Von Manstein

Todos los personajes de la Segunda Guerra Mundial

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José Luis
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Mensaje por José Luis » Vie May 18, 2007 1:43 pm

¡Hola a todos!
Von Salza escribió:Jose Luis; ya sabía yo que tú habías tenido acceso a alguna información que te había hecho dudar de la "integridad" de Von Manstein. Es imposible saber si ciertamente dijo lo que pensaba o lo que, en esos momentos, era políticamente correcto. Pero si ya me pongo a dudar hasta de eso, no sólo este tema sino todo sería ya discutible.
Podía haber hecho igualmente una alocución "políticamente correcta" sin necesidad de llegar a esos extremos de adulación, alabanza y casi fanatismo. Pero esa sólo es una prueba más de entre otras actuaciones que no dejan al mariscal, más allá del terreno de las propias operaciones militares, en absoluto bien parado.

Era un claro antisemita, no en el sentido racial del nacionalsocialismo, obviamente, (no deseaba la "erradicación" de los alemanes judíos), sino en el clásico prejuicio histórico-religioso-social del término. En este sentido, el prejuicio antisemita o antijudío de Manstein no era ninguna excepción en Alemania ni en Europa, como tampoco era una excepción, sino una norma, el prejuicio racial contra los negros en Estados Unidos. Pero mientras que en el US Army, con todas las dificultades y barreras que se quieran poner, se podían alistar los negros, la Wehrmacht estaba vedada, salvo excepciones, a los judíos. (Esta situación en el desarrollo histórico del ejército imperial, el Reichswehr y la Wehrmacht merecería un topic aparte, pues es un poco compleja). Así pues, Manstein era de los que defendían, dentro del Heer, el principio general de que un judío jamás podía convertirse en oficial (a no ser que fuese un converso).

Era un convencido defensor del expansionismo alemán hacia el Este, el Drang nach Osten, un fanático anti-comunista, y, a fin de cuentas, un perfecto pangermanista. Tampoco era ninguna excepción, en este sentido, entre el sentir general de sus camaradas de armas, aunque una buena parte de ellos se conformaba perfectamente con que la Alemania de entreguerras pudiera conseguir su status quo fronterizo pre-1914.

Del Frente Oriental es de donde sale más enfangado. No hay duda alguna sobre sus creencias en la superioridad racial aria sobre los inferiores eslavos y su desprecio por los judíos. Su actuación en Crimea no hay por donde cogerla, y su famosa y criminal orden al mando del Undécimo Ejército lo perdió en el juicio al que los británicos lo sometieron en posguerra. Incluso a nivel de relaciones personales con sus subordinados enseñó el plumero de su contumaz oportunismo y su desproporcionada soberbia y egolatría. No le importó acusar y condenar injustamente.

Finalmente, evitó por cualquier medio participar en la conspiración militar contra Hitler y el régimen nazi, prefiriendo dedicarse a "verlas venir". Stauffenberg y Tresckow lo calaron hondo.

Cuando fue destituido y destinado a la reserva del Führer, no tuvo inconveniente en aceptar las gratificaciones materiales del Führer, aunque yo no comparto la tesis "de soborno" defendida por varios autores.

Sus memorias de posguerra desprenden el tufo de lo que para mí tengo claro que fue: un auténtico oportunista.

Si ponemos todos los aspectos negativos del comportamiento de Manstein junto con los positivos en una balanza, ésta se inclina sensiblemente hacia el lado nazi, no hacia el no-nazi (el anti-nazi ni se menta).

Así pues, cada cual que saque sus conclusiones.

Saludos cordiales
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Mensaje por jesus2 » Lun May 21, 2007 11:01 pm

José Luis escribió:No le importó acusar y condenar injustamente.
Hummm.... Me estoy acordando ahora mismo de un pasaje de sus memorias, de cuando comandaba al 11º Ejército en Crimea en el invierno 41-42, en donde de repente aparece un párrafo en el cual da a entender que se vio obligado a ordenar el fusilamiento de varios soldados por deserción.

Me extrañó en su momento la aparición de semejante texto, y más aún su longitud. Aunque no es un fragmento muy largo, von Manstein usa bastante tinta para describir, bajo su punto de vista este incidente.

No sé si en el libro de Stein aparece algo al respecto. Te agradecería, José, que me indicaras algo al respecto. Gracias.

Saludos al foro.
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Mensaje por José Luis » Mar May 22, 2007 12:57 am

¡Hola a todos!
jesus2 escribió: No sé si en el libro de Stein aparece algo al respecto. Te agradecería, José, que me indicaras algo al respecto. Gracias.
Saludos al foro.
¡Hola, Jesús!

Todavía no he leído el libro al completo, pero cuando escribí esa frase que has referenciado no estaba pensando en los fusilamientos ordenados por Manstein, sino en su comportamiento indecente (en mi opinión personal) con von Sponeck, un oficial por el que siento un gran respeto. (Si quieres, repasa el topic que abrí sobre el juicio del coronel general von Fritsch en la sección del Periodo de Entreguerras, en lo que concierne a Sponeck, su enfrentamiento a Göring y su trágico destino, en el cual Manstein jugó su parte, aunque muy lejos de esperar tal final).

Estoy de acuerdo con Stein en que la campaña de Crimea fue la actuación más débil de Manstein en el terreno militar, y sin embargo le granjeó el bastón de mariscal. Durante los reveses que sufrió en diciembre-41, tendrás que recordar su relevo del conde von Sponeck, que había sido Ia del distrito militar de Berlín cuando Manstein era jefe de estado mayor, y lo conocía bien; en Crimea mandaba el XLII Cuerpo bajo el control del Undécimo Ejército de Manstein. Siguiendo el relato de Stein, cuando se tomó Kerch, se le ordenó la preparación de la operación “Wintersport”, un desembarco en Taman, pero tuvo que ceder dos de sus divisiones, una que se necesitó cuando los soviéticos rompieron por el Mius en Ucrania, y la otra requerida por el propio Manstein para reforzar el ataque sobre Sebastopol. Así que Sponeck se quedó sólo con la 46ª División de Infantería del teniente general Himer, sin artillería ni blindaje. Entonces, el 26 de diciembre de 1941 los soviéticos desembarcaron en Kerch y Sponeck solicitó inmediatamente refuerzos al Undécimo Ejército, refuerzos que le fueron negados. Sabiendo que no podía defender la península, pidió permiso a Manstein para evacuarla. Manstein le prohibió la retirada.

Tres días más tarde los rusos desembarcaron en Feodosia, Sponeck consideró su situación desesperada y decidió de motu propio abandonar la península de Kerch. Manstein le envió una orden en contra a las 10.09 am que, por comunicaciones defectuosas, no alcanzó la división de Himer antes de la 01.00 pm. Con la evacuación en marcha, Himer ya no pudo detenerla.

Manstein se enfureció con Sponeck (que había actuado conforme a su conciencia y a la apreciación de la situación de su cuerpo), y lo relevó inmediatamente, no en base a su acción independiente, sino porque creyó que Sponeck no estaba a la altura de la situación crítica que se había desarrollado en Kerch. Manstein informó de su decisión al comandante en jefe del GES, Reichenau, y éste lo reportó al OKH. Sponeck solicitó una corte marcial para justificarse, pero Hitler se la negó y, recuerda su orden de resistir a todo trance cuando la contra soviética, ordenó que lo sometieran inmediatamente a un juicio militar. A Sponeck habían de seguirle Guderian y Hoepner.

Sponeck fue sometido a un tribunal presidido por el coronel general Haase, que aceptó el nombramiento bajo la condición de que una eventual sentencia de muerte sería conmutada por un arresto en prisión. Hitler acordó y envió a Göring de supervisor (Göring se las tenía guardadas a Sponeck desde el juicio del coronel general Fritsch). Los generales Eugen Müller y von Seydlitz-Kurzbach (quien no pudo zafarse a pesar de sus intentos, pues Sponeck había sido su antiguo comandante) actuaron de jueces asistentes. En el juicio, Sponeck aseguró que no dudaría un instante en actuar de la misma manera si tuviera que hacer frente a una situación similar. Pocos días después, en una entrevista entre Hitler y Antonescu, en la que el primero despotricó contra Sponeck, Antonescu le replicó que él actuaría exactamente igual que Sponeck. El valiente general fue sentenciado a pena de muerte, y Hitler le conmutó la pena por seis años de prisión. Sponeck fue separado del ejército aunque continuó recibiendo su paga completa.

Luego Manstein intentó que se anulase la sentencia, pero Sponeck ya estaba perdido. El 22 de julio de 1944 Himmler ordenó la ejecución de Sponeck; su viuda fue enviada a un campo de concentración y sus propiedades confiscadas.

Stein considera que Manstein actuó conforme a su autoridad al relevar a Sponeck, pero cuestiona la manera en que lo reportó al nivel superior (Reichenau incluso prohibió que la 46ª División de Infantería recibiera galardón alguno; cuando murió poco después, su orden sería revocada por su sucesor).

Lo que no cabe duda es que Sponeck decidió entre desobedecer una orden y salvar así de la destrucción a una división bajo su control operacional, o, por el contrario, obedecer y condenar a los hombres de la 46ª. Decidió por lo primero, algo que sin duda hubieran agradecido los desgraciados del Sexto Ejército casi un año más tarde en Stalingrado, donde el mariscal Manstein tampoco salió bien parado.

Con todo, llama la atención que Manstein, en sus memorias, no deja de quejarse repetidamente de lo limitada que tenía su libertad operacional por las interferencias de Hitler y su crónica negativa a permitir una retirada. En cambio, en Crimea en diciembre de 1941, con el ejército alemán completamente exhausto y en medio de una contraofensiva general soviética, el general Manstein no fue capaz o no quiso ver la delicadísima situación estratégica en que se encontraba, y la completa ilusión de pretender tomar Sebastopol por esas fechas. Y quien clamaba por libertad operacional para sí mismo fue incapaz de concedérsela a un comandante de cuerpo bajo su mando, con una cuadro de la situación de su cuerpo mucho más preciso que el que tenía Manstein. Un oficial, el general Sponeck, que por otra parte había demostrado un coraje moral y físico del que carecía Manstein, pues él sí se enfrentó abiertamente al régimen nazi, a diferencia del futuro mariscal.

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Mensaje por José Luis » Mar May 22, 2007 12:42 pm

¡Hola a todos!

El asunto Sponeck merece este post, que adelanto es un poco extenso.

Las citas que siguen corresponden al Victorias Frustradas de Manstein en su edición de Inédita.

[No cabe duda de que, dominado el mar como lo estaba por la flota roja, esta decisión del mando del ejército suponía un elevado margen de riesgo en la empresa de dejar las costas tan desamparadas. Un riesgo que, a pesar de todo, parecía tolerable si el ataque a Sebastopol se llevaba a cabo pronto, antes de que el enemigo tuviese tiempo de traer por mar, desde el Kuban o del Cáucaso, fuerzas de refresco para emprender nuevas acciones] p. 297

Luego Manstein escribe que se fija el 27-28 de octubre como fecha para el ataque. Pero llegó el invierno ruso, provocando una serie de demoras en la fecha del ataque, que quedó finalmente establecido para el 17 de diciembre (llamo la atención. 12 días después de que el Ejército Rojo comenzase su contraofensiva general en el Frente Oriental).

Luego comenta Manstein en la página 298: [En efecto; el 17 de octubre, el Cuartel General del Grupo de Ejércitos había ordenado la urgente cesión de la 73ª y la 170ª Divisiones de Infantería, en vista de que la situación en Rostov se había tornado crítica. Todas las objeciones del mando del Decimoprimer Ejército en el sentido de que esta disminución de nuestra fuerza imposibilitaría el ataque a Sebastopol, consiguieron únicamente que nos fuese asignada la 170ª División, que avanzaba por la costa sur para incorporarse al XXX Cuerpo de Ejército, que ya no habría llegado tampoco a tiempo a Rostov. Con lo que seguía sin desvirtuar la fundada presunción de que la retirada de la 73ª División minaba por su base el ataque principal del norte, al sustraerle las indispensables reservas. Ante la necesidad de tomar una decisión, el mando del ejército optó por la aventurada de proceder al ataque incluso en circunstancias tan dudosas]

Sigue en la página 299: [En esta situación sobrevinieron los desembarcos soviéticos primero en Kerch y luego en Feodosia. Imagínese el lector cómo no sería de apretado el trance para nosotros cuando todas nuestras fuerzas, menos una división alemana y dos brigadas rumanas, luchaban por la toma de Sebastopol].

En realidad, el lector (yo) lo que piensa es cómo, con tales peligros y amenazas reconocidos de antemano, el mando del ejército (es decir, Manstein, que era el comandante en jefe del Undécimo Ejército en Crimea y que tenía total libertad operativa, pues, página 264 de sus memorias, como reconoció: “Considero, además, que la campaña del Decimoprimer Ejército en Crimea no limita su interés al círculo estrecho de los que en ella intervenimos, sino que merece la atención de más vastas esferas. Es, en efecto, uno de los pocos casos en que todavía pudo un ejército operar con autonomía en un escenario aparte, reducidas las fuerzas a sus propios medios, pero también exentas de intromisiones del mando supremo.”), digo que cómo en tales circunstancias el ambicioso general Manstein decidió tan aventurada operación, sabiendo como sabía que no sólo Kerch y Sponeck quedaban malamente expuestos a un ataque soviético que no podría rechazar la reducida fuerza de combate que había en la península, sino también –pero mucho más importante- que toda la Wehrmacht estaba al borde del colapso en el Frente Oriental debido a su casi completo agotamiento y a la contraofensiva soviética del 5-6 de diciembre de 1941.

Sigue en pp. 299-300: [A la vista estaba que tendríamos que retirar inmediatamente fuerzas del asedio y volcarlas sobre los puntos en peligro, pues la menor dilación podría sernos fatal. Por otro lado, ¿íbamos a renunciar al asalto de Sebastopol en el momento justo en que todo parecía indicar que bastaría un pequeño empujón más para alcanzar cuando menos el dominio de la ensenada de Sswrernaja? (…) Por eso optó el mando del ejército por retener de momento las fuerzas íntegras del cerco, incluso después de los desembarcos rusos en Feodosia. Por de pronto, solamente se suspendió el ataque del XXX Cuerpo de Ejército para ordenar la salida de la 170ª División hacia la península de Kerch, necesitada de socorro urgente. En cambio, de acuerdo con el comandante en jefe del LIV Cuerpo de Ejército y con los mandos de sus divisiones, nos dispusimos a hacer un último esfuerzo para alcanzar el objetivo de Ssewernaja. Como siempre, respondieron las tropas rindiendo cuanto humanamente cabía esperar de ellas y el 16º Regimiento de Infantería, al mando del coronel von Choltitz, penetró incluso, como extremo de la cuña, en las primeras defensas del Fuerte Stalin. Pero también con ello había apurado sus últimas energías. En efecto, el 30 de diciembre los comandantes de las divisiones atacantes comunicaban que no veían probabilidad alguna de seguir adelante por más que lo intentasen. En vista de lo cual, el mando del ejército dio la orden definitiva de desistir del ataque, después de haber convencido a Hitler en conferencia telefónica de la necesidad de hacerlo así por la situación en extremo delicada del Grupo de Ejércitos. Luego, todavía tuvo que ordenar, por mucho que esta renuncia le costase la retirada del frente norte a las alturas nórdicas del valle del Belbek, sin cuyo repliegue hubiera sido imposible liberar fuerzas suficientes para atender a los lugares amenazados. El que Hitler reprobase esta última medida (por más que tampoco pudiese remediarla) como opuesta a su reciente disposición de no ceder voluntariamente ni una pulgada de terreno, poco contrapeso podía hacer en nuestro ánimo al sentimiento de responsabilidad para con unas fuerzas tan sacrificadas ya. Justamente pensando en ellas y en el deber de conservarlas, era como habíamos llegado a la decisión]

Con este vertedero de cinismo en mente, llegamos ahora al punto donde Manstein entra de lleno en la situación de Sponeck, p. 301: [El 26 de diciembre había desembarcado el enemigo con dos divisiones a ambos lados de la ciudad de Kerch……La situación del XLII Cuerpo de Ejército (general conde Sponeck), reducido a la sola 46ª División de Infantería para defender la península, no era ciertamente envidiable. En efecto, el conde Sponeck solicitó seguidamente del Alto Mando del Ejército autorización para evacuar la península de Kerch, en la esperanza de que en la garganta de Parpatsch lograría correr un cerrojo, infranqueable. Nuestro mando, sin embargo, no compartía su parecer. Porque si el enemigo lograse poner pie en Kerch, ya nos encontraríamos con un segundo frente en la península y con una situación, por ende, extraordinariamente peligrosa para el ejército, en tanto éste no hubiese dado cima a la acción de tomar el fuerte de Sebastopol.

De aquí que le ordenásemos al XLII Cuerpo de Ejército que aprovechase las iniciales condiciones de debilidad del enemigo recientemente desembarcado para lanzarlo nuevamente al mar. Al mismo tiempo, y para que todos los efectivos de la 46ª División quedasen libres de entregarse a la sola tarea de rechazar el desembarco, dispuso la salida para Feodosia de la 4ª Brigada de Montaña rumana….y de la 8ª Brigada de Caballería rumana…a fin de que las dos previniesen cualquier desembarco enemigo en la vulnerable zona de Feodosia….

La 46ª División consiguió así ir reduciendo hasta el 28 de diciembre las cabezas de puente enemigas al norte y sur de Kerch, hasta dejarlas en un pequeño resto tan sólo en la orilla norte. A pesar de lo cual, el conde Sponeck insistió aún en su petición de autorización para evacuar la península de Kerch. Por nuestra parte, prohibimos terminantemente la evacuación, convencidos de que del abandono de la península habría de resultar una situación imposible de dominar con los recursos de nuestro ejército
]

Pero el 29 de diciembre los soviéticos desembarcaron en Feodosia bajo la “protección de importantes fuerzas navales”. Las pocas fuerzas alemanas que allí había no pudieron impedir el desembarco, y las dos brigadas rumanas que se habían despachado no llegaron a tiempo de intervenir. El Cuartel General de Sponeck quedó sin comunicación telefónica, y sobre las diez de la mañana dice Manstein que recibieron un radiomensaje con la información de que Sponeck había ordenado la evacuación de Kerch en vista del desembarco soviético producido en Feodosia. La contraorden de Manstein no llegó a tiempo.

Manstein fundó sus esperanzas en echar a los rusos de Feodosia con el cuerpo de montaña rumano, pero los resultados fueron diametralmente opuestos a los esperados. Los rumanos piantaron. Por su parte, la 46ª División, en contra de lo que creía Manstein, consiguió llegar al paso de Parpatsch, aunque para ello tuvo que sacrificar su armamento pesado. Como las cosas no salieron como Manstein esperaba (o mejor dicho, como los argumentos de Manstein en contra de la retirada de Sponeck no se materializaron), el futuro mariscal pega un cambio al asunto y echa la culpa a la inoperancia rusa por no aprovechar la ocasión para destruir (si la persiguiera con empeño) a la 46ª División, a los rumanos y, por último, a su ejército.

Y ahora llega el colofón, pp. 304-307: [La evacuación de la península de Kerch dio lugar a medidas del Alto Mando que estimo injustificadas y que considero mi deber puntualizar aquí en reivindicación de nuestros valerosos soldados. El entonces comandante del Grupo de Ejércitos Sur, mariscal de campo von Reichenau, dispuso como primera providencia que la 46ª División de Infantería quedase inhabilitada para obtener condecoración alguna…..Desgraciadamente, hasta después del fallecimiento del mariscal de campo von Reichenau –ocurrida poco después- no pude conseguir la revocación de aquella orden infamante e injusta, levantada al fin por el mariscal von Bock….

El caso del conde Sponeck pone de manifiesto lo trágico del conflicto entre el deber de la obediencia y el propio criterio sobre las necesidades operativas en que con frecuencia se ven los jefes militares de elevada categoría. Saben que, en caso de desobediencia se juegan la cabeza; y, sin embargo, pueden hallarse en la necesidad de proceder en contra de lo ordenado. Es un conflicto que solamente a los soldados se les presente con tan crudos perfiles.

Verdad es que yo mismo le había retirado el mando al conde Sponeck después de tener noticia de que la península de Kerch había sido evacuada por orden suya, contra lo dispuesto terminantemente por mí como comandante del ejército. Pero yo no le despojé del mando por el hecho de que hubiese actuado por su cuenta. Que más de una vez había tenido que operar yo mismo infringiendo órdenes de Hitler, para no justificar ahora en mis subordinados el irrenunciable derecho a proceder en caso extremo según su leal saber y entender. No; lo que me había movido a retirarle el mando había sido más bien mi presunción de que no era Sponeck entonces el hombre que una situación tan crítica como la de la península de Kerch reclamaba, después de la tremenda tensión a le habían sometido las duras luchas para salvar el Dnieper. Por eso había nombrado en su lugar al muy calificado comandante de la 72ª División de Infantería, general Mattenklott
.]

Manstein sigue dando sus explicaciones y todos los intentos que realizó para rehabilitar a Sponeck, concluyendo “Cuantos le hemos conocido sabemos, sin embargo, que fue un soldado pundonoroso y un jefe siempre consciente de su responsabilidad, y como tal vivirá en nuestra memoria."

Bien, este post se ha extendido un poco y quizás he abusado de las citas del Victorias Frustradas de Manstein (Inédita), pero considero que es necesario para establecer, según mi criterio, las siguientes conclusiones:

1) Manstein gozó de autonomía al mando del Decimoprimer Ejército en la campaña de Crimea (unos nueve-diez meses)

2) A finales de noviembre de 1941 las formaciones y unidades de la Wehrmacht en el Frente Oriental estaban humana y materialmente agotadas. El punto de culminación de la campaña ya se había alcanzado a finales de octubre. Cualquier avance posterior, como es de manual, estaba no sólo condenado al fracaso, sino expuesto al desastre.

3) El plan de ataque de Manstein para capturar Sebastopol se engendró en medio de esas funestas condiciones estratégicas generales y en contra de una serie de peligros reales que el mismo Manstein reconoció y relató.

4) Su plan dejaba expuesta totalmente la península de Kerch a un probable ataque soviético. En ella sólo estaba el cuartel general del XLII CE (Sponeck) y la 46ª DI.

5) Cuando los soviéticos desembarcaron en Kerch el 26 de diciembre, Manstein, incluso sabedor del extraordinario peligro que corría, no canceló su ataque a Sebastopol.

6) Cuando tres días después, el 29 de diciembre, los soviéticos desembarcaron igualmente en Feodosia, Manstein ya no tuvo más remedio, al día siguiente, de cancelar su ataque contra Sebastopol, pero era demasiado tarde para solventar la situación producida en Kerch y Feodosia.

7) Los hechos, que no los argumentos teóricos, dieron la razón a Sponeck, pues salvó su división de un desastre cierto (esperar que los rumanos le echaran una mano era tanto como esperar casi un año más tarde que los rumanos, húngaros e italianos salvasen la amenaza de ruptura y cerco contra el Sexto Ejército de Paulus). Sponeck estaba en el lugar de los hechos, en la línea de frente; Manstein estaba en su cuartel general.

8) Cuando las contramedidas de Manstein fracasaron estrepitosamente y cuando sus argumentos en contra de la retirada de Sponeck se vieron hueros, el futuro mariscal echó la culpa a la inoperancia del mando soviético.

9) Pero la realidad demuestra, sin lugar a la duda, que los peligros y la situación desesperada del ejército de Manstein en Crimea a finales de diciembre de 1941 fueron el producto esperable de sus propias decisiones anteriores.

10) Si Manstein simplemente hubiese cambiado a Sponeck de mando, no habría necesitado comunicar en los términos que lo hizo realmente su destitución a Reichenau, su inmediato superior. Con los precedentes de Hitler y su orden de ni un paso atrás, Manstein tenía que saber que una destitución en esos términos perderían a Sponeck, que además, y Manstein lo sabía, era un declarado anti-nazi. Tengo para mí que la destitución de Sponeck fue la manera que tuvo Manstein de encontrar un chivo expiatorio para desviar la atención de su calamitoso plan de ataque contra Sebastopol.

Finalmente, los hombres que lucharon en Sebastopol con Manstein tienen algo que decir del mariscal. Cuenta Stein en su libro que sobrevivientes de la batalla de Sebastopol, que aparecen en un vídeo de Knopp, se quejaron de que Manstein los consideraba simplemente como piezas de ajedrez que él movía a voluntad. Añadieron que la promesa de Manstein a Hitler de que tomaría Sebastopol a toda costa antes de la Navidad de 1941 fue un crimen contra sus soldados.

Ese crimen no lo cometió Graf von Sponeck.

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Mensaje por beltzo » Mar May 22, 2007 1:38 pm

Hola a Todos:

Entra en lo posible que Manstein no fuese nazi, pero su comportamiento fue digno de ellos y a mí personalmente eso me basta, solo hay que leer su famosa orden donde mezcla judíos con comunistas y partisanos. En lo que se refiere a sus discrepancias con Hitler fueron siempre militares y nunca políticas, cuando Kluge y Rommel se pusieron a sus órdenes para lo que hiciera falta hizo mutis por el foro, vamos que de oponerse a Hitler de alguna manera nada de nada.

En cuanto al incidente de Sponeck, no lo conocía en detalle, pero es algo que no me sorprende en absoluto teniendo en cuenta que algo parecido haría posteriormente con el VI ejército. También debo decir que debo ser de los pocos, sino el único, que no se siente impresionado por la actuación de Manstein en la guerra, es decir, reconozco su genio operacional, pero su desprecio por la suerte del soldado de a pie me parece un lunar muy negro, demasiado negro, en su contra.

Saludos
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Mensaje por José Luis » Mar May 22, 2007 7:31 pm

Dos notas más sobre el teniente general Graf Hans Emil Otto von Sponeck.

Sus últimas palabras delante del pelotón de fusilamiento el 23 de julio de 1944: “Durante cuarenta años he servido a mi país natal al cual he amado con todo mi corazón como soldado y oficial. Si hoy entrego mi vida, muero con la esperanza de una Alemania mejor.”

Nacido en 1888 se había casado en 1910 con Anneliese Honrichs (1889-1961), con la que tuvo dos hijos: Hans Wilhelm Otto (1913), que murió en el frente oriental combatiendo en el Don, y Hans Curt (1911), que sobrevivió a la guerra sirviendo en la Luftwaffe y murió en 1999. En 1938 se casó con Gertrud Konitzer (1903), con la que tuvo a Hans-Christof (1939), que fue uno de los primeros objetores de conciencia en la República Federal Alemana y se convirtió en un alto diplomático de la Unión Europea.

Despues de la guerra se honró al teniente general Sponeck con los barracones regimentales de la fuerza aérea que llevan su nombre: III./Luftwaffenausbildungsregiments 3 Hans-Graf-von-Sponeck-Kaserne

Fuente:
http://www.historic.de/Militar/Personen ... poneck.htm

Por cierto, una web con excelentes fotos de Sponeck.

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Mensaje por josan » Mar May 22, 2007 8:09 pm

Interesante post,que descubre aun mas lo que ya barruntaba del "genial estratega" Manstein.
Tu lo has dicho,Jose Luis,correctamente,era un oportunista y un ejemplo mas,de aquellos generales alemanes,que hicieron ciertas cosas durante la guerra,y luego intentaron despues de ella,hacer comulgar al mundo con ruedas de molino.
Teniendo en cuenta la disciplina inherente al ejercito aleman,es significativo que sus soldados tuvieran esa opinion de el.Totalmente de acuerdo tambien con lo dicho por Beltzo,gracias a ambos,y un saludo.

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Mensaje por jesus2 » Mar May 22, 2007 11:59 pm

Gracias por tu comentario, José. Intuía de antemano que el comentario no iba en esa dirección. Pero por si acaso...
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Mensaje por José Luis » Mié May 23, 2007 12:44 pm

¡Hola a todos!

Dos apuntes más para zanjar, por mi parte, el “asunto nazi” en el caso Manstein.

En el interrogatorio por parte soviética (General Aleksandrov) del lunes 12 de agosto de 1946, Manstein, en respuesta al general soviético, dijo que no fue un general político ni un general nacionalsocialista en el sentido que daba a entender su interrogador. Véase:

http://www.yale.edu/lawweb/avalon/imt/proc/08-12-46.htm

I was not a political general, nor was I, shall we say, a National Socialist general in the sense in which you mean it

Es legítimo interpretar que el propio Manstein no se colocó totalmente fuera del nacionalsocialismo, lo que viene a confirmar la clara consciencia de Manstein de la afinidad que he establecido anteriormente entre su ideología y ciertos aspectos centrales de la ideología nacionalsocialista.

El otro apunte viene reseñado por Stein en su libro, aunque éste le quita trascendencia alguna. Pero yo no. Se trata de su mujer, Jutta Sibylle von Loesch, con la que von Manstein se casó en 1920. Ingresó en el NSDAP y fue miembro activo del Partido. Alexander Stahlberg, ayudante de Manstein, le comunicó a von Tresckow que la mujer de Manstein era 150% nazi y que por tanto debía tener cuidado con Manstein (cuando lo pensaron para la conspiración contra Hitler). Stein dice que Manstein estaba por encima de lo que pensara o hiciera su mujer, pero tengo para mí que esto sólo se podría decir si Manstein fuese un claro anti-nazi (tenía una fuerte personalidad y era independiente en sus criterios, por lo que de ser un decidido oponente al régimen nazi, tengo claro que Manstein no se dejaría influenciar por su mujer). Pero como no lo era en absoluto, lo más que puedo aventurar es que sus convicciones ideológicas (cuestión de la superioridad racial, cuestión judía, el Drang nach Osten, etc.) se vieron sustentadas y, en todo caso, alentadas por su esposa.

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Leiva
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Mensaje por Leiva » Dom Jun 17, 2007 12:58 am

No me gusta criticar ni entrar en debates sobre la ética de nadie, me gusta mucho más un debate sobre historia o estrategia; pero ya que nadie defiende a Manstein y éste no puede defenderse por haber fallecido, me veo en la situación de tener que decir yo algunas cosas en su defensa.

Muchas acusaciones se han vertido contra él: se le ha tachado de oportunista, de desleal, de aceptar recompensas, de pronazi, etc Vamos por partes:

MANSTEIN, EL OPORTUNISTA

Se ha acusado a Manstein de “contumaz oportunismo” y de “desproporcionada soberbia y egolatría”, aunque nunca perteneció al partido nacionalsocialista en una época en la que para medrar lo fácil era inscribirse en el partido, como hicieron muchos otros militares, policías y funcionarios.

Cuando ideó el plan que derrotó a Francia se dedicó a enviar memorandum tras memorandum al OKH criticando el plan que este había elaborado. ¿Es propio de oportunistas criticar los planes de los superiores?. Su gran “oportunismo” fue pagado por el OKH destituyéndolo del puesto que ocupaba como jefe de estado mayor del grupo de ejércitos de von Rundsted.

Cuando era jefe del Grupo de Ejércitos Sur en 1943 y 1944, ¿se dedicaría un oportunista a enfrentarse una y otra vez con Hitler para que le autorizara las retiradas que consideraba necesarias?, ¿pediría un oportunista al mismo Hitler que dejara la dirección de la guerra en diversas ocasiones?, ¿interrumpiría un oportunista a Hitler cuando en un discurso a sus generales hizo comentarios despectivos contra el ejército?, ¿y no iría corriendo un oportunista a denunciar la existencia de una conspiración contra Hitler cuando se le propuso formar parte de ella?. Lo realmente increible es que tras toda esta serie de actos “oportunistas” no acabara degradado, expulsado del Ejército o fusilado como Hoepner. Probablemente lo único que lo salvó es que era demasiado buen general como para prescindir de él.

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Mensaje por Leiva » Dom Jun 17, 2007 1:04 am

MANSTEIN, EL CODICIOSO

También se le acusa de haber aceptado recompensas de Hitler cuando éste lo pasó a la reserva. Hay que decir que las recompensas del Estado a generales que han obtenido éxitos en el campo de batalla son algo muy habitual no sólo en Alemania, sino en casi todos los países, y que aceptar estas recompensas no es ningún delito, ni un acto del que uno tenga que sentirse avergonzado, ni una acción por la que un general pueda ser juzgado por un tribunal internacional. En fin, que aceptar este tipo de premios no es algo especialmente denostable. Creo recordar que la República de Weimar concedió a Hindenburg un premio extraordinario por sus servicios durante la primera guerra mundial consistente en una finca inmensa en Prusia Oriental.

MANSTEIN, EL DESLEAL

En cuanto a la acusación de deslealtad con Sponnek y de haber causado su muerte, se olvida que esta fue ordenada por Hitler o por Himmler, y no por Manstein. Manstein lo único que hizo fue destituirlo, y forma parte de los deberes del jefe de un ejército la destitución inmediata de los comandantes de división que a su juicio no estén a la altura de las circunstancias. Por supuesto que puede cometer errores al tomar decisiones de este tipo, pero mientras actuase en conciencia no cabe otra acusación que la de posible incompetencia en el mando, la cual no creo que sea la más apropiada para Manstein.

Manstein se limitó a quitarle el mando de la división, como era su deber, y ni lo sometió a juicio, ni lo condenó, ni ordenó su muerte. Quitarle el mando pudo o no ser un error, pero no es un acto vilipendiable de ninguna manera.

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Mensaje por Leiva » Dom Jun 17, 2007 1:08 am

MANSTEIN, EL NAZI

A pesar de que Manstein jamás perteneció al NSDAP, se ha afirmado que hay “alguna prueba y no pocos indicios que lo acercan bastante al pensamiento nacionalsocialista y a Hitler”

Se dice que tenía ideas antijudías. Lo cierto es que cuando se descubrió que un amigo tenía que abandonar el ejército porque su madre tenía un 50% de sangre judía, Manstein escribió una carta a Reichenau pidiendo que exceptuara de la medida a los oficiales que ya estaban en el ejercito y que la medida se aplicara sólo a los nuevos candidatos a oficial. A pesar de todo se afirma con toda rotundidad que “no hay duda de que compartía la idea de la superioridad aria” o “Era un claro antisemita” o “No hay duda alguna sobre sus creencias en la superioridad racial aria sobre los inferiores eslavos y su desprecio por los judíos”. Si Manstein tuviera esas ideas no veo por qué iba a escribir esa carta.

Quizás parezca poca cosa pedir una excepción a favor de los oficiales judíos, en lugar de pedir que no se aplicara la ley. Sólo que esta petición era completamente inútil, mientras que la de Manstein perseguía un objetivo factible aunque limitado. La única conclusión que se puede extraer es que Manstein era realista al seleccionar objetivos, deducir de esto que tenía prejuicios antijudíos me parece que carece completamente de base.objetiva

Se le acusa de anticomunista como si eso fuera un execrable acto criminal; cuando hasta los actuales comunistas reniegan del comunismo de aquella época. Y no sin razón, por cierto, ¿o acaso hay que recordar los millones de víctimas de Stalin en su propio país; o las víctimas de las atrocidades comunistas cuando invadieron Polonia en 1921 y 1939, o los países bálticos en 1940; o los crímenes cometidos por los comunistas en nuestro propio país durante la guerra civil?.

Se le acusa de pangermanista, o sea, de ser partidario de que todos los europeos de lengua alemana fueran miembros de una única nación.. Por más que me esfuerzo no veo qué hay de odioso en ello. Es como si fuera inmoral ser partidario de que todos los europeos formemos una sola nación (paneuropeísmo) o todos los hispanohablantes tengamos una única nación (panhispanismo). Tanto más cuanto que la inmensa mayoría de los alemanes, austriacos, polacos de Danzig, checos de los sudetes y lituanos de Memel eran partidarios de esta idea. De hecho, la ciudad de Memel, por ejemplo, formó parte de Alemania desde su fundación en la edad media hasta 1919. Lo extraño sería que prefirieran ser lituanos antes que alemanes. En fin, un crimen pensar de esta manera.

Se le acusa de parecerle bien la política de Hitler anterior a la IIGM. Esta política incluyo varias cosas: el pangermanismo, del que ya hemos hablado, la práctica expulsión de los judíos, de la que ya hemos visto las reacciones de Manstein etc., pero lo más relevante políticamente que hizo Hitler antes de la IIGM y lo que más partidarios le procuró fue sin duda acabar con el altísimo paro que había en Alemania al principio de los años treinta.

En estos años todo el mundo desarrollado estaba atravesando el periodo llamado “la gran depresión”, la crisis económica más grave que ha habido desde que se inició la revolución industrialen el siglo XVIII. Sin embargo, mientras otras naciones seguían con un porcentaje de paro en torno al 30%, Hitler acabó totalmente con el paro; y lo consiguió no por haber restaurado el servicio militar, sino fundamentalmente por su política de obras públicas. Esta política recibió el respaldo de J.M. Keynes en cuanto a su fundamento teórico, y hoy día nadie discute su eficacia. Quizá alguien se sorprenda de que hubo un tiempo en el que se creía que las obras públicas no podían reducir el paro, pero en aquella época la mayoría de los gobiernos pensaban que serían contraproducentes. Que Hitler obtuvo un éxito tremendo en su lucha contra el paro es algo indiscutible, y si hoy día se reconocería este mérito en cualquier político, ¿cómo nos sorprendemos de que Manstein y el resto de los seres humanos que padeció aquella gran crisis no valorara positivamente el haber superado una situación económica tan grave?.

Otra de las pruebas que se han propuesto como demostración del nazismo de Manstein es que se mantuvo al margen del complot del 20 de julio del 44. A propósito de esto se olvida que, para bien o para mal, Hitler fue elegido democráticamente por los alemanes para dirigir su país, era el dirigente legítimo de Alemania y, en consecuencia, cualquier intento de golpe de Estado debía ser considerado en primera instancia como un acto de traición al propio país. Otra cosa es que hubiese razones excepcionales que justificasen en unas circunstancias muy concretas el intento de golpe de Estado, pero de ahí a considerar pronazi a todo aquel que no colaboró con el golpe hay un gran trecho.

Y más si se tiene en cuenta el proyecto de rendición incondicional que proponían los aliados concretado en el plan Morgenthau: división y reparto de Alemania en zonas, ocupación permanente del país, eliminación total de la industria alemana, etc.Ante esta alternativa no tiene nada de extraño que muchos militares no apoyasen un golpe que iba a suponer la pérdida inmediata de la guerra y la destrucción de Alemania como nación.

Finalmente, en cuanto al juicio de Manstein que hicieron los ingleses por crímenes de guerra, por el que fue condenado a 18 años de prisión, siento no haber podido encontrar el texto de la sentencia en la red, por lo que si alguien conociera el enlace le ruego que lo inserte, No obstante, hay una cosa que no se ha dicho sobre el juicio: que fue considerado profundamente injusto por .... ¡los propios ingleses!, hasta el punto que un grupo de personalidades y generales ingleses contribuyó a pagar la defensa de Manstein, En este grupo estaban entre otros Churchill y Montgomery.

Saludos.

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José Luis
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Mensaje por José Luis » Lun Jul 02, 2007 12:07 am

¡Hola a todos!

Aparte de no haber leído las actas del interrogatorio de Manstein en el juicio de posguerra que lo sentenció a 18 años de prisión, como se desprende de tu propia información,

¿Qué has leído sobre Manstein? ¿Has leído las memorias de Alexander Stahlberg? ¿Has leído el trabajo de Marcel Stein? ¿Has leído las memorias de von Gersdorff? ¿Has leído los trabajos de Peter Hoffmann sobre la resistencia alemana y Staunffenberg? ¿Has hablado con Bryan Mark Rigg, quien se entrevistó con Stahlberg en Alemania?

Te pregunto esto porque yo sí he leído los interrogatorios, esas obras citadas y he hablado con Bryan Mark Rigg sobre Manstein.

Y por cierto, Manstein sí tiene quien lo defienda, si así lo creyese oportuno. Su hijo Rüdiger. Pero nunca lo ha hecho, como tampoco nunca ha dejado que se estudien los papeles de su padre. ¿Adivinas por qué?

Saludos cordiales
José Luis
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Mensaje por Leiva » Mié Jul 04, 2007 9:45 pm

José Luis escribió:¡Hola a todos!

Aparte de no haber leído las actas del interrogatorio de Manstein en el juicio de posguerra que lo sentenció a 18 años de prisión, como se desprende de tu propia información,

¿Qué has leído sobre Manstein? ¿Has leído las memorias de Alexander Stahlberg? ¿Has leído el trabajo de Marcel Stein? ¿Has leído las memorias de von Gersdorff? ¿Has leído los trabajos de Peter Hoffmann sobre la resistencia alemana y Staunffenberg? ¿Has hablado con Bryan Mark Rigg, quien se entrevistó con Stahlberg en Alemania?

Te pregunto esto porque yo sí he leído los interrogatorios, esas obras citadas y he hablado con Bryan Mark Rigg sobre Manstein.

Y por cierto, Manstein sí tiene quien lo defienda, si así lo creyese oportuno. Su hijo Rüdiger. Pero nunca lo ha hecho, como tampoco nunca ha dejado que se estudien los papeles de su padre. ¿Adivinas por qué?

Saludos cordiales
José Luis
Quisiera disculparme ante todos los miembros del foro por haber tenido el atrevimiento de opinar sobre Manstein sin haber leído las memorias de Alexander Stahlberg, ni el trabajo de Marcel Stein, ni las memorias de von Gersdorff, ni los trabajos de Peter Hoffmann, y sin haber hablado siquiera con Bryan Mark Rigg.

También me quisiera disculpar por haber defendido a Manstein sin haber avisado antes a su hijo Rüdiger por si acaso prefería defenderlo él.

Saludos cordiales

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Mensaje por Leiva » Mié Jul 18, 2007 5:32 pm

José Luis escribió: la campaña de Crimea fue la actuación más débil de Manstein en el terreno militar, y sin embargo le granjeó el bastón de mariscal.
Manstein se hizo cargo del 11º ejército el 17 de septiembre del 41. Hasta la conquista de Sebastopol el 4 de julio de 1942, el ejército de Manstein ocasionó las siguientes bajas a los rusos:

- Del 24 al 29 de septiembre de 1941 se toma el istmo de Perekop y la zona adyacente, capturándose 10.000 prisioneros, 112 tanques y 135 cañones. (pag. 277)

- Entre el 29 de septiembre y los primeros días de octubre, el 11º ejército capturó en la zona del mar de Azov, fuera de Crimea, 65.600 prisioneos, 125 tanques y 500 cañones. (pag. 282)

- Entre el 18 y el 28 de octubre del 41 las seis divisiones de Manstein forzaron los pasos de Ischun. La persecución resultante se pudo dar por terminada el 16 de noviembre, habiendose capturado toda Crimea salvo Sebastopol. De los 200.000 rusos agrupados en 16 divisiones que se les oponían, fueron capturados 100.000 prisioneros, 700 cañones y 160 tanques, y al menos otros 25.000 rusos murieron en esta fase de la campaña. (pag. 290).

- Del 15 al 18 de enero de 1942, durante la batalla por la reconquista alemana de Feodosia, el ejército ruso pérdió 6.700 muertos, 10.000 prisioneros, 177 cañones y 85 tanques. (pag. 311)

- Del 8 al 18 de mayo del 1942, la reconquista de la península de Kerch con 5 divisiones alemanas de infantería y una acorazada permitió la captura de 170.000 prisioneros, 1.133 cañones y 258 tanques (pag. 323). Fueron destruidos dos ejercitos completos rusos (44º y 51º) que incluían 17 divisiones de infantería, 2 de caballería, 3 brigadas de fusileros y 4 de tanques (pag. 317)

- Durante el asalto a Sebastopol del 7 de junio al 4 de julio de 1942, 7 divisiones de infantería y 4 regimientos de refuerzo del mismo arma capturaron 120.000 prisioneros (pag. 346), destruyendo 8 divisiones y 3 brigadas navales (pag. 328).

En definitiva, sin contar las bajas ocasionadas en los combates invernales ni los muertos o heridos en ningún momento de la campaña, el 11º ejército de Manstein capturó nada menos que 475.600 prisioneros, 740 tanques y 2.644 cañones. Todo ello con una plantilla normal de seis divisiones de infantería y sin un solo tanque (salvo durante la reconquista de Kerch).

Si todo el ejército alemán en Rusia hubiera tenido una actuación tan “débil” como esta, capturando prisioneros a la misma escala que el ejército de Manstein, once millones y medio de rusos habrían caído en manos de los alemanes. La cifra total de bajas rusas incluiría probablemente otros tantos millones de muertos y heridos.

Saludos

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