigilancia en el Rhin: la genesis del Plan

Mensaje por Von Kleist » Mar Abr 25, 2006 2:20 am

Hola a todos

Voy a exponer en una serie de post sobre la ultima gran ofensiva alemana de la guerra, la operación "Vigilancia en el Rhin", un relato (espero que interesante) sobre la gestación de dicho plan, y como llegó a decidirse el ataque en dirección a Amberes, la ultima baza jugada por Hitler antes del derrumbe final de la Werhmacht en 1945.

Espero que los foristas encuentren el tema tan interesante como yo... un apasionado de esta batalla :D

Saludos

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Mensaje por Von Kleist » Mar Abr 25, 2006 2:34 am

I. La decision

El 16 de septiembre de 1944, se celebró como de costumbre la conferencia diaria del Fuhrer sobre la situación militar en la Guarida del Lobo, el CG en Prusia Oriental. Estaban presentes todos los miembros del consejo militar de Hitler: Wilhelm Keitel y Alfred Jodl por el OKW, Heinz Guderian, como jefe del OKH, y Werner Kreipe, jefe de personal del OKL en representación de Goering y la Luftwaffe, quien –pese a la prohibicón de tomar notas- anotó los detalles de la reunión.

Las notas de Kreipe nos han permitido hacernos una idea de la escena de esa reunión, en aquellos meses sombrios para la suerte militar del III Reich. Jodl, comenzó el informe sobre el Frente Occidental. Con voz reservada y frases concisas trataba de disminuir el impacto de la información que Hitler podía encontrar desagradable. Jodl comenzó su exposición repasando la fuerza relativas en el Frente Occidental. Los aliados occidentales disponian de 96 divisiones en o cerca del frente; frente a ellas, se alineaban 55 divisiones alemanas.

Jodl agregó algunas palabras sobre escaseces en el lado alemán, especialmente en tanques, armas pesadas, y munición. Esto era un asunto persistente y desagradable; de modo que seguramente Jodl debió pasar rápidamente al siguiente punto del informe sobre la situación militar en occidente: la retirada de las tropas alemanas desde la Francia meridional.

En un momento dado, repentinamente Hitler interrumpió a Jodl. Tras algunos minutos de tenso silencio, Hitler volvió a hablar, para comunicar a sus colaboradores militares una decisión inesperada:

"Acabo de tomar una decisión trascendental. Usaremos las reservas para lanzar un contraataque, ahi" -señaló al mapa desenrollado en el escritorio que tenía ante el-" en Las Ardenas, y tomaremos Amberes.

La audiencia del Fuhrer quedó atónita por lo que acababa de oir. Pero tratándose de una decisión "inspirada" de Hitler, se trataba de una orden para empezar a delinear el plan de ataque en el Frente Occidental.

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Mensaje por Von Kleist » Mié Abr 26, 2006 12:21 am

II. Preparando el plan

El 25 de septiembre de 1944 Jodlrecibió órdenes para comenzar un análisis operativo detallado sobre la futura ofensiva. Las primeras directrices del plan se ajustaron a los siguientes puntos principales:

A.El ataque debía comenzar en una fecha comprendida entre el 20 y el 30 de Noviembre;

B. La base de partida debían ser Las Ardenas, concretamente el sector comprendido entre las poblaciones de Monschau y Echternach;

C. El objetivo inicial sería el conseguir cabezas de puente sobre el río de Mosa entre Lieja y Namur.

D. Después de eso, Amberes sería el objetivo final de la ofensiva.

E. Debían usarse en la ofensiva un mínimo de 30 divisiones, 10 de las cuales serían panzer; apoyadas por toda las piezas de artilleria pesada disponibles. El control operacional sería concedido a cuatro ejércitos, 2 de panzers, que serían el ariete de la penetración, y otros 2 de infantería, para cubrir los flancos.

F. La Luftwaffe debia prepararse para apoyar la operación de forma masiva.

G. Todos los planes tendrían como objetivo asegurarse de la sorpresa y de la velocidad tácticas. El secreto de la operación debía mantenerse a toda costa y la información restringirse a un muy limitado número de oficiales de alta graduación.

Teóricamente Keitel, como jefe del OKW, debía haber sido la figura central coordinadora de los preparativos para la contraofensiva, aunque realmente su participación en la elaboración del plan se limitó a la estimación las cantidades de combustible y munición requeridos, dejando a Jodl la tarea de ser el artífice operativo de Watch am Rheim. Rundstedt, el comandante en el jefe del oeste, no fue informado de la operación inminente; de hecho, en esta etapa, Rundsted incluso ignoraba que Hitler planeaba lanzar una importante contraofensiva en el frente occidental.

Para estudiar la operación Jodl y los miembros de su estado mayor procedieron metódicamente a plantearse todas las variantes posibles al esquema operativo propuesto por Hitler, siguiendo la metodología tradicional de Moltke. En última instancia, el Estado Mayor de Jodl propuso 5 líneas de actuación posibles:

1. Operación a través de Holanda. El ataque que se lanzaria en el area de Venloo, con Amberes como el objetivo.

2. Operación Lieja-Aquisgran: Esta posibilidad consistía en lanzar un ataque en tenaza con el esfuerzo principal en dirección al norte de Luxemburgo, que posteriormente debía girar hacia el noreste para encontrarse con el ataque secundario que sería lanzado desde el sector de Aquisgrán.

3. Operación Luxemburgo: Preveía un ataque en tenaza lanzado simultáneamente desde Luxemburgo central y Metz para tomar la ciudad de Longvy.

4. Operación Lorena: Preveía también un ataque de doble envolvimiento, lanzado desde Metz y Baccarat para luego converger en Nancy.

5. Operación Alsacia: Análoga a la operación de Lorena, proponía que las tenazas convergieran en el área de Vesoul.

De estas cinco posibilidades el personal del planeamiento recomendó las dos primeras como las más viables. La operación Holanda era aventurada pero, en al mismo tiempo, era la más prometedora desde el punto de vista estratégico; mientras que la operación Lieja-Aquisgran ofrecía una posibilidad de conseguir un gran doble envolvimiento y la subsiguiente destrucción de las importantes fuerzas enemigas situadas en el saliente de Aquisgrán.

Discutiendo los planes propuestos en una conversación con Jodl el 9 Octubre, Hitler propuso lanzar dos maniobras de tenaza en cadena, propuesta que no terminó de convencer a Jodl, quien tras reexaminar atentamente cada alternativa, le presentó a Hitler dos días después un bosquejo de plan basado principalmente en la operación Lieja-Aquisgran, pero situando el esfuerzo principal entre el bosque de Las Ardenas y el Macizo Eifel, lo cual confirmó que el área seleccionada por Hitler era realmente la más apropiada para lanzar una ofensiva en el frente occidental.

Hitler aceptó las soluciones recomendadas ordenó la preparación de un borrador operativo que las sintetizara. El concepto de un doble envolvimiento cuyas tenazas partirían de puntos distantes para tender una amplia red en torno a las fuerzas aliadas en los Paises Bajos fue bautizada como la "Gran Solución".

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Mensaje por Antonio » Mié Abr 26, 2006 7:05 am

Lo sorprendente, Kleist, es que los alemanes consigan la sorpresa estratégica. Pues los aliados conocen que llegan refuerzos del frente oriental, y que unidades selectas se retiran del frente para ser reubicadas, como la Panzerlehr.

Las panzer necesitan 500 km de autonomía para llegar a Amberes. La logistica suministra la mitad ... y ahora viene lo bueno ... ¿Y el resto?

El resto hay que capturarlo al enemigo ¿? ... es decir, que te juegas 1.000 carros de combate como quien dice, al mus.

La desesperacion es mala compañera de viaje ...

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Mensaje por Von Kleist » Jue Abr 27, 2006 2:16 am

El resto hay que capturarlo al enemigo ¿? ... es decir, que te juegas 1.000 carros de combate como quien dice, al mus.
Buenas Antonio

Sin duda, los aspectos logísticos de la operacion no fueron muy tenidos en cuenta por Hitler, quien, de todos modos, no se mostraba demasiado razonable a esas alturas de la guerra. En la mente hitleriana la "voluntad" de combatir debía suplir todas las escaseces, pero para cualquiera con dos dedos de frente, era evidente que la operacion ya era una quimera solo por las complicaciones logísticas que llevaba suministrar dos ejercitos panzer moviendose por las estrechas carreteras de las Ardenas en pleno invierno... pero como el plan era obra de Hitler, nadie se atrevió a contradecirle.

Saludos

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Mensaje por Von Kleist » Jue Abr 27, 2006 2:21 am

III. El plan toma forma

Diez días después de la presentación inicial del plan de Jodl, se le presentó a Hitler una directiva que contenía las partes básicas del plan, los principio que se seguirián en su desarrollo, y las instrucciones generales en cuanto a su ejecución, convocándose acto seguido a los comandantes en jefe que debían participar en la operación: el general Siegfried Westphal, del OB del oeste, el general Hans Krebs, jefe de Estado Mayor del grupo de ejércitos B del Mariscal Model, se presentaron en la guarida del lobo en la mañana del 22 de octubre, justo cuando Aquisgran acababa de caer en manos aliadas, y Von Rundsted solicitaba refuerzos para tapar la peligrosa brecha que se habia abierto en la zona del Rurh.

Inmediatamente, Westphal y Krebs fueron informados de los preparativos para "Wacht am Rhein" (un nombre en clave elegido para dar impresión que el plan se estaba preparando para establecer una linea de defensa en el Rin). Los sorprendidos generales estuvieron presentes más tarde en una nueva conferencia con Hitler, quien les informó que el de que el ataque había sido diseñado para rodear y destruir a los ejércitos Británicos y norteamericano situados al norte de la línea Bastogne-Bruselas-Amberes, y que el avance sería realizado en dos fases: la primera fase para alcanzar el río de la Mosa y conseguir cabezas de puente; mientras que la segunda fase debía culminar en captura de Amberes. Para esta tarea el grupo de ejércitos B contaría con 3 ejércitos: El V y VI ejércitos Panzer que avanzarian en vanguardia, mientras que el VII ejercito se desplegaría para cubrir el expuesto flanco meridional de la cuña del ataque.

Hitler dio a ambos generales su garantía personal de que importantes refuerzos estaban en camino del frente, asegurando que Luftwaffe apoyaría la operación con hasta 1.500 aviones, incluyendo los nuevos reactores, superiores a cualquier cosa los aliados podían poner en el aire. Para finalizar, Keitel entonces dio su palabra de que 17.000 metros cúbicos de combustible estarían disponibles para el inicio del ataque.
Cuando de vuelta a su cuartel general, Westphal transmitió las instrucciones que él había recibido, le dijo a Rundsted que el plan de tomar Amberes era demasiado ambicioso dadas las fuerzas disponibles; y que el tiempo fijado para la preparación de la ofensiva era demasiado corto. Rundsted se mostró de acuerdo, pero poco podía hacer, ya que habia sido nombrado comandante en jefe del Oeste solo porque tras el suicidio de Kluge, Model (mucho más cercano a Hitler por sus simpatías pro nazis) no podía ostentar al mismo tiempo el mando del Grupo de Ejércitos B y del OB Oeste, de modo que Rundsted fue repuesto a efectos más nominales que reales.

En cualquier caso aunque Rundstedt había reconocido el mérito operacional del plan de Hitler, el veterano mariscal de campo era demasiado viejo y demasiado experimentado para esperar milagros. En su opinión, el frente bastante hacía con mantenerse y de lanzarse una ofensiva, está debería ser menos ambiciosa y lanzarse donde pudiera conseguir la máxima destrucción de fuerzas enemigas con mínimo riesgo. Pero, como no podía ser de otro modo, el estado mayor del OB Oeste acató las órdenes y comenzó a dar forma a los planes definitivos para la ofensiva.

La valoración del OB Oeste sobre la fuerzas enemigas, estimó la superioridad aliada en una proporción de 2 a 1 respecto a las fuerzas alemanas. Aunque el frente estaba relativamente tranquilo, se concluyó que el esfuerzo aliado principal estaba dirigido contra los flancos de la línea alemana (contra el XV ejército en el norte y el XIX ejército en del sur), por lo que los alemanes concluyeron que los aliados primero procurarían despejar el estuario del Escalda como paso previo a abrir el puerto de Amberes, y utilizarían la zona de Venloo - Aquisgran como base para las futuras operaciones contra el Ruhr. Reconociendo, por lo tanto, que el ala del norte aliada con sus cuatro ejércitos era la mayor amenaza inmediata, se decidió reforzar el flanco del norte del ataque, agregando las divisiones adicionales necesarias para este propósito.
El eje del avance, según lo propuesto por el OB West, discurriría a través de las poblaciones de Butgenbach -Trois Ponts – R. Ourthe -Werbomont, para cruzar el Mosa al norte de la línea Huy-Amberes. El V y VI ejércitos de Panzer, a izquierda y derecha atacarían en un frente estrecho, procurando lograr la máxima concentración para abrir brecha en un frente reducido. Los flancos serían cubiertos por el avance del XV ejército desde el norte y el VII ejército desde el sur. Con este plan de Rundsted, la zona del campo de la batalla se redujo considerablemente respecto al área de ataque considerada en la directriz original de Hitler. Además, el plan de Rundsted preveia un ataque secundario simultáneo alrededor del saliente de Roermond como esencial para el éxito del plan.

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Erich Hartmann
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Mensaje por Erich Hartmann » Jue Dic 07, 2006 11:15 pm

Como Von Kleist hace tiempo que no aparece y dejó este tema inacabado, me voy a tomar la libertad de publicarlo por él entero. El texto siguiente es el artículo de Von Kleist Vigilancia en el Rhin, copiado de otro foro hace ahor más de dos años, y reencontrado por casualidad. Intenaté publicarlo tal y como fue en su edición "original":
LA SITUACION: VERANO - OTOÑO DE 1944

El sábado, el 16 de septiembre de 1944, se celebró como de costumbre la conferencia diaria del Fuhrer sobre la situación militar en la Guarida del lobo. Estaban presentes todos los miembros del consejo militar de Hitler: Wilhelm Keitel y Alfred Jodl por el OKW, Heinz Guderian, como jefe de del OKH, y Werner Kreipe, jefe de personal para OKL en representación de Goering y la Luftwaffe, quien –pese a la prohibición de tomar notas- anotó los detalles de la reunión.

Mordaces, tomadas casi secreto, las notas de Kreipe nos dibujan la escena de la reunión. Jodl, comenzó su informe, haciendo un uso diestro de las frases con el fin de disminuir el impacto de la información que el Fuhrer pudiera encontrar desagradable, Jodl repasó las fuerzas relativas del frente. Los aliados occidentales poseían 96 divisiones en o cerca de frente; frente a las cuales se desplegaban 55 divisiones alemanas, y se estimaban en 10 las divisiones aliadas en camino desde Reino Unido a la zona del frente (alguna de las cuales se dirigían a la zona de Nimega – Arhem). Jodl agregó algunas palabras sobre las carestías en el lado alemán, principalmente escasez en tanques, armas pesadas, y munición. Esto era un asunto persistente en los últimos meses y Jold trató de pasar rápido a otro tema, siendo repentinamente interrumpido por Hitler, quien tras unos instantes de silencio, comenzó a hablar:

"Acabo de tomar una decisión trascendental. Utilizare nuestros refuerzos en un contraataque, desde aquí -señaló al mapa desenrollado en el escritorio ante él- en las Ardenas, con el objetivo final de Amberes."

La perspectiva histórica puede dar a la impresión de que solamente un líder finalmente privado de cordura podría, a mediados de Septiembre de 1944, creer a Alemania físicamente capaz de llevar a cabo una ofensiva de envergadura. El III Reich estaba política y militarmente casi desahuciado. La Italia fascista había abandonado el eje; Japón había sugerido cortésmente que Alemania comenzara negociaciones de paz con los soviéticos. En Europa meridional, al finalizar el mes de agosto, los rumanos y los búlgaros habían abandonado la causa alemana. Finlandia había roto relaciones con Alemania el 2 de septiembre. Hungría y el efímero "estado" croata continuaban en guerra junto a Alemania solo por obligación. Pero la defección de fuerzas rumanas, búlgaras, y finlandesas era mucho menos importante que las pérdidas fabulosas sufridas por los ejércitos alemanes durante el verano de 1944. En los frentes del este y occidental las pérdidas durante junio, julio, y agosto habían sumado por lo menos 1.200.000 muertos, heridos, y desaparecidos, y las pérdidas de material habían sido enormes. En el frente del este, mientras tanto, la ofensiva soviética de verano había llegado a las fronteras de Prusia Oriental, a través del Vistula, en un buen número de puntos, y más al sur, se había detenido al norte de los Montes Cárpatos. En el frente occidental los americanos tenían, en la segunda semana de septiembre, unidades en el suelo alemán, en el sector de Aquisgrán, mientras que el ejército Británico había entrado en Holanda. Los ejércitos alemanes en el oeste hicieron frente a la tarea de detener el avance aliado desde la frontera suiza hasta el Mar del Norte. El 14 De Septiembre el comandante alemán del oeste, el Mariscal de Campo Gerd von Rundstedt, reconoció que la batalla de por el “muro occidental” del Reich había comenzado.

Tales reveses políticos y militares sufridos por Alemania en el verano de 1944 significaron también pérdidas irreparables para la máquina de la guerra germana. alimentada por el aceite rumano, el níquel finlandés, el cobre y molibdeno noruego… la situación era tremendamente sombría para los alemanes. La posición desesperada de Alemania exigía para cualquiera buscar una paz rápida en los mejores términos posibles… para cualquiera menos para Hitler, quien hacía su propia lectura. En el oeste cuál la velocidad del avance aliados había decrecido rápidamente, y sus fuerzas se enfrentaban a una tremenda escasez de suministros por las dificultades logísticas. Además, la “pared Occidental” aun no había sido atacada de forma significativa. En el frente del este, la ofensiva rusa estaba agotándose con el fin del verano, y a pesar de que la batalla de continuaba en los flancos, el centro del frente alemán había recaído en una calma inquieta. Tampoco los masivos bombardeos aliados sobre las ciudades alemanas habían quebrantado la moral alemana ni mermar la capacidad productiva de la industria. Es más, el programa racionalizador de Speer había obtenido tan buenos resultados que la producción armamentística había aumentado de forma importante durante 1944, (aunque comenzaban a escasear alarmantemente el combustible y las municiones). En base a estas premisas, Hitler ordenó prepara los planes militares de gran envergadura para la contraofensiva de las Ardenas. El optimismo y el cálculo erróneo de Hitler, entonces, dieron lugar la creencia que Alemania tenía los medios materiales de lanzar y de mantener una gran contraofensiva, a la creencia consolidada por muchos el suyo confiaba en ayudantes. Inversamente, el cálculo erróneo de los aliados occidentales en cuanto a la destrucción causada en la industria alemana por la campaña de bombardeos, descartaba para los servicios de inteligencia la posibilidad de una ofensiva de importancia.

A pesar de las pérdidas pesadas sufridas por la Wehrmacht en los últimos cinco años de guerra, Hitler estaba seguro que podría reunirse suficientes reemplazos para crear nuevas divisiones, exprimiendo personal administrativo, y hombres excedentes de la Luftwaffe y la Armada, además de jovencísimos reclutas de 17-18 años. Así durante los meses de julio y de agosto se formaron 18 nuevas divisiones, 10 brigadas panzer y casi 100 batallones de infantería. Este nuevo flujo de personal militar dio a Hitler la confortante impresion de, al menos estadísticamente, la fuerza combate de Alemania era aun importante, aun cuando las estadísticas no escondieran que la calidad de las nuevas tropas no era comparable a las del inicio de la guerra, y que aun formando nuevas divisiones, muchas de ellas estaban por debajo de su dotación de armamento y suministros de todo tipo.

Tal era la posición militar, política, económica, y moral del III Reich en el otoño de 1944, en la que solo Hitler, aferrado a una confianza mística en su estrella y en su propia capacidad como lider militar, pudo concluir racionalmente que la derrota se podía posponer y quizás incluso evitar mediante un ataque decisivo. Como muchas veces repetía “La voluntad de luchar es la que gana las guerras”. Al igual que Federico “El Grande” en a guerra de los Siete años, Hitler esperaba que, inflingiendo un grave revés a los aliados, la coalición en su contra se desharía, dándole la oportunidad de invertir la situación, o al menos, lograr una paz ventajosa.

PARTE II: Preparando el plan

Aunque el primer anuncio de la contraofensiva proyectada en Las Ardenas fue hecho por Hitler, como hemos visto, en la reunión el 16 de septiembre, la idea había ido gestándose durante las semanas anteriores en la mente del Fuhrer. Los primeros y muy débiles indicios de la idea que una contraofensiva debía ser lanzada en el oeste fueron mencionados por Hitler ante Alfred Jodl y algunos otros oficiales el 31 de julio de 1944, cuando los aliados avanzaban vertiginosamente para romper el frente de Normandía. El problema estratégico y operacional que presentaba una guerra en dos frentes era tan viejo como la unificación de Alemania. Este problema de una guerra simultanea en dos frentes había sido analizado por todos los grandes pensadores militares alemanes: Moltke, Schlieffen, y Ludendorff, y todos habían concluido que Alemania carecía de la fuerza necesaria para sostener operaciones ofensivas simultáneamente en el este y el oeste. Por ello, Hitler, un creyente fanático en la doctrina de Clausewitz de la ofensiva como la mas acción mas decisiva de guerra, decidió dar prioridad al frente Occidental para pasar a la ofensiva. Además, pese al peligro de derrumbe en el este, tras el impacto desastroso de la ofensiva sovietica del verano de 1944, Hitler se aferró a la creencia de que las fábricas de Ruhr eran más importantes para Alemania que la pérdida de territorio en el este. Por añadidura, ni el teatro ruso ni el italiano ofrecian posibilidades reales de cambiar el curso de la guerra, de modo que, por eliminación, el único sitio donde podía intentarse un ataque decisivo era el Frente Occidental.

Tras el suicidio de Von Kluge y el desplome alemán en Francia, Hitler decidió el 19 de agosto que era el momento de preparar el ataque, de modo que encargó a Walter Buhle, jefe de personal del ejército OKW, y a su ministro de armamento, Speer, que preparasen grandes asignaciones de hombres y material para su envío inmediato al frente occidental. Al mismo tiempo, Hitler informó a sus generales que se proponía tomar la iniciativa a principios de noviembre cuando las fuerzas aéreas aliadas no podrían volar por el mal tiempo. Las bases de la contraofensiva, se sentaron, pues ese mismo día 19 de Agosto.

A pesar del desastre en Francia, Hitler se mostraba tranquilo. El 1 de septiembre, de 1944 Von Rundstedt fue nuevamente designado como comandante en el jefe del Frente Occidental, y el primer encargo que recibió del Fuhrer fue dirigir contraataque locales contra las puntas de lanza aliadas que avanzaban hacia la frontera alemana y estabilizar el frente. Especialmente, Hitler pidió a Rundstedt que lanzase un contraataque contra el expuesto flanco derecho del III ejército americano de Patton, que avanzaba por Lorena, y tomara Reims, utilizando para ello el V ejército panzer. Aunque finalmente el contraataque, lanzado el 18 de Septiembre, pronto degeneró en una serie de pequeños ataques locales, aunque independientemente de esto, a finales de Septiembre se había logrado estabilizar el frente a lo largo de la frontera alemana, tal y como Hitler deseaba, de modo que se dieron órdenes para retirar unidades de primera linea y reconstituirlas para la futura ofensiva. El 4 de septiembre, el OKW pidió un traslado general de la artillería de apoyo de las unidades desplegadas en los Balcanes con destino al frente occidental. Para formar un nuevo ejército panzer, las divisiones acorzadas de la SS fueron retiradas del frente a mediados de Septiembre y enviadas a retaguardia para organizar un nuevo VI ejército panzer SS. Las unidades necesarias para la ofensiva comenzaron a reunirse con lentitud, pero a buen ritmo.

PARTE III: La eleccion del escenario

EL ESCENARIO

¿Por qué se eligieron Las Ardenas?. Esta pregunta podría contestarse de una manera simple y directa diciendo simplemente que Las Ardenas iban a ser el escenario de la última gran ofensiva alemana porque el Fuhrer había señalado con su dedo en un mapa y había hecho elegido ese punto. Sin embargo, existen indicios acerca de que la influencia de Jold fue importante en la elección de la zona de Las Ardenas como base de partida. Como el historiador Percy E. Schramm afirma:

"La función de Jodl en las jefaturas del Fuehrer consistía en preparar las decisiones operativas generales que Hitler hacía suyas en su calidas de Comandante Supremo de la Wehrmacht. Jodl también era responsable de su ejecución. Pero éstos no eran sus solamente deberes. Siempre que el Fuhrer concebía un nuevo plan militar, debía ser examinado detenidamente, y era de nuevo Jodl quien obtenía la información necesaria para desarrollar la idea general de Hitler y convertirla en un plan realizable".

Aunque Jodl afirmó después de la guerra que la elección de Las Ardenas correspondió exclusivamente a Hitler, parece ser que Jodl había estado estudiando mapas de la zona antes de la conferencia del 16 de Septiembre, cuando Hitler anunció su propósito de lanzar la ofensiva. En cualquier caso, las razones principales de la selección de las Ardenas fueron varias y de diversa índole. Principalmente pueden resumirse en las siguientes:

- En el sector de Las Ardenas, el frente enemigo estaba débilmente guarnecido.

- Una penetración a lo largo de Bélgica aislaría al XXI grupo de ejércitos aliado y permitiría el envolvimiento y la destrucción de las fuerzas británicas y canadienses, lo cual podría crear tensiones políticas con EEUU.

- La distancia entre el frente y un objetivo estratégico como Amberes no era demasiado grande, y podía ser cubierta en relativamente poco tiempo.

- La accidentada configuración del terreno en Las Ardenas permitiría avanzar con el uso de pocas divisiones.

- Los densos bosques de la zona favorecían la concentración de tropas para la ofensiva sin riesgo de ser observada por la aviación aliada.

- Un ataque para recuperar la iniciativa en el área de los Paises Bajos neutralizaría la amenaza aliada contra la zona del Ruhr.

Además de las razones citadas, hay una que podría calificarse como psicológica y que a buen seguro pesó en la decisión final, ya que, aunque Hitler nunca se refirió directamente a la campaña de 1940 (que también había partido de Las Ardenas) al hablar de la ofensiva de 1944, lo cierto es que todo indica que en el pensamiento de Hitler existían conexiones entre las dos campañas. Así, por ejemplo, durante la exposición del 16 de septiembre, Hitler fijó el logro de "otro Dunkerke" como meta final de la ofensiva. Además, la campaña del relámpago a través de los Bélgica y los Países Bajos había sido la primera gran victoria ganada por la intuición del Fuhrerprinzip; de Hitler, por encima del timorato Estado Mayor (aunque Hitler olvidaba el muy importante estímulo del Mariscal Erich Von Manstein en la elaboración del plan final). Probablemente, Hitler creía que los aliados occidentales no habían aprendido nada de la experiencia de 1940, cuando la tradición militar conservadora había sido sorprendida por el audaz golpe a través de Las Ardenas.

En cualquier caso, y pese al optimismo de Hitler, había factores que sugerían que las cosas dificilmente volverían a ser como cuatro años atrás. En primer lugar, el ataque alemán ya no estaría apoyado por una fuerza aérea superior como había ocurrido en 1940, y en segundo lugar, las atroces condiciones climáticas del invierno no serían las mismas que las del mes de Mayo. Seguramente, estos factores eran conocidos por Hitler, pero no seria descabellado pensar que la elección de las Ardenas pudo haber estado motivada en gran parte por la esperanza de que el reloj podría volver de nuevo a los días gloriosos de 1940. Hitler no tardaría en darse cuenta de su error.

Parte IV: Preparando el Plan definitivo

El 25 de septiembre de 1944 Jodl recibió órdenes para comenzar un análisis operativo detallado sobre la futura ofensiva. Las primeras directrices del plan se ajustaron a los siguientes puntos principales:

A. El ataque debía comenzar en una fecha comprendida entre el 20 y el 30 de Noviembre.

B. La base de partida debían ser Las Ardenas, concretamente el sector comprendido entre las poblaciones de Monschau y Echternach.

C. El objetivo inicial sería el conseguir cabezas de puente sobre el río de Mosa entre Lieja y Namur.

D. Después de eso, Amberes sería el objetivo final de la ofensiva.

E. Debían usarse en la ofensiva un mínimo de 30 divisiones, 10 de las cuales serían panzer; apoyadas por toda las piezas de artilleria pesada disponibles. El control operacional sería concedido a cuatro ejércitos, 2 de panzers, que serían el ariete de la penetración, y otros 2 de infantería, para cubrir los flancos.

F. La Luftwaffe debia prepararse para apoyar la operación de forma masiva.

G. Todos los planes tendrían como objetivo asegurarse de la sorpresa y de la velocidad tácticas. El secreto de la operación debía mantenerse a toda costa y la información restringirse a un muy limitado número de oficiales de alta graduación.

Teóricamente Keitel, como jefe del OKW, debía haber sido la figura central coordinadora de los preparativos para la contraofensiva, aunque realmente su participación en la elaboración del plan se limitó a la estimación las cantidades de combustible y munición requeridos, dejando a Jodl la tarea de ser el artífice operativo de Watch am Rheim. Rundstedt, el comandante en el jefe del oeste, no fue informado de la operación inminente; de hecho, en esta etapa, Rundsted incluso ignoraba que Hitler planeaba lanzar una importante contraofensiva en el frente occidental.

Para estudiar la operación Jodl y los miembros de su estado mayor procedieron metódicamente a plantearse todas las variantes posibles al esquema operativo propuesto por Hitler, siguiendo la metodología tradicional de Moltke. En última instancia, el Estado Mayor de Jodl propuso 5 líneas de actuación posibles:

1. Operación a través de Holanda. El ataque que se lanzaría en el área de Venloo, con Amberes como el objetivo.

2. Operación Lieja-Aquisgran: Esta posibilidad consistía en lanzar un ataque en tenaza con el esfuerzo principal en dirección al norte de Luxemburgo, que posteriormente debía girar hacia el noreste para encontrarse con el ataque secundario que sería lanzado desde el sector de Aquisgrán.

3. Operación Luxemburgo: Preveía un ataque en tenaza lanzado simultáneamente desde Luxemburgo central y Metz para tomar la ciudad de Longvy.

4. Operación Lorena: Preveía también un ataque de doble envolvimiento, lanzado desde Metz y Baccarat para luego converger en Nancy.

5. Operación Alsacia: Análoga a la operación de Lorena, proponía que las tenazas convergieran en el área de Vesoul.

De estas cinco posibilidades el Estado Mayor de Jodl recomendó las dos primeras como las más viables y prometedoras. La operación Holanda era aventurada pero, en al mismo tiempo, era la más prometedora desde el punto de vista estratégico; mientras que la operación Lieja-Aquisgran ofrecía una posibilidad de conseguir un gran doble envolvimiento y la subsiguiente destrucción de las importantes fuerzas enemigas situadas en el saliente de Aquisgrán.

Discutiendo los planes propuestos en una conversación con Jodl el 9 Octubre, Hitler propuso lanzar dos maniobras de tenaza en cadena en distintos puntos, alternativa que no terminó de convencer a Jodl, quien tras reexaminar atentamente las posibilidades cada opción, le presentó a Hitler dos días después un bosquejo de plan basado principalmente en la operación Lieja-Aquisgran, pero situando el esfuerzo principal entre el bosque de Las Ardenas y el Macizo Eifel, lo cual confirmó que el área seleccionada por Hitler era realmente la más apropiada para lanzar una ofensiva en el frente occidental.

Hitler aceptó las soluciones recomendadas ordenó la preparación de un borrador operativo que las sintetizara. El concepto de un doble envolvimiento cuyas tenazas partirían de puntos distantes para tender una amplia red en torno a las fuerzas aliadas en los Paises Bajos fue bautizada como la "Gran Solución".

PARTE V: Los planes de Rundsted y Model

Diez días después de la presentación inicial del plan de Jodl, se le presentó a Hitler una directiva que contenía las partes básicas del plan, los principio que se seguirián en su desarrollo, y las instrucciones generales en cuanto a su ejecución, convocándose acto seguido a los comandantes que debían participar en la operación: el general Siegfried Westphal, en representación de Von Runsdted y del OB del oeste, y el general Hans Krebs, jefe de Estado Mayor del grupo de ejércitos B del Mariscal Model, se presentaron en la guarida del lobo en la mañana del 22 de octubre, justo cuando Aquisgran acababa de caer en manos aliadas, y Von Rundsted solicitaba refuerzos para tapar la peligrosa brecha que se habia abierto en la zona del Rurh.

Inmediatamente, Westphal y Krebs fueron informados de las intenciones de "Wacht am Rhein" (un nombre en clave elegido para dar impresión a la inteligencia aliada que el plan se estaba preparando para establecer una linea de defensa en el Rin). Los sorprendidos generales estuvieron presentes más tarde en una nueva conferencia con Hitler, quien les informó que el de que el ataque había sido diseñado para rodear y destruir a los ejércitos Británico y norteamericano situados al norte de la línea Bastogne-Bruselas-Amberes, y que el avance sería realizado en dos fases: la primera fase para alcanzar el río de la Mosa y conseguir cabezas de puente; mientras que la segunda fase debía culminar en captura de Amberes. Para esta tarea el grupo de ejércitos B contaría con 3 ejércitos: El V y VI ejércitos Panzer que avanzarian en vanguardia, mientras que el VII se desplegaría para cubrir el expuesto flanco meridional de la cuña del ataque.

Hitler dio a ambos generales su garantía personal de que importantes refuerzos estaban en camino del frente, asegurando que Luftwaffe apoyaría la operación con hasta 1.500 aviones, incluyendo los nuevos reactores, superiores a cualquier cosa los aliados podían poner en el aire. Para finalizar, Keitel entonces dio su palabra de que 17.000 metros cúbicos de combustible estarían disponibles para el inicio del ataque.

Cuando de vuelta a su cuartel general, Westphal transmitió las instrucciones que él había recibido, le dijo a Rundsted que el plan de tomar Amberes era demasiado ambicioso dadas las fuerzas disponibles; y que el tiempo fijado para la preparación de la ofensiva era demasiado corto. Rundsted se mostró de acuerdo, pero poco podía hacer, ya que habia sido nombrado comandante en jefe del Oeste solo porque tras el suicidio de Kluge, Model (mucho más cercano a Hitler por sus simpatías pro nazis) no podía ostentar al mismo tiempo el mando del Grupo de Ejércitos B y del OB Oeste, de modo que Rundsted fue repuesto a efectos más nominales que reales. En cualquier caso aunque Rundstedt había reconocido el mérito operacional del plan de Hitler, el veterano mariscal de campo era demasiado viejo y demasiado experimentado para esperar milagros. En su opinión, el frente bastante hacía con mantenerse y de lanzarse una ofensiva, está debería ser menos ambiciosa y lanzarse donde pudiera conseguir la máxima destrucción de fuerzas enemigas con mínimo riesgo. Pero, como no podía ser de otro modo, el estado mayor del OB Oeste acató las órdenes y comenzó a dar forma a los planes definitivos para la ofensiva.

La valoración del OB Oeste sobre la fuerzas enemigas, estimó la superioridad aliada en una proporción de 2 a 1 respecto a las fuerzas alemanas. Aunque el frente estaba relativamente tranquilo, se concluyó que el esfuerzo aliado principal estaba dirigido contra los flancos de la línea alemana (contra el XV ejército en el norte y el XIX ejército en del sur), por lo que los alemanes concluyeron que los aliados primero procurarían despejar el estuario del Escalda como paso previo a abrir el puerto de Amberes, y utilizarían la zona de Venloo - Aquisgran como base para las futuras operaciones contra el Ruhr. Reconociendo, por lo tanto, que el ala del norte aliada con sus cuatro ejércitos era la mayor amenaza inmediata, se decidió reforzar el flanco del norte del ataque, agregando las divisiones adicionales necesarias para este propósito.

El eje del avance, según lo propuesto por el OB West, discurriría a través de las poblaciones de Butgenbach -Trois Ponts - R. Ourthe -Werbomont, para cruzar el Mosa al norte de la línea Huy-Amberes. El V y VI ejércitos de Panzer, a izquierda y derecha respectivamente, atacarían en un frente estrecho (de unos 50 km.), procurando lograr la máxima concentración para abrir brecha en un frente reducido. Los flancos serían cubiertos por el avance del XV ejército desde el norte y el VII ejército desde el sur. Con este plan de Rundsted, la zona del campo de la batalla se redujo considerablemente respecto al área de ataque considerada en la directriz original de Hitler. Además, el plan de Rundsted preveia un ataque secundario simultáneo alrededor del saliente de Roermond como esencial para el éxito del plan.

Mientras tanto, en el Cuartel General de Fichtenhain el mariscal del campo Model elaboraba también su propio plan en respuesta a la Directiva de Hitler. A pesar de su lealtad al partido y al Fuhrer, la reacción de Model al escuchar el informe de Krebs fue bastante cáustica: "Este plan no tiene una máldita pierna en la que apoyarse". Amberes, también en la opinión de Model, estaba más allá del alcance de sus fuerzas. Como Rundstedt había hecho, Model procedió a recortar los objetivos del grandioso plan original de Hitler. Además, el Estado Mayor de Model temía más que el OB Oeste, la amenaza aliada en el sector de Aquisgrán, por lo que propuso utilizar las formaciones que Rundstedt deseaba emplear en el ataque secundario contra Roermond para crear una reserva general en el área de Duren; desde donde se podría lanzar como segunda oleada del ataque principal, o, en caso de necesidad, para reforzar las defensas en el sector de Aquisgrán. Este plan secundario recibió el nombre clave de Herbstnebel (Niebla de Otoño).

Respecto al plan principal, Model prefería lanzar un solo ataque en un frente de unos 70 Km. de ancho, con los dos ejércitos panzer en vanguardia. En el ala izquierda, el VII ejército no haría un avance inmediato (como en proponia Rundsted) sino que avanzaría tras el VI ejército Panzer como segunda oleada del avance. En contraste con la formación de la cuña propuesta por el OB Oeste, en la que la infantería debía pivotar proteger los flancos, la maniobra de Model proponía situar los dos ejércitos panzer en cabeza y las fuerzas de infantería justo detrás de ellos, en un mismo eje de avance. Ambos planes coincidian en que el el empuje principal debía recaer sobre los dos ejércitos panzer con 7 divisiones blindadas, pero mientras el plan de Model requería el empleo de 13 divisiones de infantería, el de Rundsted requería solo 10.
Los dos planes fueron finalmente presentados el 27 de octubre en una conferencia común en Fichtenhain. En esta ocasión los generales presentes eran aquellos cuyas unidades debían participar en la ofensiva: Hasso-Eccard von Manteuffel (V ejército panzer), "Sepp" Dietrich (VI ejército panzer) y Erich Brandenberger (VII ejército) junto los comandantes del grupo de ejércitos B, y el Estado Mayor del OB Oeste. Después de una reunión que duró varias horas, Model se mostró de acuerdo con Rundsted en que el plan de tomar Amberes era demasiado ambicioso, por lo que acordó con su superior someter a estudio un nuevo plan que recogía la mayoría de puntos de vista contendidos en el plan del OB Oeste, es decir, de Von Rundsted. Cuando el plan revisado estuvo listo, el 28 de Octubre y llegó al Cuartel General del OB Oeste durante la noche el 2 de Noviembre. Solo quedaba someterlo a la aprobación definitiva de Hitler.

PARTE VI: El plan final, la "Gran Solución".

Cuando los planes de Rundsted y Model llegaron a la Guarida del Lobo, surgió un conflicto de ideas entre Hitler y Jodl. El desacuerdo surgió cuando Hitler quiso combinar en ambos planes propuestos por el OB Oeste y el Grupo de Ejércitos B, uniendo el ataque en la zona de Venloo para tomar Amberes, y el ataque en tenaza desde el norte de Luxemburgo y el área de Aquisgrán; mientras que Jodl y sus ayudantes pensaban que, dadas las fuerzas disponibles, solamente era posible llevar a cabo uno de los planes, puesto que una ampliación del plan como la deseada por Hitler, requeriría quizás el doble de fuerzas disponibles en la reserva estratégica del OKW. Solo adoptando medidas extremas de reclutamiento masivo (como las que se adoptarían en 1945) o retirando muchas unidades del frente oriental podrían haberse conseguido fuerzas suficientes, para la "Gran Solución" que pretendía Hitler. Ante la imposibilidad de ambas medidas, el Fuhrer aceptó a regañadientes estudiar las alternativas menos ambiciosas.

En cualquier caso, Hitler no estaba dispuesto a renunciar al objetivo de Amberes como la meta final del ataque, pese a los intentos de Jodl de convenecerle de lo contrario, de modo que la captura de Amberes permaneció inalterada en el plan final. Dicho plan final se plasmó en las instrucciones de Fuhrer, firmadas el 1 de noviembre, las cuales fueron inmediatamente enviadas a Rundstedt con una nota manuscrita de Jodl sobre la importancia de no renunciar a otros objetivos si finalmente no se capturaba Amberes (prueba de que Jold no estaba convencido del éxito de la ofensiva). La respuesta de Rundstedt, enviada a Jodl el 3 de noviembre, siguió planteando objeciones al plan. Las fuerzas disponibles para Wacht am Rhein, escribió, era "extremadamente débiles respecto a las del enemigo y al tamaño la zona de batalla"; también expresó sus "dudas graves acerca de si será posible sostener el terreno ganado, a menos que se destruya al enemigo totalmente". Estas objeciones, lógicamente, cayeron en saco roto.

Días más tarde, Rundsted solicitó que al menos se le permitiera lanzar un ataque secundario (por medio del XII cuerpo SS) en la zona norte de la ofensiva, de forma simultánea al avance del VI Ejército panzer SS, ya que la gran cantidad de tropas aliadas en Holanda hacía previsible que estas reservas no tardarían en acudir para cerrar la brecha que pudiera abrir la pinza norte del avance alemán. Como el OB West comunicó al OKW: "El ataque simultáneo del cuerpo de XII SS es mirado como esencial por Feldmarshal von Rundstedt con el fin de fijar los refuerzos enemigos". La respuesta de Hitler fue tajante: "En este sector [el flanco norte] el enemigo no debe ser advertido de nuestro avance por ataques secundarios." El ataque simultáneo en el sector norte quedó asi totalmente descartado por la negativa expresa de Hitler.

Mientras se producian todos estos planes y preparaciones preliminares a la contraofensiva de las Ardenas, los acontecimientos se precipitaban rápidamente. El frente occidental, algo estático durante octubre, volvía a moverse con el ataque del III ejército americano en la zona de Metz y la ofensiva combinada que los ejércitos americanos I y IX habían lanzado el 16 de noviembre con la intención de irrumpir a través de las defensas alemanas al este de Aquisgrán y dirigirse al Rin. Esta última operación, conocida por los alemanes como la tercera batalla de Aquisgrán pero que los americanos bautizaron como la batalla del bosque Hurtgen, la cual obligó a usar parte de las tropas destinadas a Watch am Rheim.
Pese a ello, el saliente americano creado por la ofensiva en torno a Aquisgran ofrecía una nueva posibilidad que tanto Rundsted como Model consideraron explotar. El 20 de Noviembre, Model propuso a Hitler improvisar un ataque de envolvimiento en torno a Aquisgrán que podría destruir fácilmente unas 20 divisiones aliadas, lo que supondría un éxito táctico importante, como paso preliminar para una ulterior operación contra Amberes. La respuesta de Hitler, transmitida por Jodl el 22 Noviembre, era nuevamente taxativa: las "preparaciones para un plan improvisado no deben efectuarse."

Días después Hitler reafirmó sus órdenes: "no habrá absolutamente ningún cambio en las actuales intenciones." Pese a todo, Model aun se resistía a emprender el plan, así que el 2 de Diciembre modelo era tenacious. Aprovechándose de una conferencia que Hitler llamó adentro Berlín el 2 de diciembre, aprovechando una reunión con los comandantes de la ofensiva propuso nuevamente una ofensiva más limitada, topando siempre con la negativa de Hitler a considerar tal posibilidad. Tampoco hizo caso a otra tentaiva de Rundsted el 6 de Diciembre.

En la versión final de la orden de operaciones establecidas para la contraofensiva, aprobado por Hitler el 9 de diciembre, el alcance y el objetivo final de Wacht am Rheim quedaban fijados exactamente como habían sido concebidos por Hitler y presentados a los Estados Mayores de Rundsted y Model el 22 Octubre. Hitler, una vez había desoido todos los consejos de sus generales y se había dejado guiar por su instinto para elaborar los planes militares. Nuevamente, esto traería funestas consecuencias para sus ejércitos.


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Mensaje por Erich Hartmann » Jue Dic 07, 2006 11:50 pm

Capítulo 7 del libro La batalla de las Ardenas, de Michel Herubel

“La pequeña solución”

3 de noviembre de 1944

El coronel general Alfred Jodl se desplaza al Cuartel General del mariscal de campo Model, cerca de Crefeld, en Renania. Hitler ha decidido enviar al mismo jefe de Operaciones del OKW para informar en secreto a los mariscales Von Rundstedt y Model, así como al general Hasso von Manteuffel, comandante del Quinto Ejército Panzer, sobre las directivas adoptadas para la ofensiva Wacht am Rhein.

Rápidamente, tras las presentaciones habituales de los oficiales del Estado Mayor, los cuatro generales se retiran a una sala del castillo, sede del Cuartel General de Model. El coronel general Jodl desarrolla de inmediato las grandes líneas de la ofensiva:

—El desgaste de las fuerzas enemigas durante las últimas batallas ofensivas que han llevado a cabo es considerable. El enemigo ha comprometido el grueso de sus reservas y el estado de sus suministros es delicado. Las líneas de comunicación son muy largas, van desde las costas del Canal hasta el frente de las Ardenas. Además, este último frente está débilmente defendido y el enemigo, aunque espera una ofensiva alemana, no cree que pueda producirse en esta región. Así pues, un ataque que se beneficie del efecto sorpresa y que sea ejecutado con meteorología desfavorable para evitar la actuación de la aviación enemiga, será nuestra principal baza en este proyecto y nos permitirá una ruptura rápida del frente. Nuestras unidades blindadas, tras un avance que debe ser rápido, ocuparán cabezas de puente en el Mosa entre Lieja y Namur, y alcanzarán rápidamente Amberes, pasando al este de Bruselas.

Frente a Jodl, sentados en sus sillones al lado de la chimenea en la que arden unos gruesos troncos, Von Rundstedt, Model y Von Manteuffel esperan en silencio la continuación de la exposición.

—Esperamos —continúa Jodl— que tras cruzar el Mosa la ofensiva de las unidades blindadas aislará al Primer Ejército estadounidense del general Hodges de su retaguardia, probablemente concentrada en el valle del Mosa. Inmediatamente, cuando alcanzaremos la región de Bruselas y Amberes también el 21° Grupo de Ejércitos de Montgomery verá amenazadas sus comunicaciones con la retaguardia y será efectiva y definitivamente copado tras la toma de Amberes. El enemigo aún no ha conseguido sacar pleno rendimiento a este puerto, del que sin embargo tiene una necesidad vital. Si le damos tiempo, podrá desembarcar allí tal cantidad de tropas y material que nos veremos desbordados. Conseguido el bloqueo del puerto de Amberes, se crearán las condiciones para reiniciar con eficacia el combate contra las aisladas fuerzas del Primer Ejército, así como contra el 21° Grupo de Ejércitos. De esta forma, neutralizaremos entre 25 y 30 divisiones Aliadas. Además, el éxito de la ofensiva comportará la captura o destrucción de grandes cantidades de material de todo tipo almacenado en esta zona, especialmente de cara a la ofensiva que los Aliados quieren desencadenar a mediados de diciembre contra la Línea Sigfrido, en dirección al Rin.

»E1 asalto sobre todo el sector de ataque será explotado por las divisiones que se encuentran sobre el terreno. El ataque deberá asegurar un hundimiento de las posiciones enemigas lo suficientemente rápido para que las unidades blindadas puedan ser de inmediato comprometidas. Aprovechando el efecto causado en los defensores enemigos, las fuerzas acorazadas se pondrán de inmediato en marcha hacia el oeste.

»Para las divisiones blindadas, el problema consistirá en no dejarse frenar en su camino hacia el Mosa. Rodearán las localidades y las posiciones que se defiendan y que no puedan ser reducidas de inmediato. No se dejarán detener con el pretexto de que sus flancos queden al descubierto. Sin embargo, el Führer ha ordenado formalmente que Bastogne debe ser tomada.

El coronel general Jodl se detiene. El viejo mariscal Von Rundstedt pregunta en un tono que puede parecer distante:

—¿El Führer ha decidido atenerse sólo a este plan?

—A éste y a ningún otro, mariscal —responde Jodl.

—Entonces, ¿cuáles son las disposiciones previstas y la distribución de las fuerzas?

—El Sexto Ejército Panzer de las SS, a las órdenes del Obergruppenführer de las SS Sepp Dietrich —prosigue Jodl—, se lanzará en dirección al Mosa para cruzarlo a ambos lados de Lieja. Organizará a los largo del Vesdre, afluente del Mosa, y de las fortificaciones al este de Lieja, una defensa lo suficientemente sólida como para permitirle dirigirse hacia el Canal Albert, entre Maestricht y Amberes y, luego, a la región situada al norte de Amberes. Para ello, contará con nueve divisiones, de las que cuatro son acorazadas y acaban de ser reorganizadas y dotadas de material nuevo.

»E1 Quinto Ejército Panzer, a las órdenes del general Von Manteuffel franqueará el Mosa entre Amay, al oeste de Lieja, y Namur e impedirá, a lo largo de la línea Amberes-Bruselas-Dinant, la acción de las reservas enemigas procedentes del oeste contra el flanco y la retaguardia del Sexto Ejército Panzer de las SS. Dispondrá de siete divisiones, de las que cuatro son acorazadas. La punta de lanza la formará la División Panzer Lehr, al mando de Fritz Bayerlein.

»El Séptimo Ejército, a las órdenes del general de artillería Brandenberger, se encargará de cubrir los flancos sur y sudoeste de los dos ejércitos de asalto. Su objetivo: alcanzar primero el Mosa y el Semois, un afluente del Mosa, y luego contactar con el frente del Mosela, en la región de Luxemburgo. Intentará, colocando obstáculos, ganar tiempo para establecer un frente defensivo en la retaguardia. Se le han asignado siete divisiones. Contará también con un importante apoyo artillero. Otras seis o siete divisiones, la mayoría acorazadas o motorizadas, serán mantenidas en reserva.

El coronel general Jodl precisa que el OKW tiene intención de lanzar, al mismo tiempo que la ofensiva de las Ardenas, un ataque secundario entre Sittard y Geilenkirchen, «desde la cabeza de puente que el Grupo de Ejércitos H tiene al oeste del Roer. Este ataque debe apoyar la ofensiva principal, cuando el enemigo empiece a enviar fuerzas más importantes contra las defensas de flanco organizadas por el Sexto Ejército Panzer de las SS. El XII Cuerpo Panzer de las SS se encargará de llevar a cabo este ataque secundario».

Este plan sorprende a los tres generales por sus dimensiones, sus objetivos, su audaz concepción y sus plazos. El general Von Manteuffel, el más joven y el de menor graduación, es invitado en primer lugar a manifestar su opinión:

—El Quinto Ejército Panzer —dice—, sin duda conseguirá avanzar hasta el Mosa si se mantienen las promesas del OKW sobre unidades, armamento, transportes y aprovisionamiento de municiones. En cuanto a la fecha de inicio, creo que no podemos pensar en poner en marcha la operación antes del 10 de diciembre. Por otra parte, tengo importantes dudas respecto al cumplimiento de todas las condiciones necesarias para llevar a cabo semejante ofensiva en invierno a lo largo de doscientos kilómetros, y que estemos en condiciones de resistir en el flanco oeste hasta la aniquilación de las 25 o 30 divisiones enemigas aisladas.

Al contrario que el Führer, que no prohíbe las reacciones de algunos de sus comandantes, por muy intempestivas que sean, Jodl se sorprende por la presuntuosa franqueza del joven comandante del Quinto Ejército Panzer:

—No contemplo —contesta con acritud el jefe de Operaciones del OKW— la posibilidad de discutir sobre ello durante esta simple conferencia informativa, y más cuando se trata de una orden del Führer de las que soy portador.

—La hipótesis del Alto Mando —replica Model— según la cual el Mosa será alcanzado la noche del segundo día de la ofensiva es inasumible. Considerando las enormes dificultades que presenta el terreno y el estado de los vehículos disponibles, y siendo positivos, este objetivo no podrá ser alcanzado antes del cuarto día.

Model se inclina respetuosamente hacia el mariscal de campo Von Rundstedt, que hace un gesto de asentimiento con la cabeza.

—Además, mientras tanto —prosigue Walter Model— el enemigo podrá enviar hacia el Mosa suficientes fuerzas para defender este sector.

Se hace el silencio. Hay tensión. Esta operación Wacht am Rhein es la última que Alemania puede montar en semejantes condiciones. El objetivo: cambiar el destino. ¡Es un plan prometeico! Una partida de dados con los dioses. La loca audacia de un gran jugador, la que animó en su momento a Alejandro Magno en Isso; a Napoleón jugándose la suerte del Imperio durante los Cien Días; a Federico II, al borde del abismo, al tener conocimiento de la muerte de Catalina la Grande. Todo puede venirse abajo, todo puede triunfar. Basta con observar cuál es la dirección que indica la estrella. Adolf Hitler aún cree en la suya. ¿Acaso no ha pasado por travesías mucho más terribles desde su adolescencia miserable en Viena? La Wacht am Rhein salvará Alemania. De ello está seguro. Sus mariscales lo están bastante menos.

El silencio queda roto por la voz tranquila y reposada del mariscal de campo Gerd von Rundstedt:

—Creo ser —coronel general Jodl— intérprete del mariscal Model y del general Von Manteuffel a la hora de decirle que la ofensiva contemplada por el Führer debe, por el momento, limitarse a rechazar al enemigo ahí donde ha roto el frente, tanto en las defensas de la Línea Sigfrido como en el saliente de Aquisgrán, y cerrar las brechas. Siendo rigurosos —la descarnada mano derecha del viejo mariscal, en la que brilla un sello de oro, se abre a medias en un movimiento que delata una última concesión— siendo rigurosos —repite pausadamente—, podríamos intentar rechazar a los Aliados del Roer y del Mosa e intentar tomar Lieja. No más.

—Siendo rigurosos —responde Jodl en tono grave, casi emotivo—, esto no haría más que retrasar el final y no forzaría a las potencias occidentales a plantearse la necesidad de negociar.

Tras dejar caer estas frases sin que quepa lugar a equívoco, el general Jodl se levanta. Coge un mapa desplegado sobre la mesa en el que aparecen las Ardenas y los ejes de la ofensiva indicados en color rojo por su ayudante. Antes de despedir a sus invitados concluye:

—Las decisiones que les acabo de transmitir son irrevocables, así como la fecha de la ofensiva, que el comandante supremo ha fijado para el 25 de noviembre.

Una vez terminada la conferencia, tras la marcha de Jodl y Von Rundstedt, Model invita a comer a Von Manteuffel así como al jefe del Estado Mayor del mariscal, el general Hans Krebs, para analizar de una manera más profunda el plan de Hitler y elaborar un plan alternativo. Debe servir de base a la contrapropuesta que cuenta transmitir con su acuerdo y el de Von Rundstedt.

El jefe del Quinto Ejército Panzer, Hasso von Manteuffel, otorga su acuerdo al momento. Una hora más tarde Von Rundstedt, al teléfono, también da a conocer su aquiescencia a este plan que denominan Herbstnebel («niebla de otoño»), o también «la pequeña solución», contrastando con el de Hitler y el OKW, denominado «la gran solución».

Si bien los objetivos de «la pequeña solución» carecen totalmente de connotaciones políticas y de esa audacia que marcan siempre las grandes decisiones históricas, proponen al Führer una ofensiva cuyos objetivos son razonables y los medios de ejecución realistas, teniendo en cuenta los hombres, el material, el carburante y los suministros de los que Alemania dispone en este otoño de 1944.

Según «la pequeña solución», los dos ejércitos panzer, el Quinto de Von Manteuffel y el Sexto de las SS de Dietrich, no tienen como objetivo prioritario el Mosa. El plan consiste en establecer solamente dos cabezas de puente —en previsión de una posible ofensiva posterior— y recorrer el río hacia el noroeste y el norte. De este modo, el ala izquierda del Quinto Ejército Panzer estará cubierta por el río. Si las circunstancias se muestran favorables, se podría contemplar un ataque al frente Aliado más allá del Mosa, en dirección norte. Mientras el Séptimo Ejército de Brandenberger cubre el sur del saliente, el Quinto Ejército Panzer y el Sexto Ejército Panzer de las SS podrían, tras los reagrupamientos necesarios, intentar avanzar sobre Amberes.

Las diferentes etapas se convierten en una necesidad imperiosa. Gerd von Rundstedt y su jefe del Estado Mayor, el general Westphal, Walter Model y Hans Krebs, así como Hasso von Manteuffel, deciden que intentarán, por todos los medios a su alcance, hacer que el Führer retire su proyecto: «la gran solución».


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tigre
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Re: Vigilancia en el Rhin: la genesis del Plan

Mensaje por tigre » Jue Abr 16, 2020 7:17 pm

Hola a todos :-D; algo más al respecto...............................................

Planificando la operación.

Imagen
Noviembre de 1944: elaboración de los detalles de Unternehmen Herbstnebel (Wacht am Rhein), según lo ordenado por Hitler, desde la izquierda Walter Model, Siegfried Westphal, Gerd von Rundstedt y Hans Krebs......................................

Fuentes: https://s25.postimg.cc/amtnjgzy7/Model_ ... and_Ru.jpg

Saludos. Raúl M 8).
Irse a pique, antes que arriar el pabellón. Alte G. Brown.

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