Aire: Alemania
Publicado: Jue Sep 01, 2005 1:05 am
¡Hola a todos!
“De todas las naciones del continente europeo después de la IGM, Alemania realizó el más completo y exhaustivo estudio de la fuerza aérea y, mediante el análisis, consiguió transformar la teoría de la fuerza aérea en una doctrina de guerra altamente efectiva al estallar la IIGM” (James S. Corum, “Airpower Thought in Continental Europe between the Wars”).
Los alemanes habían sido los primeros en llevar a cabo una campaña sistemática de bombardeo estratégico durante la IGM (mediante el uso de dirigibles -zeppelines- en 1915). En 1916 el servicio aéreo había propuesto convertirse en una rama independiente de las fuerzas armadas, igual a la marina y al ejército [Dr. Klemp, ed., “Die Luftstreitkräfte des Deutschen Reiches” (Potsdam: Bundesarchiv Militärarchiv, W-10/50845, ca. 1931), 17–32], propuesta que, a pesar de ser apoyada enérgicamente por el Estado Mayor General, zozobró ante la rotunda oposición de la marina. Sin embargo, se establecieron ciertos principios generales. Por ejemplo, todos los asuntos de aviación, desde el desarrollo y producción de aviones hasta la artillería antiaérea y la defensa civil fueron centralizados y colocados bajo el control del servicio aéreo [John Morrow, The Great War in the Air (Washington, D.C.: Smithsonian Institution Press, 1993), 158–60], que a finales de 1916 adquirió su propio Estado Mayor General. Al cierre de la campaña en 1918, el servicio aéreo era la única fuerza militar alemana capaz de ofrecer una resistencia eficaz frente a los aliados (Ibid, 309-10).
A pesar de la prohibición del Tratado de Versalles para que Alemania contara con una fuerza aérea independiente (Von Seeckt había insistido en que se le permitiera [Matthew Cooper, The German Air Force, 1922–1945: An Anatomy of Failure (London: Jones, 1981), 379], en el pensamiento militar alemán ya se había llegado a un consenso para que cuando Alemania se liberara de las ataduras de Versalles y comenzara su rearme, las fuerzas armadas contaran entonces con una fuerza aérea independiente. Esta actitud facilitó la creación de una teoría de la fuerza aérea mucho antes de que dicha fuerza aérea se estableciera propiamente.
A principios de 1919, unos 130 oficiales del Estado Mayor General, comandantes de unidades aéreas y expertos técnicos comenzaron a analizar todos los aspectos del comportamiento aéreo alemán durante la guerra pasada. Al mando de este estudio estaba el teniente coronel Helmut Wilberg, que fue el jefe del secreto Estado Mayor del Aire del ejército desde 1919 hasta 1927 [James Corum, “The Old Eagle as Phoenix: The Luftstreitkräfte Creates an Operational Air War Doctrine, 1919–1920,” Air Power History,Spring 1992, 13–21].
El minucioso examen de la fuerza aérea en 1919-1920 constituyó la base de una crítica efectiva de la forma en que Alemania había utilizado la fuerza aérea durante la guerra y la forma en que debería usarla en el futuro. El primer principio extraído de ese estudio crítico fue que el mayor error cometido por Alemania durante la IGM había sido combatir con una estrategia aérea defensiva. Durante la mayor parte de la guerra los alemanes habían combatido una guerra aérea defensiva, esperando que los pilotos aliados cruzaran sus líneas para combatirlos después. Aunque estas tácticas fueron relativamente exitosas y arrojaron un ratio de victorias de aproximadamente tres a uno sobre los pilotos aliados, sin embargo los aliados ganaron la iniciativa manteniendo luego la superioridad aérea sobre las áreas bélicas [De enero a septiembre de 1918, cuando los aliados tenían superioridad numérica en el aire, la Luftstreitkräfte derribó 3.732 aviones aliados por una pérdida de 1.099: Richard Suchenwirth, The Development of the German
Air Force, 1919 –1939, USAF Historical Study 160 (New York: Arno Press, 1968), 2].
En 1920 los aviadores alemanes establecieron el principio de que la fuerza aérea era intrínsecamente ofensiva y su primera misión en la guerra era buscar y ganar la superioridad aérea. Las fuerzas aéreas lograrían la superioridad aérea atacando principalmente la fuerza aérea enemiga sobre el terreno, en sus bases aéreas. La Regulación del Ejército 487, “Liderazgo y Batalla de Armas Combinadas” (1921) expresaba la nueva doctrina con rotundidad: “Desde el principio (de la guerra) nuestras fuerzas lucharán por la supremacía aérea….La batalla por la superioridad aérea es una batalla ofensiva. Ha de buscarse la aviación del enemigo y atacarse en la vanguardia de sus propias fuerzas. Ha de ponerse al oponente a la defensiva, y romper su fuerza y agresividad mediante la destrucción de numerosos aviones” [Heeresdienstvorschrift 487, Führung und Gefecht der Verbundenen Waffen, Teil 1, September 1921, pars. 77 and 314].
Aunque ese estudio de posguerra reconocía el apoyo de la aviación al ejército, así como reconocimiento y ubicación artillera, como una importante misión, la principal misión de una fuerza aérea era el bombardeo de objetivos enemigos, para lo cual era necesario previamente ganar la superioridad aérea. El uso de bombarderos pesados y ligeros era crucial en la ejecución de la misión de bombardeo; el principal papel de la fuerza aérea era, por tanto, proporcionar el bombardeo (“interdiction”) en apoyo del ejército, pero la teoría de la fuerza aérea alemana de posguerra dejaba espacio suficiente para el desarrollo de la aviación estratégica para misiones de bombardeo a nivel estratégico.
Junto con Helmuth Wilberg y su estado mayor (capitán Kurt Student, mayor Hugo Sperrle y mayor Helmut Felmy, entre otros), el teórico más significativo de la fuerza aérea alemana en la posguerra fue el coronel general von Seeckt, jefe del estado mayor del ejército (1919-1920) y comandante en jefe del ejército (1920-1926), cuya carrera y significado ya he bosquejado en el topic de la doctrina de tierra del ejército alemán. Frente al énfasis de posguerra de los ejércitos aliados en la potencia de fuego, von Seeckt apostó y desarrolló su ejército bajo la base fundamental de la excelencia de la maniobra. Y la fuerza aérea jugaba un papel crucial en la teoría del comandante alemán: “La guerra comenzará con un ataque simultáneo de las flotas aéreas, la mejor preparada de las armas y el más rápido de los medios para atacar al enemigo. Su objetivo no es, sin embargo, las grandes ciudades o centros industriales, sino la fuerza enemiga, y sólo después de su eliminación se puede dirigir esta arma ofensiva contra otros objetivos…Se ha de enfatizar en que todos los grandes centros de movilización de tropas son objetivos fáciles y valiosos. El trastorno de la movilización de personal y material es una misión fundamental en la ofensiva aérea” [Hans von Seeckt, Gedanken eines Soldaten (Berlin: Verlag für Kulturpolitik, 1929), 93–95].
Seeckt se encargó de que el ejército mantuviera 180 oficiales pilotos que proporcionarían el armazón de un Estado Mayor Aéreo. Inició un programa de pruebas secretas, entrenamiento y desarrollo de la fuerza aérea en la Unión Soviética [Según James Corum, el mejor trabajo sobre el programa aéreo alemán en Rusia es el de Manfred
Zeidler, Reichswehr und Rote Armee, 1920 –1933 (Munich: R. OldenbourgVerlag, 1993)]. Las regulaciones operacionales alemanas desarrolladas bajo von Seeckt entre 1921 y 1923 contienen un amplio tratamiento de la fuerza aérea tanto a nivel táctico como estratégico. Los escritos y conferencias de los líderes aéreos como Mitchell y Trenchard fueron traducidos rápidamente y distribuidos entre los militares alemanes [James Corum, The Roots of Blitzkrieg (Lawrence, Kans.: University Press of Kansas, 1992), 157–59]. Es curioso observar que Douhet no recibió la misma atención que sus homólogos estadounidense y británico entre los teóricos aéreos alemanes durante la década de 1920.
Wilberg dirigió el Estado Mayor Aéreo para desarrollar los conceptos de la guerra aérea estratégica ya desde 1924. Ese año, el secreto EMA del Reichswehr realizó un juego de guerra aéreo que incluía un plan para una campaña de bombardeo estratégico contra Francia. Los alemanes estudiaron la industria de armamentos francesa, hicieron una lista de las fábricas más importantes e instalaciones de apoyo del ejército y fuerza aérea franceses, y asignaron las prioridades de objetivos. Estimaron que la destrucción de 20/30 fábricas vitales podía dañar gravemente la producción de armamentos francesa [Bundesarchiv/Militärarchiv Freiburg, file RH 2/2244, Luftschutzübung1924].
Los estudios de posguerra y los juegos de guerra aérea del Estado Mayor General culminaron con una doctrina aérea exhaustiva, expresada como Directrices para la Guerra Aérea Operacional [Truppenamt (L), Richtlinien für die Führung des operativen Luftkrieges, May 1926], que describía la fuerza aérea del futuro como dos fuerzas, esencialmente. Una daría apoyo aéreo al ejército, incluyendo reconocimiento, ubicación artillera y apoyo aéreo cercano. Otra, compuesta de bombarderos, proporcionaría misiones de bombardeo estratégico de largo alcance, tal como se había previsto en los juegos de guerra de 1924. Por primera vez, la doctrina alemana consideraba la destrucción de la voluntad enemiga como una importante misión de la fuerza aérea, a pesar de que el EMA alemán de los años veinte tenía muy pocos entusiastas de la teoría de Douhet.
Continuará
Saludos cordiales
José Luis
“De todas las naciones del continente europeo después de la IGM, Alemania realizó el más completo y exhaustivo estudio de la fuerza aérea y, mediante el análisis, consiguió transformar la teoría de la fuerza aérea en una doctrina de guerra altamente efectiva al estallar la IIGM” (James S. Corum, “Airpower Thought in Continental Europe between the Wars”).
Los alemanes habían sido los primeros en llevar a cabo una campaña sistemática de bombardeo estratégico durante la IGM (mediante el uso de dirigibles -zeppelines- en 1915). En 1916 el servicio aéreo había propuesto convertirse en una rama independiente de las fuerzas armadas, igual a la marina y al ejército [Dr. Klemp, ed., “Die Luftstreitkräfte des Deutschen Reiches” (Potsdam: Bundesarchiv Militärarchiv, W-10/50845, ca. 1931), 17–32], propuesta que, a pesar de ser apoyada enérgicamente por el Estado Mayor General, zozobró ante la rotunda oposición de la marina. Sin embargo, se establecieron ciertos principios generales. Por ejemplo, todos los asuntos de aviación, desde el desarrollo y producción de aviones hasta la artillería antiaérea y la defensa civil fueron centralizados y colocados bajo el control del servicio aéreo [John Morrow, The Great War in the Air (Washington, D.C.: Smithsonian Institution Press, 1993), 158–60], que a finales de 1916 adquirió su propio Estado Mayor General. Al cierre de la campaña en 1918, el servicio aéreo era la única fuerza militar alemana capaz de ofrecer una resistencia eficaz frente a los aliados (Ibid, 309-10).
A pesar de la prohibición del Tratado de Versalles para que Alemania contara con una fuerza aérea independiente (Von Seeckt había insistido en que se le permitiera [Matthew Cooper, The German Air Force, 1922–1945: An Anatomy of Failure (London: Jones, 1981), 379], en el pensamiento militar alemán ya se había llegado a un consenso para que cuando Alemania se liberara de las ataduras de Versalles y comenzara su rearme, las fuerzas armadas contaran entonces con una fuerza aérea independiente. Esta actitud facilitó la creación de una teoría de la fuerza aérea mucho antes de que dicha fuerza aérea se estableciera propiamente.
A principios de 1919, unos 130 oficiales del Estado Mayor General, comandantes de unidades aéreas y expertos técnicos comenzaron a analizar todos los aspectos del comportamiento aéreo alemán durante la guerra pasada. Al mando de este estudio estaba el teniente coronel Helmut Wilberg, que fue el jefe del secreto Estado Mayor del Aire del ejército desde 1919 hasta 1927 [James Corum, “The Old Eagle as Phoenix: The Luftstreitkräfte Creates an Operational Air War Doctrine, 1919–1920,” Air Power History,Spring 1992, 13–21].
El minucioso examen de la fuerza aérea en 1919-1920 constituyó la base de una crítica efectiva de la forma en que Alemania había utilizado la fuerza aérea durante la guerra y la forma en que debería usarla en el futuro. El primer principio extraído de ese estudio crítico fue que el mayor error cometido por Alemania durante la IGM había sido combatir con una estrategia aérea defensiva. Durante la mayor parte de la guerra los alemanes habían combatido una guerra aérea defensiva, esperando que los pilotos aliados cruzaran sus líneas para combatirlos después. Aunque estas tácticas fueron relativamente exitosas y arrojaron un ratio de victorias de aproximadamente tres a uno sobre los pilotos aliados, sin embargo los aliados ganaron la iniciativa manteniendo luego la superioridad aérea sobre las áreas bélicas [De enero a septiembre de 1918, cuando los aliados tenían superioridad numérica en el aire, la Luftstreitkräfte derribó 3.732 aviones aliados por una pérdida de 1.099: Richard Suchenwirth, The Development of the German
Air Force, 1919 –1939, USAF Historical Study 160 (New York: Arno Press, 1968), 2].
En 1920 los aviadores alemanes establecieron el principio de que la fuerza aérea era intrínsecamente ofensiva y su primera misión en la guerra era buscar y ganar la superioridad aérea. Las fuerzas aéreas lograrían la superioridad aérea atacando principalmente la fuerza aérea enemiga sobre el terreno, en sus bases aéreas. La Regulación del Ejército 487, “Liderazgo y Batalla de Armas Combinadas” (1921) expresaba la nueva doctrina con rotundidad: “Desde el principio (de la guerra) nuestras fuerzas lucharán por la supremacía aérea….La batalla por la superioridad aérea es una batalla ofensiva. Ha de buscarse la aviación del enemigo y atacarse en la vanguardia de sus propias fuerzas. Ha de ponerse al oponente a la defensiva, y romper su fuerza y agresividad mediante la destrucción de numerosos aviones” [Heeresdienstvorschrift 487, Führung und Gefecht der Verbundenen Waffen, Teil 1, September 1921, pars. 77 and 314].
Aunque ese estudio de posguerra reconocía el apoyo de la aviación al ejército, así como reconocimiento y ubicación artillera, como una importante misión, la principal misión de una fuerza aérea era el bombardeo de objetivos enemigos, para lo cual era necesario previamente ganar la superioridad aérea. El uso de bombarderos pesados y ligeros era crucial en la ejecución de la misión de bombardeo; el principal papel de la fuerza aérea era, por tanto, proporcionar el bombardeo (“interdiction”) en apoyo del ejército, pero la teoría de la fuerza aérea alemana de posguerra dejaba espacio suficiente para el desarrollo de la aviación estratégica para misiones de bombardeo a nivel estratégico.
Junto con Helmuth Wilberg y su estado mayor (capitán Kurt Student, mayor Hugo Sperrle y mayor Helmut Felmy, entre otros), el teórico más significativo de la fuerza aérea alemana en la posguerra fue el coronel general von Seeckt, jefe del estado mayor del ejército (1919-1920) y comandante en jefe del ejército (1920-1926), cuya carrera y significado ya he bosquejado en el topic de la doctrina de tierra del ejército alemán. Frente al énfasis de posguerra de los ejércitos aliados en la potencia de fuego, von Seeckt apostó y desarrolló su ejército bajo la base fundamental de la excelencia de la maniobra. Y la fuerza aérea jugaba un papel crucial en la teoría del comandante alemán: “La guerra comenzará con un ataque simultáneo de las flotas aéreas, la mejor preparada de las armas y el más rápido de los medios para atacar al enemigo. Su objetivo no es, sin embargo, las grandes ciudades o centros industriales, sino la fuerza enemiga, y sólo después de su eliminación se puede dirigir esta arma ofensiva contra otros objetivos…Se ha de enfatizar en que todos los grandes centros de movilización de tropas son objetivos fáciles y valiosos. El trastorno de la movilización de personal y material es una misión fundamental en la ofensiva aérea” [Hans von Seeckt, Gedanken eines Soldaten (Berlin: Verlag für Kulturpolitik, 1929), 93–95].
Seeckt se encargó de que el ejército mantuviera 180 oficiales pilotos que proporcionarían el armazón de un Estado Mayor Aéreo. Inició un programa de pruebas secretas, entrenamiento y desarrollo de la fuerza aérea en la Unión Soviética [Según James Corum, el mejor trabajo sobre el programa aéreo alemán en Rusia es el de Manfred
Zeidler, Reichswehr und Rote Armee, 1920 –1933 (Munich: R. OldenbourgVerlag, 1993)]. Las regulaciones operacionales alemanas desarrolladas bajo von Seeckt entre 1921 y 1923 contienen un amplio tratamiento de la fuerza aérea tanto a nivel táctico como estratégico. Los escritos y conferencias de los líderes aéreos como Mitchell y Trenchard fueron traducidos rápidamente y distribuidos entre los militares alemanes [James Corum, The Roots of Blitzkrieg (Lawrence, Kans.: University Press of Kansas, 1992), 157–59]. Es curioso observar que Douhet no recibió la misma atención que sus homólogos estadounidense y británico entre los teóricos aéreos alemanes durante la década de 1920.
Wilberg dirigió el Estado Mayor Aéreo para desarrollar los conceptos de la guerra aérea estratégica ya desde 1924. Ese año, el secreto EMA del Reichswehr realizó un juego de guerra aéreo que incluía un plan para una campaña de bombardeo estratégico contra Francia. Los alemanes estudiaron la industria de armamentos francesa, hicieron una lista de las fábricas más importantes e instalaciones de apoyo del ejército y fuerza aérea franceses, y asignaron las prioridades de objetivos. Estimaron que la destrucción de 20/30 fábricas vitales podía dañar gravemente la producción de armamentos francesa [Bundesarchiv/Militärarchiv Freiburg, file RH 2/2244, Luftschutzübung1924].
Los estudios de posguerra y los juegos de guerra aérea del Estado Mayor General culminaron con una doctrina aérea exhaustiva, expresada como Directrices para la Guerra Aérea Operacional [Truppenamt (L), Richtlinien für die Führung des operativen Luftkrieges, May 1926], que describía la fuerza aérea del futuro como dos fuerzas, esencialmente. Una daría apoyo aéreo al ejército, incluyendo reconocimiento, ubicación artillera y apoyo aéreo cercano. Otra, compuesta de bombarderos, proporcionaría misiones de bombardeo estratégico de largo alcance, tal como se había previsto en los juegos de guerra de 1924. Por primera vez, la doctrina alemana consideraba la destrucción de la voluntad enemiga como una importante misión de la fuerza aérea, a pesar de que el EMA alemán de los años veinte tenía muy pocos entusiastas de la teoría de Douhet.
Continuará
Saludos cordiales
José Luis