LA BATALLA DE LOS ALPES

La guerra en el oeste de Europa

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Erich Hartmann
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LA BATALLA DE LOS ALPES

Mensaje por Erich Hartmann » Sab Jun 25, 2005 12:29 am

LA BATALLA DE LOS ALPES

La ofensiva italiana en el frente alpino encuentra la desesperada resistencia de los franceses. Los resultados de la campaña revelan la falta de preparación de las fuerzas italianas.

"Atacar a Francia por los Alpes -escribió von Clausewitz— es como querer levantar un fusil cogiéndolo por la punta de la bayoneta". Efectivamente, el teatro de la guerra que se va a luchar entre Italia y Francia es tan difícil y peligroso que no se explica la decisión del Estado Mayor italiano de atacar por los Alpes en vez de rodearlos (como han sugerido los alemanes) por la "Trouée de Belfast", a no ser porque el mando italiano creía atacar a un adversario ya derrotado. Como veremos, los franceses no se consideraban derrotados ante los italianos, y el desprecio por la "puñalada por la espalda" les animará a combatir mucho mejor de lo que lo hicieron contra los alemanes.

De los 500.000 franceses desplegados al abrirse las hostilidades contra Alemania, se ha bajado progresivamente a 300.000 en febrero de 1940, y a 176.000 el 10 de mayo, cuando las últimas reservas han sido enviadas al norte y quemadas en la inútil resistencia a los alemanes. El 1 de junio quedan en los Alpes 46 batallones de infantería y 65 grupos de artillería, con un total de 83.000 hombres de primera linea. Otros 30.000 han sido reunidos con la levée en masse ordenada por el general Orly y mantenidos en reserva en la zona de Lyon, pero en realidad sin posibilidad de utilización, ya por la falla de adiestramiento, ya por el armamento.

Por parte italiana, la situación no es mejor respecto a organización. Dos ejércitos están desplegados en los Alpes: el IV, mandado por el general Guzzoni, desde el Dolent al Granero, y el I, a las órdenes del general Pintor, hasta el mar. En total, 22 divisiones con 12.000 oficiales, 300.000 hombres de tropa y 2.949 piezas de artillería. Desplegados en la frontera en septiembre de 1939, retirados al llano en invierno, primero licenciados y luego llamados otra vez y concentrados aprisa en la frontera en abril, los soldados no están preparados en ningún aspecto. Ni odian al enemigo, ni saben qué tipo de guerra les espera, ofensiva o defensiva, ni están adiestrados para una utilización concreta.

Pero en principio la declaración de guerra de Italia no cambia la situación en el frente alpino. Los franceses se guardan mucho de atacar, y los italianos no se mueven. Por otra parte, es voluntad del jefe de Estado Mayor Badoglio evitar en lo posible una guerra de lucha con Francia. En realidad el mariscal no ha ocultado a nadie, ni a Mussolini, las razones militares y "morales" que a su juicio desaconsejan el ataque.

La situación continúa unos días y probablemente se prolongaría si no llegaran los ingleses a prender la pólvora. A fines de mayo, en previsión de la intervención italiana, el mando de la RAF, la aviación inglesa, había preparado un ataque aéreo a las ciudades industriales del norte de Italia con una escuadrilla de "Whiteleys" basada en Londres y un grupo de "Wellingtons" que se encuentran en Marsella. En el momento de ejecutar el plan, los pilotos de la RAF tropiezan con los franceses, que no quieren lanzar una iniciativa ofensiva contra Italia. A los "Wellingtons" de Marsella se les impide despegar. Al ataque, al primer ataque aéreo contra Italia, van sólo los bombarderos "Whiteley", que llegan a Génova y Turín en las primeras horas del día 12. Su objetivo son la Fiat y la Ansaldo. De un punto de vista estrictamente militar la misión fracasa: de 36 bombas de 50 libras destinadas a la Fiat 25 caen en campo abierto, y las otras alcanzan las casas de los obreros, matando 14 personas entre las que se asomaban a las ventanas para ver el espectáculo. Entre tanto, el aeródromo militar de Caselle está iluminado como de día, porque por el rumbo de los aviones ingleses creyeron que llegaba una escuadrilla de bombarderos trasladados desde Udine. Tampoco en Génova hay daños de instalaciones industriales, y pocos heridos. La incursión demuestra a los ingleses que la mira del bombardeo Wimperis es imprecisa, y de ahí nacerá la idea del general Arthur Harris de proceder a bombardeos "en alfombra". A los italianos les queda la prueba de que los sistemas de alarma y defensa son absolutamente ineficaces. Mussolini escribe pronto a Hitler pidiéndole 50 baterías antiaéreas, y le anuncia que ha ordenado como represalia "un bombardeo masivo de la Francia meridional".


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Mensaje por Erich Hartmann » Jue Jun 30, 2005 11:31 pm

EL CUARTEL GENERAL DE LAS FUERZAS ARMADAS ITALIANAS COMUNICA...

Boletín de guerra núm. 1 (12 de junio)

El Cuartel General de las Fuerzas Armadas italianas comunica: A las 24 horas del día 10, el previsto despliegue de las fuerzas de tierra, mar y aire fue realizado ordenadamente. Unidades de bombardeo de la Aviación Real escoltadas por formaciones de caza han efectuado, con las primeras luces del alba de ayer y al ocaso, violentos bombardeos sobre instalaciones militares de Malta con visibles resultados, volviendo ilesas a las respectivas bases. Entre tanto, otras unidades salieron en reconocimiento sobre el territorio y los puertos de África septentrional. En el límite de Cirenaica un intento de incursión por parte de la aviación inglesa ha sido rechazado. Fueron abatidos dos aviones enemigos.

Boletín de guerra num. 2 (13 de junio)

El Cuartel General de las Fuerzas Armadas italianas comunica: Desarrollando el plan previsto, la Aviación Real ha efectuado otras acciones de bombardeo sobre bases aéreas y navales enemigas. De particular importancia fue la acción sobre Bizerta y la acción nocturna sobre Tolón. En Bizerta fueron provocados vastos incendios, se comprobaron daños a las instalaciones y fueron alcanzados aviones en tierra, nueve de los cuales pueden considerarse inutilizados. Todos nuestros aparatos volvieron a las respectivas bases.

En el Mediterráneo, nuestros submarinos han torpedeado un crucero v un petrolero enemigos de 10.000 toneladas. En Tobruk, cerca del límite de Cirenaica, fue rechazado por nuestras fuerzas de tierra, mar y aire un intento de ataque aeronaval inglés; leves daños a las instalaciones y hundimiento de un pequeño dragaminas nuestro.

En África Oriental Italiana, incursiones aéreas enemigas sobre los aeródromos de Asmara, Gura, Adi Ugri y Agordat. Leves daños materiales y una decena de muertos entre nacionales e indígenas agregados a los campos. Por posteriores comprobaciones, los aeroplanos abatidos por nuestra caza en la jornada de ayer en el cielo de Cirenaica suben a seis seguros. Aviones enemigos, probablemente ingleses, han realizado vuelos nocturnos sobre algunas ciudades de Italia septentrional; las bombas lanzadas sobre Turín, ciudad abierta, han causado pocos daños y algunas víctimas en la población civil. De esta acción enemiga se dará un informe detallado.



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Mensaje por Erich Hartmann » Vie Jul 08, 2005 1:51 am

El bombardeo naval de Génova

El mecanismo de la guerra se ha puesto en marcha. La noche del 12 al 13 los aviones italianos bombardean Hiers, Saint-Raphael, Calví, Bizerta, Bastía y Tolón, y el ataque a la más importante base de la marina francesa provoca el desquite. El almirante Darlan ordena ejecutar la operación prevista, y a las 21 horas del 14 dejan la rada cuatro cruceros de 10.000 toneladas, armado cada uno con ocho piezas de 203, y once grandes destructores de 2.700 toneladas armados con piezas del 138, precedidos por cinco submarinos que van a emboscarse entre La Spezia y Génova.

Según los planes, el Foch y el Algérie se dirigen a Vado, y el Dupleix y el Colbert a Génova. A las 4,30 el primer grupo abre fuego sobre los depósitos de combustible de Vado, defendidos con escasa eficacia por algunas baterías costeras y un tren blindado. La segunda formación bate la zona portuaria de Génova. Las baterías costeras tardan en responder, y sale al ataque un viejo torpedero, el Calatafimi, sorprendido mientras minaba los accesos al Cabo Arenzano. El teniente de navio Giuseppe Brignole intenta el ataque lateral: "Dadas las condiciones atmosféricas, esperaba no ser descubierto por el enemigo y poder lanzar los torpedos a la mínima distancia". La niebla y la luz ayudan al Calatafimi, que se acerca durante cinco minutos hacia el adversario sin ser avistado. El viejo torpedero larga sus torpedos a la distancia de 3.000 metros. El comandante tiene la impresión de haber alcanzado a una unidad enemiga, pero ha sido la batería Mameli de Génova la que ha acertado al destructor Albatros. El último lanzamiento del Calatafimi no tiene éxito: un tubo no está en condiciones de funcionar, y del otro no sale el torpedo y queda "mitad fuera y mitad dentro".

Van al ataque en aguas de Vado las lanchas rápidas (MAS), que obligan a los franceses a alejarse. Los daños son escasos: 32 disparos del 203 han acertado a la Monteponi de Vado y causado nueve muertos y 36 heridos; pocos daños en Genova y nada serio en Cairo Montenotte, bombardeado por nueve aviones franceses. La escuadra enemiga se retira sin ser molestada por la aviación, que despega a las tres horas, retraso que se convertirá en regla durante la guerra. La incursión francesa a los puertos italianos es juzgada por Mussolini casi como una broma. ¿Cómo es posible —se pregunta la gente— que un país prácticamente de rodillas como Francia se atreva a tanto? El mismo 15 de junio Mussolini hace cursar al Estado Mayor del ejército la orden 1.061; lanzar lo antes posible "pequeñas operaciones ofensivas" para apoderarse de posiciones al otro lado de las fronteras de donde facilitar "nuestras futuras salidas ofensivas en más grande estilo".

Recibida la orden el 15 de junio, el mando de los ejércitos I y IV ordena se efectúen operaciones locales que en días sucesivos darán lugar a algunos encuentros de patrullas. La misma tarde del 15 el comandante del VII Ejército ordena efectuar, empezando en la noche entre el 17 y el 18 de junio, una acción ofensiva para apoderarse de la cabecera del torrente Guil.

En la jornada del 15 Hitler comunica a Mussolini que rehúsa totalmente la colaboración de tropas italianas en las operaciones alemanas en Francia, como se le ha ofrecido. Mussolini, ofendido en su amor propio, llama a Badoglio y le ordena atacar el 18 de junio por todo el frente de los Alpes. Badoglio replica que es absolutamente imposible transformar en dos días el despliegue defensivo de dos ejércitos en despliegue ofensivo, al menos por la necesidad de colocar en vanguardia casi toda la artillería.

Mussolini replica ásperamente: "La decisión de atacar Francia es una cuestión política de la cual sólo yo tengo la decisión y la responsabilidad", y termina: "Yo mismo daré órdenes al jefe del Estado Mayor del Ejército".

En verdad da órdenes al mariscal Graziani, pero debe aceptar que se concedan diez dias a la preparación. De hecho, el 16 de junio el Estado Mayor del Ejército envía al mando del Grupo de Ejércitos Oeste la orden 1.875 con la que se impone preparar dos operaciones ofensivas, desde el Pequeño San Bernardo y el alto de la Magdalena. que se lanzarán diez días después del 16 de junio.

En la madrugada del 17 de junio Hitler hace comunicar a Mussolini por teléfono la noticia de que Francia ha pedido, a través del gobierno español, "que se le hagan conocer las condiciones para un armisticio". La noticia provoca preocupación y euforia en Roma. A la; 15.30 el general Roatta trasmite personalmente al general Battisti, jefe de Estado Mayor del Grupo de Ejercito Oeste: "A continuación noticias relativas capitulación Francia, en vista situación determinada conviene mantener presión en todo el frente y evitar que enemigo retroceda sin saberlo nosotros y para estar dispuestos hostigar su retaguardia". En contradicción con esta orden, sugerida por la falaz ilusión de que las tropas francesas se retirarán sin combatir, el Estado Mayor cursa la orden 1.926 que, modificando la orden 1.875, ordena preparar no dos, sino tres operaciones ofensivas, incluyendo también una sobre la Riviera, para efectuarse "no más tarde del 23 del corriente".

A las 18,10, todavía del 17 de junio, Roma llama al mando del Grupo de Ejércitos Oeste: "Las hostilidades con Francia se suspenderán al recibo de la presente orden".

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Mensaje por Erich Hartmann » Lun Jul 18, 2005 7:19 pm

Hitler rechaza las pretensiones de Mussolini

El mando del I Ejército ordena a las 18,30 al comandante del sector Germanasca-Pellice que no efectúe la operación para la que cuatro batallones alpinos y cuatro baterías de montaña iban a saltar desde las lomas de la frontera. Las tropas reciben esta noticia con estupor, seguido naturalmente por un estado de euforia. Se cree que la guerra ha terminado aun antes de haber tenido comienzo.

Entre tanto, el 18 Hitler y Mussolini se encuentran en Munich para discutir las condiciones del armisticio. Según sugieren los militares, el Duce lleva consigo una larga lista de peticiones: desmovilización del ejército francés, entrega de todo el armamento, ocupación hasta la línea del Ródano, y cabezas de puente en Lyon, Valence y Aviñón; Córcega, Túnez y la Costa de los Somalíes ocupadas; posibilidad de ocupar en cualquier momento los puntos estratégicos del territorio metropolitano y del Imperio, y libre uso de las comunicaciones; ocupación de las bases navales de Argel, Oran, Mers-el-Kebir, Casablanca y Beirut; entrega inmediata de la flota; obligación de no realizar destrucciones en el territorio que se ha de ocupar; denuncia de la alianza con Inglaterra; desarme y disolución de las formaciones militares extranjeras.

Pero Hitler no está de acuerdo con las odiosas e inmerecidas pretensiones italianas y, con gran desilusión de Mussolini, poda notablemente la lista de sus peticiones. Dice en realidad que no quiere imponer a Francia una paz de aniquilación y pide a su aliado italiano que se convenza de que si se satisfacen sus peticiones, se incitará al gobierno francés a seguir la guerra en las posesiones de ultramar. Aunque Mussolini insiste en que al menos le sea entregada la flota francesa, Hitler se opone terminantemente porque, afirma, esta cláusula haría derrumbarse todo.

La tarde del 19 Mussolini vuelve de Munich a Roma contrariado y decepcionado. El Führer ha rehusado que se lleven a cabo las negociaciones de armisticio conjuntamente por Alemania e Italia en sesión única. Sólo ha concedido no considerar operante el armisticio que Alemania Federal firmará con Francia hasta que no esté firmado también el armisticio entre Italia y Francia. El armisticio que firmarán Alemania y Francia, hasta que Italia y Francia no lleguen también al armisticio.

Mussolini debió considerar absurdo firmar un armisticio para concluir una guerra declarada, pero no combatida; de hecho, en Francia, se decía que no tenía sentido, puesto que no había habido guerra. Para salir del callejón sin salida había que hacer algo, y el Estado Mayor pensó que sería suficiente realizar las "pequeñas operaciones ofensivas" ordenadas el 14 de junio con la orden 1.601.

Así, a las 20.50 del mismo 19 de junio, Roatta telefonea al general Battisti: "Reemprender inmediatamente operaciones ofensivas en lodo el frente alpino. Atacar de nuevo y en todas partes al enemigo y perseguirlo con la máxima decisión y arrojo".

El mando militar del IV Cuerpo de Ejército ordena al S.er Regimiento de alpinos que prosiga al día siguiente la operación del alto Guil, interrumpida la noche del día 17. Así, el día 20 comienzan las hostilidades efectivas, después de un singular armisticio de cuarenta y ocho horas.


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Mensaje por Erich Hartmann » Lun Jul 18, 2005 10:48 pm

Batalla de ruptura

Pero, al parecer, Mussolini no se contenta con "pequeñas operaciones ofensivas"; en la mañana del día 20 ordena a Badoglio que, al día siguiente, ataque en todo el frente de los Alpes. Este rehúsa; las escaramuzas duran hasta el atardecer y terminan con la orden que reciben los Cuerpos de Ejército I y IV de atacar al día siguiente. Por las protestas del general Pintor, comandante del I, se le autoriza a no atacar hasta el 22.

Se trata de emprender, de una hora a otra, una de esas batallas de ruptura de un frente fortificado y continuo, desaprobadas en la primera guerra mundial, con la diferencia de que aquéllas se prepararon durante meses y contaron con un despliegue grande de la artillería, mientras ahora hay que obrar sin preparación y casi sin artillería. Los soldados que cuarenta y ocho horas antes creían que la guerra había terminado, se ven obligados a atacar fortificaciones prácticamente inexpugnables. Por otra parte, los franceses están decididos a defenderlas y, para los italianos, no se tratará, como preveía la optimista orden del general Roatta, de "perseguir" al enemigo, sino de afrontarlo en condiciones de inferioridad. En efecto, ante las fortificaciones francesas, la superioridad numérica se volatiliza. Sin embargo, comienza el ataque deseado por Mussolini.

A partir del 20 de junio, en el sector de Germanasca-Pellice, del 21 en el resto del frente del IV Ejército y del 22 en el frente del I, la infantería y los alpinos, avanzando, sobre todo en las zonas más elevadas, bajo la lluvia y la tormenta, y marchando sobre la nieve alta y fría, superan la zona de los puestos avanzados franceses, defendidos valerosamente por las S. E. S, (divisiones de exploradores esquiadores), con el apoyo de la artillería de campaña y de los fuertes, y llegan casi en todas partes hasta las fortificaciones principales.

Desde el Pequeño S. Bernardo y la zona adyacente, los alpinos de las divisiones Tridentina y Taurinense y unidades motorizadas de la División Trieste llegan al fondo del valle Isére, hasta las mismas fortificaciones de Bourg St.-Maurice.

En el sector de Moncenisio, una columna (el Batallón alpino Susa y el XI de Camisas Negras) logra bajar por el glaciar del Rocciamelone a Bessans en el valle del Are y luego avanzar sobre Lanslebourg y Thermignon; la división Cagliari, bajando por el Piccolo Moncenisio, llega a Bramans, en el fondo del Valle del Are, mientras la División Brénnero afronta los fuertes del Moncenisio.

En el sector de Bardonecchia, el Batallón alpino Val Dora, después de ocupar la Belle Plinier y M. Rond, se alarga hasta más arriba de Modane, y las tropas de la División Superga avanzan varios kilómetros hacia las fortificaciones de Modane.

En el sector de Monginevro, unidades de las divisiones Sforzesca y Assietta pasan la frontera y avanzan hasta que son detenidas por el fuego de los fuertes de la plaza de Briancon.

En el sector de Germanasca-Pellice, los alpinos, después de rechazar a los esquiadores franceses que combaten con valentía, llegan hasta las defensas de Abrios.

En el frente del I Ejército, la 1.a Agrupación de los alpinos y la División alpina Cunéense ocupan la entrada del valle Ubaye; las divisiones Forlí y Acqui avanzan por las crestas del puerto de la Magdalena, ocupando Larche; la División alpina Pusteria, que parte de la retaguardia, no puede emprender la acción hasta el día 23; en dos días, avanza más de cuatro kilómetros en la zona que separa la cuenca del Ubaye de la del Tinea a más de 2.500 metros de altitud.

La División Livorno llega al fondo del valle de Tinea e Isola; la 1.a Agrupación de los alpinos y la División Ravenna pasan la línea fronteriza entre el alto Vesubie y el valle de la Roja, llegando a Roquebillié y Ponían. Las divisiones Modena y Cosseria atacan la línea de la Riviera en una zona muy fortificada, y la Cosseria ocupa Mentone y sigue avanzando.


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Mensaje por Erich Hartmann » Lun Jul 18, 2005 10:57 pm

El armisticio de Villa Incisa

En cuatro días de combate, el resultado alcanzado es bastante pobre, a un abismo de distancia del ritmo de marcha de la Wehrmacht. No se ha logrado más que hacer algún rasguño a la línea defensiva francesa. De todas formas, la guerra francoitaliana ha concluido y puede ser instructivo, para un juicio general, conocer el total de las pérdidas sufridas por ambas partes: los italianos, 631 muertos, 616 desaparecidos, 2.631 heridos y congelados; los franceses, 37 muertos, 42 heridos y 150 desaparecidos.

Mientras seguía el combate en los Alpes, en Compiégne, la delegación francesa firma el armisticio con Alemania. Al día siguiente, la misma delegación llega a Roma para repetir la ceremonia.

El encuentro de los franceses, mandados por el general Huntziger, y de los italianos, a cuyo frente está Badoglio, es correcto y civil. El texto reducido del armisticio tranquiliza a los franceses que esperaban algo peor. Al día siguiente se firma en Villa Incisa. Después, Huntziger dice a Badoglio: "Permítame darle las gracias por el alto estilo con que ha dirigido las negociaciones y asegurarle que en nuestros ambientes militares goza de inmensa estima". "Gracias —responde Badoglio—, sus votos son los míos. Francia es una gran nación con una historia gloriosa y estoy seguro de que no lo será menos en el porvenir".

Fin de la campaña de Francia. Recuento de víctimas

El 25 de junio, a las 0,35 horas, cesan las hostilidades. Las tropas alemanas se repliegan para volver a la línea de demarcación establecida por los tratados. En total, la guerra ha costado a los franceses 120.000 muertos; a los belgas, 7.000; a los holandeses, 2.890, y a los ingleses. 3.500. Por su parte, en cuarenta y cinco días de campaña, los alemanes cuentan con 111.034 heridos y 18.384 desaparecidos, a los que hay que añadir los 631 italianos caídos en los Alpes.

Así se cierra el primer gran capítulo de la segunda guerra mundial. Francia ha quedado borrada del número de las grandes potencias. Hitler es el amo del continente europeo desde el Vístula al Atlántico. Sólo Inglaterra sigue oponiendo resistencia, pero su suerte parece echada, ya que los Estados Unidos y la Unión Soviética, que son las otras dos grandes potencias, parecen decididas a permanecer apartadas del conflicto.


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Englishpilot
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Mensaje por Englishpilot » Jue May 29, 2008 12:33 am

esta batalla me parece una de las mas decisivas, conozcoa un italiano que es veterano de la misma...

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