Evolución del Arte Operacional. Isserson

El impacto de la Gran Guerra en el pensamiento militar. Cambios y evolución en las doctrinas militares. Regulaciones de campaña.

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Re: Evolución del Arte Operacional. Isserson

Mensaje por José Luis » Sab Ene 28, 2017 6:26 am

La evolución de la ciencia y la tecnología mantiene perspectivas para contrarrestar la ofensiva. Aun así, es evidente hoy en día que la ofensiva está a la cabeza del desarrollo de los medios de combate tecnológicos, mientras que el desarrollo de los defensivos tiene lugar sólo como respuesta.

Que esta superioridad ofensiva ha afectado a los estados mayores generales europeos resulta evidente de la aparición de modernos sistemas de fortificación permanentes. La frontera oriental de Francia es ahora una línea continua de fortificaciones de cemento, con electrificados campos de muerte guardando las aproximaciones. Los alemanes construyen ahora fortificaciones similares en la Renania remilitarizada. Superar un cinturón de fortificaciones de cemento es por supuesto imposible para los medios ofensivos modernos. Si el arte de la fortificación evoluciona al cemento de rápido fraguado, haciendo posible construir fortificaciones de cemento rápidamente durante el curso de la maniobra, entonces incrementa la probabilidad de que el arte militar se enfrente a nuevos problemas de guerra de trincheras científica y tecnológicamente avanzada. Es difícil predecir la naturaleza evolutiva de semejante confrontación, pero es posible asumir que sus requisitos están enraizados en la posibilidad de una segunda guerra imperialista en el subcontinente europeo occidental. Bajo las insuperables condiciones del nuevo estilo de guerra de trincheras, una guerra así estaría condenada al fracaso y por supuesto promovería el desarrollo del conflicto hacia una guerra civil de escala global.

No hay requisitos para un frente posicional semejante en nuestro teatro europeo oriental de acciones militares. No obstante, un frente semejante con su diferente carácter cualitativo podría surgir en sectores aislados. Por tanto, es necesario tener en cuenta la posibilidad de asaltar una línea de frente de cemento desde el aire y no desde tierra.

Las fuerzas aerotransportadas deben jugar un importante papel en el futuro. Sería difícil subestimar su importancia en la evolución del arte operacional.

Bajo las condiciones modernas de colosal progreso tecnológico y las correspondientes perspectivas para nuestro futuro desarrollo, no deberíamos ser miopes y quedar rezagados. La competición entre medios ofensivos y defensivos proporciona un vasto campo para la investigación y la experimentación. Es necesario recordar que los medios de combate deben considerarse siempre con respecto a los medios para contrarrestarlos. En una evaluación de medios de combate, nunca se debe afirmar que sus características inherentes excluyen la posibilidad de ser superados por contramedidas. Las contramedidas nunca permanecerán a un nivel que les confiera menor adecuación para el desarrollo posterior que los medios ofensivos. El adversario que debe defenderse empleará naturalmente todos los medios de resistencia posibles. El curso del conflicto puede presentar muchas posibilidades nuevas que hagan insuficiente un ataque con medios ofensivos modernos.

Desde esta perspectiva, debemos reconocer por tanto que las posibles contramedidas harán la aplicación de fuerza por medios ofensivos modernos menos cierta y convincente que los beneficios de alcance y velocidad. La situación podría requerir la posterior innovación de medios ofensivos. El pensamiento técnico previsor y progresista siempre debe tener presente este hecho.

Sin embargo, una cosa es aparente: la actual tendencia que favorece la superioridad de los medios ofensivos sobre los defensivos es cada vez más palpable. Bajo las condiciones políticas que determinan la naturaleza de nuestra guerra futura, esta circunstancia proporciona un fundamento material para la posibilidad de superar un frente de intensiva potencia de fuego y producir un resultado decisivo con operaciones ofensivas profundas.

Próximo capítulo: La Organización de la Ofensiva en Profundidad
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Re: Evolución del Arte Operacional. Isserson

Mensaje por José Luis » Dom Ene 29, 2017 8:22 am

4. La Organización de la Ofensiva en Profundidad

Los medios de combate son un requisito material necesario para resolver problemas, pero no pueden resolverlos por sí mismos. Hay muchos ejemplos en la historia del arte militar en que nuevos medios de combate no consiguieron producir el efecto deseado. Fueron empleados en formaciones de combate anticuadas de acuerdo con métodos anticuados. Tal fue el caso, por ejemplo, cuando los cañones de campaña estriados se dejaron en la retaguardia de las columnas de marcha.

El armamento nuevo requiere nuevas formas de empleo de combate. La táctica resolvió esta cuestión mediante la transición a agrupaciones de combate y batalla profunda. Sin embargo, el control de grandes formaciones de tropas ha quedado rezagado, atascado en una etapa previa de la evolución histórica. Una vez que el objetivo de una ofensiva presenta una gran profundidad defensiva, el despliegue operacional de una formación de ataque ofensiva requiere cambios esenciales. Una simple línea de ejércitos desplegados difícilmente será capaz de resolver el nuevo problema de la ofensiva profunda. Se puede afirmar definitivamente que la simple ola de esfuerzos operacionales de la estrategia lineal no resolverá nada. Sería una embestida impotente en sí misma contra las profundidades de las defensas modernas.

Este problema nos lleva a la cuestión central de modelar una estrategia profunda para la época actual. Es necesario percibir el carácter de la profundidad defensiva moderna: la resistencia tiende a incrementar y a obtener su punto culminante o apogeo estratégico cuando el atacante está cerca de este objetivo y el defensor debe poner toda la carne en el asador para salvar su posición. Debido a que los principios de los beligerantes son incompatibles, y puesto que no hay reconciliación en un conflicto de independencia política y económica, la resistencia puede desplegar una fuerza enorme en la última fase de una operación.

Incluso durante la Guerra Mundial, cuando las contradicciones del imperialismo eran agudas, las operaciones de 1914 discurrieron a lo largo de una curva de crecientes esfuerzos de combate. Este hecho escapó a los alemanes, que entraron en las primeras batallas fronterizas con una intensidad operacional alta, pero que se aproximaron al Marne inadecuadamente preparados para enfrentarse a la incrementada resistencia anglo-francesa.

Ni tuvimos en cuenta nosotros esta curva de resistencia creciente durante nuestra ofensiva de 1920 en el Vístula. Tras forzar el Nieman, incluso se planeó reducir la fuerza de los ejércitos del frente occidental, pues se dio por asegurada la terminación de la campaña en la fase inicial de la ofensiva. La previsión operacional no imaginó una batalla de enorme intensidad en el Vístula, y esto fue un amargo error de cálculo que demostró un profundo malentendido de las dinámicas operacionales modernas.

El agotamiento ofensivo tiene sus causas menos en el desgaste auntoinducido de la potencia atacante que en la creciente resistencia defensiva. Un ejemplo obvio sería una situación en la que el frente ofensivo de la estrategia lineal simplemente rechazara al enemigo en vez de capturarlo o destruirlo. Así, el fracaso de esta estrategia de producir la destrucción de la fuerza vital del enemigo permitiría al enemigo en retirada ocupar una posición operacionalmente ventajosa. En consecuencia, en el mismo punto culminante de la operación, el defensor sería mucho más fuerte que al inicio de las hostilidades. Mientras tanto, el atacante se acercaría descuidadamente a esta estrategia Rubicón, asumiendo que el último momento de la operación sería el más fácil. Esto sería un error fatal. Siempre es más fácil el primer paso, pues está asegurado por la planificación anticipada y las agrupaciones de fuerzas preliminares.

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Re: Evolución del Arte Operacional. Isserson

Mensaje por José Luis » Dom Ene 29, 2017 8:29 am

Deben esperarse dificultades durante el transcurso de una operación, ya que no se pueden anticipar todos los detalles. La tensión y crisis más grandes deberán esperarse en la fase final de una operación. La esencia del arte del liderazgo operacional yace en la capacidad de acercarse a este momento decisivo con plena conciencia de la situación, con una ola fresca de esfuerzos operacionales, y preparado con todas las fuerzas y medios necesarios para poner un fin demoledor a la operación.

Está condenado el líder que actualmente intente acercarse al Marne o el Vístula como en 1914 y 1920. Su final será ignominioso, sin importar lo grandes que hayan sido sus logros operacionales ofensivos en el proceso. Además, cuanto mayores hayan sido estos logros, mayor será la catástrofe de no aplicarse la previsión a la fase final de la operación.

Una operación moderna es una operación en profundidad. Debe ser planeada para la entera profundidad, y debe ser preparada para superar la entera profundidad. Más aun, debe anticiparse que la intensidad de la resistencia en esta profundidad tiende a crecer y a volverse más densa desde el frente a la retaguardia.

Al elaborar las operaciones ofensivas profundas, el arte operacional contemporáneo encuentra el nuevo problema de estructurar las formaciones ofensivas. Una cosa está clara: la estrategia lineal con su simple ola de esfuerzos operacionales es incapaz de tratar este problema ofensivo. La solución ha de hallarse de acuerdo con las nuevas formas del arte operacional evolutivo. Mientras tanto, debe descartarse una propuesta de la teoría militar tradicional. Antes de nada, debemos abandonar la proposición de que la estrategia consigue sus objetivos de acuerdo con el principio de simultaneidad de acciones. Esta proposición, que incluso ahora disfruta de popularidad, se remonta a los tiempos de Napoleón. Perdió su relevancia hace tiempo bajo condiciones modernas. Clausewitz se refirió a ella varias veces:

“En la táctica, cuando las fuerzas se van introduciendo gradualmente en la batalla, las principales decisiones se posponen hasta el final, mientras que en la estrategia la ley de combate simultáneo de todas las fuerzas casi siempre busca la decisión al comienzo de una acción más grande...”.

“La táctica permite la introducción gradual de fuerzas en la batalla, mientras que la estrategia hace sus demandas inmediata y simultáneamente...”.

“Estratégicamente se debe combatir con el mayor número de fuerzas posible, su combate debe ser simultáneo...”.

“La estrategia no puede reconocer el tiempo como su aliado, y por uno u otro objetivo introduce fuerzas en un asunto gradualmente y de forma creciente. Todas las fuerzas disponibles para conseguir un objetivo estratégico deben comprometerse simultáneamente...”

“En estrategia, los esfuerzos dispersos contradicen la esencia del propósito; todas las fuerzas disponibles deben comprometerse simultáneamente...”.

Esta teoría era correcta para la época de Napoleón, así como para el comienzo de la estrategia lineal en la era de Moltke, cuando una operación todavía conducía generalmente a una batalla principal de un solo acto que se decidía por una sola ola de esfuerzos operacionales. Sin embargo, esta teoría no se correspondió con las nuevas condiciones del conflicto armado durante la época del imperialismo. Su agonía ya fue perceptible durante las últimas décadas del siglo diecinueve.

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Re: Evolución del Arte Operacional. Isserson

Mensaje por José Luis » Dom Ene 29, 2017 8:34 am

Durante la segunda mitad de la Guerra Franco-Prusiana de 1870-1871, tras la caída del Segundo Imperio, los prusianos tenían fuerzas insuficientes para combatir una nueva lucha contra un ejército francés reorganizado. Pero la traicionera burguesía contrarrevolucionaria francesa prestó a Moltke una mano amiga para hacer la paz con Bismarck sobre la cabeza de la Guardia Nacional Francesa. Ahora es difícil especular cómo habría acabado una guerra renovada entre Francia y Prusia bajo diferentes circunstancias. Pero Engels describió su posible resultado de la siguiente manera: “La posición francesa era muy fuerte pese a sus recientes derrotas. Si pudiéramos estar seguros de que París hubiera resistido hasta finales de febrero [1871], nos inclinamos a especular que Francia habría salido como vencedora...”.

Incluso entonces se dieron los primeros signos de movilización permanente y de la imposibilidad de lograr una decisión estratégica por la pura simultaneidad de un solo esfuerzo. Moltke se dio cuenta de que se enfrentaba a un nuevo fenómeno en la historia del conflicto armado. Dijo más tarde varias veces: “Esta guerra [es decir, una continuación de la guerra de 1870-1871 tras Sedán] nos asombró tanto que la cuestión que planteaba debería ser estudiada muchos años”. En realidad, la cuestión era digna de estudio. La aparición de nuevas fuerzas armadas después de que hubiera dejado de existir una primera línea enemiga indicaba que la estrategia podría no alcanzar sus objetivos futuros con un ejército de primera línea desplegado al comienzo de una guerra. Podría requerirse la introducción desde las profundidades de un segundo e incluso un posible tercer ejército. En la vaga premonición de Moltke había una convincente insinuación de la época de la estrategia profunda.

En su famoso discurso de 1890 al Reichstag alemán, Moltke dijo: “Si una guerra, que por más de diez años ha pendido sobre nuestras cabezas como espada de Damocles, estalla finalmente, nadie puede predecir su duración y resultado. Los más grandes estados europeos, como nunca antes armados, entrarían en la guerra unos contra otros. Ninguno de ellos sería aplastado durante una o dos campañas, para que se reconociera como derrotado, para que se viese forzado a concluir una dura paz, para que no reafirmara su fortaleza y resucitara la lucha”.

Éste era un Moltke diferente, un estratega de la nueva época. Pero las nuevas opiniones fueron incapaces de refutar las viejas teorías. La experiencia histórica pasó inadvertida. Incluso al comienzo del siglo veinte, Foch escribió lo siguiente en sus Principios de Guerra: “Dentro de la estrategia gobierna la ley de esfuerzos coincidentes, no la ley táctica para el refuerzo gradual del esfuerzo”. Esta opinión ya era incorrecta durante la guerra de 1870-1871, y mucho más durante la guerra de 1914-1918. Actualmente esta proposición es absolutamente incompatible con el nuevo carácter de la operación ofensiva profunda.

A este respecto, lo que se percibió durante el segundo periodo de la Guerra Franco-Prusiana de 1870-1871 solamente a escala estratégica, se demostró operacionalmente durante la Guerra Mundial y después en el campo contemporáneo del arte operacional. Una operación moderna de múltiples actos no se puede decidir por un solo golpe simultáneo de esfuerzos coincidentes. Requiere un refuerzo operacional profundo de estos esfuerzos, que crece cuando se acerca al punto más alto para la obtención de la victoria.

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Re: Evolución del Arte Operacional. Isserson

Mensaje por José Luis » Dom Ene 29, 2017 8:42 am

La resistencia profundamente escalonada provoca igualmente un escalonamiento ofensivo profundo. La ofensiva debe parecerse a una serie de olas que golpea la línea costera con creciente intensidad, intentando estragarla y eliminarla con golpes continuos desde las profundidades.

Una operación moderna obtiene esencialmente esfuerzos distribuidos a tiempo, condicionando así la estrategia. Esta observación quedó demostrada por los sucesos de la Gran Guerra y de nuestra guerra civil. Pero por supuesto sería errado entender que nos alemanes en las batallas fronterizas de 1914 y nosotros en la batalla del río Auta de 1920 comprometimos demasiadas fuerzas a la vez, y que estas fuerzas deberían haberse comprometido gradualmente. Todas las fuerzas disponibles deben comprometerse durante las operaciones iniciales según la correlación de fuerzas beligerantes. Pero la esencia de la cuestión es la necesidad de organizar de antemano el escalonamiento profundo de esfuerzos adicionales. En el momento decisivo de la operación, el propósito es que las fuerzas y medios adicionales lleguen en las agrupaciones apropiadas para facilitar la obtención final de la victoria.

El moderno escalonamiento operacional de esfuerzos en profundidad no significa el compromiso de dichos esfuerzos poco a poco o en paquetes operacionales. El escalonamiento operacional moderno es el incremento secuencial y continuo de esfuerzos operacionales dirigidos a romper la resistencia enemiga a través de toda su profundidad. Cuanto más grande sea la resistencia en profundidad, y más grande su intensidad, más grande ha de ser el escalonamiento de la profundidad operacional ofensiva.

Mientras tiene lugar el despliegue para una moderna operación profunda, es necesario calcular fuerzas y medios a lo largo de la dimensión lineal de un frente y en la nueva dimensión de profundidad.

El problema del moderno despliegue operacional profundo desafía otra proposición desfasada, la idea de las llamadas reservas estratégicas. Siempre que la estrategia resolviera un problema con un solo esfuerzo simultáneo, no se necesitaba reserva alguna. Clausewitz describió como absurda la idea de reservas estratégicas, tildándolas de innecesarias, inútiles, e incluso perjudiciales. Insistía en que todos los esfuerzos estratégicos debían comprimirse en una acción durante un movimiento. Escribió: “La idea de contener fuerzas preparadas para usar tras la obtención del objetivo general es imposible de reconocer como algo sino absurdo”.

En tanto en cuanto se conseguía el objetivo general por un solo acto en la era de Napoleón, esta proposición era correcta. Sin embargo, la duda se instaló durante la segunda mitad de la Guerra Franco-Prusiana de 1870-1871. Al principio del siglo veinte, la proposición simplemente se tornó incorrecta.

Hasta un cierto grado, Schlieffen había previsto este problema. Insistió en tener un fuerte ejército de reserva detrás del ala derecha alemana durante el avance sobre París. Pero sus motivos eran diferentes. Necesitaba reservas operacionales durante la ofensiva para extender su flanco derecho en caso de que se necesitasen fuerzas adicionales para completar el envolvimiento del enemigo. Al final, la reserva de Schlieffen entraría en la misma línea que la del frente atacante.

Bajo condiciones modernas, las reservas operacionales se necesitan no para extender flancos, aunque tal acción podría ser necesaria todavía al inicio de una guerra. En general, los flancos ya han alcanzado los límites de su extensión lateral, así que las reservas son necesarias ahora como refuerzo de los esfuerzos operacionales dirigidos a romper la entera profundidad de la resistencia enemiga. Ahora, la propia noción de las reservas operacionales y estratégicas implica el desarrollo de escalones operacionales. A medida que el conflicto armado evolucione hacia el futuro, la siluetas de escalones estratégicos análogos aparecerán detrás de estos escalones operacionales. Por supuesto, este desarrollo conducirá a posteriores incrementos en la fuerza de las fuerzas armadas, refutando así cualquier teoría sobre pequeños ejércitos profesionales como conservadora y absurda.

La creciente fuerza de los ejércitos durante la época del imperialismo respondía al requerimiento de la estrategia lineal para el frente ofensivo envolvente más amplio posible. Ahora la creciente fuerza de los ejércitos es una función de la estrategia profunda que requiere fuertes escalones operacionales en profundidad y el despliegue de la ofensiva en profundidad. Estos desarrollos testifican el gran alcance del conflicto armado contemporáneo. También descubren todo el carácter evolutivo de la operación durante la época emergente de la estrategia profunda.

Próximo capítulo: La Entrada en Profundidad en la Operación Contemporáneas
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Re: Evolución del Arte Operacional. Isserson

Mensaje por José Luis » Jue Feb 02, 2017 8:41 am

La Entrada en Profundidad en la Operación Contemporáneas

Los nuevos requerimientos dan lugar a nuevos fenómenos históricos, pero estos fenómenos también están predeterminados por un número de nuevos requisitos. En 1866, cuando Moltke desplegó por vez primera ejércitos prusianos a través de un frente de 400 kilómetros, este fenómeno operacional se correspondía con el nuevo carácter del conflicto armado. Pero este fenómeno estaba predeterminado también por nuevas condiciones objetivas, que incluían los ferrocarriles. Aun así, como observó Schlichting, Moltke albergó serios recelos sobre semejantes despliegues tan amplios.

Lo mismo sucede hoy, cuando el despliegue profundo genera aprehensión e incluso miedo. Pero, nos guste o no, tal despliegue es inevitable. Actualmente, un número de requisitos objetivos predetermina el despliegue profundo. Fluyen de la naturaleza de la guerra futura, que generará un conflicto de inmensa intensidad. Ningún país que entre en este conflicto limitará la capacidad de movilización al primer escalón de un ejército regular de cuadros movilizado. Además, ningún país al inicio de la guerra tendrá la capacidad de concentrar simultáneamente todas las fuerzas capaces de movilización para la acción de combate inmediata. Hacer eso requeriría el aplazamiento de las hostilidades y la retirada de los propios despliegues a lo profundo del interior del país para protegerlos de la destrucción gradual. En este caso, un enemigo más débil con menos fuerzas que desplegar sería paradójicamente más fuerte en el mismo inicio del conflicto. Sin embargo, hay pocos que se atrevan a testar esta proposición. Es muy evidente que la movilización permanente secuencial lleva a una secuencial construcción de esfuerzos.

Las fuerzas de primera línea deben ser seguidas por fuerzas de segunda y tercera líneas, una situación que predetermina que la fuerza terrestre entre en la guerra en escalones estratégicos profundos. Este esquema inevitable de entrada en profundidad en una guerra futura está reflejado en los despliegues contemporáneos de tiempos de paz de un ejército. ¿De qué otra forma podemos explicar la existencia de un especial ejército de cobertura francés (l'armee couverture) en el Rin? De hecho, este ejército constituye el primer escalón estratégico francés, tras el cual se desplegará para el combate la masa principal de las fuerzas armadas en un segundo y subsiguientes escalones. La ocupación alemana de la Renania busca por supuesto la concentración allí del mismo tipo de ejército de cobertura, pero uno adaptado para convertirse en el primer escalón operacional de un ejército invasor.

Cuanto más profundo y vasto sea el territorio de un país, más grande es su movilización potencial, más poderosa es su capacidad para la intensidad del combate, y más amplio es su alcance para los esfuerzos estratégicos profundamente escalonados. Estas condiciones se aplican a nuestro país. Representan una poderosa ventaja que facilita el máximo incremento de esfuerzos en el último momento decisivo del conflicto. En comparación, los países bálticos son mucho más pequeños en territorio y más débiles en movilización potencial. Su intensidad de movilización al comienzo de cualquier conflicto estará muy cerca de su apogeo. La construcción gradual de esfuerzos más importante tendrá lugar en el Báltico a una escala mucho más reducida, salvo que países imperialistas más grandes le brinden seriamente ayuda con fuerzas y medios.

La entrada escalonada de las fuerzas armadas en una guerra es una función de necesidad estratégica y operacional. Los requisitos para esta necesidad proceden de factores materiales en la evolución de las tecnologías de combate contemporáneas. La esencia de la evolución tecnológica de los armamentos modernos yace en el impulso por un mayor alcance y alcance de acción de efecto. Todo se reduce a infligir la destrucción a la mayor distancia posible. Todo el significado de la aviación de combate descansa en la capacidad de cubrir distancias con rapidez. Lo mismo se juzga cierto para los medios moto-mecanizados.

La evolución de las armas de fuego siguió el mismo curso. Merece observarse que durante la segunda mitad del siglo diecinueve el desarrollo de las armas de fuego se centró en la distancia e índices de fuego. Antes de la Gran Guerra, a principios del siglo veinte, la atención cambió mayormente a índices de fuego mejorados, mientras que las distancias permanecieron a niveles previos. Tras haber conseguido las distancias máximas de fuego con la ametralladora, la evolución tecnológica durante y después de la Gran Guerra puso el énfasis en las distancias incrementadas. Las ametralladoras fueron equipadas con inclinómetros para que pudieran disparar sobre objetivos distantes desde posiciones ocultas. Las mejoras en la artillería de campaña incrementaron su alcance a 12-20 kilómetros. Todos estos desarrollos tuvieron una importancia decisiva para la evolución de las formas tácticas de batalla.

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Re: Evolución del Arte Operacional. Isserson

Mensaje por José Luis » Jue Feb 02, 2017 8:49 am

La evolución histórica demuestra que el alcance aumentado de las armas durante la época de Moltke respondió a la transición de la concentración de todas las fuerzas antes de la batalla estilo Napoleón al combate de encuentro desde la marcha. Ahora, debido a las distancias todavía mayores, nos enfrentamos a una evolución más del combate de encuentro. Durante la segunda mitad del siglo diecinueve, cuando el alcance de fuego vino a ser igual al alcance de visión, el combate desde la marcha fue el resultado directo. Sin embargo, ahora el alcance de fuego es mucho mayor que el alcance de visión en el terreno. Este desarrollo significa que la batalla moderna comenzará a grandes distancias. Significa también que la seguridad de la marcha táctica actual, posicionada 5-6 kilómetros por delante de las principales fuerzas en movimiento, no asegura nada de los remotos activos de potencia de fuego ni de súbitas embestidas de las tropas moto-mecanizadas. Esta afirmación no da cuenta incluso de la aviación de ataque, que puede cubrir inmensas distancias en otra dimensión. Las fuerzas de seguridad de marcha ya no son capaces de cumplir su papel como vanguardia para cubrir el despliegue de las principales fuerzas de batalla. La seguridad de marcha constituye ahora solamente seguridad local. Además, la incrementada profundidad de las columnas de movimiento requiere más tiempo y espacio para los despliegues de la fuerza principal en apropiadas agrupaciones de batalla. A principios del siglo veinte, [el general Hippolyte] Langlois, que estaba desarrollando una teoría sobre la evolución del empleo artillero, escribió: “Debemos presionar nuestra vanguardia hacia adelante no varios kilómetros, sino varias millas, hasta una distancia de 1-1,5 travesías”*.

*La cita original de Langlois en inglés reza “We must press our advance guard forward not several kilometers, but several miles, up to a distance of 1-1,5 march traverses.” He traducido “march traverses” como travesías (Distancia entre dos puntos de tierra o de mar) por no encontrar otra palabra en español que se adecue mejor al significado de “traverse” en este sentido de distancia de una marcha de aproximación militar. Una travesía, en este sentido, debía equivaler a unos 20-25 kilómetros, algo que desprendo de la reiterada aparición del término “traverse” en la continuación del capítulo de Isserson. Cuando aparezca lo señalaré entre paréntesis.

Las distancias de combate moderno se han incrementado notablemente. Requieren el despliegue de la seguridad de movimiento delantero a distancias de al menos 20-30 kilómetros, que es la profundidad requerida para el despliegue de una moderna división reforzada. Este requerimiento exige esencialmente el uso generalizado de un sistema de destacamentos de reconocimiento de vanguardia. Un sistema así proyectaría la vanguardia, que en sí misma se mueve 5-6 kilómetros por delante de la fuerza principal, y asumiría las funciones de reconocimiento y seguridad. Sin estas funciones, la vanguardia se convierte simplemente en el primer escalón de la columna de marcha. Los nuevos destacamentos de reconocimiento y seguridad deben ser suficientemente fuertes para desempeñar sus funciones. No obstante, estos cambios resolverían el asunto de la seguridad sólo a escala táctica, a nivel de precauciones de seguridad a lo largo de una ruta de avance dada.

El comandante de ejército contemporáneo que desea controlar realmente una operación profunda moderna debe asegurar en primer lugar el despliegue oportuno de sus fuerzas y su entrada en batalla en una agrupación acorde con esta intención. Necesita un instrumento para la seguridad operacional que consiste de poderosas formaciones móviles, principalmente unidades moto-mecanizadas y caballería, que empuje hacia adelante una-dos o incluso más travesías (traverses).

En las circunstancias contemporáneas regresamos al fenómeno napoleónico de vanguardia de ejército como el primer escalón de la marcha, pero con un significado cualitativo completamente diferente durante la época emergente de la estrategia profunda. Esta transformación dialéctica cierra el círculo evolutivo de los despliegues operacionales ofensivos. La esencia de esta transformación significa que la noción de un combate de encuentro ha alcanzado su cenit, pasando del terreno de la táctica a la esfera operacional. Como norma, un combate de encuentro es tácticamente posible sólo para las unidades delanteras del escalón de vanguardia. Pero operacionalmente, el combate de encuentro se convierte en una batalla de encuentro cuando el escalón de vanguardia funciona a nivel de vanguardia de ejército. Este cambio significa que la formación operacional contemporánea para la ofensiva debe estar profundamente escalonada.

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Re: Evolución del Arte Operacional. Isserson

Mensaje por José Luis » Jue Feb 02, 2017 8:53 am

Es posible aproximarse a este nuevo fenómeno con aprehensión y recelo, aun cuando está enraizado en los nuevos requerimientos para la operación moderna. El escalonamiento profundo es inevitable, pues ha sido predeterminado por un número de condiciones objetivas.

Debe tenerse en cuenta que los medios de combate moderno son muy diversos, con referencia a su velocidad, alcance y efectos. La aviación ocupa naturalmente el primer lugar en alcance y capacidad para cubrir distancias grandes. Los enemigos terrestres todavía no habrán comenzado a disparar cuando esta arma del ejército comience a atacar durante las primeras horas de la guerra a una distancia muy grande. La aviación de combate poderosa y masiva será naturalmente el primer factor con impacto de combate.

La aviación será seguida inmediatamente en tierra por todo lo que es móvil y fácil de avanzar, especialmente unidades moto-mecanizadas y caballería mecanizada moderna. Mientras el grueso del ejército de primera línea completa laboriosamente su compleja movilización, la misión de estas unidades de vanguardia motorizadas y a caballo será dificultar la concentración enemiga y ocupar luego una ventajosa posición de lanzamiento para transitar a la ofensiva general. Estas unidades móviles constituirán el primer escalón de vanguardia terrestre.

Finalmente, el cuerpo principal de la formación de infantería de armas combinadas entrará en el teatro de acciones militares. Pero esta masa de tropas no será capaz de formar una línea de manera inmediata. Como los ferrocarriles modernos han crecido de forma más lenta que las fuerzas armadas, los ferrocarriles no serán capaces de trasladar a todas las tropas de forma inmediata y completa. El resultado será un periodo prolongado para la concentración de todas las fuerzas en el teatro de guerra. Cuando la mayoría haya completado el traslado, las operaciones comenzarán lo antes posible. Las fuerzas que lleguen posteriormente comenzarán las operaciones más tarde. Así, el cuerpo principal de fuerzas se desplegará en dos fases para abarcar el segundo y tercer escalones operacionales.

Cuando todo este sistema en profundidad del primer escalón estratégico comienza a moverse, tomará forma el contorno de un segundo escalón estratégico en las profundidades estratégicas del país. Este escalón estará compuesto por tropas movilizadas de segunda línea.

Si todo lo arriba mencionado no significa el comienzo de una época de estrategia profunda, entonces se tiene que dudar de la misma noción de profundidad.

Las fronteras físicas para la entrada por profundidad en una operación abarcarán distancias inmensas. La aviación operará inmediatamente a su máximo alcance. La caballería y las unidades moto-mecanizadas avanzarán rápidamente hasta 2-4 travesías (traverses) (unos 100 kilómetros). Las fuerzas ofensivas del primer escalón del cuerpo principal de tropas ocuparán una profundidad de 75 kilómetros, siempre que cada división tenga su propia carretera (que no siempre se puede asegurar). Finalmente, las fuerzas del segundo escalón del cuerpo principal de tropas estarán una travesía (traverse) por detrás del primer escalón. El segundo escalón se extenderá a lo largo de un frente más amplio que el primero, y ocupará una profundidad de 50 kilómetros.

En general, todo el primer escalón estratégico ocuparía una inmensa profundidad de 250-300 kilómetros sobre el terreno. Sin embargo, tal profundidad no puede asegurarse para condiciones de despliegue modernas.

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Re: Evolución del Arte Operacional. Isserson

Mensaje por José Luis » Jue Feb 02, 2017 8:59 am

Al predecir las condiciones del siglo veinte, Schlichting escribió: “el despliegue estratégico de un ejército estará a sólo varias cortas travesías (traverses) de distancia de la primera batalla principal decisiva”. Mientras tanto [Jules-Louis] Lewal predijo que “en la guerra futura el contacto tendrá lugar de forma espontánea ya en los puntos de desembarque de la estación de ferrocarril”. Bajo las condiciones presentes, cuando las tropas con máxima disposición de movilización estén cerca de la frontera, y cuando las fuerzas de cobertura estén concentradas más cerca de la frontera, las operaciones militares comenzarán prácticamente justo en el lugar. Serán innecesarias largas marchas de 300 kilómetros a través de las profundidades.

Los despliegues arriba mencionados son perfectamente obvios en la frontera franco-alemana. El general Debeney ha dicho: “Al comienzo de una guerra futura Francia y Alemania ya estarán en contacto, pues las guarniciones francesas están desplegadas no más de 20 kilómetros de las guardias fronterizas alemanas atrincheradas en los bosques. El campo de batalla no proporcionará espacio suficiente para permitir que las tropas motorizadas usen su velocidad”. Además, las profundidades superficiales no permitirán a un número de pequeños estados desarrollar despliegues en profundidad. En situaciones semejantes, la profundidad ofensiva operacional no alcanzará su pleno potencial en espacio. Los escalones operacionales entrarán en la operación desde una línea.

Al margen de las circunstancias, los últimos escalones marcharán tranquilamente en la retaguardia profunda, percibiendo durante su avance una amenaza sólo desde el aire y la intensidad de las actividades de suministro y evacuación, mientras que los primeros escalones operacionales ya estarán comprometidos en feroces batallas, durante las cuales se habrá resuelto mucho. Será difícil predecir no sólo cuándo y dónde tendrá lugar esta gran operación, sino también cuándo y dónde trazar una frontera perceptible entre la operación y la batalla principal. Seremos arrastrados a esta batalla cuando en esencia la primera bomba caída en la retaguardia profunda o el primer disparo hayan señalado ya el inicio de esta gran operación.

Durante la época de la estrategia lineal la batalla principal surgía orgánicamente de una operación, mientras que durante la época de la estrategia profunda la operación y la batalla principal se fundirán orgánicamente. Desaparecerá cualquier frontera en tiempo y espacio. Durante un solo torrente expansivo de esfuerzos operacionales, la batalla principal moderna envolverá un frente y encontrará su conclusión en las profundidades. Así, ola tras ola romperá contra el frente enemigo que se aproxima, que obviamente estará desplegado de forma similar. De esta situación surge la conclusión de que el éxito final residirá en el lado que tenga los despliegues operacionales más profundos.

El momento es inevitable cuando todas estas olas se mezclen en un solo rugido de frentes directamente enfrentados entre sí. En este punto, tal vez el desarrollo de la operación producirá una vez más un frente y estrategia lineal. Pero también en esta fase, que vendría de forma natural y pronto bajo condiciones modernas, la evolución del arte operacional podría requerir una resolución diferente, con un profundo golpe frontal de las profundidades hacia las profundidades. Aquí el requerimiento para los despliegues ofensivos profundos se volvería todavía más agudo. El resultado sería una nueva solución operacional para el problema de conducir una ruptura durante la época emergente de la estrategia profunda.

Próximo capítulo: La Ruptura en Profundidad y la Destrucción del Frente
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Re: Evolución del Arte Operacional. Isserson

Mensaje por José Luis » Sab Feb 04, 2017 9:31 am

La Ruptura en Profundidad y la Destrucción del Frente

Durante la época de la estrategia lineal, el arte operacional alcanzó su propia auto-negación cuando los frentes se enfrentaron entre sí, necesitando así una ruptura. El problema no pudo resolverse operacionalmente en base a la estrategia lineal. Este dilema provocó la aparición de nuevos medios tecnológicos. También elevó a un nuevo nivel la técnica para la organización táctica de la ofensiva, y creó condiciones nuevas para la resolución táctica del problema. Pero pese a todo, la estrategia lineal no pudo resolver el problema operacional de romper y destruir un frente. De esta forma, el arte operacional tuvo que buscar nuevos métodos, tuvo que avanzar hacia una nueva época. Pero una guerra imperialista de desgaste y agotamiento no proporcionó las condiciones adecuadas.

La nueva naturaleza de la guerra futura con sus decisivas operaciones destructivas ha anticipado un nuevo tipo de resolución para el problema central del arte militar contemporáneo. Un frente debe ser destruido por medio de una operación decisiva. Un frente debe ser roto y totalmente aplastado a lo largo de su entera profundidad. La estrategia profunda pasará el test de la madurez histórica. Si esta estrategia ha estado predeterminada por muchas condiciones objetivas contemporáneas, al mismo tiempo ha sido evocada por los requerimientos para vencer decisiva y completamente el fenómeno frontal.

Las nuevas formas de la batalla profunda están condicionadas por el extendido empleo táctico de modernos medios tecnológicos de combate (tanques, artillería de largo alcance y aviación de corto alcance). Estos medios pueden solucionar el problema de la ruptura a una escala táctica. Pero sólo pueden penetrar las profundidades tácticas de las defensas modernas. Los medios tácticos permanecen incapaces de producir la decisión operacional, aunque conducen a ello.

Los esfuerzos tácticos profundos todavía tienen que evolucionar hacia la ruptura operacional. El arte operacional durante la época de la estrategia profunda debe resolver este problema básico. Todos los logros de la táctica profunda serán superfluos si este problema no se resuelve a escala operacional. Se debe comprender que el primer escalón del ataque para romper un frente es capaz de cumplimentar su misión sólo a escala táctica. No importa cuán grande sea el éxito, el primer escalón por sí mismo no puede transformar resultados tácticos en resultados operacionales precipitándose a través de la puerta abierta para aplastar la resistencia enemiga a través de todas las profundidades operacionales. El primer escalón del ataque no puede resolver este problema, pues fuertes muelles ofrecen resistencia en la puerta rota, y debe ser mantenida para que no se cierre de golpe. Esta misión de combate permanece como deber del primer escalón del ataque. Pero si no se aprovecha la brecha táctica hecha por el primer escalón, si nadie llega de las profundidades operacionales para prolongar el golpe de profundidad en profundidad, y si el éxito táctico no se convierte en operacional, pronto se cerrará la brecha. Todos los esfuerzos tácticos del primer escalón de ataque habrán sido en vano. Después de que los atacantes se hayan agotado, no quedaría nada excepto un saliente tipo vientre en el frente ofensivo. Sería una continuación del sistema de ataques frontales absurdos y agotadores de auto-agotamiento a los que dio lugar en 1918 la estrategia lineal.

La ruptura moderna puede y debe emprenderse no sólo cuando hay suficientes fuerzas y medios para perforar un frente, sino también cuando hay suficientes fuerzas para extender la ruptura en profundidad para la destrucción de la resistencia enemiga a través de todas las profundidades. Llevar a cabo una operación de ruptura es un esfuerzo vano a menos que haya suficiente fuerza para su desarrollo. Es absurdo derribar una puerta si no hay nadie para cruzarla.

Una ruptura profunda moderna requiere esencialmente dos escalones de asalto operacional: un escalón de ataque para romper un frente tácticamente, y un escalón de penetración para infligir un golpe profundidad-a-profundidad para romper y aplastar la resistencia enemiga en toda la profundidad operacional. Ambos escalones retienen su propio escalonamiento táctico interno. Este despliegue en profundidad para una operación de ruptura resuelve el principal problema del arte operacional moderno, esto es el problema de una decisiva, plena y profunda ruptura para conseguir la completa destrucción del frente. La profundidad de la formación es esencial no sólo para romper los cinturones defensivos fortificados, sino también para lanzar cualquier ataque frontal que surja durante transcurso de la batalla principal frontal. Desde la perspectiva operacional contemporánea, el único lado que puede contar con el éxito final es el lado con la formación más profunda, y el lado con los escalones más poderosos.

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Re: Evolución del Arte Operacional. Isserson

Mensaje por José Luis » Sab Feb 04, 2017 9:39 am

A principios del siglo veinte, durante la época dorada de la estrategia lineal, Schlieffen enseñó que la victoria pertenecía al lado con el flanco más largo y fuerte. Ahora debemos refutar esta enseñanza desde la perspectiva operacional moderna con la proposición de que bajo las condiciones contemporáneas de la estrategia profunda, la victoria pertenece al lado con el frente más profundo y los escalones profundos más poderosos. En un sentido relativo, debemos tener presente la perspectiva obvia de grandes fuerzas armadas contemporáneas, mientras descartamos como absurdas varias teorías sobre pequeños ejércitos profesionales.

Ahora sólo es necesario describir todo el esquema en profundidad para una operación de ruptura moderna. El arte operacional nacido de la estrategia profunda vendrá a ser cuando las olas de esfuerzo operacional desde las profundidades se combinen con un primer escalón de vanguardia ya comprometido en la batalla principal para producir una tempestad y cuando, en consecuencia, dos frentes se confronten entre sí sin posibilidad de envolvimiento. El escalón de vanguardia de movimiento rápido de unidades moto-mecanizadas y caballería debe ser retirado pronto del frente de combate porque sus efectos de largo alcance ya no se adecuan a la situación. Habrá insuficiente espacio de maniobra y todavía tendrá que cumplir su misión como una vanguardia a nivel de ejército. Estas unidades se moverán ahora al flanco para su redistribución en la retaguardia de la formación operacional ofensiva.

Serán reemplazadas por escalones de formaciones de infantería de armas combinadas avanzados, cuyos efectos son más apropiados para combatir contra un frente. Estas formaciones comprenden el escalón de ataque, ya que constituyen una falange operacional estrechamente desplegada, armada con numerosos tanques, artillería pesada altamente efectiva, y aviación de combate de corto alcance. Serán seguidas por un escalón de penetración de unidades rápidas adaptadas con anticipación como una formación operacional ofensiva. Comprenderá grandes formaciones independientes motorizadas, mecanizadas y de caballería apoyadas por grandes masas de aviación de combate de largo alcance. Las unidades en cabeza al comienzo de la operación caerían ahora al final de la formación operacional, mientras que las que iban al final en la marcha de aproximación se tornarían las primeras en el ataque.

Esta es la formación operacional para el inicio de una operación de ruptura profunda. Representará profundos despliegues operacionales ofensivos dirigidos a prolongar y desarrollar los golpes profundidad-a-profundidad. Esta formación no tiene nada en común con las rupturas ofensivas escalonadas de 1918. Durante la ofensiva de marzo de 1918, el 18º Ejército alemán tenía 12 divisiones en el primer escalón, 8 divisiones en el segundo y 4 en el tercero. Durante la ofensiva de mayo de 1918, el 7º Ejército alemán tenía 14 divisiones en el primer escalón, 5 en el segundo y 6 en el tercero. Durante estas ofensivas, cada división que avanzaba tenía sólo 3 kilómetros de profundidad, mientras los sucesivos escalones tenían que reemplazar y suministrar unidades de combate adelantadas al tiempo de empujar adelante la ofensiva a lo largo de una línea de frente común. El amontonamiento de estos escalones fue una reminiscencia de la estrategia de una manada de búfalos en estampida que no podía comprender los requerimientos para una auténtica ruptura frontal. Es decir, para que los esfuerzos tácticos se tornen operacionales, los golpes deben ser prolongados y desarrollados desde las profundidades hacia las profundidades. En 1918, cuando no había ninguna unidad moto-mecanizada independiente, y cuando la caballería había dejado de existir prácticamente, no podía asegurarse la resolución de la situación. El escalón de ruptura debe ser más rápido que el escalón de ataque para alcanzarlo y sobrepasarlo. Por tanto, el escalón de ruptura no puede estar compuesto de infantería. Las rupturas de 1918 fueron fenómenos tácticos que no podían ser transformados en una operación. Eran incapaces de postular los objetivos apropiados para el arte operacional de una estrategia profunda.

Una operación de ruptura profunda contemporánea persigue el objetivo de romper y aplastar simultáneamente todas las profundidades operacionales de la resistencia. Pero la simultaneidad operacional no se puede identificar con la simultaneidad táctica. Hay una diferencia en la sincronización del efecto. Esta diferencia está determinada tácticamente por la ruptura de la profundidad del primer cinturón defensivo. Después de que el escalón de ataque cumpla su misión táctica rompiendo el frente enemigo, el escalón de penetración atraviesa la brecha desde las profundidades operacionales. En el aire, la aviación de combate de largo alcance sobrepasará las fuerzas terrestres para evitar la entrada de reservas enemigas en el sector de la brecha. Al mismo tiempo, se lanzarán unidades aerotransportadas en la retaguardia enemiga para convertirse en los primeros mensajeros de la muerte. Simultáneamente en tierra, una enorme ola múltiple, como una masa de lava de tanques rápidos, artillería autopropulsada e infantería en transportes blindados se precipitará a través de la brecha táctica del frente. Estas fuerzas destruirán los últimos cuellos de botella en la brecha abierta. Serán seguidas por la caballería moderna, “el arma de la gloria”, preservada por la historia. Finalmente, una vez restauradas las carreteras, entrarán en acción numerosas columnas de fuerzas motorizadas. Cada parte componente del escalón de penetración tendrá su propio papel que jugar en la brecha abierta. La penetración tendrá lugar de forma simultánea en varios sectores del frente.

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Re: Evolución del Arte Operacional. Isserson

Mensaje por José Luis » Sab Feb 04, 2017 9:44 am

Todos estos factores prolongarán y desarrollarán el golpe profundidad-a-profundidad. Cuanto más grande sea el escalón de penetración más grande será la profundidad de sus objetivos. En todos los casos, el golpe ofensivo debe atravesar la entera profundidad de la resistencia enemiga para cumplir su misión de ruptura operacional. Mientras el escalón de ataque continúa su fiera batalla en el sector de la ruptura, en otro nivel, quizás incluso en los niveles prescritos en las profundidades defensivas, el escalón de penetración comenzará las acciones para el cerco y la destrucción. Desde la perspectiva operacional, estas acciones se convertirán en una nueva gran batalla de nivel múltiple combatida en varios niveles de las profundidades operacionales.

Esta batalla resucitará “Cannae” bajo la nueva base de la estrategia profunda. De hecho, aparecerá todo un sistema “Cannae”, con algunas batallas en marcha, otras a punto de comenzar, y otras terminadas. La ruptura operacional de un frente se decidirá por el decisivo aplastamiento y destrucción de la resistencia. Nunca una estrategia de aniquilación ha gozado de tales espléndidos requisitos para su plena realización. Esta proyección soluciona uno de los problemas más grandes de la naturaleza evolutiva de la maniobra operacional.

La práctica del combate armado y la teoría del arte militar se han distinguido así entre dos tipos principales de maniobra. La primera, característica de la época de Napoleón, era la maniobra a lo largo de líneas interiores para un golpe concentrado contra una sola posición. La segunda, característica de la era de la estrategia lineal, era una maniobra a lo largo de líneas exteriores para un golpe de envolvimiento desde varias direcciones. Estos dos tipos de maniobra se contrastaron entre sí, y hasta un cierto grado se consideraron en las antípodas operacionales.

Clausewitz los caracterizó como sigue: “En la maniobra estratégica se encuentran dos opuestos. El primer opuesto es la acción a lo largo de líneas interiores o exteriores. El segundo es la concentración de fuerzas en un punto o a lo largo de muchos puntos”. Pero la evolución histórica dio lugar al nuevo al combinar y transformar cosas variadas.

Una operación contemporánea para una ruptura profunda es una combinación única de dos tipos de maniobra. El escalón de ataque, que hace la brecha en el frente, ocupa una amplia línea continua y opera a lo largo de líneas operacionales exteriores. El escalón de penetración opera sobre líneas operacionales interiores para infligir un concentrado golpe profundidad-a-profundidad. De esta forma, la época de la estrategia profunda lleva a una síntesis de dos tipos de maniobra, o de dos escuelas históricas del arte militar.

Así, descartamos la idea no dialéctica y frecuentemente expresada de que las maniobras de envolvimiento y cerco han dejado de existir. Tales opiniones no se encuentran reflejadas en los fundamentos de la naturaleza evolutiva de una operación contemporánea. Estas opiniones no logran ver una operación en sus dos dimensiones, esto es a lo largo de un frente y en profundidad; siguen vinculadas de forma conservadora a la estrategia lineal.

Un golpe frontal es naturalmente la principal forma de acción para el primer escalón de ataque. Pero en sí mismo, el golpe frontal no resuelve nada a menos que los esfuerzos tácticos del escalón de ataque se tornen operacionales. Pero esta transformación sólo se puede conseguir infligiendo un golpe a lo largo de líneas interiores desde la profundidad a la profundidad, para envolver, cercar y destruir al enemigo.

Por supuesto, tal maniobra no ocurre a lo largo de un frente lineal, pero se transfiere con gran intensidad a las profundidades del frente de combate. Aquí renace plenamente la maniobra a gran alcance con nuevo contenido. Aquí la maniobra promete una época dorada de la estrategia profunda como el arte de maniobras espléndidas y golpes aplastantes en profundidad.

De esta forma, la época de la estrategia profunda completará la evolución del arte militar.

Próximo capítulo: El Arte de Comandar una Operación Profunda
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Re: Evolución del Arte Operacional. Isserson

Mensaje por Chepicoro » Lun Feb 06, 2017 3:01 am

José Luis

Solo comentarte, que me parece excelente tu exposición y me da que pensar cada fin de semana. Muchas gracias.
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Re: Evolución del Arte Operacional. Isserson

Mensaje por José Luis » Lun Feb 06, 2017 9:48 am

El Arte de Comandar una Operación Profunda

Naturalmente el nuevo carácter de la operación profunda requiere una nueva forma de conducirla. Como arte de conducir operaciones, el arte operacional hace frente a un número de problemas nuevos. Durante la época emergente, cuando la operación fluye orgánicamente de la batalla principal, cuando estas dos nuevas nociones se convierten en un todo unificado dentro del fenómeno de la estrategia profunda, y cuando no están ligadas por espacio y tiempo, tenemos que abandonar la proposición de que “el momento en que el enemigo se acerca lo suficientemente para ofrecer una batalla general decisiva, se acaba el tiempo de la estrategia, y puede tomar un descanso” (Clausewitz).

Si el arte operacional excluyera la batalla principal de su esfera de competencia, el arte operacional se volvería autodestructivo e inútil. Una situación así ocurrió en 1914 durante la archa al Marne y en 1920 durante nuestra marcha al Vístula. En su propio tiempo escribió Schlieffen, “Mucho antes de un probable choque con el enemigo, la tarea más importante de un líder se puede considerar como ya cumplida si asigna carreteras, caminos y direcciones de movimiento para todos sus ejércitos y cuerpos” (énfasis añadida). Sobre la base de tal consejo, hemos visto el grado al cual han degenerado las desinformadas operaciones ofensivas lineales de 1914 y 1920. Pero la inercia de la teoría conservadora es grande. La experiencia de la Guerra Mundial no ha sido estudiada completamente. Incluso ahora el teniente coronel francés Duffour escribe, “La esencia de la maniobra estratégica descansa en la formación de columnas con misiones varias y su dirección hacia el objetivo general. Desde el momento en que la maniobra se mueve de la intención a la ejecución, sólo se expresa como una dirección designada y asignación de fuerzas para unidades en un eje asignado. La ejecución de la maniobra es la elección de las direcciones y la distribución de fuerzas y medios entre las columnas”.

Así, en opinión de Duffour, la estrategia (o arte operacional, para ser más exactos) trata con la formación y dirección de columnas y desaparece tan pronto las columnas entran en batalla. Evidentemente la operación discurriría a lo largo de direcciones rígidamente asignadas hasta que se convirtiera en un simple muro para hacer retroceder al enemigo en vez de destruirlo como requiere la esencia del combate. Este método trajo el fracaso en las grandes operaciones ofensivas de 1914 y 1920. Bajo las condiciones emergentes, el mismo método conducirá a la anarquía. La situación recuerda a la de un payaso con grandes zapatos que quiere agarrar un balón sobre el suelo. Pero, para regocijo de la multitud, cada vez que se acerca al balón, sus enormes zapatos inadvertidamente empujan en balón más lejos. De la misma forma, la desfasada teoría militar intenta ahora divertir a la historia, pues transferir ideas desfasadas a una nueva época de condiciones absolutamente nuevas constituye una broma histórica. El conflicto armado que se libra para grandes propósitos impone grandes exigencias a sí mismo.

Durante la época de la estrategia profunda, una batalla principal de múltiples actos y niveles profundos incorporando todos los fenómenos de la operación estará desde el principio al final dentro de la esfera de competencia del arte operacional moderno.

La formación y envío de columnas apenas será su aspecto más importante. Al modelar una operación profunda, el comandante a nivel de ejército contemporáneo iniciará y combatirá simultáneamente una batalla principal. Incluso cuando su principal fuerza de armas combinadas se mueva por ferrocarril al frente, su aviación de combate de largo alcance y su escalón de vanguardia de unidades moto-mecanizadas y caballería ya estarán combatiendo fieras batallas. En esta situación, la reducción de la actividad operacional a la formación y envío de columnas significaría la bancarrota. El comandante a nivel de ejército moderno debe controlar de forma continua y activa el curso de los acontecimientos, con la dirección paso-a-paso de las acciones desde las profundidades. Cada negativa de participación activa en el proceso de control significa un paso en la dirección del caos operacional. El centro de gravedad del arte operacional pasa ahora a controlar el curso de la operación y de la batalla principal tal como sucedió en tiempos pasados.

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Re: Evolución del Arte Operacional. Isserson

Mensaje por José Luis » Lun Feb 06, 2017 9:55 am

Debe tenerse en cuenta que hay un intervalo de tiempo entre el comienzo de la batalla por el escalón de vanguardia móvil y la entrada en la batalla principal de los subsiguientes escalones de armas combinadas. Hay otro intervalo o pausa entre la aproximación de los subsiguientes escalones de la fuerza principal y su entrada en la batalla principal. A escala táctica este fenómeno fue característico de la era de Napoleón. Ahora, sin embargo, su nueva escala cuantitativa determina su contenido cualitativo absolutamente nuevo. Esta pausa no presupone la concentración y disposición de todas las fuerzas disponibles antes de la batalla, como fue el caso durante la era de Napoleón. La pausa ya no es estática. Más bien, es intensamente dinámica debido al simultáneo avance rápido de los escalones que siguen desde las profundidades aun cuando el escalón de vanguardia ya está metido en una fiera batalla. Sin embargo, esta pausa se hace una realidad durante el desarrollo de una operación profunda. Así, este fenómeno también ha cerrado su círculo de despliegue dialéctico.

Desde la perspectiva operacional, esta pausa significa que el comandante a nivel de ejército contemporáneo, con su aviación y su escalón de vanguardia de unidades moto-mecanizadas y caballería bien adelantadas, tiene la oportunidad en su sector de agrupar los escalones siguientes y dirigirlos al frente de la batalla principal desplegada. Este proceso resultará de la propia valoración del comandante de la situación y la correspondiente decisión. En el futuro será posible hacer batallas en lugares decididos por un comandante a nivel de ejército, más que en lugares surgidos accidentalmente a lo largo de las rutas de marcha de las columnas, como fue el caso durante la época de la estrategia lineal.

Una vez más la operación se torna controlada.

No obstante, el control requiere un alto grado de destreza y dirección. Los datos variados sobre la situación inmediata que reflejan problemas operacionales en dos dimensiones (a lo largo de la línea de frente y en profundidad) requerirán un alto nivel de arte operacional y cultura operacional para producir un análisis de información y una síntesis de todos los elementos necesarios para una decisión bien fundada. A este respecto, los objetivos estratégicos remotos son insuficientes. Las tareas más inmediatas deben resolverse concreta y progresivamente en plena perspectiva para destruir al enemigo a lo largo de todas sus profundidades operacionales.

Además, el propósito inherente en la sola decisión no forma la base del arte operacional de controlar y conducir una operación. Ya a finales del siglo diecinueve, Lewal escribió que ·la inspiración fue descendiendo gradualmente desde las alturas del intelectualismo a la realidad práctica”, y que “el propósito se estaba volviendo más dependiente de los medios materiales disponibles”. En el futuro, el principal foco de un comandante a nivel de ejército moderno y su estado mayor consistirá en la elección de métodos y técnicas organizativas para ejecutar una operación. Una serie de requerimientos demanda una gran destreza en el cálculo, la organización y la dirección. Estos requerimientos vienen del inmenso alcance, las enormes columnas, los enormes medios tecnológicos y la vasta retaguardia.

El control de una operación profunda moderna significa ante todo organización
.

El arte operacional contemporáneo como arte de la dirección es ante todo el arte de la organización.

Es decir, es el arte y la destreza de cálculos correctos, organización apropiada y dirección firme. El peso de las propias fuerzas y medios llevará a un gran caos y destrucción si el arte organizativo es insuficiente o no presta atención al detalle organizativo. Es evidente que semejante arte no procede de actos aislados de creatividad organizativa. Más bien, el arte organizativo tiene como objeto un campo de competencia en el que todo está estrechamente relacionado, coordinado y vinculado. Debe decidirse todo sobre algún tipo de base organizativa establecida y definitiva. El arte operacional moderno se aproxima ahora a un tipo de sistema concreto sólido que Moltke no logró prever. En sus instrucciones a los altos comandantes escribió, “El control de enormes masas militares no se presta en sí mismo al estudio de tiempos de paz”.

El arte operacional contemporáneo confronta la urgente necesidad de regular métodos y organizar y conducir operaciones profundas con exactitud y dentro de los límites prescritos por las regulaciones. Al desarrollar perspectivas para la ruptura profunda, no podemos estar de acuerdo con las afirmaciones de Lewal de que “la imaginación y el trabajo creativo ya no están en boga”, que “las ilusiones están disminuyendo”, y que “el tiempo para los grandes preparativos, combinaciones brillantes y espléndidas maniobras ha desaparecido”. Tan pronto como se libere un escalón de ruptura desde las profundidades para conducir una maniobra en las profundidades de la resistencia enemiga, el arte operacional confrontará de nuevo el reto de tomar decisiones audaces e ingeniosas para satisfacer los requerimientos de la situación.

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