Operación Barbarroja: otra perspectiva

La guerra en el este de Europa

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Operación Barbarroja: otra perspectiva

Mensaje por José Luis » Dom Oct 02, 2005 6:57 pm

¡Hola a todos!

Cuando analizamos la planificación alemana para la invasión de la Unión Soviética (Operación Barbarroja) acostumbramos a centrar nuestra atención en sus aspectos puramente militares (simplificados en la destrucción del Ejército Rojo), pero pasamos muy por encima las principales cuestiones de sus aspectos políticos (la destrucción del Estado comunista).

El alto mando alemán (con ello me refiero a los principales líderes militares) estaba tan confiado en el éxito militar de la Operación Barbarroja que apenas mostró interés por la planificación de operaciones mayores que no fueran puramente de combate. Por una serie de razones que explicaré más adelante, la visión que tenía el alto mando alemán sobre los retos que entrañaba la invasión de la Unión Soviética no tenía en cuenta la posibilidad de la aparición de un movimiento de resistencia popular y, en consecuencia, no contaba con una solución creativa y eficaz para superar tal resistencia más allá de la que proporcionaba la utilización de los propios medios del ejército alemán.

Había dos preguntas cruciales absolutamente esenciales para el éxito político de la Operación Barbarroja que nunca se planteó seriamente el alto mando alemán antes de la invasión. En primer lugar: ¿Permanecería el pueblo ruso leal al régimen político comunista de Stalin y estaría dispuesto a sacrificar sus vidas a la luz de la “dura y brutal existencia” que siguió a la colectivización? Considerando la historia de la Unión Soviética, su pueblo y sus tradiciones: ¿Era previsible la aparición de una resistencia partisana que amenazara el control alemán en las áreas ocupadas? En segundo lugar: ¿Cuáles eran las alternativas para enfrentarse con una resistencia de esa naturaleza? ¿Tenía la sociedad rusa el potencial necesario para crear un ejército de voluntarios populares autóctonos para ayudar a asegurar la supervivencia del estado? Dejo las respuestas a estas preguntas a la consideración del Foro, pero adelanto que todas tienen una respuesta que pone de manifiesto la incompetencia y la soberbia del alto mando alemán por no enjuiciar en su justa medida antes de la invasión estas cuestiones absolutamente esenciales para el éxito de la Operación Barbarroja.

¿Cómo se explica esta actitud de militares alemanes profesionales altamente cualificados? El mayor Bob E. Willis Jr. da una respuesta muy razonada y ciertamente convincente en un monográfico titulado After the Blitzkrieg: The German Army’s Transition to Defeat in the East (U. S. Army Command and General Staff College, School of Advanced Military Studies, 250 Gibbon Ave., Fort Leavenworth, KS 66027, 2005). Dos factores explican, según Willis, el exceso de confianza del alto mando alemán por el éxito de Barbarroja y su desdén por los aspectos políticos que he mencionado previamente. El primer factor viene representado por los defectuosos métodos a través de los cuales se informó al alto mando sobre la naturaleza y el medio ambiente del enemigo. El segundo factor viene dado por las antiguas actitudes y creencias del alto mando sobre la Unión Soviética y su pueblo. Antes de examinar las ideas preconcebidas alemanas sobre la cultura y la sociedad rusas, será muy útil examinar cómo se informó el alto mando sobre la Unión Soviética. Este proceso siguió fundamentalmente tres canales.

En primer lugar, el conducto de información principal del alto mando se basó en las valoraciones desarrolladas por el Departamento de Extranjero y Contra-Inteligencia (Amt Ausland/Abwehr), dirigido por el almirante Wilhelm Canaris. La misión de la Oficina de Extranjero (Abteilung Ausland) consistía en recoger información de una variedad de fuentes sobre las políticas exteriores y las capacidades militares de otros estados, la Unión Soviética incluida. Segundo, dentro del mismo ejército, el Departamento Este de Ejércitos Extranjeros del Estado Mayor General (Fremde Heeres Ost) también recogía y valoraba la información relativa a las actividades político-militares en Europa oriental. Por último, también se informaba sobre la naturaleza de la Unión Soviética al alto mando a través del canal diplomático que discurría desde Moscú a través de la Oficina de Exteriores alemana. El embajador alemán, conde Werner von Schulenberg, dirigía la oficina de Moscú junto con el agregado militar de Alemania en la Unión Soviética, general Ernst Köstring.

Aunque el alto mando alemán poseía esos canales de información, aparentemente redundantes e independientes, todavía operaba en un estado de información parcial o sesgada. Es decir, el alto mando trabajaba en una situación en la que carecía de suficiente información para explicar o desafiar sus propias asunciones. En los años que precedieron a la invasión alemana, a medida que las relaciones germano-soviéticas se tensaban, la Unión Soviética llevó a cabo un trabajo efectivo para perturbar las actividades alemanas de inteligencia dentro del estado soviético. El agregado militar alemán de Moscú, Köstring, explicó al general Halder que los servicios de contrainteligencia soviéticos habían hecho imposible los trabajos de inteligencia alemana. Por otra parte, los intentos del Abwehr durante los años inmediatamente anteriores a la invasión alemana para infiltrar agentes en la URSS habían resultado infructuosos.

En lo que respecta al Fremde Heeres Ost, esta oficina sólo comenzó a realizar un estudio serio de la Unión Soviética a finales de 1939. El coronel Kinzel, un oficial si un entrenamiento especial en inteligencia y lejos de ser un experto en Rusia o un conocedor del país, preparó la estimación inicial de la situación del enemigo para el OKH entre el 22 y el 26 de julio de 1940. La estimación que presentó Kinzel fue presumiblemente la misma estimación que utilizó el general Marcks durante la preparación del “Borrador Operacional Este” en agosto de 1940. Posteriormente, el Fremde Heeres Ost llevó a cabo tres actualizaciones mayores de inteligencia entre octubre de 1940 y mayo de 1941, actualizaciones que sólo contenían modificaciones mínimas de la estimación inicial que había realizado Kinzel. Los errores de cálculo alemanes sobre la fuerza y número de unidades del Ejército Rojo, el potencial de los soviéticos para reposicionar fuerzas del Ejército Rojo del Extremo Oriente, y la existencia de los tanques T-34 y KV han concentrado una gran parte del interés histórico. Sin embargo, los errores de cálculo alemanes sobre el medio ambiente sociopolítico en la Unión Soviética fueron igualmente calamitosos. Sin hechos que lo corroboraran, las estimaciones alemanas asumían que la Unión Soviética era políticamente inestable, económicamente frágil y psicológicamente débil. Con esta diversidad de fuentes se dejó al Estado Mayor General para planificar una de las más grandes invasiones de la historia con el concurso de una ligerísima información sobre el enemigo y unas propias ideas preconcebidas erróneas.

Pero además, el Estado Mayor General se enfrentaba a un problema más serio que su carencia de información de inteligencia adecuada, y que venía dado por su reacción a la información que desafiaba sus propias asunciones. Por ejemplo, el 10 de agosto la Oficina de Geografía Militar del Estado Mayor General presentó su “Primer Borrador de un Estudio Geográfico Militar sobre la Rusia Europea”. Entre los problemas varios que el informe identificaba en el plan de invasión, se sugería que “incluso si todos los objetivos (Leningrado, Moscú y Ucrania) caían en poder de la Wehrmacht, la victoria no estaría asegurada”, basándose en sus valoraciones de la población, terreno y dimensiones geográficas del espacio de la batalla. La estimación disidente mantenía que “los soviéticos podían no rendirse o colapsar después de la caída de Leningrado, Moscú y Kharkov” y “la Unión Soviética podía mantener un estado de hostilidades por un período indefinido con apoyo de Asia”.

El general Marcks probablemente tenía conocimiento de ese informe antes de su emisión oficial, pero no tomó los pasos para manejar los riesgos identificados en el informe en la elaboración inicial del plan de Barbarroja. Halder ni siquiera se percató del espacio de transición en el plan de Marcks; “simplemente supuso que la destrucción de las fuerzas soviéticas y la ocupación de una cierta cantidad de territorio pondrían fin a la guerra”. En general, el alto mando no estaba interesado en la información que contradijera sus ideas preconcebidas. Cuando salieron a flote las objeciones los comandantes subordinados como von Bock en el Grupo de Ejércitos Centro o de expertos rusos como Köstring en Moscú, recibieron poca atención por parte del alto mando. No obstante, no era sólo el alto mando quien mantenía esa obstinada postura, sino también otros mandos subordinados menos sofisticados que siempre aceptaron la actitud del alto mando. Por ejemplo, durante la misión de la fase de planificación sobre el papel de su unidad en la invasión, el general Walter von Reichenau, comandante en jefe del Sexto Ejército alemán, redactó su propia orden en la que declaraba que “los valores históricos y culturales no tenían significado alguno”. Adicionalmente, como resultado del pensamiento estratégico de grupo del alto mando y la disposición de muchos altos comandantes para aceptar semejantes conclusiones infundadas, el ejército alemán cruzó la frontera con un exceso de confianza en su plan e ignorante de la posibilidad de que se pudiera formar un movimiento partisano tras el paso de su avance.

Como se demostrará, el problema de la comprensión de la Unión Soviética por parte del Estado Mayor General sólo estaba parcialmente relacionado con los grados variados de efectividad de su aparato de inteligencia; el otro aspecto era de modo de pensar. Cuando los altos líderes y principales planificadores del alto mando recibieron información útil, sus propios modelos mentales anularon su capacidad para utilizar la información con eficacia. El alto mando tenía una tendencia “particularmente insidiosa y negativa para aceptar ideas convenientes en lugar de hechos fríos, especialmente cuando el análisis dejaba el campo de las operaciones y se trasladaba a aspectos sociales, económicos y políticos”. Durante la planificación de la Operación Barbarroja, el trío clave del general Halder, general Kurt von Tippelskirch (segundo del Estado Mayor de Inteligencia) y general Eberhard Kinzel (jefe del Fremde Heeres Ost) “permitió que sus percepciones dominaran el proceso de la toma de decisiones”, especialmente cuando se enfrentó con información ambigua.

¿Cuáles eran, pues, las percepciones sobre la Unión Soviética que dominaron el proceso de la toma de decisiones? El ejército alemán como institución colectiva tenía una muy antigua percepción de la Unión Soviética que parecía impermeable a la revisión, incluso durante el proceso de planificación que precedió a la invasión y ocupación del país. Sobresalen dos nociones claves. Primero, el retraso inherente y el carácter brutal del pueblo ruso, intensificado por la filosofía del bolchevismo, hacían de la Unión Soviética una amenaza natural a la cultura europea occidental. Segundo, veían a la Unión Soviética como un “coloso de barro: políticamente inestable, lleno de minorías descontentas, gobernado de forma ineficaz, y militarmente débil; colapsaría al primer gran golpe”. En una palabra, la población soviética había sido “bolchevizada completa e inalterablemente”; todo lo que se necesitaba era “un suave empujón de afuera, independientemente de la fuente o el medio” para provocar el colapso del imperio soviético. El general Alfred Jodl, jefe de Operaciones del OKW, ejemplificó cuán penetrante era esta idea preconcebida en el alto mando alemán cuando declaró que “el coloso ruso es como la vejiga de un cerdo; pínchala y reventará”.

Bueno, creo que este tema es muy sustancioso y puede servir, dada su importancia, para comprender una de las razones principales del fracaso final de la Operación Barbarroja y del fracaso final alemán en el Frente Oriental.

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José Luis
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Mensaje por José Luis » Lun Oct 03, 2005 4:05 am

¿Permanecería el pueblo ruso leal al régimen político comunista de Stalin? ¿Podría persuadirse al pueblo ruso para apoyar la causa alemana luchando contra Stalin?

He aquí un resumen de las respuestas de Willis.

Para responder a la primera cuestión, la historia podía haber servido como una guía fiable. Incluso en 1941, el pueblo ruso tenía una larga historia de permanecer leal al régimen ruso, zarista u otro, y también tenía una larga historia de “dar sus vidas en grandes números para repeler a los invasores extranjeros”. En la conciencia colectiva del pueblo ruso existía un concepto partisano al menos desde la época de la rebelión de Pugrachev bajo Catalina la Grande. Ningún invasor, desde los mongoles en los siglos XIV y XV hasta Napoleón en 1812 “ofreció jamás a las masas rusas algo mejor que las condiciones que ya tenían”. Por tanto, el pueblo ruso ha resistido tenazmente por un régimen que consideraba de su interés, pero se le podía persuadir para atacar a su régimen si se le ofrecía una alternativa mejor. Al igual que el caso del ejército de Napoleón en 1812, un invasor que empeorara las condiciones del pueblo ruso obligaría al campesino medio “a unirse al régimen con [el deseo de] una venganza”. La conclusión que el ejército alemán debería haber extraído parece obvia en retrospectiva: o bien ofrecer al pueblo ruso una alternativa mejor o bien prepararse para combatir a una resistencia sangrienta y prolongada.

Los planificadores alemanes también debieron haber considerado la historia más reciente de la experiencia rusa, especialmente la naturaleza transformadora de la Guerra Civil rusa, donde las guerrillas rojas combatieron en Ucrania, Bielorrusia, norte del Cáucaso, Siberia y el Extremo Oriente bajo la dirección del Cuartel General de los Destacamentos Partisanos. En base a esas experiencias, la Unión Soviética publicó su primera doctrina formal para misiones y tácticas partisanas. El Ejército Rojo añadió “Operaciones Partisanas” como un capítulo especial a su Manual de Campaña ya en 1918. La misión declarada era “infligir el máximo daño material al enemigo…..y perturbar su sistema de comunicaciones”. En 1919 el Ejército Rojo publicó un documento independiente titulado “Instrucción para la Organización Local de los Destacamentos Partisanos”. Claramente, el pueblo ruso tenía una disposición colectiva largamente arraigada para combatir a los invasores; un instinto para combatir que fue endurecido en la conflagración de la GC rusa y solidificado como componente clave de la estrategia de defensa nacional.

La segunda cuestión –si el pueblo ruso podía haber sido persuadido para combatir por la causa alemana- tiene perfecta respuesta en el informe del capitán Wilfried Strik-Strikfeldt, un alemán étnico que sirvió en el Ejército Imperial ruso durante la IGM. Durante la Revolución sirvió con la Misión Militar británica en los Estados Bálticos y trabajó con la Cruz Roja Internacional en la lucha contra la hambruna rusa. En la década de 1920 fue nombrado representante especial de las firmas de ingeniería británicas y alemanas en Riga. Fue evacuado junto con el resto de los alemanes étnicos del Báltico a Posen tras el Pacto Ribbentrop-Molotov de 1939.

A principios de 1941, Strik-Strikfeldt fue invitado a unirse al Grupo de Ejércitos Centro con el grado de capitán para trabajar como asesor especial del mariscal von Bock sobre asuntos rusos. Durante su misión con el GEC, las tareas de Strik-Strikfeldt incluían la evaluación de los informes del frente, el interrogatorio de prisioneros importantes y, fundamentalmente, la inspección de las áreas inmediatamente detrás de los ejércitos atacantes, reportando directamente a von Bock sobre los sentimientos y actitudes de los rusos así como las condiciones generales dentro de las áreas ocupadas. Coherentemente, Strik-Strikfeldt informó de que la población rusa se mostró asombrosamente receptiva a la ocupación alemana durante las semanas iniciales de la campaña. El pueblo ruso estaba presto a restablecer las costumbres sociales y religiosas suprimidas brutalmente desde la Revolución Bolchevique. Los vecinos rusos consideraban ampliamente a Hitler como “Hitler el Liberador” y estaban prestos a establecer su propia seguridad local en las “aldeas liberadas” contra las patrullas del Ejército Rojo. En lo que respecta al Ejército Rojo, unidades sobrepasadas se rindieron rápidamente en grandes grupos. En muchos casos, oficiales del Ejército Rojo rindieron unidades enteras “impacientes para combatir contra Stalin y sin comprender por qué tenían que ser desarmados y enviados a campos de prisioneros”. En general, para Strik-Strikfeldt “parecía como si comenzara a formarse en el área ocupada una revolución espontánea contra Stalin”.

Strik-Strikfeldt sirvió en su cometido hasta principios de 1942, cuando, poco después del relevo de von Bock como comandante en jefe del GEC, fue reasignado al Departamento del Fremde Heeres Ost. En base a sus recientes experiencias en el Este, Strik-Strikfeldt fue nombrado comandante del campo especial establecido por el OKH en Dabendorf, cerca de Berlín. Su tarea principal consistía en entrenar a los propagandistas rusos para el Departamento de Propaganda del OKW. Sin embargo, la verdadera esperanza de Strik-Strikfeldt, y la de su círculo de ilustrados defensores dentro del ejército alemán (entre los que se encontraba Stauffenberg), era que Dabendorf se convirtiera en el centro del recientemente creado Movimiento de Liberación Ruso bajo el liderazgo del antiguo general del Ejército Rojo general Andrei A. Vlasov.

La experiencia de Strik-Strikfeldt, tanto como “experto ruso” del GEC desde 1941 hasta principios de 1942, como comandante de Dabendorf, donde trabajó estrechamente con Vlasov y el Movimiento de Liberación Ruso desde 1942 hasta el final de la guerra, proporciona la mejor opinión de la perspectiva rusa sobre este asunto. El punto de vista político, social y cultural, tal como lo expresaron Vlasov y su séquito, sugería que existía claramente la oportunidad de explotar la desafección rusa con el sistema comunista y facilitar la transición hacia un nuevo orden en las áreas ocupadas bajo la autoridad de un movimiento ruso popular autóctono. Para el ejército alemán había disponible un curso de acción alternativa en su búsqueda para eliminar la amenaza comunista y controlar el futuro de la Rusia ocupada. En vez de una aproximación puramente cinética y externa (aniquilar al Ejército Rojo, destruir el sistema político comunista e intentar emplazar una autoridad de ocupación alemana en el caos siguiente), Alemania podía haber perseguido la estrategia de perturbar al Ejército Rojo hasta el punto suficiente que facilitara la organización de un Movimiento de Liberación Rusa popular (usando alguno de los componentes del antiguo régimen) que, en conjunción con la fuerza militar posterior aplicada selectivamente, suplantara al régimen comunista y en última instancia promoviera los intereses generales alemanes. Esta alternativa de aproximación colaboradora era ciertamente una posibilidad al principio de la guerra a cambio de la perspectiva de un autogobierno para el pueblo ruso.

Desde la perspectiva histórica, sin embargo, es claro que Stalin y el gobierno soviético explotaron eficazmente la conciencia cultural rusa allí donde Hitler y el ejército alemán se demostraron incapaces, o faltos de voluntad, para hacer lo mismo. El resultado de esta divergencia sobre el sutil asunto de la cultura tuvo finalmente consecuencias monumentales. El juego de Stalin en el nacionalismo ruso patriótico fortaleció la resistencia soviética en los peligrosos años de 1941 y 1942. Por la otra parte, Hitler rechazó incluso la posibilidad de una remota oportunidad de autogobierno ruso y el empleo de un Ejército de Liberación Ruso al principio de la guerra. Si el Movimiento de Liberación Ruso hubiera sido completamente apoyado, incluso en una tardía fecha como 1942, el curso entero de la lucha en el Este podía haber cambiado dramáticamente.

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José Luis
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Mensaje por HPG » Mié Oct 05, 2005 10:49 pm

Hola José Luis:

La verdad es muy nutritivo tu informe sobre como se comporto el ejercito Alemán con los pueblos conquistados en el Este ya que para mi también fue un punto decisivo en la guerra. Lo primero que quiero aportar a este tema es lo siguiente:

¿Hitler realmente consideraba a los rusos como una raza inferior o solo lo usaba para su propagada? Ya que de esta respuesta puede estar parte de lo ante citado por que si realmente el consideraba a los soviéticos como una raza inferior cualquier política propuesta por sus generales no la hubiera tenido en cuenta como realmente izo. Creo haber leído que antes de la operación barbarroja ya estimaban que varios millones de rusos iban a morir de hambre con esto creo que hitler no tenia pensado un mejor modo de vida para los soviético que la que les izo pasar. Los habitantes de Ucrania recibían a los alemanes como liberadores de un modelo que realmente los tenia oprimidos, pero cuando se dieron cuente que los alemanes eran peores que los rusos no dudaron en formarse grupos de partisanos.
Esta actitud alemana no solo afecto a los pueblos conquistados sino que no dejo otra alternativa a los pueblos por conquistar ya que los rusos no tenían otra alternativa. El agresor los condenaba a muerte, no podían retroceder por que los soviéticos nos los dejaban, lo único que quedaba era intentar frenar a un coloso que solo esperaba la muerte de su oponente sin piedad, ya que lo poco que les había dejado Stalin era arrebatado por los alemanes. Hay crónicas que dicen que en el invierno de 1941 los alemanes echaban radicalmente de sus casas a los rusos con solo lo puesto, con temperaturas extremadamente bajas. Bueno creo que fue muy mala política la Alemana por que no dejo otra opción que una resistencia pocas veces vista en la historia y le dio las bases al soviético para la gran guerra patriótica.

La contrapartida de los Alemanes con los pueblo conquistados fue la política liberadora de los Americanos, paso a relatar una anécdota de dos ancianos que fueron liberados del régimen de mussolini en Italia (creo que en Sicilia) por los soldados Americanos:

“A la mañana vimos como el puerto estaba lleno de barcos, no sabíamos que estaba pasando pero de repente empezaron los disparos de cañones desde los barcos. Después de una hora empezó el desembarco, nuestros soldados se rindieron pero antes dispararon sus armas al cielo.Había grupos de soldados alemanes que pelearon hasta la muerte. La forma que nos trataron lo Americanos fue buenísima ya que nos dieron comida, chocolates y no hubo ningún disturbio, se nos trato muy bien ya que llegaban con el discurso que no iban a liberan de mussolini y de los Alemanes. Realmente para nosotro se termino la guerra desde que llegaron los americano.”

Esta actitud del ejercito facilito la toma de muchas ciudades en la guerra y la esperanza de mucho alemanes de rendirse ante los Americano e Ingleses, que pelear hasta la muerte con los soviético que no adoptaron una política ni por menos mejor que la alemana.

Saludos.
Hernán

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