Desarrollo de la doctrina blindada alemana, 1919-1939

El impacto de la Gran Guerra en el pensamiento militar. Cambios y evolución en las doctrinas militares. Regulaciones de campaña.

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Mensaje por José Luis » Lun Sep 15, 2008 5:41 pm

¡Hola a todos!

En 1930 los oficiales del Reichswehr volvieron a tratar el gran problema de la coordinación del blindaje con la infantería y artillería. Se propusieron cuatro posibles soluciones teóricas. La primera, defendida por los más extremistas pro-tanques, contemplaba el uso masificado de tanques atacando sin el acompañamiento de la infantería, tal como era práctica de la antigua caballería. Sin embargo, esta solución violaba dos principios de la doctrina militar alemana: uno, que los tanques no podían conquistar y mantener el terreno; dos, la batalla de armas combinadas. La segunda solución abogaba por atar estrechamente a los tanques con la infantería y artillería, pero esta solución, con gran apoyo entre la oficialidad, no contaba con el beneplácito del alto mando, que no estaba dispuesto a perder la que consideraban la mayor ventaja del tanque, su velocidad, que estaría condenada a desaparecer si se lo hacía avanzar al ritmo de la infantería. En enero de 1931 el Reichswehrministerium estableció que en la batalla “la explotación de la velocidad era más importante que la uniformidad militar” (62). La tercera solución retomaba la propuesta antiguamente por hombres como Heigl, es decir, la motorización de la infantería y artillería, pero seguía teniendo los mismos obstáculos, principalmente el económico y logístico. La cuarta solución era el despliegue del blindaje en olas, con el apoyo de la infantería, pero sin que estuviera atado a ella. El mayor problema de todos era que no podía decidirse por ninguna de estas posibles soluciones hasta que el ejército no estuviese en condiciones de llevar a cabo ejercicios o maniobras con auténtico material y en número suficiente, o hasta que estallase una nueva guerra.

En octubre de 1930 Hammerstein-Equord dejaría su jefatura del Truppenamt en manos de Wilhelm Adam, mientras que sucedía a Heye como Chef der Heeresleitung. Adam reconocía la importancia del tanque en una futura guerra, pero estaba muy lejos de considerarlo un arma decisiva. En noviembre de 1931 viajó a Moscú para tratar con los soviéticos la cooperación militar entre ambos países. Afirmó categóricamente su opinión de que “los tanques en la guerra futura jugarán un papel auxiliar y debemos prestar especial atención a las armas antitanque; con buen armamento antitanque los tanques no tendrán gran importancia”. Cuando su homólogo, Voroshilov, le preguntó por qué se necesitaban las armas antitanque si los tanques no iban a ser importantes en la próxima guerra, Adam respondió que

Los tanques son armas muy caras y sólo los estados ricos serán capaces de tenerlas. Soy de la opinión que ustedes deben continuar el desarrollo en este terreno. Tienen que gastar dinero en desarrollo, en experimentación, y adquirir tanques solamente cuando su completa evaluación les persuade de que son adecuados. Esta es mi opinión personal….Estoy de acuerdo en que como protección antitanque, los tanques también son necesarios. Pero alguna gente dice que los tanques decidieron la guerra. No puedo estar de acuerdo con esto. Los tanques consiguieron semejante importancia al final de la guerra solamente porque nosotros, los alemanes, ya estábamos debilitados. El tanque no decidió la guerra. Se tiene que ver que los tanques fueron destruidos cuando las defensas eran buenas. Durante la guerra mundial en mi sector divisional, de treinta y seis tanques, se destruyeron veinticuatro en veinte minutos. Y quiero subrayar que no es verdad que los tanques decidieron la guerra…..

Voroshilov desafió la opinión de Adam, argumentando que si bien era cierto que era fácil organizar buenas defensas en un frente posicional estable, la cosa cambiaba completamente en una guerra de movimiento. Adam contrarrestó diciendo que con una buena artillería y un tanque para combatir otros tanques se tenía lo necesario para neutralizar las fuerzas blindadas del enemigo. Uno tenía que tener tanques para combatir tanques, “pero si usted plantea la cuestión de dónde gastar el dinero, entonces yo coloco a los tanques en último lugar; ésta es mi opinión personal, contraria a muchos puntos de vista” (63).

Notas:

(62) Estudio del Reichswehrministerium, “Kraftwagen-Transportverbände”, 23 de enero de 1931, BA-MA, RH I/V. II, p. 74, citado en Habeck, Op. Cit., p. 140.

(63) “Zapis’ Besedy Narkomvoenmora t. Voroshilova s Nachal’nikom Genshtaba (truppenamt) Reikhsvera gen. Adamom. (19.XI.31 –19-22.10,” RGVA, f. 33987, op. 3, d. 375, II. 26-32, en Habeck, p. 142.

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Mensaje por José Luis » Mié Sep 17, 2008 3:45 pm

¡Hola a todos!

La opinión de Adam representaba el extremo opuesto de los defensores a ultranza del tanque. La gran mayoría de oficiales defendía una posición intermedia, abogando por la táctica del empleo de los tanques para atacar el frente o retaguardia del enemigo en olas. Una vez conseguidos sus objetivos, los tanques debían reagruparse para un avance posterior, mientras que el resto de tanques debía mantenerse en reserva para desplegar en caso de contraataques enemigos con tanques. En todo caso, el terreno era un factor decisivo; si no era adecuado para el avance y maniobrabilidad de los vehículos blindados, los tanques tenían que esperar para iniciar su ataque a que la infantería tomase el terreno.

Mientras tenía lugar este debate teórico, el alto mando debía decidir sobre qué tipo de tanque debía construir, si uno fuertemente blindado y armado, pero lento, o uno menos protegido y armado, pero más rápido y móvil. La base de decisión, aparte la influencia extranjera, venía dada por los dos modelos hasta entonces construidos y que se estaban evaluando en Kama, el Grosstraktor y el Leichttraktor. En el otoño de 1930 Otto von Stülpnagel había viajado a Kazan para inspeccionar la Panzertruppenschule Kama y observar varias maniobras. Fruto de sus experiencias y de lo que vio en Kama, Stülpnagel tomó partido por el tanque grande (tipo Grosstraktor), una opinión contraria a la de la mayoría de oficiales del Reichswehr. Aunque reconocía la utilidad del tanque ligero y era consciente de las fallas técnicas del tanque pesado, Stülpnagel estaba convencido de que, una vez corregidos los problemas técnicos, el tanque pesado se impondría al tanque ligero en la guerra futura.

Sin embargo, la opinión generalizada en el ejército, si había que tomar una decisión entre el tanque ligero y el pesado, se decantaba por la velocidad y, en consecuencia, por el tanque ligero. El argumento básico era que el tanque pesado era, por su lentitud, muy vulnerable al fuego de la artillería enemiga, y por ello el alto mando debía concentrarse en un tanque pequeño, rápido, que presentara un objetivo muy limitado al fuego enemigo, que pudiera penetrar, haciendo uso su velocidad, las defensas enemigas, presentando además un coste de producción mucho menor.

Una vez que se evaluaron los Grosstraktor y Leichttraktor durante 1930 y 1931 en Kazan, surgieron dos opiniones diferentes entre la oficialidad involucrada en el blindaje. Una defendía el tanque pequeño, mientras la otra creía que el cañón de pequeño calibre del tanque ligero, aun pudiendo penetrar el blindaje y destruir cañones antitanques, no tendría un gran impacto. Al margen de estas diferencias de opinión, el alto mando ya había ordenado la construcción de un tanque todavía más ligero que el Leichttraktor, el Kleintraktor, de 3,5 toneladas de peso (64).

Nota:

(64) El Kleintraktor fue concebido a principios de 1930 como un vehículo de reconocimiento, transporte de armas o vehículo de remolque. Esa denominación (usada por los diseñadores y fabricantes) fue adoptada por el Wa.Prw.6 en febrero de 1930, para redenominarse Landwirtschaftlicher Schlepper, abreviada LaS, por la misma agencia en julio de 1933. Su evolución y desarrollo hasta llegar al Panzerkampfwagen I adquirirían las siguientes denominaciones, ya adoptadas por el ejército (In.6): Krupp-Traktor, diciembre de 1934; M.G. Panzerwagen (Vskfz.617), mayo de 1935; M.G. Kampfwagen, octubre de 1935; M.G. Panzerkampfwagen, noviembre de 1935; y Pz.Kpfw.I (M.G.) (Sd.Kfz.101), abril de 1936. Para todo el proceso véase Panzer Tracts No. 1-1, Panzerkampfwagen I. Kleintraktor to Ausf.B. Panzer Tracts, 2002.

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Mensaje por José Luis » Jue Sep 18, 2008 8:08 pm

¡Hola a todos!

En 1932 el ejército llevó a cabo una serie de maniobras en Grafenwöhr y Jüterbog donde se probaron especialmente las defensas antitanque y la cooperación entre el blindaje y las demás armas. El Generalmajor Oswald Lutz (que el año anterior había sucedido a Bockelberg como Inspector de las Tropas Motorizadas (Kraftfahrtruppen), y cogido al Oberstleutnant Heinz Guderian como su Jefe de Estado Mayor) dirigió una serie de ejercicios durante el verano en los que tomaron parte batallones de tanques (simulados), ejercicios a los que Guderian dedicó apenas unas cuantas líneas en sus memorias (65). Lutz elaboró en septiembre las lecciones aprendidas de esas maniobras, lecciones que debían servir como base del entrenamiento posterior. En primer lugar, las unidades de tanques debían recibir misiones de batalla independientes que tuvieran en cuenta sus cualidades especiales. No debían estar sujetas a la infantería, pues perderían su ventaja principal, la movilidad. Debían utilizarse solamente en el punto del principal esfuerzo (Schwerpunkt), y en masa, nunca por debajo de tamaño de batallón. Incluso con el primitivo estado actual de las armas antitanque, un ataque con tanques en tamaño compañía nunca conseguiría un resultado decisivo. Luego estaba la sorpresa, requisito indispensable. El ataque debía ser sorpresivo, repentino y en un ancho frente. También era necesario escalonar el ataque con suficiente profundidad para poder cambiar el Schwerpunkt durante la persecución, así como para destruir cualquier nuevo obstáculo o nueva fuerza enemiga (66).

Las maniobras sirvieron para confirmar las creencias de los defensores del blindaje. Lutz subrayó que el tanque era un arma exclusivamente ofensiva que podía combatir para conseguir la decisión en el punto crítico. No era un arma auxiliar de la infantería, sino que podía constituir la fuerza principal por la que debían trabajar las demás armas. El blindaje debía sacar el mayor partido de sus tres ventajas principales: velocidad, movilidad y alcance. Pero el tanque no podía combatir por sí solo, sino mediante una batalla de armas combinadas, coordinando su acción con la infantería, artillería y aviación (67). Lutz estaba aplicando al empleo y organización del blindaje la doctrina militar alemana prevista por von Seeckt, la guerra de movimiento con formaciones de armas combinadas.

En otoño se realizaron las últimas verdaderas maniobras del Reichswehr de la República de Weimar. Esas maniobras ponían a prueba los últimos desarrollos en doctrina militar a nivel táctico y operacional, planteando una guerra con Polonia. Tuvieron lugar cerca de Frankfurt sobre el Oder, y representaban un rápido avance de un cuerpo de caballería polaco (“Rojos”) a través de las líneas alemanas (“Azules”), así como la captura de una cabeza de puente en el Oder por un batallón de reconocimiento motorizado (BRM).

Las maniobras analizaban dos problemas básicos: a) el empleo de organizaciones experimentales de la infantería y caballería, que se probaban por vez primera en grandes operaciones, y en el cual el punto de partida principal era el uso del BRM altamente móvil que formaba parte integral de las divisiones; b) la técnica de cruzar grandes grupos de tropas sobre un río de gran amplitud y corrientes. Participaron la 3ª División de Infantería por los “Azules”, y la 1ª y 2ª divisiones de caballería por los “Rojos”, con la particularidad de que las dos divisiones de los “Rojos” estaban organizadas como un cuerpo de caballería motorizado, la formación motorizada más grande que hasta entonces se había probado en maniobras militares en cualquier ejército del mundo. El entonces Generalleutnant von Rundstedt mandaba a los “Azules”, mientras que el Generalleutnant von Bock lo hacía con los “Rojos”. Los Generalmajor von Fritsch y von Kleist mandaban la 1ª y 2ª divisiones de caballería, respectivamente.

El BRM, que se usaba por vez primera bajo condiciones operacionales, era una mezcla de unidades; el cuartle general del batallón incluía una sección de señales (montada), una sección de coches blindados (4 coches), una sección antitanque (2 cañones de 37mm), una compañía de bicicletas (3 secciones), y un escuadrón de caballería. Vigentes todavía las restricciones de Versalles y con numerosos invitados extranjeros, la sección antitanque constaba de maquetas de madera montadas sobre plataformas auténticas de cañones. El batallón presentaba la misma mezcla: dos compañías de coches blindados (armados con cañones ligeros y ametralladoras), dos compañías de motocicletas, una “compañía pesada” (una sección de cañones motorizada, una sección antitanque, y una sección de ingenieros), y una sección de señales, todas equipadas con radios.

El cuerpo de caballería “Rojo” también era una mezcla que combinaba caballos, tanques simulados, y unidades motorizadas. Su representación fue un desastre y su intento de cruzar el Oder una condena, todo debido a la mezcolanza de tan distintas unidades y armas. El Chef der Heeresleitung, Hammerstein, quedó impresionado por el papel jugado por el batallón de reconocimiento motorizado. Incluso cuando sus unidades habían sido mal utilizadas en situaciones tácticas, su velocidad le había permitido conseguir resultados. Hammerstein admitió en su informe que las unidades motorizadas eran mucho más flexibles que las de caballería, capaces de realizar tanto misiones operacionales (de largo alcance) como tácticas (corto alcance). Fueron testigos de esas maniobras representantes y agregados militares extranjeros como Tukhachevsky del Ejército Rojo, el general Monti, jefe del EM del ejército italiano y el teniente coronel Jacob Wuest, agregado militar estadounidense. Las unidades motorizadas avanzaron 300 kilómetros en tres días (68). Era todo un éxito.

Notas:

(65) Heinz Guderian, Panzer Leader (Da Capo Press, 2002), p. 13, y en la deficiente traducción española Memorias de un Soldado (Altaya, 2007), p. 27.

(66) Robert M. Citino, Quest for Decisive Victory: From Stalemate to Blitzkrieg in Europe, 1899-1940 (University Press of Kansas, 2002), pp. 202-203.

(67) In 6 Nr. 536/32 geh. (I b). a T-4, 12 de septiembre de 1932, firmado Lutz, “Anregungen und Lehren aus den unter Leitung der Inspektion der Kraftfahrtruppen abgehaltenen Übungen der Kampfwagen-Nachbildung-Bataillone zusammen mit Infanterie und Artillerie auf den Truppenübungsplätzen Grafenwöhr und Jüterbog,” BA-MA, RH 12-6/V, 2, 10-13, 16r-v; en Habeck, Op. Cit., p. 163.

(68) Robert M. Citino, “The Weimar Roots on German Military Planning in the 1930s”, en B.J.C. McKercher, Roch Legault (eds.), Military Planning and the Origins of the Second World War in Europe (Westport: Praeger Publishers, 2001), pp. 77-80. Véase también Robert M. Citino, The Path to Blitzkrieg: Doctrine and Training in the German Army, 1920-1939 (Lynne Rienner Publishers, 1999) p. 212 y ss.

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Mensaje por José Luis » Sab Sep 20, 2008 12:47 pm

¡Hola a todos!

En su informe oficial para el año 1932 Lutz declaró que las fuerzas blindadas formaban un cuerpo independiente del ejército, a la par con los de infantería, artillería y caballería. Sólo en casos excepcionales debería subordinarse a la infantería (69). Sin embargo, el análisis oficial del alto mando todavía no contemplaba el blindaje como un cuerpo independiente del ejército.

La pretensión de Lutz de una fuerza blindada independiente encontró la oposición de la vieja guardia de caballería. En el pasaje que dedicó en sus memorias a las maniobras del verano de 1932, ya aludido anteriormente, Guderian declaró que los jóvenes oficiales de caballería habían sido ganados para la causa del blindaje. Pero no ocurrió así con los “viejos”. El Oberstleutnant von Faber du Faur quería que el alto mando asignara las unidades mecanizadas al ejército o al cuerpo de caballería, pues, en su opinión, no podían constituir un mando independiente. Blindaje y caballos debían combatir hombro con hombro, pero el tanque firmemente subordinado a la caballería (70). A Faber respondió un joven oficial de caballería, el Rittmeister Crisolli, defendiendo un empleo más general del tanque, y afirmando que la caballería necesitaba una motorización y mecanización mucho mayor de la sugerida por von Faber. Crisolli propuso que cada división de caballería tuviera al menos una unidad motorizada consistente en una brigada blindada que incluyera vehículos campo traviesa, artillería mecanizada y tanques (71). Y al artículo de Crisolli respondió el Oberst von Wiktorin asegurando que la presencia de cualquier vehículo de motor sólo contribuiría a degradar el carácter básico de la caballería (72). Esta polémica iba a tener un impacto nulo en el juicio del jefe del ejército, Hammerstein, a la hora de analizar las maniobras de otoño de 1932, en las que, como ya hemos visto, reconoció la supremacía de las unidades motorizadas en el reconocimiento operacional y táctico.

En el próximo mensaje entraremos en la era de Hitler, por lo que sería bueno recapitular lo más representativo de la doctrina blindada alemana hasta el momento en relación con algunos de los mitos con que iniciaba este topic.

En primer lugar, si bien es cierto que la doctrina blindada alemana estuvo sensiblemente influenciada por las experiencias en el mismo terreno en el campo británico, creo que ha quedado claro que los alemanes sacaron sus propias conclusiones, en parte gracias a las experiencias ganadas con sus maniobras y juegos de guerra con material simulado, pero principalmente gracias a sus instalaciones en Kazan, donde, en el campo técnico, pudieron evaluar sobre el terreno las ventajas y desventajas de sus primeros modelos blindados, y, en el campo táctico, formaron un cuerpo de elite de jóvenes oficiales de la mecanización y motorización que constituyeron más tarde el cuadro sobre el que se forjó el arma panzer. Si los británicos confiaron al principio la organización del blindaje en el todo-tanque defendido por Fuller, y su principal valor la potencia de fuego y blindaje, los alemanes organizaron el blindaje en torno al concepto de armas combinadas y consideraron sus principales ventajas la velocidad, movilidad y radio de acción. Si en ambos bandos el blindaje estaba supeditado a la infantería (y este concepto estaba cambiando en el bando alemán antes de la llegada de Hitler), los alemanes ya aceptaban desde 1927 que las unidades blindadas podían operar independientemente, operacional (idea que los británicos abandonaron en 1934) y tácticamente.

Otra de las cosas que hemos visto es que el alto mando del ejército, en contra de lo afirmado por Guderian en sus memorias, no se opuso al arma blindada ni a su desarrollo. Con la excepción de las opiniones personales del general Adam en su periodo como jefe del EMG (1930-1933), el resto del liderazgo del alto mando en sus diferentes oficinas y departamentos reconoció la importancia del tanque y apoyó su desarrollo técnico y táctico. La diferencia con las opiniones de los oficiales más innovadores en este terreno sólo estaba en su organización y empleo, pero la tendencia del alto mando siempre fue progresista, nunca reaccionaria. Veremos esto con más detalle cuando analicemos el periodo Fristch-Beck.

Quien haya leído el capítulo de las memorias de Guderian relativo al blindaje en el periodo de Weimar, y lee ahora este topic hasta la fecha, tendrá que sentirse sorprendido de las afirmaciones de este general, como por ejemplo:

[El problema del transporte de tropas motorizadas en la guerra móvil pronto suscitó la cuestión de la protección de tales transportes. Esto sólo podía ser satisfactoriamente proporcionado mediante vehículos blindados. Busqué por tanto precedentes de los cuales pudiera aprender sobre los experimentos que se habían hecho con vehículos blindados. Esto me llevó a tratar con el teniente Volckheim, que entonces estaba dedicado a recopilar información concerniente al muy limitado uso de vehículos blindados alemanes, y el empleo incomparablemente mayor de fuerzas de tanques enemigas durante la guerra, como un estudio de estado mayor para nuestro pequeño ejército. Me proporcionó una cierta cantidad de literatura sobre el tema; aunque débil en teoría, me dio algo con lo que continuar….(…) En el país de los ciegos, el tuerto es rey. Ya que nadie más estaba ocupado con este material, pronto estuve en disposición de ser un experto. Unos cuantos artículos con los que contribuí en el Militär-Wochenblatt sirvieron para realzar mi reputación: su editor, el general von Altrock, me visitó frecuentemente y me animó a escribir más sobre el tema…..Esas actividades me permitieron conocer al austriaco Fritz Heigl, autor del Taschenbuch der Tanks (Manual de los Tanques). Fui capaz de proporcionarle una cierta cantidad de información concerniente a asuntos tácticos, y aprendí a valorarlo como un recto caballero alemán]. Panzer Leader, Da Capo Press, 2002, pp. 20-21.

A esto se llama recrear la historia (por no ser más justos y emplear el verbo “falsificar”). Por lo que llevamos visto no creo que se pueda tildar de “país de los ciegos” (en cuanto al blindaje) a la Weimar de Hans von Seeckt, Ernst Volckheim, el austriaco Fritz Heigl, Friedrich von Rabenau, Wilhelm Heye, Ludwig von Radlmaier (primer director de la Panzertruppenschule Kama), Werner von Fritsch, Otto von Stülpnagel, Alfred von Bollard-Bockelberg, Oswald Lutz, Josef Harpe (segundo y último director de la Panzertruppenschule Kama), por citar sólo a los que estudiaron y decidieron a favor del blindaje en el alto nivel.

Los trabajos que dice Guderian escribió fueron bien escasos. En Der Kampfwagen: “Die Lebensader Verduns,” 4 (1925); “Strassenpanzerkraftwagen und ihre Abwehr,” 1 (1924); “Aufklärung und Sicherung bei Kraftwagenmärschen,” 2 (1924); y “Kavallerie und Strassenpanzerkraftwagen,” 5 (1925). En Militär-Wochenblatt: “Truppen auf Kraftwagen und Fliegerabwehr,” Militär Wochenblatt 12 (1924). Todo ello piezas mundanas o artículos cortos de una o dos páginas que expresaban las tácticas de la época, en palabras de Corum.

El papel jugado por Guderian en la doctrina blindada alemana hasta 1933 fue completamente irrelevante. El gran mérito de Guderian, a partir de esa fecha, fue su papel central, que no decisivo, en la creación de las divisiones panzer. La opinión de quienes han estudiado en mayor o menor grado la doctrina blindada alemana y su evolución es unánime. Por ejemplo:

Corum: “Si Guderian hubiera sido un hombre modesto y jamás hubiera escrito una palabra sobre sí mismo, habría pasado a la historia como un excelente general, un táctico de primer grado, y un hombre que jugó un papel central en el establecimiento y desarrollo de las primeras divisiones panzer. Pero Guderian estaba lejos de ser modesto. Según su propia cuenta, fue la figura central en el desarrollo del tanque alemán desde la década de 1920 en adelante” (73).

Mary Habeck: “Mucho se ha escrito sobre Guderian y la influencia que tuvo sobre la organización y doctrina blindada alemana a finales de los treinta. Sin embargo, de hecho una gran parte del replanteamiento de la doctrina blindada ya había sido realizado por otros oficiales durante mediados-finales de los veinte. Guderian escribió poco sobre tanques hasta 1936, mucho después de que otros hombres hubieran articulado las ideas que serían conocidas como ‘blitzkrieg’. Pero absorbió las nuevas ideas sobre la doctrina blindada actual dentro del estado mayor y comenzó a formular unas cuantas innovaciones propias. Como otros en el T-1, ya estaba intrigado por la idea de grandes unidades blindadas que podían combatir independientemente de los más lentos soldados de a pie. Sin embargo, su primera preocupación a esta altura era levantar la movilidad del ejército en general, y por tanto se concentró en la motorización, más que en la mecanización, del Reichswehr. Esta inclinación, combinada con el hecho de que mantuvo sólo posiciones menores hasta que Hitler llegó al poder, significó que el impacto de Guderian sobre el blindaje durante su periodo formativo fue mínimo” (74).

Robert M. Citino: "La mayoría de la gente todavía tiende a asociar el nombre de Guderian con el desarrollo [de la doctrina blindada], pero esto es un grave error. La evidencia para esto proviene principalmente de sus propios escritos, especialmente auto-laudatoria autobiografía escrita en la década de 1950, Panzer Leader. Como con Liddell Hart, una lectura cuidadosa de las fuentes indica que Guderian no fue tan importante como él aseguró más tarde. En la década de 1930, sus contribuciones a la literatura militar profesional fueron pocas. Contribuyó con un pulado de artículos para el Militär-Wochenblatt y dos para el periódico del EMG, el Militärwissenschaftliche Rundschau. El libro que escribió a finales de la década de 1930, Achtung Panzer!, fue un trabajo sólido pero difícilmente distinguible de la masa de literatura alemana sobre tanques publicada in los treinta. No apareció incluso hasta 1937, dos años después de la formación de las divisiones panzer. Guderian mandó una de las primeras de las divisiones panzer de Alemania, y fue un brillante comandante de campo en la IIGM. Su fama tendrá que descansar en esos dos sustanciales fundamentos” (75).

Azar Gat: “En conclusión, Guderian simplemente tomó parte en un movimiento mucho más amplio dentro del pensamiento militar alemán desde mediados de la década de 1920 hacia la idea, adoptada de los británicos, de formaciones blindadas operacionalmente decisivas. Además, su contribución al desarrollo de esa idea en Alemania fue al principio muy limitada” (76).

Notas:

(69) "Grundsätzliche Bemerkungen des Inspekteurs der Kraftfahrtruppen”, 19 de octubre de 1932, BA-MA, RH 17/V, 19, en Habeck, Op. Cit., p. 164.

(70) Oberstleutnant v. Faber du Faur, 4. Reit. Rgt., “Neuzeitliche schnell bewegliche Verbände”, Militär-Wochenblatt, no. 22 (1932): 721-24; Oberstleutnant v. Faber du Faur, 4. Reit. Rgt., “Neuzeitliche schnell bewegliche Verbände”, ibid., no. 23 (1932): 756-61; en Habeck, pp. 164-5.

(71) Rittmeister Crisolli, “Für und wider die Motorisierung der Kavallerie-Division”, Ibid., no. 29 (1932): 1028-32, en Habeck, p. 165.

(72) Oberst v. Wiktorin, “Die Motorisierung der Kavalleriedivision”, Ibid., no. 38 (1932): 1349.

(73) Corum, Op. Cit., p. 138: “If Guderian had been a modest man and never written a word about himself, he would have gone down in history as an excellent general, a first-rate tactician, and a man who played a central role in establishing and developing the first panzer divisions. But Guderian was far from modest. By his own account, he was the central figure in German tank development from the 1920s on”.

(74) Habeck, Op. Cit., pp. 73-4: “Much has been written about Guderian and the influence that he had on German armor doctrine and organization in the late thirties. In fact, however, a great deal of the rethinking of armor doctrine had already been done by other officers during the mid- to late twenties. Guderian wrote little about tanks until 1936, long after other men had articulated the ideas that became known as ‘blitzkrieg’. But he did absorb the new ideas on armor doctrine current within the staff and begin to formulate a few innovations of his own. Like others in T-1, he was already intrigued by the idea of large armor units that would fight independently from the slower foot soldiers. His primary concern at this point, however, was to raise the mobility of the army as a whole and he therefore concentrated on the motorization, rather than the mechanization, of the Reichswehr. This inclination, combined with the fact that he held only minor positions before Hitler came to power, meant that Guderian’s impact on armor during its formative period was minimal”.

(75) Robert M. Citino, Quest for Decisive Victory, p. 196: “Most people still tend to associate Guderian’s name with the development (de la doctrina y arma blindadas), but that is a serious misconception. The evidence for this comes mainly from his own writings, especially his self-glorifying autobiography penned in the 1950s, Panzer Leader. As with Liddell Hart, a careful reading of the sources indicates that Guderian was not as important as he later claimed. In the 1930s, his contributions to the professional military literature were few. He contributed a handful of signed articles to the Militär-Wochenblatt and two to the General Staff journal, the Militärwissenschaftliche Rundschau. The book he wrote in the late 1930s, Achtung-Panzer!, was a sound work but hardly distinguishable from the mass of German literature on tanks published in the 1930s. It did not even appear until 1937, two years after the formation of the panzer divisions. Guderian led one of the first of Germany’s panzer divisions, and he was a brilliant field commander in World War II. His fame will have to rest on those two substantial foundations”.

(76) Azar Gat, British Army Theory and the Rise of the Panzer Arm: Revising the Revisionists (London: MacMillan Press Ltd, 2000), p. 61: “In conclusion, Guderian merely took part in a much wider movement within German military thought from the mid-1920s toward the idea, adopted from the British, of operationally decisive armoured formations. Furthermore, his contribution to the development of that idea in Germany was at first very limited”.

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Mensaje por José Luis » Lun Sep 22, 2008 12:20 pm

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El nombramiento de Hitler como Canciller del Reich al finalizar enero de 1933 trajo consigo el nombramiento del general von Blomberg como ministro de Defensa, quien reclutó a su antiguo jefe de Estado Mayor como su segundo en el Ministerio (Chef der Ministeramtes) (77). Los tres hombres eran firmes defensores de la motorización del ejército (y Hitler también de la motorización de Alemania), pero una cosa eran los deseos y otra la realidad. Cuando Hitler llegó al poder, el tanque pequeño (LaS) era el único modelo disponible para una producción inmediata. Pero cuando el Heereswaffenamt solicitó la primera entrega del pedido inicial total de 150 tanques para diciembre de 1933, Krupp respondió que sólo podría entregarla en febrero de 1934, con una producción prevista de 25 tanques por mes. El pedido no estaría completado hasta finales de mayo de 1934.

El 16 de marzo de 1933 el T-1 elaboró un programa de rearme y desarrollo preliminar para todo el Reichswehr cuyo principal objetivo era crear la más grande movilidad táctica y operacional posible, y el tanque ocupaba un lugar preeminente. Pero en diciembre de ese mismo año, el Truppenamt concretó la planificación de un ejército de 300.000 hombres y 21 divisiones, donde las fuerzas blindadas ya no jugaban el papel central previsto en el programa de marzo. En la planificación del ejército para tiempo de guerra, la fuerza se elevaría a 63 divisiones, pero sólo se incluían una división morizada ligera y una unidad blindada (78). Que la postura mayoritaria del alto mando y Hitler a favor del tanque no se tradujera en esa planificación no se debió a la rigidez del “conducto regular y jerárquico” y a la resistencia de las “autoritarias personalidades” del Truppenamt, como afirma Guderian en sus memorias (79), sino más bien a las todavía vigentes restricciones del TdV y sobre todo a la falta de dinero, como apuntó el capitán Braun en el Militär-Wochenblatt (80).

En octubre de 1933 se publicó la primera parte (Capítulos I-XIII) del Heeresdienstvorschrift 300, famosamente conocida como Truppenführung (T.F.), regulación elaborada esencialmente por Ludwig Beck (que el 1 de octubre de ese mismo año fue nombrado, ya siendo Generalleutnant, jefe del Truppenamt), Werner von Fritsch y Otto von Stülpnagel. Al año siguiente se publicaría la segunda parte (capítulos XIV-XXIII).

Aunque Mary Habeck declara que la doctrina blindada discutida en el T.F. no era sino otra versión más de la línea intermedia (entre los detractores y defensores extremistas del blindaje) defendida en los años anteriores, en mi opinión personal, el T.F., en lo que al blindaje se refiere, fue la piedra angular de lo que más tarde representaron las divisiones panzer en los campos de batalla en el terreno táctico. Aunque no prefiguraba a las fuerzas blindadas como arma independiente (al estilo de la infantería o caballería), trazaba, sin embargo, las líneas maestras que habrían de desarrollarse en la guerra futura. El T.F. subraya, por ejemplo, la gran importancia del reconocimiento:

735. Los tanques llevan a cabo reconocimiento principalmente para determinar las posiciones de las armas antitanque del enemigo y para evaluar las condiciones del terreno en el sector donde se comprometerán los tanques. El comandante de la unidad de tanques recibe información clave de otros elementos, especialmente la infantería, artillería, ingenieros y aviación. Frecuentemente estará limitado al estudio de mapas y fotografías aéreas, combinadas con sus propias observaciones, especialmente cuando se dispone de poco tiempo.

El despliegue táctico para el ataque:

737. En la mayoría de las situaciones los tanques deberían agruparse para un ataque. Siempre que sea posible, las áreas de reunión de los tanques deberían escapar al reconocimiento aéreo y terrestre enemigo, orientadas en la dirección del ataque, y tan cercanas a las posiciones de vanguardia como permita el fuego de la artillería enemiga.

El movimiento al áerea de reunión debe ser seguro y oculto, facilitando así la sorpresa. Las unidades de tanques a menudo avanzan al área de reunión por rutas separadas, divididas en grupos, o bajo la cobertura de la oscuridad o la niebla.


Escalonamiento en profundidad y velocidad:

739. Un ataque de tanques avanza en formaciones profundamente escalonadas. Las unidades de tanques avanzan hacia sus objetivos a la máxima velocidad permitida por la condición y tipo de terreno. Unidades de apoyo les siguen de cerca. Dependiendo del desarrollo de la situación, refuerzan a los elementos delanteros, rompiendo rápidamente la resistencia inesperada, y explotan los éxitos. Las reservas de las unidades de tanques las siguen generalmente de posición cubierta a posición cubierta…..

Misiones:

742. Durante las operaciones de persecución, se asignan a los tanques misiones agresivas y objetivos profundos. Deberían intentar rebasar al enemigo derrotado. El éxito importante se puede lograr penetrando las líneas del enemigo en retirada y atacando su artillería, reservas, puestos de mando y comunicaciones de retaguardia.

744. Durante las operaciones retrógadas, un ataque de tanques puede facilitar la ruptura del contacto. En situaciones difíciles puede ser la única alternativa. Ataques repetidos contra un enemigo perseguido y rebasado pueden hacerle aminorar la marcha y forzarle a avanzar con cautela. Tales ataques también pueden aliviar la presión sobre unidades amigas cuando rompen contacto. Los tanques deben atacar a los vehículos blindados del enemigo que se persigue.

747. La unidad de tanques tiene una capacidad de cañón pesado blindado que se puede usar eficazmente sobre la marcha o durante las paradas. Gracias a su velocidad y amplio alcance operativo, una unidad de tanques puede conducir ataques sorpresa contra objetivos profundos. Terreno apropiado para el movimiento y combate son los requisitos para el uso eficaz de las fuerzas blindadas.

748. En combate una unidad blindada debería ser comprometida contra los flancos y retaguardia del enemigo, o comprometida para penetrar las líneas enemigas.


Pero sobre todo, el concepto de armas combinadas y el kampfgruppe (que organizaría tácticamente por vez primera Balck en Sedán en mayo de 1940):

746. Uno o más regimientos de tanques se pueden agrupar con otras unidades motorizadas y tropas de apoyo en una fuerza blindada de armas combinadas. Semejantes unidades deben ser entrenadas y organizadas para operaciones conjuntas en condiciones campo traviesa.

749. Unidades de infantería motorizada, compuestas de tropas de motocicletas e infantería transportada en vehículos con capacidad campo traviesa, pueden combinarse con otras unidades motorizadas (antitanque, artillería, ingenieros de combate, señales) y con los elemtnos de apoyo necesarios formar un grupo motorizado ligero. Tales grupos pueden agregarse a unidades blindadas para reforzar o explotar su éxito. Un grupo ligero motorizado comprometido independientemente debería ser reforzado con vehículos blindados.


750. Unidades blindadas y sus grupos motorizados ligeros frecuentemente se requerirán para operar fuera de contacto con sus comunicaciones de retaguardia. En tales casos, deben ser fuertemente equipadas con municiones y combustible y autorizadas para suministrarse en el campo de batalla. Deben asegurarse los suministros de munición y combustible, y deben anticiparse y planificarse las necesidades de apoyo futuras. (81).

Notas:

(77) Walter Goerlitz, History of the German General Staff, 1657-1945 (Colorado: Westview Press, 1985), p. 273.

(78) Memorando del Truppenamt (T-2), “Aufbau des künftigen Friedensheeres”, 14 de diciembre de 1933, BA-MA, RH 15/34, citado en Habeck, Op. Cit., p. 188.

(79) Guderian, Memorias de un Soldado, p. 28.

(80) Hauptmann M. Braun, “Das Heer der Zukunft”, Militär-Wochenblatt, no. 40 (1933): 1316-17, en Habeck, p. 190.

(81) Bruce Condell y David T. Zabecki (eds), On the German Art of War: Truppenführung (Colorado: Lynne Rienner Publishers, Inc., 2001), pp. 193-5.

Seguiremos.
Saludos cordiales
José Luis
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Mensaje por jesus2 » Mar Sep 23, 2008 4:11 am

Un par de apuntes rápidos y secundarios respecto al objetivo original del post.

Por curiosidad.
José Luis escribió:Guderian declaró que los jóvenes oficiales de caballería habían sido ganados para la causa del blindaje
Y efectivamente, en general fue así, como lo demuestra el ejemplo de...
José Luis escribió:el Rittmeister Crisolli
... el cual, brevemente, comandó la 6 Panzer siendo coronel:

viewtopic.php?t=1893
José Luis escribió:Josef Harpe (segundo y último director de la Panzertruppenschule Kama)
Me gusta ver a gente como Harpe en este tipo de post. A menudo, los Harpe, Kempf, Nehring, etc. quedan oscurecidos, si no ignorados o incluso desconocidos para el gran público ante los grandes militares por todos conocidos: Guderian, von Manteuffel, Model, etc.

Entre los grandes hombres ya citados por José Luis, que fueron decisivos para el nacimiento del arma panzer y los grandes comandantes que hicieron buen uso de esta novedosa doctrina en el campo de batalla, hay un montón de buenos teóricos que, sin ser tan grandes ni decisivos como Lutz, von Stülpnagel, etc. tienen una gran importancia en ese trabajo intermedio. E incluso, en el caso de Harpe, Kempf o Nehring, pudieron aplicar con gran éxito en el campo de batalla lo que ellos, a otro nivel, habían establecido o ayudado a establecer en los despachos.

Harpe, como comandante, manejó la 12 Panzer en la Operación Barbaroja, ganando la Cruz de Caballero por el liderazgo de su división tras las primeras batallas fronterizas. Acabó la guerra al mando de un Grupo de Ejércitos.

Y en esos puestos intermedios, en 1929 estaba a la cabeza de uno de los departamentos del Inspectorado de las Tropas Motorizadas ( Panzer Aces, Franz Kurowski, pág. 429 de la edición de Stackpole ). En 1934, como Mayor, era el jefe del Mando de Entrenamiento de Transporte Mororizado ( Panzer Aces nuevamente, pág. 437 )

Siempre me gustó Harpe como general, y también vislumbré sus dotes de burócrata innovador. Este largo y excelente post de José no hace más que reconfirmar lo que ya intuía.

Saludos al foro.
En la vida no existe la Suerte, ni siquiera la buena o mala suerte, como dicen los que dicen que saben de ella. Existe el Destino. Y sobre todo, el Destino que cada uno quiera labrarse para sí mismo. ( Yo mismo )

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Mensaje por José Luis » Mar Sep 23, 2008 8:56 am

¡Hola a todos!

El T.F. fue escrito durante 1931-1932 y publicado en 1933-34, permaneciendo impreso, con pequeños cambios, hasta 1936.

En agosto de 1933, en un memorando dirigido al Wehramt, el general Lutz subrayó que el ejército necesitaba una fuerza blindada independiente que debía formar el armazón de la potencia ofensiva. Sólo la motorización y mecanización del ejército podían garantizar la movilidad y poder de combate suficientes para una guerra moderna. La movilidad operacional, que había sido el principal objetivo del plan de marzo del Truppenamt, era la única posibilidad de victoria que podía tener el Reichswehr. Seguía Lutz, “Aparte de hacer un uso total del ferrocarril y vehículos terrestres, esta movilidad operacional sólo se puede obtener mediante unidades de combate más móviles, que sean independientes de otras unidades en un nuevo sentido, y que sean empleadas muy en vanguardia contra los flancos y retaguardia del enemigo”. Era necesario, por tanto, combinar divisiones blindadas y “ligeras” conteniendo unidades motorizadas tamaño batallón con gran cantidad de armas automáticas. El blindaje proporcionaría la potencia de fuego ofensivo decisiva cuyo éxito explotarían las divisiones ligeras. “La unidad blindada es decisiva y tiene prioridad. La división ligera –más o menos una cuestión de transporte- no puede ejecutar misiones independientes de largo alcance sin la unidad blindada”. “El marco previo, donde los soldados de a pie proporcionaban la columna vertebral para los campos de batalla en la guerra terrestre, será al final –en contraste con las opiniones de Fuller- todavía necesario. Pero ahora parece llegado el tiempo de usar medios de transporte modernos al máximo, independientemente de su antiguo esquema, para la conducción móvil de la guerra. Y después de que han demostrado que es posible emplearlos como un arma independiente, también deberíamos usarlos como un arma que decidirá batallas y guerras” (82).

A continuación Lutz se extendía sobre la organización de las nuevas unidades blindadas. ¿Debían pertenecer orgánicamente a las estructuras existentes, o debían formar una nueva fuerza compuesta de unidades independientes? Si se asignaban a las divisiones existentes de infantería y caballería, comentaba Lutz, sin duda crecería sustancialmente el poder de combate de esas divisiones, pero de esta forma el ejército estaría renunciando a la ventaja fundamental de las unidades motorizadas: su movilidad operacional. Obviamente, Lutz se decantaba por la independencia del blindaje. El ejército, en su opinión, debía proceder a la creación de batallones de tanques a largo plazo, sugiriendo la formación de siete batallones de tanques en regimientos y la motorización de un batallón de infantería o regimiento de caballería como primer paso. Deseaba tener en 1935 una unidad experimental (una división panzer), compuesta por un batallón de reconocimiento, un regimiento de tanques con dos batallones, un batallón de infantería motorizada o un regimiento de caballería, y una unidad de artillería motorizada. En cuanto al control de estas fuerzas, expresó que como Inspector de las Tropas Motorizadas quería tener bajo su mando todas las unidades motorizadas, incluyendo las divisiones ligeras y la sección del Heereswaffenamt para tropas motorizadas, y que él, como comandante, respondiera directamente ante el mando del ejército (83).

Dos meses después de asumir la jefatura del Truppenamt, Ludwig Beck escribió una serie de memorandos sobre las opciones militares que podían barajar los políticos. Una de sus principales conclusiones, según Habeck, declaraba que Alemania sólo podía conducir una guerra en más de un frente defensivamente, capaz de detener las ofensivas enemigas, pero nada más. Hasta que se recuperara de su drama económico, tuviera un líder con voluntad para desafiar el TdV, y el Reichswehr estuviera dispuesto a aceptar las ambiciosas ideas de Lutz y otros como él sobre el tanque, el sueño de un ejército mecanizado sólo sería un sueño (84).

Notas:

(82) Memorando del Inspector de las Tropas Motorizadas al Wehramt, “Betr.: Ausbau der Kraftfahrkampftruppe”, 3 de agosto de 1933, BA-MA, RH 12-6/V. 2, 74, citado en Habeck, Op. Cit., pp. 192-3.

(83) Ibid., p. 79, Ibid., p. 194.

(84) Memorando del Chef des Truppenamtes, “Grenzschutz”, 11 de diciembre de 1933, BA-MA, RH 2/25, pp. 52-53; en Habeck, p. 194.

Continuaremos.
Saludos cordiales
José Luis

PD.: Un afectuoso saludo para mi amigo Jesús. Ya hablaremos de Nehring y compañía.
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Mensaje por José Luis » Mié Sep 24, 2008 8:38 am

¡Hola a todos!

El concepto doctrinal y organizacional del arma blindada en consonancia con la doctrina de guerra de movimiento de ejércitos de armas combinadas –lo que más tarde habría de ser conocido como “blitzkrieg”- tuvo un defensor decisivo en Ludwig Beck, pues a pesar de que no estaba del todo convencido sobre la cuestión organizacional, apoyaba una doctrina blindada muy similar a la defendida por Oswald Lutz. El apoyo presupuestario de Hitler y, finalmente, la capacidad industrial para producir varios cientos de tanques, todo ello hizo posible la realización de este nuevo concepto, que en 1936 se había convertido en la doctrina blindada oficial de la Wehrmacht, muy similar a la defendida por Lutz y compañía.

En 1934 Lutz y Guderian continuaron insistiendo en que las fuerzas blindadas constituyeran una estructura organizacional independiente, pero permanecía la duda entre otros defensores del tanque sobre si sus unidades debían incluir una gran cantidad de soldados de a pie o, por el contrario, deberían consistir principalmente de tanques y otros vehículos (85). Y también estaba el debate sobre las llamadas divisiones “ligeras”, unidades motorizadas y mecanizadas que garantizaban una mayor movilidad a la infantería y caballería, de las que Guderian decía que sólo contribuirían a disipar el blindaje, en vez de concentrarlo en las unidades blindadas. Al final, el alto mando del ejército se decidió por conceder la independencia tanto a la fuerza blindada como a las divisiones ligeras.

En la primavera de 1934 se llevó a cabo una reorganización a gran escala del ejército, cuyo comandante en jefe (Chef der Heeresleitung) era desde el 1 de febrero Werner von Fritsch (el 1 de junio de 1935 pasó a denominarse Oberbefehlshaber des Heeres). Como resultado de la misma se creó el Mando de las Fuerzas Motorizadas, con Lutz como comandante y Guderian su jefe de estado mayor*, y cuya misión era crear y entrenar a las fuerzas motorizadas (86).

* No se confunda este nuevo puesto de Guderian con el anterior. En octubre de 1931 había sido nombrado Jefe del Estado Mayor de la Inspección de Tropas Motorizadas (Chef des Stabes der Inspektion der Kraftfahrtruppen), bajo el mando de Lutz, y ahora, tres años más tarde, era Jefe de Estado Mayor del Mando de las Tropas Motorizadas (Chef des Stabes des Kommandos der Kraftfahrtruppen), igualmente bajo el mando de Lutz.

En abril, Walther Nehring, oficial de operaciones de las Tropas Motorizadas y uno de los colaboradores más íntimos de Guderian, se reunió con el jefe de la Wehrmachtamt (nueva denominación del Ministermat), Walther von Reichenau, para tratar sobre la mejor manera de organizar el blindaje. Reichenau le propuso que que las fuerzas blindadas podían ser estructuradas a través del Inspectorado de las Fuerzas Motorizadas, bien fusionando unidades individuales del ejército, o simplemente reorganizando de forma inmediata la 3ª División de Caballería. Nehring quedó totalmente sorprendido por la segunda opción, teniendo en cuenta la tensa relación existente entre el Inspectorado de Caballería y el de las Fuerzas Motorizadas. Pero ésta fue la alternativa escogida finalmente (87).

En junio se subordinaron a Lutz las unidades redesplegadas de caballería -destinadas a las divisiones ligeras y fuerza blindada- y el estado mayor de la 3ª División de Caballería (88). Harpe, Radlmaier, von Thoma iban a lidiar con las primeras unidades panzer de entrenamiento (89)

Pero esa gran reorganización del ejército presentaba ciertos aspectos espinosos. A finales de marzo de 1934 el Generalleutnant Hermann Geyer envió un memorando a Beck en el que argumentaba que la reconstrucción del ejército demandaba al alto mando un replanteamiento de las tácticas, organización y relación entre las diferentes armas. Geyer explicaba que mientras que durante la IGM la infantería había contado con la mitad de la fuerza asignada al ejército de campaña, en el futuro iba a tener menos del 25% de esa fuerza, lo que significaba que “ni en personal ni en material iba a ser la infantería el verdadero motor del ejército”. Si ahora la raison d’être de las otras armas ya no era, como había sido hasta entonces, ayudar a avanzar a la infantería, entonces había que cambiar las misiones de la infantería, así como las de las otras armas. Por tanto, el alto mando debía examinar muy atentamente cada una de las armas y determinar cómo alterar la organización, operaciones y tácticas sin permitir que interfirieran “sentimientos o ideas de prestigio” (90).

Geyer también subrayó en su memorando que la batalla blindada tendría lugar a gran velocidad, pero que sus altas exigencias en combustible y munición obligarían a un ritmo de ataque corto, que acabaría cuando se consumieran los suministros, y a una larga pausa para reabastecerse de combustible y suministros (91).

En ese mismo año de 1934 el mayor austríaco Eimannsberger publicaba Der Kampfwagenkrieg (92), una obra sobre la futura guerra de tanques que iba a tener una gran influencia en la Wehrmacht. Según Mary Habeck, Eimannsberger estaba de acuerdo con Geyer, y las ideas de guerra de Fuller le parecían basarse en inagotables suministros de combustible proporcionados en el momento oportuno de la batalla. Esto era simplemente irreal. Quienquiera que quisiese combatir una guerra “debe tener un río, mejor dicho, un torrente de petróleo fluyendo sin fin hacia él”. Sólo podía conducir una guerra así la nación que tuviera aseguradas sus líneas marítimas de comunicaciones, como Inglaterra, o que tuviera aseguradas sus comunicaciones terrestres con un amistoso país productor de petróleo (93). Los críticos del tanque aprovecharon estos comentarios del austríaco para demostrar que el blindaje no era la panacea defendida por Lutz, Guderian y compañía.

Walther Nehring señaló que los tanques ligeros y medios tenían que tener misiones completamente diferentes. Los segundos eran el verdadero armazón ofensivo que debía destruir la artillería enemiga y abrir el paso para los tanques ligeros. Éstos debían permanecer en estrecho contacto con la infantería, ayudándolos directamente mediante la supresión de las ametralladoras y morteros de trinchera enemigos y penetrando finalmente a través de la artillería de campaña enemiga (94). Esta idea de Nehring, ya propuesta anteriormente por Heigl, sería adoptada muy pronto por el alto mando.

Notas:

(85) Habeck, pp. 207-208, remite para este debate a “Gliederung grosser motorisierter Einheiten”, Militär-Wochenblatt, no. 4 (1934): 126-29; “Gliederung neuzeitlicher Truppenkörper: Vorschlag der Kriegsgliederung einer ‘Kapmfwagen-Division’ und einer ‘Schnellen Division’”, Ibid., nos. 11 y 12 (1934): 407-10, 448-50.

(86) Walther Nehring, Die Geschichte der deutschen Panzerwaffe 1916 bis 1945 (Berlin: Propyläen Verlag, 1969), 79; Guderian, Erinnerungen eines Soldaten (Heidelberg: Kurt Vowinckel, 1951), 27; en Habeck, p. 208. Véase también la versión española de Guderian, Recuerdos de un Soldado, p. 32.

(87) Nehring, Op. Cit., 78, en Habeck, 208.

(88) Memorando de Fritsch, “Betr: Inspektion der Kraftfahrtruppen”, 8 de junio de 1934, BA-MA, RH 12-6/V, 1; en Habeck, p. 209.

(89) Para ahondar un poco en la creación de estas unidades, véase Thomas L. Jentz, Panzertruppen. The Complete Guide to the Creation & Combat Employment of Germany’s Tank Force, 1933-1942 (Atglen: Schiffer, 1996), p. 11 y ss. Según Jentz, en noviembre de 1933 se había creado la primera unidad panzer de entrenamiento en Zossen, con el nombre en clave de Kraftfahrlehrkommando Zossen (Mando de Entrenamiento Motorizado estacionado en Zossen), que entonces sólo consistió en una compañía de entrenamiento (Lehrtrupp), siendo más tarde ampliado a batallón y luego a regimiento. Al año siguiente se crearía el Kraftfahrlehrkommando Ohrdruf, un regimiento con dos batallones. Al mando del Kraftfahrlehrkommando Zossen estaría Josef Harpe durante casi un año desde su creación, y Ludwig von Radlmaier lo haría con el Kraftfahrlehrkommando Ohrdruf, siendo Wilhelm von Thoma el primer comandante de uno de sus dos batallones.

(90) Memorando de Geyer a Beck, “Umbau der Wehrmacht”, 22 de marzo de 1934, BA-MA, RH 2/98, pp. 62-67; en Habeck, p. 210.

(91) Ibid., 68-70, Ibid., 210

(92) Ludwig Ritter von Eimannsberger, Der Kampfwagenkrieg (Munich: Lehmann, 1934).

(93) Eimannsberger, pp. 215-216, en Habeck, p. 211.

(94) Major Walther Nehring, Kampfwagen an die Front! Geschichtliche und neuzeitliche Entwicklung des Kampfwagens (“Tanks”) im Auslande (Leipzig: Detke, 1934), 15-19, en Habeck, p. 211.

Continuaremos.
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Mensaje por José Luis » Jue Sep 25, 2008 9:14 am

¡Hola a todos!

Dos experiencias extranjeras en el campo del blindaje tuvieron amplia repercusión en el alto mando alemán: las maniobras británicas de 1934 y la guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay (1932-35).

Las maniobras británicas de 1934, donde se ponía en práctica la teoría del uso masificado del blindaje, constituyeron un sonoro fracaso para la mayoría de la oficialidad británica. Estos resultados negativos fueron un factor importante en la decisión del alto mando británico de no ir más allá en el desarrollo de sus fuerzas blindadas (95). Los oficiales alemanes que siguieron de cerca esas maniobras concedieron gran importancia al uso eficaz de la radio hecho por los británicos, aunque debatieron sobre la creencia británica del éxito de las armas antitanque. Sin embargo, el capitán de caballería Crisolli criticó el uso británico de sus unidades motorizadas, argumentando que el mando británico había exigido demasiado de sus fuerzas móviles, como largas marchas y avances nocturnos por terrenos desconocidos. Para Crisolli el fracaso no había que achacarlo a las fuerzas móviles en sí mismas, sino a la inexperiencia de sus comandantes (96).

También Beck escribió un memorando sobre esas maniobras británicas que tuvo amplia difusión entre el ejército. Concordaba con la opinión general en que las maniobras habían sido “un fracaso”, pero no porque los británicos hubieran ido demasiado lejos, sino, más bien, porque no habían sabido sacarle todo su partido a las fuerzas blindadas. Había habido fallos de conducción y liderazgo, y en la organización de los regimientos de tanques. El mando británico había sido demasiado inflexible, privando de una completa libertad de movimiento a sus unidades blindadas; habían utilizado los tanques contra objetivos comparativamente pequeños, en vez de los grandes objetivos para los que estaban ideados sus ataques. También aprovechó la crítica británica para cuestionar la efectividad de las unidades blindadas independientes, en clara alusión a las demandas de Lutz y Guderian (97).

La guerra del Chaco reforzó los argumentos de quienes criticaban la idea, mantenida por los defensores a ultranza del tanque, de que la guerra de tanques iba a ser decisiva en la guerra futura. Varios oficiales alemanes participaron en esa guerra y declararon que los tanques, incluso operando en un terreno ideal como la pampa, no respondieron a las expectativas creadas. Habeck comenta, resumiendo la opinión de algunos de esos oficiales, que en dos batallas durante julio y agosto de 1933, los tanque se averiaron, fueron destruidos por fuego antitanque, o fueron incapaces de explotar las rupturas (98). Un análisis de los vehículos empleados durante la guerra declaraba que los Carden-Loyds “no habían demostrado su valor. Al final fueron retirados a retaguardia como inútiles para la guerra”. Este comentario no podía pasar desapercibido, pues el PzKpfw. I se había desarrollado partiendo del Carden-Loyd. En cambio, los Vickers pesados se habían conducido mejor, aunque seguían sufriendo de fallos técnicos (99).

Notas:

(95) Spencer Tucker resume muy bien esa “encerrona” que supuso para las fuerzas blindadas británicas las maniobras de 1934: [En septiembre de 1934 el Ejército británico reunió a los elementos de lo que entonces se llamaba la “División Móvil” bajo el mayor general George Lindsey. Centrada sobre la Brigada de Tanques del brigadier general Percy Hobart, también se reunió la 7ª Brigada de Infantería y una brigada de artillería de campaña motorizada. La infantería se movió en vehículos sobre ruedas y algunos vehículos sobre orugas. Las maniobras de Salisbury Plain, la llamada Batalla de Hungerford, vio a la fuerza móvil enfrentada en una batalla simulada contra una fuerza convencional más grande. Los defensores del tanque afirmaron, con considerable justificación, que las maniobras fueron amañadas para que la fuerza móvil, que en maniobras previas había avergonzado a las fuerzas convencionales, fracasara. Se le exigió a la fuerza móvil comenzar a avanzar desde 70 millas de distancia a plena luz del día, y cruzar el río Severn. Con sólo una ruta satisfactoria hacia el objetivo, el ataque tenía que ser canalizado, lo que favorecía ampliamente a los defensores. Las maniobras revelaron graves problemas, incluyendo la falta de equipo de construcción de puentes para cruzar ríos y muy pocos aviones para complementar la información proporcionada por los coches de exploración y tanques ligeros, pero para los observadores atentos establecieron lo que se podía lograr con divisiones blindadas contra una fuerza desfasada] Tucker, Tanks: An Illustrated History of their Impact (California: ABC-CLIO, Inc., 2004), p. 80.

Un estudio mayor se encuentra en Harold R. Winton, To Change an Army: General Sir John Burnett-Stuart and British Armor Doctrine, 1927-1938 (Lawrence: University Press of Kansas, 1988), pp. 177-83, según cita de Habeck, p. 211.

(96) Rittmeister Crisolli, “Kampfweise leicht beweglicher Kräfte”, Militär-Wochenblatt, no. 29 (1935): 1135-38, en Habeck, p. 212.

(97) Comentarios de Beck sobre las maniobras del cuerpo blindado británico de septiembre de 1934, “England: Manöver des Panzerverrbandes 18. Bis 21.9.1934”, diciembre de 1934, BA-MA, H I/662, Beck-Studien, no. 13, pp. 360-66, en Habeck, p. 212.

(98) “Von einem Mitkämpfer”, “Neueste Kriegserfahrungen. Nach Gefechsberichten aus dem Chacokrieg”, Militär-Wochenblatt, no. 40 (1934): 1339-44, en Habeck, p. 212.

(99) “Die Waffen des Chacokrieges”, Militär-Wochenblatt, no. 19 (1934): 740-43, en Habeck, p. 213.

Continuaremos la próxima semana.
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Mensaje por José Luis » Lun Sep 29, 2008 8:01 am

¡Hola a todos!

1935 fue un año significativo en el desarrollo y organización del arma blindada alemana, en particular, y en la expansión y rearme de las fuerzas armadas alemanas, en general. El 16 de marzo Hitler denunció y canceló pública y unilateralmente las restricciones sobre armamentos del Tratado de Versalles, al tiempo que ordenaba la expansión del ejército a treinta y seis divisiones. La Ley de Defensa de 21 de mayo redenominaba a las fuerzas armadas como Wehrmacht; Beck condujo unos ejercicios de estado mayor a nivel de cuerpo blindado en junio, y en agosto tuvieron lugar las maniobras del ejército en Munster. En octubre se establecieron las primeras tres divisiones panzer, con el coronel Guderian como Kommandeur de la 2. Panzer Division (100). Lutz se convirtió en ese mismo mes en el Inspector de las Fuerzas Motorizadas y Motorización del Ejército, y Comandante General de las Fuerzas Blindadas (Inspekteur der Kraftfahrkampftruppen und für Heeresmotorisierung, und Kommandierender General der Panzertruppen).

En lo que constituye para mí una de las perversiones más graves realizadas en sus memorias, Guderian calificó a Ludwig Beck como falto de “comprensión para la técnica moderna”, afirmando que el Estado Mayor General que él dirigía se había convertido en “un muro de reacción que era dificilísimo salvar”, y que Beck no se había ocupado mucho de la organización de la división blindada. Guderian afirmó que tuvo que mantener una “constante lucha para la creación de la división acorazada”, y que Beck estaba “muy lejos de dar su aprobación para la creación de dos divisiones acorazadas, cuando yo propugnaba la creación de tres”. Tilda a Beck de “irresoluto, tanto en los asuntos militares como en la política, entorpeciendo o paralizando siempre allí donde aparecía. Veía las dificultades de cada adelanto y abrumaba con reflexiones” (101).

La verdadera realidad es bien distinta de la falseada en esas páginas por Guderian. Dejando al margen sus opiniones sobre las capacidades profesionales de Beck en los asuntos militares y políticos (en mi opinión personal, el general alemán más capacitado en el nivel estratégico de la guerra), será de justicia desmontar aquí las falacias de Guderian sobre Beck en el terreno del desarrollo y organización del arma blindada.

Beck dedicó mucho tiempo durante 1934 a estudiar los informes que recibía sobre la Brigada de Tanques británica, sobre la que se organizó muy similarmente la Brigada Panzer alemana de finales de 1935. En concreto, la idea de la compañía mixta de tanques, donde cooperaban entre sí las secciones de tanques ligeros y medios, cuajó profundamente en la visión de Beck sobre la guerra blindada.

El concepto del tanque de apoyo cercano fue otra idea británica que encontró acomodo en la visión de Beck para las unidades de tanques alemanas. La versión británica original de este tanque era un tanque medio Vickers que llevaba un obús de 3.7 pulgadas (95mm) en vez del cañón usual de 3 libras (47mm). Su propósito era disparar explosivos de gran calibre y proyectiles de humo, especialmente a los cañones antitanques hostiles. Los entusiastas de la “escuela de todo-tanque” (“all-tank school”) llegaron a argumentar que los tanques de apoyo cercano liberaban a las unidades de tanques de cooperar con la artillería de campaña tradicional. No está claro que Beck apoyara esta posición extrema, pero se convenció rápidamente del valor de armar una parte de la futura fuerza de tanques medios de Alemania con un obús de algún tipo.

Beck también parece haber seguido de la Brigada de Tanques británica la idea de utilizarla como bloque de construcción básica de formaciones más grandes. La formación de la Brigada Panzer de una-sola-arma, la Brigada de Combate Motorizada de dos-armas, y la 3ª División de Caballería de armas combinadas (pero muy pequeña) en el otoño de 1934 sugiere, sin embargo, que Beck estaba muy interesado en experimentar con bloques de construcción de formas y tamaños no-tradicionales (102).

El pensamiento de Beck sobre cómo organizar las fuerzas mecanizadas coincidía con el expuesto por Eimannsberger en su Der Kampfwagenkrieg de 1934. Eimannsberger se basaba en los dos estilos británicos, brigadas de tanques de todo-tanques, y brigadas antitanque completamente motorizadas. En su libro describía la brigada antitanque como una Jäger Brigade, organizándola en tres batallones de infantería ligera motorizada y 72 cañones antitanques. (La Brigada de Combate Motorizada alemana de 1934 tenía alrededor de la mitad de infantería de esta Jäger Brigade, pero 108 cañones antitanques). Pero, sobre el papel, Eimannsberger fue un paso más adelante que Beck. Combinó dos de sus brigadas de tanques de todo-tanques, una de sus brigadas Jäger, y varios elementos de apoyo para formar una hipotética División de Tanques (Kampfwagen Division). Beck puso muy pronto en práctica la creación de sus brigadas mecanizadas cuando ordenó, en octubre de 1934 (un año antes del establecimiento de las tres primeras divisiones panzer) la conducción de un estudio teórico de posibles divisiones blindadas, organizadas nada más y nada menos que en un cuerpo panzer.

Este estudio concluyó en junio de 1935 con un staff-ride (un ejercicio táctico sin tropas) dirigido por el propio Beck. El escenario para el staff-ride comenzó con una hipotética invasión de Alemania meridional por las fuerzas armadas de Checoslovaquia. Una parte de las fuerzas defensivas alemanas, consistente de tres divisiones blindadas y dos divisiones de infantería, respondió a esta invasión con un contraataque contra las áreas de retaguardia y líneas de comunicación del ejército invasor checoslovaco. Las divisiones de infantería eran divisiones convencionales. Las panzer consistían cada una de una brigada panzer de cuatro batallones panzer, una brigada de infantería motorizada, y un regimiento de artillería de campaña, así como batallones independientes de reconocimiento, ingenieros y señales. (103).

Al principio de la operación el grueso de los elementos de combate de las tres divisiones panzer todavía estaba extendido por kilómetros a lo largo de las carreteras detrás de las líneas de frente alemanas. Por tanto Beck recomendó que los batallones panzer de vanguardia (así como la artillería de las divisiones panzer) fuesen subordinados al cuerpo de ejército que comandaba los elementos convencionales de la fuerza de contraataque. Incluso llegó a sugerir que las fuerzas debían estar provechosamente subordinadas a una de las dos divisiones de infantería para levantar ese cuerpo. Esto, argumentaba, ayudaría a las divisiones de infantería a cumplimentar su tarea de romper completamente las posiciones checoslovacas, destruyendo las unidades de infantería y artillería en esa posición, y penetrando por el área detrás de las divisiones delanteras checoslovacas. Una vez hecho esto y con los alemanes intentaron explotar su victoria táctica, Beck creía que el control de las unidades de tanques y artillería motorizada debían revertir al control del cuerpo panzer.

La creencia de Beck en la utilidad de subordinar partes del cuerpo panzer a las formaciones de infantería estaba reforzada por un hecho que sucedió en el curso del staff-ride. Dos horas antes de que el contraataque alemán fuera programado para comenzar, las fuerzas checoslovacas lanzaron un spoiling attack (104). En semejante crisis, Beck argumentó, la cooperación voluntaria entre los elementos delanteros del cuerpo panzer y las formaciones de infantería no era suficiente. Sólo unas “líneas claras de subordinación” podían asegurar el tipo de acción concertada necesitada para evitar el desastre (105).

Los comentarios de Beck sobre la organización interna y técnicas del cuerpo panzer estaban en gran consonancia con su énfasis sobre una relación de mando flexible. En el primer gran ataque del ejercicio, el comandante del cuerpo panzer dispuso sus fuerzas en tres olas. La primera consistía de dos brigadas panzer, la segunda de una brigada panzer, y la tercera de las brigadas de infantería motorizadas. Dado este despliegue, Beck se preguntaba si no sería mejor colocar las primeras dos brigadas panzer (e incluso quizás la tercera) bajo un simple comandante, creando por tanto una única formación todo-tanques de ocho o incluso doce batallones panzer (106).

La flexibilidad organizacional que Beck desplegó en el staff-ride de 1935 reflejaba su visión de un ejército que podía, si lo necesitaba, crear fácilmente formaciones de varios tipos completamente motorizadas, que posibilitarían a Alemania para combatir las decisivas campañas de maniobra ofensiva y rápido movimiento que tanto gustaban a los soldados alemanes. Después del staff-ride de 1935 se disolvieron las brigadas de combate motorizadas, las brigadas de tanques y la 3ª División de Caballería, para crear con sus batallones, así como con las recientes unidades de infantería motorizada y las unidades de caballería que habían sido convertidas en unidades de tanques, un bloque completamente nuevo de formaciones motorizadas, del que destacaron las tres divisiones panzer establecidas en octubre de 1935, construidas bajo los modelos usados en el staff-ride de Beck. De los 14 batallones antitanque se destinó uno a cada una de las divisiones panzer. El resto se unió a las divisiones de infantería, lo que suspuso una gran contribución hacia el objetivo de proporcionar a cada división de infantería un batallón antitanque completamente motorizado por sí mismo (107).

Pero antes de que se establecieran las tres primeras divisiones panzer tuvieron lugar las maniobras del ejército en Munster en el mes de agosto (donde se iba a experimentar por vez primera una división panzer al completo) asunto que trataremos en mi siguiente intervención.

Notas:

(100) Al Generalmajor Maximilian Freiherr von Weichs se le asignó el mando de la 1. Panzer Division y al Generalmajor Ernst Fessmann el de la 3. Panzer Division.

(101) Guderian, Recuerdos de un Soldado, pp. 32-33; Panzer Leader, pp. 32-33.

(102) Utilizo estos tres conceptos siguiendo la exposición realizada por Bruce I. Gudmundsson, On Armor (Praeger Publishers, 2004), pp. 74 y ss.

(103) Gudmundsson, Op. Cit., p. 77.

(104) Mantengo el término anglosajón por desconocer su equivalente exacto en la terminología militar española. Un “spoiling attack” es un ataque con un objetivo limitado que utiliza un defensor contra una formación enemiga, normalmente agrupada en su área de reunión, con el objetivo de destruirla o ganar una ventaja táctica mediante la perturbación de los planes y preparaciones del enemigo, o bien capturando un terreno defensivo más fuerte.

(105) Hay que distinguir, en la terminología alemana del momento, entre la “subordinación” (unterstellung) de una unidad o formación a otra, y la relación que mantienen dos unidades o formaciones para cooperar (Anweisung auf Zusammenarbeit). En el primer caso el comandante de la unidad subordinada (unterstellt) obedece las órdenes del comandante de la unidad designada como superior. En el último caso, las dos unidades tienen órdenes de cooperar entre sí como iguales. Gudmundsson, Op. Cit., p. 197.

(106) Generalstab des Heeres, Nr. 1695/35 geh. fechado 25.7.1935, “Nachträgliche Betrachtungen zu dem Einsatz des Panzerkorps in der Lage der Truppenamtsreise vom 13.6.1935”, reimpreso como Apéndice 35 en Klaus-Jürgen Müller, General Ludwig Beck: Studien und Dokument zur politish-militarischen Vorstellungswelt und Tätigkei des Generalstblschefs des deutschen Heeres 1933-1938 (Boppard am Rheim: H. Boldt, 1980) pp. 460-65; en Gudmundsson, Op. Cit., p. 198.

(107) Gudmundsson, Op. Cit., p. 78.

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Mensaje por José Luis » Mar Sep 30, 2008 10:28 am

¡Hola a todos!

Los ejercicios de las maniobras de Munster de agosto de 1935 tenían por objeto experimentar el concepto de unidades de tanques combinadas con reconocimiento motorizado, infantería y artillería en torno a una división panzer; se pretendía ganar experiencia en las “tácticas, organización, armas y equipo” de, en la práctica, la primera división panzer “que había sido creada exclusivamente sobre la base de consideraciones teóricas”. Se levantó una fuerza de “12.953 oficiales y hombres, 4.025 vehículos rodados y 481 vehículos sobre orugas” (108). El ejercicio tuvo etapas donde la división panzer operó independientemente, mientras que en otras lo hizo cooperando con las demás fuerzas (109). El resultado final fue un éxito para los defensores de las fuerzas blindadas, aunque todavía porfiaron los detractores que seguían insistiendo en que las máquinas jamás podrían reemplazar a los hombres, que las armas antitanque eran más poderosas que los tanques, etc. Precisamente, para comprobar las fuerzas relativas de las defensas antitanque y los tanques, una academia militar llevó a cabo un juego de guerra durante el invierno de 1935-36, en el cual se enfrentaba a una división panzer contra una posición defensiva preparada. La panzer tenía que atacar en profundidad el flanco izquierdo de los defensores e intentar penetrarlo. Los resultados finales fueron detallados en un informe por un capitán, quien concluyó que, en un sector con terreno favorable, la división panzer siempre podía romper las líneas enemigas. La única opción favorable a los defensores era un terreno difícil, por ejemplo montañoso o cubierto de ríos, pues de otra forma los tanques siempre podían flanquearlos (110). Sin embargo, este informe no tuvo una amplia publicación, y los detractores continuaron criticando la idea de la división panzer.

Pero no fue Beck quien se sumó a esas críticas, o para decirlo en palabras de Mary Habeck, “La única persona que no se unió a los ataques sobre las fuerzas blindadas fue el hombre más tarde identificado por Guderian como el principal enemigo del tanque, el jefe del EMG, Ludwig Beck” (111). El enfrentamiento entre Guderian y Beck, opina Habeck, “fue causado por el hecho de que Beck tenía que tener en cuenta a todo el ejército, y especialmente las necesidades de la infantería, mientras Guderian concentraba su tiempo y energías en promocionar las fuerzas blindadas” (112).

Lo que andaba buscando Beck era levantar la capacidad ofensiva de todo el ejército, y para ello quería motorizar todas las divisiones de infantería y ampliar sus unidades de tanques. En cuando a las divisiones panzer, quería aumentar igualmente su capacidad ofensiva agregándoles unidades rápidas de infantería motorizada. Su objetivo ideal sería destinar un batallón de tanques a cada división de infantería, activa y de la reserva, del ejército de campaña, y asignar al alto mando las suficientes brigadas de tanques para emplear en el punto del principal esfuerzo. Pero para esto necesitaba crear una fuerza de 66 batallones panzer, algo que estaba fuera del alcance de los presupuestos del ejército; por tanto, propuso como objetivo realista la creación de una brigada panzer de cuatro batallones para cada cuerpo de ejército de tiempos de paz, lo que, junto con los batallones de las tres divisiones panzer existentes, equivalía a la creación de 48 batallones panzer (113).

Sabiendo que la motorización de todo el ejército era una utopía al menos a corto y medio plazo, y reconociendo que los “grupos motorizados de ejército” y los grupos de camiones y coches distribuidos a cada división de infantería sólo eran una medida provisional insuficiente para las necesidades del ejército de campaña, Beck propuso una motorización parcial de divisiones de infantería selectas combinadas con el uso de pequeños grupos motorizados de ejército que pudieran actuar como reserva operacional. En cuanto a las divisiones panzer, escribió:

El requerimiento para incrementar el número de unidades panzer se deriva de la opinión de que un ataque frontal contra un oponente - que no es muy inferior, y está establecido en terreno favorable listo para el combate- difícilmente se puede esperar que tenga éxito sin apoyo de tanques.

Además, un ataque sobre un objetivo distante puede considerarse que tenga una oportunidad de éxito solamente si se emplean fuertes unidades panzer. La División-Panzer parece ser la más adecuada para este tipo de acción. O, como mínimo, unidades panzer que sean organizadas de la misma forma que las divisiones panzer para que su infantería siga rápidamente a la misma velocidad que los panzers con el objetivo de mantener el terreno o explotar completamente la ganancia.

La fuerza de combate ofensiva de una División-Panzer, tal como está actualmente organizada, debe probarse primeramente a través de la experiencia práctica. En tanto en cuanto el ejército esté limitado a 36 divisiones, debe evitarse una posterior formación de divisiones panzer, excepto a costa de divisiones de infantería. Esto resulta en la necesidad de crear unidades adiccionales como brigadas panzer (114).

La Allgemeines Heeresamt (Oficina General del Ejército, AHA en sus siglas en alemán, dirigida por Fromm) era contraria al apoyo manifestado por Beck a las divisiones panzer. Respondió al memorando de Beck que hemos visto arriba con un informe en el que se utilizaban los mismos argumentos de los detractores del tanque de la década anterior. Para Fromm la infantería seguía siendo la reina del campo de batalla, y los tanques, como la artillería, sólo eran fuerzas de apoyo:

La principal misión del tanque (Kampfwagen) es y será el apoyo del ataque de la infantería, independientemente de si la infantería ataca frontalmente o por envolvimiento, a pie o en vehículos. (…) La existencia de divisiones panzer en la forma actual está condenada al fracaso….

Fromm también pedía que, por razones financieras, los 48 batallones panzer solicitados por Beck fuesen reducidos a 36 (115). La respuesta de Beck no se haría esperar. Lo veremos en mi siguiente intervención.

Notas:

(108) Informe del general Lutz en Thomas L. Jentz, Op. Cit., p. 14.

(109) Erfahrungsbericht über die Versuchsübungen einer Panzerdivision auf dem Truppenübungsplatz Munster im August 1935 (Berlin: Kommando der Panzertruppen, 24-12-1935), BA-MA, RHD 26/2, p. 2; en Habeck, p. 220.

(110) “Kriegsspiel Panzer-Division gegen Sperrverband: Lehrgang IIb. Winter 1935/36”, BA-MA, RH 16/V, 100, en Habeck, p. 221.

(111) Habeck, p. 221.

(112) Ibid., p. 221. La autora explica que esta opinión es la subrayada anteriormente por otros académicos y autores como Klaus-Jürgen Müller, Armee, Politik und Gesellschaft in Deutschland 1933-1945 (Paderborn: Ferdinand Schöningh, 1979), 88-91; Robert O’Neill, “Fritsch, Beck and the Führer”, en Correlli Barnett (ed.), Hitler’s Generals (London:Weidenfeld and Nicolson, 1989), 28; Wilhelm Deist, The Wehrmacht and German Rearmament (Toronto: University of Toronto Press, 1981), 42-43; Hubertus Senff, Die Entwicklung der Panzerwaffe im deutschen Heer zwischen den beiden Weltkriegen (Frankfurt am Main: Mittler, 1969), 20, 29; Erich von Manstein, Aus einem Soldatenleben 1887-1939 (Bonn: Athenäum, 1958), 240-41. Para la oposición de Beck a Guderian, Herbert Schottelius y Gustav-Adolf Caspar, “Die Organisation des Heeres 1933-1939”, en Handbuch zur deutschen Militärgeschichte 1648-1939, vol. 8: Wehrmacht und Nationalsozialismus (1933-1939), ed. Hans Meier-Welcker y Wolfgang von Groote (Munich: Bernard & Graefe, 1978), 343.

Aparte de esta opinión, yo creo que la clave de los injustificables ataques de Guderian a Beck en sus memorias obedece a dos razones fundamentales: la primera fue apuntada en su momento por el General der Panzertruppen Leo von Geyr, “The German General Staff, Part II: The Reichswehr and Wehrmacht Periods”, en Military Review (Diciembre 1962): 35. Geyr dice que Guderian se evivocaba totalmente en sus acusaciones, debido a su impetuosidad y a su falta de conocimiento de Beck y la administración del ejército. La otra razón, a mi juicio, es de índole psicológica, y se desarrolló en Guderian a raíz de la participación de Beck en el atentado del 20 de julio de 1944. Guderian, que asumió el mando del EMG al día siguiente realizó la proclama más indecente contra el EMG alemán en toda la historia de esa institución, y dejó bien patente cuáles eran sus verdaderas convicciones políticas y éticas en esa etapa tan avanzada de la guerra.

(113) Memorando enviado por Beck al Oberbefehlshaber des Heeres, “Erwägungen über die Erhöhung der Angriffskraft des Heeres”, 30 diciembre de 1935, BA-MA II H 662, Beck-Studien, no. 37, pp. 469-72; citado en Habeck, p. 223. El informe puede leerse en Thomas L. Jentz, Op. Cit., pp. 23-24.

(114) Jentz, Op. Cit., p. 24.

(115) Véase el informe No. 5000/35 de fecha 22 de enero de 1936 enviado por la Allgemeines Heeresamt (Fromm) al Chef des Generalstabs des Heeres (Beck) en Jentz, Op. Cit., p. 25.

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Mensaje por José Luis » Mié Oct 01, 2008 9:54 am

¡Hola a todos!

Beck respondió a la Allgemeines Heeresamt ocho días más tarde en un informe donde subrayaba que su posición sobre la organización y equipamiento de las unidades panzer no había cambiado tras leer las opiniones de la AHA. Declaraba que el apoyo al ataque de la infantería era una más de las misiones de los tanques, no la única. Abogaba por dotar al menos dos tercios de los tanques en las compañías ligeras con cañones de 37mm, y era contrario a asignar los regimientos panzer a las divisiones de infantería en la organización de tiempos de paz. Basándose en las maniobras de las Panzertruppen del pasado verano en Munster y en los desarrollos en otros países, creía que había fundadas razones para “la creación de divisiones panzer ya en tiempo de paz como unidades capaces de llevar a cabo misiones estratégicas”. Concluía que “En consideración de la importancia de los panzers para el poder ofensivo del ejército moderno y dada nuestra situación político-militar, el número establecido de 48 batallones panzer es necesario y no puede ser reducido debido a los costes” (116).

Beck también defendía la motorización parcial de cuatro divisiones como un primer paso, objetivo fácilmente viable sin ocasionar demasiados costes. En su opinión, esas unidades eran cruciales para acelerar la concentración estratégica, garantizar la sorpresa, como alternativa al transporte ferroviario que podía ser amenazado desde el aire, y como una reserva móvil rápida bajo el control del alto mando. Fromm quería motorizar completamente esas divisiones con el dinero que se ahorraría reduciendo el número de batallones panzer a 36. Beck defendía todo lo contrario: las divisiones panzer eran más importantes que una infantería completamente motorizada (117).

Las diferencias entre Beck y Fromm fueron zanjadas por Fritsch a favor del primero, decidiendo crear 48 batallones panzer para las divisiones panzer y motorizar completamente cuatro divisiones de infantería. Sobre este último punto, el Estado Mayor General, en una reunión para la creación de estas cuatro divisiones motorizadas, anotó el 6 de mayo de 1936:

El propósito de crear divisiones completamente motorizadas además de las divisiones panzer es poseer unidades maniobrables y rápidas para empleo operacional que tengan la misma capacidad que las divisiones de infantería y estén inmediatamente preparadas para moverse. Pueden concentrarse en ejércitos móviles o usarse como reservas móviles rápidas. Se han escogido las siguientes divisiones para su completa motorización: 2. Division (Stettin), 13. Division (Magdeburg), 20. Division (Hamburg), y 29. Division (Erfurt). (118).

Las tres primeras divisiones panzer establecidas oficialmente el 15 de octubre de 1935 organizaron sus principales elementos de combate en torno a una brigada panzer por división con dos regimientos panzer por brigada (119).

A la luz de los hechos aquí documentados se comprenderá fácilmente cuán injustificables fueron las acusaciones de posguerra de Guderian sobre el supuesto desinterés de Beck en cuanto a las divisiones panzer, o que fuera un obstáculo para su creación.

Sin embargo, el debate sobre las divisiones panzer no había concluido. Faltaba dilucidar cómo deberían combatir, especialmente en cuanto a la coordinación de tanques e infantería, cuestión que veremos en otra ocasión.

Notas:

(117) “Erhöhung der Angriffskraft des Heeres”, Beck a la AHA, 30 de enero de 1936, BA-MA, RH 2/V, 1135, Beck-Studien, no. 39, 488-89 y nn. 11-12; en Habeck, p. 225.

(118) Jentz, Op. Cit., p. 26.

(119) La 1. Panzer Division formaba con la 1. Panzer Brigade (Panzer-Regiment 1 y Pz.Rgt. 2); la 2. PD con la 2. PB (Pz.Rgt. 3 y Pz.Rgt. 4); y la 3. PD con la 3. PB (Pz.Rgt. 5 y Pz.Rgt. 6). El coronel Josef Harpe sería el primer comandante del Panzer-Regiment 3, y el coronel von Thoma el siguiente. El coronel Zukertort y el teniente coronel Walther Nehring serían los dos primeros comandantes del Panzer-Regiment 5. El coronel von Radlmaier asumiría en octubre de 1936 el mando del Panzer-Regiment 1.

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Mensaje por José Luis » Sab Oct 04, 2008 9:14 am

¡Hola a todos!

La evolución del concepto de guerra blindada del general Lutz se puede comprobar al observar su informe sobre el ejercicio de Munster de agosto de 1935 y su informe oficial de ese año sobre el progreso de las Panzertruppen bajo su mando (120). Lutz preveía una guerra donde el blindaje y la infantería tenían que crear una “comunidad” que garantizase el éxito mediante una constante cooperación y apoyo mutuo. Para ello estableció unos principios generales, pero dejaba un gran margen de decisión a los comandantes individuales sobre el terreno. La Wehrmacht adoptó pronto tres de los principios subrayados por Lutz. El primero consideraba las unidades de fusiles como parte integral de las divisiones panzer, pues los tanques conquistaban el terreno pero era la infantería quien debía asegurarlo y mantenerlo, así como limpiar todo tipo de resistencia. Ahora bien, esa infantería tenía que avanzar hacia la batalla en transporte rodado, pues los infantes de a pie no podían mantener el ritmo de avance de los tanques ni apoyarlos allí donde lo necesitasen; una vez en contacto con el enemigo, los infantes debían desmontar para combatir, tal como había hecho la caballería en la última guerra. El segundo principio estaba en consonancia con el ya expresado por Beck, es decir, los tanques podían operar independientemente o en directa cooperación con otras fuerzas. Pero Lutz y Guderian se oponían a esta última misión, asegurando que era un gran error dispersar las fuerzas panzer dotando a cada división de infantería con un batallón panzer. Querían concentrar el blindaje y reducir sus misiones a la del empleo operacional independiente, si bien coordinarían su acción, siempre que fuese posible, con los demás cuerpos del ejército, y sólo concedían que las divisiones panzer, si era necesario, asignaran temporalmente a las brigadas panzer la misión de apoyar directamente el ataque de la infantería de a pie. El tercer principio era una solicitud de tanques más pesados para acompañar a los ligeros en la batalla, pues sólo tanques montando cañones grandes podían dar al ataque el poder de penetración necesario, combatir el blindaje enemigo, y proteger a los vehículos ligeros de la artillería y defensas antitanque.

Geyer se sumó a la oposición de Lutz y Guderian contra la “dispersión” del blindaje; en 1936 era comandante general de un cuerpo de ejército, y en octubre escribió un memorando al EMG del Alto Mando del Ejército (ahora Oberkommando des Heeres, OKH), declarando que el ejército tenía que organizar su blindaje bien para el combate decisivo o bien para las misiones encomendadas anteriormente a la caballería, pero no para ambas cosas (121). Pero prevaleció la opinión sostenida por Beck y otros altos mandos de aumentar la capacidad ofensiva del ejército en general, dotando blindaje a la infantería.

Siguiendo las líneas trazadas por Beck para el ejército, el plan de movilización de octubre de 1936 presentaba al ejército de 1939 con siete brigadas panzer (más de 1.100 tanques) como tropas de cuarteles generales; la infantería tendría tres divisiones ligeras, cada una con un batallón panzer compuesto por cuatro compañías de tanques ligeros (unos 800 tanques); las tres divisiones panzer mostrarían a cada una de sus brigadas con unos 350 tanques, es decir, unos 1.050 en total (122).

Hitler había pretendido conseguir una expansión más rápida del ejército dentro de su programa de aceleración de la preparación de la industria para una guerra total, el famoso “Plan Cuatrienal” de abril de 1936. Como consecuencia de ello, en junio se ordenó a la AHA elaborar un nuevo plan de reestructuración del ejército, resultado del cual fue el informe presentado por Fromm el 1 de agosto, donde se planeaba que el ejército tuviera listas en 1940-41 treinta y seis divisiones de infantería (cuatro completamente motorizadas), tres divisiones panzer, tres divisiones ligeras, y trece brigadas panzer. En caso de guerra sería posible crear treinta y seis divisiones de infantería más, pero no se preveía la creación de ninguna unidad panzer adicional (123). El II Departamento del EMG concordaba con finalizar este programa el 1 de octubre de 1941.

Esas previsiones no satisfacían a Hitler, por lo que el 12 de octubre de 1936 el OKH ofreció un plan para conseguir, en lo principal, los objetivos de Hitler por vuelta del 1 de octubre de 1939 (124). Era un informe demasiado optimista que no tenía en cuenta, quizás para contentar a Hitler, las dificultades de la industria alemana y la escasez de materias primas, así como la rivalidad existente entre las diferentes ramas de la Wehrmacht para la obtención de esos limitados recursos. Y en los tanques el panorama era peor (125). En el mejor de los casos, al 1 de octubre de 1939 el ejército tendría pendiente de recibir el 35% y el 80% de los modelos Pz.Kpfw. III y Pz.Kpfw. IV, respectivamente. La industria sólo podría suministrar esos porcentajes pendientes a finales de mayo de 1940 (126). El informe final del OKH a Hitler concordaba con las conclusiones de Fromm, añadiendo que, dada la carencia de tanques medios, no se podía descartar una dependencia de los tanques ligeros (127).

Y en efecto, un informe del HeeresWaffenamt de julio de 1936 colocaba las necesidades de tanques para una futura guerra en unos 700 Pz.Kfw. I, cerca de 2.500 Pz.Kpfw. II, 1.800 Pz.Kpfw. III y 870 Pz.Kpfw. IV. Pero durante los tres años siguientes sólo se entregaron a cuentagotas unos cuantos tanques de los dos últimos modelos (128).

¿Por qué se tardaba tanto en equipar a las tropas con tanques más pesados? Ya he remitido, en nota a pie de página, a las razones técnicas argumentadas por el general Liese, jefe del Heereswaffenamt. Se le hizo esa misma pregunta al coronel Werner Kempf (que había sucedido a Lutz ese mismo año como Inspekteur für Heeresmotorisierung), y su respuesta explicaba que el mucho tiempo que se necesitaba para desarrollar un nuevo tipo de pieza de artillería, algo sobre lo que el ejército alemán ya tenía décadas de experiencia, era comparable al que se necesitaba para desarrollar un tanque, sólo que aquí el ejército alemán no tenía igual experiencia y era una empresa extraordinariamente difícil (129).

Notas:

(120) Erfahrungsbericht über die Versuchsübungen einer Panzerdivision auf dem Truppenübungsplatz Munster im August 1935 (Berlin: Kommando der Panzertruppen, 24.12.1935), BA-MA, RHD 26/2, pp. 9-22; y Bemerkungen des Kommandierenden Generals der Panzertruppen im Jahre 1935 (Berlin: Kommando der Panzertruppen, 10.11.1935), BA-MA, RHD 26/3, pp. 26-32; en Habeck, pp. 225-26. Lo que sigue es mi resumen de estos informes, siguiendo a Habeck.

(121) Memorando de Geyer al EMG del OKH, “Betr: Organisation”, 28 de octubre de 1936, BA-MA, N 221/12, citado en Habeck, p. 234.

(122) “Rechenunterlage für das Kriegsheer nach dem Stande vom 1.10.39 (Gliederung der Verbände nach bes. Anl. 2 zum Mob. Plan Heer vom 6.10.36)”, Anlage 1 y Anlage 2: “Rechenunterlagen für das Friedensheer nach dem Stande V, 1.10.39”, Beilage 6: “Gliederung eines Korps Kav. Rgts”, BA-MA, RH 15/70, pp. 15, 23; citado en Habeck, p. 234.

(123) Informe de la AHA (Generalmajor Fromm), “Betr: Aufbauplan für das Friedens- und Kriegsheeres (Befehl des Heeres Ob. D. H. V. 4.6.36)”, 1 de agosto de 1936, BA-MA, RH 15/70, p. 110; citado en Habeck, p. 235.

(124) Informe de Fritsch a Blomberg, “Betr: Aufrüstungsplan”, con anexos, 12 octubre 1936, BA-MA, RH 15/70, p. 189; citado en Habeck, p. 235.

(125) Para los problemas en el desarrollo técnico y producción de tanques, véase un informe muy esclarecedor del jefe del Heereswaffenamt, general Liese, de fecha 15 de enero de 1936 en Jentz, Op. Cit., p. 33-35.

(126) Informe de la AHA (Generalmajor Fromm), “Ausarbeitung über den Aufbau des Friedens- und Kriegsheeres (Befehl des Heern Ob. D. H. V, 4.6.36)”, “Anlage 4: Materielle Ausstatrung”, BA-MA, RH 15/70, p. 126; citado en Habeck, p. 236.

(127) OKH a Blomberg, Ministro de Guerra y Comandante en Jefe de la Wehrmacht, “Betr: Aufrüstungsplan”, con anexos de Fritsch, 12 octubre 1936, BA-MA, RH 15/70, p. 192; citado en Habeck, p. 236.

(128) De hecho, el Heer entró en la guerra el 1 de septiembre de 1939 con 98 Pz.Kpfw. III y 211 Pz.Kpfw. IV. Jentz, Op. Cit., p. 88, y George F. Nafziger, The German Order of Battle: Panzers and Artillery in Word War II (Stackpole Books, 1999), p. 21.

(129) “Vortrag Oberst Kempfs beim Generals Kurs 1936”, BA-MA, RH 12-6/V, 1; citado en Habeck, Op. Cit., p. 236.

Continuremos.
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Re: Desarrollo de la doctrina blindada alemana, 1919-1939

Mensaje por José Luis » Lun Oct 06, 2008 8:33 am

¡Hola a todos!

El cambio más importante en la doctrina blindada alemana en 1936 fue la comprensión de que Beck y su círculo de teóricos estaban en lo cierto, esto es, que las divisiones panzer iban a combatir de forma diferente a las brigadas panzer. El coronel Kempf expuso en una conferencia, como declaración oficial del punto de vista de la Inspektion für Heeresmotorisierung, los tres escenarios diferentes de guerra en los que podían estar involucradas las divisiones panzer: a) apoyar directamente a la infantería; b) rebasar a la infantería con su mayor velocidad y combatir en profundidad a la artillería y retaguardia del enemigo; c) combatir como una fuerza independiente. A continuación, Kempf declaró que el escenario “a” sería tácticamente un error, pues prescindir de la velocidad y maniobrabilidad de los tanques (para apoyar a la infantería) sería brindar al enemigo un fácil objetivo para sus armas antitanque. El escenario “b” sería, probablemente, la forma típica en que tendrían lugar la mayoría de los ataques blindados. En cuanto al escenario “c”, aquí el blindaje operaría con las demás armas, pero sin conexión directa, para atacar los flancos y retaguardia del enemigo. Kempf no tenía elementos prácticos suficientes para decidir si esta última forma táctica de empleo de los tanques funcionaría o no, subrayando el rechazo que muchos oficiales venían expresando sobre este uso del blindaje, postura que podía ser hasta cierto punto correcta. Al albur de lo que deparara el continuo desarrollo tecnológico del tanque, Kempf extraía una conclusión obvia: el ejército alemán tenía que ser lo más moderno posible, tenía que estar por delante y no por detrás de los tiempos, y para ello las divisiones panzer tenían que ser capaces de combatir como una fuerza independiente o en cooperación con la infantería contra la retaguardia enemiga (130).

En 1936 Guderian saltó a la palestra teórica del blindaje con su primera publicación de un breve artículo titulado “Tropas Motorizadas”. Por una parte, Guderian continuaba su discusión con Beck sobre las divisiones panzer, e intentaba demostrar que, en cooperación con otras fuerzas, los tanques podían destruir al enemigo si el ejército les concedía la libertad necesaria para atacar sus flancos y retaguardia. Por la otra, Guderian vaticinó cómo serían las guerras futuras y de qué manera la mecanización iba a transformar el combate. Y en algunos pasajes, como el tiempo iba a demostrar, fue todo un Nostradamus, acertando de pleno. Por ejemplo, declaró que la próxima guerra comenzaría con ataques aéreos contra el gobierno y los centros de producción industrial del enemigo, mientras las tropas motorizadas avanzarían con tal rapidez sobre las fronteras del enemigo que conseguirían la sorpresa estratégica. Las tropas montadas en camiones seguirían a las primeras oleadas de aviones y tanques, desmontarían y ocuparían el territorio capturado. Vacíos, los camiones retornarían para cargar más tropas, mientras el atacante movilizaba al resto de su ejército. Las unidades blindadas, lejos de detenerse tras alcanzar sus primeros objetivos, continuarían usando su velocidad y ampliando el radio de acción para crear una ruptura completa. Otras oleadas continuarían tras las primeras para irrumpir “inexorablemente” en el frente del enemigo y llevar el ataque a la profundidad de su retaguardia (131). La cooperación entre todas esas fuerzas debería seguir, según Guderian, el principio británico ya establecido de construir toda la batalla en torno al tanque. Esto significaba que el resto de unidades –la infantería motorizada, la artillería o la fuerza aérea- tenía que reforzar, asegurar y complementar el ataque blindado.

Sin embargo, Guderian no explicaba cómo se iba a traducir en la práctica esa cooperación teórica en el campo de batalla, donde, como avisaba el alto mando, el enemigo iba a estar preparado para un ataque. Lutz vino al rescate en su informe anual; volvió a subrayar la necesidad de mantener una estrecha coordinación entre las brigadas de fusiles y tanques a la hora de atacar posiciones fortificadas. El problema más difícil, en su opinión, era mantener a los tanques en una conexión tácticamente correcta con las unidades de fusiles en la profundidad de las defensas del enemigo. Su principal contribución fue la idea de que “la unidad blindada completa…..es……comprometida como un todo combinado para un objetivo en la profundidad del enemigo…..No se ha demostrado que merezca la pena asignar a los escalones objetivos diferentes”. (132). Tras alcanzar ese objetivo, los tanques debían crear una base, esperar por los primeros elementos de la brigada de fusiles para establecer una firme horquilla en el borde trasero de la posición profunda del enemigo, y a continuación la división panzer al completo debía continuar su avance. Con ello Lutz conseguía no dispersar el blindaje e impedir que perdiera contacto con la infantería. Pero había otros tipos de unidades de tanques además de la división panzer. Asignadas directamente a la infantería y a los comandantes de armas combinadas ¿cómo cooperarían las brigadas panzer?

El coronel Zuckertort (comandante del Panzer-Regiment 5) declaró que el problema principal al que hacían frente esas unidades era decidir si los tanques debían atacar antes, después, o al mismo tiempo que la infantería. Dado que era crucial que la infantería explotara el rápido éxito de los tanques, Zuckertort sugirió que ambas fuerzas entraran en batalla simultáneamente, permitiendo a los infantes que utilizaran los tanques como cobertura. Como los tanques avanzarían más rápido que la infantería, ésta explotaría la llegada de cada nueva oleada de tanques para dar otro salto hacia delante. Sin embargo, la infantería no tenía que esperar para avanzar al primer éxito de los tanques, ni debía detenerse si quedaba rezagada de los tanques. Al contrario, debía continuar para combatir a su manera como en cualquier otro ataque sin apoyo blindado. Zuckertort explicó que tanques e infantería debían tener misiones diferentes, por lo que no era necesario que ambas fuerzas atacaran desde la misma posición para conseguir el mismo objetivo; es más, los tanques podían toparse en el campo de batalla con terreno pantanoso o minado que haría físicamente imposible cualquier avance ulterior (133).

El Reichswehrministerium emitió en junio de 1936 un manual para sistematizar la doctrina para las brigadas panzer, titulado Ataque Blindado dentro del Contexto de una División de Infantería, abreviado D76. El manual describía en detalle la posición oficial sobre la organización de las unidades de tanques, los principios generales para el uso de tanques en batalla, la cooperación con la infantería, las posibles misiones de los tanques, etc. El D76 -que no rezaba para las divisiones panzer, sino sólo para las brigadas panzer- subrayaba que los tanques eran un arma auxiliar para el ataque de infantería y que su principal propósito era ayudar a la infantería a avanzar. Pero también enfatizaba que los tanques debían emplear a tope su velocidad para avanzar tan profundamente como fuese posible en las posiciones del enemigo. Para la cooperación entre tanques e infantería, el D76, siguiendo a Zuckertort, consideraba la cooperación en términos de la dirección del ataque, pues el terreno y las defensas antitanque podían impedirlo fácilmente. Realmente los tanques podían usarse en envolvimientos o ataques de flancos sin la infantería, pero la regla más importante para la cooperación era la coordinación de objetivos y horario. En la mayoría de los casos, la infantería simplemente lucharía por explotar tan rápidamente como fuese posible cualquier éxito obtenido por los tanques, manteniéndose tan cerca de ellos como pudiera, a modo de cobertura. En combate con un enemigo no preparado, los tanques no podían esperar por la infantería y, des este modo, la infantería tenía que ajustarse al ritmo de la operación de los tanques, aprovechando inmediatamente los éxitos de los vehículos y manteniendo el terreno ganado. En batalla contra un enemigo preparado, la infantería debía preceder al ataque de tanques para que los infantes de a pie no perdieran el apoyo directo del blindaje demasiado pronto, mientras oleada tras oleada de tanques los pasaran en su camino hacia la retaguardia enemiga. En ambos tipos de combate, la artillería y la aviación apoyarían a la infantería y fuerzas blindadas (134).

La nueva doctrina blindada era, pues, fruto del consenso del alto mando, al margen de las diferencias existentes sobre la utilidad de concentrar todo el blindaje en grandes formaciones mecanizadas. Gran velocidad, contacto estrecho con la infantería, y operaciones de armas combinadas eran sus características principales.

Notas:

(130) “Vortrag Oberst Kempfs beim Generals Kurs 1936”, BA-MA, RH 12-6/V, 1; citado en Habeck, Op. Cit., p. 238.

(131) Oberst Guderian, “Kraftfahrkampftruppen”, Militär-Wissenschaftliche Rundschau, No. 1 (1936): 52-77; citado en Habeck, p. 238.

(132) Bemerkungen des kommandieranden Generals der Panzertruppen im Jahre 1936 und Hinweise für die Ausbildung 1936/37 (Berlin: Kommando der Panzertruppen. 10.11.1936), BA-MA, RHD 26/4, pp. 3-4. Cursiva en el original; citado en Habeck, p. 239.

(133) Oberst Zuckertort, “Einsatz von Panzerverbänden, insbesondere ihre Zusammenarbeit mit anderen Waffen”, 17.4.1936, BA-MA, RH 16/24; citado en Habeck, p. 240.

(134) Panzerangriff im Rahmen einer Infanteriedivision, (D76) vom 23.Juni 1936 (Berlin: Reichswehrministerium, 1936), BA-MA, RHD 8/76, pp. 7-14, 23-25, 28-29, 43-45; citado en Habeck, p. 240.

Continuaremos.
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Re: Desarrollo de la doctrina blindada alemana, 1919-1939

Mensaje por José Luis » Mié Oct 08, 2008 9:20 am

¡Hola a todos!

España fue el primer campo de batalla donde los alemanes experimentaron su blindaje. Los primeros tanques alemanes, unos pocos Pz.Kpfw. I, llegaron a suelo español, bando sublevado, en septiembre de 1936, aumentando sustancialmente su número un mes más tarde bajo el mando del Oberstleutnant Wilhelm Thoma. Los soviéticos también enviaron blindaje al bando republicano: 50 tanques T-26, 30 coches blindados y 51 tanquistas, con combustible y municiones llegaron a mediados de octubre a Cartagena (135).

Los primeros informes de batalla alemanes vinieron a confirmar en la práctica lo que ya se sabía en la teoría: la debilidad del pequeño tanque alemán y su armamento. Von Thoma no tuvo reparo alguno en reconocer la superioridad del T-26 soviético sobre el Pz.Kpfw. I, algo lógico por otra parte, pues era reconocer la superioridad de un cañón de 45 mm (T-26) contra ametralladoras (Pz.Kpfw. I). Los tanques soviéticos podían localizar a los tanques alemanes, detenerse y disparar desde una distancia superior al kilómetro, consiguiendo penetrar el débil blindaje de los tanques alemanes; eso, en cambio, estaba fuera del alcance de los tanques alemanes, que tenían que acercarse muchísimo más para poder disparar con acierto:

Desde el principio, ya se sabía y no había duda desde la Guerra Mundial del principio de que un tanque armado con cañón es superior al M.G.-Panzer.

Durante los primeros días de combate, nuestros M.G.-Panzer compensaron esta desventaja usando munición especial S.m.K.H. dondequiera que aparecieran los tanques rusos. A causa de sus pérdidas de tanques, los Rojos observaron rápidamente que esos proyectiles penetraban limpiamente los tanques rusos a distancias de hasta unos 120-150 metros. En base a pruebas realizadas localmente, esta munición especial no penetra el blindaje ruso a una distancia de 200 metros. El proyectil sólo deja una mella.

Las contramedidas contra los desagradables efectos de la munición especial fueron muy simples e inmediatamente aplicadas. Los tanques rusos dejaron de avanzar a esa distancia de tiro. Tan pronto como observaban al M.G.-Panzer, permanecían normalmente a unos 1.000 metros de distancia. A esta distancia, de forma estacionaria, disparaban con mucha precisión con su buen cañón……

La munición especial era inútil a esta distancia. Además, el objetivo era difícil de impactar, pues en ningún caso podían mantenerse estacionarios nuestros propios Panzers. Si permanecían estacionarios, eran impactados. Varios Panzers fueron puestos fuera de acción de esta manera con pérdida de la tripulación.

El cañón antitanque (PAK) tampoco puede apuntar a objetivos de larga distancia pues el visor acaba a 900 metros. Disparar sin el visor a larga distancia tiene muy baja precisión. Además, los proyectiles tienen una reducida capacidad de penetración en largas distancias. Los visores de cañón en los tanques rusos les permiten alcanzar objetivos hasta 3.000 metros.

Nos vimos en la obligación de agregar cinco Paks a cada compañía Panzer para proporcionar, al menos, alguna protección contra los cañones rusos. El efecto fue mínimo porque la comprensión de esos nuevos panzers y armas Pak es estremadamente deficiente. A pesar de todo el entrenamiento, ya empezaron disparando a distancias muy superiores a 1.000 metros, especialmente por la insistencia del comandante de grupo.

El resultado es que, comparado con el M.G.-Panzer, el tanque armado con cañón es muy superior tras evitar los tanques rusos las distancias cercanas. La munición especial y los Paks resultaron ineficaces.

Por tanto, es urgente el requerimiento de un tanque armado con cañón, y debe intentarse instalar el cañón de 2cm. Kw.K.30 en los coches blindados caso que no haya sido desarrollado todavía un cañón de tanque.
(136)

Thoma seguía su informe detallando las medidas provisionales, como usar el cañón de infantería de 75mm, que podía emplearse a una distancia de hasta tres kilómetros, montar orugas en los coches blindados, pues el Kw.K.30 de 2cm podía impactar a los tanques rusos a distancias de 900 metros, o mejorar la capacidad del visor del Pak para un alcance de 1.500 metros.

En cuanto al problema de la cooperación entre la infantería y los tanques, la Guerra Civil española no sirvió de gran utilidad, en parte porque el Pz.Kpfw. I no era adecuado y en parte porque se envió en un número insuficiente, sólo 91 unidades hasta noviembre de 1937. La situación era tan mala que von Thoma sugirió reacondicionar los tanques soviéticos capturados para utilizarlos en el bando franqista, sugerencia que se llevó a la práctica con gran éxito a finales de año (137). De todas formas, esos cambios, salvo quizás en la Batalla de Brunete, no sirvieron para adelantar cómo combatirían las divisiones panzer en la guerra moderna, ni tampoco para avanzar en nuevas ideas para la coordinación entre los ataques de infantería y blindaje.

Los alemanes pasaron a estudiar el comportamiento de los tanques en el bando republicano, observando que los soviéticos sólo tuvieron éxito cuando utilizaron sus tanques “en masa”. En opinión de los alemanes, el tanque ruso era excelente como punto fuerte para la defensa, y se había manejado muy bien como artillería móvil. Sin embargo, cuando carecía del apoyo de la infantería, los soviéticos perdieron sistemáticamente sus posiciones (138). La penetración táctica conseguida en Brunete durante el primer día de la ofensiva republicana en Madrid y su ampliación en los días siguientes se debió principalmente al uso de tanques.

El cuerpo de oficiales alemán extrajo dos conclusiones sobre el uso de tanques en los primeros años de la Guerra Civil española. La primera fue una confirmación de las primeras observaciones de esa guerra, esto es, que los tanques rusos se desempeñaron mejor que los tanques ligeros italianos y alemanes, superioridad que venía determinada por un armamento y blindaje más débiles en los tanques italo-alemanes del bando rebelde. Los tanques rusos eran muy temidos por la infantería enemiga y habían demostrado su valor en la ruptura de Brunete y el combate por Madrid. Von Thoma ofreció recompensas por la captura de tanques rusos, y en marzo de 1938 dos compañías de tanques, de las seis con que contaba Franco, estaban armadas con tanques rusos. De hecho, de los 160 tanques del arsenal de Franco, 91 eran alemanes y 44 rusos capturados, siendo el resto tanques italianos o franceses (139). Por otra parte, los tanques alemanes tenían un blindaje muy débil que podía ser penetrado por ametralladoras; la decisión de utilizarlos en una estrecha copperación con la infantería había impedido que explotaran su velocidad.

La segunda conclusión era precisamente que no se podían extraer conclusiones decisivas sobre el futuro de las tácticas de tanques basándose en la experiencia española. Primero, había muy pocos tanques; segundo, los que había nunca fueron untilizados en masse (140); tercero, el terreno en España había sido muy poco apropiado para el uso de los tanques “en consonancia con su propósito ofensivo”. Tanto el blindaje soviético como el alemán habían estado subordinados solamente a la infantería y tratados, mayormente, como armas de infantería pesada capacitadas solamente para misiones de escolta cercana (141). Por estas razones, el alto mando alemán rehusó extraer conclusiones mayores sobre el uso táctico u operacional del tanque en base a las experiencias de la Guerra Civil de España.

En el invierno de 1936-37, Lutz le pidió a Guderian que escribiera un libro para popularizar el tanque y su poder en batalla. El resultado fue Achtung Panzer!, del que hablaré en una próxima ocasión.

Notas:

(135) “Spravka 17.10.36. Pribylo i razgruzheno v Kartagena”, RGVA, f. 33987, op. 3, d. 832, L. 115; citado en Habeck, p. 248.

(136) Informe del Gruppe Thoma, escrito cerca de Madrid el 6 de diciembre de 1936, en Thomas L. Jentz, Op. Cit., p. 46. Informe del Gruppe Thoma, 6.12.36, “Erfahrungen im Kampf zwischen dem deutschen M.G.-Panzer und russischen Kanonen-Panzern”, BA-MA, RH 2/288, pp. 34-36; citado en Habeck, p. 249.

(137) Sonderstab W, “Lagebericht Nr. 121”, 24.2.1937, BA-MA, RM 10/1411, pp. 68-69; Sonderstab W, “Anlage 3 zu Lagebericht Nr. 319”, 22.10.1937, BA-MA, RM 20/1421, p. 113; citados en Habeck, p. 254.

(138) Sonderstab W, “Anlage I zu Lagebericht Nr. 254: Rückblick der Legion Condor über die beiderseitige Waffenwirkung beim Angriff auf Brunete”, 5.8.1937, BA-MA, RM 20/1417, p. 17; “Anlage zu Lagebericht Nr. 264: Beobachtungen bei den Kämpfen zur Widerherstellung der Lage bei Brunete”, 17.8.1937, BA-MA, RM 20/1417, p. 62; citados en Habeck, p. 255.

(139) Fuentes varias, citadas en Mary Habeck, Op. Cit., p. 256.

(140) Habeck, p. 257, remite al Oberst a.D. Rudolf v. Xylander, “Vom spanischen Krieg, XXVIII. Erfahrungen mit neuzeitlichen Waffen, A. Panzer und Panzerabwehr”, Militär-Wochenblatt, no. 49 (1937): 3134-37.

(141) Memorando del Segundo Departamento del EMG, 30.12.1937, para un informe, “Erfahrungen aus dem bisherigen Verlauf des spanischen Bürgerkrieges”, y el informe mismo, BA-MA, RH 2/289, pp. 64-67v; en Habeck, p. 257.

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