Hacía dos años que Joseph Goebbels estaba al frente de aquel ministerio cuando, a principios del año citado, ofreció una fiesta a su personal. El secretario privado del ministro, Leopold Kühn (a veces citado como Kuehn) estaba allí, acompañado por su joven hermana de 17 años, Susie Ruth. Goebbels, a quien no resultaba indiferente la belleza femenina, se sintió atraido por la joven y hermosa Ruth. Toda la noche se les vió juntos y, de acuerdo con todas las presunciones, aquel primer encuentro volvió a repetirse. A pesar de su fealdad, Goebbels podía elegir entre muchas mujeres ambiciosas y pronto se cansó de su amante escolar.
Susie Ruth resultó ser hija del doctor Bernard Otto Julius Kühn, quien tenía influencia en el partido nazi. Kühn había servido como oficial en la Armada alemana en la PGM, convirtiéndose en médico después de su licencia. Amargado por sus deficiencias en ese campo, le fue fácil culpar a los judios y convertirlos en chivos expiatorios de su fracaso, ingresando en el partido nazi. Había cultivado una estrecha amistad con Heinrich Himmler, jefe de la Gestapo, convirtiéndose más tarde en el más joven oficial dentro de la temible policía secreta.
No era fácil alejar a la joven Ruth del círculo de Goebbels teniendo las conexiones de ese tipo, pero el asunto Goebbels finalmente se resolvió con un plan propuesto por el general Haushofer, el famoso geopolítico, que disponía de excelentes contactos dentro de los servicios secretos japoneses.
Los japoneses, que en esos momentos mantenían estrechas conexiones con los nazis, habían pedido a éstos el préstamo de un espía occidental para trabajar para ellos en las islas Hawaii, donde se encontraba la más importenta base naval de la US Navy: Pearl Harbor. Sería una especie de alquiler, en el que los japoneses correrían con todos los gastos, incluidos los honorarios.
Cuando el general Haushofer oyó hablar de esa petición, inmediatamente recomendó a Goebbels usar a la familia Kühn. El doctor Kühn aceptó la propuesta de Goeebels, obedeciendo posiblemente a presiones, y el 15 de agosto de 1935 llegó a Honolulu, acompañado de su esposa Elfriede, que había pasado un breve cursillo sobre "espionaje elemental" en la escuela del Abwehr en Hamburgo, la joven Susie Ruth y el pequeño Eberhard (también conocido como Hans Joachim), de 6 años de edad.
Se instalaron en una casa tipo rancho en el 557 de Kainalu Drive en Kailua, limpia urbanización residencial para gente de clase media, en la costa este de Oahu. Posteriormente, adquirieron una casa en la vecina playa de Lanakai.
HOGAR DE LA FAMILIA KÜHN EN KAILUA
Fuente: http://starbulletin.com/2004/09/26/special/story5.html
Los Kühn se habían convertido en "espías durmientes", los cuales estaban encargados de preparar el terreno para cuando se decidera su "activación", en el momento en que las circunstancias lo requirieran.
En un primer momento, desde el Japón se hizo una transferencia de fondos que llegaron al Agregado naval japonés en Berlín, los cuales fueron depositados en una cuenta secreta que el servicio secreto japonés tenía abierta a nombre de los talleres de acero Roechling. Desde Berlín, se enviaba el dinero de nuevo a Tokio, a un tal doctor Homberg, representante de los talleres Roechling en el Japón, para que los fuera entregando a Kühn, en los plazos convenidos de antemano. De esta manera, éste último podía alegar que la renta que cobraba venía de la Roechling y representaba los plazos por la venta a la compañía de unos bienes que había poseído en Alemania.
El doctor y su hija estaban cautivados por la historia antigua de las Hawaii, interesándose además por el idioma japonés. Así fue como recorrieron todo meticulosamente hasta conocer la topografía de las islas mejor que su propia casa. A Ruth también le gustaba la playa y los deportes acuáticos, así como a toda la familia, por lo que frecuentemente se les podía ver nadando o paseando en lancha.
A ojos extraños, el doctor Kühn era un médico jubilado con una gran herencia, para otros era un estudioso de la historia de las Hawaii, otros lo tenían como inventor... Ninguno de sus amigos que visitaron su lujosa casa, llena de cuadros y esculturas, podían pensar que ese hombre familiar, junto a su venerable esposa, su hermosa hija y el jovéncisimo benjamín, era en realidad un agente secreto.
Los Kühn se habían metido en negocios con el dinero recibido por los japoneses cuando se instalaron en la isla de Oahu, pero no se desenvolvían bien. Otto probó su habilidad manufacturando muebles de acero, pero la empresa terminó en la bancarrota. A pesar de todo, continuaban prosperando gracias a la falsa deuda que el Sr. Homberg iba pagando a plazos.
En 1939, el capitán Kanji Ogawa, jefe de la sección americana del servicio de información naval, llegó a Honolulu para inspeccionar su red de espionaje; se encontró con Kühn y recorrió con él la isla de Oahu. El alemán hizo cuanto supo para impresionar al capitán de lo bien que conocía el sector y las medidas que había tomado "para la emergencia", aunque había tenido un cuidado extremo, dijo, en no descubrir su juego prematuramente. Kühn aseguró a Ogawa que había invertido sabiamente el dinero recibido, especialmente en la compra de las dos casas. Las había elegido, dijo, por si situación estratégica, pues ofrecían sendas vistas excelentes de la estación aeronaval (NAS) de Kaneohe y de un campamento de instrucción del Marine Corps en Mokapu Point (al sur), además del pequeño aeródromo de Bellows Field. Desde ellas se podía observar los barcos de guerra norteamericanos cuando se dirigían a la base naval de Pearl Harbor, y hacer señales a los submarinos japoneses, si algún día fuera necesario como último recurso, esta clase de comunicación. Le dijo igualmente a Ogawa que había montado un poderoso aparato de onda corta, a fin de estar preparado para la "emergencia". El capitán aprobó satisfecho las medidas tomadas por Kühn, pero le advirtió que "permaneciera quieto hasta nuevo aviso". El agente, seguiría "dormido".
Fuente: http://www.geocities.com/chamjacksonii/range.html
Fue en ese año 1939 cuando el plan del servicio secreto japonés comenzó a tomar cuerpo. Ruth, la joven y bella hija de los Kühn, se convirtió en compañía favorita de las jóvenes esposas de los oficiales de la Marina norteamericanan. Gracias a su atractivo, dio a entender de muchas maneras que era una experta en el cuidado de la belleza femenina. Por eso, cuando a mediados de 1939 manifestó que iba a inaugurar un salón de belleza, la iniciativa fue recibida con entusiasmo. El éxito fue total y la concurrencia, integrada por novias y esposas de oficiales navales, superó todas las expectativas.
La "lengua suelta" de las clientes fue una excelente fuente de información para Ruth. Circulaba tal volumen de información que hasta la señora Elfriede tuvo que acudir al salón de belleza para supervisar las informaciones que de ahí se obtenían. Según contaba más tarde Ruth: "...ellas hablaban tanto..."
La señora Kühn, una mujer de gran corpulencia física, había viajado al Japón un par de veces, regresando una de ellas con 16.000 $. También acompañaba a su marido en las "expediciones históricas" que hacían a través de las montañas para seguir con sus "estudios hawaiianos". Ella había comprado unos binoculares de 18 aumentos, a través de los cuales observaban a los buques en puerto y las instalaciones militares. También se les acostumbraba ver navegando en torno a Pearl Harbor, sonriendo a las tripulaciones a bordo de los buques, mientras mentalmente tomaban nota de todo cuanto veían.
Incluso el pequeño Heberhard fue utilizado para las labores de espionaje, al que probablemente podría ser considerado como el espía más joven del mundo. El pequeño se convirtió en espía antes de cumplir los 11 años. Sus padres lo vestían con traje marinero y su padre lo llevaba a pasear por el largo paseo martítimo en el puerto. Los oficiales a bordo de los buques de guerra a menudo invitaban al "pequeño marinero" a subir a los buques, haciendo pequeños tours y satisfaciendo la curiosidad del chaval sobre detalles de los buques y sus operaciones. Lo que nadie podía imaginar era que el doctor Kühn había aleccionado a su pequeño para que realizara preguntas clave, observara y recordara todo lo inusual.
Durante el año 1940, el servicio secreto japonés pensó en activar a Kühn, el "durmiente", sobre todo al darse el caso de que el alemán bombardeaba al Consulado con peticiones para que le dejaran entrar en acción. Lo cierto era que Kühn desobedecía las instrucciones recibidas y se estaba convirtiendo en una molestia. Agobiado por las dificultades financieras, esperaba conseguir fondos adicionales de Tokio persuadiendo al capitán Ogawa para que le dejara iniciar las operaciones. El hecho de si estaba dispuesto a poner su vida en peligro no admite dudas. Pero salió de la oscuridad de la manera más imprudente, yendo a ver a Otojiro Okuda (vicecónsul japonés) al Consulado para recriminarle por la inoperancia del espionaje japonés en las Hawaii, al mismo tiempo que le ofrecía sus servicios para "vigorizar" (según dijo él) la información. Pero como las instancias del alemán iban siempre acompañadas de nuevas peticiones monetarias, el capitán Ogawa consideró prudente dejarle "dormir" todavía un poco más.
El nombre de guerra de Kühn era "Friedel", utilizando el diminituvo alemán del nombre de pila (Elfriede) de su esposa. Su decisión de "salir a la superficie" atrajo sobre él la atención del FBI, que guardaba una bien informada ficha de sospechoso relativa a su persona, redactada ya en la temprana fecha de julio de 1940:
- "Antiguo oficial (en 1918) de la Armada alemana; cultiva relaciones entre los oficiales de la Armada de los EEUU; en cierta época recibió considerables sumas de dinero de una fuente europea; hace frecuentes viajes a Japón; recientemente (en mayo de 1940) la señora Kühn regresó de Japón y se dice que trajo consigo una considerable suma de dinero; ha fracasado en los negocios, pero es dueño de inmuebles de notable valor."
Sigue...