Guderian, Rommel, la desobediencia y el éxito

La guerra en el oeste de Europa

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Guderian, Rommel, la desobediencia y el éxito

Mensaje por José Luis » Mié Oct 24, 2007 10:30 am

¡Hola a todos!

No sería ninguna exageración decir que la campaña del Oeste de mayo-junio de 1940, dejando a un margen los errores cometidos por el mando francés, se decidió en gran medida por dos conductas de desobediencia que tuvieron lugar en el centro de gravedad del ataque alemán, es decir, dentro de las filas del Panzergruppe von Kleist, concretamente en el XIX Cuerpo de Guderian, y del Cuarto Ejército de von Kluge, en concreto en el XV Cuerpo de Hoth. Los protagonistas fueron Guderian, a quien le concedo una matrícula de honor en la osadía de su desobediencia, y Rommel, al que doy una nota menor, sobresaliente, debido no a que su osadía fuera menor, sino a que sus responsabilidades eran las de un comandante de división, mientras que Guderian lo era de cuerpo de ejército. Además, Guderian en esta campaña fue algo así como el fantasma vengador de Erich von Manstein.

Aquí no pretendo escribir sobre la campaña que llevaron a cabo las formaciones blindadas del Heeresgruppe A de von Rundstedt, pero quiero citar dos libros que son lo mejor que yo conozco en la literatura que trata esas operaciones: la historia oficial alemana es la mejor historia operacional de la campaña que yo he leído, Karl-Heinz Frieser, The Blitzkrieg Legend. The 1940 Campaign in the West (Maryland: Naval Institute Press, 2005), 507 páginas. El libro fue publicado por vez primera como la historia oficial alemana en 1995 con igual título en alemán, Blitzkrieg-Legende. Der Westfeldzug 1940. Frieser es coronel del Bundeswehr e historiador jefe de los departamentos de la I y II guerras mundiales en el Instituto de Investigación de Historia Militar del Bundeswehr de Potsdam (Militärgeschichtlichen Forschungsamt, comúnmente abreviado como MGFA). El trabajo de traducción corrió a cargo de Jonh T. Greenwood, con la ayuda de Frieser, comenzando en 1996, cuando el primero era jefe del Field Programs y de la Historical Services Division del U.S. Army Center of Military History. Greenwood se doctoró en historia militar y de aviación por la Kansas State University. Su trabajo de traducción es un auténtico ejemplo de lo que deben ser las traducciones de este tipo de obras, completado además con la hercúlea tarea de buscar exactamente en las versiones inglesas, cuando las hay, las numerosísimas citas, notas y bibliografía que Frieser realizó en su original alemán.

El coronel Robert Allan Doughty publicó su libro, The Breaking Point: Sedan 1940 and the Fall of France (Hamden, Conn.: Archon Books), 374 páginas, en 1990 y, que yo esté enterado, fue el primer autor en desmitificar el famoso topic de la Blitzkrieg y demostrar cómo en realidad la famosa ruptura de Sedán no fue obra principal de los panzers sino de la infantería alemana, ruptura conseguida por unidades tamaño compañía. Al igual que Frieser, Doughty utiliza fuentes primarias y examina las distintas doctrinas militares de Francia y Alemania en el periodo de entreguerras, dando cuenta táctica de las operaciones en Sedán.

Bueno, tras este inciso bibliográfico, quiero dar cuenta de las desobediencias citadas.

Probablemente Guderian se sintió bastante decepcionado cuando se enteró de que von Kleist iba a ser el comandante en jefe del Panzergruppe del Heeresgruppe A. Y tenía razones para ello, pues, más allá del injustificable papel primordial que se atribuyó, en su autobiografía de posguerra, en el desarrollo de la doctrina blindada de entreguerras, fue una figura central en la creación de las formaciones blindadas en la era Hitler. Además, fue quien mejor comprendió la idea del “corte de hoz” de Manstein en lo tocante al papel del arma blindada, y así lo expresó cuando el futuro mariscal le pidió su parecer de especialista sobre la viabilidad del tránsito blindado por Las Ardenas. Si antes dije que Guderian fue el fantasma vengador de Manstein durante la extraordinaria campaña de Francia, mis razones para ello se basan en que el especialista del blindaje ejecutó, en contra de las órdenes de sus superiores, el requisito esencial que había expresado el genio operacional de Manstein antes de ser relegado por Halder a la comisión de un simple cuerpo de infantería, es decir, velocidad y explotación del éxito sin mirar a izquierda ni derecha, una vez conseguida la ruptura en Sedán, para lanzarse hasta la costa del Canal y completar el cerco. Y aunque la historia operacional de la campaña no se desarrolló enteramente de acuerdo a los principios de Manstein, no cabe duda de que Guderian imprimió en ella la marca de Manstein. Así que puede decirse hasta cierto punto que sin estar presente, Manstein no estuvo ausente.

Vamos a hacer una pausa y luego seguimos.
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Mensaje por José Luis » Mié Oct 24, 2007 12:12 pm

Con estos antecedentes no es de extrañar que Guderian se sintiese frustrado. Es muy probable que la elección de von Kleist se debiese al temor que el OKH sentía por el “schneller Heinz” (“rápido Heinz”), pues eran bien conocidas las ideas de “velocidad, sólo velocidad” de Guderian, y por entonces las expectativas de Halder y el Generalstab en un éxito operacional de las formaciones panzer eran más bien pesimistas. No querían a un atrevido comandando el ejército blindado. Lo que aconteció más tarde entre Guderian y von Kleist no tiene antecedentes, que yo conozca, en la historia militar alemana.

Las primeras diferencias entre von Kleist y Guderian tuvieron lugar el 12 de mayo, y versaron sobre el empleo de la Luftwaffe en su apoyo a las formaciones del grupo para el cruce del Mosa. Kleist, a la forma tradicional, quería, de acuerdo con el General der Flieger Hugo Sperrle (el general comandante de la Luftflotte 3), que se realizase un ataque de bombarderos masivo concentrado. Una vez realizados los ataques preparatorios por la tarde, los bombarderos y los bombarderos en picado tenían que eliminar a las fuerzas francesas en el Mosa en Sedán mediante un simple ataque concentrado que duraría veinte minutos. Sin embargo, Guderian pensaba de otra manera. Veamos lo que él mismo nos cuenta que trató con el Generalleutnant Bruno Loerzer (el general comandante del II.Fliegerkorps):

Después de un detallado estudio acordamos que la fuerza aérea podía ser mejor empleada dando a las fuerzas terrestres apoyo continuo durante el cruce: eso significaba ningún ataque concentrado de bombarderos y bombarderos en picado, sino más bien, desde el mismísimo comienzo del cruce y durante toda la operación, ataques continuos y amenazas de ataques contra las baterías enemigas en emplazamientos abiertos; esto obligaría a los cañoneros enemigos a cubrirse tanto de las bombas que fueran arrojadas como de las bombas que esperaban fuesen arrojadas. El programa horario para esos ataques, junto con los objetivos, fueron señalados en un mapa”. [Heinz Guderian, Panzer Leader (Da Capo Press, 2002), p. 98]

Lo que aconteció al día siguiente puede parecer asombroso, pero es esclarecedor del sistema de mando en el ejército alemán de entonces. Guderian subió en la tarde del 13 de mayo a la Colina 266, al sur de Givonne, para contemplar las operaciones de la Luftwaffe. Quedó completamente sorprendido cuando observó que los bombarderos en picado atacaban exactamente como habían acordado él y Loerzer. Esa misma noche llamó por teléfono a Loerzer para agradecerle el excelente apoyo prestado. El de la Luftwaffe le respondió que la orden que había recibido de la Luftflotte 3 ponía todo patas arriba, contando a Guderian, no sin ironía, que de esa forma la orden “digamos, había llegado demasiado tarde”, y por tal motivo se había abstenido completamente de seguirla. La anécdota se cuenta dos o tres páginas más delante de la anterior referencia a las memorias de Guderian, y Frieser da una cuenta más detallada en las páginas 153-155 de su obra anteriormente citada. El plan de dos subordinados, Guderian y Loerzer, prevaleció al de sus dos superiores, Kleist y Sperrle.

Comento ya ahora el inusitado caso del 14-15 de mayo de 1940. Cuenta Guderian en sus memorias al respecto:

El Grupo Panzer von Kleist ordenó un alto a todo avance posterior y a cualquier extensión de la cabeza de puente. Yo no podía ni pude aceptar esas órdenes que suponían el sacrificio del elemento sorpresa que habíamos conseguido y de todos los éxitos iniciales que habíamos logrado. Por tanto, me puse en contacto, personalmente, primero con el jefe de estado mayor del Grupo Panzer, coronel Zeitzler, y como esto no era suficiente con el mismo general von Kleist, y solicité que la orden de parar fuese cancelada. La conversación se volvió muy acalorada y repetimos nuestros argumentos varias veces. Finalmente, el general von Kleist aprobó que el avance continuase otras 24 horas para que se pudiera adquirir el suficiente espacio para el cuerpo de infantería que venía detrás” (Guderian, Op. cit., p. 107).

La realidad, sin embargo, no fue al parecer como la cuenta Guderian. Frieser lo explica muy bien en sus páginas 206-207. En la noche del 12 de mayo de 1940 tuvo lugar una gran discusión entre Kleist y Guderian sobre la expansión que debía tener la planeada cabeza de puente en Sedán. Kleist creía que era suficiente una profundidad de 6 a 8 kilómetros a lo largo de la línea Noyers-Pont-Maugis-Chéhéry; Guderian quería una cabeza de puente operacional con una profundidad de casi 20 kilómetros, incluyendo la punta septentrional del macizo de Stonne (donde se habría de dar posteriormente la que quizás fue la más cruenta batalla de toda la campaña). Para Guderian la profundidad deseada por Kleist era insuficiente para mover su cuerpo panzer de casi 22.000 vehículos, y además era necesario capturar esa punta norte de Stonne antes de que el enemigo la pudiese utilizar como plataforma para su temido contraataque. Esto era realmente lo que había aconsejado Manstein, es decir, que después de cruzar el Mosa en Sedán no se cerrara el flanco izquierdo pasivamente, sino que una parte de las fuerzas de ruptura empujase inmediatamente hacia el sur, directamente al medio del área donde se pensaba que el enemigo realizaría su despliegue para su contraataque. Guderian había estado completamente de acuerdo con Manstein sobre esta cuestión, y ahora iba a jugarse el cuello para llevarla a cabo. Ni Halder, ni Kleist, ni finalmente Rundstedt estaban de acuerdo con ese movimiento.

Kleist, sin duda anticipando que Guderian podía actuar de propia cuenta, ordenó expresamente una “prohibición definitiva” a la idea de Guderian. Rundstedt visitó a Guderian en Sedán en la mañana del 14 de mayo, y el del blindaje aprovechó la oportunidad para intentar dejar sin efecto la orden de Kleist. Pero le salió mal, y más tarde, exactamente a las 11:45 horas, Rundstedt telefoneó al puesto de mando de Guderian y dejó absolutamente claro a su estado mayor que la orden de Kleist continuaba en vigor.

Lo que aconteció después está escrito en los expedientes del Grupo von Kleist: “XIX Cuerpo, sin embargo, mantuvo su decisión de empujar hacia Stonne” (fuente original: Durchbruch der Gruppe von Kleist, BA-MA, RH 21-1/381, p. 2, 36).

Así que Guderian, un comandante de cuerpo, desobedeció de un golpe las órdenes claras y tajantes de un comandante en jefe de grupo de ejércitos, Rundstedt, y un comandante en jefe de ejército, Kleist, al ejecutar una operación “contraria a las instrucciones expresas”. Sin embargo, los acontecimientos que siguieron le dieron la razón y el éxito, y en vez de hacer frente a un consejo de guerra fue elevado a los altares de la fama. Eso quedó, para justicia del grupo Kleist, igualmente escrito en sus expedientes: “Las medidas no autorizadas tomadas por el general comandante del XIX Cuerpo, General der Panzertruppen Guderian, resultaron en un gran éxito para el Grupo von Kleist, y así para todo el curso de las operaciones, y evitó una gran amenaza” (Ibid., 39).

En otro momento iremos con Rommel.

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Mensaje por José Luis » Mié Oct 24, 2007 7:16 pm

Las circunstancias de batalla permitieron a Rommel desobedecer con más sutileza que Guderian las órdenes de sus superiores. La increíble y no autorizada operación que ejecutó Rommel en la noche del 16-17 de mayo de 1940 le granjeó a su división el famoso apodo francés de “la division fantôme” (“la división fantasma”); a Hitler, según sus propias palabras, una noche sin dormir; a sus superiores (Hoth, Kluge y Rundstedt) el estupor de no saber dónde diablos estaba el maldito Rommel durante la noche del 16 al 17 de mayo; y a Rommel, finalmente, no un consejo de guerra, sino la Cruz de Caballero y la fama imperecedera.

Quien esté interesado en conocer esa operación ofensiva, tal como la contó Rommel, dispone de las memorias del mariscal. En la edición que yo tengo de la versión inglesa, The Rommel Papers (London: Collins, 1953), la cuenta se da en las páginas 17-28. Su lectura, con resultar completamente extraordinaria, no alcanza, sin embargo, a reflejar lo increíble de esta operación que fue, a mi juicio, la quintaesencia de la intrepidez, sin parangón alguno en toda la campaña del Oeste de 1940.

Rommel cuenta en la página 17 de la citada edición (sospecho que cuando tomó esos apuntes prefirió omitir ciertos aspectos comprometedores, pero sólo lo sospecho sin más) lo siguiente sobre el 16 de mayo:

[Al día siguiente, el 16 de mayo de 1940, recibí órdenes del Cuerpo de permanecer en el cuartel general divisional. Las razones me eran desconocidas…..Acababa de discutir el plan para nuestro ataque sobre la Línea Maginot* con mi Ia, cuando apareció el comandante del ejército, coronel general von Kluge. Se sorprendió de que la división todavía no se hubiera movido. Le describí nuestro plan………El general von Kluge dio su completa aprobación a nuestro plan]

Rommel había atacado al oeste el 15 de mayo, y al día siguiente llegó a la frontera belga-francesa, tras la cual estaba la extensión de la Línea Maginot. A las 07:50 horas del 16 de mayo, el cuartel general del Cuarto Ejército, recibió una orden que prohibía muy claramente penetrar esta línea fortificada: “La Directiva del Grupo de Ejércitos, que los elementos de vanguardia no deben por el momento cruzar las fortificaciones francesas al sudeste de Maubeuge y proporcionar una suficiente pantalla de seguridad en el norte, asume una importancia cada vez mayor”. (Frieser, Op. Cit., p. 266).

Ya la noche anterior, el jefe del estado mayor del Grupo de Ejércitos A, von Sodenstern, había dictaminado que un rápido movimiento contra la línea fortificada era impracticable. Los panzers debían reservarse para “misiones posteriores”. También el jefe del estado mayor del Cuarto Ejército comentó que si la extensión de la Línea Maginot resultaba estar fuertemente ocupada, entonces deseaba permitir al Panzerkorps Hoth “descansar y refrescarse”. La penetración se conseguiría con las divisiones de infantería 87ª y 62ª del V Cuerpo de Ejército. En el fondo se trataba de dilucidar el mismo debate que había surgido cuando se llevaron a cabo los ejercicios de mapa para la ruptura de Sedán, es decir, si tenían que ser los panzers o la infantería quien encabezase la penetración. La última palabra la pronunció el Oberbefehlshaber del Oberkommando des Heeres, Generaloberst von Brauchitsch, cuando llegó al cuartel general del Cuarto Ejército en la tarde del 16 de mayo y habló igualmente a favor de dar un rápido descanso a los panzers. Deseaba mantenerlos “atados en corto”. Más aún, rechazó la idea de empujar el avance al oeste y en cambio exigió que fuese protegido el flanco septentrional. Finalmente, temía que las tropas de intervención aliadas que avanzaban en Bélgica pudieran lanzar un contraataque sobre el flanco derecho del Cuarto Ejército.

Escribe Frieser:

[Los archivos muestran datos contradictorios sobre cómo fueron cursadas las órdenes en el Cuarto Ejército en la tarde y noche del 16 de mayo. El informe del Hauptmann i.G. Hans Meier-Welcker parece el más fiable aquí. En su capacidad como oficial administrativo del Cuarto Ejército, acompañó a su comandante en jefe, von Kluge, en un viaje al frente el 16 de mayo y preparó un informe sobre ello. Según ese informe, a las 1225 Kluge ordenó a la 7. Panzer Division avanzar hacia la frontera francesa y explorar la línea fortificada tras ella. Pero enfatizó: “¡Ninguna penetración!” Esta directiva estaba también en concordancia con la orden del ejército para el 16 de mayo: “Montaremos un rápido ataque sorpresa contra las fortificaciones de la frontera francesa solamente si la debilidad de la guarnición promete un éxito seguro. No habrá ningún empuje al oeste más allá de esas líneas, dentro de las áreas de retaguardia del enemigo, sin aprobación del ejército”] (Frieser, Op. Cit., p. 266)

Al no haber recibido por ninguna parte ningún informe de un ataque enemigo sobre el flanco septentrional, von Kluge decidió alrededor de las 1445 horas desviarse parcialmente de las órdenes recibidas del grupo de ejércitos e intentar con los panzers un ataque limitado hacia el oeste. Hoth se apresuró inmediatamente a enviar órdenes a la 7. Panzer Division para perforar las fortificaciones francesas y atacar en dirección de Avesnes. Esta directiva era inicialmente sólo una orden preliminar. La orden escrita del Cuerpo que restringía el tipo de avance en términos de tiempo y lugar llegó tarde al puesto de mando de la 7. Panzer Division. Las consecuencias iban a ser de auténtico alcance porque, en esos momentos, el amigo Rommel y sus panzers ya habían desaparecido.

Mañana continuamos.

*Nota mía. Cuando Rommel cita aquí a la Línea Maginot no se está refiriendo a la verdadera Línea Maginot, que terminaba en La Ferté, sino a lo que se conocía como la extensión de la Línea Maginot, una zona defensiva mucho menos desarrollada. En 1939 la Línea Maginot incluía sectores fortificados entre Longuyon y el Rin, la Extensión Maginot desde Longuyon hasta un punto al sur de Sedán, el sector fortificado de Maubeuge en el norte, y las defensas alpinas adyacentes a Italia. Las defensas del Rin, a menudo incluidas erróneamente en la Línea Maginot Propia, eran realmente varios Sectores Fortificados (SFs) individuales con defensas más ligeras. Añadidos en 1934, los “Nuevos Frentes” incluían nuevos SFs entre Longuyon y Sedán que se convirtieron en una extensión de la Línea Maginot Propia. La Extensión Maginot descansaba sobre el abrupto terreno boscoso de las Ardenas para su defensa. Consistía de un simple SF con dos ouvrages d’artillerie y dos petits ouvrages de nuevo diseño y las clásicas posiciones intermedias. A causa de estas modificaciones, la Extensión Maginot tenía una inherente debilidad que descartaba su integración en la Línea Maginot Propia. [J. E Kaufmann y H. W. Kaufmann, The Maginot Line: None Shall Pass (Praeger Publishers, 1997), pp. 9-10]

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Mensaje por David L » Jue Oct 25, 2007 1:09 am

Está claro que le desobediencia de Guderian y de Rommel llevaron al éxito y al encumbramiento a estos dos militares, pero...¿qué pasó y cómo se lo tomaron los von Kleits Hoth, Kluge y Rundstedt y compañía?

José Luis, tal vez nos lo aclares en tu siguientes relatos.

Un saludo.
Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra... elegisteis el deshonor y tendréis la guerra.

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Mensaje por José Luis » Jue Oct 25, 2007 12:13 pm

¡Hola a todos!

Rommel cruzó la frontera francesa a las 18:00 horas del 16 de mayo en Clairfayts. Ahora podía divisar los contornos bien definidos de la Extensión Maginot con sus búnkeres de cemento, cúpulas blindadas, campos de minas y complejos de alambradas. Frieser dice que cualquier otro general en la situación de Rommel probablemente habría dudado en continuar el ataque, esperando más bien al día siguiente para montar el ataque bajo condiciones más favorables. Al fin y al cabo, se había prometido apoyo de artillería pesada, infantería adicional, y bombarderos en picado de la Luftwaffe. Pero al actuar de esta forma ortodoxa se estaría diciendo adiós al elemento sorpresa. Y Rommel, si se me permite el giro, era el hijo primogénito de la sorpresa. Frieser dice que no pudo resistir la tentación, contraria a las instrucciones de sus superiores, de intentar un repentino ataque sorpresa. Después de todo, dice el del Bundeswehr, la sorpresa le había reportado a Rommel éxitos asombrosos cuando era líder de un equipo de asalto durante la Gran Guerra. Pero ahora quería intentar algo increíble. En palabras de Frieser, “era algo completamente novedoso en la historia militar: un masivo ataque nocturno blindado contra una posición bien fortificada, sin preparación y directamente desde la marcha”. La sorpresa fue completa. Los elementos de vanguardia de Rommel perforaron completamente las primeras líneas del enemigo sobre las 18:30, antes de que éste fuese capaz de reaccionar. Naturalmente, después los defensores franceses del 84º Regimiento de la 101ª División de Infantería de Fortaleza desplegaron una resistencia considerable. Pero en el tiempo transcurrido entre la sorpresa alemana y la reacción francesa, el blindaje de Rommel ya había penetrado las obras fortificadas de campaña francesas en profundidad suficiente como para poder neutralizar algunos búnkeres peligrosos disparando sobre las portillas de los cañones. El fuego de artillería se encargó de neutralizar las partes de retaguardia de la zona fortificada, y los fusileros del batallón motociclista atacaron las posiciones de cañones antitanque y los nudos de ametralladoras bajo la cobertura de las primeras sombras del crepúsculo. Los ingenieros de combate de Rommel realizaron una vez más su principal misión durante la fase de ruptura. Eliminaron fortines de cemento con explosivos manuales y lanzallamas, y abrieron espacios entre los cinturones de las barreras francesas. Por último, destruyeron el blocaje de carretera al oeste de Clairfayts, que consistía de grandes e interconectados erizos de acero. Los panzers penetraron a través de esa brecha profundamente en la zona fortificada, disparando desde la marcha a la manera de Rommel, siguiéndoles detrás los fusileros motociclistas y el batallón de reconocimiento. Sobre las 23:00 horas penetraron una segunda línea fortificada en Solre-le-Château. Ahora, con la luz de la luna, los hombres de la 7. Panzer Division contemplaban el terreno abierto delante de ellos. La impresión causada la comenta Rommel en la página 20 de sus memorias, cuando compara este espectáculo, una ruptura, con el de hacía veintidós años, cuando los alemanes habían quedado estancados en la misma área durante cuatro años y medio. Ya no era un hermoso sueño, dice Rommel, sino una realidad.

Más adelante Rommel fue a caer frontalmente ante una posición artillera francesa que abrió fuego sobre sus hombres, y ante esa difícil situación el futuro mariscal de campo tomó una de sus típicas decisiones: escapar hacia delante, ordenando a sus panzers que se lanzaran a toda velocidad sobre los cañones franceses disparando los suyos continua y completamente. Otra vez, ante el asombro francés por semejante inusitada reacción, el éxito fue completo.

Quien esté leyendo estas líneas o quien lea la cuenta de Rommel en sus memorias en relación a estas operaciones, debe tener presente que todos estos movimientos se estaban llevando a cabo ya en plena noche. Más tarde veremos la importancia de este hecho.

Tras neutralizar y superar la posición artillera francesa, nuestro amigo Rommel echó mano de su intuición y actuó bajo los mismos principios básicos de Guderian. Quiero llamar la atención sobre el desconcierto que puede causar en algunos lectores el hecho de que Rommel, que no pertenecía al arma blindada, se desenvolviera en las Schnelle Truppen como si hubiera operado en ellas durante toda su carrera. La explicación, sin embargo, es bien sencilla. Rommel se formó y curtió como líder de tropas de asalto durante la IGM, y los dos principios rectores de su liderazgo en las operaciones fueron siempre la rapidez y la sorpresa. Curiosamente, los mismos que aplicaría Guderian en toda su filosofía operacional. Y es que su “La Infantería Ataca” llevaba publicada muco tiempo antes de que comenzase la IIGM.

Bien, el asunto era que, al igual que pensaba Guderian, si no se explotaba rápidamente con un ataque profundo en territorio del enemigo, entonces el éxito de una ruptura quedaba en nada. Y Rommel, por su cuenta y riesgo, decidió atacar camino de Avesnes a pesar de la noche. Dice Frieser que la casualidad quiso que la 5ª División de Infantería Motorizada francesa hubiese levantado campamento nocturno en la carretera de Rommel. Había estacionado sus vehículos a izquierda y derecha, a ambos lados de la carretera, cuidadosamente alineados. Y en el medio pasaban la noche elementos de la 18ª División de Infantería y 1ª División Blindada francesas. El sueño de los franceses debió convertirse en pesadilla cuando fueron despertados por el estridente ruido de los panzers de Rommel y el tronar de sus cañones que se lanzaron a través de los vehículos enemigos (“que estaban alineados como blancos en una galería de tiro”, dice Frieser) sembrando el pánico y el terror entre las filas francesas. Escenas tan apocalípticas entre las tropas francesas como las que se dieron en esta ocasión de la noche del 16-17 de mayo en la carretera de Solre-le-Château a Avesnes no se volvieron a repetir en la campaña de Francia. Rommel no se detuvo hasta que sus hombres se apoderaron de las colinas al oeste de Avesnes. En el proceso había perdido el contacto con sus columnas, por lo que decidió esperar un buen rato hasta que se le unieran. Esta vez el sorprendido fue Rommel. Se comenzaba a escuchar el ruido de los tanques que se acercaban (los nuestros, pensaría Rommel); pero los que llegaban no eran panzers alemanes sino tanques franceses, en concreto los últimos 16 tanques que le habían quedado a la 1ª División Blindada tras ser diezmada en la batalla de tanques de Flavion, y entre ellos venían algunos Char B. Ese grupo blindado francés atacó al batallón panzer que estaba en Avesnes, y Rommel tuvo que desistir temporalmente de su avance y enviar refuerzos en ayuda de su batallón. Más tarde, sobre las 04:00 horas los alemanes ponían un final victorioso a los combates en las calles de Avesnes, mientras que los últimos tres tanques franceses supervivientes emprendían la retirada.

En su frenesí, Rommel no se detuvo, sino que clavó su ambición en Landrecies, que tenía a 18 kilómetros de distancia, y en el puente crucial que allí había sobre el río Sambre. Por enésima vez sorprendió a los franceses, capturando el puente a las 06:00 horas. Más allá del frenesí, en realidad como un poseso, Rommel no permitió parar a sus tanques hasta que éstos alcanzaron las colinas al este de Le Cateau a las 06:30 horas. Y supongo que el suabo continuaría su odisea si no fuera porque se había quedado sin fuel y munición. A medida que amanecía, también amanecía en la mente de Rommel la verdadera situación en la que se encontraba. Sólo entonces comprendió que había avanzado casi 50 kilómetros, a vuelo de pájaro, ¡tan sólo con su destacamento de vanguardia! El grueso de su división, incluyendo los dos regimientos de infantería, ¡estaba todavía en la Extensión Maginot en territorio belga, durmiendo la noche!

Uno se puede imaginar el estado de excitación que debía reinar en el puesto de mando de la 7. Panzer Division que había quedado atrás, en Froid-Chapelle. El Major i.G. Heidkämper, oficial de operaciones de Rommel, era el único hombre que allí estaba al mando, y yo lo estoy imaginando diciendo “¡Tierra, trágame!” cuando, incapaz de dar una respuesta aceptable, estaba recibiendo una avalancha de comunicados del Cuerpo preguntando dónde demonios estaban Rommel y sus panzers. A las 22:30 horas llegó una orden escrita del Cuerpo dando permiso para la continuación del ataque a través de las fortificaciones de la frontera solamente en la mañana del 17 de mayo: “7. Panzer Division cruzará la línea alcanzada al anochecer del 16 de mayo a las 0800 y, como primer objetivo de su ataque, tomará Avesnes y luego esperará para un avance posterior en la dirección hacia Landrecies”. (Frieser, 271)

El contacto por radio con el escalón de mando de Rommel se había perdido de forma bastante misteriosa. Frieser dice que como se han preservado todos los radiomensajes emitidos por la 7. Panzer Division durante esa noche, “uno puede esclarecer algunas cosas que simplemente no riman”. ¿Qué quiere explicar Frieser? Pues sencillamente que Rommel, de todas las veces que se intentó contactar con él, solamente no se consiguió hacerlo “durante las fases en que él mismo no deseaba ser detenido por sus superiores bajo ninguna circunstancia”. Se había perdido el contacto radial durante varias horas, y no se había recuperado hasta las 03:40 horas del 17 de mayo. Lo que parece paradójico, según Frieser, en tanto en cuanto Rommel, en el momento de su último contacto, había avanzado 15 kilómetros más al oeste. Desde un punto de vista meramente técnico, eso difícilmente podría haber mejorado la situación del contacto radial. El asunto es que Rommel no volvió a intentar el contacto radial hasta que el combate por Avesnes estaba prácticamente decidido y hasta que pudo presentar un hecho consumado. Lo cierto es que, paradójicamente, Rommel sí tuvo un “buen contacto” con el escalón de mando del batallón de fusileros motociclistas, ¡que formaba parte de su destacamento de avance! A las 04:20 horas, Heidkämper recibió una orden urgente del Cuerpo en el puesto demando de la división: “No avancen más allá de Avesnes” (Frieser, 271)

Y en esos momentos el escalón de mando de Rommel estaba casi en el mismo lugar donde había aceptado el radiomensaje de las 03:40 horas. Pero ahora el contacto se volvía a perder de forma misteriosa. El Estado Mayor de Operaciones del Cuerpo Panzer de Hoth también había radiado varias veces: “Deténganse inmediatamente”. Pero todo en vano, pues Rommel no podía ser localizado. Confieso que solté una amplia carcajada cuando leí por primera vez que, rizando el rizo, Rommel también perdió ahora el contacto con su puesto de mando de la división. Y todavía me río. El suabo sabía perfectamente lo que se traía entre manos. Me imagino que también sabría las consecuencias en caso de fracaso de su operación. En el ínterin, Heidkämper siguió estrictamente las órdenes del Cuerpo y ordenó a la división avanzar hacia Avesnes alrededor de las 08:00 horas del 17 de mayo.

Y entretanto Rommel había avanzado tan lejos que ahora sí ya era imposible todo contacto por radio. Lo que le sorprendió sobremanera fue saber que su división se había quedado atrás, pues imaginaba que le seguía los pasos al destacamento de avance camino de Landrecies. Por esta razón Rommel decidió a las 07:00 horas entregar el mando del destacamento de avance al Oberst Karl Rothenburg, el comandante del Panzer-Regiment 25, mientras que él se lanzaba en su vehículo de mando de vuelta nuevamente camino de Avesnes a buscar a su división, escoltado solamente por un Panzerkampfwagen-III. En este viaje, que podéis leer en sus memorias, tuvo lugar la aventura más extraordinaria de un casi solitario Rommel peleando contra los franceses que se topaba y conminándoles a que se rindiesen. ¡Qué fácil hubiese sido que Rommel acabase sus días de un disparo perdido en esta loca odisea! Pero la suerte acompaña a los valientes. Rommel siempre la fatigó hasta el final de sus días. Lo cierto es que al final de esta increíble peripecia, Rommel llegó a Avesnes escoltado por un convoy de 40 camiones franceses. Por fin, todo volvía a la “normalidad”. Descansaban los hombres de la 7. Panzer Division, descansaban los mandos del Panzerkorps Hoth, descansaban los mandos del Cuarto Ejército, descansaban los mandos del Heeresgruppe A, el OKH, el OKW y Hitler. No sólo para los franceses, sino también para todos ellos, la noche del 16-17 de mayo de 1940 hubo una “división fantasma”: la 7. Panzer Division de Rommel.

Las consecuencias de la intrepidez de Rommel fueron de categoría. Superó la Extensión Maginot, atacó la Línea Sambre-Oise, capturando el importante puente de Landrecies incluso antes de que las tropas francesas en retirada fuesen capaces de levantar posiciones defensivas detrás del río. Acabó con el II Cuerpo francés, que prácticamente se disolvió víctima del pánico. Remató a la 1ª División Blindada francesa, una unidad de elite. Baqueteó a elementos de la 8ª División de Infantería, la 4ª División de Caballería Ligera, la 1ª División Mecanizada Ligera, la 1ª División de Infantería Norafricana, y la 9ª División de Infantería Motorizada. Unos 10.000 soldados franceses fueron hechos prisioneros en este sector el 17 de mayo, 3.500 de los cuales cayeron en manos de la 7. Panzer Division a pesar de que Rommel no tenía tiempo para hacer prisioneros. Rommel, por su parte, perdió entre el 16 y 17 de mayo 40 muertos en acción y 75 heridos.

Concluyo con la siguiente sentencia de Frieser: “El ataque de Rommel también parece importante como parte del desarrollo hacia la guerra de movimiento operacional moderna. En esta particular campaña, representa el ejemplo extremo de la transición del mando de combate linear a no-linear. Después de todo, el destacamento de avance había empujado, como una isla móvil, avanzando a través de las áreas de retaguardia del enemigo docenas de kilómetros, sin protección de flanco, e incluso sin contacto con la división en retaguardia. El elemento del shock psicológico se había convertido en el arma más eficaz”. (Frieser, 273)

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Mensaje por José Luis » Jue Oct 25, 2007 5:20 pm

¡Hola a todos!
David L escribió:Está claro que le desobediencia de Guderian y de Rommel llevaron al éxito y al encumbramiento a estos dos militares, pero...¿qué pasó y cómo se lo tomaron los von Kleits Hoth, Kluge y Rundstedt y compañía?

José Luis, tal vez nos lo aclares en tu siguientes relatos.

Un saludo.
David, ¿tú crees que existe el comandante capaz de no sumarse a las felicitaciones de sus subordinados cuando éstos consiguen un éxito tan extraordinario, que además redunda en beneficio propio?

No sé realmente qué podían sentir los superiores de Guderian y Rommel aparte de sincero regocijo. Cierto que Kleist aún se las vio con Guderian, quien le ofreció su cargo y el primero se lo aceptó, teniendo que intervenir List. Pero la campaña de Francia fue finalmente una enorme fiesta para todos esos comandantes. Kleist recibió la Cruz de Caballero porque los hombres de Guderian rompieron Sedán y cruzaron el Mosa. Hoth debía estar en la gloria cuando supo que Rommel finalmente estaba a salvo y le brindaba manzana de oro en bandeja de plata. Rundstedt y Kluge mariscales de campo. Y así sucesivamente.

Sin embargo, como siempre sucede en la vida, también hubo quienes no digirieron muy bien el éxito de Guderian y Rommel, o quizás habría que matizar mejor, quienes no podían aceptar tan fácilmente que la privilegiada situación que ya gozaban Guderian y Rommel con Hitler adquiriera unas connotaciones mayores de las que incluso le eran propias a un mariscal de campo.

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Mensaje por beltzo » Jue Oct 25, 2007 8:04 pm

Hola a Todos:

Lo cierto es que Rommel en general relata la acción de una manera en que casi parece un paseo y tiende a atribuirla mucha menor importancia de la que realmente tuvo lo que para muchos puede llegar a ser bastante engañoso sobre su auténtico alcance. Mención especial merece el instante en que arrima el hombro en la construcción de los puentes sobre el Meuse, como si de un ingeniero más se tratase.

En realidad bien se puede decir que con sus acciones Rommel y Guderian hicieron mucho más que encumbrarse ellos mismos militarmente, lo que hicieron es tirar de toda la werhmacht de manera inequívoca a una victoria sorprendente y sin paliativos, quien sabe si en Rusia no hubiese podido ocurrir algo parecido. Dos generales con un temperamento muy diferente pero con una manera de entender la guerra muy parecida, en ambos casos sorpresa y audacia eran sus máximas y los hechos casi siempre les dieron la razón.

Si se trata de evocar el alcance de lo sucedido en el Meuse en 1940, a mí particularmente, aunque quizá sea algo exagerado, me encanta lo que escribieron en “La guerra que había que ganar” W. Murray y A. R. Millet” Ed crítica 2005: “ [[…] Hoy esta de moda creer que las grandes batallas no importan, o que hechos históricos aislados (tales como las victorias junto al Meuse) tienen poca importancia, son una simple cuestión de facticidad, en comparación con las fuerzas sociales mayores e invisibles que dan forma a nuestro mundo. Sin embargo, la batalla del Meuse, que se libró entre los días 13 y 15 de mayo, inducen a ver el mundo de otra manera. Un número relativamente pequeño de individuos vestidos con uniformes de color gris, en una ciudad de provincias ensangrentada, destruida y obscura, desviaron el curso de la historia hacia cauces más sombríos. La cansada infantería alemana que tomó los altos detrás del Meuse y que abrió el camino para la embestida de los blindados hacia la costa hizo inevitables la caída de Francia, la invasión de Rusia, la solución final y el derrumbamiento de la posición de Europa en el mundo. La victoria alemana estuvo peligrosamente cerca de destruir la civilización occidental”.]
Sin embargo, como siempre sucede en la vida, también hubo quienes no digirieron muy bien el éxito de Guderian y Rommel, o quizás habría que matizar mejor, quienes no podían aceptar tan fácilmente que la privilegiada situación que ya gozaban Guderian y Rommel con Hitler adquiriera unas connotaciones mayores de las que incluso le eran propias a un mariscal de campo.
No solo eso, en el caso de Rommel fue el inicio de una fama que le acompañaría siempre, la de ir por libre y estar poco dispuesto a obedecer órdenes, lo que no deja de ser curioso es que no ocurriera algo parecido con Guderian.

Para saber como reaccionaron sus superiores basta con echar mano de la cita de Ciano: “la victoria tiene mil padres pero la derrota es huerfana”. Afirmación que probablemente nunca fue más cierta que en el caso de Rommel a la vista de todo lo que con posterioridad se ha escrito sobre él.

Saludos
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Mensaje por Kasparov » Jue Oct 25, 2007 9:03 pm

Un excelente post compañero JL.
A pesar de la gran victoria, no por eso deja de ser una acción arriesgada. He aquí la clave del éxto tal vez.
Más arriesgado encuentro yo, por eso, la vuelta de Rommel a Avesnes, toda una odisea.
Sensacional.
beltzo escribió: No solo eso, en el caso de Rommel fue el inicio de una fama que le acompañaría siempre, la de ir por libre y estar poco dispuesto a obedecer órdenes, lo que no deja de ser curioso es que no ocurriera algo parecido con Guderian.
Es que considero que a Rommel no había que darle órdenes, sino dejarle rienda suelta.

P.D: O dejo aquí, el funeral de Rommel.

http://es.youtube.com/watch?v=MSKwqgwUpN0

Saludos
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Mensaje por David L » Vie Oct 26, 2007 1:07 am

Genial post José Luis. Es increible como estos militares revolucionaron el arte militar con sus desacaradas y osadas acciones. Uno no se puede llegar a imaginar a las tropas francesas siendo rebasadas por las fuerzas blindadas y sin tener capacidad de reacción. Realmente formidable.

Un saludo.
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Mensaje por jesus2 » Jue Dic 06, 2007 3:41 am

Buenas madrugadas al foro, tras una larrrrrrrga ausencia.

Tengo en mis manos la corta ( pero interesante ) historia divisionaria que Horst Scheibert escribió sobre la 7 Panzer ( Die Gespenster-Division Die geschichte der 7. Panzer-Division ), y como no podía ser de otra manera, aparece algo de información sobre la 7 Panzer en esta peripecia.

Aunque tengo que acabar con lo de Malinovski, mañana empezaré a escribir en este post.

Saludos al foro.
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Mensaje por jesus2 » Lun Dic 10, 2007 12:52 am

La 7 Panzer, a lo largo de la guerra, se ganó merecidamente el estatus de división de élite. Otra más dentro de la Wehrmacht. El orden de batalla de la división en mayo del 40, y especialmente el de los nombres que manejaban algunas unidades de la división, es impresionante. Von Unger, von Paris, Junck, von Bismarck ( que más tarde comandó a la 21 Panzer en África ), von Luck, Rothenburg, Sieckenius, Crasemann ( que comandó la 15 Panzer en África ) o Milck; hombres todos ellos de grandísimo talento que llegaron a comandar, como mínimo, regimientos.

Seguramente casi ninguno de los integrantes de este foro conoce, ni siquiera de oídas, a los nombres que acabo de citar. Por eso no me explayo más. :-D

Vamos con el relato. Se trata de un relato más técnico de lo que pasó en la noche del 16 al 17 de mayo ( por tanto, el 17 de mayo ). El relato empieza tras el ataque ya citado de los 16 carros de combate franceses de la 1ª división blindada francesa, y el posterior ataque sobre el puente de Landrecies:

" En Avesnes cayó la noche ( como iba a verse ) demasiado pesada para el enemigo envuelto en fuertes pérdidas en la lucha en la carretera. Varios carros de combate franceses se introdujeron entre los boquetes del regimiento blindado y "dispararon salvajemente alrededor de sí mismos", como un participante informó. Los carros de combate y los cañones anticarro de los fusileros motociclistas no pudieron llegar primero contra el fuerte pelotón blindado del oponente. Solamente en la grisácea mañana del 17 de mayo el teniente Hanke con un Pz IV tuvo éxito en moverse entre los carros enemigos y detener a todos los carros hostiles.

Aunque en carrera en la noche no vino ningún intercambio de ideas regulado con la dirección de la división y la situación de las tropas propias no admitía detalles, el comandante divisionario decidió, bajo su propia responsabilidad, que el ataque con la división entera continuara antes del amanecer para ganar el puente sobre el Sambre en Landrecies y mantener abierto el avance posterior. Sobre las 5.15 se detuvo y con el regimiento blindado atacó Landrecies."


Continuará..
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Mensaje por José Luis » Lun Dic 10, 2007 1:11 pm

¡Hola a todos!
jesus2 escribió: Seguramente casi ninguno de los integrantes de este foro conoce, ni siquiera de oídas, a los nombres que acabo de citar. Por eso no me explayo más. :-D
¡Buenos ojos te lean, Jesús! :wink:

Bueno, pues para que se conozcan un poco más. Erich von Unger era el comandante del 6º Regimiento de Infantería (y sólo dejaría este puesto cuando murió en acción el 21 de agosto de 1941, liderando su lugar otro crack, Hasso von Manteuffel), y Georg von Bismarck el del 7º Regimiento de Infantería (ambos pertenecientes a la 7ª Brigada de Infantería de Fürst de la 7ª División Panzer de Rommel). Von Paris mandaba el I Batallón del regimiento de von Unger, y Hans Junck el II Batallón, también del regimiento de von Unger. Karl Rothenburg mandaba el 25º Regimiento Panzer, cuyo III (66) Batallón estaba mandado por Sieckenius. Crassemann mandaba el II Batallón (y Kessler el I) del 78º Regimiento de Artillería (Frolich) de la 7ª División Panzer.

Como añadidura, Schmidt mandaba el I Batallón e Ilgen el II del 25º Regimiento Panzer; Cramer el I Batallón y Bachmann el II del 7º Regimiento de Infantería de von Bismarck. Von Steinkeller mandaba el 7º Batallón de Infantería de Motocicletas; Erdmann mandaba el 37º Batallón de Reconocimiento Panzer (en el que estaba Hans von Luck); Johann Mickl el 42º Batallón Antitanque Panzer; Binkau el 58º Batallón de Ingenieros; Müller el 83º Batallón de Señales; y Schrader el 59 Batallón Antiaéreo Ligero

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Mensaje por jesus2 » Mar Dic 11, 2007 1:14 am

Gracias por tu apunte, José Luis. Un par de detalles:

1º) Como bien medio indicas, el III batallón del regimiento blindado de la 7 Panzer es en realidad el 66 Panzer Abteilung. En la invasión de Polonia, la 7 Panzer era la 2ª división ligera ( 2 Leitche Division ). Las divisiones ligeras eran una solución de compromiso entre los hombres de la caballería, que veían cómo su arma iba desapareciendo poco a poco y la floreciente arma blindada. El complemento blindado de la div. ligera se componía de un batallón. En la campaña polaca se demostró que las divisiones ligeras, aunque en general no fueron puestas en prueba demasiado duramente, eran demasiado ligeras. Se prescinde de ellas, y se ordena que las ya existentes se reconviertan en divisiones panzer, a las cuales se las añade un regimiento blindado. El 19 de febrero del 41, ahora sí, el 66 Panzer Abteilung es renombrado como el III batallón del 25 Panzer-regiment:

http://www.lexikon-der-wehrmacht.de/Gli ... rAbt66.htm

Sin embargo, en la propia campaña soviética, entran en acción algunas divisiones ligeras de nueva creación. Pero el concepto es distinto: antes se trataba de divisiones blindadas ligeras. Ahora, de divisiones ligeras de infantería.

2ª) Von Luck empezó la campaña francesa como el líder de una compañía del 7 destacamento de reconocimiento blindado. Fue tras la muerte del Mayor Erdmann, el 28 de mayo, cuando Rommel en persona le ordena que se haga cargo del batallón.

Sigue el relato:

"Poco después de comenzar el empujón del regimiento y de conectar lateralmente con fuertes unidades motorizadas francesas, tan sorprendidas por la repentina aparición de carros de combate alemanes de esta manera, que de ninguna manera fueron capaces de resistir de manera efectiva. Debido a la fuerte congestión de las carreteras y localidades con colunmas y refugiados el regimiento blindado sólo progresó lentamente, alcanzando sin embargo Landrecies a las 6.30 con los elementos avanzados. El puente sobre el Sambre cayó intacto en nuestras manos. Sin retraso el regimiento blindado penetra hacia el área boscosa al este de Pommereuil, en donde se encontraban grandes depósitos de municiones, y alcanzándose las importantes alturas al oeste de Le Cateau con la caída de la oscuridad, allí levantó la mayoría del regimiento blindado una posición en erizo."

Continuará...
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Mensaje por jesus2 » Jue Dic 20, 2007 1:31 am

Sigue el relato:

" Mientras el comandante del regimiento blindado todavía organizaba las defensas de las alturas, muy pronto el regimiento tuvo que defenderse de fuertes ataques blindados enemigos - el 6º regimiento de fusileros estaba avanzando sobre Avesnes y Landrecies.

Desde que la ruptura de la oscuridad ( del 16 al 17 de mayo ) hubiera - como se mencionó - interrumpido la conexión radiofónica con los elementos más separados de la división, en el medio se encontraba el comandante divisionario, con un pequeño estado mayor, y la artillería apoyando al 7º regimiento de fusileros. Sin ser conscientes de la exitosa ruptura de los carros de combate, el 7º regimiento de fusileros descansaba en la carretera Cerfontaine-Froidchapelle y el XV Cuerpo de Ejército comunicaba la continuación del ataque de la división sobre Avesnes a las 8:00 horas. El error fue pronto aclarado y la masa de la división fue rápidamente lanzada. Por la tarde los elementos de la división que hubieran llegado al área ganada por el regimiento blindado iban a ser usados para reforzar la defensa. El segundo batallón del 6º regimiento de fusileros ( II/S.R. 6 ) del Teniente Kiesseling, reforzado con el segundo batallón del 78 regimiento de artillería ( II/A.R. 78 ) al atardecer del 17 de mayo, avanzando desde Avesnes, se hizo cargo del puente sobre el Sambre de Berlaimont ( al noroeste de Avesnes ), ya que detrás a la derecha la 5ª división blindada luchaba por su posesión."


Continuará...
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Mensaje por CHESTERNIMITZ » Mar Dic 25, 2007 1:27 pm

:-D A mi me ha gustado mucho este post. Realmente el que no arriesga no gana!!!

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