Evolución de las Fuerzas Acorazas aliadas

El impacto de la Gran Guerra en el pensamiento militar. Cambios y evolución en las doctrinas militares. Regulaciones de campaña.

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Evolución de las Fuerzas Acorazas aliadas

Mensaje por partisano » Lun Mar 30, 2009 2:16 pm

Una década de experimentos

La batalla de los ensayos, iniciada al comienzo de la década de los años veinte cuando Fuller y sus simpatizantes abrieron el debate sobre la guerra futura, estableció solamente una base teórica, para los experimentos prácticos de campaña. Los experimentos prácticos debían ser llevados a cabo idóneamente solo con equipo adecuado, el cual en modo alguno, se parecía al existente.
En 1920 cuando Fuller escribió su ensayo y Estienne estaba pidiendo un ejercito mecanizado, no existían todavía carros de combate que se pareciesen de alguna forma a la maquina con una velocidad de 30 Km. /h, una autonomía de 250 a 300 Km. y capacidad para cruzar una zanja de cuatro metros, y circular por los caminos y puentes ordinarios sin destrozarlos, tal como Fuller consideraba en el plan de 1919. En esa fecha el ministro británico de guerra, acredito el haber hecho tanto por la creación de los carros de combate, como el que mas. Había hecho lo mejor con el arbitrario tope del presupuesto militar, sentando el principio de que cada penique habría de ser cuidadosamente gastado y que el camino hacia el futuro seria en dirección a los experimentos con nuevas tácticas para resolver los problemas no resueltos al acabar la guerra.Parecia no haber prisa,singularmente porque la política del gobierno proclamaba que “el imperio británico no se vera envuelto en ninguna gran guerra durante los próximos diez años, y no se requerirá ninguna fuerza expedicionaria”. En estas condiciones el ejercito británico podía hacerlo solamente con sus carros viejos y pesados de la guerra con su velocidad máxima de 8 Km./h. la posibilidad de conseguir rápidos y modernos carros de combate, así como transportes especiales todo terreno paral la infantería y la artillería, para capacitarlos a mantenerse juntos con los carros, era muy improbable-y esta permanente situación de estrechez financiera fue la razón de los lentos progresos de la mecanización en los años siguientes.
Las autoridades comprendían también que si se mostraba la posibilidad de un ejército mecanizado, casi todos los materiales del equipo existente en ejércitos básicamente montados sobre el caballo, quedarían anticuados de la noche a la mañana. La oposición a la mecanización ofrecida por los conservadores a ultranza de la caballería, artillería e infantería, en casi todos los ejércitos del mundo, es bien comprensible. No era que los oficiales (y eran los que mas vociferaban sus protestas) deseasen ir a la guerra a lomos de caballos-la real reticencia de muchos, a participar en cargas ante el fuego del as ametralladoras durante la Primera Guerra Mundial había sido bastante clara-era simplemente que la provisión de oficiales montados les daba les daba el beneficio del deporte gratuito a expensas de los contribuyentes. Alegaron que el despojar al ejercito de sus caballos socavaría la atracción de futuros reclutas para el ejercito; pero si se preguntase a muchos de esos hombres lo que pensaban, replicarían que le placer de montar los caballos no valía el placer de vivir con las bestias y que querrían, mas bien, aprender el oficio moderno del motor y adaptarse para un posterior empleo en un mundo que estaba empezando a montar en automóvil.
No obstante, la vieja guardia de cada nación pretendía que la radical reorganización que la mecanización exigiría podía alterar la confianza del ejército, poco tiempo después de haberse recuperado del desbarajuste de la mayor guerra de la historia. La mayoría de los soldados se daban cuenta de que la mecanización había de venir, pero los que estaban en la cumbre tenían que recortar las peticiones de los progresistas, para acoplarlas con las de los reaccionarios y con el ritmo de los políticos (que estaban controlados por votantes pacifistas) y financieros que permitieron que se realizara el rearme. Finalmente, gracias a que el Consejo del Ejercito Británico, confiaba en el cuerpo de carros, se aprobó en 1924 la compra de unos 160 nuevos carros rápidos, cuando otros ejércitos estaban muy satisfechos de seguir utilizando maquinas de la época de la guerra. Y aunque el carro comprado por los británicos, el Vickers Médium Mark I
, apenas servia para el combate, ya que su coraza de 6,5 Mm. escasamente podía detener balas, en otros importantes aspectos venia a satisfacer las especificaciones de Fuller, porque tenia una velocidad de 309 Km. /h, una autonomía de unos 250 km. Y llevaba ametralladoras y un cañón anticarro en una torreta totalmente giratoria. Era tan adecuado como blanco de pruebas táctico, que cuando se le unió a mitad de la década de los años veinte un poco infantería mecanizada y transportes de artillería, llegó a ser el núcleo central de una fuerza todo terreno totalmente mecanizada.
A pesar de la firma del Tratado de Locarno en 1925 y de la atmósfera de paz y buena voluntad que engendró, y después de muchas negociaciones falsas, se creó una pequeña fuerza acorazada en el verano de 1927 conocida como Fuerza Experimental Mecanizada. Se componía de:
3ª Batallón del Real Cuerpo de Carros-la unidad de reconocimiento, equipada con veinte vehículos blindados y ocho transportes acorazados;
El 5ª Batallón del Real Cuerpo de Carros-el principal elemento de combate, equipado con cuarenta y nueve carros de combate medios de los cuales, cuatro llevaban radio, para comunicación con el cuartel general de la fuerza;
2ª Batallón de infantería ligera de Somerset.para protección de los carros, equipados con ametralladoras Vickers y transportados en vehículos semi-orugas o camiones de seis ruedas;
La 9ª Brigada de Campaña de la Artillería Real-para proporcionar apoyo artillero, equipada con cañones de 18 libras remolcados por dragones sobre orugas, transportados en semi-orugas o chasis autopropulsados , y
La 9ª Batería ligera-equipada con obuses de 3,7 pulgadas sobre semi-orugas;
La 17ª Compañía de Campaña de los Ingenieros Reales- para ayudar a cruzar los obstáculos y limpiar los caminos, transportando su equipo en camiones de seis ruedas;
Varios escuadrones de la Real Fuerza Aérea para proporcionar apoyo inmediato, protección y bombardeo lejano del enemigo.
La Fuerza contenía todos los elementos importantes de las formaciones acorazadas del futuro con la excepción de vehículos especiales para el cruce de zanjas y limpiezas de minas. Con un contingente poco mayor que el de una brigada, era con todo autosuficiente, aun cuando su resistencia en operaciones hubiese sido de corta duración- no obstante esta fuerza se había reunido para ensayos y no para combates-. Sus deficiencias en otros aspectos no eran menos aparentes, ya que si bien todos los vehículos tenían capacidad todo terreno, los elementos oruga estaban expuestos a dejar atrás a los elementos sobre ruedas, mientras que los elementos sobre ruedas eran más rápidos y se acoplaban malamente cuando viajaban en columna de marcha sobre la carretera. Las órdenes habían de darse haciendo un alto, y nuevos planes que permitiesen sacar ventaja de las fluctuaciones de las condiciones del momento, solamente podían transmitirse después de un prolongado retraso, por medio de mensajeros. El comandante, un oficial de infantería sin experiencia previa con fuerzas mecanizadas (y no Fuller que había rechazado el puesto por estar disconforme con la forma en que debía actuar), reacciono cautelosa y lentamente, dado que pensaba en operaciones de movimiento al paso lento de la infantería y en dar pesados golpes en un ancho frente, cuando, de hecho, la fuerza era capaz de desplazarse cincuenta kms. En un día y demostrar su mortífera presencia, merced a su habilidad para perforar las líneas enemigas como un estilete. Todo esto hizo una profunda impresión y únicamente cuando en las fases finales del ejercicio, después de que los variados y mal mezclados se hubieron acoplado a sus respectivos papeles, la fuerza fue enfrentada con un ejército convencional de infantería y caballería.
Al ejército convencional se le requirió para que avanzase 50 Km. Y ocupase terrenos dominantes. A la fuerza mecanizada, situada a 130 Km. Se le ordeno frustrar y dislocar el terreno convencional. Y lo hizo porque este nunca pudo sentirse a salvo mientras los veloces vehículos blindados corrían alrededor de sus flancos para atacarlos por retaguardia, cuando los escuchas montados en su lenta armadura habían fracasado totalmente en dar la alarma de su hostil aproximación. Privados de la información de su fuente tradicional-las lentas patrullas de caballería- el ejercito principal de infantería no se aventuraba a moverse, excepto en cortos saltos en un lugar denominado a prueba de carros a otro-en una palabra de pueblo en pueblo y de matorral en matorral-. Aun entonces, fueron frecuentemente cogidos por sorpresa en campo abierto y puestos en desbandada hasta que gradualmente el ejercito convencional empezó a desintegrarse frente a un enemigo muy superior, aunque numéricamente muy inferior. Pequeños paros locales en el frente causaban el desconcierto de las principales columnas en marcha a retaguardia y estas a su vez presentaban atestadas columnas a la detección y “bombardeo” desde el aire. Entonces, cuando la confusión había alcanzado el punto máximo y oscurecía, la “chusma” fue atacada por los carros y no pudo dar una respuesta coherente. Eventualmente el ejercito convencional vio que solamente podía moverse de noche, pero su progreso fue tan lento y su ruta tan fácilmente cortada por las fuerzas móviles, que un sistema de emboscadas y posiciones de bloqueo establecidas por las fuerzas mecanizadas a través de su ruta prevista, impidio toda maniobra posterior. Al final del ejercicio la caballería e infantería estaban en derrota, y todavía a medio de su objetivo, y el objetivo acabó con una resonante victoria de la fuerza mecanizada.
El experimento fue de mucho mas alcance en términos de propaganda mundial, que en cualquier otro aspecto. En 1928, cuando a la fuerza británica se le dio otra oportunidad antes de su dispersión final, el ejercito norteamericano reunió su propia fuerza mecanizada en Fort Meadle, Maryland, pero como sus carros eran lentos y poco confiables, de la PGM, carros pesados (derivados de los británicos) y carros ligeros (del tipo Renault) no podían intentar grandes maniobras, tales como las que los británicos estaban realizando con sus rápidos carros medios. Esta fuerza fue dispersada después de un periodo predeterminado. De un significado igual. De un significado igual, en los Estados Unidos, fue la aparición, aquel año, de un notable prototipo de carro diseñado por Walter Christie, un ingeniero que había hecho un estudio de la guerra acorazada y estaba convencido que el futuro de la guerra estaría condicionado, por veloces vehículos blindados que fueran capaces de atravesar sin ayuda casi todos los obstáculos concevibles. El carro Christie de 1928 era ciertamente mas rápido que cualquiera visto hasta entonces, aunque su coraza y armamento eran muy pobres, pero el vehiculo estaba también afectado por defectos en la revolucionaria suspensión y en el diseño de las orugas. No obstante, aunque se había empleado un tiempo y un esfuerzo insuficiente en el desarrollo mecánico, el modelo futuro estaba allí y esto no fue lo último que había de oírse de Christie.
Continua...
Última edición por partisano el Lun Mar 30, 2009 2:29 pm, editado 1 vez en total.
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Mensaje por partisano » Lun Mar 30, 2009 2:20 pm

Hola:

Los tres años siguientes a 1928, marcaron una pausa en los experimentos importantes. Esto no era apenas sorprendente ya que los progresistas tenían no solo que reunir sus ideas y persuadir a sus conservadores superiores de que les permitieran una aventura hacia lo desconocido, pero los estragos del peor colapso económicos de la historia eran aguantados por un feroz atrincheramiento de los servicios armados de casi todas las naciones. Esta contracción fue, por supuesto, muy loable para los que se esforzaban por eldesarme y que estaban preparando una futura conferencia de desarme. Los experimentos de mecanización fueron relegados a un segundo término, cuando los dirigentes militares estaban luchando por la supervivencia de sus servicios.
Los ejércitos franceses, británico y norteamericano habían sufrido la dimisión de muchos de sus mejores oficiales y hombres durante la década de los años veinte. Descorazonados por la falta de perspectivas y futuro ofrecido por al parecer decadente profesión, se pasaron a otros trabajos. El ejercito británico, con su paga recortada en un 10%, tenia 8.000 hombres menos que los autorizados en 1931, cuando el desempleo estaba en su punto álgido y todavía continuaba en vigor el reglamento de los diez años.
En 1931, el ejercito norteamericano había alcanzado su nadir con una fuerza de 134.000 hombres solamente y al jefe del estado mayor Douglas Mac-Arthur, se le oyó alegar en el congreso en 1932 (después de haber dispersado otra fuerza acorazada experimental).
“Ellos sufren tremendamente por una cosa, solamente una-que el congreso no les dé bastante dinero para equiparlos adecuadamente con carros modernos. No obstante Mac Arthur estaba afectado por las mismas dudas de sus contemporáneos respecto a los carros. Viéndoles mas bien como un sustituto de los caballos o un adjuntos de la infantería, pero no como un elemento de decisión por propio derecho. Enfrentado a la elección de gastar dinero limitado en hombres o en carros, no fue nada inesperado que optase por los primeros.
En 1929,los británicos habían publicado sus descubrimientos resultantes del experimento de 1927-1928-un folleto titulado Mechanized and Armoured Formations( Formaciones mecanizadas y acorazadas) mejor conocido como Purple Primer, ya que entre sus cubiertas púrpura, exponía las lecciones fundamentales asociadas con la nueva forma de guerra. En un claro y moderno estilo, cubría una amplia gama de futuras posibilidades, teniendo presente el folleto su propio precepto de que”…los cambios en el equipo, están ocurriendo constantemente y cada mejora lleva a su vez consecuentes cambios en táctica y organización”. Cada tipo de vehiculo existente, acorazado o no, fue analizado con el tipo de organización a que podía ser acoplado y con las tácticas en las que podía ser empleado. Se hizo una clara distinción entre tropas de combate y tropas móviles-y esto fue mas importante ya que confirmaba la doctrina (inherente al plan de 1919), de que se necesitaba un tipo de formación para el combate cuerpo a cuerpo y otra bastante diferente para el combate en campo abierto, lo mismo que había habido necesidad de infantería para lo primero y caballería para lo segundo. Se consideraba a las divisiones ligeras acorazadas, de las que se decía “en ciertos terrenos… serian capaces de actuar independientemente de la infantería y la caballería” y allí también estaba previsto un papel para el jinete”…en áreas donde la capacidad para moverse en terreno difícil pueda ser explotada”-pero esto, como Fuller habría dicho era favorecer a los adoradores del caballo.
A los organizadores, la creación de las tablas impresas en el dorso del libro, les daban los datos y precedentes esenciales para cuando hubieran de formar la próxima fuerza experimental- y eso tuvo lugar en 1931 cuando una brigada acorazada completa de carros medios y ligeros fue reunida el la llanura de Salisbury. La posible existencia de fuerzas mecanizadas era ahora aceptada: cada movimiento futuro seria hacia la sofisticación de forma que en la asamblea de 1931 había un propósito señalado sobre los demás-el uso de la radio por todos los carros, hasta que una fuerza completa pudiese ser controlada por un hombre viajando en el centro de todo el conjunto. Hasta 1931, tan solo los fanáticos entusiastas habían creído que se pudiese montar con éxito un pequeño aparato de radio en un coche. Después de las maniobras de aquel verano, cuando el general de brigada Charles Broard, demostró como aun los ineficaces aparatos de corto alcance de entonces, le permitían pasar órdenes tácticas en movimiento, ya no hubo lugar a más dudas. Citando a Líder Hart “presentó un espectáculo que nunca antes nadie había visto- una masa de 180 carros, marchando y contramarchando, girando y desplegando, como un solo cuerpo controlado por una voz única”
Después de este éxito viró el inevitable retroceso causado por los reaccionarios. Ya que la infantería y la artillería habían sido excluidas del experimento (por la buena razón de que su puposito principal había sido desarrollar “control” y no “tácticas”) los infantes y artilleros (que también habían desarrollado lentamente sus propios vehículos mecanizados) tuvieron la oportunidad de revivir de que el ministerio y el Cuerpo de Carros estuviesen trabajando en la creación de un ejercito totalmente de carros y separado de las armas antiguas. Estos temores a la edición de 1931 , del Purple Primer (con el nuevo titulo de Modern Formations) en el cual, el jefe del Estado Mayor General Imperial sir George Milne se vio obligado a sacar la conclusión. “Aunque publicado por el Mando del Ejercito, este folleto no representa necesariamente los puntos de vista de aquel cuerpo, sino que es el resultado de cinco años de estudio del Estado Mayor”.
No importa cuan insegura sonase la trompeta en el campo británico, el toque dado resonó fuertemente en Rusia, en Francia y en Norteamérica y repercutiría en Alemania donde los entusiastas del carro , dentro del Ejercito alemán, que privados que privados de los carros por el Tratado de Versalles, estaban haciendo planes para el día que estuviesen libres de tales restricciones.
Continua...
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Mensaje por partisano » Lun Mar 30, 2009 2:27 pm

Hola:

En Norteamérica, se había organizado en 1930 una segunda y mezclada Fuerza Mecanizada en Fort Eustis, Virginia, en la que incluían vehículos blindados manejados por la caballería, así como artillería mecanizada. Aunque todavía equipada con maquinas anticuadas y una desconcertante variedad de carros experimentales, todos de características diferentes, esta formación poseía un valor intrínseco que le permitió sobrevivir hasta 1932. Para entonces se había acumulado una gran cantidad de útiles experiencias, incluyendo el conocimiento de la ultima oferta de Christie, el T3, el cual cuando fue probado por la Oficina de Armamento y Material (que en aquella época incluía al teniente coronel Adna Chaffeé y al comandante George Patton) que demostró ser ampliamente superior a cualquiera de sus predecesores. El resultado mas importante del experimento de Fort Eustis fue un arreglo por el que la caballería se hizo cargo del desarrollo de las fuerzas móviles, en vez de la infantería y creo su propia organización en Fort Knox, Kentucky. El progreso no llego a ser mucho más rápido como resultado de esa diversificación, pero al menos se abrió una nueva línea de desarrollo en una época en que la fuerza acorazada norteamericana estaba en estado de atrofia. Además se introdujo un elemento de competición ya que desde entonces la infantería tendría que rivalizar con la caballería (no siempre en su mutuo beneficio) para tener nuevos carros adecuados a sus particulares propósitos.
Una reasignación de funciones algo similar tuvo lugar en Francia por la misma época. La caballería francesa había adaptado coches blindados uniéndolos a sus caballos ya en 1914( la caballería británica no se hizo cargo de los coches blindados hasta 1927) y para 1930, un considerable esfuerzo de motorización estaba alterando la forma de las divisiones convencionales de caballería, además de los elementos de reconocimiento de las divisiones de infantería... los progresos franceses eran principalmente empíricos y excesivamente lentos, porque tanto la infantería y la caballería eran reacias a colaborar en la formación de una fuerza mecanizada unificada y por añadidura ,eran extremadamente escépticas de las “extravagancias” británicas. Sin embargo, tenían los medios para copiar a los británicos si lo hubiesen deseado ya que, aunque su carro básico era el Renault FT. , suplementado por unos pocos carros pesados experimentales, la velocidad de campo a través del Renault, se había duplicado con la sustitución del sistema rígido de suspensión original, por otro más robusto de suspensión de muelles. Para la fuerza acorazada francesa el año 1933 fue critico, ya que estaba haciéndose cargo de sus primeros carros D1 (una considerable mejora sobre los Renault modificados) e incluyéndolos en la llamada Brigada de Caballería Acorazada- una formación que debía su existencia al permiso de general Weygand (vicepresidente del Consejo del Ejercito que ,como Mine y MacArthur no creía de corazón en ello) y que en 1934, llegó a ser conocida como División Ligère Mecanique (D.L.M.) para su época , era una notable formación ya que comprendía una fuerza de todas las armas admirablemente equilibrada- mucho mejor equilibrada en muchos aspectos que las embrionarias divisiones Panzer alemanas y, realmente, que muchas formaciones acorazadas francesas y británicas posteriores. En su eventual composición, incluían:
1. Un regimiento de reconocimiento de cuarenta coches blindados y dos compañías de motocicletas.
2. Dos regimientos de cuarenta carros medios y cuarenta ligeros cada uno.
3. Tres batallones de fusileros motorizados, con veinte carros ligeros cada uno.
4. Un regimiento de artillería mecanizada.
5. Ingenieros, compañías de transporte y un escuadrón de aviones de reconocimiento.
Como cualquier fuerza acorazada creada en aquella época, la D.L.M. padecía duras pruebas y tribulaciones. Impedida por anticuadas tácticas de caballería, podía recurrir a las experiencias ya propagadas por los británicos, por supuesto, pero ninguna practica ni estudio podía compensar las flaquezas del carro D1, del que un informe decía “treinta y uno utilizables, diecisiete muy estropeados y sesenta y dos fuera de uso”.
En el año 1933 las nubes de la guerra comenzaron a vislumbrarse de nuevo, una vez que Hitler llegó al poder y como parte de su programa de rearme del Ejército alemán, inicio la creación de las divisiones Panzer.La siempre oscura sombra dada por la fuerza de carros alemanes desde 1934 en adelante, sembró crecientes dudas y tensiones sobre la política militar de Francia y Gran Bretaña. El tiempo disponible para experimentos se estaba acabando. La próxima generación de carros que saliese de la fabricas tendría que tomar su puesto en organizaciones que para bien o para mal, irían a la guerra usando tácticas experimentales desarrolladas a mediados de la década de los años treinta.
De nuevo, la primacía en los asuntos tácticos y organizativos correspondió a la Gran Bretaña donde la 1ª Brigada de Carros (totalmente organizada por fin y no un conglomerado de unidades reunidas para la ocasión) realizó una serie de maniobras en 1934, que exploraron los problemas de control y maniobra con mucha mayor profundidad que en los ejercicios de 1931. el puesto de Broard, fue tomado por el general de brigada Percy Hobart , un entusiasta del arma acorazada , que había formado parte de la fuerza experimental durante su última maniobra triunfante contra una fuerza convencional en 1927 y había mandado un batallón de carros durante las maniobras de 1931. En 1933, Hobart había escrito describiendo el escenario de las futuras batallas de las fuerzas acorazadas:
“El secreto será absoluto... jugaremos con los temores del enemigo tanto por aire como con fuerzas móviles. Amenazas (y aun rumores) de fuerzas acorazadas en su retaguardia, o cerca de sus centros de movilización en diferentes lugares; probablemente pequeñas perdidas materiales (camiones aquí y allí, destacamentos de tropas etc...) serán necesarios o convenientes. Debemos evitar la perdida de carros”.
“Cuando nosotros hallamos jugado con sus nervios suficientemente, y cuando la preparación para nuestro golpe principal este listo, entonces atacaremos en combinación con todas nuestras fuerzas. Introducir, en este caso, nuestros carros en un punto vital y proseguir hasta el fin, es decir, debemos aceptar las perdidas”
“Pero aquí como en todo momento, el verdadero papel de los carros es ATACAR LOS PUNTOS DEBILES. Usar la línea de menor resistencia: velocidad, sorpresa.”
En su directriz a la 1ª Brigada de Carros, Hobart procuraba examinar y definir cada aspecto desconocido del control, abastecimiento, reparación y recuperación así como la cooperación con otras armas y con la fuerza aérea. El consideraba que la brigada debía de ser “empleada en misión estratégica o semi-independiente contra algún objetivo importante en la retaguardia enemiga... inducir al enemigo para desplegarse en una dirección y entonces atacarle en otra”. No rechazaba la necesidad de cooperar con infantería o artillería mecanizadas, como se sugirió frecuentemente y esto esta subrayado por sus proposiciones, dar el paso siguiente en lo desconocido combinando, en una maniobra, las operaciones de una brigada de carros, con coches blindados, un regimiento de artillería y una brigada de infantería mecanizada. Estas propuestas condujeron a lo que había de ser conocido como la batalla de Hungerford en la que la fuerza móvil (nada más, ni nada menos que la primera división acorazada de cualquier tiempo) fue enfrentada con un ejército convencional en un ejercicio simulado de maniobras. Pero había casi tantas maniobras y manejos entre los directores y árbitros del ejercicio como en los jugadores, ya que los primeros habían decidido que los entusiastas del arma acorazada necesitaban ser refrenados, en forma que de alguna forma se ayudase a restaurar la moral de las armas antiguas que estaban desmoralizadas frente a la evidencia de su propia impotencia ante el reto del carro- y la propaganda del cuerpo de carros-. Se dieron unas órdenes a la Fuerza Móvil que reducían sus posibles alternativas de aproximación, forzándola a tomar medidas irreales, para las que no estaban preparados. Aun así el repentino avance de la Fuerza Móvil también demostró que los árbitros (capitaneados por el general de división Wavell) no estaban mucho mejor que la mayor parte del ejercito británico en el calculo de velocidad con la que podían operar los carros; cogidos de improviso, los árbitros hubieron de recurrir a quiméricos subterfugios para mantener el ejercicio en su curso predeterminado. A pesar de todo, la Fuerza Móvil se las arreglo para mantener su cohesión, y cuando fue separada de su retaguardia, se libro por si misma en una osada retirada nocturna que, una vez mas, chasqueó a los controladores del ejercicio .Superficialmente (y con el disgusto de los protagonistas del arma acorazada que estaban furiosos por haber sido defraudados) la Fuerza Móvil parecía haber fracasado.
De hecho había probado la importancia de su flexibilidad por sus prontas y decisivas reacciones en medio de aterradoras dificultades- dificultades tales como las que multiplicarían en la inseguridad de una guerra real.
Cuando el ejercicio llegó a su fin, los oficiales de estado mayor en el ministerio de la Guerra británico aceptaron las propuestas oficiales hechas hacia tiempo por el Cuerpo de Carros, relativas a las divisiones móviles o como habrán de ser llamadas, divisiones acorazadas. De este modo cuando los alemanes comenzaron a construir el caparazón de sus tres primeras divisiones Panzer, los británicos y los franceses intentaban establecer una división acorazada cada uno. pero en aquel punto , los futuros protagonistas divergían en filosofía, pues mientras los alemanes estaban resueltos a crear un ejercito estrictamente ofensivo en el que las divisiones Panzer habían de ser el arma de decisión capaz de realizar todas las fases de la guerra, los franceses continuaban en la importante viabilidad de las fortificaciones fijas y continuaban gastando pródigamente miles de millones de francos y enormes cantidades de trabajo y material en la construcción de fortines de acero y cemento que protegiesen su frontera con Alemania respaldadas por un ejercito convencional. Y aunque Gran Bretaña abandonó el reglamento de los diez años en 1932, de ningún modo significaba llegar al extremo de comprometerse enviando una fuerza expedicionaria a Europa en el caso de una guerra. Horrorizados ante la perspectiva de otra carnicería de la misma escala que la PGM, los británicos esperaban verse protegidos por el ejército francés y la Línea Maginot y llevar la guerra la enemigo mediante un bloqueo naval y económico y por medio de ataques aéreos.
Así, mientras los franceses creían que podrían debilitar al enemigo en la Línea Maginot antes de iniciar una ofensiva propia preparada de antemano, los británicos buscaban panaceas en las que el material- en su caso bombarderos, trabajando dentro de la teoría de que “siempre podrían pasar- obtendrían resultados con un mínimo gasto de vidas. En ambos casos. Franceses o británicos, las fuerzas acorazadas pasaron a ser segundas, en el orden de prioridad cuando llegó la provisión en hombres, maquina y dinero,- y aun cayeron a tercera prioridad cuando ambas naciones por nuevas divisiones de infantería a la misma escala de 1918, aun cuando estas divisiones iban a ser mucho mas mecanizadas y por lo tanto mas móviles.
Esto sucedía en 1935, en el escenario europeo, después de que los alemanes hubiesen cancelado el Tratado de Versalles, reintroduciendo el reclutamiento haciendo con ello sonar los timbres de alarma. En Norteamérica, había poca o ninguna alarma, sin embargo ya que el pueblo y los políticos se mantenían apegados al aislacionismo y la recién superada gran quiebra hacia necesario restaurar su economía. El presidente Roosevelt, como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, podía prestar solamente una ligera atención a estos problemas mientras luchaba por revitalizar la industria y reducir el numero de parados. La potencia de las fuerzas armadas se elevó ligeramente, pero la mayoría de los oficiales eran demasiado viejos para su trabajo y no venían nuevos para reemplazarlos en cantidad suficiente. Algunos batallones mantenían con un oficial solamente y el número de personal aficionado hacia la técnica era inesperadamente bajo. En 1932 existía la 7ª Brigada de Caballería (mecanizada), pero su existencia era precaria y su cometido estrictamente regido por los dogmas de las leyes de la caballería, que solo veía jinetes actuando como exploradores o empeñándose en incursiones cuando el enemigo dirigía su atención a otra parte. Los carros del cuerpo de infantería continuaban practicando el apoyo inmediato en cautos ataques sobre un amplio frente, pero en Norteamérica, tanto la caballería como la infantería descansaban en los carros ligeros para este trabajo. Pensaban que estaban acertados al copiar la solución francesa de 1918, y no prestaban atención a los que preveían que los mejorados cañones antitanques ligeros, en gran número, masacrarían a los carros ligeros. Pero la divergencia en la filosofía del diseño- entre aquellos que creían en la viabilidad de los carros ligeros y los que era necesario algo mas pesado y con coraza mas gruesa- permaneció en el centro del debate sobre la producción de carros- el mismo debate que marcó la llegada del carro, que continuo hasta el estallido de la guerra y que, realmente, continua actualmente.
Saludos.
Fuente:
Las fuerzas acorazadas aliadas (Kenneth Macksey)
Armas libro N. 31
Editorial San Martín
ISBN 84-7140-156-8
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