Un topo en el cuartel general de Hitler

Todo sobre el mundo de los espías durante la Segunda Guerra Mundial

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Francis Currey
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Un topo en el cuartel general de Hitler

Mensaje por Francis Currey » Mar Ene 10, 2006 1:59 am

Un topo en el cuartel general de Hitler

Impresionante texto en el que se afirma que Canaris reunió los suficientes indicios para pensar que el enigmático Martin Borman podría trabajar para Stalin, como espía.

"A mediados de 1943, los servicios de inteligencia del III Reich comenzaron a sospechar que un espía estaba proporcionando detalladísimos informes sobre sus tropas a la URSS. Dado el carácter de los mismos, el agente de Stalin debía estar situado muy cerca del propio Führer pero, ¿realmente hubo un topo en el propio cuartel general de Hitler?

En marzo de 1943, la Wehrmacht obtuvo una victoria contra las fuerzas soviéticas en Járkov. Ciertamente, no se había obtenido con ella el final del Ejército Rojo, pero los soldados de Stalin no daban muestra —incluso después del triunfo de Stalingrado— de poder acabar con los invasores alemanes. Con la finalidad de aprovechar de la mejor manera una iniciativa que ahora estaba en sus manos, Hitler dictó el 15 de abril las órdenes encaminadas a emprender la operación Ciudadela, que debía poner final al saliente soviético de Kursk atrapando en su interior a un número considerable de divisiones y reabriendo el camino hacia Moscú.

El ataque debía tener un efecto de sorpresa pero, en paralelo a las disposiciones alemanas, los soviéticos fueron preparando un impresionante sistema de defensas con unos 300 kilómetros de profundidad. No faltaban razones. De hecho, un agente nazi comunicó a la Abwehr que desde el 17 de abril Stalin había estado totalmente al corriente de los planes alemanes, y que desde el 27 del mismo mes comenzaron a afluir refuerzos a la zona. Cuando el 5 de julio se inició la ofensiva alemana no tenía ninguna probabilidad de obtener el éxito. Efectivamente, se zanjó con una derrota seis días después que significó para Alemania la evaporación de cualquier posibilidad de victoria en el Este.

Para ese momento, tanto el almirante Canaris, que estaba al mando de la Abwehr, como Reinhard Gehlen, que había desarrollado un servicio secreto notoriamente eficaz, habían llegado a la conclusión, por vías independientes, de que el enemigo estaba recibiendo una información rápida y detallada sobre las decisiones tomadas por el Alto estado mayor alemán.

Canaris, de hecho, visitó a Gehlen en Anderburgo y le comunicó que el topo en cuestión no era otro que Martin Bormann. El personaje en cuestión había sido durante muchos años un hombre muy secundario en el seno del nazismo. En 1924, había colaborado con Rudolf Hess en un asesinato, lo que se tradujo en una condena de prisión de un año, pero hasta 1928 no entró en el partido nazi. Desde julio de 1933 a 1941 fue jefe del gabinete de la oficina de Hess. Por esa época comenzó a ocuparse de tareas como la administración de los bienes de Hitler, pero dada su mediocridad y su incorporación tardía al partido no despertó las suspicacias de la vieja guardia nazi. Con la desaparición de Hess, que se lanzó sobre Gran Bretaña en 1941, Bormann se convirtió en jefe de la cancillería del partido. Profundamente anti-cristiano, en 1942 envió un memorandum a los Gauleiters nazis ordenándoles acabar con las iglesias cristianas, un paso que Hitler había pospuesto hasta la posguerra.

Dado que a la sazón Bormann era secretario personal de Hitler, Gehlen hizo saber a Canaris que la acusación, amén de grave, carecía de pruebas de peso. Finalmente, ambos oficiales de inteligencia decidieron montar un operativo que permitiera confirmar sus sospechas. El resultado fue que descubrieron que Bormann y su grupo utilizaban un transmisor de radio con el que enviaban mensajes codificados a Moscú. Las pruebas eran tan concluyentes que Canaris decidió que se continuara la vigilancia para dar cuenta cabal de lo sucedido a Hitler. Sin embargo, en ese momento una orden directa del Führer impidió que se diera ese paso. A Canaris se le informó de que Bormann ya había comunicado a Hitler que estaba llevando a cabo emisiones dirigidas a Moscú, pero sólo con la finalidad de engañar al enemigo y que, dado que el Führer había autorizado las emisiones, resultaba absurdo que ahora permitiera su vigilancia. Tanto Canaris como Gehlen comprendieron entonces que resultaba imposible vigilar a Bormann, que no sólo era el segundo hombre más poderoso del III Reich, sino además un personaje que contaba con la protección directa y poderosa de Hitler. De hecho, el Führer era muy escéptico en relación con los informes de Gehlen —erróneamente— y la situación de Canaris cada vez era más débil. Lo que sucedería en los años siguientes marcaría trágicamente el destino de casi todos los protagonistas del drama. Canaris se sumó a la conspiración del 20 de julio de 1944 convencido de que Alemania no podía ganar la guerra.

Descubierto, fue ejecutado. Hitler fue derrotado y se suicidó en Berlín. Martin Bormann logró separar a Hitler de algunos de sus hombres de confianza como Goering y Goebbels, se convirtió en una especie de inteligencia gris del régimen y el 30 de abril de 1945 escapó del bunker del Führer en Berlín. Aunque Erich Kempka, el chofer de Hitler, y Artur Axmann, un dirigente de las Juventudes hitlerianas, afirmaron haberle visto morir —por cierto, en circunstancias contradictorias— a inicios de 1946 se señaló que estaba escondido en un monasterio del norte de Italia y, posteriormente, que había huido a América del sur.

La realidad fue muy distinta y uno de sus antiguos perseguidores la descubriría años después. En 1946, Gehlen comenzó a crear el núcleo de lo que sería posteriormente el servicio de inteligencia de la RFA. Durante los años cincuenta recibió al menos en dos ocasiones informes del otro lado del telón de acero que confirmaban las conclusiones a las que habían llegado en 1943 tanto él como Canaris. En ambos se daba cuenta de que Bormann había sido un agente soviético durante años, había sido trasladado a la URSS en 1945 y allí había desempeñado funciones de asesor del gobierno soviético durante años muriendo en los cincuenta. Su reconocimiento nunca fue público, pero su papel en la victoria contra Hitler resultó, sin duda, relevante."

Fuente: César Vidal

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Mensaje por Eckart » Mar Ene 10, 2006 6:30 am

Estimado Francis, este texto de César Vidal ¿es parte de alguno de sus libros o lo ha publicado en algún otro sitio? ¿De dónde proviene?

Por otra parte, la muerte de Bormann quedó certificada cuando, mediante pruebas de ADN, se identificó como suyo un esqueleto que habia sido encontrado en Berlín, junto al del Dr. Stumpfegger. Es algo sobradamente conocido.

Saludos.
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Mensaje por beltzo » Mar Ene 10, 2006 9:44 am

Hola,

Ese artículo lo puedes encontrar en el siguiente enlace, aunque no se si forma parte de algún libro: http://revista.libertaddigital.com/arti ... 1275320267

En su día ya lo leí pero no le concedí ninguna credibilidad, más bien pense que en el caso de haber algún topo dentro del alto mando alemán, este sería Canaris antes que Bormann.

Por otra parte, es cierto que la muerte de Bormann quedó comprobada mediante pruebas de ADN, sin embargo la polémica sobre su muerte no parece haber remitido del todo, hay quien afirma que si bien el cadáver que hay allí es el de Bormann, este había sido trasladado desde otro lugar. Para ello se basan en que en el cráneo de Bormann y en sus huesos se encuentran restos de arcilla roja, mientras que en los restos de Stumpfegger los restos son de arena.

Hay un documental titulado "Bormann, a la sombra del fuhrer" que puedes encontrar en emule, donde se sugiere esta teoría.

ed2k://|file|Los%20Archivos%20Secretos%20de%20los%20Nazis%20-%201%20-%20Bormann,a%20la%20sombra%20del%20fuhrer[1d4][DVD-Rip].avi|521820160|6666AE13281F9207497673C6589CB4AC|/

Saludos
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Mensaje por beltzo » Mar Ene 24, 2006 4:21 am

Sobre el mito de un Bormann vivo y campando a sus anchas en sudamerica hay una anécdota narrada en el libro de Gerald Posner y John Ware titulado Mengele, Ed. la esfera de los libros Madrid 2005. pag. 222 y 223.
[…]Pero el incidente en el que aparecía Mengele lo hizo publico una producción de televisión Time-Life titulada "En busca de la venganza", y después Michael Bar-Zohar lo incluyo en su libro The Avengers (los vengadores), publicado en 1968. Posteriormente, en 1973, Ladislao Farago lo retocó en incluyó en Aftermath: Bormann and the Fourth Reich (Consecuencias: Bormann y el Cuarto Reich).

[…]Tanto el documental de televisión como los dos autores aseguraban que en la primavera de 1959 un médico de Asunción de nacionalidad austríaca, el doctor Otto Biss, fue escoltado por una mujer a casa de Werner Jung, después de que Mengele hubiera sido incapaz de diagnosticar la enfermedad de un misterioso invitado que se hallaba gravemente enfermo. Bar-Zohar informó que el doctor Bis le había dicho:

Examiné al enfermo y hablé con él en alemán, pero el enfermo no contestaba ni en ese idioma ni en ningún otro idioma europeo que yo conozco. Insitía en hablar en su mal español. Así que encontré muy difícil que me propocionara alguna ayuda para establecer la naturaleza de su enfermedad. El [otro] médico se dio cuenta y se inclinó sobre el enfermo y le dijo: Puedes hablar en alemán. Y para mi sorpresa, se puso a hablar en alemán fluidamente.

El doctor Biss, que dijo que el paciente misterioso tenía una cicatriz en la frente, prosigue:

Pocos días después, un amigo mío vino a verme emocionadísimo. Me dijo que había conocido a la mujer que vino a verme y que el hombre a quien había atendido profesionalmente era Martin Bormann. En una ocasión había visto unas fotografías de la mano derecha de Hitler y no había ninguna duda. El hombre al que había visto era mayor que el de las fotos pero era exactamente el mismo. Con toda seguridad era Martin Bormann.

[…]En una entrevista que se realizó diez años después, el doctor Biss, entonces de 85 años, seguía convencido de que Martin Bormann había sido paciente suyo. Si se hubiera entrevistado a Jung, habría surgido una explicación mucho más plausible:

No recuerdo que Mengele invitara a nadie a mi casa. Pero yo estaba enfermo y recuerdo que vino a verme Biss por unos dolores de estómago. Es posible que Mengele estuviera allí, no me acuerdo.

Por desgracia para Werner Jung, las fotografías que le hicieron alrededor de 1959 muestran un notable parecido con las de Bormann durante la guerra y estas fotografías convencieron al doctor Biss de que había atendido al criminal de guerra más buscado del mundo.
Saludos
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Muchas dudas

Mensaje por blondi » Mar Abr 25, 2006 8:42 pm

Dudo muchisimo que Bormann fuese un topo, ya que vivía para y por Hitler. Dedicado en exclusividad para su jefe. Desde mi punto de vista muy dudoso, en mi opinión me inclino en pensar en algún miembro del círculo militar del Cuartel General.

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Mensaje por Montefusco » Sab Ago 12, 2006 7:52 am

Si bien esto ya lo dije en otra discusión, la otra versíon sobre "Lucy", el agente que proporcioanba información detallada a los soviéticos, es qeu este fue una invención británica para encubrir a Enigma y darle a Stalin una explicación coherente de porque tenían información tan detallada sobre los alemanes, sin revelar el máximo secreto, la dichosa maquinita descifradora de códigos

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Mensaje por Kilo 025 » Lun Ago 14, 2006 11:08 pm

Eckart escribió:Estimado Francis, este texto de César Vidal ¿es parte de alguno de sus libros o lo ha publicado en algún otro sitio? ¿De dónde proviene?
Es un artículo que viene recogido en su libro Nuevos enigmas históricos al descubierto, segunda parte del libro Enigmas históricos al descubierto.
Ideológicamente detestable.

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José Luis
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Mensaje por José Luis » Vie Oct 06, 2006 11:16 pm

¡Hola a todos!
Eckart escribió:Estimado Francis, este texto de César Vidal ¿es parte de alguno de sus libros o lo ha publicado en algún otro sitio? ¿De dónde proviene?
Saludos.
Amigo Eckart,

Lo que dice César Vidal proviene de Reinhard Gehlen, Servicio Secreto: Memorias del Jefe del Servicio de Inteligencia Alemán. Precisamente un amigo de este Foro me ha regalo ese libro en cuestión (Editorial Noguer, primera edición: noviembre de 1972). Un año antes (1971) se había publicado la edición alemana. A continuación os extraigo el pasaje en el que Gehlen da cuenta de esos hechos.

Gehlen acaba de tratar el tema de las operaciones de Stalingrado y Kursk, y acto seguido expone:

[En este momento había yo llegado a la conclusión de que los rusos seguramente tenían a un agente excelentemente informado a su servicio, y que este agente se encontraba en el supremo mando alemán. Canaris y yo habíamos observado repetidas veces, y con carácter independiente, que el enemigo recibía rápida y detallada información de incidentes y decisiones en la esfera del sumo nivel alemán. Un día, el almirante Canaris acudió a mi cuartel general en Angerburg, y, en el curso de una larga conversación, me indicó el nombre de la persona que, según su opinión, nos estaba traicionando. Pese a tanta franqueza por su parte, creo que Canaris sabía mucho más de lo que estaba dispuesto a decirme. Se trataba de una personalidad que me había inspirado bastantes dudas durante largo tiempo. El secreto fue cuidadosamente guardado por los rusos, tanto entonces como más tarde, y sólo creí en la veracidad de esta información años después de la guerra cuando a mis manos, y en mi calidad de jefe de la organización Gehlen, llegaron ciertos datos.

Lo que Canaris me dijo hacía referencia al nefasto papel que Martin Bormann, el más íntimo colaborador de Hitler, desempeñó en los últimos años de la guerra, así como en la época de la posguerra. Bormann, quien había sido el secretario personal de Hitler desde 1943, y jefe de la organización del partido nazi desde el vuelo de Rudolf Hess a Escocia, en mayo de 1941, estuvo al servicio del enemigo, siendo el más destacado agente y consejero de Moscú desde el instante en que comenzó la campaña de Rusia. No hay base alguna que sostenga la información, hecha de vez en cuando, según la cual Bormann vive entre la Argentina y el Paraguay, protegido por bien armados guardaespaldas. Bormann se pasó a los rusos en mayo de 1945, y fue llevado al territorio de la Unión Soviética.

Creo que Canaris, cuando conversó conmigo, carecía de pruebas. Nuestras sospechas quedaron ampliamente confirmadas cuando, independientemente, Canaris y yo descubrimos que Bormann y su grupo dirigían una red de emisoras de radio, libre de toda supervisión, que transmitía mensajes en clave a Moscú. Cuando los escuchas radiofónicos del OKW efectuaron este descubrimiento, Canaris exigió que se llevara a cabo una investigación, pero se supo que el propio Hitler había prohibido, en enérgicos términos, todo tipo de intervención en el asunto. Por anticipado, Bormann le había informado de estos Funkspiele o falsos mensajes radiados, dijo Hitler, y el propio Hitler había dado su aprobación. Al terminar la guerra, eso era cuanto sabíamos acerca del asunto. Tanto Canaris como yo comprendimos que era absolutamente imposible organizar un sistema de vigilancia de Bormann, el hombre más poderoso, después de Hitler, en la jerarquía nazi, y ninguno de los dos tenía la posibilidad de acusar con éxito al Reichsleiter. Uno de los factores que decidían lo anterior era el desdén que Hitler había mostrado hacia mis resúmenes de información, por mucho que los posteriores acontecimientos los confirmaran. Otro factor era la postura crecientemente precaria de Canaris y su Abwehr. El menor error podía dar al traste con nuestras respectivas organizaciones, y, probablemente, nuestras personas habrían sufrido consecuencias irreparables. Canaris me expuso las razones por las que sospechaba de Bormann, e incluso me explicó cuáles eran, a su juicio, los motivos de su traición. Canaris no excluía la posibilidad de que Bormann fuera objeto de chantaje, pero consideraba mucho más probable que el verdadero motivo fuera la inmensa e insaciable ambición del Reichsleiter, quien vivía torturado por complejos psicológicos provocados por el medioambiente en que entonces se encontraba, y totalmente dominado por la ambición de suceder a Hitler en el puesto supremo, cuando llegara el día. Desde luego, todos sabemos la astucia que Martin Bormann desplegó para conseguir que Göring, en primer lugar, y Goebbels*, en segundo, cayeran en desgracia ante Hitler, con lo que logró eliminar a sus más directos rivales.

Hasta después de 1946, una vez hube puesto en pie mi propia organización y me encontré al frente de la misma, no se me presentó la oportunidad de examinar y estudiar el misterioso hecho consistente en que Martin Bormann pudiera escapar del búnker de Hitler en Berlín, y desaparecer acto seguido. Algún tiempo más tarde, tuve en mis manos la prueba concluyente de los movimientos de Martin Bormann, después de la terminación de la guerra. Durante la época de los cincuenta me mostraron dos informes independientes, procedentes de detrás del telón de acero, de los que resultaba que Martin Bormann había sido agente de la Unión Soviética, y había vivido allí, en los años de posguerra, perfectamente protegido bajo una falsa personalidad, ejerciendo las funciones de asesor del gobierno soviético, falleciendo después]. (Páginas 89-91).

•Hago esta llamada porque quizás Gehlen quiso referirse a Himmler, o tal vez hubo un despiste en la traducción. Lo digo porque Goebbels, más allá de los típicos altibajos, nunca perdió el favor de Hitler. Permaneció con él hasta el final, y luego asesinó a sus hijos y se suicidó junto con su mujer, como todos sabemos.

Saludos cordiales
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Mensaje por Eckart » Sab Oct 07, 2006 2:21 am

Muchas gracias, José Luis. O estamos todos confundidos en cuanto al destino final de Bormann, o a Gehlen le tomaron el pelo con esos dos informes que le mostaron tras la guerra. Tal vez, si conocían su inclinación a pensar que Bormann era un topo al lado de Hitler, le colaron muy bien colados unos falsos informes.

Un saludo.
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Mensaje por José Luis » Sab Oct 07, 2006 2:31 am

I want to believe: the truth is out there :wink:
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Un topo en el cuartel general de Hitler

Mensaje por LOBO AZUL » Jue Nov 27, 2008 5:53 pm

Martin Bormann es un hombre de suma importancia entre quienes hn seguido la historia del nazismo, el fue el secretario personal de Hitler y se veía a si mismo como el sucesor del Führer, existe un sinnúmero de historias de que el podía ser el topo cerca de Hitler aunque existen libros como es "La Derrota Mundial" de Salvador Borrego señala a Canaris como el traidor.

En cuanto a los rumores sobre su muerte, existen varias historias que vino para América del Sur, y pudo estar en Brasil, Chile, Argentina o Uruguay.

Existe un dicho argentino el cual estuvo en auge en los 50 y 60 que era: "Martin Bormann está vivo y goza de buena salud en Buenos Aires".

Existe una publicación del periódico chileno "El Ciudadano" que el 30 de abril del 2006 publicó que Bormann vivió en Valdivia, el enlace es el siguiente:

http://www.elciudadano.cl/2006/04/30/cr ... -valdivia/

En cuanto al estudio genético que se realizó a unos restos encontrados en Berlín en 1972, existe un reportaje del periódico argentino "El Clarín" en el cual especifica el mismo.

El enlace es el siguiente:

http://www.clarin.com/diario/1998/05/05/i-03201d.htm

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Un topo en el cuartel general de Hitler

Mensaje por cv-6 » Jue Nov 27, 2008 10:12 pm

existe un sinnúmero de historias de que el podía ser el topo cerca de Hitler aunque existen libros como es "La Derrota Mundial" de Salvador Borrego señala a Canaris como el traidor.
Es muy posible que Canaris pasara información a los británicos, pero información sobre el frente oriental ya me cuesta más creerlo. No creo que Canaris se hiciera muchas ilusiones sobre el destino de Alemania si era conquistada por los soviéticos.
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Un topo en el cuartel general de Hitler

Mensaje por Mannerheim » Jue Nov 27, 2008 10:32 pm

Hola,

ya se ha comentado en el foro, Salvador Borrego es un nazi y un negacionista del Holocausto, no se que validez tendrán sus fuentes y sus conclusiones respecto a otros aspectos, pero no me extraña que un tipo así acuse a Canaris de ser un topo de Stalin. Como indica el compañero cv-6 no sería de extrañar que CAnaris hubiera colaborado de alguna manera con los aliados occidentales, pero con Stalin....... en que se basa para lanzar esa acusación?

Un saludo y muchas gracias.
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Un topo en el cuartel general de Hitler

Mensaje por Sergei » Jue Nov 27, 2008 10:58 pm

No me trago eso de un topo alemán en el cuartel general de Hitler. Stalin no lo necesitaba; los ingleses tenían acceso a las transmiciones a través de Enigma que eran sistemáticamente descifradas, y toda información de interés para los
rusos las recibían a traves de sus propios topos en los servicios aliados, Philby y su grupo. Y que Bormann fuera un espía soviético es en mi opinión un absurdo total. El vivía para Adolfo y su única ambición era llegar a ser el individuo más poderoso dentro de la estructura del partido. No podía esperar nada de los rusos, ni de los aliados. No tenía nada que ganar y sí todo que perder traicionando a Adolfo. Además que José jamás iba a creer una sola palabra de lo que
le pudiera llegar de fuentes alemanas. Stalin recibió no menos de 20 advertencias de muy diversas fuentes, incluso
alemanas, de la fecha probable de la invasión, pero el sicópata paranóico las descartó como "provocaciones". Cómo se puede creer en que aceptaría algo proveniente de Bormann?. Totalmente absurdo.

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Un topo en el cuartel general de Hitler

Mensaje por LOBO AZUL » Vie Nov 28, 2008 3:36 am

Según Borrero no era un espía Prosovietico, pero pasaba información a los ingleses, en todo caso espero poder colocar la información de Canaris posteriormente, existe un libro bastante bueno que habla de Canaris que es:

"El enigma del Almirante Canaris" de Richard Bassett....
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