Auftragstaktik

El impacto de la Gran Guerra en el pensamiento militar. Cambios y evolución en las doctrinas militares. Regulaciones de campaña.

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Auftragstaktik

Mensaje por José Luis » Lun Nov 28, 2005 4:21 pm

¡Hola a todos!

Entre el 19 y el 23 de mayo de 1980 la BDM Corporation organizó una conferencia sobre la guerra táctica cuyo cometido era examinar la experiencia militar alemana en sus batallas del siglo XX contra las fuerzas rusas. Con ello se pretendía extraer las conclusiones pertinentes sobre la amenaza que, entonces, el Ejército Rojo de la URSS representaba para las fuerzas de la OTAN.

Los dos invitados de honor de esa conferencia fueron el general Hermann Balck y su jefe de estado mayor, el mayor general A. D. F. W. von Mellenthin. En un momento del coloquio, el general DePuy, militar estadounidense retirado, se dirigió a von Mellenthin:

[Uno de los ejemplos dados al ejército americano por los oficiales alemanes que visitaron nuestras escuelas militares en la década de 1930 fue este: “El comandante de división ordena al comandante de caballería capturar un puente sobre un río porque la división va a tener que cruzarlo más tarde. Cuando el comandante de caballería llega al puente se encuentra con un regimiento de tanques enemigo. Pregunta: ¿Qué tiene que hacer el comandante de caballería? La solución del Auftragstaktik: Informar al comandante de la división por radio -buscar otros puentes, vados, embarcaciones-, en otras palabras, hacer lo mismo que su inmediato superior haría si estuviera allí y conociera la situación”. ¿Es ésta una buena explicación del Auftragstaktik?] El general von Mellenthin respondió categóricamente: “Exactamente”.

He utilizado el ejemplo de esta conferencia porque me parece una buena introducción para hablar del Auftragstaktik. ¿Qué significa este término alemán? Los manuales militares alemanes sobre los aspectos tácticos y operacionales de la guerra hacen siempre referencia al Auftragstaktik y lo llaman “el principio preeminente de mando y control del ejército”. En 1988 el Auftragstaktik fue nuevamente codificado en lo que es la biblia del Ejército alemán, “Mando y Control en Batalla” de las Regulaciones del Ejército Alemán (AR).

En términos generales, ¿por qué el ejército alemán fue siempre tácticamente superior (incluso cuando la Wehrmacht estaba agonizando) a los ejércitos que se le opusieron en la IIGM? Bien, hay varias razones, pero a mi juicio dos son las fundamentales: excelente entrenamiento y, precisamente, el Auftragstaktik. Ambas están ciertamente relacionadas.

El general Hermann Balck era un militar brusco y lacónico, pero quienes le conocían bien sabían que tras esos rasgos de su peculiar naturaleza se encontraba un hombre profundamente considerado. No gustaba de las órdenes escritas, y siempre prefirió dar a sus subordinados órdenes verbales, cortas y sencillas. En la mayoría de los casos estas órdenes se reducían a tres o cuatro palabras. La llave de este éxito se encontraba en la importancia que el cuerpo de oficiales concedía a la iniciativa individual de los mandos intermedios, oficiales, suboficiales e incluso soldados. Rommel, un mando difícil por su proverbial improvisación táctica en el desarrollo de las batallas, también concedía una importancia fundamental a la iniciativa de sus subordinados. También era duro con sus oficiales, aunque ciertamente condescendiente con sus soldados. Pero, por norma, en el ejército alemán era caso extrañísimo el que un superior reprendiera a un subordinado por acciones de combate, salvo casos de errores muy graves. Esta actitud, tan diferente en otros ejércitos (especialmente el Ejército Rojo), estimulaba la confianza de los subordinados y fortalecía su capacidad de iniciativa.

En esencia, el Auftragstaktik demandaba un alto grado de flexibilidad en la cadena de mando. Establecido el plan operacional por el comandante en jefe (a cualquier nivel: ejército, cuerpo, división, regimiento, batallón, compañía, sección), se daba amplia libertad a los comandantes o líderes para que consiguieran los objetivos del plan a plena discreción. El comandante de una división, por ejemplo, tenía plena confianza en los comandantes de regimiento; éstos en los comandantes de batallón; los de batallón en los de compañía, y los de compañía en los de sección. Era una cadena de confianza mutua. Cuando por cualquier causa –pérdida de comunicaciones, baja en combate- se perdía a un comandante, el Auftragstaktik enseñaba que el siguiente en el escalafón debía asumir la responsabilidad y actuar con iniciativa, tal como lo haría su comandante.

Nada ilustra tanto como los ejemplos. Veamos un par de ellos durante la operación alemana contra la fortaleza belga de Eben Emael (dediqué un topic en el subforo del Frente Occidental titulado "Operación Granito" con respecto al asalto a Eben Emael) en la campaña del Oeste de 1940. La captura de esta posición era una condición crucial para una continuación exitosa de la campaña. Se encargó de la dirección efectiva de las operaciones a un teniente primero de las fuerzas de paracaidistas, Rudolf Witzig, cuyo planeador tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia, al comienzo de las operaciones, cerca de Colonia, a unos 100 kilómetros del objetivo. El resto de los aparatos continuó su vuelo hacia Eben Emael; como todos sabéis, la operación fue un éxito, pero quizás pocos sepan que fue dirigida por un sargento de estado mayor.

Durante el aterrizaje sobre las inmediaciones de Eben Emael, otro planeador se vio obligado a aterrizar a unos 60 kilómetros de su objetivo. El líder de la sección de asalto, el sargento Meier de estado mayor, decidió apropiarse, con gran resolución, de dos vehículos y avanzar a través de las columnas de las divisiones del principal ataque que estaban reunidas en la frontera. Llegando a Maastricht, cruzó el Mosa y se dirigió a Eben Emael. No pudo capturar la fortaleza rodeando el canal, así que por propia iniciativa decidió atacar a las fuerzas belgas en los alrededores de Eben Emael. Herido en el transcurso de esta acción, Meier hizo prisioneros a 121 belgas que despachó al día siguiente a retaguardia como prueba de que había hecho todo lo posible en sus especiales condiciones. Mientras tanto, Witzig había localizado otro avión para remolcar su planeador. Volando nuevamente hacia Eben Emael aterrizó dentro de la fortaleza, e inmediatamente asumió el mando de las fuerzas de asalto provocando con sus acciones la rendición del fortín belga.

La iniciativa y las habilidades de mando de un teniente primero y un suboficial fueron puestas a prueba, dando ambos una excelente demostración de la ejecución de los principios del Auftragstaktik, recibiendo por esas acciones la Cruz de Hierro

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Mensaje por José Luis » Lun Nov 28, 2005 4:27 pm

El mayor general Werner Widder, del ejército alemán, dio una conferencia en Fort Leavenworth en abril del 2002 sobre la doctrina alemana del Auftragstaktik. Remonta sus orígenes al año de 1806, tras la desastrosa derrota del ejército prusiano en Jena y Auerstedt. Los ejércitos de Napoleón revelaron las deficiencias del ejército prusiano, y las reformas iniciales sobre la instrucción de infantería aparecieron en las regulaciones de 1812, en las cuales se abolía la dirección prefabricada de batalla y, al menos en los niveles más altos del liderazgo, se convertían en factores importantes la iniciativa y el pensamiento y acciones independientes. En los niveles más bajos las tácticas de columna, con sus masivos cuerpos de tropas, continuaron imponiendo grandes limitaciones a la dirección de las batallas.

A mediados del siglo XIX el fusil con sistema de recámara comenzó a reemplazar al mucho menos eficiente sistema de carga por boca, circunstancia que supuso una revolución en los asuntos militares, dando lugar al punto de partida para la transformación de la infantería y propiciando el curso para la adopción eventual del Auftragstaktik.

Las guerras alemanas de reunificación de 1864 contra Dinamarca, de 1866 contra Austria, y de 1870-1871 contra Francia demostraron que los avances en armamento habían dejado obsoletos los avances en el desarrollo doctrinal y táctico. Para volver a establecer alguna forma de mando y control se mostraba ahora importante desarrollar un nuevo concepto que, por una parte, posibilitara cierta independencia de acción mientras que, por otra parte, evitara acciones erradas por los líderes de los niveles más bajos.

El líder indiscutible de estas correctas observaciones y el promotor de su desarrollo doctrinal fue el mariscal Helmut von Moltke, jefe del Estado Mayor General del Ejército Prusiano desde 1857 a 1888. En Alemania se le considera el creador del mando y control al nivel operacional, y el padre espiritual de los principios operacionales. Por supuesto, también jugó un papel decisivo en el desarrollo del Auftragstaktik.

Este militar fue una especie de George Simenon en literatura militar, si se me permite la comparación en términos cuantitativos. Ambos personajes, cada uno en su parcela, escribieron una obra muy voluminosa. Uno de los principios rectores que domina los escritos del mariscal prusiano es la estimulación del pensamiento y acción independientes entre sus subordinados: “Diversas son las situaciones bajo las cuales un oficial tiene que actuar sobre la base de su propia perspectiva de la situación. Sería un error si tuviera que esperar órdenes en momentos en que ninguna orden puede ser dada. Son mucho más productivas sus acciones cuando actúa dentro del marco de propósitos de su comandante superior”. Moltke estableció así el principio fundamental del Auftragstaktik: el subordinado tiene que actuar dentro de las directrices de intenciones de su superior. Conociendo las intenciones de su superior, el subordinado actúa de esta forma en aras de su consecución.

Después de 1871 los militares alemanes crearon un debate que enfrentaba dos tendencias opuestas: los que defendían la imposición de órdenes detalladas para evitar el efecto dispersivo provocado por los armamentos modernos y la supuesta independencia incontrolada a los niveles más bajos de mando, y los que defendían la independencia de las pequeñas unidades que, según ellos, era la consecuencia necesaria de los armamentos modernos. Los primeros, Normaltaktikers, defendían el punto de vista convencional; los segundos, Auftragstaktikers, defendían la innovación. Estos últimos no eran partidarios de emitir órdenes detalladas para limitar la libertad de acción de los niveles más bajos de mando, sino más bien abogaban por asignar a cada unidad su propia misión, claramente definida. Desde 1914 hasta la actualidad, el Auftragstaktik ha tenido un lugar sólido en la filosofía de mando y control del Ejército Alemán. Pero este principio no tuvo fácil entrada en la doctrina militar alemana; antes al contrario, encontró enconada resistencia por aquellos militares a quienes molestaba este proceso. Fueron estos últimos quienes acuñaron el término a principios de la década de 1890 para mostrar su desdén, considerando ese principio una amenaza para la disciplina militar y, por extensión, para todo lo concerniente al mundo militar. Pero, al igual que unos años más tarde ocurrió con la filosofía innovadora de von Seeckt, la resistencia de los militares típicamente conservadores fue finalmente vencida y la doctrina militar alemana recogió y desarrolló los principios de esos innovadores.

Quiero hacer una última observación que considero sería de enorme interés para nuestros líderes políticos y militares, pero también para el conjunto de nuestra sociedad. Widder dice que el liderazgo militar actual del ejército alemán reconoce dos pilares: el concepto de Innere Führung y el principio del Auftragstaktik. Precisamente, Widder tituló su conferencia “Auftragstaktik e Innere Führung: Marcas del Liderazgo Alemán”. Ambos conceptos están actualmente inseparablemente conectados.

La imagen común de hombre en el ejército alemán es que un soldado es una persona libre. Se respecta su dignidad individual al igual que sus derechos básicos y los derechos de la libertad. Estos derechos son una garantía para todos los ciudadanos, y, de igual modo, para los soldados. El ciudadano responsable reconoce que los valores de la comunidad tienen que ser defendidos incluso a riesgo de su propia vida. Pues bien, en el Bundeswehr esta imagen de hombre encuentra su expresión conceptual en lo que se llama Innere Führung, significando el liderazgo y la educación cívica. Innere Führung es la responsabilidad de los soldados alemanes en los estándares ético-morales. Innere Führung es la cultura corporativa de las Fuerzas Armadas alemanas, e integra al Bundeswehr en la sociedad alemana.

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Mensaje por José Luis » Lun Nov 28, 2005 4:35 pm

Los anglosajones utilizan las expresiones “directive control” y “mission-type orders” para referirse al Auftragstaktik. Ambos términos sugieren la orientación general como oposición a la supervisión prescriptita. También apuntan los ingleses los términos “mission orders” o “mission-oriented tactics”, lo que viene a demostrar la dificultad de aglutinar en una palabra el concepto doctrinal foráneo. Por ello, yo prefiero referirme siempre al Auftragstaktik, pues, como nada me va en ello, carezco de cualquier prejuicio en reconocer la enorme supremacía mundial de la doctrina militar alemana entre finales del siglo XIX y primeros del XX.

John Nelsen ["Auftragstaktik: A Case for Decentralized Battle," Parameters, 17 (September 1987).] pone de manifiesto los problemas que surgen en las interpretaciones normales del concepto. Sugiere que Auftragstaktik significa mucho más que los términos normalmente empleados en inglés (los que ya he citado), pues bajo el término alemán subyacen los siguientes conceptos: iniciativa individual, toma de decisiones independiente, y alcance de decisiones tácticas propias por la propia voluntad de los líderes. La esencia del Auftragstaktik se traduce cuando un comandante especifica a sus subordinados “lo que hay que hacer”, no “cómo debe hacerse”. Es por ello que, según este antiguo pero totalmente vigente principio, el subordinado ha de tener el entrenamiento y la preparación necesaria para poder acumular en su voluntad la iniciativa personal, la independencia en la toma de decisiones y la resolución en la adopción de su táctica, todo ello encaminado a conseguir el objetivo prescripto por su comandante. Y para que ello pueda darse, el superior ha de ser totalmente flexible con el proceder del subordinado; en otras palabras, ha de regir el principio de libertad de acción.

Sin duda, el mejor ejemplo totalmente opuesto al Auftragstaktik lo encontramos en la conducción, en general, de las operaciones militares soviéticas durante los primeros años de la guerra, en especial en 1941-1942. La inflexibilidad, la falta de iniciativa individual, la limitación de acción, la dependencia o centralización y -un aspecto que yo apenas he encontrado en los estudios actuales sobre esta materia- la desconfianza, son las características esenciales que definen al mando soviético en la guerra inicial germano-rusa. Por el contrario, el mando alemán, en general, era el reverso de la moneda rusa. Quizás esto baste para explicar la tremenda superioridad del mando alemán.

Las regulaciones del actual ejército alemán describen el Auftragstaktik de la siguiente manera:

[Un procedimiento de mando y control dentro del cual se concede al subordinado una gran libertad –dentro del marco de la intención de la orden individual dada- para llevar a cabo su misión. Las misiones tienen que incluir solamente aquellas restricciones que son indispensables para poder interactuar con otros, y debe ser posible que se consigan haciendo uso de las fuerzas del subordinado y los recursos y autoridad que se le delegan. El mando y control de las misiones-orientadas (“mission-oriented command and control”) requiere uniformidad en la manera de pensar (criterio uniformizado), juicio e iniciativa sólidos, así como acciones responsables a todos los niveles] "The German Army's Mission Oriented Command and Control," Armor, 90 (January-February 1981), 12.

La experiencia de mis lecturas me lleva a afirmar que ningún ejército ha ejercido tanta influencia en la doctrina militar y el entrenamiento de los ejércitos actuales como el ejército alemán de 1871-1945.

El ejército estadounidense (U.S. Army) es un gran ejército, además de ser el ejército más poderoso de la actualidad. Lo digo porque posee la rara humildad de dedicar un enorme esfuerzo al estudio y divulgación de la doctrina militar y al mismo tiempo reconocer –expresa o tácitamente- en sus resultados las enormes carencias, sobre todo en materia de entrenamiento, de sus fuerzas de combate. Cuando las unidades de combate estadounidenses desembarcaron en Europa para enfrentarse, fundamentalmente junto con sus aliados británicos, a las experimentadas unidades de combate alemanas, sus hombres, especialmente los suboficiales, estaban a años luz del entrenamiento estándar de un suboficial alemán. Tras la guerra, el ejército estadounidense dedicó un enorme esfuerzo al estudio de la doctrina, entrenamiento y tácticas militares de la Wehrmacht. Organizó conferencias protagonizadas por los oficiales alemanes a quienes habían derrotado, encargó estudios de las batallas ejecutadas durante la guerra a esos mismos militares alemanes, y en el transcurso de todos estos años fue capaz de forjarse su propia doctrina militar, después de toda una travesía de experiencias semi-amargas (Corea y Vietnam incluidas).

Sin embargo, por lo que leo, todavía distan mucho de aplicar en el entrenamiento y preparación de sus suboficiales el principio rector del Auftragstaktik. “Los oficiales y suboficiales deberían adquirir una mejor apreciación de la iniciativa individual, la aceptación de riesgos y la asunción de la responsabilidad como factores primordiales de las operaciones” [Charles G. Sutton, Jr., "Command and Control at the Operational Level," en The Challenge of Military Leadership, ed. Lloyd J. Matthews and Dale E. Brown (Washington: Pergamon-Brassey's, 1989), p. 80].

El mando y el liderazgo están fuertemente entrelazados, y nada recuerda tanto esta máxima como el término alemán “Truppenführung”, la conducción o dirección de la tropa. El principal objetivo de cualquier sistema de mando y control ha de ser la unidad de esfuerzo, o lo que John Collins expresó como “solidaridad de propósitos, esfuerzo, mando (dirección), energías, valoraciones y actividades, físicas y mentales, hacia los fines deseados” [John M. Collins, Grand Strategy: Principles and Practices (Annapolis, Md.: Naval Institute Press, 1973), p. 28.].

Nuevamente hay que regresar a las experiencias de los oficiales alemanes durante la IIGM: “Observamos que los líderes a cualquier nivel crecían con su experiencia… Su iniciativa debería ser fomentada tanto en el caso de un comandante de división como en el caso de un líder de sección” (Sutton, 78-79). Y viene a cuento recordar lo dicho por el general Balck, en cuanto a que los altos comandantes alemanes rara vez, por no decir jamás, recriminaban a sus subordinados, salvo casos de errores mayúsculos. Por el contrario, siempre se fomentó (y recompensó) entre ellos la iniciativa individual, cuestión que además el subordinado asumía con gran orgullo.

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Mensaje por V.Manstein » Vie Dic 02, 2005 8:37 am

El libro de Dupuy " A Genius For War" es relevante en este sentido; Dupuy concluye que los ejércitos alemanes han sido en el último siglo consistentemente más eficaces que sus enemigos no por una superioridad individual del soldado alemán sino por la calidad de sus mandos, en particular por algo que es antitético del tradicional esquema estereotipado de la obediencia ciega germánica. De hecho se consideraba dogma en la formación de los oficiales que eran responsables de obtener resultados, no de seguir órdenes y que obedecer no era excusa para inhibirse o quitarse las responsabilidades de encima ( ¡ Qué distinto de lo que tuvieron que hacer bajo la égira Adolfiana desde casi el principio de la guerra y qué esquizofrénico para el común de los jefes militares alemanes). Así Moltke especificaba lo siguiente en el manual post guerra FrancoPrusiana: "una situación favorable nunca es explotada adecuadamente si los comandantes locales esperan por órdenes. el mayor comandante y el más joven soldado debe ser siempre consciente del hecho de que la omisión e inactividad son peores que el error". Federico ( tan adorado por Adolfo ) increpaba a un comandante que se inhibió en una situación delicada por seguir órdenes de un oficial superior, asegurando. " Su majestad le ha hecho a usted Major por que confiaba en que sabría usted decidir cuando no obedecer sus órdenes".
el Ejército Alemán perdió la guerra pero bien se puede decir que de haber podido mantener en esencia su filosofía otro resultado se podría haber producido.
Pero no solo hay en la Auftragstaktik un aspecto funcional, ejecutivo de eficacia sino que hay un aspecto psicológico, que explica en igual medida su efecto multiplicador de eficacia, como expresa Doughty:
The essence of Auftragstaktik that has made it important as a combat multiplier is the socio-professional relationship that united German officers and governed their behavior toward each other. The relationship was egalitarian, collegial, trusting, and supportive. German officers of all ranks were members of a select group "who wore the King's coat."11 For almost 200 years superiors have trusted their subordinates and dedicated themselves to their subordinates' success. Commanders' behavior was oriented toward building subordinates' competence to assess military situations and apply adaptive solutions, and to building their confidence in making decisions and acting independently. Commanders required their officers to study their profession, and set up situations in which they could practice what they had studied. Critiques were supportive and collegial rather than demeaning.12 Superiors did not meddle in their subordinates' spheres of responsibility. Even in wartime when inexperienced second lieutenants were commanding companies, senior commanders entrusted them with complete discretion in the training of their companies. When there was failure, commanders backed up their subordinates and used the occasion as a learning experience.13

The psychological consequence of Auftragstaktik for both junior and senior officers was a sense of security. The junior, be he a second lieutenant or a general, could feel at ease airing his doubts and problems with his superior confident that the older man would be constructive and helpful.14 He could work on his shortcomings without feeling pressure to compromise his ethical integrity--to look good at the expense of being good. Though empowering and trusting subordinates always entailed risk for the superior, the supportive climate and candor of Auftragstaktik assured German commanders that they would know accurately the condition of their subordinate units. They could develop their subordinates' competence by assigning them tasks that made them reach for higher levels of proficiency. Though responsible for everything their subordinates did or failed to do, commanders were secure knowing they could trust their own superiors to practise Auftragstaktik, and support them.15

There were special circumstances that led to the emergence of Auftragstaktik in the German but not in other continental armies, or in the American or British Armies. First, from the defeat of Prusssia in the Napoleonic Wars (1813) til the end of World War I (1918) the king, aristocracy, and officers were united in a compact to sustain the monarchy against armed insurrection and political challenge by liberals and socialists. For their part, the officers received the place of honor in the German social order, and their sons were assured commissions in the Army.16

Second, throughout the 19th century the Army was continually expanding, but the number of families whose sons were considered socially and politically suitable for commissions did not expand. The Army was short of officers for more than a century, officers had almost certain job security, and commanders had no choice but to make the best of the material they received. During the 19th century no standards of intelligence or education could be imposed without excluding applicants who met the crucial social and political criteria. Regimental commanders, who made the decisions on applicants for commissions, could not afford to turn down a politically sound applicant. Neither could they threaten an officer with relief; there was no one to replace him.17 The task for German commanders was to build an officer corps for an expanding army during a century of rapid technological changes, most of which tended to increase the dispersal of units on the battlefield. They had a limited pool of intellectually average and educationally inferior young men on which to draw, but they could build on traditions of mutual respect and profes- sionalism.18 Their approach was to teach and model patterns of behavior intended to build military proficiency, patterns that also supported the psychological and ethical integrity that enabled officers to welcome responsibility and act on their own judgment. The result was the most effective group of combat commanders and staff officers in the history of warfare.
Hay dos conceptos adicionales de relevancia en este punto:
Einheit. Confianza mutua, sentido. Esta mutua confianza no es impuesta sino que se desarrolla con el tiempo, es más que simple camaradería, es saber que cada miembro del equipo estará en el sitio adecuado en el tiempo adecuado en cualquier situación para cumplir con la misión.

Fingersptizengefühl. Habilidad o instinto intuitivo, que procede del adiestramiento y la libertad de acción.

Ese sentido de Seguridad es esencial de la Auftragstaktik y hace de quienes lo sienten y prectican verdaderos ganadores ante los mayores retos y dificultades.

Para finalizar, lean por favor esta actualización del GeneralMajor Werner Widder, que es muy muy interesante:


http://usacac.leavenworth.army.mil/CAC/ ... widder.pdf
Soldat im 20.Jahrhundert

Invitado

Mensaje por Invitado » Mar Jul 11, 2006 12:01 pm

Estos articulos escritos por uds., los cuales me perecieron muy interesantes, me hacen acordar a un libro q lei hace ya unos cuantos años, del circulo militar (argentina) de EDWARD MEAD EARLE === CREADORES DE LA ESTRATEGIA MODERNA..................
UN SALUDO.....

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