Publicado: Sab Ago 06, 2005 3:09 am
[El ejército francés mantuvo otra serie de ejercicios en 1933 en Coëtquidan, bajo el coronel Martin, quien más tarde se convertiría en Inspector General de Tanques. En su informe, Martin concluía que los tanques no podían ocupar posiciones sin la infantería, debido a la pobre visibilidad desde dentro de los vehículos. De hecho, aseguró que el principal problema era que los tanques avanzaban demasiado lejos demasiado deprisa. Para solventar esto sugería que los “puntos de camino” se levantaran cada 1.500 metros, donde los tanques deberían esperar por la infantería para ponerse a la par. Esto también haría más fácil la coordinación con la artillería, ya que se podían utilizar horarios en vez de confiar en las radios. El concepto de “puntos de camino” fue inmediatamente absorbido por la doctrina de la batalla metódica y se convirtió en parte integral de la doctrina blindada francesa.
Al igual que los ejercicios del año anterior, un estrecho escenario y un enemigo pasivo llevaron a conclusiones engañosas. La forma en que fue definido el éxito como “mantener el terreno” supuso que los tanques tenían que estar sujetos a la infantería. En Coëtquidan los franceses estaban nuevamente experimentando el potencial del tanque para tomar y mantener posiciones defendidas por infantería atrincherada apoyada por artillería y protegida por minas. No consideraron en absoluto la explotación. Se preguntaban “¿puede el tanque solo llevar a cabo esta misión principal (la metódica batalla de ruptura) igual que las fuerzas convencionales?", y su respuesta fue negativa.
Martin consideraba los tanques como una especie de artillería de campaña blindada, y estructuró el ejercicio con esto en mente. Más que buscar alternativas a la batalla metódica, fue un intento de dar al tanque un papel dentro de ella. Las múltiples responsabilidades de Martin como juez principal (al igual que antes Touchon), diseñador del ejercicio, y analista, tornaron el ejercicio en una demostración de la batalla metódica. Su informe ofreció entonces sugerencias para integrar al tanque más estrechamente dentro de la doctrina existente, principalmente a través del uso de puntos de camino.
Los juegos de guerra conducidos durante 1932-33 influyeron decisivamente en la doctrina blindada francesa, confirmando la primacía de su papel de apoyo a la infantería. Las pruebas habían “mostrado” que los tanques eran demasiado vulnerables para enviarlos solos, y que eran incapaces de mantener el terreno. A pesar de la deficiente calidad de la simulación, los franceses tomaron decisiones de adquisición y doctrina de largo alcance basadas en esos ejercicios. Sus esfuerzos de desarrollo doctrinal fueron defectuosos porque aunque sus simulaciones estaban mal diseñadas, todavía afectaban a la política. El ejército francés creyó claramente en la importancia de experimentar y aprender de los juegos de guerra; su desventura fue que los juegos en sí mismos estaban mal ejecutados y consecuentemente eran engañosos.
Una consecuencia de los informes de Touchon y Martin fue una política de adquisiciones que favoreció a los tanques ligeros, un cambio que comenzó en 1933. Para cumplimentar el papel de apoyo a la infantería los tanques tenían que ser abundantes y baratos, pero no necesitaban ser rápidos o tener un gran alcance. Los tanques pesados fueron destinados al papel antitanque, y unos cuantos serían usados para encabezar el ataque y dar cuenta de las posiciones particularmente fuertes, pero la mayoría de los tanques avanzaría con la infantería. Había vehículos mejor protegidos y más pesados, pero su alcance y velocidad eran todavía modestos. En junio de 1936 el Estado Mayor General había decidido que tres cuartas partes de los tanques deberían ser ligeras y la restante media o pesada. Otra consecuencia fue que más de la mitad de los tanques franceses fueron asignados a divisiones de infantería o caballería que todavía estaban sólo parcialmente motorizadas, y por tanto no añadían nada en términos de movilidad estratégica al ejército francés.
En abril de 1937, con el rearme finalmente en marcha, el ejército mantuvo una nueva serie de ejercicios de campaña en Sissone bajo el general Delestraint. Esas maniobras eran parte de un renovado interés en las unidades blindadas, surgido en parte por la crisis de Renania del año anterior. La crisis no había provocado una reconsideración de la doctrina, pero había centrado la atención en las ventajas estratégicas de tener unidades mecanizadas y motorizadas de rápido despliegue. A nivel doctrinal es sorprendente qué poco había cambiado. Los ejercicios comprometieron una compañía de B1s, una de D2s y tres compañías de R35s, y estaban diseñados, una vez más, para experimentar las capacidades de las nuevas máquinas en una ruptura controlada. La conclusión principal del informe post-prueba fue que era posible usar tanques masificados en el ataque, usando las máquinas más grandes para romper por delante de los tanques ligeros y la infantería, una táctica que los franceses llamaron “maniobra masificada”. Esto podía haber abierto el camino a un nuevo y necesitado foco sobre la fase de explotación, pero una vez más el escenario se concentró demasiado estrechamente en la batalla de ruptura. Aunque concluyó que la “maniobra masificada” era viable, el informe del general Delestraint también subrayaba la necesidad de apoyo artillero para los tanques, para protegerlos de las armas antitanque, y el papel de la infantería de mantener el terreno. Dadas las dificultades para coordinar tanques y artillería, la solución escogida fue avanzar en etapas de acuerdo a un horario artillero, más de lo mismo que había sugerido Martin en los ejercicios de Coëtquidan cuatro años antes.
Esos ejercicios sentaron las bases de la creación de la doctrina blindada francesa. Aunque las regulaciones oficiales para el uso de unidades blindadas no fueron publicadas hasta finales de marzo de 1940, la mayoría de los principios doctrinales que contenían se conocían desde hacía tiempo. Las regulaciones dejaron completamente claro que la infantería marcaría el ritmo durante la ofensiva, con los tanques incapaces de capturar y mantener terreno. Los tanques eran caros, y por tanto sólo serían usados con adecuada preparación y protección. Esas medidas eran incluso más draconianas que las sugeridas por los informes post-ejercicios. Después de un amplio reconocimiento, que normalmente incluía fotografías aéreas, los tanques sólo debían comprometerse con protección de la artillería enemiga, tanques, cañones antitanque y ataque aéreo. Eso significaba asegurar el apoyo artillero propio, cobertura aérea, y “un escalón de cañones móviles antitanque a continuación de la infantería”. No era exactamente una guerra relámpago]
Esta disertación de Carter, a mi juicio, permite visualizar las carencias de la doctrina blindada francesa. El punto central descansa en las continuas dudas sobre el valor táctico de los tanques para avanzar más allá de sus armas de apoyo, y esas dudas echaron por tierra la posibilidad de crear formaciones blindadas independientes capaces de llevar a cabo operaciones en profundidad, tal como harían más tarde las formaciones de von Kleist y Guderian en Sedan. Tampoco apreciaron la importancia de una formación de armas combinadas porque “si un ataque exitoso descansaba en la masificación de infantería y artillería, así como tanques, ¿por qué crear formaciones de armas combinadas alrededor del tanque’” Gamelin había explicado la renuncia de las unidades blindadas en el Consejo Superior de Guerra de abril de 1936: “el problema de constituir……grandes unidades [de tanques] ha sido estudiado en Francia desde 1932; el desarrollo del arma antitanque ha causado la renuncia a esta concepción”
Saludos cordiales
José Luis
Al igual que los ejercicios del año anterior, un estrecho escenario y un enemigo pasivo llevaron a conclusiones engañosas. La forma en que fue definido el éxito como “mantener el terreno” supuso que los tanques tenían que estar sujetos a la infantería. En Coëtquidan los franceses estaban nuevamente experimentando el potencial del tanque para tomar y mantener posiciones defendidas por infantería atrincherada apoyada por artillería y protegida por minas. No consideraron en absoluto la explotación. Se preguntaban “¿puede el tanque solo llevar a cabo esta misión principal (la metódica batalla de ruptura) igual que las fuerzas convencionales?", y su respuesta fue negativa.
Martin consideraba los tanques como una especie de artillería de campaña blindada, y estructuró el ejercicio con esto en mente. Más que buscar alternativas a la batalla metódica, fue un intento de dar al tanque un papel dentro de ella. Las múltiples responsabilidades de Martin como juez principal (al igual que antes Touchon), diseñador del ejercicio, y analista, tornaron el ejercicio en una demostración de la batalla metódica. Su informe ofreció entonces sugerencias para integrar al tanque más estrechamente dentro de la doctrina existente, principalmente a través del uso de puntos de camino.
Los juegos de guerra conducidos durante 1932-33 influyeron decisivamente en la doctrina blindada francesa, confirmando la primacía de su papel de apoyo a la infantería. Las pruebas habían “mostrado” que los tanques eran demasiado vulnerables para enviarlos solos, y que eran incapaces de mantener el terreno. A pesar de la deficiente calidad de la simulación, los franceses tomaron decisiones de adquisición y doctrina de largo alcance basadas en esos ejercicios. Sus esfuerzos de desarrollo doctrinal fueron defectuosos porque aunque sus simulaciones estaban mal diseñadas, todavía afectaban a la política. El ejército francés creyó claramente en la importancia de experimentar y aprender de los juegos de guerra; su desventura fue que los juegos en sí mismos estaban mal ejecutados y consecuentemente eran engañosos.
Una consecuencia de los informes de Touchon y Martin fue una política de adquisiciones que favoreció a los tanques ligeros, un cambio que comenzó en 1933. Para cumplimentar el papel de apoyo a la infantería los tanques tenían que ser abundantes y baratos, pero no necesitaban ser rápidos o tener un gran alcance. Los tanques pesados fueron destinados al papel antitanque, y unos cuantos serían usados para encabezar el ataque y dar cuenta de las posiciones particularmente fuertes, pero la mayoría de los tanques avanzaría con la infantería. Había vehículos mejor protegidos y más pesados, pero su alcance y velocidad eran todavía modestos. En junio de 1936 el Estado Mayor General había decidido que tres cuartas partes de los tanques deberían ser ligeras y la restante media o pesada. Otra consecuencia fue que más de la mitad de los tanques franceses fueron asignados a divisiones de infantería o caballería que todavía estaban sólo parcialmente motorizadas, y por tanto no añadían nada en términos de movilidad estratégica al ejército francés.
En abril de 1937, con el rearme finalmente en marcha, el ejército mantuvo una nueva serie de ejercicios de campaña en Sissone bajo el general Delestraint. Esas maniobras eran parte de un renovado interés en las unidades blindadas, surgido en parte por la crisis de Renania del año anterior. La crisis no había provocado una reconsideración de la doctrina, pero había centrado la atención en las ventajas estratégicas de tener unidades mecanizadas y motorizadas de rápido despliegue. A nivel doctrinal es sorprendente qué poco había cambiado. Los ejercicios comprometieron una compañía de B1s, una de D2s y tres compañías de R35s, y estaban diseñados, una vez más, para experimentar las capacidades de las nuevas máquinas en una ruptura controlada. La conclusión principal del informe post-prueba fue que era posible usar tanques masificados en el ataque, usando las máquinas más grandes para romper por delante de los tanques ligeros y la infantería, una táctica que los franceses llamaron “maniobra masificada”. Esto podía haber abierto el camino a un nuevo y necesitado foco sobre la fase de explotación, pero una vez más el escenario se concentró demasiado estrechamente en la batalla de ruptura. Aunque concluyó que la “maniobra masificada” era viable, el informe del general Delestraint también subrayaba la necesidad de apoyo artillero para los tanques, para protegerlos de las armas antitanque, y el papel de la infantería de mantener el terreno. Dadas las dificultades para coordinar tanques y artillería, la solución escogida fue avanzar en etapas de acuerdo a un horario artillero, más de lo mismo que había sugerido Martin en los ejercicios de Coëtquidan cuatro años antes.
Esos ejercicios sentaron las bases de la creación de la doctrina blindada francesa. Aunque las regulaciones oficiales para el uso de unidades blindadas no fueron publicadas hasta finales de marzo de 1940, la mayoría de los principios doctrinales que contenían se conocían desde hacía tiempo. Las regulaciones dejaron completamente claro que la infantería marcaría el ritmo durante la ofensiva, con los tanques incapaces de capturar y mantener terreno. Los tanques eran caros, y por tanto sólo serían usados con adecuada preparación y protección. Esas medidas eran incluso más draconianas que las sugeridas por los informes post-ejercicios. Después de un amplio reconocimiento, que normalmente incluía fotografías aéreas, los tanques sólo debían comprometerse con protección de la artillería enemiga, tanques, cañones antitanque y ataque aéreo. Eso significaba asegurar el apoyo artillero propio, cobertura aérea, y “un escalón de cañones móviles antitanque a continuación de la infantería”. No era exactamente una guerra relámpago]
Esta disertación de Carter, a mi juicio, permite visualizar las carencias de la doctrina blindada francesa. El punto central descansa en las continuas dudas sobre el valor táctico de los tanques para avanzar más allá de sus armas de apoyo, y esas dudas echaron por tierra la posibilidad de crear formaciones blindadas independientes capaces de llevar a cabo operaciones en profundidad, tal como harían más tarde las formaciones de von Kleist y Guderian en Sedan. Tampoco apreciaron la importancia de una formación de armas combinadas porque “si un ataque exitoso descansaba en la masificación de infantería y artillería, así como tanques, ¿por qué crear formaciones de armas combinadas alrededor del tanque’” Gamelin había explicado la renuncia de las unidades blindadas en el Consejo Superior de Guerra de abril de 1936: “el problema de constituir……grandes unidades [de tanques] ha sido estudiado en Francia desde 1932; el desarrollo del arma antitanque ha causado la renuncia a esta concepción”
Saludos cordiales
José Luis