¡Hola a todos!
brennan nadier piper escribió: ..pero los eua ni siquiera unas felicitaciones le dieron...pd:y decian que hitler era racista.
En primer lugar quiero recordar al usuario brennan su obligación de respetar el Artículo 5 de la Normativa del Foro en referencia a la redacción y ortografía de los mensajes. Especialmente, quiero recordar la existencia de la coma, del punto y coma, del punto y seguido y del punto y aparte. También, la existencia de las letras mayúsculas, de uso obligado con la primera letra de un nombre propio.
En segundo lugar, la existencia de un racismo negro en Estados Unidos no significa que la ideología nazi no fuera racista o que su racismo se viera así minimizado o justificado. “Decían que Hitler era racista”, ¡y vaya si lo era!
La prensa deportiva de capital “negro” en Estados Unidos estuvo dividida con respecto a la invitación (y presión) recibida por los grupos de presión y prensa de la comunidad judía estadounidense para sumarse al boicot contra la participación de los atletas americanos en las Olimpíadas de Berlín de 1936. El propio Owens, inicialmente, se mostró favorable a boicotear los Juegos de Berlín; en una entrevista en la radio en noviembre de 1935 declaró: “Si hay discriminación contra las minorías en Alemania, entonces debemos retirarnos de las Olimpíadas”. Pero pronto fue convencido por su entrenador, Larry Snyder, para cambiar de posición, y, en diciembre de 1935, anunció que si era seleccionado para el equipo americano, iría a Berlín.
Si el boicot judío americano era comprensible, el boicot negro era difícilmente sostenible, pues la discriminación americana hacia los negros, especialmente en el sur, hacía hipócrita cualquier argumentación a favor del boicot negro basada en la discriminación racial nazi. Tenía mucha razón un periodista negro que, en apoyo del anuncio de Owens de su decisión final de participar en los Juegos de Berlín, escribió en el
New York World Telegram:
[
One wonders if, by chance, the next Olympics were to take place in, let us say, Atlanta, Georgia, or almost any one of the states below the Mason–Dixon Line, would ‘the powers that be’ remove signs in the railroad stations reading, ‘Whites on this side, Colored on that side’? Would the fine hotels, some of them built especially to accommodate visitors to the games, extend their hospitality to call comers, regardless of race?]
El equipo olímpico americano que llegó a Berlín el 25 de julio de 1936 estaba integrado por 384 atletas, de los cuales 19 eran negros (incluyendo a dos mujeres). Todos ellos, blancos y negros, recibieron un trato cordial a su llegada a la capital alemana. Owens acaparó la atención principal de los buscadores de autógrafos. Sin embargo, la policía alemana siguió muy de cerca a los atletas negros, especialmente para que no se produjeran contactos entre éstos y los alemanes. Por encima de todo, las autoridades nazis temían el intercambio sexual entre atletas negros y mujeres alemanas. La víspera de los Juegos, la Gestapo cursó 52 citaciones a mujeres alemanas “por acercarse a los extranjeros, especialmente a los extranjeros de color, de manera indecorosa”. La Gestapo también inspeccionó todo el correo que entraba en la Villa Olímpica.
Bien es sabido que Owens fue el atleta de mayores éxitos en los Juegos de Berlín en 1936, pero también triunfaron con medallas los atletas negros Ralph Metcalfe, Mack Robinson, Archie Williams, James LuValle, John Wooddruff, Cornelius Johnson, David Albritton y Fritz Pollard. En el conjunto total, los atletas afroamericanos consiguieron 83 de las 107 medallas que Estados Unidos ganó en atletismo en Berlín-36.
La prensa americana, en general, salvo la mayor parte de la del sur, explotó el éxito de los atletas negros. En el sur, en su mayoría, sólo registraron las victorias negras sin añadir comentario alguno. El más “liberal” de los periódicos del sur, el
Atlanta Constitution, no imprimió ni siquiera una fotografía de Owens o de cualquier otro atleta olímpico negro.
En cuanto a la leyenda de que Hitler se negó a estrechar la mano de Owens para felicitarlo por sus victorias, pues eso, se trata de un mito. El primer día de los Juegos, Hitler estrechó las manos de los ganadores alemanes y finlandeses, gesto que rompía el protocolo del COI, que excluía a los jefes de estado de jugar ese papel. Hitler prometió no volver a romper el protocolo con ninguno de los atletas victoriosos. Sin embargo, es más que probable que, de no existir dicha etiqueta olímpica, Hitler se habría negado a darle la mano a Owens, tal como le comentó personalmente a Baldur von Schirach, según cuenta éste en sus memorias: “Nunca le daré la mano a un negro”. Y cuando Schirach le sugirió que se fotografiase con Owens, Hitler exclamó indignado: “¿Realmente cree usted que voy a permitir que me fotografíen con un negro?”.
Por su parte, Owens nunca sintió animosidad hacia Hitler. Cuando regresó a América, ante una audiencia de unos 1.000 negros en Kansas City dijo que había sido Roosevelt y no Hitler quien había mostrado falta de respeto tras sus triunfos en los Juegos Olímpicos:
[‘
Hitler didn’t snub me—it was our president who snubbed me. The president didn’t even send me a telegram.’]
Cuando hizo campaña presidencial a favor del candidato republicano Alf Landon contra Roosevelt, Owens dijo de Hitler que era un “hombre educado” y solicitó relaciones cordiales entre USA y Alemania.
En Alemania, pese a los nazis, Owens tuvo multitud de seguidores y fans que celebraron sus triunfos en los Juegos Olímpicos.
Dicho todo lo anterior, que nadie vaya a pensar ni por un instante que Hitler y sus ideólogos nazis llegaron a sentir o mostrar alguna vez una especie de benevolencia o relajamiento en su patología racial hacia los negros. Los Juegos Olímpicos de 1936 fueron una especie de interludio en la política y propaganda raciales del régimen nazi. Ya antes de llegar al poder, el
Völkischer Beobachter publicó el 19 de agosto de 1932:
[
Blacks have no place in the Olympics. . . . Unfortunately, these days one often sees the free white man having to compete with blacks, with Neger, for the victory palm. This is a disgrace and a degradation of the Olympic idea without parallel, and the ancient Greeks would turn over in their graves if they knew what modern men were doing with their sacred national games . . . . The next Olympic Games will take place in Berlin. Hopefully, the men in control will do their duty. Blacks must be excluded. We demand it.].
Después de los Juegos Olímpicos de Berlín, Hitler comentó a Speer, según éste, que una vez que Alemania se convirtiese en la potencia mundial dominante, todas las Olimpíadas se celebrarían en Nuremberg y los negros serían excluidos (al igual que todas las razas no-nórdicas).
En la época del régimen nazi, la discriminación racial no fue una realidad exclusiva de la Alemania nazi, sino una realidad existente en otros países, como Estados Unidos. Pero el marco político bajo el que tuvieron lugar dichas discriminaciones raciales hace que sea totalmente imposible cualquier intento de equivalencia entre lo sucedido en USA y Alemania. La Alemania de Hitler era un estado totalitario que impedía absolutamente cualquier discrepancia o denuncia públicas de la política racial del gobierno, a diferencia de lo que sucedía en la democracia estadounidense. Creo que huelga ahondar en esto. Pero no está de más recordar que el racismo era uno de los pilares básicos de la ideología nazi y del régimen nazi, y todos conocemos las trágicas y monstruosas consecuencias que finalmente produjo.
Fuente de los datos y citas: David Clay Large, “Hitler's Games: Race Relations in the 1936 Olympics”,
German Historical Institute London Bulletin, Vol. XXIX, No. 1 (2007), pp. 5-27.
Saludos cordiales
JL