Winston Leonard Spencer-Churchill

Todos los personajes de la Segunda Guerra Mundial

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Dr Heider
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Mensaje por Dr Heider » Lun Jun 28, 2010 12:54 am

Antonio2009 escribió:Buenas tardes:
A los buenos aficionados a este personaje nos guatará mucho su excelente y prolija aportación a la salud de la Expersonalidad Naval y su tiempo; denos tiempo para ir digeriendo tanto material.

¿Algo sobre la salud de su madre, infiel
cómo es sabido? O ¿acaso es un detalle demasiado escabroso?


Atte.
Este libro no toca sobre la conducta sexual de Jenny Jerome, pero en un capítulo habla de un problema de salud que la llevó a la muerte, el cual posteriormente describiré.
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Dr Heider
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Mensaje por Dr Heider » Lun Jun 28, 2010 12:59 am

Fuente: Winston Spencer Churchill. Sus enfermedades y la medicina de su época. Ricardo Rueda González, MD; FACS. Academia Nacional de Medicina de Colombia. 2008.

Capítulo 2. Accidente en Irlanda. Ingreso a Saint George´s. Difteria.

En los principios del año de 1875 y hasta 1878, el séptimo Duque de Marlborough fue favorecido con el nombramiento de Virrey de Irlanda, y Lord Randolph como su secretario privado. El niño Winston viajó con sus padres a Dublín, contaba con dos años de edad. Allí vivió hasta cumplir los 5 años de edad, criado por su nodriza, Mrs Everest.

La hambruna del territorio irlandés, consecuencia de las malas cosechas agrícolas de los años anteriores, aún se sentía por aquellos años, asunto que generaba muchos disturbios y rebeliones. Pero el virrey se hacía llevar de Inglaterra y en abundancia, comida de muy buena calidad para alimentar más que adecuadamente a su familia. Así que el niño Winston podría nutrirse en forma completa y balanceada, cosa que era extremadamente difícilmente para millones de niños pobres irlandeses de su misma edad; la desnutrición infantil por esos días fue de alta prevalencia en Irlanda.

El escorbuto, enfermedad por carencia de vitamina C en los alimentos, se observó con frecuencia en la hambruna de la isla. Ya había sido descrita en 1747 por el médico escocés James Lind, observando que la naranja y el limón la prevenían, y así logró que el zumo de limón se hiciera obligatorio en la dieta de los marinos británicos de esa época. Solamente hacia el siglo XX, en 1918, se descubrió la vitamina C en los cítricos por el bioquímico londinense Jack Cecil Drummond , quien la denominó ácido ascórbico.

En Irlanda a la edad de cuatro años, cuando los Fenianos (integrantes de una sociedad secreta que tenía por ideal el derrocamiento del gobierno inglés en la isla) establecían el caos y el desorden, el pequeño Winston sufrió una caída del burro en que paseaba por la campiña y que le produjo una conmoción cerebral. Su niñera Mrs Everest aseguraba que el asno fue espantado al paso de la brigada de fusileros rebeldes.

La conmoción cerebral es un estado producido por golpes violentos en la cabeza que produce vértigo y pérdida de la conciencia, náuseas, pulso débil y respiración lenta y que es menos grave en niños que en adultos. No se conocen datos de cómo se trataba esta patología en la época del accidente del pequeño, pero seguramente se produjo una recuperación espontánea luego de un período de reposo y cuidadosa observación por parte del médico tratante.

A su regreso a Inglaterra poco antes de su octavo cumpleaños el niño fue interno al colegio, el St George´s, cerca de Ascot, convaleciente de “croup” o difteria laríngea que lo debilitó significativamente, donde la severidad y a veces brutalidad formaban parte de los colegios de Inglaterra, y así los azotamientos eran frecuentemente propinados a los “chicos fastidiosos”, categoría en la que siempre colocaban a Winston en sus primeros años de colegio. Las palizas, de acuerdo a los historiadores, eran propinadas por el mismo rector y con todas sus fuerzas y llegaban a quince o veinte golpes, hasta que brotara sangre de los sitios golpeados.

Roger Fry, compañero de Churchill, narraba el odio que éste sentía por el colegio y la vida de angustia que llevó durante su permanencia en este establecimiento por más de dos años. “Contaba los días y las horas que quedaban para el final de cada período escolar, en que dejaría esa detestable esclavitud para volver a disponer sus soldados de plomo que ya llegaban a 1500, en línea de batalla en el piso de su cuarto de juguetes”, y jugar a la guerra con su hermano Jack.

St George´s era un colegio moderno muy bien equipado y reconocido como la antesala para ingresar a Eaton. Pero Churchill lo odiaba. La disciplina, el tipo de estudios y los profesores le producían agresividad y gran apatía por el estudio. Los dos años de permanencia en este plantel fueron miserables.Su madre anotaba que en sus primeras vacaciones de este colegio, el niño sabía leer y escribir muy bien, pero que se “mostraba terriblemente mal hablado y gritón”. ¿Muestras de agresividad ocasionadas por el maltrato en el colegio? Seguramente sí. También se sabe que fue un niño melancólico, gordiflón y de mirada solemne. Sus padres, muy ausentes de él, trataban de reemplazar su negligencia llenándolo de regalos y juguetes, entre los cuales una caja con mil soldados de plomo era su fascinación, que lo entretenían en sus largos ratos de introversión, que eran muy frecuentes.

La angustia en la escuela iba de la mano de su mala salud, hecho que era motivo de permanente preocupación de sus padres. No precisa la historia en qué consistían los problemas médicos, pero es probable que fueran estados depresivos con manifestaciones somáticas, producto del ambiente escolar que el niño detestaba por factores genéticos o por estar lejos de sus padres quienes muy poco lo visitaban. Los informes escolares dejaban ver sus trastornos de conducta anotando con frecuencia: “es un constante problema para todos y está siempre en uno u otro embrollo. No se puede confiar en que se comprometa debidamente en ninguna parte”.

La difteria, que cobró muchas vidas en el mundo, ya por la época en que el niño Churchill la padeció, fue descrita por el médico francés Pierre Fidele Bretonneau en el año 1824, quien observaba las pseudomembranas que se formaban en las amígdalas, y su posible extensión a la cavidad nasal y la faringe, causaban muerte por asfixia.

A esta situación se le dio el nombre de diphterite o angina maligna, que siempre se asociaba de fenómenos tóxicos. Bretonneau ideó una técnica quirúrgica para evitar la asfixia llamada traqueotomía. Aseguraba que se trataba de una enfermedad infecciosa, contagiosa y que podía transmitirse al compartir los recipientes para beber, pero desconocía el germen causante de la enfermedad. En 1884, Klebs y Loeffler descubrieron el bacilo, dando lugar a que se estudiaran y puntualizaran las formas de contagio de estos microorganismos, estableciendo que esta enfermedad es predominante en niños.

Cuatro años después, en 1888 Roux y Jersin, hallaron la toxina, lo que dio base para que en 1894, Chauleux, desarrollaran el suero antidiftérico. En 1913, luego de prolongados y acusiosos estudios se produjo la vacuna.
El niño Churchill padeció la difteria en 1877, siete años antes del descubrimiento del bacilo, la toxina producida por este y el desarrollo del suero antidiftérico. Tampoco tuvo la suerte de poderse beneficiar con la vacuna.
No se conocen registros con respecto a la gravedad de la difteria que padeció Churchill, pero algunos investigadores sugieren que fue de la variedad laríngea o croup. En esa época se prescribían gargarismos o coluptorios de ácido salicílico mezclado con alcohol, miel de abejas, glicerina y agua destilada; lógicamente indicaban el aislamiento del paciente y la esterilización por ebullición de todos los utensilios empleados para comer.

Saludos :!:
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Mensaje por Chelfredo » Lun Jun 28, 2010 8:56 am

Impresionante el material que nos estás presentando.
Se Agradece, esperando con ansias el resto de los capítulos.
“Nunca tantos han temido tanto a tan pocos… ni durante tanto tiempo”
Ulrich Hartleben a los pilotos de la Luftwaffe.

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Mensaje por Monterdez » Lun Jun 28, 2010 4:06 pm

Buenas terdes:

Los aficionados a la historia de la medicina estarán chupándose los dedos, además de los asiduos.
¿Sería factible indicarme algo sobre la fuente o bibliografía para estos primeros años de nuestro admirado Winston, o nos esperamos al final?

Gracias de nuevo.

PS: me llama la atención el "sello" ese que aparece junto a su nombre, ¿podría traducirnos el texto y la explicación de la cruz gamada?
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Dr Heider
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Mensaje por Dr Heider » Lun Jun 28, 2010 10:56 pm

Antonio2009 escribió:Buenas terdes:

Los aficionados a la historia de la medicina estarán chupándose los dedos, además de los asiduos.
¿Sería factible indicarme algo sobre la fuente o bibliografía para estos primeros años de nuestro admirado Winston, o nos esperamos al final?

Gracias de nuevo.

PS: me llama la atención el "sello" ese que aparece junto a su nombre, ¿podría traducirnos el texto y la explicación de la cruz gamada?
Bueno Antonio2009, la respuesta a la primera parte de su mensaje sobre las referencias bibliográficas de Winston Churchill relacionados con los datos aportados al foro son del libro escrito por un médico ginecólogo miembro de la Academia Nacional de Medicina de Colombia en el año 2008. Ya para analizar cuáles documentos utilizó el autor para describir dichos capítulos los debo revisar al final del libro (el cual no tengo a la mano en el momento) pero dichos documentos el autor no los referenció durante el transcurso del libro.

Con respecto a la segunda parte de su mensaje voy a explicar la razón por la cual decidí utilizar dicho avatar:

Soy médico y al querer entrar a dicho foro quise buscar una imagen que representara directa o indirectamente el amor que tengo a mi profesión y el amor que tengo a los temas de la SGM en especial los relacionados con Alemania por lo cual hace un tiempo revisando la excelente página de http://www.german-helmets.com" onclick="window.open(this.href);return false;, encontré unos cascos de las fuerzas auxiliares alemanas durante los años del partido nazi,los cuales son muy apetecidos por los coleccionistas, y allí encontré los cascos que usaban los miembros de la Cruz Roja Alemana. En fin, el casco que escogí al tratar de meterlo como avatar no permitía ver dicha insignia por lo cual decidí buscar en internet algo relacionado con esta organización en aquella época y encontré dicho botón que era de una auxiliar de enfermería (Helferin). Las demás palabras en aleman que están en ese botón significan Cruz Roja Alemana.

La razón por la cual aparece una cruz gamada en dicho botón es explicada porque al subir los nazis al poder, la Cruz Roja Alemana como muchas otras organizaciones, fue introducida dentro del sistema de gobierno nazi.

Ahora, también voy a explicar la razón por la cual me identifico como Dr Heider.

La razón es que soy amante de las películas bélicas y una de mis favoritas es Stalingrad. En una escena cuando el teniente von Witzland, el cabo y el soldado Gigi escapan hacia el aeropuerto de Pitomnik encuentran los cadáveres de soldados congelados etiquetados como heridos en combate y que tenían que ser evacuados por avión de la zona de Stalingrado. Dichas etiqueta médicas eran avaladas por el Dr Heider.

Espero que las inquietudes esten resueltas. Trataré de resolver mejor sobre los datos bibliográficos tomados por el autor del libro que referencio en la bibliografía de Churchill.
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Mensaje por Monterdez » Mar Jun 29, 2010 8:25 pm

Buenas tardes:

La consulta de las fuentes siempre la podré hacer en el propio libro, si decidiera leerlo (vaya torpeza con esta pregunta).

Muy "currao" lo del avatar, pero ¿por qué ha desaparecido?

Continúo a la espera del tercer capítulo.

Agradecidamente.
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Mensaje por Girardot » Mié Jun 30, 2010 11:18 pm

Esta muy currao :-D el tema como lo expone el Dr Heider.

Esperamos con ansias los siguientes capítulos. :sgm120:

Por cierto, que le pasa a su avatar que aparece y desaparece continuamente?

Saludos.

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Mensaje por Dr Heider » Jue Jul 01, 2010 4:23 am

Proximamente más capítulos.
He tenido problemas con el avatar, no sé por qué aparece y desaparece. :sgm117:
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Mensaje por Monterdez » Jue Jul 01, 2010 8:00 pm

Buenas tardes:
Hace un mes vi la pelicula Stalingrado, la regalaron con ABC; me pareció una película realista muy buena para los escasos recursos con los que parecía que estaba hecha. Muy buena.
Atte.
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Mensaje por Monterdez » Jue Jul 01, 2010 8:31 pm

Se me olvidó lo más relevante:

He visto en el Corte Inglés "La Hª de la Malakand Field Force", de nuestro querido Churchill; he estado tentado de traérmelo a casa pero lo pensé dos veces y estos son los comentarios en CASADELLIBRO:

"""Que comentan los lectores:
Winston S Churchill

Un gran libro. Pero una traducción infame. Deberían dar la cara los traductores y no ocultarse bajo el anónimo nombre "setranslations". Da la impresión de que es una traducción automática con un somero repaso por alguien que no tiene una cultura media ni en español ni en inglés. Querido lector: espere a otra traducción o léalo en inglés.Malo
mario

Una traducción HORROROSA, muchas partes no se entienden.Malo
jordi

La traducción es pésima. En algunas partes parece sacada del traductor automático de Google.Malo"""


No lo compren!!!!!
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Mensaje por Dr Heider » Dom Jul 04, 2010 9:12 pm

Capítulo 3. Erisipela. Neumonía en Brighton. Ingresa a Harrow School. Caída bicicleta. Navidad con sarampión.

En el otoño de 1884, el doctor Robson Roose, famoso especialista de Harley Street de Londres, médico de confianza de la familia Churchill, experto en desórdenes neurológicos y autor de varios textos sobre el tema, dictaminó que la salud de Winston podría mejorar significativamente si lo trasladaban a una escuela junto al mar y propuso la de Brighton en donde su hijo estudiaba. Roose era también leprólogo, había publicado en 1880 un libro titulado Lepros and its prevention as Ilustred by Norwegian experience, que constituyó un clásico en el tema de la enfermedad de Hanssen, y en el cual subrayaba la antigua práctica del aislamiento de los leprosos con el fin de prevenir el contagio de la enfermedad.

Llegado allí, el joven escolar escribió a su madre: “aquí estoy muy feliz”, pero deseaba con ansiedad que sus padres fueran a visitarlo.

Ya por el año de 1794, el catedrático alemán Samuel Gottlieb Vogel (1750-1837), anotaba que vivir a nivel del mar y emplear sus aguas como balneario tenían beneficios especiales para la salud, particularmente en los niños. Para entonces los ingleses y los franceses habían proclamado la eficacia curativa de los baños de mar para varias enfermedades. Hacia 1750 el médico inglés Richard Russel, observaba que los niños que vivían en poblaciones a orillas del mar nunca padecían de raquitismo y enfermedades de la piel. Con esta hipótesis creó las primeras termales marítimas de Brighton y Margate.
Estas teorías, nunca confirmadas, ni basadas en la evidencia científica y soportadas casi siempre en anécdotas, persistieron por largo tiempo, particularmente en Europa, hasta las primeras décadas del siglo XX y a esa “ciencia” la denominaban la balneología.

Pero las buenas intenciones del Dr Roose se vieron frustradas pues los “achaques de salud” de su recomendado le hicieron perder las vacaciones. Una erupción que comprometió sus miembros inferiores lo obligaron a inmovilizarse, y en las pocas veces que deseaba pasear por los jardines de la casa lo hacía en un pequeño coche tirado por un burro. También por esos días el menudo paciente había presentado náuseas, vómitos y fiebre. Esta situación puede ser consistente con una erisipela que en ese tiempo se describía como “una enfermedad provocada por la entrada de un agente infectivo en la piel, y que va siempre acompañada de manifestaciones generales. La piel afectada está rubicunda, presentando ordinarimanente un color rojo claro intenso, está tumefacta y la epidermis aparece tensa y lisa”.

Por esa época, muy lejos todavía del advenimiento de los antibióticos, la erisipela era tratada con “estimulantes” y localmente con la aplicación de aceite fenicado y espolvoreando “polvos indiferentes”. Las aplicaciones de solución de acetato de alúmina o de vejigas de hielo también producían alivio. Es muy probable que la enfermedad del niño Winston fuera manejada con los fármacos descritos y de manera exitosa por sus ilustres galenos. El pronóstico de la erisipela aún en la era pre-antibiótica era favorable si se trataba en sus estados iniciales, apenas un 13% de los casos eran fatales.
Hoy se sabe que la erisipela es causada por el Streptococo Beta-hemolítico, y que la penicilina es el antibiótico específico para este germen.

El antibiótico fue desarrollado en 1929 por Alexander Fleming, premio Nobel de Medicina en 1945, por este descubrimiento.
Muchas historias se han relatado alrededor del descubrimiento de la penicilina, pero hay una particularmente humana y tal vez conmovedora.

Un día un agricultor pobre de Escocia, de apellido Fleming, se encontraba trabajando en sus quehaceres de campo, cuando escuchó los gritos de un niño pidiendo ayuda. El campesino dejó de lado sus herramientas y corrió hacia el lugar en donde encontró encalambrado por el frío y enterrado hasta más arriba de la cintura, en un lodo maloliente, al niño que gritaba; estaba aterrorizado y luchando por no continuar hundiéndose, pero el agricultor llegó oportunamente y lo salvó, de la que hubiera podido ser una muerte terrible y lenta. Al día siguiente, llegó a la humilde casa del campesino, en un elegante carruaje, un distinguido lord, quien dijo a Fleming que deseaba recompensarlo porque “Usted salvó la vida de mi hijo”, oferta que no fue aceptada. Pero en ese momento, el hijo de este trabajador de campo salió a la puerta y el lord, cuando supo que era el vástago del salvador suyo, hace el ofrecimiento, que sí fue aceptado, de costearle sus estudios. Así con el paso del tiempo, el hijo de Fleming, Alexander, más tarde Sir, se gradúa en la Escuela de Medicina del St Mary´s Hospital de Londres para luego dedicarse a la investigación que lo llevó al desarrollo del famoso antibiótico. Años después, el hijo del noble inglés que se hundía en el pantano, cayó gravemente de neumonía, que fue exitosamente manejada por penicilina. El noble inglés de esta historia se llamaba Sir Randolph Churchill, y el hijo de éste el célebre Winston Spencer Churchill, a quien el descubrimiento de Fleming salvó la vida.
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Mensaje por Dr Heider » Dom Jul 04, 2010 9:15 pm

Pero el biógrafo oficial de Churchill, Sir Martin Gilbert, con un argumentos sólidos y claras evidencias, desvirtúa totalmente la anterior narración.

De regreso a Brighton para cumplir para cumplir el período escolar de 1884, en el mes de marzo, la salud del joven Winston, quien ya contaba con once años de edad, se vio de nuevo comprometida. El médico encontró fiebre de 40 grados, taquicardia, dificultad respiratoria, desasosiego y delirio. El doctor Roose ante síntomas le ascultó los pulmones e hizo el diagnóstico de neumonía.

En esta oportunidad Lord y Lady Randolph viajaron precipitadamente a Brighton, angustiados por la enfermedad de su hijo mayor, que era grave y que podía comprometer su vida.

El médico anotaba que en la noche del domingo 14 de marzo observó al paciente hasta el amanecer y que se encontraba muy intranquilo de su evolución. “Le apliqué estimulantes por la boca y el recto, y como resultado de ello a las 02:15 la temperatura había bajado a 38 grados centígrados y ahora a 37, gracias a Dios”, comentó a los padres. Al medio día del lunes 15 de marzo la temperatura subió de nuevo pero al auscultar sus pulmones el galeno notó mejoría en los signos auscultatorios, que interpretó como un cambio favorable, lo que evidentemente se apreció en la mañana del miércoles 17 con un baja temperatura, un pulso de 82 al minuto, disminución importante de la frecuencia respiratoria, desaparición del delirio y el deseo de Winston de ver y hablar con su niñera Mrs Everest.

El arsenal terapéutico empleado para el tratamiento de la neumonía por el año de 1884 era variado. Apocema contraestimulante, electuario detersivo. Emulsión aceitosa, jarabe pectoral extemporáneo, loción pectoral, poción estabiada. Estimulantes por boca y recto. Polvos alcanforados antimoniados y otras fórmulas magistrales figuran en los recetarios de la época. El descubrimiento de Fleming aún no estaba presente.

El joven Churchill se recuperó muy lentamente y conmovió a su padre en la convalencia, al punto que éste lo visitó en Brighton en dos oportunidades en las que recibió algunos presentes de su parte y de los cuales una máquina de vapor de juguete lo colmaron de felicidad y alegría. Ya para el mes de junio, se encontraba totalmente recuperado y lleno de entusiasmo por regresar a su plantel educativo.

Pero esta no fue la única neumonía que padeció Winston Churchill, pues se sabe que en Cartago en diciembre de 1943, presentó un segundo episodio muy grave y que durante después de la segunda guerra mundial hizo algunos episodios similares pero menos agresivos. Ya se contaba con algunos antibióticos destacándose entre ellos la famosa penicilina y las sulfamidas.

Pero al regresar a la escuela, tuvo de nuevo otro percance. Cuando estaba trabajando en un examen de dibujo peleó con su compañero de pupitre, con quien disputaba una navaja de tajar lápices que les había prestado el tutor. El compañero logró raparle la navaja y se la enterró en el pecho. El doctor Roose fue llamado de urgencia a atender al herido, observando que el instrumento cortante sólo había producido al agredido una pequeña herida que había penetrado apenas un cuarto de pulgada. El médico procedió a limpiarla para evitar la infección y luego la suturó colocándole unos puntos de seda que retiró a los 10 días.

El agresor fue expulsado de la escuela tal vez de manera injusta, pues se sabe que Winston había iniciado la disputa tirándole una oreja.

Es de anotar que en Brighton, en donde la disciplina no era tan estricta y las dueñas de este plantel (las señoritas Thompson), trataban a Winston con afecto, su espíritu rebelde no cambió en absoluto. Alguna vez su profesora de baile escribió que “era un pequeño y pelirrojo alumno, el chico más malo de toda la clase; con frecuencia he pensado que es el más malo del mundo”. Fue allí en donde se le ocurrió escribir una hoja escolar que denominó El crítico, que gustaba mucho a sus compañeros, pero no caía nada bien a las viejas solteronas, quienes señalaban que su rendimiento académico apenas servía para pasar de un curso a otro. Odiaba el latín y el griego. Durante su permanencia allí, comenzó el prodigioso ascenso de su padre en la política, ya tenía un cargo en el gabinete, y se rumoraba que sería el Primer Ministro de la Gran Bretaña, lo que dio a Winston una gran reputación entre sus compañeros. El pequeño estudiante se transformó en un ferviente defensor de su política. Coleccionó pegando en un cuaderno de anotaciones los discursos de su padre y las tremendas caricaturas publicadas contra éste en los diarios ingleses. Pero Lord Randolph dedicaba cada vez menos tiempo a su hijo quien estaba en un período de formación trascendental en la compañía frecuente del progenitor hubiera sido muy necesaria.

En el mes de abril de 1888 Churchill ingresó en la modalidad de interno en Harrow School, así que solamente podía verse con sus padres y familiares en sus vacaciones, situación a la que trataba de acostumbrarse desde su permanencia en St George´s y Brighton. Allí fue recibido luego de un severo examen que aprobó con gran éxito y luego de escasos tres días de permanencia en ese establecimiento educativo escribió a su madre: “me gusta todo intensamente”, y se mostró orgulloso de que uno de los más severos profesores le hubiera dicho que su prueba de aritmética para el ingreso había sido “la mejor”. Tenía catorce años de edad.

Pero en esta escuela también se le presentaron problemas médicos. Se cayó de la bicicleta obsequio de su padre en la que se dirigía a sus clases, presentando politraumatismos y conmoción cerebral que obligaron al médico del plantel a llevarlo a una sala de aislamiento del Hospital de la localidad donde guardó cama durante una semana.

Se sabe también que por esos días se quejó de intensos dolores de muela que motivaron su asistencia a varias consultas odontológicas y que también en algunas oportunidades se quejaba de dolores en la región inguinal derecha, lo que motivó que el famoso cirujano inglés William Mac Cormack opinara que se trataba de una hernia “incipiente”.
Por esos años, su gran potencial de agresividad lo llevó a un hecho positivo, ser campeón de esgrima, deporte que dominó durante varios años y que hasta cierto punto le dio superioridad sobre sus compañeros.
En la Navidad de 1889, padeció de de un terrible sarampión, el que además de un gran malestar general y rasquiña por todo el cuerpo, le causó una irritación ocular exagerada, acompañada de intensa fotofobia.

En Harrow, Winston continuó su terrible guerra contra la educación y la disciplina. Era arrogante, discutía abiertamente con sus profesores a quienes corregía en clases, les alzaba los hombros y les hacía frecuentes y cáusticos comentarios, alardeando de su capacidad intelectual.

Saludos
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Winston Leonard Spencer-Churchill

Mensaje por Monterdez » Dom Jul 11, 2010 7:03 pm

Buenas tardes:

La erisipela, el famoso fuego de San Antonio ¿no?

La historia de Churchill-Flemin ha corrido y corre por internet en forma de power point y, por lo que se ve, todo el mundo se la cree, siendo falsa de todo punto.

En cuanto a sus afecciones pulmonares cuenta Colville, secretario privado del Primer Ministro, que estando enfermo en Cartago, acampañó a parte de su familia para verle y que poco después de estar allí acudió a su llamada, a solas, y lo encontró fumando un puro y con una copa de whisky en la mano. Genuino.

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Mensaje por Dr Heider » Lun Jul 12, 2010 2:30 am

Hola a todos.

Antes de continuar con otro capítulo de Winston Spencer Churchill. Sus enfermedades y la medicina de su época. Ricardo Rueda González, MD; FACS. Academia Nacional de Medicina de Colombia. 2008. Quisiera precisar sobre la "fiebre de San Antonio".

La erisipela es una enfermedad infecciosa de causa bacteriana que ocurre en la piel. "La fiebre de San Antonio" hace referencia a la infección por la ingesta de alimentos contaminados con toxinas de hongos.

Capítulo 4. Accidente en juego a ladrones y policías.
El 10 de enero de 1893 la salud de Churchill se vio nuevamente quebrantada. Durante un juego a ladrones y policías, en la hacienda de su abuela en Brounemount, mientras trataba de eludir a su hermano Jack y a su primo Sunny (Charles John Spencer-Churchill), quedó acorralado en un puente y al procurar evitar que lo capturaron, saltó sobre un árbol del cual quería colgarse. Al no lograr aferrarse a una de sus ramas principales, cayó estrepitosamente a un profundo barranco.

En la caída, sufrió un trauma craneoencefálico con pérdida de la conciencia que duró tres días. Además presentaba un hematoma en el muslo izquierdo sospechoso de una fractura de fémur y que sólo la astucia clínica de los médicos de la época podía diagnosticar. Como hecho curioso, se puede anotar que dos años después del accidente de Winston,1895, ya se empleaban los rayos X, descubiertos por el alemán Wilhem Conrad Roentgen (1845-1923), Premio Nobel de Física en 1901, para establecer con veracidad la existencia de una fractura y sus características anatómicas.

En el accidente sufrió un fuerte traumatismo en la región renal (¿lado?) que le ocasionó estallido del riñón, situación de extrema gravedad y que habitualmente lleva a manejo quirúrgico, y obliga en ocasiones a la extirpación del riñón afectado. Anotan que fue imperiosa la necesidad de un cirujano, pero no está para nada claro si el paciente fue sometido a nefrectomía. Lo que sí cuentan los historiadores es que Lord Randolph tuvo que cancelar una importante suma de dinero por honorarios médicos con ocasión del accidente de su hijo.

Churchill fue llevado a Londres en donde se encontraban los mejores especialistas y de donde escribió a su hermano: “los médicos dicen que no me curaré todavía por tres meses”. La permanencia en cama fue prolongada y durante su último mes de incapacidad fue llevado a la casa de la viuda del Octavo Duque de Malborough, la Duquesa Lilly, quien se dedicó a cuidarlo y complacerlo.

El manejo de las fracturas a finales del siglo XIX y antes del empleo de los rayos X, se basaba ante todo en hacer una clasificación de la lesión. Así: fracturas completas o incompletas, fracturas múltiples, desplazamientos de los fragmentos y estado de las partes blandas (Ch Houel. Manuel D´anatomie Patologique. París, 1862). Pero todos estos criterios se establecían únicamente con un cuidadoso examen físico de la zona afectada.

La fractura del fémur de Winston fue al parecer, pues no existen registros médicos confiables, una lesión sin mayor compromiso de las partes blandas, cerrada, simple y transversal, no desalojada y que requirió únicamente inmovilización del muslo con tablillas, reposo prolongado y analgésicos para el alivio del dolor, antipirina muy usada por la época o éter sulfúrico, opiáceos, aconitina y otros. La recuperación de este accidente fue completa y permitió que el accidentado se distinguiera más adelante como un excelente equitador y jugador de polo.

Esta fractura, como se vio, pudo documentarse únicamente con criterios clínicos, pero cuando 60 años más tarde sufrió otro accidente en la misma pierna, los rayos X ya utilizados, evidenciaron que sí hubo en 1893 lesión importante del fémur.
Buena parte del año 1893 duró la convalescencia de Winston a sus 18 años, que no tuvo nada de monótona y libre de las engorrosas responsabilidades académicas se quedó en Londres, en casa de Lord Randolph. Allí tuvo oportunidad de conocer a las más importantes figuras políticas de la época, que a diario llegaban a consultar a su padre, quien ya víctima de la terrible enfermedad que lo llevara a la tumba dos años más tarde, observaba los acontecimientos políticos con amargura y desilusión.

También asistía con alguna frecuencia a sesiones del Parlamento en donde alguna vez presenció la intervención acalorada de Edward Carson, importante político conservador opositor de la autonomía de los irlandeses, quien al terminarla, preguntó al joven Churchill: ¿cómo le pareció mi discurso?, a lo cual éste respondió con petulancia: “Creó que la nave del Estado se está debatiendo en una fuerte tempestad”.

Así mismo, en esos largos días de relativa incapacidad, trató de establecer una relación más cercana con su enfermo y contrariado padre, pero Lord Randolph no pudo, quizás a pesar de sus deseos, aproximarse adecuadamente a su hijo.

También en 1893 el travieso muchacho tuvo otro accidente. Estando con su hermano Jack y un preceptor pasando unas vacaciones en Suiza, resolvió hacer un paseo en lancha por el lago Lausana. Cuando con un amigo ya se encontraba a más de media milla de la orilla resolvieron lanzarse al agua y nadar. Al cabo de más de media hora de natación, quiso volver a la lancha, pero ésta se apartaba impulsada por las olas y el viento, llevando al joven Winston a un cansancio tal que creyó que moriría ahogado. “Ví entonces tan de cerca la muerte como ninguna otra vez”. Pero la suerte lo favoreció, y cuando ya se encontraba exhausto y agotado logró llegar a la lancha y subirse a ella.

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Winston Leonard Spencer-Churchill

Mensaje por Dr Heider » Sab Jul 17, 2010 3:54 am

Hola a todos nuevamente

Continúo con este capítulo. Fuente:Winston Spencer Churchill. Sus enfermedades y la medicina de su época. Ricardo Rueda González, MD; FACS. Academia Nacional de Medicina de Colombia. 2008.

Capítulo 5. La Depresión.

Uno de los problemas médicos más importantes de Winston Churchill, que empezó a ser notado desde su niñez y adolescencia y lo acompañó por toda su vida fue la depresión, enfermedad de alta prevalencia, que puede ser inocua o revestir tal gravedad que lleve hasta el suicidio. Es un estado mental que juega un papel preponderante en la personalidad y conducta del ser humano ante las distintas situaciones de la vida y que lo hacer sufrir o gozar intensamente.

El perro negro como la llamaba cuando la afectaba, es uno de los “misterios recurrentes en la familia, asunto que él mismo concientizó y conoció sus peligros”, dice el historiador J. Pearson. Es una condición patológica tremendamente hereditaria. John, Primer Duque de Malgborough, su vida, sus acciones y su extraordinario palacio, tuvieron gran influencia en la vida de Winston, y constituyeron elementos que lo estimulaban a ser grande, pues su temperamento no era del todo distinto al de su antepasado, del cual como se sabe no descendía directamente, pues sus dos únicos hijos hombres fallecieron en la infancia y una ley especial del parlamento hizo que el ducado pasara a su hija mayor, Henrrieta, cuando su padre falleció en 1722. Pero el hijo único de ésta falleció antes que ella, y así el ducado pasó al hijo de Anne, segunda hermana de Henrrieta casada con Charles Spencer, Conde de Sunderland, quien se convirtió en el Tercer Duque de Malborough. Hasta 1818 todos ellos llevaron el nombre Spencer, cuando le agregaron el nombre de Churchill para revivir la memoria del Duque John.

Repasando la personalidad del Primer Duque de Malborough, es claro cómo los comportamientos de los Churchill fueron transmitidos genéticamente. Aunque el linaje Spencer fue menos melancólico, los decimoctavos y decimonovenos Spencer, Condes de Altrhop, quizá transmitieron la personalidad depresiva a la fallecida Diana, Princesa de Gales.

La dureza de su padre, producto de su enfermedad, la sífilis, que le había comprometido su sistema nervioso central, contribuyó indudablemente para que Churchill hiciera episodios frecuentes de depresión. El quería extraordinariamente a Lord Randolph y gozaba o sufría intensamente con sus triunfos y fracasos políticos y parlamentarios.

La obsesión de toda la vida fue su padre y su frustración ante la a veces indiferencia y otras veces agresividad, seguramente lo llevaron desde muy temprana edad a ser un depresivo y así su recuerdo fue para Winston una amargura terrible a lo largo de su vida.

Tiempo más tarde después de haber desempeñado el cargo de Secretario del Interior, comentaba a su médico: “Durante dos o tres años la luz se esfumó del cuadro. Hice mi trabajo. Ocupé mi lugar en la Cámara de los Comunes, pero una sombría depresión se abatió sobre mí”. En esos tiempos a veces tuvo unas actitudes clásicamente suicidas. Evitaba pararse al borde de la plataforma en las estaciones ferroviarias, se mantenía lejos del borde de los barcos evitando así mirar el agua.

Evitaba también mirar o empuñar armas de fuego. En fin tenía conciencia de los peligros del perro negro. Se sabe que desde la niñez había apelado a la agresión como forma de rechazo a la depresión.

Uno de los hechos que motivó estados depresivos mayores a Churchill, fue la amistad de su parienta Unity Mintford, quien militaba en la Unión Británica Fascista, con Adolfo Hitler. Se dice que ella frecuentaba a menudo la Hostería Bavaria a donde el Führer asistía a consumir sus alimentos vegetarianos, para verlo y acompañarlo. Cuentan que Hitler le obsequió una moneda de oro nazi grabada con su firma, asunto que provocó un ataque de celos a Eva Brown.

Pero Clementine tenía también rasgos de este transtorno mental muy marcados y estaba permanentemente convencida que había heredado un “gen caprichoso” que compartía con sus hermanos.

Se conoce que antes de casarse con Winston, después de haber roto su compromiso matrimonial con un pretendiente que casi le doblaba la edad, pasó por un largo período de postración completamente desproporcionado a lo ocurrido; también que a lo largo de su vida cualquier hecho que se saliera de la normalidad la llevaba a dramáticos estallidos de histeria que luego pasaban al letargo, la depresión e incapacidad para afrontar los problemas cotidianos. Todos estos hechos, es posible que hubieran tendido su origen en la niñez por la ausencia de su padre y la inseguridad que ello le ocasionaba.

Churchill, también con marcados rasgos depresivos, se daba perfecta cuenta de que su esposa estaba a menudo en riesgo de presentar un “desequilibrio nervioso” y por esto siempre procuraba en esas situaciones que ella cumpliera rigurosamente las indicaciones del médico, que evitara los esfuerzos excesivos y permaneciera en cama el tiempo que fuera necesario para regresar a la normalidad. Los estallidos histéricos seguidos de desesperación y luego de letargo, le preocupaban, pero los entendía lo suficiente como para prestarle todo su apoyo en esas circunstancias.

El “gen caprichoso” de la familia de Clementine era tal, que en 1921, su único hermano de 32 años, Bill Hozier, apuesto y distinguido ex miembro de la Marina Real, se quitó la vida en un hotel de París, de un disparo de revólver en la cabeza.
Clementine, no fingía estar enferma, pero se apoyaba en los “ataques nerviosos” para huir de las tensiones de la vida con su esposo y llevar un vivir sencillo de hogar, evitando los ambientes de opulencia y competencia social. Por ello, muchas veces, no acompañaba a Winston en sus frecuentes viajes de recreo a Montecarlo, en donde su amigo Emery Reves lo alojaba en La Pausa, su casa de campo, y lo llenaba de fastuosas atenciones en compañía de destacados personajes de la política, los negocios, el cine y las artes. Pero sí, en varias oportunidades tuvo que convivir con el enorme ego de su esposo, tolerando sus más descabellados amigos, aceptando su ilimitada capacidad para el trabajo y comprender el desbordante e insistente deseo de poder que siempre llevaba consigo.

Quizás la depresión llevo a Clementine a no ser naturalmente maternal, era evidente su falta de interés por todos sus hijos, especialmente durante su infancia y adolescencia. Siempre estuvo en desacuerdo con Winston, cuando adquirió por una suma importante de dinero en las ruinas en donde reconstruyó Chartwell, su hermosa casa de campo en Kent. Así mismo, le disgustó sobremanera la compra de costosos caballos de carreras que llevaba a competir a los más importantes hipódromos de Inglaterra, espectáculos rodeados de lujos y gran ostentación de dinero y poderío que ella, detestaba.
La “vida familiar” que tanto amaba Clementine se interrumpía con alguna frecuencia por “ataques nerviosos” que obligan los médicos a hospitalizarla y procurarle diversos tratamientos que llegaban hasta los electrochoques. Se recuerda, por ejemplo, que cuando su hija Diana se suicidó, ella se encontraba recluida en un sanatorio víctima muy posiblemente de una depresión mayor.

La depresión también se hizo aparente en tres de los descendientes de la unión Churchill-Hozier. Randolph, su único hijo hombre, fue alcohólico probablemente como escape a sus frecuentes estados depresivos y no logró llegar a la cima que su padre siempre anhelaba. Falleció joven, habiendo pasado su vida plena de frustraciones, problemas sentimentales y fracasos económicos.

Sarah, hija favorita de Churchill, tuvo dos fracasos matrimaniales, además de una apasionada y clandestina relación sentimental con John Gil Winat, Embajador de los Estados Unidos en Inglaterra, en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial. Sin hijos, no se conoce la causa de su infertilidad. Alternaba períodos de encierro y aislamiento con otros de franca disopmanía. Diana, también terriblemente deprimida, fue hospitalizada en varias ocasiones por cuenta de su neurosis. Fracasó, al igual que Randolph y Sarah, en dos matrimonios, y a la edad de 54 años, madre de tres hijos, se quitó la vida tomando una sobredosis de somníferos.

Mary fue la excepción de la infelicidad de sus hermanos. Su matrimonio fue feliz y a sus cinco hijos logró educarlos en forma excepcional. En la SGM su comportamiento fue ejemplar. Se unió al Servicio Aéreo Auxiliar. También en 1941 llegó a ser suboficial subalterna y fue entrenada para trabajar en baterías antiaéreas y luego de participar en la defensa del sur de Inglaterra contra el arma secreta V1 de Hitler, terminó en Bélgica tomando parte activa en la defensa de Bruselas.
Pero en Randolph, Sarah y Diana tampoco todo fue negativo. También en la SGM el hijo se unió al regimiento de su padre, el 4º de Husares, recién iniciado el conflicto, destacándose como un aguerrido soldado. Se cuenta que cayó en paracaídas en la Yugoslavia de Tito de donde logró escapar herido.

Sarah, ya separada, se alistó en las filas de la filas de la Fuerza Auxiliar Aérea Femenina en 1941; en esta fuerza recibió el nombramiento de oficial y se convirtió en una autoridad en la interpretación de aerofotografías, documentos de la mayor importancia en una guerra aérea.

Diana, por esos días casada por segunda vez, tenía muchas obligaciones en su hogar, pero éstas no fueron impedimento para que realizara trabajos voluntarios como el vigilante de ataques aéreos durante los salvajes bombardeos a Londres.
Clementine tampoco llevaba una actividad pasiva, no descansaba y se dedicaba a algunas actividades filantrópicas; la Flumer Chase Maternity Home, para las viudas de los jóvenes oficiales, muchas de ellas pobres y lejos de sus hogares; la Joung Women´s Christian Association´s Wartime Fund, para ayudar a cuidar de las mujeres del ejército también lejos de sus hogares y en condiciones psicológicas no deseables. Así mismo, tomó parte activa en las labores de la Cruz Roja.

Saludos :-D
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