Un texto de Eisenhower
Publicado: Vie Dic 07, 2007 6:42 pm
Leyendo "Cruzada en Europa", escrito en 1948, me ha llamado la atención este texto, de cuyo contenido ya tenía noticia y que a mí me parece muy interesante y representativo, y no sé si a alguien le interesaría comentar.
Se refiere a la derrota y captura del ejército alemán en Túnez, en mayo de 1943, y a la captura de su general, von Arnim, por los americanos
Cuando Von Arnim fue llevado a Argel en su camino hacia el cautiverio, algunos de mi Estado Mayor creyeron que yo habría de observar la costumbre de días pretéritos, y le permitieron visitarme.
Esta costumbre tenía su origen en el hecho de que los soldados mercenarios de épocas pasadas no sentían realmente enemistad hacia sus contrarios. Ambas partes luchaban por amor a la lucha, por un sentimiento del deber o, más probablemente, por dinero. Un jefe prisionero en el siglo XVIII solía ser en ocasiones, durante semanas y aun meses, huésped honrado de su aprehensor. La tradición de que todos los militares profesionales son en realidad compañeros de armas ha persistido hasta nuestros días, aunque un tanto desfigurada.
Para mí, la segunda guerra mundial era un asunto demasiado personal, y no podía pensar de ese modo. A medida que se prolongaba, iba creciendo en mí el convencimiento de que, como en ninguna guerra anterior entre muchas naciones, esta vez las fuerzas que luchaban por el bienestar y los derechos del hombre tenían enfrente una aviesa conspiración con la que era intolerable toda transigencia; sólo destruyendo totalmente al Eje era posible un mundo decoroso, y esa idea convirtió a mis ojos la guerra en una cruzada, en el sentido tradicional de este vocablo impropiamente usado tantas veces.
En aquel caso específico dije a mi oficial de Información que recogiera de los generales prisioneros todos los datos posibles, pero que yo sólo me interesaba por los que aún no habíamos capturado, y no recibiría a ninguno de aquellos; práctica que he seguido hasta el final de la guerra.
Unos meses antes, sin embargo, el mariscal Montgomery sí invitó a cenar al general Von Thoma del Áfrika Korps... lo que llevó a Churchill a compadecerse del general alemán, porque el Primer Ministro ya había tenido que pasar por la experiencia de cenar con Montgomery alguna vez.
Se refiere a la derrota y captura del ejército alemán en Túnez, en mayo de 1943, y a la captura de su general, von Arnim, por los americanos
Cuando Von Arnim fue llevado a Argel en su camino hacia el cautiverio, algunos de mi Estado Mayor creyeron que yo habría de observar la costumbre de días pretéritos, y le permitieron visitarme.
Esta costumbre tenía su origen en el hecho de que los soldados mercenarios de épocas pasadas no sentían realmente enemistad hacia sus contrarios. Ambas partes luchaban por amor a la lucha, por un sentimiento del deber o, más probablemente, por dinero. Un jefe prisionero en el siglo XVIII solía ser en ocasiones, durante semanas y aun meses, huésped honrado de su aprehensor. La tradición de que todos los militares profesionales son en realidad compañeros de armas ha persistido hasta nuestros días, aunque un tanto desfigurada.
Para mí, la segunda guerra mundial era un asunto demasiado personal, y no podía pensar de ese modo. A medida que se prolongaba, iba creciendo en mí el convencimiento de que, como en ninguna guerra anterior entre muchas naciones, esta vez las fuerzas que luchaban por el bienestar y los derechos del hombre tenían enfrente una aviesa conspiración con la que era intolerable toda transigencia; sólo destruyendo totalmente al Eje era posible un mundo decoroso, y esa idea convirtió a mis ojos la guerra en una cruzada, en el sentido tradicional de este vocablo impropiamente usado tantas veces.
En aquel caso específico dije a mi oficial de Información que recogiera de los generales prisioneros todos los datos posibles, pero que yo sólo me interesaba por los que aún no habíamos capturado, y no recibiría a ninguno de aquellos; práctica que he seguido hasta el final de la guerra.
Unos meses antes, sin embargo, el mariscal Montgomery sí invitó a cenar al general Von Thoma del Áfrika Korps... lo que llevó a Churchill a compadecerse del general alemán, porque el Primer Ministro ya había tenido que pasar por la experiencia de cenar con Montgomery alguna vez.