KARSNY BOR (V)
Ilustración de Ramiro Bujerio de "MORIR EN RUSIA" de Carlos Caballero Jurado
El Mando de la División 250 tenía noticias de la ofensiva soviética que estaba incubándose desde los últimos días de enero. Cuando fueron concretándose los datos sobre la posible dirección de esfuerzo principal enemigo, el general Esteban-Infantes dispuso que -a partir del día 2 de febrero- se incorporasen al Subsector orienta, sucesivamente, dos Compañías de Zapadores, dos Escuadrones del Grupo de Exploración y dos Baterías de Artillería que eran todas las fuerzas de las que todavía disponía como reserva divisionaria.
En esta situación, el despliegue general del subsector que previsiblemente iba a ser atacado, estaba constituido por las siguientes unidades.
-Regimiento de Infantería 262, con tres Batallones, una Compañía de Cañones, otra Contracarros y otra Compañía Mixta.
-Batallón de Infantería 250 (de cuatro Compañías).
-Compañía de Esquiadores.
-Grupo de Cañones Contracarros, de tres Compañías (debe señalarse que sus piezas eran ineficaces contra los carros que emplearon los rusos)
-Grupo de Exploración, con tres Escuadrones.
-Batallón de Zapadores, de tres Compañías.
-La Artillería contaba con el I Grupo de 105, una Batería de refuerzo de 105 y otra de 150.
Comparando este despliegue propio con las fuerzas enemigas que se han señalado anteriormente, resulta la siguiente relación entre los efectivos de ambos contendientes:
-Infantería y otros combatientes: 9 a 1
-Artillería: 15 a 1
-Carros de Combate y Aviación: Superioridad total por parte soviética.
Poco antes de las siete de la mañana del día 10 de febrero, el Mando soviético desencadenó la ofensiva mediante una muy intensa preparación artillera que habría de durar unas dos horas aproximadamente.
Cuando la Artillería alargó el fuego y su Infantería se lanzó al asalto, todas las posiciones de primera línea habían sido fuertemente diezmadas en sus efectivos. Sin embargo, los soldados españoles rechazaron varias oleadas de asalto, una y otra vez, causando un gran número de bajas entre las Unidades atacantes.
La misión que la División 250 debía cumplir, en la parte que recibía el ataque enemigo, era imperativa: impedir cualquier intento de penetración en fuerza por parte del enemigo y cerrarle la posibilidad de progresar sobre los ejes que marcaban la carretera y el ferrocarril de Leningrado a Moscú.
Durante toda la jornada del día 10 de febrero, los asaltantes soviéticos tropezaron con resistencias heroicas en toda su zona de acción. Los soldados españoles morían sobre sus propias posiciones, pero no retrocedían.
Los capitanes Ulzurrun, Iglesias y Ruiz de Huidobro murieron al frente de sus soldados, sin abandonar la posición. Este último fue condecorado posteriormente, con la Cruz Laureada de San Fernando. Los Capitanes Auba y Oroquieta fueron heridos y no abandonaron su puesto de combate. Los jefes de los dos Batallones más directamente inmersos en el ataque soviético murieron cuando mandaban personalmente eficaces contraataques.
No fue más que hasta el crepúsculo, después de muchas horas de combate desesperado, que los rusos consiguieron hacer prisioneros a los supervivientes de las Compañías de los capitanes Oroquieta y Palacios que no habían retrocedido ni un metro en toda las sangrienta jornada.
Las tres Compañías restantes que constituían las posiciones más avanzadas de la División, con las que ya se han señalado, después de una heroica resistencia consiguieron replegarse para continuar la defensa, con el resto de las Unidades en una segunda línea.
El asalto soviético pudo progresar lentamente dejando cercadas algunas posiciones que todavía conseguirían resistir toda la jornada, para romper el cerco el día siguiente e incorporarse al borde posterior de la posición de resistencia divisionaria y mantener la defensa global que se pretendía. En otro artículo de este mismo número de la Revista, el jefe de la 3ª Compañía de Zapadores explica con detalle, la defensa que se hizo de la posición "La Cresta" por su Compañía y la 8ª del RI 262: ambos capitanes son, hoy en día tenientes generales.
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El enemigo tuvo entre el 65 y el 85% de bajas, lo que explica, seguramente el que habiendo pisó materialmente las posiciones atacadas, no prosiguieron el avance según era el propósito del Mando ruso.
El general Esteban-Infantes ha podido dejar escrito que a pesar de todo
"la carretera a Moscú siguió interceptada en el saliente de Ishora. El ferrocarril siguió cortado tres kilómetros más al Sur de lo que estaba a principios de febrero"
También puntualizaba que "el ocasionarnos 2.800 bajas les costó a los rusos la pérdida de 9.000 hombres sin lograr profundizar la brecha".
La División 250, La División Azul, seguía en su puesto.
