El plan de Marcks para la invasión de la URRSS

La guerra en el este de Europa

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El plan de Marcks para la invasión de la URRSS

Mensaje por José Luis » Mié Sep 19, 2007 4:48 pm

¡Hola a todos!

La planificación estratégica inicial para la invasión de la Unión Soviética de acuerdo con las directrices de Hitler de 31 de julio de 1940 apenas ha sido tratada en profundidad en este subforo del "Frente Oriental", exceptuando el topic abierto en su día por el compañero Medina, que lleva por título "Los planes alemanes para la invasión de la URSS", y que es la traducción de un capítulo del libro de Bryan Fugate sobre la Operación Barbarroja. Su enlace:

viewtopic.php?t=252

Fugate resume muy someramente el plan estratégico del entonces Generalmajor Erich Marcks para compararlo después con los planes posteriores, amén de subrayar algunas diferencias entre lo que quería Marcks y lo que impuso Halder.

Bien, en este topic (que me gustaría haber titulado "La planificación estratégica inicial del OKH para la campaña contra la Unión Soviética", pero que he cambiado por hacerse muy largo) voy a tratar en bastante detalle el plan de Marcks, sirviéndome para ello -en la práctica es una traducción libre- del estudio histórico "The German Campaign in Russia: Planning and Operations 1940-1942". Department of the Army Pamphlet No. 20-261a, German Report Series. March 1955. Historical Division, United States Army, Europe.

El estudio fue realizado por George E. Blau, de la División de Estudios Especiales de la Oficina del Jefe de Historia Militar, partiendo del material de archivo entonces en poder del Ayudante General del Departamento del US Army y de monográficos que varios generales alemanes escribieron para la Historical Division del US Army en Europa.

Como los monográficos fueron supervisados por el Generaloberst Franz Halder (parte interesada), expondré, una vez termine de explicar el plan Marcks, varios comentarios de interés sacados de otras fuentes.

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Mensaje por José Luis » Mié Sep 19, 2007 5:01 pm

Planificación estratégica de Barbarroja

Tras un encuentro con sus asesores militares para tratar la situación de Gran Bretaña el 21 de julio de 1940, Hitler le pidió al Feldmarschall Walter von Brauchitsch, comandante en jefe del OKH, que estudiara el problema ruso y le remitiera planes para una campaña contra la Unión Soviética, teniendo en cuenta los siguientes puntos:

1) La concentración de las fuerzas de ataque debía realizarse entre 4 y 6 semanas.

2) El objetivo militar sería derrotar al Ejército ruso o al menos capturar el suficiente territorio ruso para que las plantas de armamento en la Alemania oriental, en especial las de Berlín y Alta Silesia, y los campos petrolíferos de Rumania quedaran fuera del alcance de ataques aéreos rusos. Al mismo tiempo las fuerzas terrestres alemanas debían avanzar lo suficiente como para dejar los centros de producción importantes de la Rusia europea a distancia de ataque de la Luftwaffe.

3) Los objetivos políticos incluirían la creación de una Ucrania independiente y una confederación de estados bálticos bajo dominación alemana.

4) El ejército necesitaría aproximadamente de 80 a 100 divisiones de combate; la Unión Soviética tenía de 50 a 75 buenas divisiones en Europa. Si la campaña contra Rusia se lanzara en el otoño, parte de la fuerza aérea comprometida contra Gran Bretaña debía ser transferida al Este.

Al día siguiente Brauchitsch informó al Generaloberst Franz Halder, jefe del Generalstab des Heeres (OKH), de la conversación que había mantenido el día anterior con Hitler, y le pidió que estudiara los diferentes problemas que involucraba una operación contra Rusia. En consecuencia, Halder solicitó al Oberstleutnant Eberhardt Kinzel, jefe de la División de Inteligencia Oriental del OKH, que le notificara sobre la disposición de las tropas rusas, y pidió al Oberst Hans von Greiffenberg, jefe de la División de Operaciones del OKH, que asignara un ayudante especial para la preparación de un plan provisional para una campaña contra la Unión Soviética.

Sobre la base de los datos aportados por Kinzel el 26 de julio, Halder llegó a la conclusión de que un ataque lanzado desde áreas de concentración en Prusia del Este y norte de Polonia hacia Moscú ofrecía las mejores opciones de éxito. Tras la captura de Moscú, las fuerzas rusas que defendían Ucrania y la costa del Mar Negro serían obligadas a combatir una serie de batallas con un frente invertido.

El primer borrador del plan de la División de Operaciones colocó el principal esfuerzo al sur de los Pantanos del Pripet. El plan también requería el empleo de 100 divisiones. Sin embargo, Halder prefería colocar el principal esfuerzo al norte del Pripet.

Dos días después, el 29 de julio, el Generalmajor Erich Marcks, jefe del estado mayor del 18º Ejército, fue asignado temporalmente al cuartel general del OKH para elaborar un plan de campaña contra la Unión Soviética.

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Mensaje por José Luis » Mié Sep 19, 2007 5:07 pm

Ese mismo día, 29 de julio de 1940, el General der Artillerie Alfred Jodl, jefe del Estado Mayor de Operaciones de la Wehrmacht (OKW), informó al Oberst Walter Warlimont, jefe de la División de Defensa Nacional del OKW, y a un grupo de oficiales de su estado mayor que Hitler había decidido comenzar una guerra preventiva contra Rusia. El Heer y la Luftwaffe debían emplear todas sus fuerzas disponibles para eliminar para siempre el peligro bolchevique en el Este. Aunque inicialmente Hitler quería comenzar la campaña en otoño, el Feldmarschall Wilhelm Keitel, jefe del OKW, le había señalado las dificultades de una campaña de invierno en Rusia y le había presentado pruebas convincentes de que la red de comunicaciones en los territorios polacos recientemente adquiridos no era capaz de soportar el agrupamiento de grandes fuerzas alemanas. Por tanto, Hitler pospuso la campaña, y estableció una fecha provisional para la invasión a mediados de mayo de 1941.

La primera tarea de los oficiales presentes en la conferencia de Jodl consistía en elaborar una directriz –que sería cursada más tarde bajo la designación en clave de “Aufbau Ost”- estipulando los requerimientos para una rápida concentración de fuerzas en Polonia occidental. Debía observarse por parte de todos el máximo secreto. Los oficiales preguntaron a Jodl si se estaba asumiendo que Gran Bretaña quedaría completamente subyugada en la primavera de 1941 o si Alemania iba a comenzar una guerra en dos frentes por propia voluntad. Jodl respondió que la campaña contra Rusia se conduciría independientemente de los acontecimientos en el Oeste, añadiendo: “En el otoño de 1941, después de la consumación de la derrota rusa, nuestra Luftwaffe aparecerá en los cielos de Europa occidental con una fuerza más grande de la que nunca se ha visto antes.”

También, el 29 de julio, los datos aportados por la Kriegsmarine dejaban claro que la invasión anfibia de Inglaterra no podía ser ejecutada antes de mediados de septiembre de 1940, pues la marina era incapaz de ejecutar y asegurar los desembarcos en un frente suficientemente amplio. El 17 de septiembre la invasión habría de posponerse indefinidamente.

El 31 de julio, hacia el final de una conferencia sobre la Operación Seelöwe en Berchtesgaden, Hitler declaró que la próxima primavera debía tener lugar un enfrentamiento con la Unión Soviética. Cuanto antes se derrotara a la URRSS, mejor. Pero la campaña sólo tendría sentido si se destruía a la URRSS en un solo golpe: las ganancias territoriales, por sí solas, serían insuficientes, y detener la ofensiva durante los meses de invierno sería peligroso. Por tanto, era mejor esperar hasta mayo de 1941 y llevar luego la campaña a un final victorioso en cinco meses. Hubiera sido preferible conducir la operación durante el año actual, pero esa solución no parecía practicable. Se previeron dos ataques convergentes, uno meridional hacia Kiev y el Dnepr, con la Luftwaffe neutralizando el área de Odessa; y otro septentrional a través de los estados bálticos hacia Moscú. Una operación secundaria tendría lugar más tarde para capturar los pozos petrolíferos de Baku. Para la realización de este plan, Hitler canceló su anterior directriz de reducir la fuerza del ejército, ordenando, en cambio, que se aumentara en 40 divisiones.

Quedaba pendiente de ver en qué grado Finlandia y Turquía estarían interesadas en participar en la operación. Tras la conclusión victoriosa de la campaña, Ucrania, la Rusia Blanca y los estados del Báltico quedarían bajo dominación alemana, y Finlandia podía ampliar sus territorios hacia el Mar Blanco.

El 1 de agosto Marcks y Halder discutieron la campaña: el objetivo, comunicaciones de carretera y ferrocarril, y el posible curso de las operaciones, así como las misiones de la Kriegsmarine y la Luftwaffe. Debían formarse dos grandes fuerzas, una para el avance sobre Kiev y otra para el de Moscú. Halder apuntó que la fuerza de Kiev operaría desde bases inseguras si tenía que arrancar desde Rumania, y que la captura de los estados bálticos tenía que ser una operación secundaria que no interfiriera con el avance a Moscú. Luego pidió a Marcks que pusiera su plan por escrito, incluyendo los detalles de organización, apoyo logístico y demás.

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Mensaje por José Luis » Mié Sep 19, 2007 5:16 pm

El Plan de Marcks (5 de agosto de 1940) (I)

Aspectos esenciales:

A. Objetivo. El objetivo de la campaña era derrotar a las fuerzas armadas rusas para que la URRSS no pudiera amenazar a Alemania en el futuro. Las tropas alemanas tendrían que capturar todo el territorio al oeste de la línea Rostov-Gorki-Archangel para eliminar el peligro de ataques de bombardeo rusos sobre Alemania.

Desde el punto de vista económico-militar, las regiones más valiosas de Rusia eran las áreas de producción de materias primas y alimentos de la cuenca del Donets y Ucrania, así como los centros de producción de armamentos en torno a Moscú y Leningrado. Las áreas industriales de la Rusia asiática no estaban lo suficientemente desarrolladas. El principal objetivo era Moscú, el centro neurálgico del poder económico, político y militar soviético; su captura conduciría a la desintegración de la resistencia soviética.

B. Terreno. Al norte y oeste, Moscú estaba tapado por enormes bosques y pantanos que discurrían desde el Mar Blanco, vía Leningrado-Vitebsk, hasta la línea Kobrin-Slutsk-Kiev. Los Pantanos del Pripet, formando la parte meridional de esta área de bosques y pantanos, dividían la región fronteriza occidental de Rusia en dos teatros de operaciones separados. Los bosques más grandes estaban entre Leningrado y Moscú, y en los Pantanos del Pripet. El área inmediata estaba cruzada por las carreteras principales que se extendían desde Varsovia y Prusia del Este, vía Slutsk-Minsk-Vitebsk, hasta Moscú.

Al sur de los Pantanos del Pripet se encontraban las regiones ligeramente boscosas de Polonia oriental y Ucrania. El terreno era favorable, pero la movilidad quedaba limitada por la escasez de buenas carreteras (sólo había una carretera principal oeste-este vía Kiev), y por el gran obstáculo que constituía el río Dnepr.

Por su mejor red de carreteras, el área norte del Pripet permitía mayor movilidad, mientras que Ucrania ofrecía mejores condiciones de terreno. En el norte el combate, por fuerza, estaría restringido en gran medida a las carreteras.

C. Tácticas rusas. El Ejército Rojo adoptaría tácticas defensivas excepto a lo largo de la frontera rumana, donde podría atacar en un intento de capturar los pozos petrolíferos rumanos. En cualquier caso, deberían esperarse grandes ataques aéreos sobre los pozos de petróleo rumanos.

Por otra parte, los rusos no podían repetir la maniobra de 1812, con la que habían evitado presentar batalla. Una fuerza moderna de 100 divisiones no podía abandonar simplemente sus fuentes de suministros. Debía asumirse, por tanto, que el Ejército Rojo levantaría posiciones defensivas que protegerían la mayor parte de la Rusia europea, incluyendo la Ucrania oriental. La línea general río Dvina-Polotsk-río Berezina-punta oriental de los Pantanos del Pripet-ríos Prut o Dnestr, serviría a este propósito, especialmente porque estaba parcialmente fortificada desde hacía tiempo. También se antojaba viable una retirada al Dnepr. Al oeste de sus posiciones preparadas, los rusos combatirían probablemente una acción dilatoria.

D. Fuerza estimada. Se estimó que en agosto de 1940 la fuerza militar rusa totalizaba 151 divisiones de infantería, 32 divisiones de caballería y 38 brigadas mecanizadas, así distribuidas:

-Para la defensa fronteriza: 55 divisiones de infantería, 9 de caballería y 10 brigadas mecanizadas.

-Contra Japón: 34 divisiones de infantería, 8 de caballería y 8 brigadas mecanizadas.

-Contra Turquía: 6 divisiones de infantería y 1 de caballería.

-Contra Finlandia: 15 divisiones de infantería y 2 brigadas mecanizadas.

-Disponibles para utilizar contra Alemania: 96 divisiones de infantería, 23 de caballería y 28 brigadas mecanizadas.

Por primavera de 1941, Alemania tendría 24 divisiones panzer, 1 de caballería, 12 de infantería motorizada, y 110 de infantería, es decir, un total de 147 divisiones disponibles para una campaña contra Rusia. Esta cifra no incluía las fuerzas de ocupación que debían quedar en la Europa occidental y septentrional

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Mensaje por José Luis » Mié Sep 19, 2007 5:24 pm

El Plan de Marcks (5 de agosto de 1940) (II)

E. Disposición de las fuerzas rusas. En agosto de 1940, las principales concentraciones estaban en los estados bálticos en el norte, y en Ucrania en el sur. En general, las fuerzas rusas en el oeste estaban divididas más o menos de forma equivalente entre las áreas norte y sur del Pripet, con una fuerza de reserva alrededor de Moscú. Podía asumirse que se mantendría la misma disposición en cualquier guerra con Alemania. Que el punto del principal esfuerzo se colocase al norte o al sur era algo que dependía de los acontecimientos políticos futuros. Con toda probabilidad, la fuerza de tropas en el norte sería superior a la del sur. Una vez destruidas las líneas rusas, el Ejército Rojo, esparcido sobre un amplio frente, ya no sería capaz de coordinar sus maniobras y sería destruido al detal.

La Fuerza Aérea rusa era un temible oponente cuyos ataques contra las escasas carreteras mayores podía ser muy efectivo.

F. Conducción de las operaciones. En vista de las dimensiones del teatro y su división en dos partes por el Pripet, parecía improbable que pudiera alcanzarse una victoria decisiva contra el ejército ruso en una sola operación. Durante la fase inicial tendrían que lanzarse dos ofensivas separadas contra las principales concentraciones de fuerzas rusas; más tarde, más allá de los grandes bosques, podían unificarse las operaciones.

El ejército alemán tendría que concentrar sus fuerzas en la parte septentrional del teatro, destrozar toda oposición, y capturar Moscú. Para este fin, debía levantar su principal esfuerzo entre Brest Litovsk y Gumbinnen, y avanzar primero hacia la línea Rogachev-Vitebsk. Fuerzas alemanas más débiles reunidas entre Jasi y Jaroslav, al sur del Pripet, debían atacar en dirección de Kiev y el Dnepr al sudeste de esa ciudad para impedir una ofensiva soviética sobre Rumania y formar el brazo meridional de una pinza que debería cerrarse al este del Dnepr superior. Al norte del principal esfuerzo, una fuerza de ataque secundario atacaría a través de los estados bálticos hacia Leningrado y capturaría las bases navales rusas.

1.- La ofensiva en el Sur. Tendría que lanzarse un ataque contra las fuerzas rusas en Ucrania para proteger los campos petrolíferos rumanos. Si el principal esfuerzo se podía hacer desde Rumania y ataques secundarios desde la Hungría nororiental y la Polonia suroriental, esta operación podría convertirse en el ataque principal a través del Dnepr hacia Moscú. Pero ni la situación política en los Balcanes ni la red de carreteras y ferrocarriles en Hungría y Rumania permitirían la concentración de las fuerzas necesarias con anterioridad a la fecha provisional para el lanzamiento de la campaña. Un ataque desde la Polonia suroriental en la dirección de Kiev y el medio Dnepr, aunque perfectamente viable, posiblemente no podía convertirse en la operación principal porque el espacio de maniobra era demasiado estrecho y la distancia a Moscú demasiado grande.

Sin embargo, este ataque meridional tendría que ser ejecutado con fuerzas suficientemente fuertes para destruir a los rusos en Ucrania occidental y ganar la orilla este del Dnepr. Cualquier avance posterior tendría que coordinarse con la operación principal en la parte septentrional del teatro, y debía conducir bien en dirección este hacia Kharkov o en dirección nordeste. En cualquier caso, el principal esfuerzo de la ofensiva en el sur tendría que ser a la izquierda, con Kiev como objetivo principal. Una fuerza de ataque secundario, arrancando de territorio rumano, podía contactar con el grupo del principal esfuerzo a lo largo del medio Dnepr. Tres carreteras mayores estarían disponibles para el avance hacia la línea del río entre Dnepropetrovsk y Cherkassy. El ejército rumano podía participar en la ocupación de Besarabia, Odessa y Crimea.

2. El principal esfuerzo. El principal esfuerzo debía conducir a la destrucción de las fuerzas rusas al oeste de Moscú mediante un ataque directo a la capital. Una vez en posesión de Moscú y la Rusia septentrional, elementos de la fuerza del principal ataque virarían al sur y capturarían Ucrania en conjunción con los grupos meridionales.

El principal ataque tendría que dirigirse desde Prusia del Este y la parte septentrional de Polonia hacia Moscú, porque no podía lanzarse ninguna operación decisiva desde Rumania, y un viraje inicial hacia Leningrado ampliaría la distancia a ser cubierta y conduciría a las densas forestas al noroeste de Moscú.

Durante el avance sobre Moscú el flanco izquierdo debía ser protegido por una fuerza especial que tenía que comprometerse a lo largo del Dvina hacia Pskov y Leningrado. Tras capturar la importante ciudad industrial, esta fuerza debía operar en conjunción con la fuerza del principal ataque.

Las redes de carretera y ferrocarril al oeste de la frontera rusa eran capaces de soportar el avance sobre Moscú. El terreno que tenía que ser cruzado por las fuerzas que arrancaban de Prusia del Este era difícil. Deberían atravesar un cinturón de bosques y lagos entre el Dvina y el Dnepr. Allí sería decisiva la batalla por las arterias de tráfico. Tropas aerotransportadas debían tomar posesión de las salidas orientales de las áreas de grandes bosques, y así mantener las carreteras abiertas.

JL
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Mensaje por José Luis » Mié Sep 19, 2007 5:31 pm

El Plan de Marcks (5 de agosto de 1940) (III)

3. Movimientos. Ya que la sorpresa y la velocidad eran esenciales, las fuerzas blindadas y de infantería motorizada, apoyadas por la fuerza aérea táctica, debían romper las líneas enemigas, con divisiones de infantería normales siguiéndolas de cerca para cercar y destruir a las fuerzas enemigas aisladas. La fuerza de la primera ola de ataque estaba limitada por el número relativamente pequeño de buenas carreteras. Como mucho, dos unidades tamaño división podían avanzar por cualquier carretera buena. El grueso de la infantería con sus vehículos tirados por caballos tendría que marchar por las carreteras secundarias que estuvieran disponibles. En consecuencia, todas las unidades tendrían que desplegarse en gran profundidad. La enorme amplitud de este teatro con forma de embudo necesitaba mantener fuertes fuerzas motorizadas en reserva y distribuirlas de tal manera que pudieran ser fácilmente cambiadas dentro del teatro.

G. Distribución de fuerzas alemanas. Marcks previó un total de 147 divisiones, de las cuales 24 serían panzer, 12 motorizadas, 1 de caballería y 110 de infantería. Al Grupo de Ejércitos Sur se le asignarían 35 divisiones: 5 panzer, 6 motorizadas y 24 de infantería, así distribuidas: 12º Ejército (2 panzer, 4 motorizadas y 6 de infantería); 16º Ejército (3 panzer y 14 de infantería); reservas del Grupo de Ejércitos Sur (2 motorizadas y 4 de infantería).

Al Grupo de Ejércitos Norte se le asignaban 68 divisiones: 15 panzer, 2 motorizadas, 50 de infantería y 1 de caballería, así distribuidas: 4º Ejército (6 panzer, 12 de infantería y 1 de caballería); 6º Ejército (6 panzer y 14 de infantería); 18º Ejército (3 panzer y 12 de infantería); reservas del Grupo de Ejércitos Norte (2 motorizadas y 12 de infantería).

Reservas del OKH (44 divisiones: 4 panzer, 4 motorizadas y 36 de infantería)

H. Principales misiones de las fuerzas terrestres. El GES tenía como misión principal destruir a las fuerzas rusas en la Ucrania occidental y establecer cabezas de puente a lo largo del Dnepr. desde las cuales sus fuerzas pudieran continuar en dirección este o nordeste.

El GEN tenía que capturar Moscú. Para lograrlo, las unidades motorizadas tendrían que avanzar por las áreas boscosas entre Rogachev y Vitebsk, con tropas aerotransportadas apoyándolas en las puntas boscosas. Si los rusos optaban por resistir entre la línea de arrancada y los bosques o el Dvina, tendrían que ser empujados hacia el norte, lejos de la ruta directa a Moscú. Mientras se llevaba a cabo la reducción de esas fuerzas rusas, las unidades motorizadas y panzer debían continuar avanzando hasta alcanzar la capital rusa.

I. La misión de la Luftwaffe. La Luftwaffe tenía que neutralizar la fuerza aérea rusa, perturbar las comunicaciones por carretera y ferrocarril, impedir la concentración de fuerzas terrestres rusas en las áreas boscosas, apoyar a las unidades de la vanguardia alemana con ataques en picado, preparar las operaciones aerotransportadas, y asegurar el cielo por encima de los cuellos de botella de tráfico.

J. La misión de la Kriegsmarine. La Kriegsmarine debía neutralizar la flota rusa en el Báltico, salvaguardar los embarques de mineral de hierro de Suecia, y transportar suministros a través del Báltico tan pronto como el Heer hubiera capturado sus puertos.

K. Logística. Debía formarse un estado mayor especial para coordinar los problemas de suministros y establecer bases detrás de los dos grupos de ejércitos. Se contó con que los rusos intentarían llevar a cabo demoliciones a gran escala y destruir los depósitos de suministros, líneas de ferrocarril y puentes. Esto se podía evitar parcialmente manteniéndolos desconcertados y preparando las contramedidas apropiadas. En Ucrania, Lituania y Latvia, los agentes debían ser capaces de capturar puentes e instalaciones ferroviarias, evitando de esa forma su destrucción. Todos los tendidos ferroviarios más allá de la frontera polaca tendrían que ser convertidos del ancho de vía ruso a un ancho de vía normal.

Debía crearse una administración militar para las áreas ocupadas. En los estados bálticos, Rusia Blanca y Ucrania, agencias del gobierno militar tendrían que trabajar para tornar su autoridad a gobiernos locales autónomos, no-comunistas.

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Mensaje por José Luis » Mié Sep 19, 2007 5:47 pm

El Plan de Marcks (5 de agosto de 1940) (IV)

I. Fases. La estación más favorable para la campaña era desde mediados de mayo a mediados de octubre. Después de un invierno suave, sería posible comenzar incluso a principios de mayo.

Se asumía que todas las unidades requeridas para las operaciones iniciales estarían concentradas antes del estallido de las hostilidades. En caso de un inesperado estallido de combate, las fuerzas previstas para concentrarse en el área del GEN necesitarían aproximadamente unos 10 días para llegar a sus áreas designadas, y las del sur unos 9 días.

Durante la fase inicial de la ofensiva alemana, los rusos combatirían probablemente acciones dilatorias sobre distancias de hasta 250 millas, hasta alcanzar sus posiciones preparadas. Las divisiones de infantería alemanas tardarían tres semanas en cubrir esta distancia. Las divisiones panzer tendrían que avanzar de forma tan rápida y profunda que impidiera a los rusos manejar una línea de defensa continua. El resultado de toda la campaña dependería del éxito de los ataques blindados.

La lucha por las áreas boscosas y los cursos de los ríos dominaría la segunda fase. Como la profundidad de esta zona era de 60-120 millas, llevaría 2-4 semanas cruzarla. A esta altura, las fuerzas alemanas alcanzarían una ruptura decisiva o bien destruirían individualmente a las fuerzas rusas previamente dispersadas.

Durante la tercera fase, tendrían que ser capturadas Moscú y Leningrado, e iniciado el avance dentro de la Ucrania oriental. Las distancias a ser cubiertas eran de 250 y 200 millas respectivamente. El que esta fase pudiera ejecutarse inmediatamente después de la segunda, dependería de las condiciones de los ferrocarriles, de la operatividad de los vehículos rodados y de oruga, y del grado del éxito alcanzado hasta la fecha. Si se batía a los rusos, unas cuantas divisiones motorizadas o panzer serían suficientes para mantenerlos desorganizados, capturar Moscú y Leningrado, y penetrar en Ucrania oriental. Esto requeriría una o dos semanas, siempre que hubiera disponibles suficientes vehículos a motor y tanques. No obstante, si el grueso del Ejército Rojo todavía era capaz de ofrecer una resistencia organizada, el comienzo de la tercera fase tendría que ser demorado hasta conseguir los suministros suficientes para apoyar la continuación de la ofensiva. En este caso podían ser 3-6 semanas, dependiendo del tiempo que se necesitara para la concentración de suministros.

La cuarta y última fase de la ofensiva vería a los alemanes persiguiendo a los rusos hasta el Don, el Volga, y el Severnaya Dvina. Las distancias a cubrir eran de 250 millas en el sur y hasta 500 millas en el centro y norte. Después de que los alemanes hubieran capturado Kharkov, Moscú y Leningrado, el mando soviético habría perdido el control de sus fuerzas, pero la completa ocupación del territorio adquirido durante esta fase no sería posible ni necesaria. Las fuerzas motorizadas y la infantería transportada por ferrocarril serían responsables de esta operación. El tiempo necesario para esta fase se estimó en 2-4 semanas.

Por tanto, el tiempo total requerido para lograr los objetivos designados variaría entre un mínimo de 9 y un máximo de 17 semanas.

En el caso de que el gobierno soviético no colapsara o pidiera la paz, la ofensiva tendría que ser continuada hasta los Urales. Después de la destrucción de sus fuerzas armadas y las pérdidas de sus territorios europeos más valiosos, probablemente los soviéticos ya no serían capaces de conducir por más tiempo operaciones militares, pero todavía podían levantar un gobierno en Asia y mantener un estado de guerra por un tiempo indefinido.

Marcks añadió al plan recomendaciones para la preparación de la campaña, incluyendo detalles con respecto a las comunicaciones de señales, construcción y mejora de carreteras, puentes, servicios ferroviarios, y áreas de acuartelamiento; organización, equipamiento y entrenamiento de tropas, y la adquisición de material cartográfico.

También discutió el plan con el General der Kavallerie Ernst Köstring, agregado militar alemán en Moscú, cuando estuvo en el cuartel general del OKH. Köstring no estaba de acuerdo en que la captura de Moscú fuera clave para la victoria. En su opinión, la captura de Moscú no sería decisiva porque la URRSS tenía vastos recursos industriales más allá de los Urales. Además, con su habilidad para improvisar, los rusos serían capaces de reorganizar su red de transportes sin Moscú.

En mi próxima intervención veremos qué más cosas hizo Marcks que no se cuentan en el estudio previo.

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Mensaje por José Luis » Mié Sep 19, 2007 5:58 pm

El plan Marcks, fuente citada:

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Mensaje por José Luis » Mié Sep 19, 2007 8:39 pm

¡Hola a todos!

Me gustaría subrayar que Erich Marcks, en mi opinión y como ya expresé en algún otro topic del Foro, era probablemente el mejor estratega del Cuerpo de Oficiales del Generalstab des Heeres, después de Ludwig Beck. En tiempos de la República del Weimar y del Reichswehr, Marcks había sido el brazo derecho del general Schleicher en el Reichswehrministerium, circunstancia que, junto con su desprecio por el nacionalsocialismo, le cerró las puertas de un brillante futuro en el Generalstab. Este gran militar habría de morir durante la fase inicial de la campaña de Normandía en 1944.

La idea inicial de Marcks, durante los pocos días que tuvo para planificar la invasión de la Unión Soviética, había sido colocar el principal esfuerzo del ataque alemán al sur del Pripet, idea que no compartía Halder, el cual estaba obsesionado con un ataque directo a Moscú. Así que Marcks elaboró su plan de acuerdo con las directrices de Halder.

Sin embargo, Marcks no era hombre que se dejara influenciar tan fácilmente, aunque la presión viniera del mismo jefe del Generalstab. Y además, como jefe del estado mayor del 18º Ejército, llevaba desde el 4 de julio de 1940 trabajando de sí propio sobre el problema ruso y preguntándose ciertas cuestiones que ahora no podía o no deseaba plantear a Halder. Se preguntaba, entre otras cosas, si un ataque alemán contra la Unión Soviética no haría que la probabilidad de una coalición enemiga -con Gran Bretaña, Rusia y también Estados Unidos- se convirtiera muy pronto en certeza.

Supo del estudio realizado por el Departamento Geográfico Militar (DGM en adelante) del Generalstab des Heeres, que venía trabajando desde julio en el plan de la campaña contra Rusia, y que completó el 10 de agosto de 1940, cinco días después de que Marcks entregara su plan a Halder, con el título “Primer estudio de un borrador geográfico-militar sobre la Rusia europea”. El estudio consideraba que los centros que más compensaban para la ocupación eran Ucrania, Moscú y Leningrado. Y Ucrania, concluía, era la parte más valiosa de la Unión Soviética por su riqueza industrial y agrícola. El Cáucaso y sus pozos petrolíferos estaban demasiado alejados de la esfera de poder alemana. Pero, y esto es lo más importante del estudio en mi opinión, aunque se consiguiesen todos esos territorios la guerra no tenía necesariamente porqué darse por concluida, pues más allá de los Urales y del Mar Caspio estaba la vasta Rusia asiática, con 40 millones de habitantes, recursos agrícolas e industriales, y, en su parte occidental, con enlaces ferroviarios a los Urales y Orenburg. Los “principales enemigos en cualquier ataque” eran el espacio y el clima; la mayor importancia era la colosal extensión del territorio.

Unas cuatro semanas después de haber entregado su plan, Marcks envió un memorando a su íntimo amigo el Generalleutnant Kurt von Tippelskirch, jefe de la División de Inteligencia del OKH. El memorando, que Marcks tituló “Evaluación de la Situación Roja” y fechó el 10 de septiembre de 1940, intentaba predecir la conducción de la guerra y de las operaciones por una coalición enemiga, o simplemente por la Unión Soviética. Su propósito al enviar semejante documento a Tippelskirch era probablemente obtener una respuesta del jefe de inteligencia, o bien que éste lo pasara a Halder.

Como digo, Marcks creía que la pretendida campaña corta contra Rusia, levantaría inmediatamente una coalición enemiga a la que se uniría Estados Unidos, quien ya estaba económicamente involucrado contra Alemania. A continuación se uniría Turquía, con lo que se haría realidad el “viejo plan de guerra británico”, un bloqueo destinado a agotar los recursos militares germano-italianos, precondición para pasar a la ofensiva. En su fase inicial, la estrategia demandaría un estrangulamiento total por mar, lo que, según Marcks, estaba garantizado. Al igual que en el plan que había entregado a Halder, Marcks partía de la asunción de que, durante la primera fase de la guerra, el “lado Rojo” podía confiar en que los transportes alemanes a través del Báltico serían paralizados por fuerzas rusas y británicas, y que, en consecuencia, Rusia ya no tendría necesidad de atacar Suecia para cortar el suministro de mineral de hierro a Alemania. Era posible entonces un ataque aliado sobre Rumania, siempre que pudiera encajar con el marco general de operaciones del Ejército Rojo. Así que Marcks esperaba ataques aéreos sobre la mitad occidental de Alemania (consideraba que los británicos podrían hacerlo en el invierno de 1941-1942), que serían complementados con ataques soviéticos sobre la parte oriental del Reich. La coalición enemiga asumiría probablemente que la invasión alemana de Inglaterra sería cancelada o pospuesta, y que el primer ataque alemán se haría sobre la URRSS. Así que Rusia tendría que soportar el grueso del ataque alemán hasta el momento en que el Ejército Rojo pudiera lanzar una ofensiva general en el Este y las tropas angloamericanas pudieran desembarcar en el Oeste. En caso de un rápido agotamiento de las tropas alemanas en el Este, esa ofensiva podía ocurrir en 1941, aunque sería más probable en 1942. Por tanto, la tarea del Ejército Rojo sería resistir al ataque alemán mientras se dedicaba a preparar su propia ofensiva. Para ello eran requisitos imprescindibles los centros de armamentos en torno a Moscú y Leningrado, el control de las bases navales en el Báltico, y el mantenimiento de las bases de materias primas en Ucrania.

La pregunta crucial en las reflexiones operacionales de Marcks era cómo el mando del Ejército Rojo podía asegurar la protección de esas regiones vitales mientras simultáneamente separaba fuerzas mayores para el cerco y aniquilación del ejército alemán. Para lograr esto, los rusos tendrían que utilizar sus unidades móviles, aprovechando la ventaja del difícil terreno en el sector del principal ataque alemán contra Moscú, para combatir una acción dilatoria. Si el Ejército Rojo se dedicaba sólo a combatir en acciones de retaguardia, los ejércitos alemanes avanzarían demasiado aprisa. Si comprometía fuerzas mayores en vanguardia, entonces correría el riesgo de una derrota prematura. El ataque alemán tendría que ser detenido finalmente en una posición preparada, como la que existía a lo largo de la línea general Riga-Polotsk-Berezina-Pripet-Dnieper hasta su estuario, y así asegurar que esas bases estuvieran defendidas para una contraofensiva, preservando el grueso de las fuerzas soviéticas. En el caso de una retirada más lejana, el Ejército Rojo correría el riesgo de ser partido por la mitad. Era incapaz de realizar batallas por grupos separados y tendría que recular hasta el Volga, y en este caso tendría que depender de los centros industriales de Siberia y los Urales, así como de los suministros americanos, que podían ser cortados por Japón, aunque Marcks no esperaba que Japón entrara en la guerra del lado alemán. En opinión de Marcks, el punto crucial para la conducción alemana de la guerra era la conquista de Ucrania y el control sobre las comunicaciones en el Báltico, con lo que, estos objetivos asegurados, ya no habría temor de un bloqueo, y habría desaparecido el prerrequisito de victoria para la “coalición Roja”.

Con esas conclusiones, Marcks regresaba a sus primeras reflexiones operacionales que, en su plan, se habían reducido a la afirmación de que un ataque desde Rumania “era necesario en cualquier caso”.

Las respuestas que recibió de Tippelskirch (3 de octubre de 1940) y Kinzel (misma fecha) no estaban a la altura de sus argumentos. Tippelskirch no creía en un desembarco angloamericano en el continente europeo, sino una ofensiva en África del Norte para la conquista gradual de Libia, siendo su objetivo, tras expulsar a los italianos, el aseguramiento de bases aéreas para la lucha contra Italia. Japón, para Tippelskirch, entraría en la guerra, y consideraba que Rusia no provocaría una guerra contra Alemania hasta, como muy pronto, después de 1941. Pero Tippelskirch no respondía a la pregunta crucial de su amigo Marcks sobre qué sucedería si la guerra se prolongaba por la “coalición Roja”.

Kinzel, partiendo de la idea de que la línea defensiva prevista por Marcks era inapropiada para la defensa soviética, que las áreas industriales de Leningrado y Moscú estaban fuera del alcance de la Luftwaffe, a diferencia de la región industrial de la Ucrania oriental, concluyó que el grueso del Ejército Rojo resistiría y combatiría al oeste de esa línea, o recularía más atrás, con acciones dilatorias, a través del Dnieper en dirección este hacia el Volga y los Urales.

Tippelskirch no pasó el memorando de Marcks a Halder, y no sé las razones. Pero intuyo que Halder le daría el mismo tratamiento que dio al estudio del Departamento Geográfico Militar, es decir, ignorarlo por no casar con sus ideas preestablecidas.

Lo cierto es que las previsiones estratégicas y operacionales de Marcks, en su esencia, acabaron por cumplirse en la realidad.

Fuente: Horst Boog et al, Germany and the Second World War: Volume IV: The Attack on the Soviet Union (Oxford University Press, 1999) pp. 266-270

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Mensaje por Cadaver » Jue Sep 20, 2007 2:34 pm

Hola José Luis:

Me atrevo a proponerte una corrección porque supongo que se trata de una errata: en algunos encabezados aparece la fecha 5 de agosto de 1941 en vez de 1940.

Como siempre un placer leerte y en este caso particular especialmente interesante porque de Erich Marcks hasta ahora solo había leído referencias breves y/o muy vagas. Tengo interés en leer algo más concreto sobre este militar aunque me veo limitado por mis nulos conocimientos de idioma. ¿Sabes si existe algo publicado en español (o alguna página web) donde se trate sobre su carrera y méritos?

Quizá aparece algo en el libro "El alto estado mayor alemán" que tengo previsto adquirir y del cual aprovecho para preguntar si es recomendable para un aficionado casual que ya ha conseguido hacerse una idea global del conflicto.

Saludos.

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Mensaje por José Luis » Jue Sep 20, 2007 4:57 pm

¡Hola, Cadaver!

1) Muchísimas gracias por la obligada corrección. Ya he subsanado la errata.

2) Desconozco libros o webs en español sobre Marcks.

3) Dame más datos de ese libro (El Alto Estado Mayor alemán), en particular su título original y copyright. Tengo un libro con ese título (en inglés) pero versa sobre el ejército imperial en la IGM.

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Mensaje por Cadaver » Vie Sep 21, 2007 1:55 pm

El libro en cuestión es "El alto estado mayor alemán" escrito (o coordinado, no lo se) por Barry Leach, editado por Editorial San Martín en 1974. Al menos es la referencia que he encontrado con los datos que me dieron para su búsqueda.

Desgraciadamente las referencias en librerías solo aportan esto: Descripción: San Martín Historia del siglo de la violencia-Armas 1974 Nº17, Madrid, 20,5x13,5, rústica, ilustrado con numerosas fotografías en B/N.

Respecto a la información de Marcks seguiré buscando pero por si acaso aprovecho para seguir preguntando sobre qué puedo encontrar aunque sea en inglés y ya intentaré traducir con paciencia. Si conseguía apañarme con los manuales de los juegos espero que algo sacaré en claro. :roll:

Saludos.

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Mensaje por José Luis » Vie Sep 21, 2007 4:58 pm

¡Hola a todos!

Se trata de la versión española de la inglesa de Barry Leach, German General Staff (Ballantine's illustrated history of the violent century Weapons book #32) (ISBN: 0345234278), de 1973, 158 páginas.

No te puedo decir nada, porque no lo he leído. Para el EMG alemán yo tengo la biblia de las biblias, History of the German General Staff, de Walter Görlitz.

Por otra parte, no tengo ni conozco ninguna biografía de Marcks. Todo lo que sé de él y su carrera es producto de un montón de lecturas variadas, que poco o mucho, de forma marginal, lo han tratado. Espérate un poco e intentaré ponerte un resumen de su carrera.

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Mensaje por Akeno » Vie Sep 21, 2007 5:24 pm

Yo puedo aportar dos libros en castellano, que desgraciadamente aún no he podido dedicar tiempo para leer:

El Estado Mayor alemán visto por Halder
Peter Bor
Espasa Calpe SA 1955

En el Cuartel General de Hitler
Walter Warlimont
Luis de Caralt 1968

Halder fue jefe del Estado Mayor del Ejército (Oberkommando des Heeres) desde el 1/9/1938 a 24/9/42

Walter Warlimont fue segundo jefe de la sección de operaciones (Wehrmachtführungsstab) del OKW (Oberkommando der Wehrmacht) desde Septiembre de 1939 a Septiembre de 1944.

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Mensaje por José Luis » Vie Sep 21, 2007 8:16 pm

¡Hola a todos!

Estimado Cadáver, primero los datos de Marcks.

Erich Marcks (1891-1944). Ingresó como Fähnrich (oficial cadete) el 1 de octubre de 1910 en la 3ª Batería del 5º Batallón del 76º Regimiento de Artillería de Campaña de Baden. El 21 de diciembre de 1911 fue comisionado como teniente segunda. Participó en la IGM como ayudante de batallón del 17º Regimiento de Artillería de Campaña de la Reserva, siendo herido gravemente el 3 de septiembre de 1914. Recuperado de sus heridas, asistió s los cursos de ayudante de batallón y regimiento, y en 1916 de ayudante del Generalstab. En 1917 entró en el Gross Generalstab y al año siguiente en el Oberste Heeresleitung (Alto Mando del Ejército), promocionando el 18 de octubre de 1918 a capitán.

Tras la guerra formó parte del Freikorps “Epp”, y el 1 de octubre de 1929 ingresó en el Reichswehrministerium, en la ofician de prensa. Promocionado a mayor el 1 de diciembre de 1929, se convirtió el 1 de abril de 1933 en comandante del I Batallón del 6º Regimiento de Artillería. El 1 de octubre de 1933 fue ascendido a teniente coronel, y dos años más tarde, el 1 de septiembre, a coronel. Un mes después fue nombrado jefe del estado mayor del VIII Armeekorps, con el que tomó parte en la campaña de Polonia. El 1 de abril de 1939 ascendió a mayor general, y el 25 de octubre de 1939 fue nombrado jefe del estado mayor del 18º Ejército, con el que combatiría en la campaña de Francia. El 10 de diciembre de 1940 fue nombrado comandante de la 101.Leichte Division, a la que dirigió en la campaña de los Balcanes. El 1 de marzo de 1941 fue nombrado teniente general, dirigiendo la misma división en la Operación Barbarroja. Herido en Medyka -le fue amputada una pierna y a partir de entonces llevó una ortopédica- fue recompensado con la Verwundetenabzeichen en Oro y la Cruz de Caballero. El 25 de marzo de 1942 fue nombrado líder de la 337ª División de Infantería, y el 20 de septiembre de 1942, comandante del LXVI Armeekorps. El 1 de agosto de 1943 fue nombrado comandante del LXXXIV Armeekorps en Normandía, al que dirigió tras el desembarco aliado del 6 de junio de 1944. El 12 de junio de 1944 murió como consecuencia de un bombardeo aliado en St. Lô. El 24 de junio de 1944 se le concedieron a título póstumo las Hojas de Roble para su Cruz de Caballero como general de artillería.

Bien, estos son datos que no me he parado a contrastar y que provienen de la web Lexicon der Wehrmacht. Me imagino que serán más o menos correctos.

Lo que a mí siempre me interesó de Marcks, como de cualquier fino estratega, es su formación intelectual. Era hijo del célebre historiador imperial Erich Marcks, y por ello no es de extrañar que, después de conseguir su bachillerato, estudiara filosofía en la Universidad de Freiburg antes de iniciar su carrera militar. Dominaba varias lenguas (entre ellas: ruso, francés, griego y latín), y era un experto en sánscrito y literatura hindú. Según su profesor en Freiburg, Heinrich Rickert, un neokantiano, Marcks era un apasionado de la India, la Biblia, Confucio y Laotse, Averroes y los filósofos islamistas, estudioso de Kierkegaard, Heideger, Shakespeare, etc. También era un gran conocedor del pueblo y la historia rusa.

Por todo eso, me recuerda a Moltke el Viejo, o a Ludwig Beck, dos hombres que pasaban mucho mejor como intelectuales que militares, y que, sin embargo, y salvando las distancias, fueron dos mentes militares de enorme talento (Moltke de genio). La pluma y la espada pueden ser la combinación perfecta que origina el genio militar.

Marcks tuvo tres hijos varones (desconozco si tuvo hijas), dos de los cuales cayeron en acción en la IIGM: Erich al comienzo de Barbarroja y Hermann, también en Rusia en 1943. Su tercer hijo Friedrich ingresó en la Wehrmacht a los 16 años (podía haberlo evitado, pues ya le habían muerto dos hermanos), pero fue mantenido a retaguardia del frente, y acabada la guerra hizo una carrera técnica superior. Hay una entrevista, de la que saco estos datos, realizada por el National-Zeitung a Friedrich, disponible en alemán en:
http://www.national-zeitung.de/Artikel_04/NZ26_4.html

Otra de las facetas que me interesan de Marcks es su papel en el Reichswehrministerium, su amistad con el que fue allí su jefe y más tarde ministro de Defensa y Canciller de Weimar, el general Schleicher. Por esta estrecha relación y por el asesinato de Schleicher en la “Noche de los Cuchillos Largos”, Marcks debió soportar la marginación nazi a su carrera militar en el Generalstab des Heeres. Según él mismo contaba, debía ser para Hitler lo que Banquo para Macbeth en el drama de Shakespeare.

Su estudio sobre la invasión que Hitler quería realizar sobre la URRSS, como vimos, es el producto de una mente brillante, reflexiva, con más enjundia estratégica que la mostrada entonces, aunque sólo fuese a nivel privado, por cualquiera de los que dirigían el OKH y OKW. Tan pronto como comenzó Barbarroja, y visto el desarrollo posterior de los dos primeros meses, comprendió y confió a sus allegados que la guerra contra Rusia estaba perdida.

En Normandía fue un incondicional de la teoría de Rommel (o se detenía la invasión en las primeras 24 horas en las playas o ya no habría remedio), y defendió el posicionamiento de las divisiones panzer lo más cerca de la costa. Vaticinó el desembarco en Normandía y las razones de su creencia en febrero de 1944 (realizando en ese mes unos juegos de guerra del AOK 7 donde él jugaba el papel de atacante en varios escenarios de operaciones de desembarcos a gran escala en las costas de Normandía y Calvados. El resultado de esas operaciones ficticias fue la destrucción del AOK 7), y, como demostró en una carta fechada en 12 de mayo de 1944, también acertó la fecha de 6 de junio de 1944 (por cierto, su cumpleaños) como el Día-D, basándose en cálculos de la marea.

Cuando comenzó la invasión, Marcks fue el único relativamente alto comandante que asumió responsabilidad y tomó decisiones sin esperar notificaciones de arriba, ordenando a la 21ª División Panzer un inmediato contraataque, pero Feuchtinger estaba coqueteando con una negra en un cabaret de París.

En fin, estimado Cadáver, ahora ya sabes un poco más sobre Erich Marcks.

Por cierto, hay un libro sobre él, escrito por Otto Jacobsen y publicado en 1971. El título no podía ser más apropiado: Erich Marcks Soldat und Gelehrter.

Saludos cordiales
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