Evacuación del Museo Hermitage

La vida cotidiana en los países aliados

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Evacuación del Museo Hermitage

Mensaje por Francis Currey » Lun Mar 19, 2012 1:33 pm

Me gustaría conocer como y quien llevo a cabo la evacuación de las piezas que componían el museo Hermitage situado en el Palacio de Invierno. Parte se evacuó a Siberia, mientras que otra fue mantenida en los sotanos del propio museo. Si alguien puede ampliar información, estaría muy agradecido.

Saludos cordiales

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Evacuación del Museo Hermitage

Mensaje por José Luis » Mar Mar 20, 2012 10:39 pm

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sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

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Re: Evacuación del Museo Hermitage

Mensaje por pastelsjl » Mié Mar 21, 2012 9:49 pm

hay un documental emitido en su dia por el canal catallan tv3 llamado el museo de Hitler en el que se oca el tema de la evacuación del Hermitage. Es de producción francesa. En cuanto pueda lo traducire y lo posteare. Trata sobre los esfuerzos de los aliados por poner a buen resguardo las obres de arte y los esfuerzos nazis por localizarlos, para crear un museo en Linz, ciudad que Hitler estimaba mucho. Posteriormente se relatan los esfuerzos de los aliados por recuperar esas obras de arte escondidas por los nazis o extraviadas. Recuerdo--- estoy escribiendo de memoria--- comop los aliados rescataron algunas obras de arte de las minas de sal Althusser

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Re: Evacuación del Museo Hermitage

Mensaje por Francis Currey » Vie Mar 23, 2012 11:57 pm

Muchas gracias a los dos

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Re: Evacuación del Museo Hermitage

Mensaje por Francis Currey » Sab Mar 31, 2012 2:09 pm

Una lección aprendida o monografía de la Supervivencia del Museo durante la Guerra

Del libro “El Museo Estatal Hermitage en Leningrado, Unión Soviética, durante la Segunda Guerra Mundial (La Gran Guerra Patriótica)”

[Nadie, y en especial el director o personal de una institución cultural, desea admitir antes o durante un conflicto armado que las cosas empeorarán. Ni muchas instituciones culturales pueden prepararse física o psicológicamente de antemano, cuando sería más fácil hacerlo para “lo inimaginable”. Se debería obligar a todos los directores y jefes de seguridad de antemano y preparar planes de contingencia, como buena práctica del negocio de la gestión de riesgos.

Esto es una lección aprendida o monografía de la supervivencia del museo, para introducir al lector en “algunas” situaciones de guerra como los bombardeos y el asedio, que se vivieron en el Museo Estatal Hermitage, y que ocurrirían de nuevo en otros lugares, quizá con ligeras variaciones. Este documento ha sido escrito para transmitir al lector las sensaciones y los acontecimientos de una realidad, para que este los aplique y se ponga en la situación de nuevas vivencias. Aprendamos de las experiencias de los demás.

Desde el conflicto del continente europeo de 1940, la “guerra” se ha vuelto más variada y compleja, y los líderes combatientes justifican también la destrucción de la cultura del oponente, incluidos tesoros, documentos y símbolos en edificios del gobierno, museos, archivos, monumentos y bibliotecas. Durante las operaciones de guerra, las fuerzas opositoras normalmente, si no de forma regular, intentan destruir deliberadamente las instituciones que representan la cultura del oponente. Por favor, consideren lo que podemos hacer para salvar no solo nuestra propia cultura sino TODAS las culturas. David Liston, Institución Smithsonian, Washington, DC]

El 22 de junio de 1941, el Tercer Reich, invadió la Unión Soviética, la guerra fue declarada y el Gobierno soviético dio instrucciones al personal del Hermitage Estatal para que se prepararan para una “pronta” evacuación de la colección.

Los conservadores, comisarios, investigadores, bibliotecarios, restauradores, vigilantes, guardas y limpiadores del Hermitage respondieron rápido a la llamada de Moscú para preparar de forma inmediata la evacuación. “El personal del Hermitage hizo inventario mientras los ahora encargados de la vigilancia contra los ataques aéreos se quedarían en el museo día y noche”. Ya existían anteriormente planes de contingencia y muchas provisiones ya estaban en el sitio. Las reservas de embalaje de la evacuación coincidían con cajas mimeografiadas con números similares.

El 23 de junio de 1941 las sirenas que avisaban de los ataques aéreos comenzaron a sonar en Leningrado y durante seis días y noches el personal del amplificado Hermitage retiraron alrededor de un millón de objetos en exposición, sacaron de los almacenes cajones y materiales de embalaje y empaquetaron los objetos, se completo la evacuación de la colección de la Sala I, principalmente objetos de la exposición.

Los cuadros grandes fueron bajados, desmontados de sus marcos y embalados. Los cuadros de formato pequeño y mediano fueron empaquetados en cajas con ranuras divididas. Los pasteles se dejaron en sus marcos de cristal, se les pegó papel a la cubierta de cristal y fueron embalados entre trozos de contrachapado. Los dibujos y grabados fueron envueltos con pañuelos y embalados en cajas de cartón. Los artículos pequeños fueron insertados de forma individual en algodón y almohadillas de virutas, depositadas en cajas, y colocados en recortes sobre los cajones. La colección de monedas que ya estaba depositada en bandejas forradas de tela en vitrinas fueron inventariadas, envueltas en pañuelos de papel enrollado alrededor de ellas, a su vez cubierto de algodón e insertada en sobres de papel rígido. Fueron ayudados por los guías del Hermitage. Necesitaron cajas y embalajes especiales: el “Regreso del Hijo Pródigo” de Rembrandt tenía un estuche especial. El sarcófago de 1,5 toneladas de Alexander Nevsky era uno de los más pesados. El “Niño agachado” de Miguel Ángel fue introducido en un cajón de doble pared. El ánfora Chertomlyk tuvo que ser primero rellena a mano con trozos de corcho. La estatua de Houdon de Voltaire requirió de manipulación especial a causa de su peso.

El 1 de julio de 1941 sobre la medianoche los camiones fueron cargados en el Hermitage y partieron bajo escolta armada, para llevar los materiales de la Sala I a un tren especial en la estación de transporte por ferrocarril de Leningrado. El tren incluía vagones pullman y de carga, un coche para el personal del Hermitage, uno para la escolta armada y plataformas abiertas a cada extremo del tren para artillería antiaérea y ametralladoras. Dos motores arrancaron el tren y un tercer motor siguió adelante para despejar las vías.

El 6 de julio de 1941 por la mañana, el tren de Evacuación de la Sala I del Hermitage llegó a la estación de tren de Sverdlovsk tras cinco días de viaje, con la inmediata descarga de las piezas como prioridad. Las colecciones fueron transportadas en camiones a tres edificios especialmente asignados: la galería de pintura local, el edificio de una antigua iglesia católica y el Museo del Ateísmo, que fueron llenados hasta el techo con los cajones y cajas de Leningrado.

El 20 de julio de 1941 comenzó la evacuación de la colección de la Sala II, fundamentalmente con objetos de las reservas/almacenes. El envío constaba de setecientas mil obras de arte del Hermitage, que salieron con cuatrocientos veintidós cajones en veintitrés camiones. La segunda evacuación incluía todo lo que fue posible mover a causa del empeoramiento de la guerra en los frentes de combate. La evacuación en estas dos etapas se llevó 1,5 millones de objetos de colección bien embalados de Leningrado y utilizaron cincuenta toneladas de virutas de madera, tres toneladas de algodón y dieciséis kilómetros de óleos.

El 21 de julio de 1941 las primeras bombas cayeron sobre Leningrado. Los ataques aéreos causaban apagones y obligaban a resguardase en los refugios de los sótanos. Los golpes de los bombardeos y los proyectiles de la artillería hacían necesarias inspecciones de edificios, retirada de objetos de colecciones dañados o amenazados, y reparaciones de edificios cuando era posible, especialmente el cierre al tiempo adverso.

El 30 de agosto de 1941 la evacuación de la colección de la Sala III de trescientas cincuenta y una cajas fue cancelada porque las fuerzas nazis cortaron la última línea de ferrocarril abierta el día antes. Había tablas pero faltaban carpinteros. Los materiales de embalaje ya se habían agotado, lo que forzó al personal del Hermitage a pedir cajas de madera, cartón y otros materiales para embalar a almacenes y tiendas locales. La colección embalada de la Sala III del Hermitage no salió sino que se quedó preparada en sus cajas en el suelo durante el resto de la guerra.

El 4 de septiembre de 1941 la primera artillería de gran alcance golpeó la ciudad. El 6 de septiembre de 1941 las primeras bombas cayeron de los aviones. El 21 de septiembre de 1941 todos los ciudadanos de Leningrado fueron llamados como voluntarios para defender la ciudad. El 7 de octubre de 1941 Hitler juró que destruiría completamente la urbe.

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Re: Evacuación del Museo Hermitage

Mensaje por Francis Currey » Dom Abr 01, 2012 9:56 am

Durante el año 1941, los expertos del ejército hicieron una evaluación estructural del Hermitage y determinaron que la bóveda y los muros de la planta baja y de los sótanos del palacio eran lo suficientemente sólidos como para resistir el poder destructivo de la más grande bomba de demolición y el mayor proyectil de artillería. El personal del museo trabajó como personal de mudanza y como montadores para mover desde las plantas superiores a lugares más seguros miles de artículos que estaban en las reservas/almacenes del museo y quedaban sin embalar. Piezas únicas sin retirar a causa de su fragilidad o excesivo peso fueron llevadas a las habitaciones de la primera planta o protegidas con baldas y sacos de arena. Los objetos pesados de mármol y bronce y muebles elegantes que podían ser desmontados fueron apartados y llevados a la planta baja pieza a pieza. Todo lo que no fue evacuado fue llevado a las habitaciones y sótanos de la planta baja, incluidos los tableros, antorchas y jarrones macizos. La porcelana que dejaron atrás fue guardada en el sótano y medio cubierta con arena en el suelo de piedra.

Para construir una protección contra incendios y explosiones, trajeron una gran cantidad de arena con una lancha desde el río Neva, a través del Canal de Invierno, amontonados en uno de los patios interiores del Hermitage y trasladado a mano a todos los pisos del palacio, los más altos a veintiocho metros. Las ventanas de cristal fueron reforzadas, con cinta adhesiva y las rotas, reemplazadas con contrachapado, con lo poco que quedaba disponible.

Todo el personal del Hermitage fue reclutado para trabajar en la defensa de la ciudad y en equipos de emergencia del museo Hermitage para proteger el país, la ciudad, los edificios y las colecciones que no habían sido evacuadas. Las alertas aéreas se anunciaban por radio, y los guardianes contra ataques aéreos (equipos ARP) se apresuraban para “tomar posiciones en las salas, tejados y en las puertas y verjas”. “En el otoño e invierno de 1941-42 había de diez a doce alertas al día”. Los equipos contra incendios, muchos de ellos reclutados de los investigadores, hicieron un buen trabajo contribuyendo significativamente a la salva de edificios. El Museo estaba en la lista de prioridades de la brigada antiincendios de la ciudad. Tan pronto como la guerra comenzó, el número de puestos de personal antiincendios en el Hermitage fue en gran medida incrementado. Los equipos de rescate de accidentes aéreos se encargaron de las reparaciones de emergencia de edificios y trabajos de restauración. Estos “con gran rapidez y con sorprendente destreza y habilidad acometieron la reparación de los daños causados a los edificios por los proyectiles y bombardeos”. El joven y sano personal del museo se prestó voluntario o fueron reclutados para el servicio militar o las fuerzas de defensa. El personal del Hermitage que no era adecuado físicamente para tales servicios se quedó a trabajar en la evacuación de la colección, en la vigilancia de ataques aéreos, en equipos de emergencia, en el centro de convalecencia del Hermitage cuando estaba abierto, y otros se prestaban como voluntarios para defender la ciudad cavando trincheras y construyendo barreras antitanques.

El personal del Hermitage embalaba y movía de forma regular objetos del museo que encontraban en los alrededores durante la guerra. Al principio el personal preparó las tres fases de evacuación de la colección. Después trasladaron objetos de la colección a lugares más seguros, rescataron objetos de partes dañadas del edificio, y sirvieron en equipos de emergencia. Había poco tiempo para el miedo y la desesperación. El invierno trajo un frío severo a la gente y nieve y hielo al edificio, especialmente por donde quedaba abierto por daños meteorológicos. La Academia Soviética de las Ciencias y el Edificio Solianoi Pereulok del Hermitage evacuaron sus colecciones al Hermitage. El personal continuó moviendo colecciones valiosas a lugares más seguros y secos, para comprobar las condiciones de conservación de las colecciones, proteger objetos incluidos alfombras, tapetes, tapices y otros textiles del deterioro por causa de polillas y moho y los objetos metálicos de la corrosión y la peste del estaño.

En octubre de 1941 el personal del Hermitage continuó sus investigaciones y ensayos académicos cuando había tiempo y oportunidades, “buscando en los cajones… estudios y tratados inacabados…”. En octubre el personal del Hermitage celebró el 80 aniversario del poeta y pensador azerbaiyaní Nizami de Gianja, y al año siguiente el 500 aniversario del poeta uzbeco Alisher Navoi, durante tres días.

En noviembre y diciembre de 1941, las condiciones de vida eran oscuras, frías y silenciosas, sin mucha electricidad ni calefacción, con constantes apagones. Un tablón de anuncios dentro de la puerta del personal era el medio más universal de conocer noticias y de comunicarse. Publicaban noticias de guerra del personal del museo (incluidas muertes), horarios del personal y tareas, que variaban de forma estacional de acuerdo con las actividades de guerra, amenazas al edificio y a las colecciones y luz natural disponible. Los vigilantes de ataques aéreos eran asignados a sus puestos en el edificio día y noche en todas las estaciones y condiciones meteorológicas. Entre los acontecimientos de la guerra, el Hermitage sonaba a carpintería, movimiento de cajas y esfuerzos humanos para mover los materiales arriba y abajo de las escaleras y a través de los cinco edificios del museo. El personal tenía horarios regulares y se ocupaban de hacer reparaciones y limpieza del edificio. Durante la guerra, los ataques aéreos y sirenas, el fuego antiaéreo, motores de aviones, trazadoras y bengalas
de noche, bombardeos aéreos y de artillería cercanos y lejanos, impactos de explosiones, sirenas de emergencia y gritos humanos consumían el tiempo y los persistentes olores a humo y cordita. En el barrio, los vehículos militares se movían arriba y abajo de las calles, especialmente a lo largo del muro de contención. Se veían globos de barrera por el día y reflectores por la noche. Anuncios en altavoz se retransmitían desde vehículos en movimiento. El fuego antiaéreo y las ametralladoras se montaban, se probaban y se disparaban desde los tejados. Se construían barreras antitanque en las esquinas de las calles. Los voluntarios se entrenaban en las calles. Durante el invierno poco se podía ver desde el exterior excepto el ocasional humo de una cocina. En verano, el personal y las familias se aventuraban a salir para secar objetos a la luz del sol, ocuparse de las improvisadas huertas de zanahorias, col y cebollas y “disfrutar del sol”.

En el otoño e invierno de 1941 unas dos mil personas vivían en los sótanos del Hermitage, que fueron convertidos en doce refugios contra los ataques aéreos cuando la guerra estalló. Estaba incluido personal del Hermitage, familias y gente importante en las ciencias y las artes. Con los carpinteros y los albañiles en el frente, los investigadores tapiaron las ventanas de los sótanos, reforzaron las puertas con un baño de acero, improvisaron unos rudimentarios bancos para dormir y bajaron mesas y sillas. Ofrecieron una protección bastante segura para los ocupantes cuando los proyectiles y las bombas explotaban arriba.

El 8 de noviembre de 1941 se cerraron las líneas de suministro por el Río Ladoga, con las raciones diarias de pan para los trabajadores de las fábricas reducidos a 300 gramos por día, después a 250 gramos y la mitad de esas cantidades para los niños menores de doce años. Se había convertido en “la Carretera de la Vida”.

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Re: Evacuación del Museo Hermitage

Mensaje por Francis Currey » Lun Abr 02, 2012 9:34 pm

Desde diciembre de 1941 a la primavera de 1942 el Barco “Poliarnaya Zvezda” o “Estrella del Polo” abasteció al Hermitage de electricidad cuando la red de suministro de la ciudad se cortó ese otoño. El barco estaba amarrado en el Río Neva cerca del Hermitage y suministró electricidad limitada a unas pocas salas del edificio. La barca era el anterior yate de placer de la familia imperial, ahora convertida en una nave auxiliar para el escuadrón submarino, cuyo capitán fue reconocido en los muros del Hermitage y devolvió su reconocimiento con electricidad.

Durante los inviernos de 1941 a 1944, las condiciones del asedio rebajaron la calidad de vida a la hambruna, enfermedad o heridas y muerte por congelación para decenas de miles de ciudadanos de Leningrado cada mes. El acto de calentar para otro menester que no fuera la comida era un lujo inusual. La escasez de alimentos creó increíbles especialidades tales como “gelatina de cola de carpintero” y “buñuelos de aceite secos”, hechos con los sobrantes de las peladuras de patata.

En enero de 1942 en los sótanos se congelarón tuberías, hasta que reventaron, sin que nadie lo advirtiera, y ríos de agua salieron a borbotones para inundar toda la porcelana enterrada en arena. “Descendimos a los oscuros sótanos con botas de goma con el agua hasta las rodillas. Colocando los pies con mucho cuidado a cada paso para no pisar los objetos frágiles, palpamos a tientas para sacar objeto tras objeto. Algunos platos y restos de vajilla flotaban en la superficie. Aunque los cuellos de algunos de los jarrones más altos sobresalían por el agua, la mayor parte de los artículos, que estaban obstruidos con arena y suciedad, se habían depositado en el suelo. Sintiendo el camino solo con los pies, apenas podíamos creerlo.” La blanca porcelana sin esmaltar había absorbido el agua y se había amarilleado. Muchos artículos que habían sido restaurados se habían desmontado. Las enormes arañas de cristal tallado también se habían inundado, a pesar de la previsión de haberlas atado con cuerdas a los caballetes. Los objetos salían del agua sin sus respectivas etiquetas de inventario, con cientos de ellas flotando alrededor, causando una terrible confusión. El personal dejó la porcelana en el patio para que se secara al sol de la primavera en lo alto de los sacos o simplemente echadas en la hierba verde. Una compañía de cadetes del colegio del ejército fueron asignados para ayudar en el trabajo de salvamento del Hermitage, que se habían trasladado recientemente a Leningrado a través del Lago Ladoga para hacer un curso de entrenamiento de oficiales.

En enero de 1942 la “Carretera de la Vida” fue reabierta a través del Lago Ladoga, lo que incrementó las raciones de pan y mejoró las condiciones de vida. En febrero de 1942 pidieron al personal del museo que desalojaran para “dejar en depósito” el museo hasta el fin de la guerra. Durante los inviernos a través del Lago Ladoga una “Carretera de la Vida” permitió algunos descansos en el asedio de los 900 días. Durante el invierno, las excesivas muertes convirtieron los refugios antiaéreo de los sótanos en morgues para 46 cadáveres y el personal se trasladó arriba a vivir. Mientras los cuerpos podían ser movidos, los llevaban a fosas comunes en lo que una vez fue la periferia de la ciudad. Los cadáveres fueron apilados en invierno para un posterior entierro en la primavera.

En enero de 1942 el Gobierno de la Ciudad de Leningrado abrió un centro de convalecientes en el Hermitage y en otros cuatro museos. En una semana un centenar de catres fueron instalados, con los conservadores y comisarios del Hermitage designados para cuidar a los enfermos. El centro continuó funcionando hasta el 1 de mayo.

Desde enero hasta abril de 1942 el bombardeo enemigo fue intenso. El 18 de marzo seis proyectiles estallaron en el suelo. Un obús de gran calibre golpeó los muros que daban al Patio de la Cocina que destruyeron parte del muro, destrozando completamente 3000 cristales, incluidas las grandes ventanas de la Escalera Principal.

En la primavera de 1942 los efectos del invierno y la destrucción de la guerra cambiaron radicalmente. A causa de que las calles estaban enterradas bajo montones de nieve, largos carámbanos de hielo caían desde el alero, las aceras completamente congeladas, con montones de suciedad que yacían por todos lados, basura que abarrotaba los patios, y las carreteras esparcidas con escombros, la ciudad asumió una limpieza integral de primavera. Día tras día trescientos mil ciudadanos de Leningrado trabajaban desde el amanecer hasta el anochecer para despejar la nieve, el hielo, la mugre y los escombros, manejando piolets, palas y escobas y manteniendo las calzadas, tales como el Terraplén del Palacio, despejadas para el tráfico del ejército, ya que estaban justo detrás de las líneas del frente. El personal del Hermitage hizo su trabajo también, para despejar todos los terrenos periféricos de los edificios del Hermitage de hielo y nieve, mugre y basura, fregando los patios abarrotados, áticos y sótanos, tuberías de aguas residuales, y cada rincón y ranura donde podía haber suciedad y donde los rayos del sol de primavera podían convertirlos en caldo de cultivo de plagas y enfermedades. Tras las tareas agotadoras se podía caminar por las anchas calles y espléndidos terraplenes que parecían totalmente limpios “como si les hubieran pasado una gigantesca escoba”.

En la primavera de 1942 la nieve de los tejados se derritió, liberando el agua que goteaba por las techumbres hechas añicos por todas partes. Desde los áticos el agua corría hasta meterse en las mismas habitaciones, manchando de esta forma los techos y sus paneles pintados con oscuras y feas formas. Los cubos y cuencos que colocaron estratégicamente en los áticos no sirvieron de mucho, ya que se llenaron hasta desbordarse casi antes de que fueran colocados allí. Se hizo todo lo humanamente posible para reparar los tejados con loneta y arpillera, pero cuando conseguían tapar un agujero, otro aparecía en algún otro lugar. El agua de las habitaciones con grandes ventanales inundaba el revestimiento de parquet de las habitaciones centrales, mezclada con basura y arena de los edificios, para crear un acuoso mar de escombros. Las señoras mayores, conservadoras del museo, escalaron hasta los tejados e intentaron atar tablas de contrachapado a los marcos de las ventanas con alambre. Pero cada cortante ráfaga de viento desplazaba las tablas y de nuevo la nieve que se derretía chorreaba para deformar, combar e hinchar los suelos de parquet hacia dentro.

Los paneles del techo pintados se oscurecieron y la humedad se acumuló en las paredes, espejos y columnas. Después de sacar el agua en cubos empapando trapos que usaban para quitar la humedad, las pequeñas mujeres mayores después salían para ayudar a limpiar los patios.

El mobiliario de época de las antiguas caballerizas del palacio se deterioró. Las paredes transpiraban suciedad que llenaba el aire y era absorbida por la madera. Los muebles rezumaban humedad y la tapicería estaba cubierta de moho. Aprovechaban cualquier día soleado para sacar todos los muebles tapizados al patio y que se secaran al sol. La tapicería de los coches y sillas estaba cubierta de una gruesa capa afelpada de un nauseabundo y horrible moho amarillo verdoso que cuando era secado al sol y cepillado creaba nubes de polvo y de gases acres de sulfato que afectaban a las ropas, ojos, nariz y garganta.

Hacia mayo de 1942 la mayor parte de los suministros se redujeron, excepto uno de vitaminas que venía de Moscú. Los trenes funcionaron durante algún tiempo, después los tranvías funcionaron durante algún tiempo, más adelante la gente dependía de vehículos militares con gasolina. Posteriormente solo quedaban vehículos civiles tirados por caballos y los traslados a pie y con trineos en invierno.

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Re: Evacuación del Museo Hermitage

Mensaje por Francis Currey » Mar Abr 03, 2012 10:43 pm

En mayo y junio de 1942 el bombardeo se intensificó de nuevo. El 8 de mayo de 1942 un miembro del equipo antiincendios murió en al acto durante uno de los ataques aéreos. La artillería nazi de largo alcance bombardeó el Palacio de Invierno, un proyectil impacto contra el lugar donde estaban limpiando los muebles enmohecidos, precisamente se encontraba en la zona dicho miembro del equipo antiincendios. El 12 de mayo de 1942 explotó un proyectil junto a la Entrada Principal al Terraplén del Palacio y otro en el depósito de carruajes de época, con un obús de un calibre de 70 mm que golpearía el mismo lugar de nuevo el 18 de junio.

En verano de 1942 el buen tiempo permitió al personal realizar una precisa evaluación de las condiciones del edificio. Las cornisas rotas, estucos descamados y la mampostería duramente agujereada marcaba los imponentes edificios del palacio. Secándose en los patios interiores se hallaban piezas antiguas de mobiliario cercadas por una montaña de arena que se había acumulado en uno de los patios del Hermitage. En lo alto de la arena se sentaban las mujeres mayores de la guardia del museo, estirando sus “piernas hinchadas por el escorbuto con manchas negras, disfrutando del calor y escuchando las lejanas explosiones de los proyectiles”.

Desde el otoño de 1942 hasta la restauración de la electricidad en la ciudad, el Rompehielos “Yermak” aprovisionó de electricidad limitada al Hermitage. La energía eléctrica del Museo estaba limitada a una sala y la energía para los sistemas de las bombillas de seguridad esparcidos por los distintos edificios del museo.

Desde enero a marzo de 1943 el personal del Hermitage quitó de forma manual de los edificios ochenta toneladas de cristal roto y nieve, incluidas toneladas de hielo, que no habían saltado de las calles o patios sino de los suelos, paredes e incluso de los techos de las habitaciones.

La humedad cálida de la primavera temprana de 1943 afectó al edificio con unas muy desfavorecedoras consecuencias. El agua rezumaba de las paredes congeladas, viciando el aire interior y se instaló, de forma más intensa que durante la primavera de 1942, en el frío mármol, espejos y las monturas de bronce y jarrones de piedra. La moldura agrietó el techo y las cornisas, y el dorado de la Escalera Principal perdió su brillo y se descascarilló. La pintura colgaba suspendida en jirones irregulares desde el metal denudado y herrumbroso que yacía debajo.

La primavera de 1943 fue una larga y agotadora batalla contra la humedad. Se hizo todo lo humanamente posible para repeler y resistir la humedad atacante, para proteger el edificio y sus colecciones de la herrumbre y la peste del estaño, del moho y la carcoma de los muebles, y de la hinchazón y del desprendimiento de la pintura.

Las raíces de los árboles en el Jardín Colgante penetraron el enchapado de plomo de debajo y dañaron el impermeabilizante. Las cañerías bajantes del Jardín Colgante a los sumideros se atascaron con los residuos y el hielo, que redirigió el agua y la mugre a la planta de abajo, y después a las caballerizas del palacio como un diluvio infinito.

En junio de 1943, la señora Tatyana Tess escribió un artículo en el periódico sobre las condiciones que se vivían en el Hermitage. Esta conocida periodista y enviada especial soviética iba en representación del periódico de Moscú “Izvestia”. Muchos lectores querían saber si el Hermitage había sobrevivido, y leer acerca del fiel personal del museo.

Durante el otoño de 1943, el Gobierno abrió una escuela para preparar especialistas en oficios altamente cualificados incluidos albañiles, pintores, constructores, artistas especializados en vidrieras, cortadores de mármol, pintores de mosaicos, especialistas en tallar madera, en dorar objetos, orfebres y ebanistas. En la primavera y verano de 1944 esta escuela municipal de oficios contrató a sus primeros aprendices para la reconstrucción, albañiles y doradores. Estos especialistas finalmente llevaron a cabo tareas de reconstrucción y otros trabajos en el Hermitage.

El 20 de enero de 1944 la lista de provisiones del Hermitage era muy escasa a causa del bloqueo: quince litros de aceite de queroseno, cinco cajas de cerillas y quince velas. El pedido del suministro local era de cinco metros cúbicos y medio de contrachapado.

En el verano de 1944 el personal del Hermitage limpió y reparó todo lo que le fue posible. Retiraron los montones de arena y basura, limpiando el Pabellón de Entrada y las Galerías en otoño. Derribaron el contrachapado deformado por las condiciones meteorológicas de las ventanas cerradas con tablas, acristalaron las mismas ventanas, limpiaron y volvieron a colgar las arañas, enceraron y pulieron 1500 metros cuadrados de los suelos de madera enmoquetados en las salas de exposición. Los pintores, cristaleros, fontaneros, albañiles, tejadistas y yeseros, ebanistas, maquetistas, tapiceros, doradores y trabajadores de mosaicos y mármol montaron andamios en todos sitios, dentro y fuera.

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Re: Evacuación del Museo Hermitage

Mensaje por Francis Currey » Jue Abr 05, 2012 8:57 am

El 24 de agosto de 1944 aconsejaron al Director del Hermitage Iosif Orbeli en Moscú que preparara un plan detallado para una reparación primordial de los edificios del Museo Hermitage, el retorno de las colecciones evacuadas y la restauración de las principales salas de exposición y almacenes. Ordenó: sesenta y cinco toneladas de yeso, ochenta toneladas de alabastro, cien toneladas de cemento, dos toneladas de cola de carpintero, cuarenta toneladas de yeso calizo, treinta toneladas de caliza en polvo, cien toneladas de masilla de asfalto, treinta toneladas de pigmentos de tierra, veinte toneladas de pigmentos secos, diez toneladas de plomo blanco, veinte toneladas de aceite de linaza, cuatro mil metros cuadrados de vidrio, cuatro mil metros cuadrados de cristal de Bohemia de triple dureza, ocho mil metros cuadrados de un cristal similar de doble dureza, dos mil metros cuadrados de cristal extra fino, dos mil metros cuadrados de lienzos surtidos, treinta mil metros cuadrados de telas ornamentales, dos toneladas de bronce fundido, dos toneladas de láminas de bronce y seis kilos de láminas de oro.

El 8 de noviembre de 1944 el Hermitage abrió en una pequeña zona, una exposición que representaba todas las secciones del Museo Hermitage. La pieza central de la inauguración era una busto del Emperador Romano Marco Aurelio que los partisanos trajeron al Hermitage en 1944 tras encontrarlo cerca de un descarrilado tren de carga nazi que transportaba metales con rumbo a Alemania.

El 9 de mayo de 1945 todo el mundo celebraba el fin de la guerra, congregándose la multitud en la Plaza del Palacio fuera del Hermitage. Entre los que habían vuelto estaba el personal del Hermitage, familiares y amigos que habían ido a luchar al frente de batalla y que fueron evacuados desde el lejano interior.

Días después, el Gobierno soviético emitió orden de trasladar las colecciones evacuadas del Museo Estatal Hermitage de vuelta a Leningrado. Un mes después, el Director del Hermitage Orbeli telegrafió a Sverdlovsk que todo estaba listo.

El 7 de octubre de 1945 al amanecer, dos trenes de carga preparados para ese menester salieron de la estación de carga, el segundo una hora después que el primero. Los dos trenes transportaban el sctock entero del Hermitage.

El 10 de octubre de 1945 las colecciones evacuadas del Hermitage llegaron a salvo a Leningrado. Un convoy de camiones cargados de cajas y cajones precintados devolvió la colección al museo desde la estación de ferrocarril. Con el Hermitage aún lleno de andamios y recién pintado, el personal dirigió a los camiones a descargar en el lado del terraplén donde casi todos los andamios se habían desinstalado.

El 11 de octubre de 1945, los periódicos de Leningrado anunciaban la vuelta a salvo de las colecciones del Hermitage, que se había producido el día anterior.

El 13 de octubre de 1945 las colecciones evacuadas fueron descargadas entre las 8:30 de la mañana y la 1 de la tarde. Los conservadores permanecían igual que cuatro años antes, inventariando los caracteres y cifras escritos en las cajas y cajones y contrastándolos con las correspondientes letras y cifras de los conocimientos de embarque y documentos de viaje. “… no hubo fallos, incidencias desafortunadas ni discrepancias durante la evacuación de vuelta…” informaron al Comité Estatal de Asuntos Artísticos en Moscú.

El 4 de noviembre de 1945 el personal comenzó a colgar de nuevo las ilustraciones. Metieron dentro los cajones y los depositaron en los sotanos de las sesenta y ocho salas que fueron reparadas y ordenadas, y los conservadores las desembalaron, dejando montones de virutas, marañas de algodón, papel arrugado y desperdicios de hule. Las colecciones se devolvieron a donde habían estado antes, colgadas o colocadas antes de la guerra para convencer a la población amante del arte de Leningrado de que todo había vuelto a la normalidad y sería como antes.

El 14 de noviembre de 1945, las primeras sesenta y ocho salas y corredores del Hermitage reabrieron al público a través de las puertas que daban a la Plaza del Palacio, con un esplendor similar al del Hermitage anterior a la guerra cuatro años antes. Con la celebración del veintiocho aniversario de la Revolución de Octubre, Leningrado fue decorado con banderitas rojas para el evento festivo. Las pequeñas y mayores señoras que trabajaban como guardas de sala retomaron sus puestos en las sillas de felpa dorada de las distintas salas. Los visitantes e invitados a la inauguración se reunieron en las escaleras ceremoniales del Nuevo Hermitage: aquellos que habían trabajado allí, oficiales y hombres de las victoriosas fuerzas armadas, trabajadores de fábrica e ingenieros, albañiles que habían restaurado el museo, profesores y estudiantes de la Universidad de Leningrado, de la Academia de Arte y del Conservatorio, y los representantes de la ciudad y el gobierno. El personal del Hermitage les dio a todos la bienvenida: aquellos que habían montado guardia allí durante los 900 días de asedio, aquellos que habían protegido las colecciones en Sverdlosk, y el Director del Hermitage Iosif Orbeli que simplemente alzó su mano y dijo “¡El Hermitage está abierto!”

El 25 de noviembre de 1945 la Entrada Principal en el lado del Terraplén del Palacio fue reabierta. Años después, tras un completo trabajo de restauración, trescientas cuarenta y cinco salas fueron abiertas de nuevo listas para volver a exponer, el Hermitage siguió con otras mejoras.

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Francis Currey
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Re: Evacuación del Museo Hermitage

Mensaje por Francis Currey » Sab Oct 12, 2013 2:49 pm

Iosif Orbel relfeja el siguiente testimonio, destacando el tesón y la fuerza con la que se trabajo en la evacuación del museo:

"El 22 de junio 1941 todo el personal Hermitage fue convocado a presentarse al museo; Los investigadores, guardias de seguridad y el personal técnico -. Todos tomaron parte en el embalaje, de las piezas, empleando no más de una hora para comer y descansar, durante todo el día. Desde el segundo día en cientos de personas que amaban el Museo, vinieron a ayudarnos... Esas personas tuvieron que ser obligadas a parar para comer y descansar. El Hermitage era más querido para ellos que su propia salud"

http://www.hermitagemuseum.org/html_En/ ... _1_01.html

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