Giulio Douhet

El impacto de la Gran Guerra en el pensamiento militar. Cambios y evolución en las doctrinas militares. Regulaciones de campaña.

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Giulio Douhet

Mensaje por José Luis » Lun Ago 29, 2005 7:57 pm

¡Hola a todos!

La victoria aplastante de la coalición occidental en la Guerra del Golfo Pérsico de 1991 fue un ejemplo de lo que Giulio Douhet predijo sobre los potenciales logros de la fuerza aérea más de sesenta años antes: “conseguir la supremacía aérea, neutralizar los ‘centros vitales’ estratégicos del enemigo, y mantener la defensiva en el suelo mientras se toma la ofensiva en el aire”. Ésta fue exactamente la estrategia de la coalición en la Guerra del Golfo de 1991 [Coronel Phillip S. Meilinger, “Giulio Douhet and the Origins of Airpower Theory”, en “The Paths of Heaven: The Evolution of Airpower Theory”, (Ed., Coronel Phillip S. Meilinger, USAF, Air University Press Maxwell Air Force Base, Alabama, 1997)].

Giulio Douhet nació en Caserta, cerca de Nápoles, el 30 de mayo de 1869. De ascendencia paterna militar, y materna de profesores y periodistas, fue el primero de su clase en su graduación en la Academia Militar de Génova. A los 19 años era oficial de artillería, y poco después asistió al Instituto Politécnico de Turín para continuar sus estudios de ingeniería, graduándose con la tesis de “The Calculation of the Rotating Field Engines”. En 1900 fue destinado como capitán al Estado Mayor General, desde donde siguió muy de cerca todos los informes concernientes a la guerra ruso-japonesa de 1903, cuyo resultado vaticinó desde el principio favorable a los japoneses, a pesar de que muy pocos occidentalistas estuvieron, entonces, de acuerdo con él. Como oficial del EMG defendió la mecanización del ejército italiano, publicando en 1901 “Mechanization from the Point of View of the Military”; tres años más tarde le seguiría “Heavy and Military Mechanization”. Sin embargo, la mecanización que contemplaba Douhet estaba restringida al empleo de camiones pesados para el movimiento de hombres y suministros en un teatro de operaciones, sin ninguna predicción o anticipo del empleo de vehículos blindados en el campo de batalla.

Con la construcción del primer dirigible italiano en 1905, Douhet inmediatamente reconoció las posibilidades militares de la nueva arma, considerando que significaría una revolución en la tecnología militar. Cuando voló el primer avión italiano en 1908, Douhet comentó: “Pronto será capaz de levantarse miles de pies y cubrir una distancia de miles de millas” [Giulio Douhet, The Command of the Air, trans. Sheila Fischer (Rome: Rivista Aeronautica, 1958)]. Luego, en 1910 predijo: “los cielos están cerca de convertirse en un campo de batalla tan importante como el de tierra o mar….Sólo mediante la ganancia del dominio del aire seremos capaces de aprovechar el total beneficio de la ventaja que sólo puede ser completamente explotada cuando se obliga al enemigo a estar en los límites de la tierra” (Ibid, p. 22). Pero todavía la superioridad del avión sobre el dirigible no era una cuestión evidente para todo el mundo, y el coronel Mauricio Moris (de la inspección de aviación y superior de Douhet) era un fuerte defensor del dirigible. En realidad, todavía en 1914 Italia gastaba el 75% de su presupuesto de aviación en dirigibles [Frank J. Cappelluti, “The Life and Thought of Giulio Douhet” (PhD diss., Rutgers University, 1967), p. 66]

Douhet también comprendió que para que el avión pudiera convertirse en un arma dominante era necesario liberarla del yugo de los comandantes de tierra, quienes no comprendían el nuevo invento. En consecuencia, al igual que Mitchell en Estados Unidos después, Douhet se convirtió en un firme defensor (junto con su amigo el ingeniero de aviación Gianni Caproni) de la creación de un arma aérea independiente, mandada por aviadores (Douhet, traducción de Fisher, p. X).

El uso del avión como arma de guerra tuvo lugar por vez primera en 1911, cuando Italia entró en guerra contra Turquía por el control de Libia. Asombrosamente, los aviones no sólo se utilizaron para misiones de reconocimiento, sino también para la ubicación de la artillería, transporte de suministros y personal, e incluso el bombardeo de tropas enemigas, suministros y servicios, tanto de día como de noche. Resumiendo, los papeles más tradicionales del empleo de la fuerza aérea fueron identificados e intentados durante el primerísimo año en que el avión vio el combate [The Origin of Air Warfare, 2d ed., trans. Renalto D’Orlando (Rome: Historical Office of the Italian Air Force, 1961), y D. J. Fitzsimmons, “The Origins of Air Warfare,” Air Pictorial, December 1972, 482–85].


En 1912 el mayor Douhet fue encargado con la tarea de escribir un informe del significado de la Guerra de Libia para el empleo futuro del avión. Los comentarios de Douhet fueron silenciados, quizás por el escaso entusiasmo de sus superiores. La mayor parte de su informe se relacionaba con la organización, entrenamiento y equipamiento del arma aérea italiana. Observó que aunque alguna gente creía que el principal papel del avión era el reconocimiento, “otros” creían que el avión debía utilizarse para el “bombardeo de gran altitud”. En cuanto al control del arma aérea, Douhet sugirió que las unidades de aviación fueran asignadas a cada cuerpo de ejército, pero añadió astutamente, “Esto no debería evitar, donde fuera necesario, agrupar esas unidades de vuelo con el Grupo de Ejércitos, o para el caso, la formación de unidades aéreas independientes”. Además, Douhet consideró que la industria italiana debía explotar el nuevo invento y desarrollar su potencial tanto para la seguridad nacional como para el comercio. En cuanto al tipo de avión que debería tener la fuerza aérea, Douhet defendió la idea de desarrollar un “tipo de avión de misión general” para poder cumplimentar los papeles de reconocimiento, combate aéreo y bombardeo (Ibid, pp. 214-216).

En 1912 Douhet tomó el mando del batallón de aviación italiana en Turín y escribió “Reglas para el Uso de los Aviones en la Guerra”, uno de los primeros manuales en cualquier fuerza aérea. Es interesante subrayar que sus superiores le hicieron borrar todos los pasajes que se referían al avión como un “arma”, pues para ellos era simplemente un “artefacto” para apoyar a las fuerzas de superficie, y nada más (Douhet, Fisher, p. 123). Las constantes predicciones de Douhet sobre tales cuestiones irritaron a sus superiores (y eso que no era tan feroz en su defensa como lo fue Mitchell en Estados Unidos), y rápidamente pasó a ser considerado como un “radical”. Además, en 1914 ordenó, sin autorización (pues aunque Douhet siguió el protocolo oficial no superó, sin embargo, a su superior Moris, el defensor de los dirigibles), la construcción de varios bombarderos Caproni. Esta actitud de Douhet –y su personalidad, descrita indistintamente como dogmática, autoritaria, persistente, impaciente, falta de tacto, e insufriblemente segura de sí misma- provocó su exilio a la infantería [Cappelluti, 69; K. Booth, “History or Logic as Approaches to Strategy,” RUSI [Royal United Services Institute] Journal 117 (September 1972): 35; y Claudio Segrè, “Douhet in Italy: Prophet without Honor?” Aerospace Historian 26 (June 1979): 71]


Douhet sirvió como jefe de estado mayor de división en Edolo al estallar la IGM en julio de 1914. Al mes siguiente escribió un artículo titulado “¿Quién ganará?”, donde declaraba que la guerra moderna se había convertido en una guerra total. Advirtió que esta nueva guerra sería larga y costosa, y concluyó que a largo plazo las dificultades de combatir en frentes múltiples presagiaban la derrota de las Potencias Centrales. En escritos posteriores se dedicó a pedir la construcción de una fuerte flota aérea de bombarderos capaz de lanzar 125 toneladas de bombas diariamente.

Cuando Italia entró en la guerra en 1915, Douhet quedó estupefacto por la incompetencia y falta de preparación de su ejército, cuestiones que tan frecuentemente había señalado a sus superiores, sugiriendo una reforma organizacional y el aumento del uso del avión. Su diario es un rosario de sarcasmos e indignaciones con respecto a sus superiores y su estrategia de guerra. Escribió dos veces detallando sus impresiones al comandante en jefe italiano, el general Luigi Cadorna; recibió dos amonestaciones por sus desaforados comentarios.

A principios de 1916 comenzó a cartearse con varios funcionarios gubernamentales, incluyendo a Leonida Bissolati, ministro defensor de la fuerza aérea. En una de esas cartas, criticando la conducción italiana de la guerra, declaraba que “nos encontramos sin una reserva, en una crisis de municiones, con todas nuestras fuerzas -comprometidas en acciones ofensivas- paradas, con la retaguardia amenazada por viejos y nuevos enemigos, expuestos a ser atacados en cualquier momento y superados decisivamente de la forma más rápida” (Cappelluti, p. 127). Una copia de la carta de Douhet llegó a manos del general Cadorna, que lo calificó de “calumnioso”. En consecuencia, Douhet fue arrestado en septiembre de 1916 y sometido a consejo de guerra por “emitir falsas noticias….divulgar información diferente de los comunicados oficiales…..disminuir el prestigio y la fe en la nación y de enturbiar la tranquilidad pública” [Ibid., 133; Thomas Mahoney, “Doctrine of Ruthlessness” Popular Aviation, April 1940, 36; y John Whittam, The Politics of the Italian Army, 1861–1918 (London: Croom, Helm, 1977), 201] . Fue sentenciado a un año de prisión en la fortaleza de Fenestrelle, comenzando su encarcelamiento el 15 de octubre.

El coronel Douhet continuó escribiendo desde su celda y en una carta al ministro de la guerra sugirió que se creara una gran flota interaliada de 20.000 aviones, en su mayoría proporcionados por Estados Unidos, cuyo papel sería ganar el dominio del aire y llevar a cabo un ataque aéreo decisivo sobre el enemigo (Douhet, Fisher, p. XI).

Entretanto las desgracias del ejército italiano culminaron con el desastre de Caporetto en octubre de 1917, con la pérdida de 300.000 hombres. En ese mismo mes, Douhet fue liberado de su condena y, como consecuencia de ese desastre, se convirtió en el director central de la aviación en la Comisaría Aérea General. Poco después de su entrada en la guerra en abril de 1917, Estados Unidos envió una misión a Europa bajo el mando del coronel Raymond Bolling, con el propósito de decidir qué aviones eran más viables para construir en América. Un miembro del equipo de Bolling, el mayor Edgar Gorrell, entró en contacto con Caproni, quien lo persuadió para comprar los derechos de varios cientos de sus bombarderos pesados para construir en América. Poco después Gorrell escribió a Caproni solicitando información sobre los objetivos industriales alemanes para planificar las misiones de bombardeo de los aliados, y es seguro que en la confección de esa inteligencia participó Douhet. Aunque el contrato de bombarderos de Caproni no se llevó a cabo, la relación establecida entre Gorrell-Caproni-Douhet sería la base de partida de la fuerza aérea americana (Diario de Caproni, diciembre de 1917).

Durante esas conversaciones, Caproni le dio a Gorrell una copia de un polémico escrito de Nino Salvaneschi, un periodista italiano amigo de Douhet. Titulado “¡Matemos la Guerra, Dirijámonos al Corazón del Enemigo!”, el panfleto acusaba a los alemanes de atrocidades sin fin, justificando por tanto cualquier acción para derrotar a Alemania. A pesar de los ataques de los Zeppelines alemanes sobre Inglaterra, los dirigibles no podían lograr un resultado decisivo. Pero los aliados disponían de un gran número de aviones (Capronis) capaces de arrojar toneladas de bombas, y Salvaneschi propugnaba el ataque de esos “aviones de batalla” no para destruir al ejército enemigo, sino para destruir sus “manufacturas de armas”, lo que dejaría al enemigo sin la fuerza necesaria para continuar la guerra [Nino Salvaneschi, “Let Us Kill the War, Let Us Aim at the Heart of the Enemy!”. Milan, 1917. Una copia está localizada en US Air Force Historical Research Agency, expediente 168.661-129, pp. 24, 47, 62]. Gorrell hizo varias copias del escrito de Salvaneschi y las distribuyó entre el Servicio Aéreo Americano, escribiendo en los meses siguientes un memorando sobre la conveniencia y viabilidad del bombardeo estratégico, que era muy similar a las ideas de Douhet y Salvaneschi [Para el memorando de Gorrell: Maurer Maurer, ed., The U.S. Air Service in World War I, vol. 2 (Washington, D.C.: Government Printing Office, 1978), 141–51].


En junio de 1918 Douhet se retiró del ejército, harto de la ineficiencia y conservadurismo de sus superiores, y regresó a la escritura. Cuando el gobierno italiano ordenó una investigación oficial sobre la batalla de Caporetto, Douhet (entonces dirigiendo el periódico Duty) no perdió detalle del informe final, que concluía que la derrota italiana fue el resultado de las deficiencias en la organización y liderazgo del ejército, algo que Douhet ya había señalado en su momento. En vista de este informe, Douhet solicitó una revisión de su consejo de guerra, petición que fue aceptada y cuyo veredicto fue revocado en noviembre de 1920, con Douhet ascendido a general (Cappelluti, pp.155-158).

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Mensaje por pby5 » Lun Ago 29, 2005 10:21 pm

Genial Lowry, como siempre. Toy por sugerirte si quieres hacer un artículo de ello... :roll:
¡¡¡CITEN LAS FUENTES!!!
ImagenImagenImagenImagenImagenImagen
Blog de Sandglass Frikináutico
www.salvemoscuatrovientos.com
«La juventud de hoy en día es decadente e indisciplinada. Los jóvenes no respetan a a los mayores y desoyen sus consejos; el fin de los tiempos está próximo»
Anonimo caldeo 2000ac.

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Mensaje por José Luis » Mar Ago 30, 2005 4:51 am

En 1921 Douhet publicó, bajo los auspicios del Departamento de Guerra, su trabajo más famoso, “The Command of the Air”, a la vez que se convertía en un claro defensor del partido fascista de Benito Mussolini, participando en la “Marcha sobre Roma” en octubre de 1922. Una vez en el poder, el Duce lo nombró comisionado de aviación, y Douhet aguantó en ese puesto burocrático mientras le duró la esperanza de que Mussolini lo nombrara jefe de la fuerza aérea. Cuando se evaporaron sus esperanzas, regresó a la pluma y en los ocho años siguientes publicó un buen número de ensayos y artículos sobre la fuerza aérea.

Lamentablemente, muy pocos trabajos suyos fueron traducidos al inglés, e incluso la mitad de su primera edición de “The Command of the Air” –que comprende un largo apéndice sobre los principios del vuelo y detalles técnicos de la construcción de aviones y hidroaviones- nunca fue traducida y permanece completamente olvidada. El 15 de febrero de 1930 moría de un ataque al corazón en su jardín de Ceschina, cerca de Roma.

Las terribles experiencias de la guerra de trincheras de la IGM convencieron a Douhet de que nunca más se darían batallas entre ejércitos, sino más bien entre pueblos enteros. Todos los recursos de una nación se concentrarían en el esfuerzo de la guerra: recursos humanos, materiales y psicológicos. La nueva tecnología –especialmente la ametralladora- había dado una gran ventaja a la defensa en la guerra de 1914-1918, siendo necesaria al atacante una superioridad numérica de al menos 3:1 para el éxito. Douhet pensaba que aunque la tecnología había garantizado la supremacía de la defensa en la guerra terrestre, la misma tecnología –que había producido el estancamiento de la trinchera- en la forma del avión acabaría con esas tablas. Solamente la aviación podía superar el problema fundamental de una guerra prolongada de desgaste causado por ejércitos masificados equipados con armamento moderno.

Antes del advenimiento del radar, Douhet afirmaba que la incapacidad del defensor para conocer el momento exacto y la localidad de un ataque (y por ello consideraba poco probables las batallas aéreas), daba una gran ventaja al atacante, asegurándole virtualmente la sorpresa táctica. Por otra parte, la defensa requería una enorme flota aérea porque cada punto a defender necesitaba de un contingente aéreo de tamaño al menos igual al del contingente atacante. Para Douhet el avión era “el arma ofensiva par excellence” (Douhet, Fisher, p. 13).

Así como descartó la posibilidad de la intercepción aérea, Douhet también despreció las defensas aéreas terrestres. Además, consideró los cañones antiaéreos un despilfarro, ya que apenas podían impactar cualquier cosa. Concedió sarcásticamente que el fuego terrestre podía derribar algún avión, pero estaba lejos de ser una disuasión seria del ataque aéreo. La gente que creía que la artillería era una medida eficaz contra el avión “había confundido al avión con los caracoles”.

Para Douhet la mejor defensa –la única defensa- era una buena ofensiva. Por esa misma razón no encontraba justificación para una reserva aérea; debían comprometerse todos los aviones. Mantener fuerzas en reserva era el ejemplo del pensamiento desfasado y defensivo de los comandantes de superficie. La velocidad y el alcance del avión creaban su propia reserva porque eran capaces de reaccionar rápidamente y entablar combate en diferentes localidades mucho antes de que las fuerzas terrestres pudieran desplazarse a esos lugares.

En esencia, el precepto fundamental de la teoría de la guerra de Douhet era la consecución del dominio aéreo (lo que hoy llamamos supremacía aérea); un país que perdía el control de su espacio aéreo tenía que soportar los ataques aéreos dondequiera que el enemigo deseara ejecutarlos. El dominio del aire (no como un fin en sí mismo, sino como el paso previo para golpear los aeródromos e industria de aviación enemiga), en cambio, significaba la victoria.

El objetivo de la guerra había sido siempre imponer la propia voluntad al enemigo rompiendo voluntad de resistencia. Así sucedió con Alemania, Austria y Rusia en la Gran Guerra, con sus ejércitos todavía intactos en buena medida en el otoño de 1918, pero la voluntad de esas naciones para continuar la lucha se había desvanecido. Y para Douhet la fuerza aérea era capaz de romper la voluntad de un pueblo destruyendo o neutralizando los “centros vitales” de un país. Identificó esos “centros vitales” en cinco objetivos básicos: industria, infraestructura de transportes, nudos de comunicación, edificios gubernamentales y la voluntad de la gente, siendo este último el objetivo primordial para Douhet. (Douhet, Fisher, pp. 47-48).

Para Douhet la fuerza aérea debía siempre ser considerada como un arma estratégica, no táctica; sin embargo concedía que la campaña aérea podía durar seis días o seis meses, “dependiendo de la intensidad de la ofensiva y de la entereza de los corazones de la gente”. Lo que significaba que aunque el dominio del aire y la posterior devastación de los centros vitales del país producirían probablemente la victoria, la fuerza aérea podía necesitar todavía derrotar a las fuerzas terrestres, si no se producía inmediatamente la rendición. Si todo esto fallaba, las fuerzas terrestres entonces debían ocupar el territorio enemigo.

Aunque en su primera edición de “The Command of the Air” (1921) reconoció la utilidad de la aviación auxiliar, en su segunda edición (1927) declaró que era “inútil, superflua y perniciosa” (Ibid, p. 86). Se debe tener en cuenta que Douhet estaba formulando una teoría de guerra aplicable a Italia, una nación de recursos modestos, con poderosos vecinos y montañosas fronteras septentrionales. Creía que era relativamente fácil defender los pasos montañosos, como hizo Austria en la Gran Guerra, y aunque la aviación auxiliar podía demostrarse ciertamente útil en esa defensa, la pregunta era: “¿con qué fin?”. La victoria en la superficie era prohibitivamente cara, si no imposible. Italia debía mantenerse a la defensiva en tierra mientras atacaba en el aire. Sin embargo, un país de grandes recursos, como EE. UU., podía permitirse el lujo de construir tanto una fuerza aérea estratégica como auxiliar. Así pensaba Douhet.

Al igual que Mitchell en EE. UU., Douhet quería una fuerza aérea independiente del control del ejército y la marina, condición esencial si no quería verse reducida a ser la “Cenicienta de la familia” dependiendo de la generosidad de sus hermanas mayores. Esa fuerza aérea independiente debía consistir mayormente en “unidades de bombardeo” y “unidades de combate”, la primera compuesta de aviones de largo alcance, con gran capacidad de carga y moderada velocidad. Aunque consideraba la intercepción de la fuerza de bombarderos improbable, Douhet admitió la posibilidad de tal eventualidad, y por tanto vio necesario la creación de “unidades de combate” o aviones de escolta. El único avión más que Douhet creyó necesario era un avión veloz de reconocimiento de largo alcance para volar sobre territorio enemigo y fotografiar potenciales objetivos.

Phillip Meilinger (artículo citado al principio de este topic) dice que “Douhet inició un debate fundamental, nunca resuelto, sobre si el poder aéreo es único y revolucionario o si sólo es otra flecha en el carcaj del soldado o del marino, y de esta forma, evolucionista”. Luego se pregunta: [¿Puede la fuerza aérea ser decisiva en la guerra? La respuesta quizás depende de la definición de ese término. Algunas personas lo utilizan para implicar que la fuerza aérea puede (o no puede) ganar guerras con independencia de otras armas. Pero ninguna arma es capaz por sí sola de ganar una guerra en la era moderna, por lo que esa definición no es útil; además, pocos aviadores harían tal afirmación. Otros definen lo decisivo en términos de destrucción de una fuerza enemiga o de ocupación de territorio. Douhet argumentaba que esos resultados no eran los objetivos de la guerra y a menudo eran irrelevantes. Trafalgar no acabó con las guerras napoleónicas, y aunque Aníbal ocupó la mayor parte de Italia durante una década y destruyó varios ejércitos romanos, aun así perdió la guerra.

Un significado más útil del término entraña la identificación de la fuerza predominante para lograr el objetivo deseado. Si ese objetivo incluye la cuarentena de un beligerante, como en la crisis de misiles de Cuba de 1961, entonces dominará la fuerza naval. Si, por otra parte, el objetivo es derrocar a un dictador y restaurar la democracia, como en Panamá, dominarán las fuerzas terrestres. Pero en otros casos, como en la Guerra del Golfo Pérsico, domina la fuerza aérea. En términos de este significado, Douhet creía apasionadamente que la fuerza aérea podía ser decisiva en la guerra y, por tanto, revolucionaria
].

Uno de los mayores errores de Douhet fue su sobreestimación de los efectos psicológicos del bombardeo aéreo, si bien puede excusarse al teórico italiano debido a las escasas pruebas empíricas de que disponía, y aun las que tenía a su alcance apoyaban decididamente su creencia. Por ejemplo, los comentarios de Liddell Hart sobre los efectos psicológicos de los ataques de bombardeo alemanes sobre Inglaterra durante la IGM:

Witnesses of the earlier air attacks before our defence was organized,
will not be disposed to underestimate the panic and disturbance that
would result from a concentrated blow dealt by a superior air fleet.
Who that saw it will ever forget the nightly sight of the population of a
great industrial and shipping town, such as Hull, streaming out into
the fields on the first sound of the alarm signals? Women, children,
babies in arms, spending night after night huddled in sodden fields,
shivering under a bitter winter sky
". [Basil H. Liddell Hart, Paris, or the Future of War (New York: Dutton, 1925), 39]


Ese tipo de informes impresionaron a Douhet, y la gente de su tiempo creía verdaderamente en los desastrosos efectos de los bombardeos. Durante la crisis de Munich de 1938 un tercio de la población parisina evacuó la ciudad para evitar un posible ataque aéreo alemán [George H. Quester, Deterrence before Hiroshima, rev. ed. (New Brunswick, N.J.: Transaction Publishers, 1986), 98]. Pero es evidente que por esas fechas, 1938, la verdadera influencia de los bombardeos aéreos indiscriminados sobre la moral de la población civil ya se había comprobado ineficaz durante la Guerra Civil española.

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Mensaje por José Luis » Mié Ago 31, 2005 7:30 pm

En un análisis crítico de las aseveraciones de Douhet, Meilinger subraya la exagerada creencia del italiano sobre los efectos físicos del bombardeo aéreo. Douhet, basándose ingenuamente en una ejecución óptima del bombardeo (buen tiempo, buenos pilotos, buen equipo…), afirmaba que una bomba de 100 kilogramos destruiría cualquier cosa en un diámetro de 50 metros; así, para un objetivo de 500 metros de diámetro se necesitaban diez toneladas de explosivos. Ya que los aviones de la época podían cargar dos toneladas, se necesitaban cinco aviones para efectuar dicha destrucción. Magnánimamente, Douhet dobló ese número y afirmó que diez aviones “destruirían por completo cualquier cosa que existiera en un área de 500 metros de diámetro” (Douhet, Fisher, p. 17).

Esos cálculos eran extremadamente simplistas. Meilinger pone el ejemplo de un círculo de tamaño de un área de aproximadamente 0.19 kilómetros cuadrados. Londres era casi mil veces mayor que esa área en la época de Douhet (unos 196 km2). Incluso utilizando las cifras más optimistas de Douhet sobre efectividad de bombardeo, se necesitarían 10.000 toneladas de altos explosivos (HE) para arrasar Londres, o una fuerza de 5.000 aviones. Incluso aunque se dispusiera de semejante flota aérea, no necesariamente se tenían que producir los resultados esperados por Douhet.

Douhet también proponía que se emplearan bombas químicas HE porque creía que serían muy eficaces contra objetivos urbanos. El general Golovine (un expatriado ruso veterano de la IGM) observó, sin embargo, que basándose en la experiencia de tiempo de guerra se necesitaban 25 gramos de gas venenoso para eliminar un metro cuadrado. Londres, por ejemplo, hubiera necesitado 5.750 toneladas de material tóxico “para un gaseo eficaz” [Lt Gen N. N. Golovine, “Air Strategy,” Royal Air Force Quarterly 7 (April 1936): 169–72]. Si añadimos a ese tonelaje el apropiado número de aviones de escolta y estimamos el desgaste de la fuerza atacante, un ataque sobre Londres de la magnitud destructiva prevista por Douhet hubiera necesitado cerca de 20.000 aviones. Sin embargo, en su novela “La Guerra de 19—“, la acción sólo dura 36 horas porque más de 20 de las ciudades mayores de Francia y Bélgica han sido reducidas a cenizas con el único despliegue de 1.500 aviones usando bombas de 50 kilogramos.

Además, Douhet afirmaba insistentemente que para lograr óptimos bombardeos de dispersión, las tripulaciones debían ser entrenadas para “esparcir sus bombas” de “forma uniforme” (Douhet, Fisher, p. 185). Es uno de los mayores errores de las teorías de Douhet, que desconocía los detalles y no comprendía las tácticas que se precisaban para ejecutar esos conceptos. Douhet, según parece, no era aviador y, en consecuencia, cometió varios fallos como el comentario absurdo de esparcir las bombas uniformemente, incluso en el calor del combate [Lee Kennett, A History of Strategic Bombing (New York: Scribner’s, 1982), p. 55].

Su desprecio sobre las batallas aéreas –necesarias para conseguir el dominio aéreo-, su incapacidad para prever una guerra total dictada por una estrategia política, su desprecio por las limitaciones legales de la guerra y su defensa del empleo de ataques químicos sobre ciudades, a pesar de que Italia había firmado el Protocolo de Ginebra de 1925 que los prohibía, su incapacidad para prever los avances tecnológicos en el campo terrestre (tanques y doctrina blindada), su desdén por la defensa antiaérea (cañones antiaéreos y tecnología radar), son algunas de las lagunas y errores en las teorías de Douhet.

Concluyo recomendando de la bibliografía ya referenciada, a quien quiera profundizar en la figura de Giulio Douhet y su significado histórico, la lectura del ensayo del coronel Phillip Meilinger, “Giulio Douhet and the Origins of the Airpower Theory” (Air University Press, Maxwell Air Force Base, Alabama, 1997). De este ensayo he sacado el grueso de la información vertida en este topic. Meilinger fue decano del SAAS (School of Advanced Airpower Studies) de 1992 a 1996. Graduado en la Academia de la Fuerza Aérea en 1970 y Universidad de Colorado en 1975, recibiendo su PhD en la Universidad de Michigan en 1985. Profesor del Departamento de Estrategia y Política del US Naval War College de Newport, Rhode Island.

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Gaetano La Spina
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Mensaje por Gaetano La Spina » Sab Dic 02, 2006 11:47 pm

felicitaciones por este foro!
Saludos
En este momento me encuentro haciendo mi tesis para la licenciatura de historia en la Universidad Centrel de Venezuela. El título es "LA AVIACIÓN MILITAR DURANTE LA OFENSIVA ALEMANA "BLITZKRIEG" DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL". Para poner un marco teórica al trabajo, he estado buscando en la web, el libro original escrito por Dohuet, para citarlo y ver como sus ideas de alguan forma u otra influyeron en la filosifía de la Blitzkrieg.
Si conocen algun link con referencia a esto, y ha artículos de gente reconocida sobre la aviación de la IIGM (Military history, etc), les agradezco me informaran
"Y él (Zeus), de su cabeza, dió a luz a Atenea de ojos glaucos, terrible, belicosa, conductora de ejércitos, invencible y augusta; a quién le encantan los tumultos, guerras y batallas" Hesíodo "Teogonía"

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Mensaje por José Luis » Dom Dic 03, 2006 1:32 pm

¡Buenos días a todos!
Gaetano La Spina escribió: Para poner un marco teórica al trabajo, he estado buscando en la web, el libro original escrito por Dohuet, para citarlo y ver como sus ideas de alguan forma u otra influyeron en la filosifía de la Blitzkrieg.
Si conocen algun link con referencia a esto, y ha artículos de gente reconocida sobre la aviación de la IIGM (Military history, etc), les agradezco me informaran
Estimado Gaetano,

Permíteme primeramente darte la bienvenida a este foro.

El libro de Douhet (Il dominio dell’aria) lo puedes descargar (37.4 MB) en versión inglesa en:
http://www.airforcehistory.hq.af.mil/Pu ... he_air.pdf

Por mi parte, además de la información proporcionada en los posts ya escritos, te facilito la siguiente información:

Penser Les Ailes Françaises, nº 9 Février 2006
Dossier spécial 2º Ateliers du CESA
«L’apport de Giulio Douhet à la pensée stratégique, des fondements à aujourd’hui »

Este monográfico bilingüe (francés-inglés) recoge la conferencia organizada por CESA (Centro de Enseñanza Superior Aérea, Centre d’enseignement supérier aérien) sobre Douhet, que, tras una introducción del profesor Hervé Coutau-Bégarie, presidente de la Comisión francesa de historia militar, articula las intervenciones, entre otras autoridades, de:

Les aviateurs français face à Douhet : entre instrumentalisation at fascination, escrito por M. Patrick Facon, Service historique de la Défense

La pensée douhetienne à l’épreuve des faits : l’apport de Camille Rougeron, escrito por la señora Claude d’Abzac-Epezy, Centre d’études d’histoire de la Défense

Documento accesible en formato PDF en:
http://www.cesa.air.defense.gouv.fr/DPE ... AF_N_9.pdf

También recomiendo una visita a CESA:
http://www.cesa.air.defense.gouv.fr/plan.php3

Y una visita a las siguientes páginas, en inglés e italiano, que tienen documentos sobre Douhet y la evolución de la doctrina del bombardeo estratégico:

http://www.airpower.maxwell.af.mil/airc ... win90.html
http://www.airpower.au.af.mil/airchroni ... /eula.html
http://www.airpower.au.af.mil/airchroni ... hiner.html
http://www.airpower.maxwell.af.mil/airc ... ouhet.html
http://www.carlisle.army.mil/usawc/Para ... nversi.htm
http://digilander.libero.it/trombealven ... erari1.htm

Bibliografía:
http://www.au.af.mil/au/aul/school/asbc/douhet.htm
http://www.questia.com/library/encyclop ... giulio.jsp

Saludos cordiales
José Luis
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
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Gaetano La Spina
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Saludos!

Mensaje por Gaetano La Spina » Dom Dic 03, 2006 7:27 pm

Saludos Jose Luis y demás integrantes de esta interesante página web!
Los felicito y pienso participar en los foros activamente.
Muchas gracias por la amplia información en Link que me suministran, me serán de mucha utilidad. Lamentablemente no entiendo el francés. Las de air power había bajado ya unos 3 artículos de Dohuet. En la tesis utilice un artículo de l Arme del Air (perjudicada por militares o políticos) y otro de la Luftwaffe y Barbaroja, todos de la página de air power.
En realidad la tesis esta casi lista, lo que me piden mis profesores es que averigue si hay otras tesis de grado, de otras universidades, en español u otro idioma, que hablen del tema que trato: LA AVIACION MILITAR DURANTE LA OFENSIVA ALEMANA BLITZKRIEG (1939-41).
trato de buscar en las librerias web de universidades, pero se que es dificil encontrar.
De todas formas, si me pueden dar mas link que traten acerca de este tema en particular (LA RAF, Luftwaffe, La Batalla de Inglaterra y de Francia, operaciones aéreas 1939-41) les agradezco. Deben ser de gente especializada y reconocida, o fuentes o documentos de la época, protagonistas, etc.
Se trata de demostrar que mi trabajo está bastante investigado y sustentado en cuato a fuentes, aunque ya he citado bastante a Cajus Bekker y relatos de ases de la Luftwaffe.
Bueno, ademas les digo que me gusta mucho esta web, me tomare la libertad de abrir algunos foros, espero que intercambiemos bastante información aprendiendo unos de otros :P
"Y él (Zeus), de su cabeza, dió a luz a Atenea de ojos glaucos, terrible, belicosa, conductora de ejércitos, invencible y augusta; a quién le encantan los tumultos, guerras y batallas" Hesíodo "Teogonía"

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Re: Saludos!

Mensaje por José Luis » Dom Dic 03, 2006 7:38 pm

Gaetano La Spina escribió: De todas formas, si me pueden dar mas link que traten acerca de este tema en particular (LA RAF, Luftwaffe, La Batalla de Inglaterra y de Francia, operaciones aéreas 1939-41) les agradezco. Deben ser de gente especializada y reconocida, o fuentes o documentos de la época, protagonistas, etc.
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